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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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lunes, 30 de junio de 2025

Los principales monumentos (Castillo de Miramontes, Plaza de Toros, Ermita de San Blas, Ermita de Ntra. Sra. de la Aurora, Ermita de Santiago, Ermita de Ntra. Sra. del Rosario, Oratorio particular, Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, Iglesia del Cristo del Humilladero, Pozo Santo, Fuente Atenor, Pilar Viejo, Pilar de Spínola, y Norias tradicionales) de la localidad de Azuaga, en la provincia de Badajoz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Miramontes, Plaza de Toros, Ermita de San Blas, Ermita de Ntra. Sra. de la Aurora, Ermita de Santiago, Ermita de Ntra. Sra. del Rosario, Oratorio particular, Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, Iglesia del Cristo del Humilladero, Pozo Santo, Fuente Atenor, Pilar Viejo, Pilar de Spínola, y Norias tradicionales) de la localidad de Azuaga, en la provincia de Badajoz.
     Encontramos Azuaga al Sur-Este de Extremadura, a una distancia de 145 kilómetros de Badajoz, 128 de Mérida y 125 de Sevilla o Córdoba. Está dentro de las coordenadas 38º 15' 30'' de latitud Norte, 1º 59' 20'' de longitud 0.
     Localizada en las estribaciones de Sierra Morena, su término es uno de los más extensos de la provincia de Badajoz con una superficie de 497'31 kilómetros cuadrados y una altitud de en torno a los 600 metros. Comprende la villa de Azuaga y la aldea de La Cardenchosa.
     La demarcación linda con los siguientes municipios:
     Hacia el Norte encontramos Campillo de Llerena y Peraleda del Zaucejo, ambos de la provincia de Badajoz.
     Desplazándonos al Sur llegamos a la localidad pacense de Malcocinado y a los municipios sevillanos de Alanís de la Sierra y Guadalcanal.
     Al Este se sitúa la vecina Granja de Torrehermosa (Badajoz) y la cordobesa Fuente Ovejuna.
     En dirección Oeste todos los pueblos con los que limita son de la provincia de Badajoz: Valverde de Llerena, Berlanga y Maguilla.
     Localizamos La Cardenchosa al Sur-Este de Azuaga, muy próxima a los pequeños núcleos de Los Rubios, Argallón y La Coronada, estas dos últimas poblaciones cordobesas.
     Azuaga disfruta de un clima mediterráneo con matices continentales: escasas precipitaciones a lo que se unen fuertes oscilaciones térmicas entre inviernos y veranos. La estación invernal es relativamente corta pero de ella son características las intensas heladas; el estío es caluroso y seco. Durante la primavera y el otoño las temperaturas son suaves.
     Tipo de Entidad: Municipio
     Superficie Término: 497,9 Km2
     Altitud: 593 m.
     Distancia Capital: 145 Km.
     Partido Judicial: Llerena
     Comarca: Campiña Sur
     Otras Entidades:
         La Cardenchosa (aldea a 12 Km. de Azuaga)
     Gentilicio: Azuagueño
Ayuntamiento de Almendralejo
     Plaza de la Merced, 1
     06920 Azuaga (Badajoz)
     Teléfono: 924890307
     Fax: 924891550
     Web: www.azuaga.es
Historia.-
    Azuaga cuenta con una larga trayectoria histórica que se remonta hasta etapas prehistóricas, cuando el fenómeno megalítico era un proceso cultural caracterizado por la edificación de grandes sepulturas de piedra y por la práctica generalizada del enterramiento colectivo. Los asentamientos de población en esta época debieron ser importantes tal y como lo evidencian los restos hallados en las proximidades a la aldea de La Cardenchosa. Como ejemplos representativos conservamos un menhir realizado sobre una fina lancha de pizarra, emplazada en pleno centro de la aldea, y un dolmen de identidad eminentemente funeraria.
     Del tercer milenio antes de Cristo se poseen algunos restos de cerámica como platos de borde engrosado o también algunos ejemplos de microlitos que se unen culturalmente a toda una serie de yacimientos encontrados en el término municipal de la localidad.
     Procedentes de la Edad de los Metales (2.000 antes de Cristo), también se conservan restos de ajuares que actualmente están depositados en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Y ya del período del bronce final fue recuperado en Azuaga un torques de oro que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
     La presencia romana en Azuaga está documentada desde los primeros momentos de penetración en la Península Ibérica. Con la romanización, el desarrollo y expansión de la población se debió producir a partir del siglo I, siendo en la década de los años 70 después de Cristo cuando a la localidad se le concede el título de municipio, es decir, ciudad cuyos habitantes solían gozar del derecho de ciudadanía romana.
     La campiña azuagueña conserva la huella de aquellas villas romanas, verdaderos poblados de colonos, esclavos, artesanos y administradores que fueron los núcleos de su economía agrícola y ganadera. Existe la posibilidad de que el "Municipium Iulium Ugultuniacum" se correspondiera con la actual Azuaga, desprendiéndose de él una cultura material que se manifiesta en los yacimientos que delatan una clara influencia urbana, plasmada en la aparición de vasijas, mosaicos... y cómo no unos monumentales cipos con inscripciones epigráficas latinas. Están realizados en noble mármol y son de tipo honorífico, dedicados a Nerva, Herennio y una sobrina de Trajano, Matidia; supuestamente su hallazgo se realizara a finales del siglo XVIII. En la actualidad, los tres están presentes en el vestíbulo del Ayuntamiento.
     La inestabilidad económico militar del Imperio y su consiguiente depresión cristalizó en el siglo V con las invasiones bárbaras y la llegada de los visigodos; pero fue en la posterior etapa islámica cuando encontramos el antecedente más próximo a la que sería la denominación de Azuaga, designación que viene ligada al nombre de la tribu beréber norteafricana de los Zuwaga. Este pueblo edificó una impresionante fortaleza en el cerro de Miramontes sobre restos de origen romano.
     Azuaga fue reconquistada a los musulmanes por el maestre de la Orden de Santiago, Pelay Pérez Correa, quien la incorporó al reino de Castilla - León en 1236, reinando Fernando III El Santo.
     Al producirse el tránsito entre el dominio musulmán y el cristiano, la localidad desempeñó su papel como encrucijada de poderes civiles, jurisdiccionales y eclesiásticos. Después fue declarada Encomienda.
     La Encomienda de Azuaga se consideraba bastante rentable y codiciada por muchos, entre otras cosas porque su topografía es ideal para la actividad agrícola y ganadera. Era por eso por lo que la localidad figuraba al lado de ricas poblaciones mineras de la época como Cartagena, Lorca o Cuenca.
     El siglo XV se puede considerar (junto con el XIX) como una de las mejores épocas para Azuaga. Testimonio de este importante pasado histórico es el conjunto de notables edificios, tanto religiosos como civiles, que alberga el pueblo en su casco urbano y entorno. Significa ello el relevante papel desempeñado por esta ciudad en la historia de la Orden de Santiago y cuya información aparece recogida en los libros confeccionados por los "visitadores", designados temporalmente para supervisar de forma personal las villas, bienes y propiedades bajo la jurisdicción de la Orden Militar.
     El siglo XVI va a suponer un empobrecimiento paulatino en todos los órdenes. En primer lugar, se da una constante enfeudación del régimen económico con una agricultura arcaica y en manos de una reducida clase aristocrática, asentada en la población durante los primeros momentos de la conquista romana. En segundo lugar, como indicativo del estancamiento económico, se producirá un descenso muy acusado de la población a causa de las continuas guerras, las crisis alimentarias cíclicas y las pestes.
     El estancamiento demográfico, sólo comenzaría a conocer una ligera recuperación en las últimas décadas de 1700; mientras la estructura económica estaba ralentizada debido al enorme poderío de la Mesta, que impedía la explotación de las riquezas naturales prohibiendo cualquier tipo de cultivo. No obstante y puesto que la economía era esencialmente rural, con el freno puesto al campo, surgen pequeños talleres familiares que se reparten por toda la región.
     Telares de lana y lino se ubican en Azuaga junto con artesanías de cuero y alfarería, que constituyeron pequeñas fuentes de riqueza complementarias a la producción agraria. En su conjunto dieron vida a ferias y mercados regionales.
     El siglo XVIII, con el advenimiento de los Borbones, se suele considerar como un período de desarrollo y expansión para el conjunto de España pero no sucederá lo mismo en el caso de Extremadura, que siguió sufriendo a lo largo de este transcurso de tiempo las consecuencias negativas de la crisis anterior.
     Sin embargo, la centuria del XIX trajo grandes transformaciones estructurales que afectaron a todos los aspectos del devenir histórico. Desde el punto de vista político, fue una época de continuas revoluciones bajo la influencia del racionalismo dieciochesco y las modernas ideas de reforma y desamortización, pero es, sin duda alguna, un siglo de gran auge económico en el que juega un papel muy importante la rentabilidad de las explotaciones mineras.
     Los yacimientos de plomo explotados desde mediados del XIX originaron un aumento considerable de la población. Esta producción de mineral de plomo (galena) contratada por la Sociedad Minera de Peñarroya dio lugar en Azuaga, entre 1887 y 1897, al mayor crecimiento demográfico de toda Extremadura, convirtiendo a nuestro pueblo en uno de los principales núcleos de la provincia. El auge económico proporcionado por la actividad minera provocó la ampliación del casco urbano, paralelamente a la necesidad de crear más viviendas.
     Lo que no se desarrolló junto a la minería fue la industria, debido a la necesidad de comunicaciones, pues el ferrocarril no llega a la localidad hasta 1894. Respecto al proceso desamortizador, ganaderos y labradores acomodados en la zona consiguieron apropiarse de la mayor parte de los bienes desamortizados.
     El siglo XIX supuso para Azuaga un gran avance también desde el punto de vista cultural. En 1836 se crea la Sociedad Económica Amigos del País de Azuaga, cuyo objetivo fue impulsar la cultura y el progreso que llegaron de manos de las explotaciones mineras, el crecimiento demográfico y la ruptura del aislamiento a través del ferrocarril.
     La existencia de una fuerte masa proletaria de mineros, determinó el fortalecimiento del asociacionismo obrero, con lo que Azuaga pasó a ser uno de los más potentes focos del movimiento obrero extremeño. En esta villa apareció a comienzos del XX el periódico La Verdad Social, destinado a convertirse en el principal órgano de la prensa obrera pacense.
     Con el nuevo siglo la crisis llegó a las explotaciones mineras, siempre con graves problemas de rentabilidad. Así, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931), el declive de la minería azuagueña genera el paro de más de un millar de obreros.
     El espíritu combativo de los mineros se hizo oír a través de El Amigo del Pueblo, publicación local de aparición quincenal. También con matiz reivindicativo y de asociación se constituyó en Azuaga la Sociedad Obrera "Los amantes de la tierra".
     Durante la II República (1931-1936) la conflictividad fue constante. El paro alcanzó cifras alarmantes, la situación del campo era crítica y el descontento social creciente. A la cuestión agraria se unió la crisis de la minería del plomo, con sus problemas de rentabilidad que dificultaban la competitividad. Sólo la ayuda oficial impedía el cierre de las explotaciones.
     Los miembros del Gobierno Municipal tenían constancia de estos problemas e intentaron encontrar soluciones pero pronto se verían interrumpidas por el desarrollo de la Guerra Civil. Azuaga se vio metida en la guerra desde sus primeros días: El 19 de julio de 1936 se produjeron enfrentamientos entre la Guardia Civil y un grupo de vecinos que reclamaban armas. El pueblo permaneció dos meses en poder de las fuerzas republicanas hasta que fue conquistada por el Ejército Nacional el 25 de septiembre de 1936. La represión, tanto republicana como nacionalista, provocó no pocas víctimas.
     Al igual que en todo el país, la postguerra fue dura. Los problemas de índole económico y social vuelven a incidir en la población azuagueña. Como ejemplo se da un fuerte absentismo escolar, producido porque muchos niños en edad escolar abandonaron las aulas para dedicarse a trabajar en ayuda de la penosa situación económica en la que se encontraban sus familias.
     A finales de la década de los cuarenta y principio de los cincuenta se asiste a una efímera recuperación económica y demográfica. La minería atraviesa un pasajero esplendor. Al comenzar los años cincuenta todavía trabajaban en las minas más de 500 personas, aunque los métodos de explotación seguían siendo rudimentarios y artesanales.
     A partir de 1955 comienza en Azuaga el fenómeno migratorio. El cierre de minas y la introducción de maquinarias en las explotaciones agrícolas provocaron el aumento del paro y la emigración de muchos azuagueños hacia zonas industrializadas como Madrid y Barcelona. Este movimiento social se hizo aún más patente en la década de los años sesenta.
     Con la llegada de la Democracia, tras la muerte del General Franco en 1975, se frena este proceso migratorio y asistimos al retorno de muchos de los que se habían visto obligados a salir del Partido Judicial en otras décadas.
     Actualmente, los ciudadanos de Azuaga podemos participar en el devenir de nuestro pueblo gracias a la democratización de la vida municipal (Diputación Provincial de Badajoz).
     El término de Azuaga ha estado habitado desde muy antiguo, como lo atestiguan los restos hallados cerca dela aldea de La Cardenchosa, como un menhir y dólmenes; de otros tiempos también se atesoran ajuares de la Edad de los Metales que se conservan en el Museo Arqueológico de Badajoz o el torques de oro que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
     Entre sus monumentos destacan el castillo de Miramontes, las iglesias de Nuestra Señora de la Merced y del Cristo del Humilladero y, sobre todo, la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, el templo mas grande de la provincia, tras la Catedral de Badajoz. Bien de Interés Cultural, la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación se levantó a finales del siglo XV, principios del XVI. Responde a los últimos momentos del gótico, con influencias de "manuelino" y mezcla del incipiente renacimiento. Es, sin duda, uno de los más bellos y monumentales ejemplos de la arquitectura religiosa del sur de Extremadura.
     Y si quieres conocer más sobre la historia socio-cultural que esconde esta particular región, visita su fantástico Museo Etnográfico, fruto de una amplia colección aportada por los mismos ciudadanos del municipio y la comarca.
     A través de la practica turismo rural y de las actividades en la naturaleza, podrás descubrir todos los rincones y secretos que se hallan en la villa de Azuaga y la aldea de La Cardenchosa. Entre las actividades que se ofrecen están: las rutas naturales y las caminadas por las fuentes y pilares. Además podrás disfrutar de la riqueza de la flora y la fauna de la zona, destacada por una magnifica diversidad de aves propias del territorio. Observa el vuelo de un águila imperial o un buitre leonado o deléitate con las vistas de centenares de aves sobrevolando la campiña: grullas, garzas o avutardas. Todo ello podrás contemplarlo acercándote al Parque periurbano de conservación y ocio Sierra de Azuaga
     Uno de los recursos medioambientales más significativos de la zona es su aprovechamiento cinegético de ciertas especies autóctonas como: perdices, liebres, palomas, conejos, ciervos o jabalíes.
     Así pues, algunas de las mejores rutas naturales que te proponemos hacer son: la Sierra de Azuaga, el cordel de Guadalcanal, la Ruta de Arroyo Peinado de la Cardenchosa o senderismo por el río Bembézar. O bien date un paseo y descubre las fuentes y pilares, a través de los que conocerás parte de la cultura antigua y popular, paseando por las sendas y recorriendo los puntos de interés, como los manantiales.
     Además de historia y naturaleza, la cultura de este municipio es rica por sus fiestas y tradiciones, descubre algunas de las mejores festividades, como por ejemplo:
        o La Feria de Muestras de la Campiña Sur de Exuemadura (FECSUR)
        o Ruta Nocturna (último viernes del mes de julio)
        o Feria de Agosto (del 14 al 18)
        o Feria Intercomarcal del Comercio Tradicional (noviembre)
        o Belén Viviente (domingo antes de Nochebuena) (Turismo de Extremadura).
     Antiguo foco minero situado en los límites con las provincias de Córdoba y Sevilla. El trazado de sus calles muestra una clara influencia musulmana.
Historia
     El asentamiento bereber de los Al Zugawa, tras la invasión musulmana, da origen al topónimo actual. No obstante, debía de existir un núcleo de población en la época romana, según se deduce de lápidas conmemorativas dedicadas, entre otros, al emperador Trajano. La expulsión de los árabes (1236), bajo el reinado de Fernando III, fue realizada por el maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa. En el siglo XVI Azuaga, era junto con Cáceres, la ciudad más poblada de Extremadura. A finales del siglo XIX experimentó un notable impulso económico y demográfico basado en la minería del plomo, que posteriormente entró en crisis.
Gastronomía
     El cerdo está presente en la sopa porquera y el cordero en la sabrosa caldereta. Notables son los escabeches de pollo o bacalao. Y destacan los roscos blancos y flores.
Artesanía
     Trabajos de carpintería y forja.
Fiestas
     Se celebran las fiestas patronales de la Virgen de la Consolación (en torno al 15 de agosto) con verbenas y campeonatos deportivos; las Pascuas, con salida al campo el domingo de Resurrección; el Carnaval, con su día grande el domingo de Piñata; la festividad de los Santos y Difuntos, con degustación de castañas asadas y chocolate con churros; Nochebuena, en donde se canta compartiendo vino, anís y dulces típicos. A ellas se añaden la romería de San Isidro (15 de mayo) y las velás (veladas) de la noche de San Juan (23 de junio), de Santiago (24 de julio) y del Cristo del Humilladero (a primeros de septiembre).
Vida urbana
     La calle Estalajes es la arteria comercial por excelencia. El tapeo, en torno al parque Cervantes, mientras que el ambiente nocturno se concentra en Muñoz Torrero con Constitución. A final de mayo, la feria anual con una muestra agrícola y comercial de la Campiña Sur de Extremadura (FECSUR).
VISITA
     Coronando una elevación rocosa al oeste del casco urbano se yergue el castillo de Miramontes, reconstruido en el siglo XV por la Orden de Santiago sobre una antigua alcazaba árabe, y del que hoy sólo quedan varias torres. A sus pies se ubica la ermita de San Blas (s. XVIII), barroca con trazas renacentistas. En la parte más alta y oriental de la población, iglesia de Nuestra Señora de la Consolación*, templo del siglo XV y XVI en gótico isabelino con influencias del gótico portugués o manuelino y trazas renacentistas. Monumento Nacional, es quizás la construcción religiosa más sobresaliente de Badajoz en cuanto a su decoración y sus dimensiones. La torre se compone de tres cuerpos rematados por el campanario y un templete. El primero, gótico conopial. En el segundo y el tercero las ventas son de estilo isabelino y plateresco. Contrasta la rica decoración tardogótica de la portada septentrional con la austeridad de la opuesta. El interior, de tres naves y cabecera ochavada, se cubre con bóvedas de crucería. Es interesante la pila bautismal, de barro vidriado y de estilo morisco (siglo XVI). A embellecer aún más esta iglesia contribuye el bello marco mudéjar que la rodea, compuesto por un conjunto de casas con ventanas de arcos conopiales y polilobulados enmarcados en alfiz. En el centro del casco urbano (plaza de la Merced) e inmediata al Ayuntamiento, que guarda cipos marmóreos de época romana, se eleva la iglesia de la Merced (siglo XV), de estilo gótico mudéjar con añadidos barrocos. Dos contrafuertes semicilíndricos flanquean el arco de herradura de la portada, en tanto que la cabecera, poligonal, está coronada por almenas que le imprimen un aire de fortaleza. Entre la plaza anterior y la de Cristo, donde se halla la parroquia de Cristo del Humilladero (s. XVIII), magnífico ejemplo de barroco extremeño tardío con grandes influencias andaluzas, se encuentran la Casa de Cultura, instalada en una casona decimonónica con un bonito balcón de claras influencias andaluzas, y Central Cinema, edificio emblemático que acoge el museo etnográfico comarcal de La Sierra y La Campiña.
     Recorriendo las calles y plazas salen al paso casas nobiliarias del siglo XIX, con amplios balcones de cerrajería, así como austeras ermitas de los siglos XVI y XVII.
ALREDEDORES
     11 km al nordeste está Granja de Torrehermosa. La torre* (s. XV) de la iglesia de la Purísima Concepción es una de las más bellas construcciones gótico-mudéjares de Extremadura. De interés es el Casino y el Ayuntamiento, de inspiración modernista (Alfredo J. Ramos, y Santiago Llorente. Guía Total, Extremadura. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

ARQUITECTURA MILITAR
Castillo de Miramontes.-

      El origen de esta fortaleza está relacionado con la tribu islámica de los Zuwaga, que desde el Norte de África se diseminaron por buena parte de la geografía peninsular. Su ubicación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. Multitud de restos y fragmentos obtenidos de sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también nos ofrecen constancia de la valía que tuvo el enclave.
    A mediados del siglo XII el geógrafo Al-Idrisi confeccionó un itinerario Córdoba - Badajoz, incluyendo el Castillo Miramontes de Azuaga como zona segura dentro de este recorrido. De otro lado, el primer documento sobre la fortaleza data de 1331 y hace referencia a la obligación que tiene el comendador de mantenerlo en buen estado.
     Una vez fue reconquistada la localidad, el castillo pasó a convertirse en casa de la Encomienda, bajo la Orden de Santiago, abandonándose y sustituyéndose por otro edificio más cómodo y habitable algunas décadas después.
     Desde 1400 no se había hecho ningún arreglo en los muros de la fortaleza, por lo que en 1494 estos se aprecian en malas condiciones: "todas las tapias comidas del ostigo del agua". En esta última fecha, se da orden a D. Luis Portocarrero, comendador de Azuaga, de reparar todo el castillo acometiéndose, a partir de entonces, obras de mantenimiento en los muros y de reestructuración en los interiores.
     La fortaleza tenía una barbacana con su cava, cuya puerta estaba defendida por un cubo. La segunda puerta se encontraba en una torre que formaba parte de un muro almenado, delimitando un espacio adaptado a la configuración del terreno. Una tercera puerta se hallaba entre dos cubos, únicos vestigios que quedan de la edificación; ambos formaban parte de una barrera que defendía el recinto principal, donde estaba la torre del homenaje.
     Pasada la segunda puerta había un corral que, a la derecha, tenía una caballeriza grande, de dos naves separadas por una arquería. Sobre ella se levantaban tres habitaciones destinadas para servicio de los mozos. En 1576 se divide la caballeriza y una parte de ella se emplea como bastimento de pan.
     A la izquierda del citado corral se encontraba un huerto cercado y un cortinal que tenía dos aljibes. Junto al huerto estaba la casa del portero.
     El último recinto de la fortaleza disponía de patio principal, situado en la cota más alta del terreno, y una serie de servicios. En el patio, se hizo una reestructuración de sus edificios a partir de 1486, fecha en que el comendador D. Luis Portocarrero hace de nueva planta la torre del homenaje.
     Los arcos y pilares de los corredores eran de ladrillo y la columna del aljibe de mármol. Las techumbres del ala izquierda, a excepción de las bóvedas de la torre del homenaje, eran sencillos alfarjes de pino. Las habitaciones del ala derecha unas eran de pino, otras de castaño.
     Entre 1576 y 1734 no hay prácticamente ningún dato documental aunque, a partir de esta última fecha, el castillo que señoreaba la villa de Azuaga entra en su fase de plena devastación: "se declaró hallarse muy arruinado, sin habitación alguna y sumamente imperfectas y demolidas sus torres y almenas...".
     De tan ilustre monumento sólo se han conservado dos cubos, unas saeteras, restos de los muros de contención, así como los cimientos de alguna dependencia interior.

ARQUITECTURA CIVIL
     Eminentemente significativa es la influencia mudéjar y gótica de los siglos XIV, XV y XVI, que se evidencia en la arquitectura popular de Azuaga.
     Son muestra de ella los numerosos ejemplos de vistosas ventanas conservadas en las calles Pío XII, Teodoro de Vera, Alconchel y Mesones.
     El empleo del ladrillo, la presencia de alfiz y el encalado son los principales rasgos definitorios del estilo.
     En lo que al Barroco se refiere, dejó su huella en fachadas diseminadas por distintas calles de la villa de Azuaga: Muy abundantes resultan estos exteriores de los siglos XVII y XVIII en el entorno de Mesones, Juan Ortiz, Llana y Espirilla.
     Presentan los gustos clásicos del Barroco que se adornan con frontones curvos o triangulares, óculos, aleros pronunciados o molduras dobles y triples, entre una amplia gama de recursos que definieron el estilo. Estas viviendas hidalgas conforman un área arquitectónica distinguida como "Monumento Singular", según comunicado de la Consejería de Educación y Cultura con fecha de 29 de abril de 1986.
     El siglo XIX va a marcar una época de auge en la arquitectura. En este momento se van a erigir una serie de casas que en cuanto a su estructura arquitectónica no van a obedecer a un estilo concreto, sino que en ellas se va a dar una simbiosis entre los elementos decorativos y estructurales de periodos anteriores y los actuales; combinación que va a derivar en lo que se ha dado en llamar Eclecticismo.
     Uno de los ejemplos más notables de esta arquitectura del siglo XIX o decimonónica es la "Casa palacio" situada en la calle Llana, número 12, conocida por los vecinos como el "Antiguo Centro de Salud". Su proyecto original data de 1896 aunque hasta 1898 no llegaría a ejecutarse, con algunas modificaciones en la traza original. La fachada en conjunto es de un Eclecticismo clasicista, siendo la parte constructiva que más se cuida por el hecho de ser una forma de exteriorización de la posición social y económica de los propietarios. Esta construcción está declarada "Monumento Singular" por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, mediante comunicado oficial de 29 de abril de 1986.
     Sobresale también el céntrico Teatro Cine "Capitol" de singular volumetría y de intenso valor plástico. Fue edificado bajo la favorable coyuntura económica de principios del XX, y explicable por el enriquecimiento de la burguesía agraria, que comenzó a demandar nuevos lugares de ocio y diversión. La diferencia con el resto de edificaciones tradicionales se centra, fundamentalmente, en la decoración de carácter erudito e intelectual. Rescata elementos y motivos de la antigüedad clásica, al tiempo que introduce materiales innovadores y revolucionarios propios del periodo: hormigón, hierro y grandes superficies acristaladas.
     Vinculado a la época está además el Parque Cervantes, con su quiosco en estructura metálica y cubierta plana.
Plaza de Toros.-
     A finales del pasado siglo, en 1892, se construyó en Azuaga una plaza de toros que sustituía a una existente en la zona de "Fundición"; como estaba ejecutada a base de madera y de forma provisional se realizó ésta, a la que ahora nos referimos, excavada en un promontorio.
     Apunta José A. Torquemada Daza en un trabajo de investigación sobre el ferrocarril en Azuaga, que recoge la revista Feria y fiestas Azuaga 99, que existió cierta relación entre la construcción de la plaza de toros y la línea de ferrocarril con que contaría el pueblo. El autor en su reportaje citaba lo siguiente:
     "En cuanto al asunto del ocio habría que decir, como primera curiosidad, que fue el establecimiento del ferrocarril lo que impulsó la construcción de la plaza de toros de Azuaga, pues según un texto de 1892:
     '(...) cuando Victoriano Gómez, a principios de 1892 se decide a construir en Azuaga una plaza de toros fija era por algo: era conocedor de la inminente colocación de la vía férrea de Peñarroya a Fuente del Arco, trabajos que en el término de Azuaga comenzarían dos años después, en 1894, y de los efectos multiplicadores que una arteria vial genera'.
     La plaza de toros se inauguró en mayo de 1894, casi al mismo tiempo que las obras de construcción del ferrocarril. No es casual que las mejores plazas del entorno se encontraran todas unidas por el ferrocarril de Fuente del Arco a Puertollano, pues además de la de Azuaga, en esta línea se encuentran las de Bélmez, Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, todas ellas de gran capacidad y a donde se fletaban trenes especiales con ocasión de la celebración de festejos taurinos".
     El estreno del coso se hizo lidiando toros el matador Emilio Torres Reina "Bombita". La singularidad de la plaza levanta opiniones encontradas: hay quien mantiene que se edificó sobre un circo romano, basándose en la forma del ruedo y la textura de la misma.
     Arquitectos como el alemán Heribert Hamann, profesor de proyectos de la Escuela Superior de Arquitectura de Munich, se han interesado en el estudio del coso y en formular propuestas para la restauración del mismo; proponiendo, en este caso, soluciones tan originales como experimentar con estructuras ligeras de madera y velas deslizantes, simulando los estudios por él realizados sobre las velas y toldos que cubrían el teatro y anfiteatro de Itálica, "El velamen neo-romano de Azuaga".
     El arquitecto Gonzalo Díaz y Recasens publica en 1992 el libro Plazas de toros, donde aparece la de Azuaga.
     En agosto de 1996, el pleno del Ayuntamiento de Azuaga convoca un concurso de méritos e ideas para la restauración del coso, resultando ganadores del mismo los arquitectos José Manuel Jaureguibeitia Olalde y Gonzalo Díaz y Recasens.
     Ante la incertidumbre de las vías de financiación para llevar a cabo la propuesta planteada, los gestores municipales propusieron la creación de una escuela taller que permitiera la restauración del recinto taurino.
     Está siendo la Escuela Taller "San Martín" la encargada de acometer las obras de rehabilitación, realizando faenas de limpieza y descombro, derribo de antiguos corrales, perfilado de graderíos, levantamiento de paredes de mampostería, restauración de gradas, adaptación de dependencias y recuperación del entorno natural colindante.

ARQUITECTURA RELIGIOSA
     Entre 1494 y 1604 existieron seis ermitas en Azuaga, distribuidas en su núcleo urbano y término jurisdiccional. Eran éstas: San Sebastián, Santiago, Santa Olalla, Santa Catalina, San Bartolomé y Nuestra Señora de la Paz. Al día de hoy, unas desaparecieron y otras cambiaron su denominación, manteniendo solamente el título la de Santiago y la de Nuestra Señora de la Paz. Relacionamos a continuación una pequeña síntesis de aquellas que podemos encontrarnos inmersas en el itinerario histórico artístico de Azuaga.
Ermita de San Blas.-
     Está situada en la ladera del Castillo Miramontes, próxima a la desaparecida ermita de Santa Olalla o Eulalia. La fachada es amplia en contraste con el pequeño campanario, mientras la puerta de entrada se protege por un frontón triangular sobre cornisa dispuesta encima de pilastras.
     Su iluminado interior es de planta cuadrada y cabecera plana. La cubierta, de madera y a dos aguas, fue reformada durante 1890 al tiempo que se mejoraron y encalaron muros interiores y exteriores. También sufrió rehabilitaciones en la década de 1990, respetando la configuración original de su techumbre.
     Conserva dos esculturas: Santa Olalla y el Sagrado Corazón de Jesús. Santa Olalla fue tallada en los últimos años del siglo XVI y realizada por el gran artífice Andrés de Ocampo. Por su parte, el Sagrado Corazón de Jesús es una obra atribuida a Pío Mollar Franch, presentándose como un Cristo colosal, con amplia túnica plegada y pies descalzos dispuestos sobre una esfera rodeada de nubes. Pesa alrededor de los 3.000 kilos y su altura alcanza los 3 metros.

Ermita de Nuestra Señora de la Aurora.-
     Situada en la calle Retamalejo, el pórtico de entrada está compuesto por pilastras y un remate con tres almenas. Sobre la entrada se dispone una atractiva espadaña, con un campanario de vano único rematado por otras tres almenas. En el centro de la nave, un gran cimborrio cubre internamente una bóveda esférica; un sistema similar de cerramiento caracterizará a la cabecera.

Ermita de Santiago.-
     También conocida como de Nuestra Señora de los Dolores, se sitúa en la plaza del mismo nombre muy próxima a la Parroquia de la Consolación.
     Fue iniciada su construcción a comienzos del siglo XVI y durante un largo periodo de tiempo no fue más que una capilla reducida y abovedada hasta que, a mediados de esa misma centuria, se ordenó tejarla y alzar sus muros para evitar las goteras y humedad que amenazaban la solidez de su fábrica. Su origen es modesto y humilde pues durante el último tercio del XVI sus rentas eran mínimas, debiendo hacerse cargo de su mantenimiento la cofradía de los Dolores.
     Su aspecto contemporáneo es el de una pequeña ermita de planta rectangular y única, cubierta a dos aguas.
     La fachada exterior tiene espadaña, una bella cruz en relieve y una monumental puerta de acceso enmarcada por un frontón partido, asentado sobre dos potentes pilastras. En el centro del frontón, un óculo sirve para iluminar el interior.

Ermita de la calle El Rastro o Ntra. Sra. del Rosario.-
     Está ubicada en una vía peatonal que une dos de las calles más importantes desde el punto de vista artístico cultural: Llana y Mesones. La ermita, a la que supuestamente se atribuye el nombre de Nuestra Señora del Rosario, es de pequeñas dimensiones, de una sola nave rectangular, cubierta por cúpula sobre pechinas sustentadas por dos arcos de medio punto. La fachada exterior ha sido recientemente restaurada.
     Su portada adintelada está flanqueada por pilastras, quedando rematada con una cornisa. El interior está decorado con restos de pintura mural y algún que otro lienzo, en los que se evidencia el inexorable castigo por el paso de los años.

Oratorio particular.-
     Construido en la calle Mesones, número 24, puede estar designado como del Cristo de la Humildad y la Paciencia. El exterior es simple pues tan sólo sobresale la portada concebida con un arco carpanel, recorrido por varias molduras y enmarcado por un gran alfiz sobre pilastras. Además, cuenta con una ventana adintelada con guardapolvos y una espadaña que rompe la monotonía y pronunciada horizontalidad de la fachada. Esta superficie acoge, al igual que la de la Aurora, tres almenas y una cruz en la cima.

Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.-
     Antiguamente fue conocida como ermita de San Sebastián y los Santos Mártires, datándose del último cuarto del siglo XV. Aquí tuvo lugar la celebración del Capítulo General de la Orden de Santiago en 1477, donde se eligió como Maestre General de la Orden a D. Alonso de Cárdenas, quien contribuyó al enriquecimiento de Azuaga y de todas las localidades que pertenecían a la Orden. Poseyó la categoría de ermita hasta el año 1590, fecha en la que pasó a convertirse en capilla de un convento de frailes mercedarios.
     Su planta es rectangular, con cuerpo de nave única dividida en cinco tramos a través de arcos de ladrillo encalados que servían de soporte a la desaparecida techumbre de madera de castaño. Las sucesivas transformaciones que fue registrando en su interior alteraron su antiguo aspecto sobre todo en lo que se refiere a techos, coro, capillas y campanario.
     El interior acoge algunos retablos y tallas de interés aunque la mayoría de sus obras fueron destruidas durante la Guerra Civil del 36.
     Las dos puertas de acceso están construidas en ladrillo: La del lado Oeste o principal está formada por un arco de herradura con triple moldura apoyado en pilastras y flanqueado por dos gruesos machones semicirculares, que proporcionan a la entrada aspecto de fortaleza. La puerta del muro Sur se caracteriza por su arco apuntado, enmarcado por un alfiz.
     El alzado se completa con la presencia del campanario o torre, afortunado ejemplo de la tipología definida como torre-fachada, situada a los pies del templo e integrada en su estructura.
      En 1981, según resolución de 23 de marzo, de la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, se acuerda tener por incoado expediente de declaración de monumento histórico artístico a favor de esta iglesia. En abril de 1986, la Dirección General de Patrimonio Cultural denomina a la Iglesia de la Merced como "Monumento Singular".

Parroquia de Nuestra Señora de la Consolación.-
     Esta iglesia se considera como la más importante de la provincia en cuanto a decoración en su estilo y la segunda en extensión, siguiendo a la magna Catedral de Badajoz. Así se recogió, ya en 1926, por José Ramón Mélida en el Catálogo Monumental de España, provincia de Badajoz. Según Decreto 30/1993 de 23 de marzo, fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura.
     El solemne templo se erigió entre finales del siglo XV y la primera mitad del XVI, en un momento que responde estilísticamente a los últimos momentos del gótico, un gótico isabelino con influencias del gótico portugués o manuelino, que se mezcla con incipientes trazas renacentistas.
     El edificio responde a una concepción de planta rectangular y alargada, con tres naves y ábside en forma poligonal al que se adosa la sacristía por el lado de la Epístola y otras tres capillas por el del Evangelio, respetándose la belleza formal de la traza originaria ideada por el arquitecto.
     Estos espacios se cubren con diferentes soluciones de bóvedas de crucería entre las que destacan, por su belleza, las estrelladas del tramo de la nave próxima a la cabecera, las del sotocoro o las de la sacristía. Diez columnas, con un diámetro superior al metro y medio, separan las tres naves.
     La piedra arenisca y el ladrillo son los materiales básicos empleados en la construcción: Los sillares se utilizan en pilares, contrafuertes, torre y nervios de bóvedas; mientras que se recurre al ladrillo para las bóvedas y algunas superficies de los paramentos. Aparte, resulta exquisito el tratamiento ornamental a base de hojas de parra, racimos de uvas, flores, cuadrúpedos y reptiles.
     La portada principal se compone de cinco cuerpos, incluidos el de las campanas y el remate final, un conjunto que alcanza los treinta y cuatro metros de altura. Aparte existen otras dos portadas: una orientada al Norte, llamada la del Perdón, y otra dispuesta hacia el Sur o lado de la Epístola.
     Es destacable del recinto la excelente balaustrada pétrea del coro, el púlpito, el tesoro parroquial y la pila bautismal. Esta última es el único ejemplo comarcal realizado en barro cocido y vidriado en tono verdoso, cuyo exterior está decorado con multitud de figuras y motivos.
     Las riquezas que componen el tesoro o ajuar artístico son espléndidas suntuosidades elaboradas en su mayoría en plata entre las que cabe destacar: cálices, copones, coronas, cruces procesionales, vinajeras, un incensario, un cuenco, lámparas y seis varas de palio. De incalculable valor es, sin duda, la custodia - sagrario; un magnífico ejemplar de plata en su color y sobredorada, obra del siglo XVI con basamento añadido en el XVIII, de estilo rococó. Su traza es de templete.
     Además de estas piezas hay en el templo tres lámparas de plata, de las cuales dos son barrocas, una del siglo XVII y otra del XVIII. La tercera, de plata en su color y sobredorada, es de estilo purista del siglo XVII.
     El mobiliario de esta iglesia ha sufrido en dos ocasiones grandes pérdidas. La primera en un incendio ocurrido el 7 de agosto de 1888 y la segunda durante la depredación de la Guerra Civil. Nada queda del zócalo de azulejos mudéjares y renacentistas que decoraba la Capilla Mayor, así como de su Retablo Mayor. El que hoy podemos contemplar es una reconstrucción a la que se incorporaron algunas piezas originales del primitivo.
     Se trata de un retablo de planta ochavada, estructurado en banco, tres cuerpos, tres calles, seis entrecalles y ático sobre la calle central. Los relieves del cuerpo inferior representan la Anunciación y los desposorios de María; los del cuerpo central la Epifanía y la Natividad; los del cuerpo superior la Asunción, la Quinta Angustia y la Ascensión. El centro del retablo se dedica a la imagen titular de Nuestra Señora de la Consolación, el ático a la Crucifixión, rematándose éste con el relieve del Padre Eterno entre nubes. Las entrecalles están destinadas a los Apóstoles y otros Santos.
     El retablo tipificado como tríptico y mariano, técnicamente es de talla o escultórico y de casillero por los recuadros donde se alojan los relieves y las esculturas de bulto redondo. Fue calificado por Banda y Vargas como "[...] la obra más importante que el Bajo Renacimiento sevillano dejó en tierras extremeñas".
     En suma, la sabia composición de elementos góticos y renacentistas en la decoración de la torre y en la ejecución del templo, ponen de manifiesto que el maestro que la realizó era un gran conocedor de la tradición gótica y de las nuevas tendencias renacentistas; configurando uno de los más bellos y monumentales ejemplos de la arquitectura religiosa de la Baja Extremadura, que fue objeto de una acertada restauración a comienzos de la década de los noventa.

Iglesia del Cristo del Humilladero.-
     Obra terminada en 1752 cuya fábrica de mampostería y ladrillo presenta las características propias del estilo arquitectónico barroco tardío extremeño, con grandes influencias andaluzas. Los numerosos estudios realizados sobre los monumentos más relevantes de Extremadura la definen como una solemne arquitectura típicamente encalada y de alto valor plástico.
     La fachada principal se podría dividir en cuatro cuerpos en los que la decoración se presenta con un sentido ascendente. Destacables resultan también las dos torres: la del camarín; de mayor altura, y la del crucero.
     El interior presenta planta de cruz latina y nave única, recorrida por un doble entablamento del que arranca la bóveda que la cubre. Tras el altar mayor se dispone un camarín y una pequeña cripta en la que descansan los restos de muchos caídos en la Guerra Civil.
     El edificio guarda perfectamente la esencia popular bajo la que fue ideada por su arquitecto, que decidió repetir el mismo repertorio estructural y decorativo en el exterior y en el interior de la construcción, con intensos juegos de volúmenes a distinta altura.
     Sobresale en su interior una magnífica talla del Cristo del Humilladero, realizada por Francisco de Ocampo, discípulo de Martínez Montañés; que fue donada en 1615 por el capitán Don Juan de la Guardia. Se trata del crucificado comarcal más notable del siglo XVII, cuyo proceso de restauración, relativamente reciente, le devolvió el brillo y la calidad perdidos por el paso de los años.
     La Iglesia del Cristo del Humilladero fue denominada "Monumento Singular" en abril de 1986 por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura.

FUENTES Y PILARES
     Además de los recursos histórico artísticos que seguramente acapararán la atención de todo aquel que sepa apreciar la majestuosidad de la cultura antigua y popular, los momentos de ocio y tiempo libre pueden emplearse en recorrer puntos alternativos de interés que, como los manantiales, cuentan con gran tradición y arraigo entre los vecinos.
     Refiriéndonos a este conjunto arquitectónico de fuentes y pilares, el Ayuntamiento constantemente intenta velar por las infraestructuras e higiene de estos enclaves y de sus aguas, declarados como "monumentos singulares" del entorno de Azuaga.
     A continuación hacemos de ellos una rápida recopilación que ayude a su identificación así como a matizar los usos que se hacían de ellos.
Pozo Santo.-
     De la época mudéjar se conserva el denominado Pozo Santo, un aljibe que presenta una galería cubierta por falsa bóveda de mampostería. Para acceder a la fuente es necesario descender por unos peldaños.
     Su agua se calificaba como de muy buena, aunque su manantial no es muy abundante. Es uno de los más antiguos de la localidad y está ubicado próximo al Castillo Miramontes.

Fuente Atenor.-
     Se encontraba justamente a las afueras de la población, dispuesta en uno de sus ejes más importantes, al final de la calle Fuente. Cuenta con un amplio receptáculo, utilizado como abrevadero para el ganado local y el trashumante en siglos anteriores.
     Respecto a sus aguas, se calificaban como óptimas para el consumo humano aunque poco finas. Destacaba por su salubridad y se empleaba como bálsamo para los males de estómago. La fuente también era lugar de cita para faenas domésticas como el lavado de la ropa.

Pilar Viejo.-
     Está situado al final de la calle Nueva. También dispuesto a la salida del núcleo urbano pues era utilizado hace décadas por el ganado cuando se disponía a salir o entrar del pueblo. El abrevadero presenta unas amplias dimensiones para intentar acoger el mayor número posible de cabezas de ganado.

Pilar de Spínola.-
     El agua de esta fuente está calificada como de agua gorda, es por ello por lo que solía emplearse para regar al igual que se hacía con el agua del Pilar Viejo. Está localizado en la confluencia de las calles Olleros, Viriato y Córdoba.
     El Pozo Meón, adjunto a la calle Carrera, el Pilar de los Borrachos y el Pilar del Pocito, cercanos al Parque de Caganchas y contiguos al final de la calle Sevilla, y Pilar Nuevo completan la que puede entenderse como la ruta del agua en Azuaga.

Norias Tradicionales.-
     Son ejemplos representativos del aprovechamiento rural, sostenible y tradicional de los recursos naturales. Estas infraestructuras fueron introducidas en Occidente por los islámicos que las importaron desde Oriente, sociedad con una tecnología más avanzada que la nuestra.
     Funcionan a base de unas ruedas unidas a través de unos engranajes giratorios que permiten que el agua del subsuelo sea recogida en unos recipientes que la llevan a la superficie para el riego u otros usos. Su disposición y entornos pueden apreciarse en buena parte de huertas y cortijos, que hacían de las norias herramientas fundamentales en la vida y el trabajo rural (Ayuntamiento de Azuaga).

LA CARDENCHOSA.-
    Localizamos La Cardenchosa al Sureste de Azuaga, muy próxima a los pequeños núcleos de Los Rubios, Argallón y La Coronada, estos dos últimos municipios cordobeses.
     El nombre de Cardenchosa deriva del vocablo "cardencha" (del latín cardinculus). La cardencha no es otra cosa que una especie de cardo de gran altura, una planta bianual que puede alcanzar dos metros, con flores de color púrpura que usaban antiguamente los cardadores para sacar el pelo a los paños.
     La abundancia dio lugar a la denominación de cardenchal o cardenchosa a aquellos lugares donde nacían y se criaban las cardenchas.
     Una de las tradiciones con más arraigo en la población es la del cultivo de las huertas. Generación tras generación se van transmitiendo el saber hacer y los pequeños trucos que hacen de estas tierras algo verdaderamente valioso en cuanto a la agricultura rural.
     Tomates, pimientos, pepinos, lechugas,... dan un colorido especial a los alrededores de la localidad, contribuyendo así a crear un paisaje muy atractivo para visitantes y residentes.
     Dependiente de la gestión de Azuaga, cuenta además con una agencia de lectura, un consultorio médico y el Colegio Público Nuestra Señora de la Paz.
     Sobre su historia sabemos que los asentamientos de población de la época prehistórica debieron ser importantes en la aldea, tal como evidencian los restos neolíticos hallados: un menhir realizado sobre una fina lancha de pizarra, en pleno centro, y varios dólmenes en los alrededores de la población. Su cronología data de finales del Neolítico, conviviendo con el Calcolítico y la Edad del Bronce (milenios V - IV antes de Cristo).
     En cuanto a sus recursos artísticos cabe destacar la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, fechada en 1550 y ampliada a finales del siglo XVI a causa del elevado número de visitantes con que contaba. De estilo gótico mudéjar, la parroquia tiene una sola nave, con cabecera que se reduce y sobresale del resto de la construcción. El arco que da acceso a la cabecera se encuentra modificado pero debió ser de medio punto peraltado. La nave está dividida en dos tramos por un arco transversal apuntado. Fue declarada "Monumento Singular" por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura en 1986.
     El retablo que hoy ocupa la cabecera con las pinturas de S. Pedro y S. Pablo, y coronado por la crucifixión, podría datarse del siglo XVII. También de este siglo son las pinturas murales que ilustran buena parte de los muros del edificio (Diputación Provincial de Badajoz).

          Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Miramontes, Plaza de Toros, Ermita de San Blas, Ermita de Ntra. Sra. de la Aurora, Ermita de Santiago, Ermita de Ntra. Sra. del Rosario, Oratorio particular, Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, Iglesia del Cristo del Humilladero, Pozo Santo, Fuente Atenor, Pilar Viejo, Pilar de Spínola, y Norias tradicionales) de la localidad de Almendralejo, en la provincia de Badajoz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia pacense.

Más sobre la provincia de Badajoz, en ExplicArte Sevilla.

El desaparecido Pabellón de Egipto, en el Pabellón de los Países Árabes, de Jesús Castañón Díaz, Rafael Zapata, y Eduardo Gómez, para la Exposición Universal de 1992

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el desaparecido Pabellón de Egipto, en el Pabellón de los Países Árabes, de Jesús Castañón Díaz, Rafael Zapata y Eduardo Gómez, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
     Hoy, 30 de junio, es el aniversario (25 de mayo de 1992) del Día Nacional de Egipto en la Expo' 92, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el desaparecido Pabellón de Egipto, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
     La Exposición Universal se ubicó en la llamada Isla de la Cartuja, que se encuentra en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito de Triana.
     El desaparecido Pabellón de Egipto, en el Pabellón de los Países Árabes para la Exposición Universal de 1992 [nº 271 en el plano oficial de la Exposición Universal de 1992], se ubicaba en la esquina de la calle Charles Darwin, con el Camino de los Descubrimientos (Avenida 4); en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito Triana.   
     El pabellón de los Países Árabes se encontraba situado en el cruce de la Avenida 5 o de los Arces, actual calle calle Charles Darwin con el Camino de los Descubrimientos y se emplazaba junto a los pabellones del Caribe y de Polonia/Bulgaria.
     Los países árabes, representados por Jordania, Siria, Egipto, la OLP (Organización para la liberación de Palestina) y la Liga Árabe (formada por 21 países de Oriente Medio) se congregaron en un pabellón conjunto con una superficie de 2.400 metros cuadrados y construido por la Sociedad Estatal para mostrar al mundo las aportaciones del mundo árabe y el progreso de Europa a través de su civilización.
     Jordania presentó una réplica de la ciudad de Petra, "escondida" al final del acantilado que forman las montañas de piedra rosa. Al otro lado de Petra se veía Tierra Santa y el río Jordán representados en un mosaico bizantino, así como una reproducción exacta de los frescos del castillo "Qasr Amra".
     Lo más destacado del pabellón de Siria era el primer alfabeto del que se tenga noticia en el mundo, representado en una pequeña tablilla de arcilla del tamaño de un dedo, del segundo milenio antes de Cristo. Así mismo, se mostraban piezas arqueológicas como tablas con vocabulario sumerio, figuras en terracota, estatuas, monedas, cerámicas, joyas, etc.
     La Liga Árabe representaba mediante imágenes y textos, las técnicas de navegación y sus barcos, subrayando la importancia de su participación en los descubrimientos y la creación de rutas comerciales. Lo más destacado del pabellón fue el documental que mostraba al mundo islámico en el progreso de la humanidad incluyendo escenas rodadas en la Alhambra de Granada.
     En el pabellón reservado para Egipto se encontraban hasta noventa piezas de arqueología y arte aseguradas por valor de 4.500 millones de pesetas, lo que da idea de su importancia en este pabellón conjunto. Se mostraban elementos de la época faraónica como una escultura del rey Kefrén y de Ramsés II, vasijas de oro o la esfinge de una reina; del período grecorromano, como bustos de los dioses Serapis y Dionisio o de la época cristiana, con un icono de la Virgen María, tapas en plata para la Biblia o una cruz de madera con la imagen de Cristo.
     Tras la clausura de la Muestra Universal se pensó en integrar el edificio en el nuevo parque tecnológico Cartuja 93 gracias a su "versatilidad" y buena construcción pero a finales de 1993 y debido a la permuta de la Junta de Andalucía, propietaria del pabellón, hacia Agesa, cedió el edificio y su parcela a esta para la ejecución de viales, espacios de uso público y demás obras de urbanización. Finalmente, el pabellón sería demolido a finales del mismo año para dejar su parcela totalmente libre. (Blog Pasaporte Expo 92).
     El Pabellón pone de manifiesto la historia de la civilización egipcia. Este país conoció la más antigua civilización, cuyas huellas y testimonios siguen vigentes.
     La agricultura, la arquitectura y el monoteísmo antes de las religiones, fueron concebidos en Egipto, asimilando otras grandes civilizaciones como la griega, la romana, la cristiana (copta) y la islámica, a las que aportó siempre su sabiduría y su creatividad.
     Este ha sido, hasta hoy, su con­tinuo papel histórico en el fomento de la vida y de la paz (Guía Oficial Expo '92).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el desaparecido Pabellón de Egipto, en el Pabellón de los Países Árabes, de Jesús Castañón Díaz, Rafael Zapata y Eduardo Gómez, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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domingo, 29 de junio de 2025

El sitio arqueológico Cerros de San Pedro, en Fuentes de Andalucía (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico Cerros de San Pedro, en Fuentes de Andalucía (Sevilla).      
     Hoy 29 de junio, la Iglesia celebra la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte el sitio arqueológico Cerros de San Pedro, en Fuentes de Andalucía (Sevilla).
   Sobre una loma o pequeño cerro frente al cortijo de La Pepa o del Carmen se observa una pequeña dispersión de materiales con una densidad casi inapreciable. Se pueden apreciar escasísimos restos de materiales constructivos romanos, fundamentalmente tegulae y ladrillos, a lo que hay que añadir un molino de trigo encontrado por Ignacio Rodríguez Temiño. 
     Según informaciones procedentes de los trabajadores de la finca, en el cerro aparecieron restos de sarcófagos de plomo y monedas romanas bajoimperiales.
     Cabe destacar la ausencia prácticamente de materiales cerámicos, a excepción de varios fragmentos amorfos de cerámica a mano y un fragmento de jarrita vidriada en melado al exterior de época moderna, insuficientes para ampliar la secuencia cronológica del yacimiento a otros períodos distintos del romano (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Pedro, apóstol;
HISTORIA Y LEYENDA

   Pescador en Cafarnaúm, Galilea, en el lago de Genezaret, él y su hermano Andrés fueron los primeros apóstoles reclutados por Jesús.
   Su verdadero nombre era Simón. Recibió de Cristo el mote arameo Kefás (gr.: Petras), para significar que sería la piedra angular de la Iglesia. Su mote ha suplantado por completo a su nombre.
   Su vida se divide en tres períodos muy claros:
   1. Envida  de Jesús, lo acompañó, con los otros discípulos, desde el co­mienzo del ministerio galileo hasta su Prendimiento en el Huerto de los Olivos, luego, después de la Resurrección, hasta la Ascensión.
   2. Después de la desaparición de su maestro, residió en Jerusalén, donde fue encarcelado por el tetrarca Herodes Agripa.
   3. Luego habría viajado a Roma de la cual fue el primer obispo. Otra vez fue encarcelado y crucificado por orden de Nerón.
   Durante el primer período, la actividad de san Pedro estuvo estrechamente ligada a la de Jesucristo, siguió tras los pasos de éste, por decirlo así. De ahí que hayamos debido remitir a la iconografía del Nuevo Testamento todas las escenas de la Vida de Jesús donde san Pedro tiene algún papel: la Vocación y la Tradición de las llaves, el Lavatorio de los pies y la Santa Cena, el Prendimiento en el Monte de los Olivos, donde corta la oreja de Malco, la Negación, la Transfiguración  y las Apariciones de Galilea. Tampoco volveremos a tratar ciertas escenas posteriores a la Ascensión de Cristo, tales como la Pentecostés y el Tránsito de la Virgen, donde él está, por fuerza. El apostolado y los milagros de san Pedro en Jerusalén y en Roma son los únicos hechos de su leyenda que comportan hagiografía propiamente dicha. Abandonamos por  ello el terreno de los Evangelios para abordar los dominios de los Hechos de los Apóstoles y de la Leyenda Dorada.
   Antes de abordar el estudio del culto y de la iconografía de san Pedro, es menester discernir entre la leyenda y la historia, exponiendo objetivamente las doctrinas contradictorias de los católicos y de los racionalistas, ya protestantes, ya agnósticos.
   Oigamos las dos campanas, porque si debemos creer en un viejo proverbio «Quien oye sólo una campana no oye más que un sonido».
l. La tradición católica
   La actividad de Pedro en Palestina después de la Ascensión de Jesús se ha­bría prolongado hasta el año 44. Fue entonces cuando, después de haber consumado numerosos milagros (Resurrección de Tabita, Curación de los en­fermos con su sombra), habría sido encarcelado por Herodes y liberado por un ángel.
   Según una tradición, venerable por su antigüedad, habría pasado en Roma los veintitrés últimos años de su vida, desde 44 hasta 67. Triunfó contra los sortilegios de Simón el Mago, favorito del emperador Nerón. Preso en la cár­cel Mamertina, se fugó con la complicidad de sus carceleros a quienes había convertido. Dándose a la fuga por temor a las persecuciones, en la Vía Apia se encontró con Cristo con la cruz a cuestas, a quien preguntó: Qua vadis, Domine y éste le respondió: «Voy a Roma para ser crucificado allí otra vez». Pedro, avergonzado por su cobardía, regresó entonces a Roma donde padeció el martirio al mismo tiempo que san Pablo; pero mientras a éste, que era ciudadano romano, lo decapitaron, Pedro, que sólo era un ju­dío, fue crucificado.
   Los Padres de la Iglesia enseñaban que san Pedro, que no quería  morir de la misma manera que Jesucristo, por humildad había pedido que lo crucificasen cabeza abajo. Se contaba que su cruz había sido levantada inter duas metas, es decir, entre los dos hitos del circo de Nerón. A finales de la Edad Media se creyó que se trataba de los dos hitos antiguos de Rómulo, cerca del Vaticano  (Meta Romuli), y Cestio, en la puerta de San Pablo. Se buscó un sitio intermedio entre estos dos puntos de referencia, y fue así como el martirio se localizó sobre el Janículo, en el lugar donde se levanta la iglesia de San Pietro in Montorio. La disputa entre el Janículo y el Vaticano aún continúa abierta.
   A falta de testimonios que sirvan de prueba de la llegada de san Pedro a Roma, la fecha de ésta y la duración de su estadía, así como acerca del lugar en que se realizó su crufixión, los defensores de la tradición católica  recurrieron a dos argumentos indirectos: el silencio de las iglesias rivales de Oriente (Palestina o Siria) que nunca reivindicaron las reliquias del Príncipe de los apóstoles y la edificación de la Basílica Constantiniana a orillas del Tíber, sobre la colina del Vaticano.
   1. Si san Pedro estaba muerto y había sido sepultado en Jerusalén, las Iglesias orientales nunca habrían dejado de invocarlo para apoyar sus pretensiones al primado en la Iglesia cristiana. Ahora bien, nunca se produjo ninguna rei­vindicación de ese género.
   2. ¿Se habrían atrevido a construir la Basílica Constantiniana sobre el em­plazamiento de un cementerio, profanando una multitud de tumbas no sólo paganas sino también cristianas si no hubiesen  estado persuadidos de que allí se encontraba la tumba de san Pedro?Esta suposición parece también más inverosímil por cuanto la naturaleza del terreno arcilloso, sobre la ladera de una colina, impuso enormes trabajos de nivelación; se necesitaban poderosas razones para emprenderlos.
   Después de las excavaciones dirigidas por Enrico Josi bajo las grutas del Vaticano, estos argumentos fueron esgrimidos en numerosas oportunidades por G. Carcopino. Según sus propios términos, «las investigaciones de los arqueólogos han confirmado la tradición y puesto fin a las polémicas de los eruditos.  A partir de ahora queda probado que san Pedro fue inhumado  en el Vaticano. Las reliquias del Príncipe de los apóstoles habrían sido trasladadas hacia 258 ad Catacumbas, sobre la Via Apia, pero de vueltas por Constantino al Vaticano en 336».
2. La tesis protestante y racionalista
   La crítica racionalista cuestiona el valor de estos argumentos y la base en que se fundan estas tradiciones.
   Pretende que no se ha probado que san Pedro haya estado en Roma, y que en cualquier caso, la tradición acerca de su cuarto de siglo de episcopado ro­mano no reposa en fundamento histórico alguno.
   El silencio de las Iglesias de Oriente sin duda resulta impresionante, pero el argumentum e silentio del cual se ha abusado con frecuencia, a lo sumo no cons­tituye más que una presunción.
   La verdad es que ningún texto contemporáneo digno de fe menciona   el viaje de san Pedro a Roma. Los Hechos de los Apóstoles (12: 17) nos in­forman, simplemente, que después de haber dejado la prisión de Herodes, Pedro salió, yéndose a otro lugar, sin aclarar cual fuese. Aunque un proverbio
dice que «todos los caminos conducen a Roma» es de desear una información más precisa. Dicho silencio es tanto más sorprendente por cuanto el autor insiste con abundancia (capítulos 27 y 28) en las peripecias del viaje de Pablo a Roma.
   La creencia en que Pedro pasó a orillas del Tíber los últimos años de su vida sólo aparece en los escritos de Ireneo y Tertuliano.
   Y hasta los católicos admiten que las fábulas populares de origen romano no pueden considerarse como pruebas.
   El arqueólogo pontificio Enrico Josi no vacila en calificar él mismo de «leyendas», el encarcelamiento de san Pedro en la cárcel Mamertina, donde habría bautizado a sus carceleros, el duelo con Simón el Mago en presencia del emperador Nerón y el diálogo con Jesucristo con la cruz a cuestas en la Vía Apia (Quo vadis).
   Estos relatos dramáticos o poéticos apuntan a acreditar la apostolicidad de la fundación de la Santa Sede, que no lo está más que la de una multitud de sedes episcopales donde no se vaciló en antidatar la fundación, a veces en muchos siglos, con el objeto de aumentar su prestigio y justificar su primado.
Hasta el mismo hecho de la crucifixión del Príncipe de los apóstoles es dudoso. Se trataría de una falsa interpretación de las palabras: «Extenderás tus manos».
   En cuanto a su localización  en el Janículo, no fue imaginada antes del siglo XV, cuando los franciscanos de Roma quisieron justificar las pretensiones de su iglesia de San Pietro in Montorio, patrocinada por los reyes de España. El teólogo protestante Cullmann consiente en admitir la historicidad de una tardía residencia de san Pedro en Roma. Según dicho autor, el apóstol habría abandonado Jerusalén en 44, dejando al apóstol Santiago como suce­sor y jefe de la comunidad cristiana, para contentarse, como san Pablo, con el papel de misionero. Pero jamás habría ejercido funciones episcopales en la capital de los césares, de manera que los papas no pueden pretenderse sucesores suyos.
   De hecho, san Pedro nunca fue representado con el báculo, atributo episcopal por excelencia.
   Acerca de la duración de su estadía en Roma, reina la misma incertidumbre. En su Dictionnaire d'Archeologie chrétienne, el erudito benedictino Dom Henri Le clerq, admite que si la estadía de san Pedro en Roma es a sus ojos un hecho cierto «suduración no lo es».
   La fecha de su crucifixión sigue siendo problemática, o más bien, puede presumirse que se la hizo coincidir artificialmente con la decapitación de san Pablo, para asociar en la muerte a los dos Príncipes de los apóstoles. Las fechas propuestas son muy variables: 55, 58, 64, 67, tanto como decir que no se sabe nada. 
   Si en la Roma del siglo IV se creía que las reliquias de san Pedro habían sido devueltas al Vaticano, sólo se trata de una tradición.
   A falta de textos habría podido esperarse que la arqueología nos deparase la solución del enigma. Desgraciadamente, las excavaciones dirigidas en 1939 y 1949 por Enrico Josi, director del Museo de Letrán y realizadas en el cementerio cristiano sobre el que se edificó la basílica de San Pedro no arrojó los resultados que se esperaban.
   No pusieron a la luz la tumba primitiva del Príncipe de los apóstoles, que se supone destruida por los vándalos. El papa Gregorio Magno la habría reemplazado en el siglo VI por un trofeo cenotafio o memorial: simple monumento conmemorativo que no contiene reliquias.
   Los resultados de las excavaciones vaticanas fueron cuestionados por Charles Delvoye (Latomus, 1954), Amable Audin (Byzantion, 1954), quien concluye que el memorial de san Pedro habría abrigado su púlpito y no su tumba.
   Si el papa Pío XII hubiera estado convencido que los huesos del Príncipe de los apóstoles habían sido inhumados  efectivamente en las criptas de la basílica vaticana ¿no se habría apresurado a proclamar Urbi et Orbi esta feliz nue­va?¿Si no lo hizo no fue porque su conciencia escrupulosa se lo prohibió? Para no decepcionar la esperanza de los peregrinos debió contentarse con decretar al fin del Jubileo del Año Santo de 1950, el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen, en vez de promover la unión tan deseable de las iglesias cristianas, y aún a riesgo de profundizar las diferencias entre protestantes y católicos.
   En suma, ni las investigaciones arqueológicas ni los textos nos permiten hasta el presente poner fin a un debate que siempre permanece abierto, y agregar así a las afirmaciones de la fe las certezas de la ciencia.
CULTO
   Considerado muy pronto como «el Moisés de la Nueva Ley», san Pedro no es sólo un santo palestino, sino el santo universal por excelencia.
   Además, si en su condición de fundador del papado es el principal personaje de la Iglesia oficial, al mismo tiempo, a título de portero del Paraíso, es un santo eminentemente popular.
Fiestas
   Esta popularidad está probada por el número de sus fiestas que, excepcionalmente, son tres.
   l. Su natalicio, es decir, el aniversario de su muerte, que se celebra el 29 de junio.
   2. La fiesta de San Pedro ad Víncula (Petri Kettenfeier) ,que conmemora su liberación de la prisión,  y se celebra el 1 de agosto. 
 3. Finalmente, la fiesta de la Cátedra de san Pedro Apóstol (Cathedra Petri, Petri Stuhlfeier), que conmemora su primado, y que fue fijada el 22 de febrero.
Reliquias
   Roma posee las más preciosas reliquias del Príncipe de los apóstoles: sus llaves (claves), sus cadenas (vincula) y su púlpito (cathedra); pero se trata de reliquias indirectas y no corporales.
   El púlpito que Bernini introdujo en un relicario de suntuosa ejecución barroca se conserva en la basílica de San Pedro, reconstruida en el siglo XVI por Bramante y Miguel Ángel.
   Las cadenas, cuyos eslabones proceden de la cárcel de Jerusalén y de la cárcel Mamertina de Roma y que se habrían soldado milagrosamente, se veneran en la basílica de San Pietro in Vincoli. Una tercera iglesia, San Pietro in Montorio, sobre el Janículo, señalaría el lugar de su martirio.
   Su báculo milagroso, también embutido en una montura (Petrus stabhülle), se conserva en Alemania, en la catedral de Limburg del Lahn. En Venecia, en la iglesia del Redentor, se mostraba el cuchillo que usó el apóstol para cor­tar la oreja de Malco.
Lugares de culto
   En Pavía, Lombardía, debe mencionarse la iglesia romana de San Pietro in Ciel d'Oro, cuyó ábside, como el de la iglesia de la Daurade, en Toulouse, estaba cubierto de mosaicos de esmalte dorado.
   Además de protector de Roma y de Pavía, a san Pedro también se lo consideraba el de Milán, Lucca, Ancona, Orvieto, Nápoles, Calabria y Sicilia. En 1140 el rey Rogerio II de Sicilia, de origen normando, puso bajo su advo­cación la Capilla Palatina de Palermo.
    Francia tiene numerosas iglesias puestas bajo la advocación de san Pedro. Su culto fue difundido por la orden de Cluny, cuya casa matriz, y casi todos los prioratos, comenzando por el de Moissac, estaban consagrados al Príncipe de los apóstoles, primer representante del papado al cual la orden respondía  directamente, por derecho de exención. 
   Entre las catedrales góticas que llevan su nombre, basta recordar las de Beauvais, Troyes, Lisieux, Nantes, Poitiers, Angulema y Montpellier. Entre las iglesias abaciales o parroquiales, cabe citar, en París, la antigua capilla de Saint Pierre aux boeufs (Capella Sanct Petri de bobus), cuya  portada decoraba la fachada de la actual Saint Severin; en Sens, la de Saint Pierre le Vif (invko); en Estrasburgo, la de Saint Pierre le Vieux y Saint Pierre le Jeune; en l'ours, la de Saint Pierre le Puellier (Monasterium S.Petri  puellarum) y Saint Pierre des Corps; en Toulouse, la de Saint Pierre des Cuisines; en Normandía, Caen y Jumieges, en las regiones de Poitou, Saintonge, Airvault, Chauvigny y Aulnay. Además, numerosas localidades se bautizaron Dompierre o Dampierre. En España, mencionemos las de San Pedro de las Puellas, en Barcelona y San Pedro el Viejo en Huesca, Aragón.
   En Suiza, la catedral de Ginebra, convertida en el santuario principal  de la Roma protestante, estaba bajo la advocación de San Pierre es Liens (ad Vincula; cast.: encadenado, encarcelado).
   En los Países Bajos, san Pedro era particularmente venerado en Lovaina, Bélgica y Maastricht,  Holanda.
   Antes de la Reforma Inglaterra no era menos devota, a juzgar por la advocación de la abadía de Westminster, y las de las catedrales de Norwich, Exxeter y Peterborough.
   Para acabar con una nomenclatura, muy incompleta ciertamente, mencionemos la célebre abadía de San Pedro de Salzburgo, en Austria, y la Peterkirche de Munich, en Baviera.
Patronazgos de corporaciones
   La popularidad del pescador de Cafarnaúm, convertido en el primero de los papas de Roma, además está probada por el gran número de corporaciones y gremios que reivindican su patronazgo: los pescadores,  pescaderos. co­merciantes de pescado, fabricantes de redes -en conmemoración de la Pesca milagrosa- albañiles -a causa del nombre del primer papa, que es la piedra viviente sobre la cual Cristo ha edificado la Iglesia; los herreros y doradores de metales, a causa de las cadenas de las cuales fue liberado; los cosechadores y cesteros porque se sirven de ligaduras; los cerrajeros, al igual que los relojeros quienes formaban parte de la misma corporación, porque san Pedro posee la llave del Paraíso.
   No se lo apreciaba menos como santo curador. Se lo invocaba contra la fiebre, los ataques de locura, las picaduras de serpiente. Para curar la rabia, enfer­medad contra  la cual se lo consideraba idóneo porque pusiera en fuga a los perros que lanzara contra él Simón el Mago, se aplicaba, tanto a hombres como a animales, un hierro calentado que se llamaba «llave de san Pedro».
ICONOGRAFÍA
   La iconografía del Príncipe de los apóstoles (Iconografía petriana) es de tal riqueza  que desafía todo intento de enumeración.
l. Figuras
Tipo iconográfico, vestiduras y atributos
l. Tipo.

   San Pedro se caracteriza no sólo por sus atributos sino por su tipo físico que es fácilmente reconocible.
   El arte oriental le atribuyó una cabellera rizada. En Occidente, por el contrario, se lo representa calvo, con sólo un mechón de pelo sobre la frente. La tonsura recuerda que fue el primero de los sacerdotes cristianos.
   Se contaba que los judíos de Antioquía le habían tonsurado la cabeza para escarnecerlo. Tal sería el origen de la tonsura clerical, convertida en un signo de honor, porque según los simbolistas evoca la corona de espinas de Jesucristo. Esta clase de tonsura se denomina tonsura scotica porque fue pues­ta de moda entre los clérigos por los misioneros irlandeses.
   La barba rizada de san Pedro siempre es corta.
2.Vestiduras
   Su indumentaria es muy diferente, según que esté representado como após­tol o como papa.
   En el arte cristiano primitivo, como todos los apóstoles, lleva la toga anti­gua, la cabeza descubierta y los pies descalzos.
   En la Edad Media su indumentaria era la de los papas, sus sucesores. Viste el palio, y a partir del siglo X, está tocado con la tiara cónica o la triple corona (triregnum). Estos ornamentos pontificios se convirtieron en la regla en el siglo XV: «San Pedro estará vestido de papa», se lee en un contrato acordado con un pintor en 1452.
ATRIBUTOS
   Los atributos de san Pedro son excepcionalmente numerosos, y los lleva, ya él mismo, ya los ángeles que lo acompañan; unos le caracterizan como após­tol, otros como papa.
l. El más antiguo y difundido es la llave (clavis), que aparece por primera vez en un mosaico de mediados del siglo V, y que desde entonces se convirtió en su atributo constante. Pedro siempre es clavígero (Petrus claviger coeli).
   A veces la llave es única, pero generalmente hay dos ,una de oro y otra de plata, llaves del cielo y de la tierra que sim­bolizan el poder  de atar y desatar, de absolver y de excomulgar, que Cristo concediera al Príncipe de los apóstoles (Tibi daba claves regni coelorum). Dichas llaves están juntas porque el poder de abrir y el de cerrar es uno solo.
   A causa del pasaje del Evangelio de Mateo acerca de la «Tradición de las llaves», san Pedro, en la creencia popular, se convirtió en el portero del Paraíso (jnnitor Coeli).
   Cuando el número de llaves es tres, simbolizan el triple poder de san Pedro sobre el cielo, la tierra y el infierno.
2. La barca alude a su primer oficio, pescador, y la pequeña barca de remos, es símbolo de la Iglesia.
3. El pez tiene el mismo significado, salvo que caracteriza no sólo al pescador de peces, sino también al pescador de hombres (Menschertfischer).
4. El gallo posado sobre una columna es el emblema de la negación y de su arrepentimiento. Dicho atributo, muy tardío, se difundió con el arte barro­co del siglo XVIII.
5. Las cadenas recuerdan sus «cárceles», su triple encarcelamiento, en Antioquía, Jerusalén y Roma. La cadena partida simboliza su liberación por un ángel.
6. La cruz invertida evoca su crucifixión cabeza abajo.
7. La cruz de triple crucero, uno más que la de los arzobispos, es la insignia de la dignidad papal.
   A  estos numerosos atributos puede sumarse la imagen de Simón el Mago, padre de los simoníacos, quien le ofreciera dinero para adquirir el don del Espíritu Santo, ya quien el apóstol pisotea. A veces, aunque es muy infre­cuente, derriba al emperador Nerón (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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