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domingo, 6 de octubre de 2024

La antigua Fábrica de cerámica Pickman en la Cartuja, actuales Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico I.A.P.H., y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo C.A.A.C.

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la antigua Fábrica de cerámica Pickman en la Cartuja, actuales Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico I.A.P.H., y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo C.A.A.C.,  de Sevilla.     
   Hoy, 6 de octubre, Memoria de San Bruno, presbítero, el cual, oriundo de Colonia, ciudad de Lotaringia, en la actual Alemania, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, aunque después, deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, donde dio origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria, en la actual Italia (1001) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].    
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la antigua Fábrica de cerámica Pickman en la Cartuja, actuales Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico I.A.P.H., y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo C.A.A.C.,  de Sevilla.
     La antigua Fábrica de cerámica Pickman en la Cartuja, actuales Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico I.A.P.H., y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo C.A.A.C. [nº 95 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; nº 89 en el plano oficial de la Junta de Andalucía, y nº 311 en el plano oficial de la Exposición Universal de 1992], se encuentra en la calle Camino de los Descubrimientos, 5; o bien en la calle Américo Vespucio, 2; en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito de Triana.
      La antigua fábrica de cerámicas de "Pickman y Cía." está situada en la margen derecha del río Guadalquivir a su paso por la ciudad de Sevilla, ocupando las dependencias del antiguo monasterio de Santa María de las Cuevas. Las condiciones del suelo en esa zona resultaban óptimas para abastecer de barro a los numerosos alfares situados en la Vega de Triana. 
     Será esta tradición ceramista uno de los factores que avale el asentamiento en el año 1841 de la fábrica de loza Pickman SA. 
     El monasterio era además un lugar idóneo para su instalación ya que, en primer lugar, contaba con suficiente espacio para el desarrollo del proceso de producción, en segundo lugar, estaba situado junto al río, facilitando el abastecimiento de materias primas y combustible; y por último, tras el largo proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos vivido en España desde finales del siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX, podía ser adquirido para su transformación industrial.
     La distintas etapas históricas ostentadas por la ciudad (capital durante el imperio Almohade, metrópoli de Indias durante la Edad de Oro y la aventura americana, ciudad industrial durante el apasionante episodio de la Revolución Industrial, y ciudad internacional a las puertas del siglo XXI) han quedado representadas en este conjunto patrimonial a través de la superposición de los restos de un barrio alfarero musulmán; las construcciones del monasterio, las huellas de la ocupación francesa, los vestigios de la industria cerámica y su rehabilitación a partir de la exposición universal de 1992.  
     El conjunto monumental se puede entender entorno a seis zonas: el claustro de monjes, la clausura de legos, la capilla de Afuera, los edificios A, B y C; el nuevo pabellón y las huertas. A través de ellos, es posible identificar las alteraciones producidas por la industria. 
     La fábrica de Pickman, dedicada a la fabricación de loza de pedernal a la inglesa de todas clases y colores, ha dejado en el conjunto monumental de La Cartuja una serie de restos como los antiguos almacenes de útiles de pasta, las viviendas para obreros; la fachada del granero grande; la chimenea del horno de pruebas, el molino de preparación del barniz, las balsas de decantación y reservas de barbotina y las naves de los secaderos de molde; entre los que destacan una chimenea y cinco hornos botella. 
     El conjunto se organiza de la siguiente manera, Desde el acceso por la Puerta del río (Arq. Diego Antonio Díaz, 1752) situada al Este del conjunto, junto al Guadalquivir, se deja a la izquierda los antiguos almacenes de útiles de pasta y las viviendas para obreros de la fábrica que conforman actualmente los edificios de salas de usos múltiples denominados A, B y C, y se llega al callejón del Aire. Este espacio, precedido de un gran arco de entrada a modo de postigo, segregaba el claustro de legos de los almacenes. En él se encuentra el acceso a los restos de un antiguo horno almohade, testigo de los orígenes más antiguos del lugar como campo de hornos de alfar datados alrededor del siglo XII.
     Con la instalación de la fábrica, este conjunto, ya bastante deteriorado por el uso como cuartel francés durante la invasión napoleónica (1808-1810), se convirtió en una densa trama de construcciones industriales. De este modo, las antiguas huertas de los monjes fueron ocupadas por silos de cuarzo, caolín y arcilla; el granero grande, del cual se conserva la fachada exterior que acompaña a la entrada por la puerta del río, sirvió de almacén de loza y los almacenes de Oeste, aquellos separados del claustro por el callejón del aire, mantuvieron su uso aunque incorporaron modificaciones. 
     La última gran transformación sufrida en este sector (el claustro de legos) será la realizada en el marco de la exposición de 1992 para sede del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (G. Vázquez Consuegra, 1989), un complejo constituido básicamente por cuatro áreas: talleres, laboratorios, zona administrativa y área de recepción. Los almacenes de poniente, tal vez la pieza de mayor interés conservada desde la época monacal, se dedicarán al acceso en planta baja y biblioteca en planta alta; en el lugar de los silos de mineral se levantarán los talleres y el granero grande se dedicará a la zona administrativa cubriéndose ambos, talleres y oficinas, por un lucernario en dientes de sierra de estructura de hormigón orientados al norte.
     Atravesando los restos de las antiguas celdas de los frailes que se conservan, se accede por el Sur al claustro de legos. 
     Se trata de un patio cuadrangular en el que se mantiene, en su lado Oeste, un resto de la galería porticada con arquería sobre columnas sencillas que conformaba el claustro. Entorno a él se agrupaban las distintas celdas para el descanso, la oración y el estudio de los legos. Estas celdas eran de estructura sencilla, con dos plantas y pórtico. En la planta baja se situaba la zona de comedor, el oratorio y una pequeña escalera que daba acceso al piso superior destinado al descanso. 
     La historia del monasterio se desarrollará plenamente en la época del Antiguo Régimen para desaparecer, como tal, en el año 1838 con su desamortización y transformación en industria. Durante este periodo y dada la cercanía de este sector al cargadero de barcos situado a orillas del río, el entorno del claustro de legos acogerá la etapa inicial y final del proceso de fabricación de la cerámica: la preparación de las materias primas y la clasificación y el embalaje de la cerámica terminada. Muestra de ello, se conserva aún en el claustro la chimenea del horno de pruebas, el molino de preparación del barniz y las balsas de decantación y reservas de barbotina. 
     Se dejan las instalaciones del claustro de legos, espacio que albergó la primera fase de la producción industrial, para llegar al arco de procuración, en el paseo de las Jacarandas, donde se localiza un ombú centenario. Este enorme arbusto, de origen americano, es testimonio en este lugar, de un capítulo de excepcional importancia en la historia de la Cartuja como es el surgido de las relaciones entre el navegante Cristóbal Colón y el Monasterio. Esta larga y fecunda relación se verá reflejada en la construcción de la capilla de Santa Ana en La Cartuja para acoger los restos del navegante desde 1509 hasta su traslado en 1536 a la isla de Santo Domingo. 
     Cruzando el patio del Ave María para dejar el mundo de la clausura, o cenobio, por el mundo exterior, se localiza el conjunto de Afuera frente a la puerta de Tierra. Se trata de un complejo autónomo en relación al resto del monasterio que recibía tanto peregrinos que veneraban a la Virgen de las Cuevas, como necesitados de limosnas y cobijo. En esta pieza, de gran singularidad con respecto a otras Cartujas, se repartiría comida a una gran cantidad de mendigos y criados atraídos por la localización del Monasterio junto a uno de los caminos reales de entrada a la próspera ciudad de Sevilla. A través de la portada monumental (Arq. Ambrosio de Figueroa, 1757) se accede al conjunto quedando a la derecha la Capilla de Santa María de las Cuevas y las dependencias para la vida de uno de los monjes al cuidado del acceso. A la izquierda del zaguán se organizaba la conocida Casa de la Carne compuesta por dos refectorios o comedores, una cocina, algunas edificaciones anexas, un pequeño claustrillo y unas huertas. 
     Dada la distancia del conjunto de Afuera del núcleo del monasterio, el periodo industrial no introduciría modificaciones sustanciales en él. La capilla se convirtió en capilla privada de la familia Pickman, la celda de lego será usada como vivienda para el gerente de la fábrica y los edificios que componen la Casa de la Carne serán reutilizados como caballerizas y cocheras.
     Las obras de adaptación del conjunto de Afuera (F. Mendoza y R. Luna, 1992) a los usos previstos tanto de la Exposición de 1992 para pabellón de recepción, como de las necesidades posteriores, han resultado mínimas y muy precisas. El Ala Norte, la correspondiente a la Casa de la Carne, se ha ordenado por un gran patio que permite el ingreso a los antiguos espacios de refectorios y cocina, la comunicación con la nueva sala de pasos perdidos y la escalera para la conexión con la planta alta y el sótano. El Ala Sur, la correspondiente a la capilla, se ha articulado alrededor de la remodelación de las dependencias de la vivienda del administrador y el antiguo jardín facilitando la versatilidad de recorridos que la función exige. Actualmente acoge al rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía. 
     A través de la explanada integrada en el patio del Ave María, se llega a la Portada de las Cadenas. Esta parece ser la portada original que tuvo el monasterio hasta 1415. Una vez atravesada, surge un atrio que sirve de espacio que distribuye al frente la iglesia, al Norte la celda prioral y al Sur la antigua zona de hospedería. La nave central de la iglesia, despojada de toda iconografía religiosa avanza el gran cambio que supuso la reutilización para uso industrial. Durante sus cuatro siglos y medio de uso monacal estuvo sometida a los normales cambios distributivos dictados por las nuevas exigencias. Sin embargo, el cambio funcional de su conversión en fábrica comportó, no sólo la transformación de lo construido y la desaparición de múltiples elementos, tanto arquitectónicos como ornamentales, sino que operó un cambio simbólico de enormes proporciones. 
     Las chimeneas rodearon la espadaña de la iglesia y el paisaje tradicional se vio modificado por éstas y por la construcción de cinco hornos de botella donde se cocía el bizcocho y los productos barnizados. El claustro de monjes y otras dependencias, que no podían ser reutilizados, fueron derribados para construir los talleres necesarios para llevar a cabo el complejo programa fabril de esta industria cerámica. La iglesia, el refectorio o comedor de los monjes y el claustrillo se transformaron en naves de fabricación. Se construyó así un confuso programa de almacenes, corrales, oficinas y residencias para acoger las etapas intermedias del proceso de fabricación de la cerámica: el conformado y secado en crudo de las piezas, la cocción con o sin esmaltado y los tratamientos adicionales. 
     Finalmente, del claustro de monjes sólo permanecería en pie el ángulo noreste, sumamente transformado, con añadidos y en un estado pésimo de conservación, sobrevivirían las chimeneas y hornos botella y no quedaría nada del mar de cubiertas de chapa industrial. Ni siquiera quedaban restos de los raíles del ferrocarril que partía del embarcadero del río para establecer un circuito en el recinto. 
     En este contexto se realiza la intervención para la recuperación de la zona de monjes (JR. Sierra Delgado, 1992) en búsqueda de la difusa ciudad monástica que revelaba aquellas ruinas. Tras una intervención de gran calidad contemporánea, el corazón del monasterio es actualmente la sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. 
     A partir de aquí, se atraviesa el jardín del prior para pasear por las 11 Ha. de huerta, jardines y plantaciones de olivar donde se encuentran otras construcciones pertenecientes a diversas etapas como la capilla de Santa Justa y Rufina, la de Santa Ana, las norias del norte y el sur, el secadero de moldes, pabellones, etc. 
     Este espacio, indispensable para el entendimiento de cada una de las etapas de La Cartuja en toda su complejidad, fue objeto de estudio para la reconversión de La Cartuja (Arq. F. Torres Martínez, 1992). De esta manera se atendió a cinco elementos principales: la huerta vieja; el paseo y los jardines de Afuera; los paseos y patios que rodean el conjunto monacal: el patio del prior, el del Ave María, el paseo de jacarandas y acacias; la huerta grande y por último, el nuevo pabellón para le exposición de los avances del siglo XV.  La huerta Vieja y la Grande conservaban algunos elementos del sistema hidráulico de norias, albercas y atarjeas. Se repuso el arbolado y se intervino en los pabellones, capillas y miradores, se definieron nuevos pavimentos y se intervino la nave del secadero de moldes. El pabellón del siglo XV vino a consolidar el programa expositivo requerido por la Sociedad Estatal Expo 92.
     La fábrica de cerámica Pickman en La Cartuja de Sevilla constituye un ejemplo paradigmático de la industrialización andaluza. 
     Esta fábrica contribuyó de manera activa al desarrollo de la industria andaluza a través de la incorporación nuevas formas de producción del barro basadas en la división por secciones, el trabajo seriado, la incorporación de técnicas, materias primas, y maquinaria importadas y adaptadas a los nuevos procesos de producción, frente al trabajo individual y manual, propio de los talleres alfareros tradicionales. 
     Mejoras aplicadas en un sector (el de la fabricación de cerámica) no muy desarrollado en Andalucía, siendo la fabrica Pickman una de las pocas fábricas de cerámica que ha tenido Andalucía y una de las más prestigiosas de España junto a la fábrica de cerámica de Sargadelos en Lugo (1806) y la fábrica La Amistad en Cartagena (1845-1893). 
     Cabe destacar además que en el origen de esta fábrica encontremos uno de los procesos de mayor trascendencia para la economía y la sociedad española del siglo XIX, el proceso de la Desamortización.
     Por último, señalar el gran valor patrimonial de fuerte identidad industrial que es La Cartuja, donde los procesos transformación, reutilización, destrucción y crecimiento desordenado con los que la industria entró a ocupar la ciudad preexistente a lo largo del siglo pasado, son claramente visibles en esta área híbrida.
     El lugar ocupado por el antiguo monasterio de Santa María de las Cuevas estuvo vinculado desde muy antiguo a las labores de alfarería. Las condiciones del suelo en esa zona resultaban óptimas para abastecer de barro a los numerosos alfares situados en la Vega de Triana. Parece que en una de las oquedades producidas por la extracción de arcilla apareció una imagen mariana que recibió el nombre de Santa María de las Cuevas en torno a la cual surgió el monasterio del mismo nombre. 
     La fábrica de la Cartuja de Sevilla o "Pickman y Cia", fue fundada en el año 1841 como resultado de la demanda de este producto por la burguesía sevillana e importado en grandes cantidades desde el extranjero, especialmente desde Inglaterra, primer país que hizo posible, gracias a la Revolución Industrial, la simplificación en la producción de lozas y porcelanas. 
     Esto llevó consigo un considerable abaratamiento y una exportación que la hizo asequible a las clases burguesas españolas  y obligó a los demás países europeos a seguir su método y modelo en la producción. Así, a comienzo del siglo XIX se crean en España varias fábricas de loza estampada para competir con los productos ingleses como las de Sargadelos, La Amistad de Cartagena, La Misericordia y Busturia en Bilbao, Sandeman y Marc. Dougal en San Juan de Aznalfarache y Valdemorillo en Madrid.
      En 1822, llega a  Cádiz Carlos Pickman, comerciante inglés y con gran tradición  ceramista que pertenecía a una familia que regentaba un negocio de loza en Liverpool bajo la denominación de Pickman and Sons.  
     Se instala en Sevilla y, aprovechando las medidas proteccionistas del gobierno de Cea Bermúdez en favor de la construcción de fábricas de loza, y beneficiándose de la desamortización de Mendizábal, compra el Monasterio de Santa María de las Cuevas, a censo redimible, el 14 de Febrero de 1840, para instalar la fábrica de loza de pedernal a la inglesa.
     Después de numerosas obras e instalaciones comienza a fabricar loza a principios de 1841, tras la enseñanza de las técnicas inglesa a los operarios andaluces por parte de 56 maestros ingleses.
     De los 22 hornos que había en 1849, unos dedicados a alfarería, otros a esmaltes, otros a yeso, otros al barniz, etc. usando leña o carbón mineral, en el primer cuarto de siglo aún seguían funcionando cinco. 
     Su éxito tanto nacional como internacional, le valió numerosas medallas y premios en exposiciones nacionales e internacionales como las de Londres, París, Viena y Barcelona. En 1861 la fábrica mereció los honores de la visita de la reina Isabel II, siendo ésta la primera de una serie de visitas regias pues años más tarde, 1873, lo haría Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. En 1871 será además designada proveedora de la Casa Real Española.
     Hoy la fábrica de la Cartuja se ubica en la carretera de Mérida, cerca de Santiponce y está totalmente mecanizada con ingenios de moldeo, prensado, hornos eléctricos, etc. que agilizan la producción (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Bruno, presbítero;
   El nombre del fundador de la orden de los cartujos en francés, normalmente debería escribirse Brunon, así como se escribe Bennon, Otton, Zénon. Y así es, en efecto, como se lo ha ortografíado en las biografías publicadas en 1785 y hasta en 1812, pero luego fue la forma latina Bruno la que prevaleció.
   Santo internacional, nació en Colonia (no debe confundírselo con el arzobispo de Colonia que tenía el mismo nombre), Alemania, hacia 1056, vivió en Francia y murió en Italia, en el interior de Calabria.
   Después de haber sido canónigo de la iglesia de San Cuniberto de Colonia, en 1056 se convirtió en maestro de la escuela adjunta a la catedral de Reims. En 1083 se retiró junto a seis compañeros a una región solitaria de Los Alpes del Delfinado, donde fundó, cerca de Grenoble, el monasterio de la Gran Cartuja, casa matriz de la orden de los cartujos. Allí sólo permaneció seis años, desde 1084 hasta 1090.
   Llamado a Roma por el papa Urbano II, que había sido su discípulo en Reims, se instaló en las Termas de Diocleciano que se convirtieron en la Cartuja de Roma. Pasó los últimos años de su vida en el sur de Italia, donde después de haber rechazado la arquidiócesis de Reggio, fundó una nueva cartuja en La Torre, Calabria, que puso bajo la advocación de Santa María in Eremo. Allí murió en 1011.
CULTO
   Beatificado tardíamente, en 1514, más de cuatro siglos después de su muerte, fue canonizado en el siglo XVII, en 1623. Ello explica que no ejerza otro patronazgo que el de la orden de los cartujos, que comparte con San Juan Bautista.
ICONOGRAFÍA
   La beatificación tardía también explica que aunque haya vivido en el siglo XI, el arte de la Edad Media lo haya ignorado completamente. En las numerosas cartujas que han tenido un papel de primera importancia en la historia del arte, como en Champmol les Dijon, por ejemplo, o en la de Pavía, no se encuentra ninguna imagen de San Bruno.
   Sólo ocupó un lugar en la iconografía cristiana a partir del siglo XV, cuando se autorizó su culto a los cartujos, y sobre todo después de su canonización en 1623. Es un ejemplo impresionante de la decisiva influencia de la fecha de canonización en la iconografía de los santos.
   Está vestido con la túnica blanca de los cartujos.
   Sus atributos son una estrella en el pecho, en recuerdo de la visión estelar de San Hugo, obispo de Grenoble, quien fuera avisado por siete estrellas de la llegada de los primeros siete cartujos; La mitra y el báculo bajo los pies, símbolo de su desprecio a las jerarquías de este mundo; una calavera ante la que medita; un crucifijo arborescente, porque gracias a él la cruz de Cristo fue plantada en la soledad boscosa de la cartuja; una rama de olivo, que alude al Salmo 51, que se le aplica: Ego sicut oliva fructifera in domo Dei (Yo, como olivo fructífero moraré en la casa de Dios).
   A veces tiene un dedo cruzado sobre los labios que indica el voto de silencio impuesto a los cartujos por la regla.
   Su iconografía es en su mayor parte francesa y española (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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