Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Miramontes, Plaza de Toros, Ermita de San Blas, Ermita de Ntra. Sra. de la Aurora, Ermita de Santiago, Ermita de Ntra. Sra. del Rosario, Oratorio particular, Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, Iglesia del Cristo del Humilladero, Pozo Santo, Fuente Atenor, Pilar Viejo, Pilar de Spínola, y Norias tradicionales) de la localidad de Azuaga, en la provincia de Badajoz.
Encontramos Azuaga al Sur-Este de Extremadura, a una distancia de 145 kilómetros de Badajoz, 128 de Mérida y 125 de Sevilla o Córdoba. Está dentro de las coordenadas 38º 15' 30'' de latitud Norte, 1º 59' 20'' de longitud 0.
Plaza de la Merced, 1
Azuaga cuenta con una larga trayectoria histórica que se remonta hasta etapas prehistóricas, cuando el fenómeno megalítico era un proceso cultural caracterizado por la edificación de grandes sepulturas de piedra y por la práctica generalizada del enterramiento colectivo. Los asentamientos de población en esta época debieron ser importantes tal y como lo evidencian los restos hallados en las proximidades a la aldea de La Cardenchosa. Como ejemplos representativos conservamos un menhir realizado sobre una fina lancha de pizarra, emplazada en pleno centro de la aldea, y un dolmen de identidad eminentemente funeraria.
Encontramos Azuaga al Sur-Este de Extremadura, a una distancia de 145 kilómetros de Badajoz, 128 de Mérida y 125 de Sevilla o Córdoba. Está dentro de las coordenadas 38º 15' 30'' de latitud Norte, 1º 59' 20'' de longitud 0.
Localizada en las estribaciones de Sierra Morena, su término es uno de los más extensos de la provincia de Badajoz con una superficie de 497'31 kilómetros cuadrados y una altitud de en torno a los 600 metros. Comprende la villa de Azuaga y la aldea de La Cardenchosa.
La demarcación linda con los siguientes municipios:
Hacia el Norte encontramos Campillo de Llerena y Peraleda del Zaucejo, ambos de la provincia de Badajoz.
Desplazándonos al Sur llegamos a la localidad pacense de Malcocinado y a los municipios sevillanos de Alanís de la Sierra y Guadalcanal.
Al Este se sitúa la vecina Granja de Torrehermosa (Badajoz) y la cordobesa Fuente Ovejuna.
En dirección Oeste todos los pueblos con los que limita son de la provincia de Badajoz: Valverde de Llerena, Berlanga y Maguilla.
Localizamos La Cardenchosa al Sur-Este de Azuaga, muy próxima a los pequeños núcleos de Los Rubios, Argallón y La Coronada, estas dos últimas poblaciones cordobesas.
Azuaga disfruta de un clima mediterráneo con matices continentales: escasas precipitaciones a lo que se unen fuertes oscilaciones térmicas entre inviernos y veranos. La estación invernal es relativamente corta pero de ella son características las intensas heladas; el estío es caluroso y seco. Durante la primavera y el otoño las temperaturas son suaves.
Tipo de Entidad: Municipio Superficie Término: 497,9 Km2
Altitud: 593 m.
Distancia Capital: 145 Km.
Partido Judicial: Llerena
Comarca: Campiña Sur
Otras Entidades:
La Cardenchosa (aldea a 12 Km. de Azuaga)
Gentilicio: Azuagueño
Ayuntamiento de AlmendralejoPlaza de la Merced, 1
06920 Azuaga (Badajoz)
Teléfono: 924890307
Fax: 924891550
Web: www.azuaga.es
Historia.-Azuaga cuenta con una larga trayectoria histórica que se remonta hasta etapas prehistóricas, cuando el fenómeno megalítico era un proceso cultural caracterizado por la edificación de grandes sepulturas de piedra y por la práctica generalizada del enterramiento colectivo. Los asentamientos de población en esta época debieron ser importantes tal y como lo evidencian los restos hallados en las proximidades a la aldea de La Cardenchosa. Como ejemplos representativos conservamos un menhir realizado sobre una fina lancha de pizarra, emplazada en pleno centro de la aldea, y un dolmen de identidad eminentemente funeraria.
Del tercer milenio antes de Cristo se poseen algunos restos de cerámica como platos de borde engrosado o también algunos ejemplos de microlitos que se unen culturalmente a toda una serie de yacimientos encontrados en el término municipal de la localidad.
Procedentes de la Edad de los Metales (2.000 antes de Cristo), también se conservan restos de ajuares que actualmente están depositados en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Y ya del período del bronce final fue recuperado en Azuaga un torques de oro que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
La presencia romana en Azuaga está documentada desde los primeros momentos de penetración en la Península Ibérica. Con la romanización, el desarrollo y expansión de la población se debió producir a partir del siglo I, siendo en la década de los años 70 después de Cristo cuando a la localidad se le concede el título de municipio, es decir, ciudad cuyos habitantes solían gozar del derecho de ciudadanía romana.
La campiña azuagueña conserva la huella de aquellas villas romanas, verdaderos poblados de colonos, esclavos, artesanos y administradores que fueron los núcleos de su economía agrícola y ganadera. Existe la posibilidad de que el "Municipium Iulium Ugultuniacum" se correspondiera con la actual Azuaga, desprendiéndose de él una cultura material que se manifiesta en los yacimientos que delatan una clara influencia urbana, plasmada en la aparición de vasijas, mosaicos... y cómo no unos monumentales cipos con inscripciones epigráficas latinas. Están realizados en noble mármol y son de tipo honorífico, dedicados a Nerva, Herennio y una sobrina de Trajano, Matidia; supuestamente su hallazgo se realizara a finales del siglo XVIII. En la actualidad, los tres están presentes en el vestíbulo del Ayuntamiento.
La inestabilidad económico militar del Imperio y su consiguiente depresión cristalizó en el siglo V con las invasiones bárbaras y la llegada de los visigodos; pero fue en la posterior etapa islámica cuando encontramos el antecedente más próximo a la que sería la denominación de Azuaga, designación que viene ligada al nombre de la tribu beréber norteafricana de los Zuwaga. Este pueblo edificó una impresionante fortaleza en el cerro de Miramontes sobre restos de origen romano.
Azuaga fue reconquistada a los musulmanes por el maestre de la Orden de Santiago, Pelay Pérez Correa, quien la incorporó al reino de Castilla - León en 1236, reinando Fernando III El Santo.
Al producirse el tránsito entre el dominio musulmán y el cristiano, la localidad desempeñó su papel como encrucijada de poderes civiles, jurisdiccionales y eclesiásticos. Después fue declarada Encomienda.
La Encomienda de Azuaga se consideraba bastante rentable y codiciada por muchos, entre otras cosas porque su topografía es ideal para la actividad agrícola y ganadera. Era por eso por lo que la localidad figuraba al lado de ricas poblaciones mineras de la época como Cartagena, Lorca o Cuenca.
El siglo XV se puede considerar (junto con el XIX) como una de las mejores épocas para Azuaga. Testimonio de este importante pasado histórico es el conjunto de notables edificios, tanto religiosos como civiles, que alberga el pueblo en su casco urbano y entorno. Significa ello el relevante papel desempeñado por esta ciudad en la historia de la Orden de Santiago y cuya información aparece recogida en los libros confeccionados por los "visitadores", designados temporalmente para supervisar de forma personal las villas, bienes y propiedades bajo la jurisdicción de la Orden Militar.
El siglo XVI va a suponer un empobrecimiento paulatino en todos los órdenes. En primer lugar, se da una constante enfeudación del régimen económico con una agricultura arcaica y en manos de una reducida clase aristocrática, asentada en la población durante los primeros momentos de la conquista romana. En segundo lugar, como indicativo del estancamiento económico, se producirá un descenso muy acusado de la población a causa de las continuas guerras, las crisis alimentarias cíclicas y las pestes.
El estancamiento demográfico, sólo comenzaría a conocer una ligera recuperación en las últimas décadas de 1700; mientras la estructura económica estaba ralentizada debido al enorme poderío de la Mesta, que impedía la explotación de las riquezas naturales prohibiendo cualquier tipo de cultivo. No obstante y puesto que la economía era esencialmente rural, con el freno puesto al campo, surgen pequeños talleres familiares que se reparten por toda la región.
Telares de lana y lino se ubican en Azuaga junto con artesanías de cuero y alfarería, que constituyeron pequeñas fuentes de riqueza complementarias a la producción agraria. En su conjunto dieron vida a ferias y mercados regionales.
El siglo XVIII, con el advenimiento de los Borbones, se suele considerar como un período de desarrollo y expansión para el conjunto de España pero no sucederá lo mismo en el caso de Extremadura, que siguió sufriendo a lo largo de este transcurso de tiempo las consecuencias negativas de la crisis anterior.
Sin embargo, la centuria del XIX trajo grandes transformaciones estructurales que afectaron a todos los aspectos del devenir histórico. Desde el punto de vista político, fue una época de continuas revoluciones bajo la influencia del racionalismo dieciochesco y las modernas ideas de reforma y desamortización, pero es, sin duda alguna, un siglo de gran auge económico en el que juega un papel muy importante la rentabilidad de las explotaciones mineras.
Los yacimientos de plomo explotados desde mediados del XIX originaron un aumento considerable de la población. Esta producción de mineral de plomo (galena) contratada por la Sociedad Minera de Peñarroya dio lugar en Azuaga, entre 1887 y 1897, al mayor crecimiento demográfico de toda Extremadura, convirtiendo a nuestro pueblo en uno de los principales núcleos de la provincia. El auge económico proporcionado por la actividad minera provocó la ampliación del casco urbano, paralelamente a la necesidad de crear más viviendas.
Lo que no se desarrolló junto a la minería fue la industria, debido a la necesidad de comunicaciones, pues el ferrocarril no llega a la localidad hasta 1894. Respecto al proceso desamortizador, ganaderos y labradores acomodados en la zona consiguieron apropiarse de la mayor parte de los bienes desamortizados.
El siglo XIX supuso para Azuaga un gran avance también desde el punto de vista cultural. En 1836 se crea la Sociedad Económica Amigos del País de Azuaga, cuyo objetivo fue impulsar la cultura y el progreso que llegaron de manos de las explotaciones mineras, el crecimiento demográfico y la ruptura del aislamiento a través del ferrocarril.
La existencia de una fuerte masa proletaria de mineros, determinó el fortalecimiento del asociacionismo obrero, con lo que Azuaga pasó a ser uno de los más potentes focos del movimiento obrero extremeño. En esta villa apareció a comienzos del XX el periódico La Verdad Social, destinado a convertirse en el principal órgano de la prensa obrera pacense.
Con el nuevo siglo la crisis llegó a las explotaciones mineras, siempre con graves problemas de rentabilidad. Así, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931), el declive de la minería azuagueña genera el paro de más de un millar de obreros.
El espíritu combativo de los mineros se hizo oír a través de El Amigo del Pueblo, publicación local de aparición quincenal. También con matiz reivindicativo y de asociación se constituyó en Azuaga la Sociedad Obrera "Los amantes de la tierra".
Durante la II República (1931-1936) la conflictividad fue constante. El paro alcanzó cifras alarmantes, la situación del campo era crítica y el descontento social creciente. A la cuestión agraria se unió la crisis de la minería del plomo, con sus problemas de rentabilidad que dificultaban la competitividad. Sólo la ayuda oficial impedía el cierre de las explotaciones.
Los miembros del Gobierno Municipal tenían constancia de estos problemas e intentaron encontrar soluciones pero pronto se verían interrumpidas por el desarrollo de la Guerra Civil. Azuaga se vio metida en la guerra desde sus primeros días: El 19 de julio de 1936 se produjeron enfrentamientos entre la Guardia Civil y un grupo de vecinos que reclamaban armas. El pueblo permaneció dos meses en poder de las fuerzas republicanas hasta que fue conquistada por el Ejército Nacional el 25 de septiembre de 1936. La represión, tanto republicana como nacionalista, provocó no pocas víctimas.
Al igual que en todo el país, la postguerra fue dura. Los problemas de índole económico y social vuelven a incidir en la población azuagueña. Como ejemplo se da un fuerte absentismo escolar, producido porque muchos niños en edad escolar abandonaron las aulas para dedicarse a trabajar en ayuda de la penosa situación económica en la que se encontraban sus familias.
A finales de la década de los cuarenta y principio de los cincuenta se asiste a una efímera recuperación económica y demográfica. La minería atraviesa un pasajero esplendor. Al comenzar los años cincuenta todavía trabajaban en las minas más de 500 personas, aunque los métodos de explotación seguían siendo rudimentarios y artesanales.
A partir de 1955 comienza en Azuaga el fenómeno migratorio. El cierre de minas y la introducción de maquinarias en las explotaciones agrícolas provocaron el aumento del paro y la emigración de muchos azuagueños hacia zonas industrializadas como Madrid y Barcelona. Este movimiento social se hizo aún más patente en la década de los años sesenta.
Con la llegada de la Democracia, tras la muerte del General Franco en 1975, se frena este proceso migratorio y asistimos al retorno de muchos de los que se habían visto obligados a salir del Partido Judicial en otras décadas.
Actualmente, los ciudadanos de Azuaga podemos participar en el devenir de nuestro pueblo gracias a la democratización de la vida municipal (Diputación Provincial de Badajoz).
El término de Azuaga ha estado habitado desde muy antiguo, como lo atestiguan los restos hallados cerca dela aldea de La Cardenchosa, como un menhir y dólmenes; de otros tiempos también se atesoran ajuares de la Edad de los Metales que se conservan en el Museo Arqueológico de Badajoz o el torques de oro que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
Entre sus monumentos destacan el castillo de Miramontes, las iglesias de Nuestra Señora de la Merced y del Cristo del Humilladero y, sobre todo, la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, el templo mas grande de la provincia, tras la Catedral de Badajoz. Bien de Interés Cultural, la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación se levantó a finales del siglo XV, principios del XVI. Responde a los últimos momentos del gótico, con influencias de "manuelino" y mezcla del incipiente renacimiento. Es, sin duda, uno de los más bellos y monumentales ejemplos de la arquitectura religiosa del sur de Extremadura.
Y si quieres conocer más sobre la historia socio-cultural que esconde esta particular región, visita su fantástico Museo Etnográfico, fruto de una amplia colección aportada por los mismos ciudadanos del municipio y la comarca.
A través de la practica turismo rural y de las actividades en la naturaleza, podrás descubrir todos los rincones y secretos que se hallan en la villa de Azuaga y la aldea de La Cardenchosa. Entre las actividades que se ofrecen están: las rutas naturales y las caminadas por las fuentes y pilares. Además podrás disfrutar de la riqueza de la flora y la fauna de la zona, destacada por una magnifica diversidad de aves propias del territorio. Observa el vuelo de un águila imperial o un buitre leonado o deléitate con las vistas de centenares de aves sobrevolando la campiña: grullas, garzas o avutardas. Todo ello podrás contemplarlo acercándote al Parque periurbano de conservación y ocio Sierra de Azuaga
Uno de los recursos medioambientales más significativos de la zona es su aprovechamiento cinegético de ciertas especies autóctonas como: perdices, liebres, palomas, conejos, ciervos o jabalíes.
Así pues, algunas de las mejores rutas naturales que te proponemos hacer son: la Sierra de Azuaga, el cordel de Guadalcanal, la Ruta de Arroyo Peinado de la Cardenchosa o senderismo por el río Bembézar. O bien date un paseo y descubre las fuentes y pilares, a través de los que conocerás parte de la cultura antigua y popular, paseando por las sendas y recorriendo los puntos de interés, como los manantiales.
Además de historia y naturaleza, la cultura de este municipio es rica por sus fiestas y tradiciones, descubre algunas de las mejores festividades, como por ejemplo:
o La Feria de Muestras de la Campiña Sur de Exuemadura (FECSUR)
o Ruta Nocturna (último viernes del mes de julio)
o Feria de Agosto (del 14 al 18)
o Feria Intercomarcal del Comercio Tradicional (noviembre)
o Belén Viviente (domingo antes de Nochebuena) (Turismo de Extremadura).
Antiguo foco minero situado en los límites con las provincias de Córdoba y Sevilla. El trazado de sus calles muestra una clara influencia musulmana.
Historia
El asentamiento bereber de los Al Zugawa, tras la invasión musulmana, da origen al topónimo actual. No obstante, debía de existir un núcleo de población en la época romana, según se deduce de lápidas conmemorativas dedicadas, entre otros, al emperador Trajano. La expulsión de los árabes (1236), bajo el reinado de Fernando III, fue realizada por el maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa. En el siglo XVI Azuaga, era junto con Cáceres, la ciudad más poblada de Extremadura. A finales del siglo XIX experimentó un notable impulso económico y demográfico basado en la minería del plomo, que posteriormente entró en crisis.
Gastronomía
El cerdo está presente en la sopa porquera y el cordero en la sabrosa caldereta. Notables son los escabeches de pollo o bacalao. Y destacan los roscos blancos y flores.
Artesanía
Trabajos de carpintería y forja.
Fiestas
Se celebran las fiestas patronales de la Virgen de la Consolación (en torno al 15 de agosto) con verbenas y campeonatos deportivos; las Pascuas, con salida al campo el domingo de Resurrección; el Carnaval, con su día grande el domingo de Piñata; la festividad de los Santos y Difuntos, con degustación de castañas asadas y chocolate con churros; Nochebuena, en donde se canta compartiendo vino, anís y dulces típicos. A ellas se añaden la romería de San Isidro (15 de mayo) y las velás (veladas) de la noche de San Juan (23 de junio), de Santiago (24 de julio) y del Cristo del Humilladero (a primeros de septiembre).
Vida urbana
La calle Estalajes es la arteria comercial por excelencia. El tapeo, en torno al parque Cervantes, mientras que el ambiente nocturno se concentra en Muñoz Torrero con Constitución. A final de mayo, la feria anual con una muestra agrícola y comercial de la Campiña Sur de Extremadura (FECSUR).
VISITA
Coronando una elevación rocosa al oeste del casco urbano se yergue el castillo de Miramontes, reconstruido en el siglo XV por la Orden de Santiago sobre una antigua alcazaba árabe, y del que hoy sólo quedan varias torres. A sus pies se ubica la ermita de San Blas (s. XVIII), barroca con trazas renacentistas. En la parte más alta y oriental de la población, iglesia de Nuestra Señora de la Consolación*, templo del siglo XV y XVI en gótico isabelino con influencias del gótico portugués o manuelino y trazas renacentistas. Monumento Nacional, es quizás la construcción religiosa más sobresaliente de Badajoz en cuanto a su decoración y sus dimensiones. La torre se compone de tres cuerpos rematados por el campanario y un templete. El primero, gótico conopial. En el segundo y el tercero las ventas son de estilo isabelino y plateresco. Contrasta la rica decoración tardogótica de la portada septentrional con la austeridad de la opuesta. El interior, de tres naves y cabecera ochavada, se cubre con bóvedas de crucería. Es interesante la pila bautismal, de barro vidriado y de estilo morisco (siglo XVI). A embellecer aún más esta iglesia contribuye el bello marco mudéjar que la rodea, compuesto por un conjunto de casas con ventanas de arcos conopiales y polilobulados enmarcados en alfiz. En el centro del casco urbano (plaza de la Merced) e inmediata al Ayuntamiento, que guarda cipos marmóreos de época romana, se eleva la iglesia de la Merced (siglo XV), de estilo gótico mudéjar con añadidos barrocos. Dos contrafuertes semicilíndricos flanquean el arco de herradura de la portada, en tanto que la cabecera, poligonal, está coronada por almenas que le imprimen un aire de fortaleza. Entre la plaza anterior y la de Cristo, donde se halla la parroquia de Cristo del Humilladero (s. XVIII), magnífico ejemplo de barroco extremeño tardío con grandes influencias andaluzas, se encuentran la Casa de Cultura, instalada en una casona decimonónica con un bonito balcón de claras influencias andaluzas, y Central Cinema, edificio emblemático que acoge el museo etnográfico comarcal de La Sierra y La Campiña.
Recorriendo las calles y plazas salen al paso casas nobiliarias del siglo XIX, con amplios balcones de cerrajería, así como austeras ermitas de los siglos XVI y XVII.
ALREDEDORES
11 km al nordeste está Granja de Torrehermosa. La torre* (s. XV) de la iglesia de la Purísima Concepción es una de las más bellas construcciones gótico-mudéjares de Extremadura. De interés es el Casino y el Ayuntamiento, de inspiración modernista (Alfredo J. Ramos, y Santiago Llorente. Guía Total, Extremadura. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
ARQUITECTURA MILITAR
Castillo de Miramontes.-
El origen de esta fortaleza está relacionado con la tribu islámica de los Zuwaga, que desde el Norte de África se diseminaron por buena parte de la geografía peninsular. Su ubicación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. Multitud de restos y fragmentos obtenidos de sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también nos ofrecen constancia de la valía que tuvo el enclave.
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Miramontes, Plaza de Toros, Ermita de San Blas, Ermita de Ntra. Sra. de la Aurora, Ermita de Santiago, Ermita de Ntra. Sra. del Rosario, Oratorio particular, Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, Iglesia del Cristo del Humilladero, Pozo Santo, Fuente Atenor, Pilar Viejo, Pilar de Spínola, y Norias tradicionales) de la localidad de Almendralejo, en la provincia de Badajoz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia pacense.
Castillo de Miramontes.-
El origen de esta fortaleza está relacionado con la tribu islámica de los Zuwaga, que desde el Norte de África se diseminaron por buena parte de la geografía peninsular. Su ubicación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. Multitud de restos y fragmentos obtenidos de sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también nos ofrecen constancia de la valía que tuvo el enclave.
A mediados del siglo XII el geógrafo Al-Idrisi confeccionó un itinerario Córdoba - Badajoz, incluyendo el Castillo Miramontes de Azuaga como zona segura dentro de este recorrido. De otro lado, el primer documento sobre la fortaleza data de 1331 y hace referencia a la obligación que tiene el comendador de mantenerlo en buen estado.
Una vez fue reconquistada la localidad, el castillo pasó a convertirse en casa de la Encomienda, bajo la Orden de Santiago, abandonándose y sustituyéndose por otro edificio más cómodo y habitable algunas décadas después.
Desde 1400 no se había hecho ningún arreglo en los muros de la fortaleza, por lo que en 1494 estos se aprecian en malas condiciones: "todas las tapias comidas del ostigo del agua". En esta última fecha, se da orden a D. Luis Portocarrero, comendador de Azuaga, de reparar todo el castillo acometiéndose, a partir de entonces, obras de mantenimiento en los muros y de reestructuración en los interiores.
La fortaleza tenía una barbacana con su cava, cuya puerta estaba defendida por un cubo. La segunda puerta se encontraba en una torre que formaba parte de un muro almenado, delimitando un espacio adaptado a la configuración del terreno. Una tercera puerta se hallaba entre dos cubos, únicos vestigios que quedan de la edificación; ambos formaban parte de una barrera que defendía el recinto principal, donde estaba la torre del homenaje.
Pasada la segunda puerta había un corral que, a la derecha, tenía una caballeriza grande, de dos naves separadas por una arquería. Sobre ella se levantaban tres habitaciones destinadas para servicio de los mozos. En 1576 se divide la caballeriza y una parte de ella se emplea como bastimento de pan.
A la izquierda del citado corral se encontraba un huerto cercado y un cortinal que tenía dos aljibes. Junto al huerto estaba la casa del portero.
El último recinto de la fortaleza disponía de patio principal, situado en la cota más alta del terreno, y una serie de servicios. En el patio, se hizo una reestructuración de sus edificios a partir de 1486, fecha en que el comendador D. Luis Portocarrero hace de nueva planta la torre del homenaje.
Los arcos y pilares de los corredores eran de ladrillo y la columna del aljibe de mármol. Las techumbres del ala izquierda, a excepción de las bóvedas de la torre del homenaje, eran sencillos alfarjes de pino. Las habitaciones del ala derecha unas eran de pino, otras de castaño.
Entre 1576 y 1734 no hay prácticamente ningún dato documental aunque, a partir de esta última fecha, el castillo que señoreaba la villa de Azuaga entra en su fase de plena devastación: "se declaró hallarse muy arruinado, sin habitación alguna y sumamente imperfectas y demolidas sus torres y almenas...".
De tan ilustre monumento sólo se han conservado dos cubos, unas saeteras, restos de los muros de contención, así como los cimientos de alguna dependencia interior.
ARQUITECTURA CIVIL
Eminentemente significativa es la influencia mudéjar y gótica de los siglos XIV, XV y XVI, que se evidencia en la arquitectura popular de Azuaga.
Son muestra de ella los numerosos ejemplos de vistosas ventanas conservadas en las calles Pío XII, Teodoro de Vera, Alconchel y Mesones.
El empleo del ladrillo, la presencia de alfiz y el encalado son los principales rasgos definitorios del estilo.
En lo que al Barroco se refiere, dejó su huella en fachadas diseminadas por distintas calles de la villa de Azuaga: Muy abundantes resultan estos exteriores de los siglos XVII y XVIII en el entorno de Mesones, Juan Ortiz, Llana y Espirilla.
Presentan los gustos clásicos del Barroco que se adornan con frontones curvos o triangulares, óculos, aleros pronunciados o molduras dobles y triples, entre una amplia gama de recursos que definieron el estilo. Estas viviendas hidalgas conforman un área arquitectónica distinguida como "Monumento Singular", según comunicado de la Consejería de Educación y Cultura con fecha de 29 de abril de 1986.
El siglo XIX va a marcar una época de auge en la arquitectura. En este momento se van a erigir una serie de casas que en cuanto a su estructura arquitectónica no van a obedecer a un estilo concreto, sino que en ellas se va a dar una simbiosis entre los elementos decorativos y estructurales de periodos anteriores y los actuales; combinación que va a derivar en lo que se ha dado en llamar Eclecticismo.
Uno de los ejemplos más notables de esta arquitectura del siglo XIX o decimonónica es la "Casa palacio" situada en la calle Llana, número 12, conocida por los vecinos como el "Antiguo Centro de Salud". Su proyecto original data de 1896 aunque hasta 1898 no llegaría a ejecutarse, con algunas modificaciones en la traza original. La fachada en conjunto es de un Eclecticismo clasicista, siendo la parte constructiva que más se cuida por el hecho de ser una forma de exteriorización de la posición social y económica de los propietarios. Esta construcción está declarada "Monumento Singular" por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, mediante comunicado oficial de 29 de abril de 1986.
Sobresale también el céntrico Teatro Cine "Capitol" de singular volumetría y de intenso valor plástico. Fue edificado bajo la favorable coyuntura económica de principios del XX, y explicable por el enriquecimiento de la burguesía agraria, que comenzó a demandar nuevos lugares de ocio y diversión. La diferencia con el resto de edificaciones tradicionales se centra, fundamentalmente, en la decoración de carácter erudito e intelectual. Rescata elementos y motivos de la antigüedad clásica, al tiempo que introduce materiales innovadores y revolucionarios propios del periodo: hormigón, hierro y grandes superficies acristaladas.
Vinculado a la época está además el Parque Cervantes, con su quiosco en estructura metálica y cubierta plana.
A finales del pasado siglo, en 1892, se construyó en Azuaga una plaza de toros que sustituía a una existente en la zona de "Fundición"; como estaba ejecutada a base de madera y de forma provisional se realizó ésta, a la que ahora nos referimos, excavada en un promontorio.
Apunta José A. Torquemada Daza en un trabajo de investigación sobre el ferrocarril en Azuaga, que recoge la revista Feria y fiestas Azuaga 99, que existió cierta relación entre la construcción de la plaza de toros y la línea de ferrocarril con que contaría el pueblo. El autor en su reportaje citaba lo siguiente:
"En cuanto al asunto del ocio habría que decir, como primera curiosidad, que fue el establecimiento del ferrocarril lo que impulsó la construcción de la plaza de toros de Azuaga, pues según un texto de 1892:
'(...) cuando Victoriano Gómez, a principios de 1892 se decide a construir en Azuaga una plaza de toros fija era por algo: era conocedor de la inminente colocación de la vía férrea de Peñarroya a Fuente del Arco, trabajos que en el término de Azuaga comenzarían dos años después, en 1894, y de los efectos multiplicadores que una arteria vial genera'.
La plaza de toros se inauguró en mayo de 1894, casi al mismo tiempo que las obras de construcción del ferrocarril. No es casual que las mejores plazas del entorno se encontraran todas unidas por el ferrocarril de Fuente del Arco a Puertollano, pues además de la de Azuaga, en esta línea se encuentran las de Bélmez, Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, todas ellas de gran capacidad y a donde se fletaban trenes especiales con ocasión de la celebración de festejos taurinos".
El estreno del coso se hizo lidiando toros el matador Emilio Torres Reina "Bombita". La singularidad de la plaza levanta opiniones encontradas: hay quien mantiene que se edificó sobre un circo romano, basándose en la forma del ruedo y la textura de la misma.
Arquitectos como el alemán Heribert Hamann, profesor de proyectos de la Escuela Superior de Arquitectura de Munich, se han interesado en el estudio del coso y en formular propuestas para la restauración del mismo; proponiendo, en este caso, soluciones tan originales como experimentar con estructuras ligeras de madera y velas deslizantes, simulando los estudios por él realizados sobre las velas y toldos que cubrían el teatro y anfiteatro de Itálica, "El velamen neo-romano de Azuaga".
El arquitecto Gonzalo Díaz y Recasens publica en 1992 el libro Plazas de toros, donde aparece la de Azuaga.
En agosto de 1996, el pleno del Ayuntamiento de Azuaga convoca un concurso de méritos e ideas para la restauración del coso, resultando ganadores del mismo los arquitectos José Manuel Jaureguibeitia Olalde y Gonzalo Díaz y Recasens.
Ante la incertidumbre de las vías de financiación para llevar a cabo la propuesta planteada, los gestores municipales propusieron la creación de una escuela taller que permitiera la restauración del recinto taurino.
Está siendo la Escuela Taller "San Martín" la encargada de acometer las obras de rehabilitación, realizando faenas de limpieza y descombro, derribo de antiguos corrales, perfilado de graderíos, levantamiento de paredes de mampostería, restauración de gradas, adaptación de dependencias y recuperación del entorno natural colindante.
ARQUITECTURA RELIGIOSA
Entre 1494 y 1604 existieron seis ermitas en Azuaga, distribuidas en su núcleo urbano y término jurisdiccional. Eran éstas: San Sebastián, Santiago, Santa Olalla, Santa Catalina, San Bartolomé y Nuestra Señora de la Paz. Al día de hoy, unas desaparecieron y otras cambiaron su denominación, manteniendo solamente el título la de Santiago y la de Nuestra Señora de la Paz. Relacionamos a continuación una pequeña síntesis de aquellas que podemos encontrarnos inmersas en el itinerario histórico artístico de Azuaga.
Está situada en la ladera del Castillo Miramontes, próxima a la desaparecida ermita de Santa Olalla o Eulalia. La fachada es amplia en contraste con el pequeño campanario, mientras la puerta de entrada se protege por un frontón triangular sobre cornisa dispuesta encima de pilastras.
Su iluminado interior es de planta cuadrada y cabecera plana. La cubierta, de madera y a dos aguas, fue reformada durante 1890 al tiempo que se mejoraron y encalaron muros interiores y exteriores. También sufrió rehabilitaciones en la década de 1990, respetando la configuración original de su techumbre.
Conserva dos esculturas: Santa Olalla y el Sagrado Corazón de Jesús. Santa Olalla fue tallada en los últimos años del siglo XVI y realizada por el gran artífice Andrés de Ocampo. Por su parte, el Sagrado Corazón de Jesús es una obra atribuida a Pío Mollar Franch, presentándose como un Cristo colosal, con amplia túnica plegada y pies descalzos dispuestos sobre una esfera rodeada de nubes. Pesa alrededor de los 3.000 kilos y su altura alcanza los 3 metros.
Situada en la calle Retamalejo, el pórtico de entrada está compuesto por pilastras y un remate con tres almenas. Sobre la entrada se dispone una atractiva espadaña, con un campanario de vano único rematado por otras tres almenas. En el centro de la nave, un gran cimborrio cubre internamente una bóveda esférica; un sistema similar de cerramiento caracterizará a la cabecera.
También conocida como de Nuestra Señora de los Dolores, se sitúa en la plaza del mismo nombre muy próxima a la Parroquia de la Consolación.
Fue iniciada su construcción a comienzos del siglo XVI y durante un largo periodo de tiempo no fue más que una capilla reducida y abovedada hasta que, a mediados de esa misma centuria, se ordenó tejarla y alzar sus muros para evitar las goteras y humedad que amenazaban la solidez de su fábrica. Su origen es modesto y humilde pues durante el último tercio del XVI sus rentas eran mínimas, debiendo hacerse cargo de su mantenimiento la cofradía de los Dolores.
Su aspecto contemporáneo es el de una pequeña ermita de planta rectangular y única, cubierta a dos aguas.
La fachada exterior tiene espadaña, una bella cruz en relieve y una monumental puerta de acceso enmarcada por un frontón partido, asentado sobre dos potentes pilastras. En el centro del frontón, un óculo sirve para iluminar el interior.
Está ubicada en una vía peatonal que une dos de las calles más importantes desde el punto de vista artístico cultural: Llana y Mesones. La ermita, a la que supuestamente se atribuye el nombre de Nuestra Señora del Rosario, es de pequeñas dimensiones, de una sola nave rectangular, cubierta por cúpula sobre pechinas sustentadas por dos arcos de medio punto. La fachada exterior ha sido recientemente restaurada.
Su portada adintelada está flanqueada por pilastras, quedando rematada con una cornisa. El interior está decorado con restos de pintura mural y algún que otro lienzo, en los que se evidencia el inexorable castigo por el paso de los años.
Oratorio particular.-
Construido en la calle Mesones, número 24, puede estar designado como del Cristo de la Humildad y la Paciencia. El exterior es simple pues tan sólo sobresale la portada concebida con un arco carpanel, recorrido por varias molduras y enmarcado por un gran alfiz sobre pilastras. Además, cuenta con una ventana adintelada con guardapolvos y una espadaña que rompe la monotonía y pronunciada horizontalidad de la fachada. Esta superficie acoge, al igual que la de la Aurora, tres almenas y una cruz en la cima.
Antiguamente fue conocida como ermita de San Sebastián y los Santos Mártires, datándose del último cuarto del siglo XV. Aquí tuvo lugar la celebración del Capítulo General de la Orden de Santiago en 1477, donde se eligió como Maestre General de la Orden a D. Alonso de Cárdenas, quien contribuyó al enriquecimiento de Azuaga y de todas las localidades que pertenecían a la Orden. Poseyó la categoría de ermita hasta el año 1590, fecha en la que pasó a convertirse en capilla de un convento de frailes mercedarios.
Su planta es rectangular, con cuerpo de nave única dividida en cinco tramos a través de arcos de ladrillo encalados que servían de soporte a la desaparecida techumbre de madera de castaño. Las sucesivas transformaciones que fue registrando en su interior alteraron su antiguo aspecto sobre todo en lo que se refiere a techos, coro, capillas y campanario.
El interior acoge algunos retablos y tallas de interés aunque la mayoría de sus obras fueron destruidas durante la Guerra Civil del 36.
Las dos puertas de acceso están construidas en ladrillo: La del lado Oeste o principal está formada por un arco de herradura con triple moldura apoyado en pilastras y flanqueado por dos gruesos machones semicirculares, que proporcionan a la entrada aspecto de fortaleza. La puerta del muro Sur se caracteriza por su arco apuntado, enmarcado por un alfiz.
El alzado se completa con la presencia del campanario o torre, afortunado ejemplo de la tipología definida como torre-fachada, situada a los pies del templo e integrada en su estructura.
En 1981, según resolución de 23 de marzo, de la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, se acuerda tener por incoado expediente de declaración de monumento histórico artístico a favor de esta iglesia. En abril de 1986, la Dirección General de Patrimonio Cultural denomina a la Iglesia de la Merced como "Monumento Singular".
Esta iglesia se considera como la más importante de la provincia en cuanto a decoración en su estilo y la segunda en extensión, siguiendo a la magna Catedral de Badajoz. Así se recogió, ya en 1926, por José Ramón Mélida en el Catálogo Monumental de España, provincia de Badajoz. Según Decreto 30/1993 de 23 de marzo, fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura.
El solemne templo se erigió entre finales del siglo XV y la primera mitad del XVI, en un momento que responde estilísticamente a los últimos momentos del gótico, un gótico isabelino con influencias del gótico portugués o manuelino, que se mezcla con incipientes trazas renacentistas.
El edificio responde a una concepción de planta rectangular y alargada, con tres naves y ábside en forma poligonal al que se adosa la sacristía por el lado de la Epístola y otras tres capillas por el del Evangelio, respetándose la belleza formal de la traza originaria ideada por el arquitecto.
Estos espacios se cubren con diferentes soluciones de bóvedas de crucería entre las que destacan, por su belleza, las estrelladas del tramo de la nave próxima a la cabecera, las del sotocoro o las de la sacristía. Diez columnas, con un diámetro superior al metro y medio, separan las tres naves.
La piedra arenisca y el ladrillo son los materiales básicos empleados en la construcción: Los sillares se utilizan en pilares, contrafuertes, torre y nervios de bóvedas; mientras que se recurre al ladrillo para las bóvedas y algunas superficies de los paramentos. Aparte, resulta exquisito el tratamiento ornamental a base de hojas de parra, racimos de uvas, flores, cuadrúpedos y reptiles.
La portada principal se compone de cinco cuerpos, incluidos el de las campanas y el remate final, un conjunto que alcanza los treinta y cuatro metros de altura. Aparte existen otras dos portadas: una orientada al Norte, llamada la del Perdón, y otra dispuesta hacia el Sur o lado de la Epístola.
Es destacable del recinto la excelente balaustrada pétrea del coro, el púlpito, el tesoro parroquial y la pila bautismal. Esta última es el único ejemplo comarcal realizado en barro cocido y vidriado en tono verdoso, cuyo exterior está decorado con multitud de figuras y motivos.
Las riquezas que componen el tesoro o ajuar artístico son espléndidas suntuosidades elaboradas en su mayoría en plata entre las que cabe destacar: cálices, copones, coronas, cruces procesionales, vinajeras, un incensario, un cuenco, lámparas y seis varas de palio. De incalculable valor es, sin duda, la custodia - sagrario; un magnífico ejemplar de plata en su color y sobredorada, obra del siglo XVI con basamento añadido en el XVIII, de estilo rococó. Su traza es de templete.
Además de estas piezas hay en el templo tres lámparas de plata, de las cuales dos son barrocas, una del siglo XVII y otra del XVIII. La tercera, de plata en su color y sobredorada, es de estilo purista del siglo XVII.
El mobiliario de esta iglesia ha sufrido en dos ocasiones grandes pérdidas. La primera en un incendio ocurrido el 7 de agosto de 1888 y la segunda durante la depredación de la Guerra Civil. Nada queda del zócalo de azulejos mudéjares y renacentistas que decoraba la Capilla Mayor, así como de su Retablo Mayor. El que hoy podemos contemplar es una reconstrucción a la que se incorporaron algunas piezas originales del primitivo.
Se trata de un retablo de planta ochavada, estructurado en banco, tres cuerpos, tres calles, seis entrecalles y ático sobre la calle central. Los relieves del cuerpo inferior representan la Anunciación y los desposorios de María; los del cuerpo central la Epifanía y la Natividad; los del cuerpo superior la Asunción, la Quinta Angustia y la Ascensión. El centro del retablo se dedica a la imagen titular de Nuestra Señora de la Consolación, el ático a la Crucifixión, rematándose éste con el relieve del Padre Eterno entre nubes. Las entrecalles están destinadas a los Apóstoles y otros Santos.
El retablo tipificado como tríptico y mariano, técnicamente es de talla o escultórico y de casillero por los recuadros donde se alojan los relieves y las esculturas de bulto redondo. Fue calificado por Banda y Vargas como "[...] la obra más importante que el Bajo Renacimiento sevillano dejó en tierras extremeñas".
En suma, la sabia composición de elementos góticos y renacentistas en la decoración de la torre y en la ejecución del templo, ponen de manifiesto que el maestro que la realizó era un gran conocedor de la tradición gótica y de las nuevas tendencias renacentistas; configurando uno de los más bellos y monumentales ejemplos de la arquitectura religiosa de la Baja Extremadura, que fue objeto de una acertada restauración a comienzos de la década de los noventa.
Obra terminada en 1752 cuya fábrica de mampostería y ladrillo presenta las características propias del estilo arquitectónico barroco tardío extremeño, con grandes influencias andaluzas. Los numerosos estudios realizados sobre los monumentos más relevantes de Extremadura la definen como una solemne arquitectura típicamente encalada y de alto valor plástico.
La fachada principal se podría dividir en cuatro cuerpos en los que la decoración se presenta con un sentido ascendente. Destacables resultan también las dos torres: la del camarín; de mayor altura, y la del crucero.
El interior presenta planta de cruz latina y nave única, recorrida por un doble entablamento del que arranca la bóveda que la cubre. Tras el altar mayor se dispone un camarín y una pequeña cripta en la que descansan los restos de muchos caídos en la Guerra Civil.
El edificio guarda perfectamente la esencia popular bajo la que fue ideada por su arquitecto, que decidió repetir el mismo repertorio estructural y decorativo en el exterior y en el interior de la construcción, con intensos juegos de volúmenes a distinta altura.
Sobresale en su interior una magnífica talla del Cristo del Humilladero, realizada por Francisco de Ocampo, discípulo de Martínez Montañés; que fue donada en 1615 por el capitán Don Juan de la Guardia. Se trata del crucificado comarcal más notable del siglo XVII, cuyo proceso de restauración, relativamente reciente, le devolvió el brillo y la calidad perdidos por el paso de los años.
La Iglesia del Cristo del Humilladero fue denominada "Monumento Singular" en abril de 1986 por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura.
Además de los recursos histórico artísticos que seguramente acapararán la atención de todo aquel que sepa apreciar la majestuosidad de la cultura antigua y popular, los momentos de ocio y tiempo libre pueden emplearse en recorrer puntos alternativos de interés que, como los manantiales, cuentan con gran tradición y arraigo entre los vecinos.
Refiriéndonos a este conjunto arquitectónico de fuentes y pilares, el Ayuntamiento constantemente intenta velar por las infraestructuras e higiene de estos enclaves y de sus aguas, declarados como "monumentos singulares" del entorno de Azuaga.
A continuación hacemos de ellos una rápida recopilación que ayude a su identificación así como a matizar los usos que se hacían de ellos.
Pozo Santo.-
De la época mudéjar se conserva el denominado Pozo Santo, un aljibe que presenta una galería cubierta por falsa bóveda de mampostería. Para acceder a la fuente es necesario descender por unos peldaños.
Su agua se calificaba como de muy buena, aunque su manantial no es muy abundante. Es uno de los más antiguos de la localidad y está ubicado próximo al Castillo Miramontes.
Fuente Atenor.-
Se encontraba justamente a las afueras de la población, dispuesta en uno de sus ejes más importantes, al final de la calle Fuente. Cuenta con un amplio receptáculo, utilizado como abrevadero para el ganado local y el trashumante en siglos anteriores.
Respecto a sus aguas, se calificaban como óptimas para el consumo humano aunque poco finas. Destacaba por su salubridad y se empleaba como bálsamo para los males de estómago. La fuente también era lugar de cita para faenas domésticas como el lavado de la ropa.
Pilar Viejo.-
Está situado al final de la calle Nueva. También dispuesto a la salida del núcleo urbano pues era utilizado hace décadas por el ganado cuando se disponía a salir o entrar del pueblo. El abrevadero presenta unas amplias dimensiones para intentar acoger el mayor número posible de cabezas de ganado.
Pilar de Spínola.-
El agua de esta fuente está calificada como de agua gorda, es por ello por lo que solía emplearse para regar al igual que se hacía con el agua del Pilar Viejo. Está localizado en la confluencia de las calles Olleros, Viriato y Córdoba.
El Pozo Meón, adjunto a la calle Carrera, el Pilar de los Borrachos y el Pilar del Pocito, cercanos al Parque de Caganchas y contiguos al final de la calle Sevilla, y Pilar Nuevo completan la que puede entenderse como la ruta del agua en Azuaga.
Norias Tradicionales.-
Son ejemplos representativos del aprovechamiento rural, sostenible y tradicional de los recursos naturales. Estas infraestructuras fueron introducidas en Occidente por los islámicos que las importaron desde Oriente, sociedad con una tecnología más avanzada que la nuestra.
Funcionan a base de unas ruedas unidas a través de unos engranajes giratorios que permiten que el agua del subsuelo sea recogida en unos recipientes que la llevan a la superficie para el riego u otros usos. Su disposición y entornos pueden apreciarse en buena parte de huertas y cortijos, que hacían de las norias herramientas fundamentales en la vida y el trabajo rural (Ayuntamiento de Azuaga).
Localizamos La Cardenchosa al Sureste de Azuaga, muy próxima a los pequeños núcleos de Los Rubios, Argallón y La Coronada, estos dos últimos municipios cordobeses.
El nombre de Cardenchosa deriva del vocablo "cardencha" (del latín cardinculus). La cardencha no es otra cosa que una especie de cardo de gran altura, una planta bianual que puede alcanzar dos metros, con flores de color púrpura que usaban antiguamente los cardadores para sacar el pelo a los paños.
La abundancia dio lugar a la denominación de cardenchal o cardenchosa a aquellos lugares donde nacían y se criaban las cardenchas.
Una de las tradiciones con más arraigo en la población es la del cultivo de las huertas. Generación tras generación se van transmitiendo el saber hacer y los pequeños trucos que hacen de estas tierras algo verdaderamente valioso en cuanto a la agricultura rural.
Tomates, pimientos, pepinos, lechugas,... dan un colorido especial a los alrededores de la localidad, contribuyendo así a crear un paisaje muy atractivo para visitantes y residentes.
Dependiente de la gestión de Azuaga, cuenta además con una agencia de lectura, un consultorio médico y el Colegio Público Nuestra Señora de la Paz.
Sobre su historia sabemos que los asentamientos de población de la época prehistórica debieron ser importantes en la aldea, tal como evidencian los restos neolíticos hallados: un menhir realizado sobre una fina lancha de pizarra, en pleno centro, y varios dólmenes en los alrededores de la población. Su cronología data de finales del Neolítico, conviviendo con el Calcolítico y la Edad del Bronce (milenios V - IV antes de Cristo).
En cuanto a sus recursos artísticos cabe destacar la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, fechada en 1550 y ampliada a finales del siglo XVI a causa del elevado número de visitantes con que contaba. De estilo gótico mudéjar, la parroquia tiene una sola nave, con cabecera que se reduce y sobresale del resto de la construcción. El arco que da acceso a la cabecera se encuentra modificado pero debió ser de medio punto peraltado. La nave está dividida en dos tramos por un arco transversal apuntado. Fue declarada "Monumento Singular" por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura en 1986.
El retablo que hoy ocupa la cabecera con las pinturas de S. Pedro y S. Pablo, y coronado por la crucifixión, podría datarse del siglo XVII. También de este siglo son las pinturas murales que ilustran buena parte de los muros del edificio (Diputación Provincial de Badajoz).
Más sobre la provincia de Badajoz, en ExplicArte Sevilla.