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viernes, 18 de octubre de 2024

La escultura de San Lucas, atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña, en la Puerta del Nacimiento, o de San Miguel, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura de San Lucas, atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña, en la Puerta del Nacimiento, o de San Miguel, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla
     Hoy, 18 de octubre, Fiesta de San Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero carísimo del apóstol San Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden, cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida de Pablo a la ciudad de Roma (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la escultura de San Lucas, atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña, en la Puerta del Nacimiento, o de San Miguel, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta del Nacimiento, o de San Miguel [nº 068 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha recibido este nombre por estar situada frente al Estudio de Latín y Árabe que fundó Alfonso X en 1254 bajo este mismo nombre, y que constituyó el primer establecimiento universitario sevillano; su advocación propia es "del Nacimiento", en función del relieve de su tímpano (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).   
     La portada del Nacimiento de la Catedral de Santa María de la Sede se encuentra en el hastial principal de la misma, a la derecha de la mayor o de la Asunción. Se atribuyen sus trazas, al igual que las de la portada del Bautismo, al maestro Carlín, activo en Sevilla entre 1439 y 1449, destacando las coincidencias con las portadas más antiguas de la catedral, como son la elevación del zócalo, el tipo de basas de los baquetones de las arquivoltas, la combinación de gabletes y arquerías, enlazadas con una imposta; en el perfil del gablete, decorado con ganchillos y en los compartimentos para las esculturas.
     Llamada también de San Miguel, está situada en el hastial principal, a la izquierda de la mayor o de la Asunción.
     En la parte abocinada, los Evangelistas San Juan y San Marcos, San Laureano, los Evangelistas San Ma­teo y San Lucas, San Hermenegildo, es decir, los cuatro Evangelistas y dos Santos relacionados con Sevilla.
     Los Evangelistas están revestidos de túnica y manto, que caen con amplios pliegues o zigzagueando; poseen luengas barbas, salvo San Juan, rasurado; y con ellos sus símbolos parlantes, que simbolizan unidos el Tetramorfos.
     Como se ha manifestado al hablar de la puerta del Bautismo, este conjunto estatuario fue atribuido a Lope Marín y a Pedro Millán (por relación con la inscripción de los profetas de la puerta del Bautismo); en 1911, Gómez Moreno, sapientísimamente, los asignó a Lorenzo Mercadante de Bretaña, por analogía estilística y morfológicas con el sepulcro del Cardenal Cervantes,  firmado  por  él,  atribución hoy totalmente aceptada por la crítica, por su indudable evidencia. Además, consta documentalmente que en 1464, 65 y 67, este imaginero cobraba por imágenes de barro, que, ciertamente, son las de estas dos portadas.
   El valor artístico y testimonial es indudable en cuanto marcan­ en Sevilla la presencia del renacimiento eyckiano-borgoñón, de tantos quilates para la modernidad y como epílogo de la evolución de las artes medievales.
   En 1792 fueron restauradas (pintándolas de ocre para encubrir los añadidos), así como en 1912 y 13. Actualmente padecen las consecuencias de la contaminación ambiental (José Hernández Díaz, Retablos y Esculturas, en La Catedral de Sevilla, Ed. Guadalquivir. Sevilla, 1991).
      En las jambas se disponen, en pie, los evangelistas y los santos Laureano y Hermenegildo. Estas figuras, de tamaño algo mayor que el natural, se sitúan en sus hornacinas, cobijadas por doseletes. Las inmediatas al ingreso son Juan, a la derecha, y Mateo, a la izquierda, junto a los que se ubican Lucas y Marcos, respectivamente. Visten túnica y manto, cuyos drapeados se desploman en amplios pliegues o formando uves y zigzags, al gusto eyckiano. Acompañados por sus símbolos parlantes, sostienen en sus manos libros con filacterias, donde en tiempos podían leerse los inicios de sus sagrados escritos. De los cuatro, el único imberbe es el joven discípulo amado por Jesús, que eleva su mirada hacia la escena del Nacimiento. Mayor interés poseen los santos relacionados con Sevilla, cuyas capillas catedralicias se hallan nada más traspasar el acceso. Laureano se reviste de pontifical, con mitra, casulla, tunicela –estas tres ricamente ornamentadas–, túnica, guantes, báculo y libro de los Evangelios. Hermenegildo luce túnica, manto corto, collar y corona; en sus manos sujeta una espada y una daga, y con el antebrazo derecho prende una alabarda, arma de su martirio (Jesús Rojas-Marcos González, Mercadante de Bretaña. El enigma de su personalidad escultórica. Sevilla, 2023).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de San Lucas, evangelista;
HISTORIA Y LEYENDA
     Entre los cuatro evangelistas, Lucas es, con San Marcos, uno de los dos que no pertenecían al colegio de los Doce Apóstoles.
     Se presenta con tres aspectos diferentes: médico, evangelista y retratista de la Santísima Virgen.
     Era un judío helenizado, nacido en Antioquía, Siria (Lucas Syrus, natione Antiochensis), donde, según San Pablo y San Jerónimo, ejerció la medicina (arte medicus). En todo caso no parece haberse asentado en su profesión porque no resulta más indulgente que San Marcos hacia los médicos que intentaban curar sin éxito a la Hemorroisa.
     Convertido por San Pablo, se convirtió en su discípulo favorito y lo acompañó en su peregrinación a Grecia y a Italia. Naufragó con él en las costas de la isla de Malta. Desde allí se dirigió a Roma donde habría asistido a los martirios de San Pedro y San Pablo.
     En este periodo habría redactado el Tercer Evangelio y consignado sus viajes en los Hechos de los Apóstoles, aunque se cuestione por razones de lengua y de estilo que esas dos obras procedan de un solo autor.
     Después de la decapitación de su maestro, habría continuado predicando el Evangelio en Egipto y en Grecia, y habría sido crucificado en Patras, junto a San Andrés. Según otra tradición, tan dudosa como la anterior, habría muerto en Damasco.
     La leyenda que lo representa como el pintor de la Virgen no es anterior al siglo VI. Los Hechos de los Apóstoles no dicen que fuera pintor, y por otra parte, la pintura estaba prohibida a los judíos. Se han ofrecido dos explicaciones . Es posible que esta fábula haya nacido o se haya visto acreditada por el hecho de que el Evangelio según San Lucas es el que contiene más detalles acerca de la Vida de la Virgen. Por otra parte, como los retratos atribuidos a San Lucas en realidad datan de una época muy posterior, se ha supuesto una conclusión de nombres con un pintor florentino del siglo IX que se llamaba Luca y a quien, a causa de su piedad, se lo motejó il santo. Cuando se avivó su recuerdo, se imaginó que ese Santo Luca era San Lucas Evangelista. Sea como fuere, ninguno de los retratos de la Virgen atribuidos a San Lucas puede ser suyo. El más célebre, que se venera en la basílica de santa María la Mayor, en la capilla paulina, es una Virgen bizantina del siglo XII.
CULTO
     Las reliquias de San Lucas, que se conservaban en Patras, en el Peloponeso, presunto lugar de su martirio, en 357 habrían sido trasladadas a Constantinopla, y depositadas solemnemente, junto a las de San Andrés, en la basílica de los Doce Apóstoles.
     En Francia hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. La de Châteauroux, en Berry, es una excepción.
     Hacia finales del siglo VI, San Gregorio Magno recibió en Roma la cabeza de San Lucas. Y otros fragmentos menos importantes fueron recogidos por la iglesia de Santa Justina de Padua. Uno de los dedos de San Lucas fueron forma parte del tesoro de la catedral de Sens. 
     Un viajero francés contemporáneo de Enrique IV, Jean Baptiste du Val, cuenta en su Diario que en Italia se mostraban dos cuerpos de San Lucas, uno en la iglesia de Saint Job, en Venecia y el otro en la iglesia de Santa Justina de Padua. "Lo cual genera muchas dudas, puesto que Toulouse se vanagloria de tener ese mismo cuerpo en Francia."
     San Lucas era reivindicado por numerosas corporaciones: los médicos y cirujanos a causa de su primer oficio, los notarios porque escribió su Evangelio y los Hechos de los Apóstoles al dictado de San Pablo, los carniceros y los encuadernadores (Flandes) a causa del buey que le sirve como atributo y cuyo cuero se emplea en la encuadernación de los libros.
     Pero ante todo era el patrón de los pintores e iluminadores, quienes honraban en él al retratista de la Santísima Virgen. A dicho título, se benefició de la creciente popularidad de su modelo, la Virgen María. Todos los gremios de pintores se pusieron bajo su advocación a partir del siglo XV, y más tarde adoptaron el título de Academia de San Lucas. La más antigua, la de Roma, data de 1588, la de París, fundada en 1649, sobrevivió hasta la Revolución Francesa, en competencia con la Academia Real de Pintura.
ICONOGRAFÍA
     Las representaciones de San Lucas pueden clasificarse en dos rúbricas: el Evangelista y el Pintor de la Virgen. El médico no ha interesado a los artistas. Como Evangelista, San Lucas tiene como atributo un buey, con o sin alas. ¿De dónde procede este símbolo? Según algunos, del hecho de que el Evangelio de San Lucas insiste en el sacerdocio de Jesucristo, y el buey es animal de sacrificio en la antigüedad. Según otra explicación, el buey corresponde a la primera letra del alfabeto hebreo, aleph, que se habría aplicado a San Lucas porque éste declara que Jesús es alfa y omega, el principio y el fin. El buey suele estar acostado a los pies de San Lucas. A veces, para volverse útil sirve de soporte a su tintero, como el águila de San Juan.
     En ciertas miniaturas y letras ornamentadas de la alta Edad Media, se representa a los evangelistas con las cabezas de los animales que les corresponden: a San Lucas se lo ha representado con una cabeza de buey en un Evangeliario carolingio del siglo IX (Biblioteca de Boulogne sur Mer).
     En el arte medieval, el atributo más frecuente del santo sigue siendo el buey que simboliza la Pasión de Cristo y al mismo tiempo el espíritu de sacrificio de los cristianos.
     El arte de la Contrarreforma, después del concilio de Trento tendió, por el contrario, a sustituir a ese rumiante simbólico, al cual sin duda se reprochaba el tener escaso decorum, por el retrato de la Virgen.
     No obstante, los dos atributos no se excluyen y con frecuencia se combinan. Por ejemplo en un postigo del tríptico de Stephan Lochner en el Museo de Colonia, donde el santo, acompañado por un buey alado, tiene un icono de la Virgen en la mano.
     En un fresco de Pinturicchio, en Santa María del Popolo, la cabeza del buey sirve de caballete al pintor. En una de las pechinas de la cúpula de Sant' Andrea della Valle, Dominichino evoca la figura de San Lucas entre el buey y el retrato de la Virgen que presentan dos ángeles.
     En su cuadro del Louvre, Annibale Carracci caracteriza a San Lucas depositando una paleta y un pincel a sus pies.
     Cuando San Lucas es homenajeado como pintor, se lo representa en su taller, generalmente solo, mientras como autor de uno de los Evangelios, tiene su lugar junto a los otros tres evangelistas en las pechinas de las cúpulas o en los paneles de los púlpitos (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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