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lunes, 8 de septiembre de 2025

Los principales monumentos (Iglesia del Salvador, Iglesia desaparecido Convento de la Inmaculada Concepción, Ermita de Santa María del Castillo, y Ermita de la Virgen de Piedras Santas) de la localidad de Pedroche, en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia del Salvador, Iglesia desaparecido Convento de la Inmaculada Concepción, Ermita de Santa María del Castillo, y Ermita de la Virgen de Piedras Santas) de la localidad de Pedroche, en la provincia de Córdoba.
     La vigilante torre renacentista del Salvador proclama, una vez más, el triunfo del granito en el paisaje urbano. La vigilante torre renacentista del Salvador proclama, una vez más, el triunfo del granito en el paisaje urbano, y elevándose, robusta, sobre los rojos tejados, sueña con la gloria pretérita de la capitalidad de las Siete Villas que ostentó Pedroche, además de dar su nombre a la comarca. Es la torre el mejor mirador sobre esta planicie, desde la que otear los pueblos del entorno enredados entre encinares.
     Villa situada en la zona central de Los Pedroches, 9 Km. al nordeste de Pozoblanco.
     Distancia a Córdoba: 96 Km.
     Altitud: 621 m.
     Extensión: 124,6 Km2
     Habitantes: 1.677.
     Gentilicio: Pedrocheños.
     Mancomunidad: Los Pedroches.
     Con el nombre de Bitrawsh citaban los cronistas árabes el actual Pedroche como la población más importante de Fash al-Ballut en el siglo XIII, cuya capitalidad ostentó. A partir de la definitiva conquista cristiana, en torno a 1237, cambió su antiguo nombre por el de Villapedroche, y fue otorgada a Córdoba siete años más tarde. Núcleo matriz de la comunidad de las Siete Villas de los Pedroches, cuya capitalidad ostentó, y sede del Arcedianato de la Sierra a partir de 1265, Pedroche fue siempre villa de realengo, salvo en el periodo 1660-1747, en que perteneció, con las Siete Villas, al Marquesado de El Carpio (Diputación Provincial de Córdoba).
     Constituye el corazón de la comarca de su nombre. De origen musulmán y conquistada en 1237, estuvo casi siempre bajo jurisdicción real. Aparte de la parroquia cabe reseñar también la iglesia del desaparecido convento de la Inmaculada Concepción y las tres ermitas, dedicadas a la patrona, Nuestra Señora de Piedras Santas, que fue sede del Concejo de las Siete Villas, San Sebastián y Santa María (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Pedroche, población que da nombre a todo el valle, está hacia el norte, a unos diez kilómetros de Pozoblanco. De su esplendoroso pasado guarda una traza urbana en la que se dan la mano la cal y el granito y en la que sobresalen muchos de sus edificios, tanto civiles como religiosos, destacando sobre todos la parroquia del Salvador, cuya torre, levantada en parte por Hernán Ruiz II y en parte por Juan de Ochoa, es de lejos la mejor de toda la sierra (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
     Pero si Pozoblanco es la capital, Pedroche, encima de él y a 10 km de distancia, es el origen de todo.
     Su fundación se debe probablemente a los tartessos, pero es seguro que existía ya en el año 300 a.C. Enclavado en la cúspide de un ribazo, es el más medieval de todos los pueblos de la comarca. En su trazado urbano, de calles empinadas e irregulares, sobresale la magnífica torre* de su iglesia, una gran flecha de piedra de 56 m de altura, con cuatro cuerpos de perfecta sillería que van alternando en su base distintos polígonos regulares, para terminar en un cono rodeado de cuatro pequeñas pirámides a las que los lugareños llaman mojinetes (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Iglesia del Salvador.-

     La construcción de este templo se remonta al siglo XIV y su estructura es mudéjar. El interior dibuja un espacio de tres naves, con cubrición lignaria de lacería en la central, y cabecera poligonal cubierta con crucería.
     La torre es obra de Hernán Ruiz el Joven, que trabajó en ella entre l520 y 1558, aunque fue terminada por el maestro Juan de Ochoa en el año 1588.
     Los muros estuvieron recubiertos de pinturas. En el arco de ingreso a la capilla mayor se aprecian restos de ellas que representan la Anunciación, fechable en la primera mitad del XVI. La cabecera tiene igualmente pintura mural figurativa, oculta por el retablo barroco. Éste se realizó en 1786 y va articulado por estípites; conserva de la época el relieve de la Transfiguración. Las restantes imágenes son modernas de serie. En el presbiterio hay bancos de carpintería antigua, que hacen las veces de sillería de coro. A los pies del templo se halla el coro, con tribuna de made­ra de estética mudéjar, decorado con las armas de los Reyes Católicos, anteriores a la conquista de Granada, inscripciones y motivos de cardina pintados.
     El testero de la nave de la izquierda luce un retablo de estípites, que se ha fechado en 1766, con la Virgen del Rosario, de serie, y un crucificado, también de serie, en el ático. Al lado se encuentra la capilla del Sagrario, de 1788, antes dedicada a las Ánimas. El retablo recompuesto tiene un relieve de la Virgen orante y el Padre Eterno y un Crucificado de serie en escayola. Siguen los retablos de la Virgen del Carmen y San Isidro, de serie, y, en la subida al coro, dos cuadros de Ánimas, muy deficientes. A los pies se encuentra una imagen popular de la Virgen del Tránsito.
     En la nave derecha puede verse otro retablo de estípites, originalmente dedicado a la Inmaculada­ que fue recompuesto después de los sucesos de 1936; en la hornacina central se venera una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores y en el ático tiene un relieve de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, de hacia 1760. Sigue la hornacina de San Pedro, de serie, y el Naza­reno, popular, del XIX, con la túnica bordada. A los pies de la nave hay un crucificado de serie menor que el natural y adosada a ella se encuentra la capilla del Bautismo, espacio singular que se cubre con taujel decorado con lazos y mocárabe. Tiene cuatro lienzos, restos de un apostolado repintado y de mala calidad y un crucifijo de papelón.
     En la sacristía se guardan varios lienzos de pintura de escaso mérito datables en la segunda mitad del Setecientos, entre ellos una Inmaculada, y las Ánimas del Purgatorio; también hay un retrato de fray Diego Delgado, muerto en Yucatán en 1622 (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
        La Parroquia está compuesta por un conjunto de edificaciones diversas. Constituye el núcleo medular del conjunto, la Iglesia, obra del siglo XIV, compuesta por dos cuerpos, uno de cabecera y otro de naves. El primero de estos lo integra un ábside orientado hacia el Este, de planta rectangular en su zona inmediata al cuerpo de naves y de contorno poligonal en que se suceden tres lienzos de igual longitud en la zona opuesta a la del testero. La iglesia tiene tres naves, de las cuales la central es de la misma anchura que el ábside y de doble amplitud que las laterales, que son de testero plano, alineado este con el arco de comunicación de la nave central con el ábside. Las naves están separadas por pilares cruciformes en planta, que sustentan arcos apuntados previstos de dobladura. 
     La nave central se cubre por un artesonado de madera a dos aguas sobre techumbre de par y nudillo con tirantes emparejados de lacería. También la techumbre de las naves laterales debió ser originariamente de madera, pero fue sustituida en cada tramo por una bóveda de arista de yesería encamonada y con ornamentación en resalte. 
     Merece ser destacada su torre, comenzada en sus dos primeros cuerpos entre 1520 y 1535. En 1558 se le añade un campanario de planta cuadrangular, siendo rematada en 1582 con un cuerpo cilíndrico. También es destacable el artesonado del baptisterio, de estilo mudéjar de gran belleza. La escalera de acceso al coro, el altar de la capilla mayor, de estilo barroco, que data de 1786 y las pinturas tapadas por la cal.
     El edificio, de estilo gótico, comenzó a construirse a finales del siglo XV, parece ser sobre restos de un antiguo castillo existente en la villa (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Lo más interesante de Pedroche es su Iglesia Parroquial del Salvador o de la Transfiguración, que se alza en lo más alto de la villa.
     Se trata de un templo gótico-mudéjar del siglo XVI reformado en el XVIII.
     Consta de tres naves con arcos apuntados; la central se cubre con artesonado mudéjar.
     La capilla mayor ostenta bóveda de crucería, y en ella luce un buen retablo barroco de la segunda mitad del XVIII.
     Unas recientes obras de restauración dejaron al descubierto por encima del arco toral unas interesantes pinturas murales que representan la Anunciación, contemporáneas de la primera construcción.
     Interesante e infrecuente es el artesonado de la capilla bautismal, decorado con lacería y piñas suspendidas.
     Al exterior tiene el templo tres puertas; la más notable es la de los pies, llamada de los Arcos, por su pórtico de arcos apuntados y bóveda nervada.
     La robusta torre renacentista se edificó a lo largo del siglo XVI y consta de cuatro cuerpos, en cuya construcción intervinieron Hernán Ruiz II y Juan de Ochoa (Diputación Provincial de Córdoba).
 
Iglesia desaparecido Convento de la Inmaculada Concepción.-

     El edificio, de acuerdo con las pautas usuales de las fundaciones tardomedievales, debió levantarse sin un proyecto previo, construyéndose dependencias a medida que aumentaban las necesidades de la comunidad. 
     El acceso principal al convento se realiza por una portada que se abre directamente a la calle Francisco Botello y conecta con el compás. Está realizada esta portada con sillares de granito y compuesta por un extraño arco en cuyo intradós la clave se deprime "obteniendo una forma acorazonada-, aunque la rosca se desarrolla como un arco de medio punto enmarcado por alfiz. 
     El compás es un espacio rectangular al que se abre, en el lado norte, una galería con seis arcos de medio punto sobre pilares de granito con capitel troncocónico. A esta galería dan dos portadas, también de granito, la primera resuelta con sencillo arco de medio punto y la segunda mediante un arco entre molduras enmarcado por alfiz. Frente a este pórtico se encuentra la puerta de entrada al templo por el lado del Evangelio.
     La unión entre los pies de la iglesia y el convento se realiza a través de una amplia estancia dividida longitudinalmente por una doble arcada de medio punto peraltada sobre columna de granito. Se continúa en forma de L hacía el ámbito contiguo, situado a un nivel inferior a través de tres escalones. Este espacio se conoce con el nombre de «los corredores» y desemboca en la llamada «sala de la escalera».
     El arranque de la escalera se realiza a través de un arco escarzano construido con sillares de granito. La escalera es de dos tramos en escuadra, con meseta central y cubierta de techumbre de alfarje; los peldaños son de granito de una sola pieza.
     El refectorio, de planta rectangular, se encuentra surcado por tres arcos escarzanos rebajados en diafragma, con dovelas y jambas de granito, según es común en muchas construcciones serranas. Conecta directamente con la zona de cocina, despensa, pozo, huerto y con el Claustro del Aljibe. Éste es un gran espacio irregular ajardinado con frutales (granados, limoneros, etc.), árboles y arbustos aromáticos, como jaras y laurel y plantas decorativas, como rosales. Está acotado al suroeste por el cementerio y por corrales. Frente a ellos, se desarrolla un cuerpo longitudinal de dos plantas con galería de arcos de medio punto rebajado con alfiz, donde se ubican las antiguas celdas. 
     Contiguo se desarrolla el gran espacio antes destinado a huerta, actualmente segmentado en dos por un murete que lo separa del edificio moderno de la clausura, construido en el siglo XX por las malas condiciones habitacionales de las antiguas dependencias.
     La iglesia pertenece al tipo denominado de cajón, de una sola nave con sencilla armadura de par y nudillo, y presbiterio cubierto con cúpula sobre pechinas decoradas con pinturas. A los pies se encuentra el coro. El coro bajo es de planta trapezoidal, cubierto con sencillo alfarje de madera reforzado en el centro por una columnita de hierro forjado, y a través de él se accede a las dependencias conventuales. El coro alto, cuya cubierta es continuación de la de la nave, conecta directamente con el cuerpo de las antiguas celdas. 
     Desde la calle se entra a la iglesia por el lado de la Epístola a través de una portada constituida por un sobrio vano adintelado de sillares de granito.
      Es de destacar el potente juego de volúmenes escalonados visibles desde el exterior de la iglesia, cuya cornisa se halla decorada con canes de ladrillo de tradición mudéjar.
     La pieza denominada «yamur», elemento que hasta recientes fechas ha constituido el remate de la cubierta de la cabecera del templo del Convento de la Concepción, consta de un eje o barra de hierro que se remata en banderola o veleta más una cruz lanceolada en la que se insertan tres esferas de latón de tamaño decreciente en ascenso. Estas esferas son posiblemente originarias de algún templo musulmán anterior a la Conquista Cristiana.
     El Antiguo Convento de Nuestra Señora de la Concepción de Pedroche, fundado en 1524 a petición de los vecinos, tiene su origen en un beaterio que existía en la localidad y al que fray Francisco de los Ángeles y Quiñones, General de la Orden Franciscana, dio las Constituciones y Reglas de la Concepción. Las primeras religiosas procedieron del convento de Santa Clara de la Columna de Belalcázar (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita de Santa María del Castillo.-

     La ermita de Santa María del Castillo está enclavada en la cota más alta de la localidad de Pedroche, a espaldas de la iglesia parroquial de El Salvador, a la que se accede tras subir una considerable rampa. Se trata de un edificio de planta rectangular, arriostrada perimetralmente por contrafuertes en sus lados longitudinales, de una sola nave sostenida por el sistema de contrafuertes al exterior, con ábside cuadrangular y orientada según un eje Este-Oeste, según la tradición cristiana.
     La esquina Noroeste se apoya en una roca de granito emergente sobre el nivel de la plaza, motivo por el cual también es conocida como la «Ermita de la Roca». Precisamente el hecho de que el edificio esté asentado sobre la roca de la fortaleza del antiguo castillo árabe, es lo que ha dado en pensar que podría tratarse del recinto religioso de la antigua fortaleza de la villa, hoy desaparecida. Si la observamos detenidamente, apreciamos que su aspecto es ciertamente el de una iglesia fortaleza, muy sólida, sin ventanas, con grandes muros y grandes contrafuertes.
     El espacio interior se caracteriza por la secuencia reiterada de hasta seis arcos apuntados o diafragmas sustentantes de la cubierta a dos aguas. Entre las vigas se intercalan irregularmente «tiguillos» (localmente así denominados y que son palos de encina o madroño), sobre los que se dispone una tupida malla de cañizo o retama formando el faldón, al que se añade una capa de cal y arena para darle solidez y sobre la que se dispone la teja cimentada con barro. Los grandiosos arcos transversales apuntados de ladrillo, de sabor gótico, van apoyados sobre pilastrones de sillares de granito de pequeña altura y gran sección. 
     La ermita sigue el esquema general de las iglesias de la Conquista, presentando dos puertas, una lateral ubicada en el muro Norte aproximadamente en el centro, y la principal, situada a los pies en la fachada Oeste, dominando la rampa de acceso, la cual termina en una espadaña- campanario rematada a dos aguas. Entre el portalón y la espadaña se abre un ojo de buey a modo de rosetón insertado en el ladrillo. La rampa de acceso parte desde la puerta hasta la roca del muro, permaneciendo adosada a dicho muro. Ambas portadas presentan arrabá de piedra y dan acceso al templo mediante un portalón de madera cobijado bajo un arco apuntado en el caso de la portada principal y de medio punto en el caso de la puerta del muro Norte, los cuales apoyan sobre pilares de piedra en cuyo punto de encuentro con el arco presenta una decoración de ménsulas muy simples.
     En la fachada Este se sitúa la cabecera con un volumen más pequeño que el de la nave longitudinal, formando un ábside cuadrangular que se cubre a dos aguas. A la derecha del mismo, en la esquina sureste, encontramos una pequeña habitación que debe ser un añadido posterior. La fachada sur recae a un solar abierto elevado sobre tapias de piedra de granito.
     En su interior destacan las pinturas murales recientemente descubiertas, las cuales, a la espera de que concluya su restauración, se hallan en su mayor parte ocultas tras telones de arpillera. Por las catas realizadas en las mismas, podemos apreciar que están bajo varias capas de cal y que ocupan gran parte de los muros del edificio, tanto las partes altas como las bajas. También se aprecia que las pinturas van dispuestas en los espacios entre pilares, divididas en dos franjas, delimitadas por la terminación del zócalo y el arranque del lienzo de muro. Así mismo se observa que en los muros del ábside bajo las capas de cal también hay pinturas murales, las cuales parecen grandes escenas debido a sus dimensiones, aunque no se pueden precisar los temas iconográficos, las dimensiones, los tonos, los colores o de la calidad de los trazos. Aunque sí se puede concretar es que en algunas zonas aparecen los dibujos sin terminar y sin rellenar de color, y en otros casos, como en los zócalos del muro del lado Norte, se encuentra una pintura simulando grecas que separan el zócalo del resto del muro. Por encima del zócalo, en este mismo muro y cercano al ábside, podemos adivinar que las pinturas son de grandes dimensiones, de gran colorido y bastante bien ejecutadas. No obstante parecen pinturas cuya técnica de realización en la mayoría de los casos es al temple, estando realizadas sobre un buen mortero de cal y arena, bien espatulado.
     La ermita de Nuestra Señora del Castillo, en Pedroche (Córdoba), se encuentra enclavada en la cota topográfica más alta de la villa, formando parte de un complejo monumental compuesto por esta iglesia, que ocupa el solar del antiguo castillo de la villa, la parroquia de «El Salvador», construida a principios del s. XVI, y la grandiosa «Torre», realizada por los arquitectos Hernán Ruiz II y Juan de Ochoa, calificada como una de las más bellas de España.
     Los orígenes de la ermita apuntan a los años posteriores a la conquista cristiana del valle de los Pedroches. Aún así, sin tener datos de su cronología, podemos observar connotaciones que la ponen en relación con las «iglesias de la Mesta» de arcos diafragmas, localizadas en las antiguas cañadas que introducían el ganado desde Castilla y León a Andalucía pasando por Extremadura, como las de San Pedro de Añora, San Sebastián y San Antón en Belalcázar; San Sebastián y Santa Ana en Hinojosa del Duque y la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación en Santa Eufemia, sobre cuyas cronologías podríamos abrir un abanico que comprendería la época de los siglos XIII al XIV y cuyos estilos artísticos estarían dentro de la tradición gótica. No obstante podemos apreciar rasgos que hacen pensar en una etapa más tardía del edificio, como puede ser la habitación añadida al ábside que va cubierta con bóveda de aristas muy tosca y que podría estar hablándonos de una fecha cercana al siglo XV. Cuenta con el valor artístico añadido de unas pinturas murales, descubiertas en 1995, de gran calidad técnica, que pueden corresponder a una etapa tardogótica del edificio, posiblemente del siglo XVI, y que adquieren más valor por la escasez de pinturas murales en este período (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Junto a la Iglesia Parroquial del Salvador pervive, en ruinas, la ermita de Santa María del Castillo, construida sobre el lugar que ocupó la antigua fortaleza, de la que se conservan algunos restos adosados a sus pies. Se estima que el templo data del siglo XVI (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de la Virgen de Piedras Santas.-

     Ermita dentro del término municipal de Pedroche, cuya construcción data de finales del siglo XV o principios del XVI.
     Ya en éste último siglo, era utilizada por los consejos de las villas de Pedroche, Pozoblanco, Añora, Alcaracejos, Villanueva de Córdoba, Dos Torres, Torrecampo, como lugar de reunión para la repartición de dehesas.
     La ermita es de planta rectangular en una sola nave, con una bóveda de cañón apuntado, arcos fajones y lunetos. Dicha nave es rematada por un primer ábside coronado por una bóveda nervada. A esta planta que parece ser la original se le adosa otro ábside, coronado por una cúpula esférica con linterna, y que por sus adornos nos hace situarnos en el barroco. Hay que destacar también la portada principal de piedra granítica de estilo renacentista.
     Aunque de construcción más reciente, cabe destacar también, el puente que sobre el arroyo Santa María, existe un paraje por el que se accede a la ermita. Construido con mampostería de piedra y mortero de cal y arcos de ladrillo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Esta ubicada a poca distancia del pueblo y alberga a la patrona de Pedroche.
     Construida en el siglo XVI, destacan en ella elementos barrocos añadidos en el siglo XVIII.
     En su interior se conservan siete bancos de madera con los nombres de las Siete Villas de los Pedroches, cuyos representantes se reunían aquí para tratar asuntos comunes a las villas (Diputación Provincial de Córdoba).

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