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jueves, 11 de diciembre de 2025

Los principales monumentos (Ermita de Nuestra Señora de Nazaret, e Iglesia de San Juan Bautista) de la localidad de Garlitos, en la provincia de Badajoz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Ermita de Nuestra Señora de Nazaret, e Iglesia de San Juan Bautista) de la localidad de Garlitos, en la provincia de Badajoz.
     Se sitúa en el límite meridional de la Siberia, sobre el extremo contrario que Castilblanco y Valdecaballeros, constituyendo el núcleo más antiguo de los que se localizan en el entorno de Siruela.
     Tipo de Entidad: Municipio
     Superficie Término: 129,3 Km2
     Altitud: 554 m.
     Distancia Capital: 206 Km.
     Partido Judicial: Herrera del Duque
     Comarca: La Siberia
     Gentilicio: Garliteño
Ayuntamiento de Garlitos
     calle de García Morato 35
     06656 Garlitos (Badajoz)
     Teléfono: 924636101
     Fax: 924636186
     Correo-e: ayuntamiento@garlitos.es
     Web: www.garlitos.es
Historia.-
    Es el núcleo más antiguo de los que se localizan en el entorno de Siruela. La memoria de sus antecedentes romanos se conserva en el nombre de "la ciudad de Minerva" que aún aplican los naturales. Su existencia está documentada en época árabe, de la que perduran restos de un castillo. Tras la reconquistase integró bajo los templarios en la jurisdicción de Capilla, y más tarde en las posesiones del Duque de Benavente.
     En 1635 alcanzó su independencia como villa. Finalmente pasó a pertenecer al Duque de Béjar (Diputación Provincial de Badajoz).
Monumentos.-
     En las inmediaciones de la población, sobre el punto donde al parecer se levantó en la antigüedad un templo a Cibeles y más tarde una basílica visigoda, se encuentra la ermita de Ntra. Sra. de Nazaret, obra de notable arquitectura, con gran cuerpo y espadaña escalonada, cuya silueta recuerda la de la iglesia vieja de Peñalsordo, sobre cuyos muros lucen lápidas romanas alusivas a Miróbriga. Otra ermita destacada es la ermita de San Atón.
     Urbanísticamente el núcleo se compone de dos áreas bien diferenciadas. Una, más antigua, de estructura irregular y apretada, que ocupa la parte de mayor elevación, y otra moderna, con mayor extensión y trazado regular, que se extiende por los terrenos llanos.
     Sobre la fachada del Ayuntamiento viejo se conserva una lápida romana hallada en las inmediaciones de la población.
     En el terreno artístico y monumental la realización más reseñable es la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Se trata de una construcción de piedra y ladrillo, originaria del siglo XV, ejecutada de acuerdo con el modelo de pequeño templo rural dominante en el territorio, que por su antigüedad y configuración resulta pieza de interés. Su elemento más caracterizado es una capilla levantada en 1613, según trazas, del maestro cantero Juan Bautista de Montenegro (Diputación Provincial de Badajoz).
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Más sobre la provincia de Badajoz, en ExplicArte Sevilla.

Los Baños de la Reina Mora

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte los Baños de la Reina Mora, de Sevilla.
     Los Baños de la Reina Mora se encuentran en la calle Baños, 23; en el Barrio de San Vicente, del Distrito Casco Antiguo, de Sevilla.
     Las excavaciones arqueológicas realizadas en Sevilla durante la última década nos permiten plantear, desde el punto de vista del historiador del arte, el desarrollo de la fase final del arte almohade en al-Andalus en la primera mitad del siglo XIII. Nuestra intención en las páginas que siguen es aunar ciertos datos proporcionados por la arqueología con otros restos que, si bien no son desconocidos para algunos investigadores, por otra parte, permanecen inéditos hasta la fecha, con objeto de presentar el último momento creador del arte andalusí, capaz de generar en Sevilla monumentos tales como la Torre del Oro.
     Hace unos años Pavón Maldonado afirmaba que el problema de los edificios mudéjares sevillanos del siglo XIV es que, a diferencia de los granadinos coetáneos, no cuentan con un firme respaldo del siglo XIII, dejándonos la duda de si lo que hemos llamado regresión para el siglo XIV está ocultando ejemplares edificios desaparecidos de la ciudad, árabes o mudéjares, de los reinados de Fernando III y Alfonso X.
     Ciertamente esos edificios existen aunque, en algunos casos, aparecen encubiertos por construcciones modernas que reutilizaron, ulteriormente, las estructuras medievales. No suelen ser conocidos por lo general y la mayoría de las veces resultan difíciles de visitar.
      En este sentido hay que recordar asimismo dos fundaciones monásticas parte de cuyos muros se sospecha que procedían de anteriores edificios almohades, como se ha podido constatar en el muro exterior del refectorio del convento de San Agustín de Sevilla  o en los muros exteriores de la sala capitular del monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce.
      No obstante, a pesar de lo mucho excavado en los últimos años, como afirma Magdalena Valor, uno de los problemas más graves que afectan a la arqueología urbana en Sevilla consiste no sólo en la falta de centralización de datos obtenidos sino también en la excesiva inexperiencia de algunos arqueólogos, lo que les hace difícil interpretar sus resultados.
     En primer lugar, comenzando por los denominados Baños de la Reina Mora, cuya ubicación al NO de la ciudad avala su cronología tardía, hemos de mencionar, previamente, su situación urbana ya que la trama ortogonal del barrio de San Vicente abona la hipótesis de un trazado posterior a la conquista de la ciudad en 1248, debido concretamente al repartimiento alfonsí, sin embargo, las distintas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la zona se inclinan por la formación de su trama regular en retícula durante el período almohade.
     Hay que destacar que esta zona se distinguía del núcleo urbano tradicional por un marcado carácter rural entre huertas y jardines en un ambiente con edificios que nos podrían recordar las ilustraciones del libro Bayad wa-Riyad, no obstante, no se ha podido determinar exactamente la cronología de su diseño ortogonal. El barrio de San Vicente contaba con la presencia del mayor edificio balneario de la Sevilla islámica, el hamman conocido desde antiguo como Baños de la Reina Mora, en calles aledañas a la parroquia de San Vicente, donde se situaba probablemente el masjid o mezquita de este barrio aun cuando no existan datos arqueológicos al respecto. 
     Los llamados Baños de la Reina Mora poseen una larga historia de ocupación, reutilización, abandono y lamentable olvido. Este gran edificio, que ocupaba toda una manzana, se encuentra en la calle Baños s/n, contiguo a la capilla de la Vera Cruz de la calle Jesús y colindante con las casas núms. 14-16 de la calle Miguel del Cid. Según Julio González, es posible que estos baños sean los mismos que los llamados de don Fadrique, donados por Alfonso X a la catedral en 1278, pues en 1398 seguían llamándose así y estaban en la collación de San Vicente, junto a unas tiendas y calle.
     La primera referencia histórica se halla en la relación que hace el cronista Morgado. Fueron monjas agustinas las que ocuparon el edificio transformándolo en el convento del Dulce Nombre de Jesús, destinado a recoger mujeres públicas desde 1550 hasta que fue suprimido por orden gubernamental en 1837. El edificio sirvió de casa de vecinos para devenir finalmente en Comandancia General de Ingenieros desde 1876 hasta 1976 en que fue derribado parcialmente, dejando el patio principal y dependencias anejas, que hasta la década de 1990 fue refugio de marginados.
     Con objeto de dar licencia a la construcción de un grupo de viviendas, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico-artístico encargó a Fernando Fernández Gómez y a Juan Campos Carrasco en 1984 unos trabajos de prospección en el solar por si se encontraban restos dignos de ser conservados.
     Entonces fue localizado en un aceptable estado de conservación un aljibe formado por una serie de depósitos abovedados en forma de U, entre cuyos brazos se abría un pozo que debió sostener la noria que lo surtía. Una escueta descripción del edificio y un plano del mismo daban a conocer la importancia del singular hamman.
     El núcleo central del edificio lo constituía el patio central, antiguo claustro del convento, rodeado de galerías cubiertas por bóvedas de cañón rebajadas con luceras estrelladas y ha sido siempre interpretada como la sala intermedia o al-bayt al-wastani, sala del agua templada. La primitiva bóveda –posiblemente esquifada de cuatro paños- se derribaría originando este espacio que se convirtió en exótico claustro monacal conformado por cuatro arcos de medio punto al N y tres del mismo tipo a E y O en los lados menores, sostenidos por columnas de mármol con capiteles de mocárabes.
     Exceptuando tres columnas las once restantes tienen una base consistente en un toro y una moldura cóncava en escocia. En total son catorce capiteles de mármol iguales en el patio central y otros dos semejantes de ábaco más desarrollado y entregados al muro en la entrada a una de las dependencias contiguas. Salvo tres, estos capiteles muestran collarino, astrágalo liso y ocho concavidades o alvéolos –los llamados mocárabes- que constituyen el cuerpo del capitel que queda rematado por un ábaco con salientes rectos en medio de sus cuatro lados y perfil en nacela que le da aspecto de cimacio corintio al cuerpo cuadrado superior, y que pueden datar del primer tercio del siglo XIII. Aunque no de las mismas características existe otro capitel parecido en el patio de una casa de la calle Rodríguez Marín, frontera a la parroquia de San Ildefonso, que se trata probablemente de uno de los baños donados en el Repartimiento de la ciudad a la reina doña Juana, en uso en el siglo XVI, y mencionados por Ortiz de Zúñiga.
     En el primer estudio completo del edificio que se realiza en 1995 ya se destaca la carencia de un volumen importante de información para interpretar y comprender correctamente el baño y el funcionamiento de cada uno de sus elementos.
     No obstante, señalaban en el sector septentrional lo que constituiría, probablemente, la sala del agua caliente o al-bayt al-sajun, en una de cuyas bóvedas se encuentra un paño de sebka de diseño similar a los de la Giralda y el Patio del Yeso del Alcázar, lo cual permite darle al edificio una data posterior a 1198, aun cuando no estamos de acuerdo en que esta habitación norte haya sido la sala fría o al-bayt al-barid, pues su situación facilitaría el abastecimiento de leña para el horno mientras que la entrada se haría por el sector oriental. Suponen estos autores que los arcos originales de la sala del agua templada convertida en patio fueran túmidos, siendo reformados al transformarse en claustro del convento, sin tener en cuenta que en muchos baños andalusíes los arcos que conforman el bayt al-wastani son también como estos, de medio punto.
     La propia disposición del hamman en ángulo vertebrado por la sala del agua templada como el baño de la judería de Baza nos confirma que la actual iglesia fuese el lugar donde se encontraba el bayt al-maslaj. Más aún si recordamos la descripción antes mencionada de Morgado, quien al hablarnos de aquel suntuoso y magnífico edificio de baños, refiere en su primera forma una alcoba que por su curiosidad y galana obra mosaica sirve de graciosa iglesia.
     A ello se añade el arco de yeserías que apareció durante la restauración del tejado de la iglesia. Estas yeserías no han sido nunca estudiadas ni publicadas. Se encuentran en la parte superior del muro de la cabecera plana de la iglesia a la altura de la escalera que accede al piso alto de las dependencias de la Hermandad de la Vera Cruz. Constituyen un arco angrelado que se adentra bajo la superficie del muro y que por su altura nos inclina a pensar en una composición parecida a la del acceso al salón norte de Santa Clara de Murcia. Es decir, la que Navarro Palazón denomina fachada unipartita, compuesta por dos cuerpos netamente diferenciados, el inferior, constituido por un arco con su correspondiente alfiz y el superior, formado por una galería enana enmarcada asimismo en su alfiz. Resto de esta supuesta galería sería el arco con yeserías conservado. Siendo así tiene mayor explicación la descripción de Morgado respecto a la antigua iglesia, que recordaría algo semejante al presbiterio de la primitiva iglesia del convento de San Francisco en la Alhambra de Granada. Sin embargo, la prolongada moldura lobulada del arco podría entenderse como perteneciente al arco principal mientras el resto de la mayor parte de yesería conservada que se adentra bajo la superficie del muro, significaría el paño correspondiente a la colateral albanega. De cualquier modo, la moldura lobulada que corre sobre el angrelado recuerda el que existió en el arco de la alcoba occidental del salón sur de Santa Clara de Murcia. No obstante lo fragmentario del arco y su ocultación bajo el muro, parece ser que estuvo policromado en rojo y verde, y el diseño y composición de sus palmetas almohades en curvas y contracurvas que se enroscan entre sí para unir sus puntas en una forma de conopio recuerda sobremanera las yeserías del paño central en el cuerpo superior de la portada de acceso al salón norte del mencionado convento murciano.
     Curiosamente, dentro del Alcázar del rey Don Pedro I, en la bóveda de espejos del pasillo que comunica el vestíbulo con el Patio de las Doncellas, podemos contemplar unas yeserías del estilo de las que hemos comentado con similar diseño y organización, arrancando de pequeñas veneras que superpuestas a una cadeneta de lazo almohade sobre friso de inscripción nesjí, delimitan el arranque de la bóveda. Este espacio rectangular formando un ángulo en L en conexión con dos espacios cuadrados cubiertos por bóvedas de mocárabes es considerado por Rafael Manzano como vestigio del antiguo edificio almohade.
     Este tipo de yeserías almohades tardías debió proliferar en la decoración de las casas sevillanas a partir del momento de expansión urbana de fines del siglo XII y sólo tiene un buen ejemplo aunque sea disminuido en los pequeños fragmentos procedentes de la mezquita aljama de Sevilla, hallados durante la excavación arqueológica del Pabellón de Oficinas de la catedral de Sevilla, en el lugar conocido como Patio de los Limoneros, formando parte de los rellenos de colmatación y subida de cotas entre la qibla y la muralla de la mezquita. A pesar de lo fragmentario de este hallazgo puede comprobarse el diseño de los lóbulos, las palmetas digitadas y emparejadas que fueron relacionadas con las yeserías antes mencionadas del salón norte de Santa Clara de Murcia.
     Por otra parte, las excavaciones realizadas en el monasterio de San Clemente de Sevilla proporcionaron también restos de unas yeserías constituidas por palmetas dobles en una disposición semejante a la que hemos descrito en los Baños de la Reina Mora y como vemos también en el convento de Santa Clara de Murcia, además de caracteres epigráficos en nesjí almohade. Aun cuando fue clasificada en época cristiana, en cualquier momento entre los siglos XIV y XV, parece evidente que estos restos pertenecían al palacio almohade allí ubicado antes de la fundación del monasterio.
     Abundando en estos restos islámicos del último arte almohade en Sevilla, hemos de recordar un arco angrelado que, perdida la decoración de sus albanegas, apareció en la galería sur del convento de Santa Clara de Sevilla, es decir, en el ámbito del palacio almohade donado en el Repartimiento al infante don Fadrique. Y por otra parte, un arco del mismo tipo, clasificado en el siglo XIII, con decoración de lazo en la albanega izquierda y una mano de Fátima en la contraria −que fue desmontado de una casa del centro de Sevilla a principios del siglo XX− sin que tengamos más información sobre ello, se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla (Rafael Cómez Ramos, en Huellas artísticas de la Sevilla Almohade).
     Se encuentran situados en pleno corazón del barrio de San Vicente, situados entre la calle Baños, Miguel Cid y Jesús de la Vera Cruz, colindante con la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, perteneciente a la Hermandad de la Vera Cruz, que es copropietaria de los Baños.
     El desarrollo histórico del inmueble ha supuesto que, por los diversos usos a los que ha sido destinado, haya sufrido numerosas modificaciones de adaptación en su estructura primitiva. Actualmente, los baños se encuentran incluidos dentro de un inmueble dedicado a viviendas. El cuerpo principal está formado por cuatro grandes salas abovedadas, dispuestas en torno a un patio central rodeado por columnas. Las salas están cubiertas por bóvedas de cañón rebajados con sus correspondientes lucernas estrelladas para salida de vapor. Las columnas que rodean el patio son almohades del siglo XII, de mármol con capiteles de mocárabes muy esquemáticos. El patio central estaría cubierto con una gran bóveda esquifada, que posiblemente cuando el edificio se convirtió en convento, la bóveda, tal vez ruinosa, se demolió quedando convertido en el claustro del convento. Esta estancia sería el «al-bayt al wastani», sala central de ambiente templado que se correspondería con el «tepidarium» romano. El  "tepidarium" o baño de agua caliente, es la pieza fundamental que sería el espacio del actual patio, rodeado por sus respectivas galerías con lucernas para la salida del vapor e iluminación; varias habitaciones abovedadas dispuestas alrededor donde se ubicarían los baños de agua fría; otras dependencias cubiertas por distintos servicios, muchas de las cuales se han perdido, y un corral o espacio abierto en el que se localizarían el pozo o aljibe y la noria, a través de la cual y por medio de las convenientes canalizaciones se conduciría el agua hasta los baños propiamente dichos. Este aljibe y noria deben ser los localizados en las últimas excavaciones. 
     También en este corral estarían instalados almacenes con la leña necesaria para calentar el agua.
     Paralela a la sala Norte, se levanta otra de dimensiones mayores que la de la estancia anterior, pero de las mismas características. 
     Por el lado occidental de la última estancia, se accede a una mucho más pequeña pero también cubierta por bóveda de medio cañón rebajada con lucernas, que se abre a un patio a través de un arco rebajado. En su parte posterior conserva restos de pintura, que por el tipo de mortero utilizado como soporte de los pigmentos y la naturaleza de éstos parecen corresponder a una decoración realizada en las postrimerías de la Edad Media.  
     Enfrente de esta sala existe otra estructura similar, también abierta en arco rebajado de ladrillo sobre columnas. En la bóveda de medio cañón se observan apliques de yeserías renacentistas, compuestas por casetoncillos con rosetas, que arrancan de una cornisa corrida con friso cuya temática gira en tomo a la exaltación de la Eucaristía.  En el intradós de la bóveda se observan «paños de sebka» de raigambre almohade, labrados en ladrillo que fueron posteriormente ocultados. 
     Las excavaciones realizadas en el solar pusieron de manifiesto, además de las estructuras del baño, otras estructuras relacionadas con el mismo, el aljibe y la noria, que servirían para abastecerlos de agua. El aljibe está compuesto por una serie de depósitos con cubierta abovedada, dispuestas en batería, en forma de U, comunicados entre sí y los baños. Entre los brazos de la U, se localizó un pozo, cuya embocadura rectangular sostendría una noria.  Esta zona se ubica en la parte Sur del solar y actualmente está cubierta por la solería del patio.  La fábrica del edificio es de argamazón, tapial muy fuerte compuesto por cal, arena y guijarros de naturaleza similar a la que se ha utilizado en la construcción de la muralla almohade. 
     Los resultados de las excavaciones demuestran que esta zona fue ocupada en época taifa, manteniendo su uso agrícola; incorporándose al trazado urbanístico en época almohade con la construcción de los baños.
     Se tiende a identificar estos baños con los conocidos por la documentación con el nombre de Hamman-al Sattara
     Algunos autores apoyan la teoría, correspondida por los caracteres estilísticos almohades, de que en tiempos de Almutamid pertenecían al patrimonio de la reina madre, de lo cual se derivaría el nombre popular de "Baños de la Reina Mora" con el cual tradicionalmente se viene conociendo. 
     Existe disparidad de opiniones sobre el destino de los baños tras la reconquista de la ciudad por San Fernando. Sea como fuere, lo que parece claro es que pronto pasarían a poder de la Iglesia de Sevilla y esta a su vez la vendería a distintos particulares, que instalarían aquí probablemente una casa nobiliar.
     Al parecer a finales del siglo XV el inmueble pasa a  ser "Convento de Dueñas" de la orden carmelita. Pero de nuevo a comienzos del siglo XVI hay noticias de que se hallaba en poder de particulares. A mediados de esta centuria el edificio era propiedad de  Don Pedro de Córdoba, Antonio Jerónimo de Montalván y Ana Henríquez,. Estos, donaron el inmueble a un "recogimiento de mujeres arrepentidas" conocido como el "Dulce Nombre de Jesús", que a partir de esa fecha se instalaron en la antigua construcción. Aquí, permanecieron hasta 1837, cuando por orden del Gobierno se suprimió el establecimiento y sus religiosas se agregaron a las del Convento de San Leandro. Entonces el inmueble se destinó a casa de vecinos, excepto su pequeña iglesia que continuó abierta al culto hasta la Revolución de 1868. No obstante se debió reabrir pronto, pues en 1870 se sabe que se  trasladó allí la cofradía del  Cristo del Amor. 
     En la actualidad esta iglesia, es sede de la Cofradía sevillana del Cristo de la Vera Cruz. Después de los hechos relatados, el edificio del convento transformado en casa de vecinos se habilitó como cuartel hasta 1974, cuando en el mes de Diciembre se anuncia la subasta del edificio, comprándose por parte de una inmobiliaria que inmediatamente solicita licencia de derribo al Ayuntamiento de Sevilla. Iniciadas las obras, el Arquitecto Rafael Manzano redacta un informe señalando que en el solar existen los restos de unos antiguos baños árabes. Entonces por requerimiento de la Comisión de Patrimonio se ejecuta el derribo conservándose dichos baños y proyectándose la edificación de un edificio que integrase dentro de sí los antiguos restos. Pero de acuerdo con las instrucciones dadas por la Comisión, previamente a las obras de construcción se llevan a cabo en 1983 excavaciones dirigidas a delimitar perfectamente el ámbito del antiguo monumento. Tras la excavación y después de variadas vicisitudes, las obras de nueva planta se inician. Los restos de los baños aparecen integrados dentro de las estructuras del nuevo inmueble. Tanto por las tónicas estilísticas de los capiteles como por algunas referencias documentales islámicas parece que la etapa a que corresponden estos baños es a la almohade en Sevilla, que abarca como es sabido la transición entre los siglos XII y XIII. No obstante, el reaprovechamiento de algunos fustes de impronta califal y la tradición que acostumbraba a aprovechar establecimientos de este tipo para labrar nuevos baños, ha dado pie a pensar que estos no sean sino una pervivencia remozada de uno más antiguo que marcase el emplazamiento de una de las mozarabías de Sevilla. 
     El carácter anárquico en la organización de lo conservado en los Baños vendría a abonar esta idea de reaprovechamiento. 
     Sin embargo en las excavaciones realizadas no se han hallado datos certeros en este sentido. Es difícil determinar la configuración original de estos baños dadas las distintas ocupaciones de que han sido objeto y sin duda del carácter fragmentario de lo conservado, no obstante asombra la magnitud de sus estructuras. Por lo demás, mantiene las constantes de otros establecimientos de este tipo en el mundo árabe, probablemente partiendo de una planta centrada (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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Más sobre la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, en ExplicArte Sevilla.

Más sobre la calle Baños, en ExplicArte Sevilla.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

El Museo municipal "Fernando Marmolejo", en Santiponce (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Museo Municipal "Fernando Marmolejo", en Santiponce (Sevilla)
     Hoy, 10 de diciembre, es el aniversario del nacimiento (10 de diciembre de 1915) de Fernando Marmolejo Camargo, personaje a quien está dedicado el Museo Municipal "Fernando Marmolejo", así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Museo Museo Municipal "Fernando Marmolejo", de Sevilla.
     El Museo Municipal "Fernando Marmolejo", se encuentra en la calle La Feria, s/n; en Santiponce (Sevilla)
     El Museo Municipal de Santiponce Fernando Marmolejo se encuentra junto al Teatro Romano de Santiponce, donde posee una amplia superficie expositiva distribuida en planta baja, que presenta espacios fragmentados, y una planta alta con tres salas para exposiciones temporales.
     La colección permanente se compone de obras procedentes de la donación realizada por el ilustre orfebre Fernando Marmolejo Camargo. Entre las más representativas destacan las producciones de:
        El tesoro precolombino de Los Quimbayas.
        El bronce Carriazo.
        Los candelabros de Lebrija.
        Las llaves de la ciudad de Sevilla.
        El perfumador de Albarracín.
        Reproducción de la Virgen de la Sede de la catedral de Sevilla, 1972-1973.
        Basílica de la Macarena, Sevilla.
        Trofeo de Subcampeón del Ciudad de Sevilla de Fútbol, 1985.
        Árbol Belén de la Pasión, Fernando Marmolejo Camargo, 1978.
        Belén de la Cartuja, 1991.
        Belén de los Ángeles, 1976.
        Belén de las Ruinas de Itálica, 1980.
     Además, posee dibujos y bocetos como los del camarín de la Esperanza Macarena de Sevilla y el manto de su coronación canónica.
     Una formidable colección de sus clásicos belenes hacen de esta exposición otra joya más ligada al insigne orfebre de Sevilla.
     Horario
     Del 21 de marzo al 20 de Junio
          De martes a viernes: De 9:00 a 14:00 h  y  16.00 -18:00 h
          Sábado: 9:00 a 14:00 h
     Del 21 de junio al 20 de septiembre
          De Martes a Sábado: 9:00 -14.00h
     Del 21 de Septiembre al 20 de Marzo
          De martes a viernes: De 9:00 a 14:00 h  y  16.00 -18:00 h
     Sábado: 9:00 a 14:00 h
     Lunes y Domingo cerrados. Entrada gratuita (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Biografía de Fernando Marmolejo, personaje que da nombre al museo;
     Fernando Marmolejo Camargo, (Sevilla, 10 de diciembre de 1915 – Santiponce, Sevilla, 20 de septiembre de 2006). Orfebre.
     Trabajó y fue discípulo de Cayetano González Gómez, habiendo sido profesional anteriormente en la forja. Autor del diseño y realización del camarín de la Virgen de la Esperanza Macarena, en el que se unieron junto al metal argénteo, mármoles y cerrajería, de 1959. Realizó la corona de oro de la Virgen de la Encarnación en 1971, como asimismo es creador, entre otras obras, de los tubos de bocinas (1949), ciriales e incensarios (1956-1957), faroles del Simpecado (1960), guión de la Medalla de Sevilla y sus varas (1983), en la Cofradía de la Macarena, juego de jarras en la Carretería (1946), y las del Valle (1948), ciriales en plata dorada del Gran Poder (1958), ciriales (1972), corona de oro y respiraderos (1974), peana (1977) en la Hermandad del Cachorro, obra de gran personalidad. Ha sido reconocido con el nombramiento de académico de Bellas Artes, de Santa Isabel de Hungría en 1984, Primera Medalla de Oro en el Concurso Nacional de Artesanía en 1949, Premio Nacional de Artes Decorativas en 1957 y Artesano Ejemplar, con categoría nacional en 1968. El Ministerio de Trabajo lo distinguió en 1998 con la Medalla de Plata al mérito en el trabajo. Canal Sur Radio le distinguió en 2005 con su premio El Llamador (Juan Carrero Rodríguez, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la localidad de Santiponce (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

El Monumento a Antonio Machín, de Guillermo Plaza Jiménez, en la plaza Carmen Benítez

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Monumento a Antonio Machín, de Guillermo Plaza Jiménez, en la plaza Carmen Benítez, de Sevilla.
     Hoy, 10 de diciembre, es el aniversario de la inauguración (10 de diciembre de 2006) del Monumento a Antonio Machín, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Monumento a Antonio Machín, de Guillermo Plaza Jiménez, en la plaza Carmen Benítez, de Sevilla.
     La plaza Carmen Benítez es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Roque, del Distrito Nervión; entre las calles Juan de Vera, Recaredo, Virgen de Gracia y Esperanza, Arroyo, y Luis Cadarso
     La escultura, obra de Guillermo Plaza Jiménez en 2006, realizada en bronce, representa al artista de pie, vestido con esmoquin y con las maracas en las manos. Está recogido de forma muy naturalista siguiendo fórmulas retardatarias.
     El pedestal, de acero cortén, presenta forma de paralelepípedo con un primer resalto a modo de escalón. En la cara principal de este se encuentra una pequeña placa en la que se puede leer una inscripción.
     El lugar elegido para su ubicación es la plaza de Carmen Benítez, justo frente a la Capilla del Cristo de los Negritos. La escultura mira hacia la puerta de esta por la gran relación que el artista tenía con la citada Hermandad (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     En el pedestal podemos leer la siguiente inscripción:
"EL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE SEVILLA,
A PETICIÓN DE LA HERMANDAD DE LOS NEGRITOS,
EN MEMORIA DE
ANTONIO MACHÍN
POR SU VINCULACIÓN CON LA CIUDAD.
EL ALCALDE DE SEVILLA
ALFREDO SÁNCHEZ MONTESEIRÍN
NO8DO
AYUNTAMIENTO DE SEVILLA
Distrito Nervión
ESCULTOR. GUILLERMO PLAZA JIMÉNEZ        SEVILLA, 10 DE DICIEMBRE DE 2006"
Conozcamos mejor la Biografía de Antonio Machín, personaje representado en la obra reseñada;
     Antonio Abad Lugo Machín​ (Sagua la Grande, 11 de febrero de 1903 - Madrid, 4 de agosto de 1977), más conocido como Antonio Machín, fue un cantante cubano-español de boleros y de música popular en general. Basó su repertorio en la música cubana y la balada romántica.
     Intérprete de reconocido prestigio en el ámbito hispanohablante, es famoso por sus recreaciones, entre otras, de temas como El manisero, Dos gardenias, Angelitos negros. Su disco El manisero, grabado en 1930 y acompañado por la orquesta de Don Azpiazu para la compañía Victor de Nueva York, fue el primer éxito millonario en ventas de la música cubana. Está enterrado en la tumba número 52 de la Plaza del Cristo del Calvario del Cementerio de San Fernando de Sevilla.
     Miembro de una familia pobre (de unos quince hermanos) de la localidad cubana de Sagua la Grande, Antonio trabajó de niño en diversos oficios. Fueron sus padres un emigrante español, José Lugo Padrón, y una afrocubana, Leoncia Machín.​ El artista recuerda haber sido feliz en su familia, que no era «ni muy rica ni muy pobre». Muy pronto se manifestó su afición al canto. Alternaba su trabajo de joven albañil con el canto en la iglesia, en los teatros y tras la pantalla del cine mudo de su ciudad. Llegó a unirse hasta tres veces con grupos de músicos ambulantes que pasaban por su ciudad camino de La Habana. En 1911, el párroco de Sagua lo puso a cantar en su altar mayor. En cierta ocasión, con motivo de una fiesta benéfica, interpretó el Ave María de Schubert subido a una silla. Se ganó el aplauso de toda la población. Al cumplir veinte años, manifestó su deseo de ser barítono,​ y estudiar bel canto y ópera, pero comprendió que, dado su color, su repertorio quedaría reducido a Otelo. Mientras su madre le inculcaba el amor al canto, el padre veía su actividad como propia de individuos de vida irregular y rayana en lo inmoral.
     No sin dificultades llegó a La Habana en 1926, donde se inició como solista en los cafetines, acompañado del guitarrista Miguel Zaballa. La reputación del dúo llegó a oídos de la burguesía habanera, que ya no dudó en contratarlos. Por azar del destino llegó a cantar a una emisora en la que coincidió con Don Azpiazu, quien lo contrató como segundo cantante de su orquesta. Sería, pues, el primer cantante negro que actuara en el Casino Nacional de La Habana, lugar de la burguesía más racista y excluyente, ya como todo un profesional. Sin dejar a Azpiazu, fundó un sexteto que hizo sus primeras grabaciones en 1929 y a partir de los medios de la época, es decir, las victrolas de cuerda y la radio que empezaba a desarrollarse. El éxito fue inmediato con Aquellos ojos verdes, al que siguió El manisero. En 1930 dejó Cuba, adonde no volvería hasta 1958. En abril de 1930 llegó a Nueva York, integrando la orquesta de Don Azpiazu. Estuvo cuatro años en la gran metrópoli, formando parte de otras muchas agrupaciones (José Escarpenter y su Orquesta, la Orquesta Antillana de Rafael Hernández, Julio Roque y su Orquesta, Armando Valdespí y su Orquesta, además de las dirigidas por él mismo: la Orquesta Machín y el Cuarteto Machín).
     Muy conocido ya en los escenarios latinos de Nueva York, donde popularizara «El Manisero», de Moisés Simons, y grabara una larga serie de títulos a lo largo de la primera mitad de la década del treinta, marchó a Europa en 1936. Tras breve estancia en Londres, actuando en el teatro Adelphya, llegó a París, donde la música cubana tenía fuerte presencia desde los años 20. En París formó el grupo Antonio Machín y su Orquesta, con Moisés Simons al piano, realizando a partir de entonces varias grabaciones. En 1936 grabó también con la Orquesta de Eduardo Castellanos. Enamorado de una joven francesa llamada Line, con ella y con su orquesta realizaría una gira por Suecia, donde no quiso quedarse debido al frío clima, y volvió a París.
     Machín llegó a España, país de su padre, donde vivirá hasta su fallecimiento en 1977. Ya desde la década de los veinte tenía un hermano que vivía en Sevilla. Antonio llegó de vacaciones en 1939, tratando de escapar de la II Guerra Mundial, mas se halló con la dura realidad de la posguerra española y la consiguiente zozobra. Llegaba con el saxofonista dominicano Napoleón Zayas y recaló en Barcelona.​ En 1943 se casó en Sevilla con María de los Ángeles Rodríguez. A Sevilla trajo parte de sus familiares cubanos. Actuó en algunas salas de fiestas de Barcelona como "Shanghái" (llamada, tras el cambio de nombres extranjeros por nombres castellanos, "Sala Bolero"), cobrando veinticinco pesetas diarias. El primer éxito que tuvo en España fue Noche triste, un fox melódico grabado con los Mihuras de Sobré, orquesta que acompañó a Machín en sus primeros éxitos y de la que después se desligó. Otros de sus primeros éxitos fueron Cómo fue, Moreno, Amor sincero, etc. En 1947 llegaría su gran éxito en España, la «canción moruna» Angelitos negros, convertida en bolero merced a un arreglo musical en la década de los sesenta y estrenada en el Teatro Novedades de Barcelona.​
     Dos compositores importantes en su carrera fueron el cubano Osvaldo Farrés (autor de temas como Madrecita, Toda una vida, No me vayas a engañar, Quizás, quizás, quizás, Ay de mí...) y la mexicana Consuelo Velázquez (autora de Bésame mucho, Será por eso y Amar y vivir). Mención aparte merece la única versión de la cubana Isolina Carrillo, que convirtió en uno de sus grandes éxitos, Dos gardenias.
     En España, ya con más de sesenta discos grabados y con su "Cuarteto Machín", le llegó la consagración gracias a una adaptación absoluta al país como lo demuestra la frase, muy citada, de que se trataba de «el más cubano de los españoles y el más español de los cubanos». En España, Machín encuentra todo lo que buscaba, y le gustaban especialmente Madrid, Sevilla (donde encontró el amor); Alicante donde pasaba largas temporadas en su apartamento de Playa de San Juan. También frecuentaba Barcelona, donde actuó por primera vez al llegar a España y en la actualidad se le recuerda con un monolito en la Plaza Vicenç Martorell del Distrito de Ciutat Vella, al lado de la Plaça de Bonsuccés, donde pensaba trasladarse a vivir justo antes de su muerte.
     Empezó prácticamente desde abajo y llegó a ser testigo y banda sonora de las historias de amor de los españoles en unos tiempos difíciles, su popularidad fue creciendo hasta ser idolatrado como lo eran las grandes estrellas de la copla, sus canciones pasaron a ser parte de la memoria sentimental de varias generaciones a través de la radio.
     Por su carácter serio y humilde, Machín fue muy bien acogido en la España de la época. Impuso su personal estilo en el bolero y hasta entró en el refranero popular con el dicho «Te mueves más que las maracas de Machín». En Alcalá de Guadaíra (Sevilla) el 7 de junio de 1977 salió muy agotado de escena y no pudo regresar. Fue su última actuación. Machín falleció en Madrid el 4 de agosto de 1977, en su casa de la calle General Mola (hoy Príncipe de Vergara), a los 74 años de edad. Descansa en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde sus compatriotas y familiares lo recuerdan cada año rociando su tumba con ron cubano y cantando alguno de sus boleros.
     El 10 de diciembre de 2006 se inauguró una estatua en su memoria en Sevilla, obra del escultor Guillermo Plaza Jiménez, ubicada en la plaza Carmen Benítez. Allí, la imagen sevillana de Machín custodia y mira hacia la Hermandad de Los Negritos, a la que el cantante cubano estuvo muy vinculado, además una calle de Sevilla lleva su nombre.
     El 22 de abril de 1981 se le rindió un gran homenaje en un concierto en el que participaron cuatrocientos artistas de diversos estilos que se celebró en el Palacio de los Deportes de Barcelona.
     En el Museo de la Música de su ciudad natal se atesoran muchas de sus pertenencias: sus maracas, claves y algunos de sus discos, además de fotografías suyas y de los familiares.
     Antonio Machín (1903-1977) hubiera cumplido cien años en 2003, en el 25º aniversario de su muerte y en vísperas de su centenario se le homenajeó con un proyecto en que se incluyó un documental dirigido por Núria Villazán, un libro biográfico y un disco, el título de esta triple edición fue "Machín. Toda una vida". Joan Manuel Serrat participó en el documental, en su intervención ante la cámara que se grabó en la popular Antena 3, en la calle Tallers esquina con Rambles, Serrat comentaba: "La figura de Machín está ligada a la cultura sentimental de la radio, que suponía una pequeña ventana por donde penetraba la luz en unos tiempos muy sombríos. Con esa luz entraba la voz de Machín, la de Juanito Valderrama, la de Concha Piquer, Juanito Segarra, Jorge Sepúlveda, Bonet de San Pedro, Lorenzo González... Corrían tiempos de hambre, privaciones y miedo. Cuando yo tuve uso de razón, Machín ya estaba consolidado en la memoria sentimental de la gente. Nos conocimos en 1965, cuando actuábamos en la radio (y cobrando, que entonces se cobraba por actuar: la radio era un flotador mientras se esperaban tiempos mejores). Yo era entonces un artista emergente y él pasaba una época algo difícil. Aunque nunca dejó de trabajar, sufría un cierto declive de popularidad, ya que un nuevo tipo de música parecía arrasarlo todo. Lo llevaba con dignidad y logró remontar aquel período gracias a la moda camp, recuperando su aureola mítica". Serrat admite haber "aprendido mucho de Machín y de la música que él hacía. Porque Machín era una esponja tremenda, en la cual cabía 'El manisero', 'Angelitos negros' y el repertorio de Oswaldo Farrés. También podía cantar guarachas con idéntica y pasmosa tranquilidad. Se lo sabía todo. Y alrededor de aquellas canciones, que eran historias, nacieron las vidas sentimentales de las gentes. Machín resultó fundamental".
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Monumento a Antonio Machín, de Guillermo Plaza Jiménez, en la plaza Carmen Benítez, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre la plaza Carmen Benítez, en ExplicArte Sevilla.

martes, 9 de diciembre de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de San José, Ermita de Nuestra Señora de Villaviciosa, Casa de la Tercia, Puente sobre el río Guadanuño, Puente sobre el río Guadiato, Casa de Costumbres, y Castillo del Névalo) de la localidad de Villaviciosa de Córdoba, en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San José, Ermita de Nuestra Señora de Villaviciosa, Casa de la Tercia, Puente sobre el río Guadanuño, Puente sobre el río Guadiato, Casa de Costumbres, y Castillo del Névalo) de la localidad de Villaviciosa de Córdoba, en la provincia de Córdoba.
     El caserío tapiza de volúmenes blancos y rojos las faldas de los cerros del Molino de Viento y del Almendro, mientras a los pies serpentea el arroyo Tapón, que fertiliza una veguilla ajedrezada de verdes huertecillos. El dédalo de quebradas callejas se arremolina en torno a la blanca mole de la parroquia, mientras que el repicar de sus campanas resuena con eco limpio en cerrejones y vaguadas.
     Villa situada en Sierra Morena, junto al valle del Guadiato y a pocos kilómetros de la N-432.
     Distancia a Córdoba: 43 Km.
     Altitud: 693 m.
     Extensión: 468,02 Km2
     Habitantes: 3.601.
     Gentilicio: Villaviciosanos.
     Mancomunidad: Valle del Guadiato.
     El origen de la población esta vinculado al culto de la Virgen de Villaviciosa, imagen procedente de la villa homónima portuguesa que trajo a estas tierras un pastor lusitano de nombre Hernando hacia finales del siglo XV. La devoción mariana dio lugar a la erección de una ermita, que aglutinó en su entorno, a lo largo de la Edad Moderna, a los habitantes de cortijos circundantes y poblaciones vecinas. A raíz del privilegio de villazgo concedido por Carlos III a la nueva población, esta dejo de ser aldea de Espiel para convertirse en villa autónoma.
     Vídeo promocional: https://youtu.be/EFY6Lt-2EDI (Diputación Provincial de Córdoba).
     Su fundación se remonta a fines del siglo XV, en torno a la primitiva ermita de la Virgen de Villaviciosa, que se supone construida alrededor de 1490, manteniéndose bajo jurisdicción de Espiel. En 1775 el monarca Carlos III le concedió el estatuto de villa, quedando un año después legalmente segregada de Espiel (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).

Iglesia de San José.-

     La bella fábrica de la parroquial se concluyó en 1824, bajo la dirección de Sebastián de Torres. Luce fachada en hastial con pilastras a los lados y frontón; la torre se sitúa en la cabecera. La portada es de pilastras toscanas y frontón partido. La puerta y el cancel interior, de madera labrada, son de 1992. La iglesia de una nave con testero plano. Éste, privado de retablo, se adorna con pinturas realizadas entre 1988 y 2005 por Fidel Nevado, M. García Reyes, Francisco Giménez y Juan Manuel Ayala. Preside el Crucificado del Amor que fue titular de su cofradía hasta 1995. Los ángeles lampareros, obra de Enrique Ruiz Flores de 2001, han sustituido la lámpara por filacterias con mensaje religioso.
     A la izquierda de la cabecera se ha acondicionado la capilla del Sagrario, que tiene una Inmaculada valenciana de primer tercio del siglo XX. En los altares de ese lado de la nave son reseñables el Corazón de Jesús, talla granadina realizada por Eduardo Espinosa en 1954, y la de Nuestra Señora de los Dolores, de hacia 1950, que se ha atribuido a Juan Martínez Cerrillo. El Cristo del Amor se compró en 1995 al taller Belloso de Zaragoza. A los pies está la capilla del Nazareno, labrada en 1998 aprovechando el sitio de la antigua subida al coro. La imagen de Jesús es sevillana de hacia 1953, con cuerpo nuevo, realizado por Miguel Arjona en 1987. Las pinturas sobre tabla con símbolos de la Pasión son de Fidel Nevado.
     A la derecha de la cabecera hay una vitrina en la que se expone la interesante colección de ajuar litúrgico. Destacan, entre otras piezas, la cruz parroquial de plata, obra de la segunda mitad del XVIII, con punzones de Sánchez Taramas, y Damián de Castro, la custodia de nudo del XVIII, firmada por Castro y Aranda, seis candelabros de rocalla, punzonados por Sánchez y Martínez en l780 y una cruz de altar de los mismos autores; igualmente, el portapaz de San Jerónimo, de hacia 181l.
     En el mismo lado de la nave, a los pies, está la antigua capilla bautismal, hoy de la Virgen de Belén, con la titular, tallada por Martínez Cerri­llo hacia 1950. Las pinturas sobre tabla con la Vida de la Virgen, que repiten obras conocidas, son de José Jurado.
     En la sacristía se guarda una talla policromada de mediano tamaño venerada como San Judas Tadeo, obra granadina de hacia 1600, con pintura del XVIII, restaurada en 2005 por Enrique Ruiz Flores y Ángel María Varo (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
        La Iglesia parroquial de San José se encuentra situada en pleno centro del casco histórico de Villaviciosa de Córdoba, en uno de los laterales de la Plaza de España, rodeada de las calles más importantes y aledaña al Ayuntamiento de la localidad.
     La fábrica parroquial se concluyó en 1824 bajo la dirección de Sebastián de Torres. Exteriormente sobresalen sus volúmenes del resto del caserío, un gran prisma cubierto a dos aguas con la torre adosada a la cabecera plana y dos portadas de ingreso, una en el lateral derecho y la otra a los pies.
     La iglesia es de una sola nave de planta rectangular, dividida en cinco tramos, los dos extremos para presbiterio y coro -sobre arco rebajado-, donde se produce una reducción de anchura para alojar a modo de tres naves un espacio central abovedado y dos capillas anexas, separadas por arcos. Los paramentos de la nave están rodeados por nichos en arco de medio punto, inscritos entre pilastras y coronados por un entablamento desnudo con una cornisa que corre por toda la superficie interior del edificio y que sirve de base para los arcos que, a modo de costillas, definen las bóvedas del templo. 
     La nave se cubre con bóveda de cañón escarzado con lunetos, reforzados por arcos fajones en el espacio central y bóvedas de menos amplitud en los frentes.
     Al presbiterio se adosa la capilla sacramental, finalizada en 1992. Su orientación es contraria al resto de la iglesia. Consta de un sencillo oratorio de planta rectangular con techo plano. A los pies se encuentra la vieja capilla bautismal, hoy llamada de Nuestra Señora de Belén.
     El templo cuenta con dos puertas, una principal, a los pies de la iglesia a través de la cual se accede al coro bajo. Es muy sobria, parte de un vano central rectangular, alzado sobre unas escaleras de varios peldaños, flanqueado por pilastras toscanas en las que apoya un entablamento moldurado carente de decoración sobre el que reposa un frontón triangular partido con remates laterales piramidales coronados por bolas. Sobre el tímpano se abre un vano rectangular. El conjunto de la fachada queda rematado por un frontón triangular. La segunda puerta se encuentra situada en el lateral derecho, en el centro de la fachada a la plaza, enmarcada por pilastras rematadas por frontón curvo.
     Tras el presbiterio se encuentra la sacristía de planta rectangular con dos plantas y la torre, de gran simplicidad, de planta rectangular dividida en altura en tres cuerpos y escalera central de cuatro idas. Los dos primeros pisos, que se corresponden con el fuste, son lisos separados por fajas de imposta. El más elevado es el cuerpo de campanas, a modo de cuadrifonte, presenta en cada frente un vano de medio punto inscrito rectángulos rehundidos. Se corona la torre con un techo moldurado en pirámide escalonada chata con remate central. Los paramentos exteriores están enfoscados y pintados.
     Hay que mencionar que el conjunto de volúmenes queda realzado con la bicromía entre el blanco de la cal para los paramentos lisis y el gris oscuro para las molduras y elementos decorativos.
     La fundación de la iglesia parroquial de San José se remonta a finales del siglo XV, en torno a la primitiva ermita de la Virgen de Villaviciosa, que se supone fue construida alrededor de 1490, manteniéndose bajo la jurisdicción de Espiel. En 1775 el monarca Carlos III le concedió el estatuto de Villa, quedando legalmente un año después segregada de Espiel. 
     La fábrica actual fue construida en el mismo lugar en el que se encontraba el antiguo templo a principios del siglo XIX (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La plaza de España de Villaviciosa de Córdoba, el Paseo, está dominada por la parroquia de San José, templo neoclásico terminado en 1824.
     Constituye el principal monumento de la villa, de especial grandeza y monumentalidad, presentando una gran nave central con nichales en los muros laterales.
     La cabeza y el tramo de los pies son más estrechos que la nave, dando lugar a una interesante composición simétrica.
     La torre destaca por su severidad y macicez neoclásicas (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Nuestra Señora de Villaviciosa.-

     La ermita actual se construyó en 1776 para dar culto a la réplica de la imagen medieval de la Virgen de Villaviciosa, que en 1698 había sido trasladada a la Catedral.
     El retablo, neobarroco, fue realizado en Pozoblanco en 1950. En el camarín se halla Nuestra Señora de Villaviciosa, obra de 1763, donada por el canónigo Pedro Antonio de León y Savariego, según consta en la inscripción. La media luna de plata sobredorada, está marcada por Sánchez y Martínez en 1797 y la ráfaga es de Díaz Roncero, de 1988. La lámpara votiva, punzonada por Sánchez, fue dedicada por Pedro Antonio de León en 1779 y ampliada hacia 1990 (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
        La ermita de Nuestra Señora de Villaviciosa se encuentra situada en el frente principal de la Plaza de Andalucía, en la que confluye una de las calles más importantes de la localidad como es la calle Córdoba, que conduce directamente al centro urbano. Se trata de un edificio exento de medianas proporciones. 
     La ermita actual es fruto de los oficios del canónigo racionero don Pedro Antonio de León y Savariego, encargado por el Cabildo de contentar al pueblo de Villaviciosa al ver que pasaban los años y la Virgen continuaba en la ciudad de Córdoba. El edificio fue construido en 1776 para dar culto a la réplica donada al pueblo por el propio racionero en 1763.
     Es un edificio exento de planta rectangular con fachada en hastial rematada por una espadaña. Interiormente cuenta con una sola nave cubierta por bóveda de cañón separada en dos tramos por arcos fajones que descansan sobre pilastras. 
     En el testero de la nave se sitúa el camarín de planta circular cubierto por bóveda semiesférica, de gran sobriedad decorativa. Cuenta con un pequeño coro a los pies.
     La fachada principal cuenta con una portada barroca elevada sobre una serie de escalones. Consta de un vano de medio punto enmarcado por alfiz que sobresale del muro coronado por un entablamento en el que apoya un frontón triangular partido en cuyo centro se ubica una hornacina de medio punto, que alberga un azulejo cerámico de la Virgen de Villaviciosa, flanqueada por pilastras y coronada por frontón curvo. La portada a su vez queda enmarcada por dos esbeltas pilastras que sustentan un frontón triangular en cuyo centro se dispone un óculo. El imafronte queda rematado por una espadaña de dos cuerpos y tres vanos de líneas sencillas, con molduras que imitan un frontón partido entre el primer y segundo cuerpo y uno curvo coronando el conjunto, sobre el que emerge una cruz y veleta de forja. 
     Es muy característica la bicromía del edificio que ofrece juegos entre los paramentos lisos de color blanco y las molduras y elementos decorativos de amarillo albero, a ello hay que añadir los remates vidriados que escalonan los distintos cuerpos del conjunto.
     El poblamiento de Villaviciosa de Córdoba fue tomando cuerpo en torno al Santuario de Nuestra Señora de Villaviciosa.
     La imagen de la Virgen de Villaviciosa era una talla medieval que fue trasladada desde la localidad portuguesa del mismo nombre, según es tradición, por un pastor llamado Hernando, que sufrió persecución por ello. 
     En el siglo XVI ya gozaba de sólida devoción, promovida por el Cabildo Catedral de Córdoba, que no dudaba en traer a la imagen a la ciudad de Córdoba en épocas de calamidades como sequías y epidemias.
     En el siglo XVII la devoción de la Virgen de Villaviciosa estaba consolidada de ahí que el Cabildo de la catedral de Córdoba, decidiese en 1698 instalar definitivamente la imagen en la vieja capilla mayor de la catedral cordobesa, construida a finales del siglo XV por Íñigo Manrique. 
     La construcción de la actual ermita data de 1776. Ésta fue realizada para dar culto a una réplica donada por el canónigo racionero don Pedro Antonio de León y Savariego, encargado por el Cabildo de la catedral de contentar al pueblo de Villaviciosa a cambio de mantener la Virgen en el templo catedral (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Bajando la calle Córdoba, que conduce al centro urbano, surge en primer lugar la ermita de la patrona, la Virgen de Villaviciosa, que luce una portadita barroca rematada por espadaña.
     En su interior recibe culto una copia de la Virgen primitiva, costeada por los canónigos en el siglo XVIII para reemplazar a la auténtica, que se halla en la Catedral de Córdoba (Diputación Provincial de Córdoba).

Casa de la Tercia.-
        La Casa de la Tercia se encuentra situada en la periferia del casco urbano, cerca de una de las salidas de la población, en una zona donde abundaban las bodegas, hecho motivado por la existencia de numerosos viñedos en el entorno, además del cultivo de cereales. La calle conserva la antigua denominación de La Erilla, porque cerca se encontraba la era donde se aventaba el grano y se desarrollaban otras actividades propias antes de su almacenamiento. 
     El modelo que se siguió para la construcción de la tercia se basa en un edificio de planta en retícula al que se le anexiona un gran patio de labor en el costado contrario al de fachada. En el presente caso, se constata que el gran patio, de unos 800 metros cuadrados, se encuentra entre el edificio de la tercia y la escribana, que se ha identificado con el pósito y el lugar donde el escribano llevaba la anotación diaria del movimiento de estos almacenes. No sería extraño, por tanto, que ambos compartieran este espacio libre, tan necesario para manejo de las cabalgaduras que trasladaban los portes y para preparación de la mercancía.
     La tercia consta de dos plantas, aunque no se acusan en fachada. Ésta, orientada al Noroeste, es de gran longitud y muy sencilla. Cuenta con una puerta adintelada, situada justo en el extremo derecho, con jambas y dintel resaltados. Esta puerta está alineada con la que da al patio en el muro opuesto. En época contemporánea se abrió una puerta más pequeña a la izquierda, para dar entrada a la zona de bodega al independizar ésta del resto mediante un tabique, y otra puerta a la derecha para cochera. Las ventanas, abiertas en los dos muros laterales de la tercia "siete a cada lado-, son pequeñas y cuadradas, con recercado sobresaliente, y aparecen equidistantes entre sí y prácticamente por debajo de la cornisa del tejado. Dicha cornisa está moldurada y por encima de ella sobresale la cubierta de teja árabe, cuya cumbrera corre paralela a la fachada. La gran longitud y anchura del tejado acusa el desarrollo interno del edificio, estructurado en tres naves, separadas entre sí por arcos de medio punto apeados sobre recios pilares de sección cuadrangular, originando un total de ocho crujías. En tanto que la nave central es corrida de testero a testero de la tercia y se cubre con una sucesión de bóvedas de arista, las dos laterales se hallan compartimentadas por arcos fajones que están cumpliendo la función de crear la estructura de retícula, característica del tipo de tercia al que obedece la de Villaviciosa, sirviendo al mismo tiempo de arcos de entibo, que quedan cortados en altura, sin llegar a la cubierta de esta planta baja. 
     Las naves laterales se cubren con semi-bóvedas de arista rampantes.
     Nada más entrar por la puerta original se halla una primera crujía, con una habitación inmediata a la puerta que pudiera haber servido para la administración de la tercia. A la derecha, adosada al muro testero y a la altura de la nave central, se encuentra el arranque de la escalera que sube a la segunda planta. Es la original. En la última nave, más próxima al patio, a la derecha está el hogar o gran chimenea, en estado original y muy propia de la sierra cordobesa; es decir, con planta rectangular y tiro que va estrechando progresivamente en altura y da al exterior una imagen muy característica en forma de tronco de pirámide, de base rectangular.
     La escalera dibuja un recodo y enlaza con la segunda planta, también estructurada en tres naves, sólo que las dos laterales son impracticables, por su escasa altura, al servir únicamente para sostener el tejado. Efectivamente, sólo la nave central servía como almacén. Es impresionante su vista, ya que no hay elemento constructivo alguno que rompa la continuidad de su visión hasta el testero del fondo, único lugar donde se abre una ventana, además de la correspondiente al muro de la escalera. Toda la nave se cubre con una bóveda de cañón corrida y descarga con continuidad sobre los muros, donde oportunamente se dispusieron unos arquillos ciegos de medio punto, de rosca resaltada y escasa flecha, que sirven para aliviar la carga recayente a los pilares y arcos formeros de la planta baja. Estructura, por tanto, original y sencilla a un tiempo que revela el encargo del proyecto a un cualificado maestro. El conjunto resulta así de proporciones realmente armoniosas, causando asombro que tras una fachada tan simple se esconda una solución arquitectónica de tan magníficas hechuras. 
     En cuanto a los materiales de construcción, se empleó el ladrillo plano y alineado para la solería, ladrillo de canto para pilares y, supuestamente, también para las bóvedas, ya que aparecen encaladas; y para los muros se utilizó un aparejo de mampostería con verdugadas de ladrillo. Los mampuestos están ligados entre sí con mortero que viene a igualar las uniones, probablemente porque estaba pensado este aparejo para ir encalado, tal y como hoy se ve. 
     Una de las ventajas del edificio es que su uso hasta época contemporánea como almacén de productos agrícolas lo ha beneficiado, en el sentido de que su estructura primigenia no se ha visto alterada de forma irreversible.
     La propiedad ha venido manteniendo la tercia en uso y para ello ha invertido en obras de mantenimiento, especialmente en reparación de cubiertas, goteras, limpieza, encalado, desbrozado del patio y otros menesteres. Sin embargo, el progresivo desuso como almacén agrícola y su falta de rentabilidad ha ido mermando el interés por su conservación, por lo que se ha ido abandonando y hoy  presenta alguna gotera en la bóveda de la nave central del piso superior, aparición de grietas, desprendimiento del enlucido en algunas zonas y de tejas en la cubierta.
     Aunque el autor es desconocido podría datarse en la segunda mitad del siglo XVIII, al carecer de fuentes documentales que ayuden a concretar la fecha de construcción. Tampoco hay elementos decorativos que contribuyan a ello y en cuanto a las soluciones constructivas, éstas se adoptaron de forma generalizada en numerosas tercias y pósitos, aunque, ciertamente, es apreciable la consolidación de un sistema de retícula, que aparece aquí muy perfeccionado. Si se buscan paralelismos, la tercia de Montoro, concluida en 1785, tiene una estructura bastante similar en planta alta y baja. También podría haber parecido con la tercia de Cañete de las Torres, aunque la imposibilidad de entrar en ella no permite por el momento llevar más allá esta afirmación. Otro paralelismo se da en el alhorí de Montilla, especialmente en la disposición de los arcos para constituir la retícula.
     Se ha estimado la posibilidad de que el vecino edificio conocido desde tiempo inmemorial como la Escribana, donde hoy está el Instituto de Secundaria, tuviera relación con la tercia, lo cual, como ya se apuntó, no sería extraño, pudiendo incluso compartir el patio, pues se comunicaban a través de él. Es posible, también, que la Escribana fuera el edificio de carácter administrativo, como parece evidenciar su nombre, lo cual tampoco sería improbable, ya que llama la atención que la tercia sólo tuviera una habitación, no muy grande, o incluso toda la primera crujía para tal menester, en relación con el tamaño que tenía la propia tercia (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Puente sobre el río Guadanuño.-

        El Puente sobre el río Guadanuño es de época musulmana y por sus características se puede encuadrar como perteneciente al califato omeya de córdoba concretamente a Abd al-Rahman III. 
     Está formado por cuatro ojos de sillería, los dos centrales de medio punto y apuntados los dos laterales, apoyados en pilas con tajamares triangulares aguas arriba. El perfil de la rasante es de lomo de asno. La longitud total del puente es de 45 metros, siendo la altura máxima del rasante de 7,50 metros y el espesor de las pilas 3,50 metros. La luz libre 2 por 7 metros, 2 por 3.5 metros, con una anchura de tablero de 3,70 metros.
     El puente está realizado en sillería con aparejo en la que alterna, en las pilas y en las enjutas de los arcos, una pieza dispuesta a soga con un par de sillares que atizonan.
     Las pilas tienen en su base unos salientes, acabados en pico, a manera de contrafuertes, para romper la corriente de agua del río. 
     Tiene pretil en sus dos lados, faltándole en ambos su coronación o remate. La calzada es una pista de tierra, conservando en un extremo un empedrado irregular. Son interesantes las dos curvas que tiene en su conexión con el camino, dotándolo de un curioso y bello aspecto.
     Fue utilizado hasta finales del siglo XIX como infraestructura del camino usual que unía Córdoba a Villaviciosa.
     El Puente sobre el río Guadanuño es de época musulmana y por sus características se puede encuadrar como perteneciente al califato omeya de córdoba concretamente a Abd al-Rahman III. 
     Este puente ha sido objeto de varias restauraciones a lo largo del tiempo.
     Fue utilizado hasta finales del siglo XIX como infraestructura del camino usual que unía Córdoba a Villaviciosa. En la actualidad se encuentra fuera de uso, siendo su estado de conservación ruinoso, presentando los tajamares rotos, pretil perdido en alguna de sus partes, vegetación en el lecho. Por último solo se conserva en un extremo parte de la calzada (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Puente sobre el río Guadiato.-
        Es de época musulmana y el segundo en longitud de la provincia de Córdoba. Estuvo formado por 9 ojos ultra semicirculares, con despiezo convergente, en cada caso, a un punto situado por debajo del respectivo centro de aquellos, sobre los que corría un tablero horizontal. Es obra de sillería con aparejo en el que alterna, en las pilas como en las enjutas de los arcos, una pieza dispuesta a soga con un par de sillares que atizonan. Por la longitud de las dovelas de los arcos, crecientes desde la zona de arranque a la clave, es estimable esta obra como no anterior a Abd al Rahman III.
     Los arcos del puente eran el central escarzano, dos de medio punto y de herradura los tres de cada extremo.
     Su estado actual es muy grave y corre el peligro de derrumbamiento total, teniendo una pila volcada, con dos arcos perdidos. Ha comenzado su ruina por el extremo norte y existen pilas con cavernas en su base.
     Fue utilizado hasta finales del siglo XIX como infraestructura del camino usual entre Córdoba y Villaviciosa. Al retirarlo del servicio ha ido progresivamente deteriorándose y junto con él sus accesos, siendo los existentes un camino vecinal y una vereda, lo cual ha contribuido a su deterioro por el olvido de que ha sido objeto (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Este puente construido en el siglo IX ,formaba parte del camino que unía Córdoba con Extremadura.
     Está declarado como Monumento Nacional, Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1931 y también está inscrito en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español.
     Estuvo formado por 9 ojos ultra semicirculares y es el segundo en longitud de la provincia de Córdoba.
     Esta construcción es conocida popularmente como puente de la Tejera o puente Roto.
     El 11 de marzo de 1916 y a causa de un temporal, se derrumba una parte del puente que lo hace intransitable. Posteriormente se vino abajo otro de los ojos llegando así hasta nuestros días y que el Guadiato sigue devorando poco a poco (Diputación Provincial de Córdoba).

Casa de Costumbres.-
     La casa de Costumbres de Villaviciosa se encuentra alojada en una antigua bodega vitivinícola típica de la zona, situada frente al mercado de abastos de la localidad.
     En la actualidad se utiliza para diversas actividades entre las que se pueden destacar la ceremonia de bodas civiles, la realización del pregón de feria y fiestas, y exposiciones fotográficas o reuniones de vecinos. Todas estas actividades son posibles gracias a la disposición abierta del edificio en su interior.
     Como tipología constructiva, la bodega cuenta con dos estancias diferenciadas por un arco rebajado en ladrillo, ambas con pavimento empedrado. Característica del edificio es la poca iluminación de este, históricamente necesaria para conservar mejor la calidad de los vinos que se albergaban en su interior. Tras esto se abre un patio decorado con naranjos y flores, con un pozo central.
     En la actualidad se puede visitar en su interior una pequeña exposición permanente de aperos y enseres de labranza típicos de la localidad, donados casi en su totalidad por vecinos de Villaviciosa de Córdoba (Diputación Provincial de Córdoba).

Castillo del Névalo.-
     El castillo de Névalo se alza en una espectacular cumbre aislada- de 811 metros de altitud - de la Sierra de Casas Rubias, dentro de la cordillera que se extiende desde Villaviciosa de Córdoba y Villanueva del Rey hasta Posadas, entre los ríos Guadiato y Névalo. Desde él, como bien indicaba Casas - Deza, se divisan los castillos de El Vacar (Espiel), Belmez y Almodóvar del Río. Asimismo, desde su dominadora altura se contemplan las tierras de provincias como Badajoz, Sevilla, Granada, Ciudad Real y la propia Córdoba.
     El Castillo de Névalo no es un castillo de grandes dimensiones. Su planta, aunque no es totalmente geométrica, tiene más de ello que de adaptada al terreno en que se emplaza, aunque sí se aprovecha en parte esta disposición, e incluso se realizan barbacanas probablemente de época más anterior. El zócalo inferior de los lienzos es de mampostería, de algo más de 1 metro de altura, sobre el que asienta el tapial de las cortinas y de las torres, de carácter islámico. Destacan hoy dos torres: una más elevada, aislada del muro, y otra, como de 1 metro de altura, ocupando el centro del patio de armas y, sobre ella, se ha construido un observatorio para vigilar posibles incendios dada la gran visibilidad que se tiene desde el lugar. Hay un aljibe en el patio de armas al que se puede acceder, pero el abandono del lugar no permite desplazarse fácilmente, dada la vegetación que espontáneamente crece con vigor.
     Probablemente existiría caserío y minas nacidos al amparo de este castillo, como lo testifican los vestigios y escorias de mineral, justificando así la información o rápida visita que al-Idrisi tuvo de este castillo y del carácter minero de la zona.
     Según M. Valverde Candil y F. Toledo Ortiz, existieron otros castillos o torres, ya desaparecidos o muy arruinados, con los que el Castillo de Névalo tuvo que estar en conexión, como el de Cabeza de Vaca, el castillejo de los Robles o de la Montesina, el de Posada Nueva, el de la Peña, el de Jesús en La Tejera, el de la Torre al sur de la casa de Fuente Vieja, el del Pino y el castillo de Valdefuentes, cerca del itinerario de las Palomas o Alcornocosas, a los que habría que sumar otro castillejo al este del puerto de los Morenos y al sur del camino de Alcornocosas, además del de la Calera.
     La toponimia de este castillo, su origen, su historia y su significado son hoy oscuros, dadas las escasas referencias que de él poseemos. Aunque bastantes de ellas han llevado a diferentes interpretaciones, fundamentalmente por los eruditos del siglo XIX o por las interpretaciones geográfico-históricas de D. Félix Hernández. Quienes lo han visitado han cantado con nostalgia y admiración su emplazamiento. Es más conocido por cazadores, por ser su acceso relativamente difícil, aunque el carril que conduce a su entrada natural permite el paso a vehículos. Próximos a él están la casa y cerro de Don Rodrigo, posiblemente en relación con algún hecho histórico que desconocemos. Otro cerro al frente, con elevada plataforma, recibe el nombre de "Plaza de Armas", lo que puede interpretarse como una analogía o como restos de otro castillo.
     Sería fácil su toponimia si Névalo tuviera un origen castellano con significado de niebla o nieve, e incluso daría lugar a un apellido que se repite en la población, Nevado, de donde éste derivaría. Las raíces del topónimo Névalo hay que buscarlas en el vocablo árabes H"is"n Abal, que al-Idrisi refería estar a una jornada de Córdoba, pero que confundió con Almadén, distante tres o cuatro jornadas, ya que situó en él las minas del mercurio que se exportaba a todo el mundo; castillo que para dicho lugar corresponde a Chillón (el Shillum de la época musulmana). Otros autores transcriben Abal por Obel (Saavedra), y así lo identifican con Obejo, a siete leguas de Córdoba. Pero en el Libro de las Tablas de la Catedral de Córdoba aparece, en los límites de la iglesia de Espiel, en su linde meridional, un castillo de Evallo, lo que puede demostrar un tránsito hacia la actual forma de Névalo, por sinalefa entre la n final de la voz precedente (hisn: castillo) y la e siguiente. Otra acepción para dicho vocablo parte del topónimo Melbal, descrito por al-Idrisi en el camino de Córdoba a Sevilla por la margen derecha del Guadalquivir, nombre que define por igual al fuerte y al río, probablemente identificando al Névalo con el Bembézar, por entender que el río principal era el que venía del norte (Saavedra). La tercera acepción procede de Andévalo (mencionado por Pascual Madoz, p. 32), que daría por contracción Névalo. Destacando así el nombre de un cerro que se repite en la sierra de Huelva y que fonéticamente se relaciona con el dios de origen céltico Endovelico, que ha dejado huellas de adeptos (en inscripciones romanas) en la orilla portuguesa de Talena, a unos 10 km al sur de Alendroal y otro tanto al oeste del Guadiana, culto que debió de existir igualmente en la sierra de Huelva, en Paymogo, y difundido hasta Sierra Morena en Córdoba. M. Valverde y F. Toledo se pregunta si será esta relación con Portugal la misma que va a dar nombre y significado a Nuestra Señora de Villaviciosa, ermita origen del pueblo cordobés que sigue la devoción originaria de la Villa-Viçosa portuguesa. En cualquier caso, según Antonio Arjona, sea cual sea el nombre original del Castillo de Névalo, en él se aprecia una terminación en valón que significa muralla o barrera, de carácter céltico. Y, según Arjona, no debemos olvidar que el citado castillo está en la zona límite de las tribus célticas con los túrdulos del sur, según indicaba Plinio (N. H., III, 13). En opinión de Arjona, el nombre de Evallo puede provenir de los vocablos Wayu o Wabuh, nombre de dos iqlims o distritos de la Cora de Córdoba.
El Castillo de Névalo está a una jornada larga de Córdoba, al que se llega por caminos y veredas, hoy una zona repoblada de pinos y bastante aislada de población. Tuvo su época de esplendor cuando era fácilmente franqueable uno de los caminos de Córdoba a Badajoz, aquél que desde Fuente Obejuna por El Hoyo de Viandar sigue a Doña Rama y El Entredicho y, por el sur, de Sierra Boyera a Villanueva del Rey, a Villaviciosa, hacia el puente de La Tejera (de edificación romana y árabe) hasta su hundimiento en el Guadiato (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El Castillo del Névalo se yergue sobre una espectacular cumbre aislada en la Sierra de las Casas, de 811 metros de altitud y es uno de los mejores miradores existentes en la provincia de Córdoba.
     Este Castillo, del que hoy sólo se conservan sus ruinas, es de época califal y está declarado Bien de Interés Cultural. En sus inicios no llegó a tener grandes dimensiones, llegando hasta nuestros días dos de sus torres, una más elevada, aislada del muro, y otra, como de 1 metro de altura, ocupando el centro del patio de armas, sobre la que se ha construido un observatorio para vigilar posibles incendios dada la gran visibilidad que se tiene desde el lugar.
     Desde esta atalaya, como bien indicaba el historiador Casas-Deza, se pueden contemplar los castillos de El Vacar en Espiel, el castillo de Belmez y el de Almodóvar del Río, además de tierras de las provincias de Badajoz, Ciudad Real, Granada o Sevilla (Diputación Provincial de Córdoba).
   
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San José, Ermita de Nuestra Señora de Villaviciosa, Casa de la Tercia, Puente sobre el río Guadanuño, Puente sobre el río Guadiato, Casa de Costumbres, y Castillo del Névalo) de la localidad de Villaviciosa de Córdoba, en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.

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