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domingo, 26 de mayo de 2019

El Oratorio de San Felipe Neri (Iglesia de San Alberto)


      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Oratorio de San Felipe Neri (iglesia de San Alberto), de Sevilla.   
      Hoy, 26 de mayo, Memoria de San Felipe Neri, presbítero, que, consagrándose a la labor de salvar a los jóvenes del maligno, fundó el Oratorio en Roma, en el cual se practicaban constantemente las lecturas espirituales, el canto y las obras de caridad. Resplandeció por el amor al prójimo, la sencillez evangélica, su espíritu de alegría, el sumo celo y el servicio ferviente a Dios (1595) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
         Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte el Oratorio de San Felipe Neri (iglesia de San Alberto), de Sevilla.
     El Oratorio de San Felipe Neri (Iglesia de San Alberto), se encuentra en la calle Estrella, 2 (el acceso a la Iglesia de San Alberto se efectúa por la calle Manuel Rojas Marcos, 4); en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo.

      La historia de dos órdenes religiosas confluye en la iglesia de San Alberto. La Orden del Carmelo y la de los oratonianos o filipenses han habitado uno de los conjuntos más desconocidos de la ciudad. Fue originalmente colegio de estudios superiores de los carmelitas, comunidad que ya tenía presencia en Sevilla en su sede de la calle Baños (rama masculina) y en el convento de Belén en la Alameda (rama femenina). Se inauguró en 1602 bajo la advocación de San Alberto de Sicilia, aunque la iglesia no fue inaugurada hasta algunos años más tarde. Junto a la función docente también estuvo la acogida de diversas cofradías y hermandades como la de la Encarnación, fundada en el siglo XVI en San Pedro por los "porteros de emplazar". Sufrió el conjunto serios daños con la invasión francesa, ya que fue convertido en cuartel, perdiéndose notables obras de su vasto patrimonio. Tras el fin de la Guerra de la Independencia regresó la comunidad carmelita, aunque por poco tiempo, ya que las medidas desamortizadoras de Mendizábal (1835-36) provocaron su definitiva expulsión del convento. El edificio fue sede de la Real Academia de Buenas Letras, siendo comprado posteriormente por un particular que lo dedicó a colegio de segunda enseñanza. En 1893 fue adquirido el conjunto por la comunidad del Oratorio de San Felipe Neri, compra que tuvo que superar un pleito con los carmelitas, asentada su rama descalza en el Santo Ángel pero no así la rama calzada. Con el definitivo establecimiento de los anteriores propietarios en la iglesia del hospital del Buen Suceso, se obligó a los oratonianos a la devolución de diversas obras de arte a los carmelitas, como la Santa Ana de Martínez Montañés o el San Alberto y la Santa Teresa de Alonso Cano.

   La historia del Oratorio de San Felipe Neri en Sevilla se remonta a 1698, cuando se fundó su primera casa en la ciudad. Su asentamiento definitivo se haría realidad en una manzana de casas situada entre las actuales calles de Gerona, Doña María Coronel y San Felipe. Allí se situó el convento de San Felipe, que llegó a acoger un patrimonio notable, como el gran retablo mayor de la iglesia que realizó Jerónimo Balbás con la colaboración de Pedro Duque Cornejo en la talla de las imágenes. En el movido siglo XIX, la estructura del retablo pasó al convento franciscano de San Antonio de Padua, no así sus esculturas, que se conservaron en un nuevo retablo. Sufrieron los filipenses el bombardeo del general Van Hallen, un incendio en 1865 y la Revolución Gloriosa en 1868, que los mandó exiliados a Gibraltar, de donde regresaron en 1875. Desde entonces comenzaron a reformar la iglesia, dotándola de una nueva solería, un nuevo zócalo y una nueva decoración pictórica. Hasta 1944 no conseguirían la propiedad de la zona conventual aledaña a la iglesia, que hoy siguen manteniendo. 

   La esbelta iglesia fue consagrada en 1626, aunque su capilla mayor fue concluida hacia 1640. Antes habían mantenido los carmelitas una capilla provisional. Sigue el sencillo modelo del tardomanierismo sevillano, planta rectangular de nave única de cinco tramos cubierta con bóveda rebajada con lunetos y arcos fajones. En el crucero presenta una original bóveda elíptica sobre pechinas que está calada por ocho óculos. El presbiterio se eleva sobre tres escalones y tiene coro a los pies. La entrada es lateral por una sencilla portada manierista relacionable con la obra de Diego López Bueno y se abre junto a una antigua capilla abierta dedicada a la Virgen del Carmen. Sobre la puerta de acceso se sitúa una talla en piedra de San Alberto de Sicilia, obra de un discípulo de Montañés, Alonso Álvarez de Albarrán, de la que se ha perdido el ramo de azucenas que portaba en la mano y una diadema de hilo de oro. Su policromía parece corresponder a la restauración del siglo XIX. La torre campanario, a los pies de la iglesia, se eleva sobre base rectangular, apareciendo fechada en 1739, posiblemente el año de la restauración de los daños que causó un rayo en 1736.
   Ya en el interior, el retablo mayor es obra neoclásica posterior a la invasión francesa que debió sustituir al, según Ponz, "disparatado" retablo anterior (entiéndase barroco). En su camarín central se sitúa un crucificado, copia del Cristo de la Clemencia de Montañés, una obra fechada en 1791 y firmada por Ángel Iglesias. A sus pies se sitúa una interesante dolorosa del siglo XVIII, posiblemente la antigua titular de la histórica hermandad de la Vera Cruz, que residió en el templo tras el derribo del convento de San Francisco. Figuran también en el retablo tallas de Santa María Magdalena, Santa María Egipciaca (éstas dos realizadas por Duque Cornejo para el retablo de San Felipe); el Profeta Elías y Santa Teresa, situándose la Apoteosis de San Alberto en el ático (éstas últimas, de iconografía carmelita, son de la época del retablo). De gran calidad son los dos ángeles lampareros que se sitúan a ambos lados del retablo, atribuibles a la mano del escultor de origen portugués Cayetano D'Acosta. Los retablos de los muros presentan en general poco interés, siendo un reflejo de las pérdidas artísticas que sufrió la comunidad. Destaca en el lado del crucero, un retablo neoclásico con talla de San Felipe Neri, el fundador de los oratonianos, escultura de interés coetánea al retablo. En el otro brazo del crucero se sitúa un retablo con la imagen de la Virgen de Valvanera, la devoción riojana que tiene hermandad propia en la iglesia de San Benito. La flanquean tallas del beato Antonio Gassi y del beato Juan de Ávila, conservando el ático dos esculturas de santos carmelitas junto a una pintura de la Aparición de la Virgen a San Bernardo.  

   En las capillas laterales se conservan diversos retablos de acarreo sin más interés que el devocional, con imágenes de San Francisco de Sales, San Antonio de Padua o la Virgen del Perpetuo Socorro. De entre todos destaca el retablo de la tercera capilla del lado del Evangelio, del patronazgo de Gregorio Ribera, que conserva discretas pinturas atribuidas a Pacheco y últimamente a Juan del Castillo. Representan las escenas de La Coronación de la Virgen y a Los Cuatro Evangelistas, habiéndose perdido una escena que representaba la Misa de San Gregorio. Aunque no entre en el recorrido habitual, la sacristía presenta una interesante colección pictórica en la que destaca un lienzo del Encuentro de San Felipe Neri con San Félix de Cantalicio, obra atribuida al italiano Matía Preti (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
     Primitivamente fue convento de religiosos carmelitas, estando ahora su culto atendido por sacerdotes de la orden Filipense. La iglesia es de una sola nave, de gran amplitud, con capillas­ hornacinas entre los contrafuertes inferiores, sobre las que corre una tribuna.
     La construcción del templo concluyó en 1603, año en que fue inaugurado, aunque ha sufrido numerosas reformas en los siglos XVIII y XIX. La portada que se abre en el muro derecho es de sencillas líneas, disponiéndose en su remate una hornacina, con una escultura realizada en 1626 por Alonso Álvarez de Albarrán. La torre, situada en el muro de los pies del templo, está fechada en 1739 y presenta decoración  de azulejería.
     El retablo mayor posee características propias del neoclásico, pudiendo ser fechado en el pri­mer cuarto del siglo XIX. En su gran hornacina principal aparece un Cristo  Crucificado, copia del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés. Está fechado en 1791 y firmado por Ángel Iglesias, aunque el apellido aparece en abreviatura, no siendo completamente segura su interpretación; acompaña al Cristo una Dolorosa del siglo XVIII, figurando en el retablo también esculturas de Santa María Magdalena, Santa María Egipciaca, el profeta Elías y Santa Teresa. En el ático aparece una representación de la apoteosis de San Alberto, siendo todo este conjunto escultórico de la misma época que el retablo.
     En el muro izquierdo se abren diversas capillas con una serie de retablos neoclásicos, que no presentan interés, excepto el situado a la altura del crucero, que está presidido por una buena imagen de la Virgen de la Valvanera, escultura fecha­ble a principios del siglo XIX. Está flanqueada por esculturas del beato Antonio Gassi y del beato Juan de Ávila. En el ático aparecen dos esculturas de santos carmelitas, enmarcando una pintura de la Virgen con San Bernardo, del siglo XVIII.
     En el muro derecho, frente al altar antes citado, figura un retablo neoclásico con una escultura de San Felipe Neri del mismo estilo. A continuación se dispone otro retablo neoclásico, que alberga una representación escultórica del Nacimiento de Cristo, fechable a mediados del siglo XVIII, apareciendo en las calles laterales esculturas de San Joaquín y Santa Ana, de la misma época.
     La sacristía guarda una interesante colección pictórica, en la que destaca una representación del Encuentro de San Felipe Neri con San Félix Cantalicio en Roma, obra que puede atribuirse a Matia Preti, y que fue elaborada hacia 1675.
     La colección de orfebrería presenta piezas de distintas épocas, predominando las del siglo XVIII. Fechado en 1717 encontramos un juego de seis blandones, que se decoran con flores carnosas y se apoyan en patas de garra. De la misma época aproximadamente es un gran ostensorio totalmente recubierto de decoración barroca con adorno de piedras blancas en el centro de las rosas. De estilo neoclásico son dos grandes atriles que llevan las marcas del autor Pineda, y del contraste García, así como el punzón símbolo de la ciudad. Adornados con bellas rocallas van dos candeleros de brazo que llevan la marca de Juan Guerrero, platero sevillano que ejercía en la segunda mitad del siglo XVIII. Muy original es una naveta en forma de delfin, con elegante perfil que  termina en fauces abiertas. Pieza intere­sante por su rareza es un reloj de arena realizado en plata, fechado en 1775. De estilo neoclásico es una copita con doble asa, que lleva el punzón de la ciudad de México y del platero Forcada (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo I. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     La iglesia, de una sola nave, con crucero y cúpula de media naranja, algo ovoide, decorada con yeserías barrocas y pinturas recientes dedicadas a la vida de San Felipe Neri. A ambos lados de la nave se abren capillas con tribunas. El altar Mayor es del s. XIX. La portada del convento es una sencilla estructura del s. XVII sobre la que se encuentra una hornacina con la imagen de San Alberto en piedra, debida a Alonso Álvarez de Albarrán (1.627). En la Sacristía se encuentran tres pares de arcos sostenidos por columnas pareadas y una interesante cajonera del s. XVIII.
     Fundada por los Carmelitas descalzos para Colegio, bajo la advocación de San Alberto de Sicilia en 1602. Cuando la invasión francesa el templo fue ocupado y el convento convertido en cuartel. En 1815 fue de nuevo reedificado y estrenado permaneciendo en él los religiosos hasta la exclaustración de 1835. Finalmente fue adquirida por los propietarios del oratorio de San Felipe Neri en 1893 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Felipe Neri, presbítero:
Fundador de la congregación del Oratorio.
   Nació en Florencia en 1515. Instaló a los oratonianos en Roma, junto a la iglesia de Santa María in Vallicella que tomó el nombre de Chiesa Nuova (Iglesia Nueva). De los intermedios musicales que organizó en el Oratorio de Roma nació el oratorio como género musical.
   Durante una de sus enfermedades se le apareció la Virgen con el Niño en medio de los ángeles.
   Murió en Roma en 1595, donde se lo conocía familiarmente con el mote de Pippo buono (Felipe el bueno).
   Fue canonizado en 1622. A partir de entonces, los oratorios, para rendir homenaje al nuevo San Felipe, adoptaron el nombre de Filippini (Felipinos). Es patrón de Florencia, Mantua y Roma. Se lo invocaba contra el reumatismo.

ICONOGRAFÍA
   Está representado en hábito de oratoniano, con un rosario.
   Un ángel le presenta un libro abierto en el cual lee las palabras del Salmo: Dilatasti cor meum.
   Sus otros atributos son una mitra y un capelo cardenalicio arrojados a sus pies. El arte italiano del siglo XVII lo ha representado muchas veces en éxtasis, y con sus visiones, sobre todo la Aparición de la Virgen (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Horario de apertura del Oratorio de San Felipe Neri (Iglesia de San Alberto):
            Ver Horarios de Misas.

Horario de Misas del Oratorio de San Felipe Neri (Iglesia de San Alberto):
            Todos los días: 13:15, y 19:15 (20:15 en verano)

Página  web del Oratorio de San Felipe Neri (Iglesia de San Alberto): No tiene.

El Oratorio de San Felipe Neri, al detalle:

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