Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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martes, 31 de diciembre de 2019

La pintura mural de San Silvestre I papa, en el Convento de Santa Inés

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura mural de San Silvestre I papa, en el Convento de Santa Inés, de Sevilla.  
   Hoy, 31 de diciembre, Conmemoración de San Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, período en el cual emperador Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y en Concilio de Nicea aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila (335) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy para ExplicArte la pintura mural de San Silvestre I papa, en el Convento de Santa Inés, de Sevilla.
   El Convento de Santa Inés [nº 29 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 50 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle Doña María Coronel, 5; en el Barrio de la Encarnación-Regina, del Distrito Casco Antiguo.
   En los muros del Monasterio de Santa Inés, encontramos una pintura mural al fresco renacentista de autoría anónima, con unas medidas de 87 x 57 cms., y fechable entre 1545 y 1550 en la que el papa San Silvestre I aparece cobijado bajo una hornacina formada por un arco de medio punto que apoya sobre columnas toscanas decoradas con hojas de acanto se halla el santo. San Silvestre, papa durante el concilio de Nicea, se representa con la indumentaria pontifical con la tiara de los papas. Con su mano izquierda sostiene el báculo pastoral en el que sobremonta una cruz de triple travesaño. Con su mano derecha está bendiciendo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Silvestre I, papa:
   Papa en el siglo IV, entre 314 y 335.
   Habría bautizado al emperador Constantino en el baptisterio de Letrán y obtenido la donación de Roma al papado. Esta historia reposa, desgraciadamente, sobre un hecho falso: el acta de donación de Constantino al papa Silvestre fue fabricada en el siglo IX, bajo el reinado de Carlomagno, a quien se pre­tendía  animar, para que hiciera otro tanto.
   Sus milagros más populares son los siguientes:
   1. Liberó al prefecto Tarquinio, quien lo encarcelara, de una espina de pescado que tenía clavada en la garganta.
   2. Selló la boca de un dragón que se había guarecido en una gruta del Capitolio.
   3. Resucitó a un toro salvaje que había sido muerto mediante sortilegios por un mago judío.
   4. Su triunfo más glorioso fue el bautismo del emperador Constantino, que fue convertido en un cuento de hadas por la imaginación popular.
   Habían persuadido a Constantino, aquejado de lepra, que para curar debía bañarse en la sangre de niños inocentes. Los Príncipes de los apóstoles, san Pedro y san Pablo, se aparecieron en sueños al nuevo Herodes, para explicarle que su curación se conseguiría por la intermediación de Silvestre, quien lo purificaría mediante el bautismo, de la misma manera que Naamán fue purificado por el profeta Eliseo en las aguas del Jordán.
   El emperador hizo buscar a Silvestre en el monte Soracte (Soratte) y se hizo bautizar por él. Para agradecerle la curación, Constantino le regaló la tiara pontificia y le hizo hacer una entrada triunfal en Roma, montado a caballo.
   Esta leyenda está colmada de copias del Antiguo Testamento. El episodio del triunfo recuerda la venganza de Mardoqueo sobre Amán en el libro de Ester. El dragón amordazado es el símbolo de la idolatría vencida por el bautismo de  Constantino.
   La lepra de Constantino no es más que una metáfora. De ahí que el papa León XIII corrigiera la leyenda en el Breviario romano, traduciendo infide­litatis lepra.
CULTO
   La fiesta de San Silvestre es una de las más populares del calendario, por­que corresponde al 31 de diciembre, el último día del año, que se debe enterrar con la mayor alegría posible.
   Gran constructor de iglesias, el papa Silvestre fue adoptado como patrón por los albañiles y canteros. A ese título se ha representado su leyenda en la iglesia de los Cuatro Coronados (Quattro Coronati), de Roma; y por esa razón tiene una vidriera dedicada en la catedral de Chartres.
   La leyenda del toro resucitado le valió además ser invocado como protector de los bovinos.
ICONOGRAFÍA
   San Silvestre está representado como papa, tocado con la tiara y llevando la cruz de triple travesaño. A sus pies tiene un toro o dragón encadenado que le sirven como atributos (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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lunes, 30 de diciembre de 2019

El antiguo Mercado de la Pescadería del Barranco - Lonja del Baranco


      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el antiguo Mercado de la Pescadería del Barranco - actual Lonja del Barranco, de Sevilla.   
   El antiguo Mercado de la Pescadería del Barranco - Lonja del Barranco [nº 13 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla], se encuentra en la calle Arjona, 28; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
    Este edificio fue concebido para sede de la Lonja de Pescado de Sevilla, siendo conocido popularmente como el Mercado o las Naves del Barranco.
      En 1861 el Ayuntamiento de Sevilla decide construir un lugar moderno para la recepción y venta de pescado,  pero no fue hasta  1876 cuando se encarga el proyecto a los talleres metalúrgicos sevillanos Portilla, White y Cía encargados de fundir el hierro para su construcción. El proyecto que se terminó definitivamente en 1883 bajo la dirección del arquitecto municipal José Sáenz López. Con este complejo se cumplía con la petición de los pescadores de Ayamonte, representado por el gremio de los Mareantes, al Ayuntamiento de Sevilla formulada en 1854 a fin de acondicionar un espacio para la venta y contratación de pescado. Desde entonces, hasta 1970, fue utilizado como lonja y mercado mayorista de pescado.

      Se restauró y adaptó a Sala Municipal de Exposiciones mediante un proyecto realizado en 1989-1991 a cargo de José Luis Daroca.
      El 25 de noviembre de 2014 se inaugura en su interior un novedoso mercado gourmet bajo la denominación de "Lonja del Barranco", cuya intención es la de ser un referente gastronómico para propios y extraños en la capital hispalense.
      Este mercado gourmet cuenta con un total de veinte puestos gastronómicos seleccionados de entre más de 150 propuestas a los que se quiere unir carros de degustación a modo de puestos móviles con decoraciones especiales que ofrezcan de modo rotatorio otros productos gastronómicos, mas una terraza abierta a orillas del Guadalquivir. En su interior además, se programa la realización de distintas actividades culturales tales como conferencias, eventos, presentaciones y exposiciones.
      El edificio de la Lonja del Barranco constituye uno de los escasos ejemplos de la arquitectura de hierro de Sevilla, un estilo que empezó a mediados del siglo XIX y que se basa fundamentalmente en una la fusión del hierro y el cristal. 
     Se trata de un edificio de base rectangular, que tiene una superficie diáfana de unos 700 metros cuadrados. Una moderna lonja con un innegable protagonismo del hierro y vidrio, que forma un conjunto de cuatro naves cubiertas con bóveda de cañón a base de placas de hierro galvanizado y dotadas de grandes cristaleras. Todo ello soportado por estructura y columnas de fundición con un pórtico que rodea la parte delantera y trasera del edificio y con un interior diáfano.
      Se compone de cuatro naves de 21 m. de largo por 9 m. de ancho cada una con una extensión total de 378 m2. Los soportes son columnas de hierro calado de 4,5 m. de altura, sirviendo de soportes y de bajantes de aguas. Va montado sobre basamento de medio metro de altura, con su correspondiente escalinata a cuatro lados (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía). 
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el antiguo Mercado de la Pescadería del Barranco - actual Lonja del Barranco, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Página web oficial del antiguo Mercado de la Pescadería del Barranco - Lonja del Barranco: www.mercadolonjabarranco.com

domingo, 29 de diciembre de 2019

La pintura "David proclamado rey", de Abraham Willaerts, en el Palacio Arzobispal

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "David proclamado rey", de Abraham Willaerts, en el Palacio Arzobispal, de Sevilla.     
    Hoy, 29 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia (domingo que cae entre la Octava de Navidad -25 de diciembre al 1 de enero-, o el 30 de diciembre, si no hay un domingo entre estos dos días), Jesús, María y José, desde la que se proponen santísimos ejemplos a las familias cristianas y se invocan los auxilios oportunos, y también la Conmemoración de San David, rey y profeta, hijo de Jesé betlehemita, que encontró gracia ante Dios y fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel para regir el pueblo de Israel. Trasladó a la ciudad de Jerusalén el carca del señor, y Dios le juró que su descendencia permanecería para siempre, porque de él nacería Jesucristo según la carne [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy para ExplicArte la pintura "David proclamado rey", de Abraham Willaerts, en el Palacio Arzobispal, de Sevilla.
    El Palacio Arzobispal [nº 5 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 5 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza de la Virgen de los Reyes, 1, en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
   En una de sus estancias, encontramos este óleo sobre lienzo, obra barroca de Abraham Willaerts en 1661, con unas medidas de 2,64 x 2,24 m. Es una obra pictórica en la que se representa un episodio de la vida de David, basada en el pasaje del segundo libro de Samuel 5,1, en el cual las tribus de Israel aclaman a David como rey.
   La composición la centra la figura de David sobre un caballo blanco. Viste armadura con casco, le acompañan otras figuras también montadas a caballo, que se encuentran de espaldas al espectador en un magnífico escorzo. Alrededor de los caballeros aparece una multitud de personas aclamándoles, entre los que destacan los que se sitúan en un primer plano, que se arrodillan ante David extendiendo sus brazos hacia él. Son figuras de dibujo muy marcado, donde las expresiones son algo monótonas y con falta de identidad. Al fondo se desarrolla un paisaje de ruinas arquitectónicas que da una mayor profundidad a la escena. Se utiliza una paleta monócroma y oscura centrándose la intensidad lumínica sobre la figura del protagonista.
   Se trata de una obra que sigue la corriente ecléctica y academicista que siguieron algunos pintores holandeses durante la segunda mitad del siglo XVII (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía del rey David
   Sus atributos son la honda que usó para dejar sin sentido a Goliat, la espada que empleó para decapitarlo y el arpa que tañía para calmar los ataques de nervios de Saúl. Es patrón de los músicos .
   La iconografía de David, segundo rey de Israel, es excepcionalmente rica y resulta fácil comprender por qué.
   Hemos visto que todo en la Biblia está «referido» a Cristo. En la medida  en que los personajes del Antiguo Testamento anuncian al Mesías, interesan a los teólogos y en consecuencia a los artistas cristianos.
   Ahora bien, David, desde este punto de vista, es un privilegiado. No es sólo una de las prefiguraciones del Salvador, como Sansón, sino también su antepasado directo.
   De acuerdo con la genealogía consignada al principio del Evangelio de Mateo, es, en efecto, hijo de Jesé (lsaí), raíz viva del árbol genealógico cuya rama más alta lleva como florón a la Virgen y a Cristo.
   Numerosos episodios de su historia se han puesto en paralelo con la vida de Jesús. Sus victorias contra el león y contra Goliat anuncian la victoria de Cristo contra Satán.
   «Así como David ha sido sacado de su condición de pastor para recibir el reino -escribe Hugo de San Víctor-, Cristo ha salido de su hogar judío para reinar sobre las naciones. Como David ha matado al filisteo Goliat, Cristo ha vencido a Satán.» Su regreso triunfal presagia la Entrada en Jerusalén; su lapidación por Simei, el Escarnio. Los tres guerreros que le llevan agua de la cisterna de Belén prefigurarán la Adoración de los Magos.
   Agreguemos que David, el rey arpista, es el presunto autor del Libro de los Salmos (Tehillim). Se le ha atribuido esta colección de cánticos de la Sinagoga porque tenía reputación de poeta músico. A ese título, su lugar está subrayado en las ilustraciones de todos los Salterios. Patrón de los músicos y de los cantores, se lo representa de buena gana sobre los postigos y paneles de órgano.
   Su vida, llena de incidentes novelescos que no siempre resultan edificantes, interesa tanto al arte narrativo como al figurativo, y por ello ha seguido inspirando al arte cristiano después de la Edad Media, cuando el punto de vista pictórico y hu­mano reemplazó al didáctico y apologético.
   Los artistas de la Edad Media y del Renacimiento concibieron a David con dos ca­racterísticas muy diferentes. El primer tipo es el juvenil e imberbe: el joven pastor vencedor de Goliat. El segundo tipo es el del rey salmista, provecto y barbudo, que toca el arpa o la cítara. Además, David aparece también como profeta y como valeroso (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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sábado, 28 de diciembre de 2019

La pintura "La Matanza de los Inocentes", de Jacopo Fardella, junto a la Rectoría, en la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "La Matanza de los Inocentes", de Jacopo Fardella, junto a la Rectoría, en la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.     
    Hoy, 28 de diciembre, Fiesta de los Santos Inocentes, mártires, niños que fueron ejecutados en Belén de Judea por el impío rey Herodes, para que pereciera con ellos el niño Jesús, a quien había adorado los Magos. Fueron honrados como mártires desde los primeros siglos de la Iglesia, primicia de todos los que habían de derramar su sangre por Dios y el Cordero [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la pintura "La Matanza de los Inocentes", de Jacopo Fardella, junto a la Rectoría, en la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Rectoría [nº 015 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]. Este nombre corresponde a la función que tiene desde 1995 el ámbito, donde se ubica el recinto que hasta entonces había estado, desde 1987, en la Capilla de la Concepción Grande (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
     En el muro del Evangelio de la Capilla Mayor, en el acceso de la actual Rectoría, podemos contemplar la pintura "La Matanza de los Inocentes", de Jacopo Fardella.
     La enorme difusión que los cuadros de escuela  italiana tuvieron en el siglo XVII merced a su presencia en las colecciones particulares y en el mercado del arte sevillano tuvo su repercusión dentro de los fondos de la pinacoteca catedralicia. Igualmente la prolífica distribución de composiciones pictóricas italianas a través de grabados motivó que se realizasen numerosas copias de estas escuelas, algunas de las cuales forman parte de la colección que se alberga dentro del primer templo hispalense.
   En el muro del crucero del lado del Evangelio de la Catedral se encuentra una representación de grandes dimensiones en la que figura la Degollación de los Santos Inocentes. Es obra de acertada composición en la que los gestos movidos y crispados de los numerosos protagonistas aparecen bien resueltos y conjuntados. Esta pintura ha sido atribuida por la  Dra. Borea al pintor florentino Jacopo Fardella (Enrique Valdivieso. La pintura en la Catedral de Sevilla. Siglos XVII al XX, en La Catedral de Sevilla. Ediciones Guadalquivir. Sevilla, 1991).
   En el muro del crucero del lado del Evangelio de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos este óleo sobre lienzo barroco de gran formato (2,49 x 3,90 m), realizado por el pintor florentino Jacopo Fardella en 1650, según la atribución de la Dra. Borea. Es este un episodio que sólo recoge San Mateo en sus evangelios, citando además que ya fue profetizado por Jeremías. Este tiene lugar inmediatamente después de la Huida a Egipto de la Sagrada Familia. (Mt 2, 16-18). La escena, plena de personajes recogidos en primer plano y a gran tamaño, describe la cruda lucha sostenida entre las madres de los niños y los soldados de Herodes, dejando tanto los adultos como sobre todo los niños, sus anatomías al descubierto en un alarde del autor para el tratamiento de sus cuerpos, que resuelve de una forma destacable. Las mujeres intentan proteger a sus hijos y a la vez se defienden o atacan a sus asesinos, produciéndose posturas verdaderamente logradas y llenas de movimiento. Digna de mención es la diferenciación que logra el pintor entre los cuerpos que aún están vivos y los de los niños fallecidos, gracias a la aplicación de una gama cromática que refleja en buena medida su estado cianótico. Al fondo de la matanza se recoge la silueta del palacio del rey Herodes, transcurriendo los acontecimientos en un día en el que unas oscuras nubes se disponen a tapar el sol en alusión a la tragedia que se está desarrollando. Es obra de acertada composición en la que los gestos movidos y crispados de los numerosos protagonistas aparecen bien resueltos y conjuntados. (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de los Santos Inocentes:
La leyenda y su falta de historicidad
   Las pequeñas víctimas del cruel Herodes se evaluaban en el fabuloso número de ciento cuarenta y cuatro mil, como los mártires del Apocalipsis, que imploraban la venganza de Dios al pie de su altar.
   Según el relato de Mateo (2: 16 - 18), que completaron y ampliaron los Evangelios apócrifos, la Leyenda Dorada y el teatro religioso de los autos sacramentales, Herodes, furioso por el engaño de los Reyes Magos que advertidos por un ángel, en vez de ir a llevarle informes acerca de su visita a Belén regresaron por mar, ordenó la matanza de todos los niños de hasta dos años de edad (a binatu et infra) para tener la seguridad de que el futuro rey de los judíos no escapase con vida.
   Los hagiógrafos describen con complacencia esta carnicería. Evocan a la soldadesca arrancando a los pequeños de entre los brazos de sus madres y tronchándolos con las espadas o ensartándolos en la punta de sus lanzas. El número de víctimas de este infanticidio masivo se habría elevado a millares. El Menologio griego calcula su número en 144.000, cifra fabulosa que es la copia del número de los justos del Apocalipsis de san Juan.
   Sería superfluo cuestionar esas cifras agrandadas de buena gana por la credu­lidad popular. En un pueblo como Belén, que contaba sólo con algunos cientos de habitantes, los niños varones menores de dos años podían ser, cuando mucho, alrededor de veinte. Los cálculos más complacientes no superan un máximo de sesenta víctimas.
   Pero aún en un relato donde no se exageren las cifras ¿podría admitirse que ha ya una sola pizca de verdad histórica? Todo conduce a creer que no se trata de la exageración de un hecho real sino de una pura invención.
   La Presentación de Jesús en el templo había tenido lugar en Jerusalén. Cabe preguntarse por qué José, en vez de regresar a su casa en Nazaret, condujo a su familia al incómodo establo de Belén.
   Ya resulta sospechoso que el acontecimiento sólo se haya consignado en uno de los cuatro Evangelios canónicos: salvo el de Mateo, los otros tres lo ignoran completamente. Las dudas se agravan por el hecho de que los analistas romanos, y sobre todo el historiador judío Flavio Josefo, que relata la vida de Herodes hasta en sus menores detalles, no digan una palabra.
   Señalemos, además, que la Matanza de los Inocentes no es una leyenda aislada, específicamente judía: la historia del niño predestinado a quien el rey en el trono considera una amenaza para su reinado o su vida, y del cual se defiende de antemano haciendo asesinar a todos los niños de su edad, es un tema de la leyenda universal que se encuentra, con variantes, en las del dios hindú Krishna, Ciro, Rómulo y hasta Moisés, puesto que el Antiguo Testamento habla de la matanza de los niños de Israel ahogados en el Nilo por orden del faraón.
   Y por último -este argumento podría hacer innecesarios todos los demás- el evangelista admite el origen bíblico de su relato que no es más que una profecía realizada: «Entonces se cumplió la palabra del profeta Jeremías, que dice: Una voz se oye en Ramá, lamentación y gemido grande; es Raquel, que llora a sus hijos y rehúsa ser consolada,  porque  ya  no existen ».
   Así, la Matanza de los Inocentes sería, como la mayoría de los acontecimientos relatados en los Evangelios, la consumación de una profecía del Antiguo Testamento.
El culto de los Santos Inocentes
   Muy popular en la Edad Media, el culto de los santos Inocentes provocó en 1212 la asombrosa cruzada de los niños que acabó de manera miserable.
   La abadía de Saint Denis y la iglesia de los Inocentes en París, pretendían poseer, ambas, el cuerpo entero de uno de los pequeños mártires.
   La abadía benedictina de Brantôme (Dordogne), se jactaba de conservar las reliquias de san Sicario, uno de los Inocentes.
   En Saint Germain des Prés, una pierna relicario del siglo XIII contenía la tibia de uno de ellos. El Museo de Zurich recogió el pie relicario de otro, embutido en una pieza de orfebrería del siglo XV.
   La cartuja de Würzburgo, en Alemania, exponía el cuerpo de uno de los Inocentes. La Edad Media confundía en un solo culto a los santos Inocentes con los pequeños mártires cristianos que habrían sido víctimas de los asesinatos rituales de los judíos. Los niños encontrados (Findelkinder) y los niños de coro (Chorknaben), estaban puesto bajo su protección.
   Aunque la hecatombe de los Inocentes de Belén pertenece al dominio de la fábula, la piedad popular veneró a los muertos como a los primeros mártires cristianos: su bautismo de sangre se juzgó equivalente al bautismo por el agua.
   Su culto se desarrolló muy tempranamente, al principio en Palestina, en cuya basílica de Belén había una capilla dedicada a los Santos Inocentes.
   El día de su muerte, el 28 de diciembre, se consideraba día nefasto.
   Esta  devoción está probada en Francia por numerosos testimonios. Algunas de sus reliquias fueron llevadas desde Oriente por san Casiano, a la abadía de Saint Victor en Marsella, en el año 414. Dicha abadía cedió una  parte de las reliquias a otra gran abadía provenzal, la de Saint Maximin. En el siglo XII, la capilla capitular de Saint Caprais de Agen se puso bajo la advocación de los Santos Inocentes. El cementerio de los Inocentes de París, célebre por su Danza Macabra, tenía una iglesia aledaña a la cual el rey Luis XI ofreció «un Inocente entero en un gran relicario de cristal».
   Las representaciones de los Santos Inocentes en Italia se multiplicaron a partir del siglo XV a causa de la fundación de los orfelinatos que se pusieron bajo su patronazgo.
Iconografía
   Es infrecuente que estén representados con independencia de dicho tema. Tiene palmas como atributos.
   Los Inocentes, asimilados a los santos y a los mártires, está nimbados y tienen como atributo la palma del martirio. Están vestidos con una camiseta manchada de sangre o bien desnudos con un ceñidor de hojas.
   En los ciclos narrativos deben distinguirse seis episodios:
1. Herodes pregunta a los sacrificadores y a los escribas dónde nació Cristo.
2. Herodes ordenando la matanza de los inocentes
   Está sentado en un trono, como en la escena de la Visita de los Reyes Magos, un demonio le dicta malos consejos al oído.
3. La matanza de los inocentes.
   En las realizaciones más antiguas, los verdugos llevan a Herodes en brazos o al hombro a los niños que han quitado a sus madres.
   Después, la escena se volvió más dramática y brutal. Es una serie de furiosos duelos entre los brefoctones (matadores de niños pequeños) y las madres que defienden a sus hijos. Un soldado coge a un niño por el pie, lo deja colgando cabeza abajo y se dispone a cortarlo en dos con su espada, como en la simulación del Juicio de Salomón. Muchos de ellos son ensartados como lechones.
   En una segunda versión que parece de origen provenzal, los niños no reciben la muerte por espada sino que son aplastados contra el suelo, al pie del trono de Herodes.
   Las mujeres expresan su dolor mesándose la cabellera y desgarrándose las mejillas con las uñas. Una de ellas se afana en reunir los miembros dispersos de su hijo cortado en pedazos.
4. La huida a la montaña de Isabel y san Juanito
   Este episodio, incorporado a la Matanza de los Inocentes, se ha tomado de los Evangelios apócrifos, especialmente del Protoevangelio de Santiago y del Evangelio Armenio de la Infancia (cap. 14: 2).
   «Cuando Isabel supo que se buscaba a su hijo Juan, lo cogió y partió hacia la montaña y buscaba donde ocultarlo pero no encontraba escondrijo. Con un profundo suspiro dijo: -Montaña de Dios, recibe a una madre con su hijo. Y súbita­mente la montaña se abrió y los recibió.»
   La píxide bizantina de marfil procedente de la Bóveda Chilhac, cerca de Brioude (Louvre), ofrecería la más antigua representación conocida de este episodio que ha sido reeditado por los hagiógrafos en la leyenda de santa Bárbara. Se encuentran otros ejemplos en una miniatura del Homiliario de Gregorio Nacianceno (siglo IX, B.N., París), en los frescos de Capadocia (siglo XI), y en los mosaicos de Kahrié Djami, Constantinopla (siglo XIV). 
 En el arte bizantino esta escena suele asociarse con la Matanza de los Inocentes.
5. La degollación de Zacarías
   Furioso porque san Juanito había escapado, Herodes hace degollar frente al altar a su padre, el sumo sacerdote Zacarías. Se encontró la sangre coagulada de éste, pero no su cuerpo que había desaparecido.
6. La muerte de Herodes
   Tantos crímenes merecían un castigo ejemplar. La justicia popular no trató a Herodes mejor que a Judas. La tradición lo hacía morir agusanado a causa de una enfermedad vermicular.
   Según Pedro Comestor, el cuerpo del tirano fue roído vivo por los gusanos que pululaban en sus testículos putrefactos: «Ipsa quoque verenda putrefacta scatebant vermiculis. Putredo testiculorum vermes generabat». Acaba  suicidándose con el cuchillo que usaba para pelar la fruta y los demonios se llevan su alma al infierno (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000). 
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "La Matanza de los Inocentes", de Jacopo Fardella, junto a la Rectoría, en la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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viernes, 27 de diciembre de 2019

El Retablo de San Juan Evangelista, de Miguel Adán, en la Iglesia del Convento de Madre de Dios

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Retablo de San Juan Evangelista, de Miguel Adan, en la Iglesia del Convento de Madre de Dios, de Sevilla. 
  Hoy, 27 de diciembre, Fiesta de San Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy para ExplicArte el Retablo de San Juan Evangelista, en la Iglesia del Convento de Madre de Dios, de Sevilla.
     El Convento de Madre de Dios, se encuentra en la calle San José, 4; en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
   En la Iglesia del Convento de Madre de Dios podemos contemplar el Retablo de San Juan Evangelista, situado en el lado del evangelio. En principio se atribuyó a Pedro Delgado y posteriormente a Gerónimo Hernández, pero "... es obra de Miguel Adán y se puede fechar en torno a 1580-1582 por cuanto el relieve de la Nueva Jerusalem está inspirado en la estampa que Sadeler grabó en 1579 sobre un dibujo original de Martin de Vos con este mismo asunto". La estructura de este retablo, "sigue el modelo arquitectónico del arco triunfal diseñado por Sagredo en las Medidas del Romano y posteriormente elaborado por Hernán Ruiz II en las páginas de su Tratado de Arquitectura y en las portadas de las iglesias sevillanas del Hospital de la Sangre y de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús".
   Este retablo de siete metros y siete centímetros por tres metros y cincuenta y dos centímetros tiene una estructura plana de cinco calles y dos cuerpos. Los temas que se desarrollan son fundamentalmente apocalípticos. En la descripción de las escenas observamos entre otros asuntos, pasajes de la vida de San Juan Evangelista que se encuentran en las escenas centrales del retablo y que seguiremos en su análisis de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda. Así, San Pablo y San Juan exorcizando el cáliz, San Juan Evangelista, Santo Domingo, la Apoteosis de Santo Tomás, San Juan ante portam latinam y la Ascención de San Juan. En lo que es la propia rosca del arco tenemos en el centro el tetramorfos, a su derecha el séquito del Cordero: Ancianos (Apoc. 5, 9-10), a su izquierda también el séquito del Cordero: Virgenes (Apoc. 14, 2-5). Alrededor de las dos escenas centrales, la "Cena" y San Juan Evangelista en la isla de Patmos, se van continuando distintos pasajes tales como: el libro profético (Apoc. 10); la bestia segunda (Apoc. 13, 11); la visión de las siete iglesias de Asia (Apoc. 1, 13-20); los cuatro primeros ángeles de las siete trompetas (Apoc. 8, 12-13). A la derecha de la "Cena" se encuentra la quinta trompeta (Apoc. 9, 1-10); a la izquierda, la muchedumbre de los marcados. La Última Cena es un rectángulo enmarcado entre dos pilastras decoradas y rematadas con el típico frontón triangular, en la que aparece la conocida mesa con mantel, alrededor Jesús con sus discípulos y entre ellos San Juan adolescente que reclina la cabeza en el cuerpo del Salvador, y también se distingue entre otros a Judas Iscariote. Miguel Adán utilizó aqui la estructura que Juan Bautista Vázquez el Viejo usó en las parroquias de Santa María de Carmona y de San Mateo de Lucena. En el caso que estudiamos los apóstoles están situados alrededor de una mesa apaisada con Jesucristo en el centro. La magnífica escultura de San Juan Evangelista se encuentra en la hornacina que está rematada por un arco y recoge el momento en el que escribe el Apocalipsis en la isla de Patmos. Está revestido con una preciosa y policromada túnica y porta el libro y la pluma rodeado de la mujer perseguida por la serpiente. También aparece el dragón con siete cabezas y sobre ellas siete diademas, y por último en la rosca de dicho arco aparecen la Virgen, el Niño y Dios Padre.
   En el centro del ático del retablo se puede apreciar un relieve con la escena de Cristo muerto en la cruz junto a la Virgen, San Juan y la Magdalena a sus pies, y toda la composición está rematada por un frontón triangular y un medallón que tiene la cabeza del Salvador. Los relieves que rodean esta escena presentan el Nacimiento de la Iglesia y en ella aparecen dos paneles que recogen la Confesión de San Pedro y el apóstol en el pasaje "Tu eres el Mesías...", mientras que al otro lado se describe la pesca milagrosa. Esta temática concuerda con la composición ya que se trata de un convento de la Orden de Predicadores, y en las epístolas de San Pablo se hace referencia a la misión que ellos tienen este sentido.
   En el frontal del altar hay una serie de azulejos de tipo plano cuyas piezas están trastocadas pero que representan "Los cuatro jinetes del Apocalipsis". En el lado derecho sobresale el panel en el que puede verse el dragón con las siete cabezas y las siete diademas, escena que ya hemos visto en el retablo, destacando en esta cerámica los colores azul cobalto y amarillo. En el lado izquierdo la azulejería representa también otro tema apocalíptico, un ángel desciende del cielo con la llave del abismo en una mano y una cadena en la otra. Con ésta sujeta al dragón que representa a Satanás y lo encadena por mil años (Apocalipsis 20, 1-2).
   Los tres paneles pertenecen al último tercio del siglo XVI y al mismo autor, y si ya A. W. Frotingham los atribuyó a Cristóbal de Augusta en su obra Tile panels of Spain: 1500-1560, publicada en Nueva York en 1969, hoy podemos avanzar un paso más en la autoría de los mismos, ya que Juan José Lupión Álvarez ha logrado encontrar en dos de los azulejos del frontal del altar una inscripción que dice AV. GTSA: FA, cuya última sílaba está incompleta por haberse perdido un fragmento de la pieza de cerámica. Aunque no está el apellido completo la forma de firmar de este autor aparece de distintas maneras en otros trabajos suyos, si bien cabe preguntarse por qué cambió el orden de las letras dejando este hecho una sombra de duda para poder afirmar con rotundidad que Cristóbal de Augusta es el autor de los paneles de azulejos que se hallan en el altar de San Juan Evangelista (Carmen y José Antonio Calderón Benjumea, El Real Monasterio de Madre de Dios de Sevilla, Ed. Guadalquivir. Sevilla, 2004).
   Se trata éste de un retablo de trazas clásicas cuya parte central y más desarrollada consiste en un arcosolio muy profundo, con ornamentada hornacina central. Se halla enmarcado por unas calles laterales y posee ático y remate, todo ello pleno de decoración figurativa; siendo su mesa de altar una notable pieza de azulejería.
   El tema principal del conjunto se desarrolla en torno a la "Revelación" hecha por Dios a San Juan Evangelista en la isla de Patmos, escritos que componen el "Apocalipsis"; así como representaciones de la vida del evangelista, de otros santos, apóstoles y un Calvario. Algunas escenas muestran directamente las visiones, pero en la mayoría San Juan se encuentra presente, contemplando y anotando lo visionado. Su estructura sigue el modelo arquitectónico del arco triunfal diseñado por Sagredo en las "Medidas del Romano" y posteriormente elaborado por Hernán Ruiz II en su "Tratado de Arquitectura" y en las portadas de las iglesias sevillanas del Hospital de la Sangre y de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.
   El retablo lo centra la imagen en bulto redondo de San Juan Evangelista, obra atribuible a Jerónimo Hernández en 1590; se trata de la arrobada representación del santo en lo que parece ser un tremendo trance mientras contempla las visiones mostradas por Jesucristo y que él recogería y posteriormente narraría en el Apocalípsis. Dichas revelaciones tuvieron lugar en la pequeña isla de Patmos, en las Espóradas, donde fue desterrado durante el reinado de Domiciano. San Juan aparece sentado, en actitud de escribir, y vistiendo una riquísima vestimenta, profusamente adornada con brillante motivos ornamentales; siendo la captación de su rostro profundamente naturalista (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Juan, Apóstol y Evangelista
   Apóstol y evangelista al mismo tiempo, en la Iglesia griega lo denominan Theologos porque ha probado la divinidad de Jesucristo mejor que nadie. Esta expresión en inglés fue traducida Divine y en ruso Bogoslov, palabras que se asociaron a su nombre.
LEYENDA
   Era hijo del pescador Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor.
   Después de haber seguido la predicación de san Juan Bautista, fue llamado por Cristo al mismo tiempo que su hermano Santiago. Aquél lo eligió como uno de los Doce apóstoles y se convirtió en el discípulo preferido.
   Asistió a las Bodas de Caná, y la leyenda incluso pretende que haya sido el novio. Es uno de los tres apóstoles que acompañaron a Cristo en el monte Tabor, durante su Transfiguración, y en el de Los Olivos, durante su agonía. Durante la Santa Cena, apoyó la cabeza sobre el pecho de su maestro, quien luego, desde lo alto de la cruz, le confiaría la misión de cuidar de su madre. Un grupo de heréticos del siglo XVI que interpretaron de manera literal las últimas recomendaciones de Jesús a su madre «Mujer, he aquí a tu hijo», pretendieron que san Juan era un hijo de la Virgen.
   Cuando supo que el cuerpo de Cristo ya no estaba en la tumba, corrió al Santo Sepulcro con san Pedro.
   Cuando murió la Virgen, a quien llevara consigo a Éfeso, a su casa, el santo fue el encargado de llevar ante su féretro la palma que un ángel trajera desde el Paraíso.
   Predicó el Evangelio en Judea y Asia Menor. En Roma, donde residía durante la persecución de Diocleciano, fue sumergido en un caldero de aceite hirviente que le hizo el mismo efecto que un baño refrescante. «El aceite hirviente -escribió Ribadeneira- se convirtió en rocío del cielo y Juan salió de la cuba más sano de lo que entrara, como el oro que se retira del horno.»
   Acusado de magia, se exilió en la isla de Patmos, una de las Espórades, don­de habría escrito el Apocalipsis.
   Después de la muerte del emperador Domiciano, fue autorizado a regresar a Éfeso. El sumo sacerdote del templo de Diana le hizo beber una copa de veneno que había fulminado a dos malhechores poco antes; pero él hizo la señal de la cruz y absorbió el contenido sin experimentar daño alguno. Fue en Éfeso donde, a la edad de noventa años, habría escrito el cuarto Evangelio.
   La historia de su muerte y su ascensión presenta semejanzas con la leyenda de la Virgen que no son fortuitas, ciertamente. Ambos son advertidos por un ángel de su próxima muerte. Los discípulos no encuentran su cuerpo en la tumba que había cavado él mismo, y desde la cual había emprendido el vuelo hacia el Paraíso. 
   Esta tradición, popularizada por la Leyenda Dorada, procede de la interpretación errónea de un pasaje de su Evangelio (21: 22) 1. En el canto XXV del Paraíso, Dante pone en boca del apóstol un desmentido a esta leyenda, san Juan declara formalmente que la Ascensión corporal ha sido reservada a Cristo y a la Virgen.
   Según la crítica moderna, el Apocalipsis no pudo ser del mismo autor que el cuarto Evangelio, y ni uno ni otro serían obra del apóstol san Juan. El Apocalipsis fue atribuido a su homónimo, el presbítero Juan, que lo habría redactado entre los años 90 y 125.
CULTO
   Está considerado como un mártir, aunque haya sobrevivido al baño de aceite hirviente, y la ausencia de su osamenta no lo ha perjudicado más que a la Virgen María. Por un infrecuente privilegio, la Iglesia le ha consagrado dos fiestas, una de las cuales corresponde al suplicio de la Puerta Latina y la otra a su natalicio, es decir, a su muerte.
Lugares de culto
   En el Mediterráneo oriental, el culto de san Juan tenía como centro principal la ciudad de Éfeso donde murió, y la isla de Patmos en el Dodecaneso, donde estuvo desterrado.
   En Patmos, donde san Cristódulo fundó en el siglo XI un monasterio puesto bajo la advocación de San Juan, se muestra la gruta donde tuvo sus visiones y donde habría escrito el Apocalipsis; y la piedra hueca engastada en un nimbo de plata, que le sirviera de almohada, y el peñasco desde el cual habría arrojado al mar al falso sacerdote Kynops.
   En Occidente, su culto se desarrolló naturalmente en Roma, en cuya Puerta Latina habría padecido el suplicio del baño de aceite hirviente. En ese lugar se edificó un oratorio que se puso bajo la advocación de S. Giovanni in Oleo. Pero la principal iglesia edificada en su honor es la basílica de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano), que entre otras reliquias pretendía poseer «la taza donde estaba el veneno que le hicieron beber».
   Entre las otras iglesias que se le dedicaron en Italia, citemos las de Bolonia (S. Giovanni in Monte), Pistoia (S. Giovanni Evangelista), Forcivita (Fuor­ civitas) -llamada así porque estaba situada extramuros de la ciudad-, Parma y Rávena.
   En Francia, se puso bajo su advocación la catedral de Besançon; en España, la iglesia de San Juan de los Reyes, en Toledo, fue decorada en su honor con gigantescas águilas heráldicas; en Alemania, se le consagró la catedral de Magdeburgo y en Holanda la de Bois le Duc.
   San Eduardo el Confesor, que le profesaba una particular devoción, difun­dió su culto en Inglaterra.
Patronazgos
   Presunto autor de uno de los cuatro Evangelios y del Apocalipsis, san Juan era el patrón de los teólogos, y en general, de los escritores. Sus numerosos pa­tronazgos de corporaciones se explican casi todos por el suplicio en la Puerta Latina. La cuba de aceite hirviente donde fue sumergido, le valió el voto de los bataneros, tintoreros y armeros, particularmente expuestos a las quemaduras, los candeleros o fabricantes de cirios que hacían hervir el sebo y vendían aceite de quemar, los aceiteros o propietarios de molinos y lagares de aceite (Ólmüller).
   Con el nombre de san Juan Puerta Latina, también es patrón de los impresores, libreros, encuadernadores, papeleros, copistas de manuscritos, grabadores al buril o talla dulce, porque casi todos los libros de la Edad Media estaban escritos en latín, o quizá porque san Juan aparece representado con frecuencia escribiendo el Apocalipsis junto a su águila, de cuyo cuello pende un tintero. Pero estos patronazgos pueden explicarse, más simplemente, como los anteriores, por la cuba de aceite donde fue inmerso. Los impresores empicaban una tinta oleosa que han comparado con el aceite. Otro tanto ocurre con los grabadores. La tela que emplean los fabricantes de papel se ma­cera en cubas y los encuadernadores también emplean pieles curtidas en cubas de madera.
   Además, el nombre Puerta Latina le habría valido, a causa de un horrible juego de palabras, el culto de los viticultores de Borgoña, quienes portent la tine (llevan la tina), es decir, un cuévano de racimos. Al menos es la explicación corriente de ese patronazgo, y el abuso con los juegos de palabras en iconografía da a esta hipótesis apariencia de verosimilitud. No obstante, una inicial historiada del Misal dominico de la Biblioteca de Clermond (siglo XIII), donde el caldero de aceite tiene la forma de un tonel (dolium), sugiere otra posibilidad: quizá lo que haya dado nacimiento a este patronazgo, al igual que al de los toneleros, sea el hecho de que el caldero tiene forma de barrica, y que en su interior san Juan, con el torso desnudo, se asemeja a un vinicultor pisando uva.
   En suma, es la cuba de aceite hirviente la que originó casi todos los patronazgos de tan diversos oficios. Y también por esta razón san Juan era invocado contra las quemaduras.
   Sin embargo, algunos de estos padrinazgos tiene otro origen. Puesto que Cristo le había confiado a su madre, la Santísima Virgen, desde lo alto de la cruz, se convirtió en Virginis custos y por extensión en Virginum custos, es decir, protector de las vírgenes y de las viudas.
   A causa de la leyenda de la copa de veneno, san Juan también protegía contra los venenos. Se llamaba vino de san Juan (Johannesminne) a un sacramental que protegía contra el veneno, y en general, contra las intoxicaciones alimentarias. Es a este título que a veces san Juan aparece representado en las fachadas de las farmacias (por ejemplo en Romans, en el Delfinado), formando pareja con Esculapio, el dios médico, quien también tiene como atributo una serpiente.
   Otro de sus milagros, la transmutación de las cañas en oro y de los pedruzcos en piedras preciosas le ha valido el patronazgo de los alquimistas en bus­ca de la piedra filosofal.
ICONOGRAFÍA
   La iconografía de san Juan ofrece dos tipos muy diferentes. En Occidente, por lo general se lo representa joven e imberbe: es el más joven de los doce apóstoles, el virginal (parthenios), mientras que en el arte bizantino aparece con los rasgos de un anciano de barba blanca (presbytes). Esta segunda representación se basa en el versículo de Juan, 21: 22: donde Jesús dice: «... Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga...», del cual procede la creencia en la longevidad de Juan, e incluso la de que escaparía a la muerte.
   Sus atributos más constantes y característicos son el águila, la copa de veneno, el caldero de aceite hirviente y la palma del Paraíso.
   1. A título de autor de un Evangelio y del Apocalipsis, tiene como atributo un águila que le sirve de pupitre o le presenta un tintero en el pico. En las miniaturas carolingias, a veces él mismo está representado con cabeza de águila (aétocéphale).
   2. En los ciclos de los apóstoles tiene como emblema una copa envenenada de la que escapa el veneno exorcizado por una señal de la cruz, en forma de dragoncillo de una o varias cabezas.
   El atributo de la copa envenenada, que apareció tardíamente, en el siglo XIII, es muy infrecuente en la pintura italiana, que lo ha reemplazado con un libro.
   En el siglo XVII ya no se comprendía el significado del dragoncillo alado, símbolo del poder del veneno, alzándose de la copa, y desapareció en las obras de Lanfranc, Zurbarán y Rubens. 
 Puesto que de acuerdo con la tradición recogida por el Seudo Isidoro de Sevilla, se había intentado envenenar a san Juan empleando un cáliz eucarístico, la copa envenenada con frecuencia tiene la forma de un cáliz donde, en lugar del dragón, encima del recipiente se representa una hostia. Esta variante se explica por un despropósito iconográfico y una contaminación con los atributos habituales de santa Bárbara.
   3. El caldero de aceite hirviente recuerda el suplicio de la Puerta Latina.
   4. La palma que sostiene san Juan no es en absoluto la del martirio, sino la que un ángel había llevado a la Virgen, y que ésta, en su lecho de agonía, le confió para que la llevase ante su féretro en el funeral, con el objeto de espantar a los demonios. No es un atributo constante, como la copa, sino ocasional, reservado a tres temas bien determinados: el Tránsito, el Enterramiento y la Asunción de la Virgen (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Retablo de San Juan Evangelista, de Miguel Adán, en la Iglesia del Convento de Madre de Dios, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Convento de Madre de Dios, en ExplicArte Sevilla.

jueves, 26 de diciembre de 2019

La Iglesia de San Esteban

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Esteban, de Sevilla.   
   Hoy, 26 de diciembre, Fiesta de San Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que veía al Señor sentado en la gloria a la derecha del Padre, al ser lapidado mientras oraba por los perseguidores [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de San Esteban, de Sevilla.
   La Iglesia de San Esteban [nº 34 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla, y nº 57 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], en encuentra en la calle Medinaceli, 2 (aunque la entrada habitual se efectúa por la calle San Esteban, 5; y tiene otra entrada más por la calle Imperial, s/n); en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
   Lágrimas de cristal sobre el rostro de barro de un Cristo se asoman a una ventana de la calle Águilas. Fue conocido como el Señor de la Ventana pero, sobre todo, como el Cristo de la Salud y el Buen Viaje. Quizás la petición de salud tenga alguna relación con el antiguo nazareno de los Gitanos. La petición del buen viaje tiene fácil explicación en la salida principal hacia la puerta de Carmona: a la ventana se asoma el antiguo Ecce Homo de la Congregación de la Anunciación, una agrupación jesuita desaparecido de la iglesia de San Hermenegildo. Desde el siglo XVIII es una imagen que se asoma a la calle Águilas, el antiguo decumano (la vía de sentido este-oeste) de la ciudad romana. Lo hace desde la hermosa iglesia mudéjar de San Esteban, edificación fechable en el siglo XIV aunque sus dos portadas exteriores sean ya obra del siglo XV. La torre es posterior y data del siglo XVIII. Una edificación gótico-mudéjar que llegó a ser suprimida como parroquia en la Revolución de 1868, siendo el edificio vendido y usado como almacén de industria. Afortunadamente el templo pudo ser salvado del derribo que proyectaron algunos para reutilizar sus históricas piedras. No llegó a nuestros días el antiguo pasadizo elevado que comunicaba el edificio con la vecina Casa de Pilatos, morada de la familia Medinaceli, especialmente vinculada a la iglesia del santo protomártir.
   Al exterior presenta dos portadas. La de los pies, hacia la calle Medinaceli, muestra el característico diseño de arcos ojivales que van conformando sucesivas arquivoltas de estilo gótico, coronado con un alero sostenido por cabezas de león. Junto a estos elementos cristianos aparece un friso de arquillos polilobulados de clara filiación islámica, situándose una escultura del Salvador en la zona central. Puntas de diamante en la zona superior contrastan de nuevo con el color almagra que envuelve a algunos elementos. Bajo doseletes aparecen las figuras de San Lorenzo (con la parrilla de su martirio) y San Esteban (el titular del edificio, con dalmática de diácono). La otra puerta, también abocinada, se abre hacia la calle Águilas y suele ser la entrada habitual del templo. Presenta la particularidad de tener puntas de diamante en el intradós de la arquivolta interior, dificultad añadida para la salida del paso de palio de la Virgen de los Desamparados. Sobre la hornacina superior aparece San Esteban, con una inscripción en la parte inferior que data la obra en un momento muy posterior a la portada, en 1618.

   El interior es de tres naves con presbiterio y coro a los pies, siendo la nave de la Epístola (derecha) más estrecha que la del Evangelio (izquierda). La nave central aparece cubierta por un artesonado mudéjar de tres paños, mientras que las laterales presentan unas cubiertas de colgadizo. El presbiterio muestra bóvedas de nervaduras góticas, una distinción habitual en las iglesias mudéjares sevillanas que distinguían en estilo y materiales a la zona más importante del edificio.
   En la zona del presbiterio destaca el magnífico retablo mayor concertado en 1629 con Luis de Figueroa. Se compone de banco, dos cuerpos y ático, estando decorado (algo poco frecuente en Sevilla) por pinturas. Las de la calle central se atribuyen tradicionalmente a los hermanos Miguel y Francisco Polanco, y representan la Lapidación del protomártir San Esteban, la Adoración de los pastores y un Crucificado en el ático. Las calles laterales son importantes obras de Francisco de Zurbarán, representando la Visión de San Pedro y la Conversión de San Pablo en el banco, San Pedro y San Pablo en el primer cuerpo, mientras que en el ático aparecen representados San Hermenegildo y San Fernando. Un complejo programa iconográfico que aludiría al titular de la iglesia, a los orígenes del cristianismo, a la antigua y nueva iglesia (Pedro y Pablo) y al santoral sevillano. En la parte central del presbiterio la mesa de altar realizada en ladrillo muestra un frontal donde se colocó un interesante paño de alicatado mudéjar del siglo XIV, decorado con motivos geométricos, localizado en unas obras realizadas en la capilla mayor.
   Comenzando por los pies del muro derecho aparece el retablo de Santa Ana, una pieza del siglo XIX, al igual que el grupo escultórico. En sus inmediaciones destaca un cuadro de la Virgen de la Antigua del siglo XVII que sirve como ejemplo de la enorme devoción a la pintura mural conservada en la Catedral. En un retablo de austeras líneas neoclásicas se encuentra la Virgen de los Desamparados, titular de la cofradía de San Esteban. Es talla de candelero que realizó el escultor Manuel Galiano en 1923 y que, originalmente, se pensó nominar con el título de la Asunción. La hermandad de San Esteban se fundó en 1928, saliendo por primera vez al año siguiente. Su otro titular, el Cristo de la Salud y el Buen Viaje, recibe culto en la cabecera de este testero en una capilla de planta cuadrada y cubierta por bóveda de arista. Es una escultura que combina un busto y cabeza realizados en barro cocido, de fines del XVI, con el cuerpo de madera, que se le añadió en el siglo XVIII. Presenta como particularidad lágrimas de cristal en su rostro.

   Una vez pasado el presbiterio, en la cabecera de la nave lateral izquierda se sitúa un retablo neobarroco con la imagen de Nuestra Señora de la Luz, del siglo XVIII, titular de una hermandad de gloria que ya existía en 1670. Fusionada a la hermandad sacramental y a la de Ánimas, tras el cierre de la parroquia en 1868, la imagen estuvo depositada en la vecina Casa de Pilatos. Es la única imagen de gloria que ha procesionado un Domingo de Resurrección (1910), acompañando a su Señor Resucitado. Ya en el muro se abre la capilla sacramental, cerrada por una verja de madera de la segunda mitad del siglo XVII. Presenta una rica decoración de yeserías que se pueden datar en la segunda mitad del XVII y que recuerda las realizaciones de los hermanos Borja. La capilla es de planta cuadrada y se cubre con una cúpula rebajada sobre pechinas. El retablo es del XVII y en el centro aparece una escultura de la Inmaculada atribuida al escultor Agustín de Perea, en el último tercio del siglo XVII. Las paredes presentan un zócalo de azulejos del siglo XVII de una compleja composición y un delicado colorido  que los hacen ser piezas excepcionales en el catálogo de la azulejería sevillana. Sobre el acceso a la capilla se sitúa una pintura que representa a San Juan de Ribera, del siglo XVII. A los pies del muro se sitúa un retablo barroco del XVII, con tallas de San José, San Antonio de Padua, San Bartolomé y San Blas, todas de la misma época. En el mismo muro destaca un lienzo barroco anónimo con el tema de la decapitación del Bautista.
   En esta iglesia recibió el bautismo el pintor Juan de Valdés Leal, en 1622, y otras personalidades relevantes como el capuchino Fray Isidoro de Sevilla, creador de la devoción a la Divina Pastora (Manuel Jesús Roldán,  Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Esteban, protomártir:
LEYENDA
   Diácono cuyo nombre griego (Stephanos) significa corona. Lapidado por los judíos, quienes le acusaban de blasfemar contra Moisés, fue el primer mártir (protomartyir) de la fe cristiana. San Agustín lo llama primicerius martyrum. Los griegos lo habían motejado Lithobolite, "el Lapidado".
   Según la vita fabulosa sancti Stephani protomartyris, cuyo texto manuscrito del siglo X se conserva en Montecassino, el día en que nació fue arrebata­do por Satanás, que puso un pequeño demonio en la cuna, para sustituirlo. Luego dejó al niño fajado a la puerta de un obispo llamado Julián. El obispo oyó berridos, salió de su casa y encontró al niño que era amamantado por una cierva blanca que tomando la palabra le aconsejó que adoptase al recién nacido.
   Algún tiempo después Esteban regresó a la casa paterna, y con el signo de la cruz expulsó al demonio que ocupaba su lugar y que entonces apareció en forma de diablo peludo, cornudo, con pezuñas, alas de murciélago y una larga cola.

   Ordenado diácono por los doce apóstoles, discutió con los retóricos judíos que lo hicieron detener y condenar por blasfemia a morir lapidado. Saulo, el futuro San Pablo, habría  ayudado a sus verdugos cuidando sus mantos. Según Gregorio de Nisa (Capadocia), al mártir ese pedrisco le habría hecho efecto que una suave nevada.
   Su cuerpo expuesto a las fieras fue sepultado por Gamaliel, quien, cuatrocientos años después, se apareció al sacerdote Luciano para revelarle el lugar de la sepultura. Gamaliel  informó que san Esteban  había  sido enterrado cerca de él, de su hijo Abibas y de su sobrino Nicodemo, y le indicó la manera de identificar los cuatro cuerpos. Le mostró tres vasos de oro y uno de plata. Uno de los vasos de oro contenía rosas rojas, los otros dos rosas blancas, en cuanto al vaso de plata, estaba lleno de azafrán. Esos vasos, dijo, son nuestros féretros. El de rosas rojas señala el féretro de san Esteban, el único que ha merecido la corona del martirio. Los dos vasos de rosas blancas son los féretros de Gamaliel y Nicodemo, el de plata, lleno de azafrán, es el de Abibas.
   Esta aparición se repitió tres veces. Lucia no fue a Jerusalén y contó la visión a su obispo Juan. Éste, acompañado por toda su clerecía, desenterró los cuatro féretros. El vaso de rosas rojas situado junto a la cabeza de san Esteban permitió identificar el cuerpo del protomártir.
   Estas preciosas reliquias fueron transportadas desde Jerusalén a Constantinopla. Una viuda llamada Juliana, que quería retirar el cuerpo de su marido inhumado junto a san Esteban, por error se llevó consigo a Constantinopla los restos del mártir, aunque los demonios quisieron impedírselo provocando una tempestad. El emperador ordenó que el cuerpo del santo fuese depositado en su palacio. Pero las mulas, que se negaron a avanzar hicieron comprender a todos que el santo quería descansar en una  iglesia. Más tarde, las reliquias de san Esteban emigraron a Roma. A falta de restos corporales del mártir, se disputaban las piedras de su lapidación.
CULTO
Lugares de culto

   Las iglesias dedicadas a san Esteban son excepcionalmente numerosas en todos los países de Europa.
   La difusión del culto del protomártir se vio favorecida por santa Eudocia en el Oriente bizantino y por san Agustín y el papa Sixto en Occidente.
Italia
   Las reliquias de san Esteban se habían juntado con las del diácono San Lorenzo en la basílica romana de San Lorenzo Extramuros. Pero muchas iglesias de Roma se jactaban de poseer fragmentos.
   El papa Pelagio habría donado el brazo derecho del protomártir a la basílica de San Pedro. La iglesia de Santa Práxedes conservaba el otro brazo y una piedra  de su lapidación; la de Santa María la Mayor, un diente; la de San Clemente, una de sus costillas, y las de San Pablo Extramuros y San Silvestre, fragmentos de su calavera.

   Numerosas iglesias de Roma estaban puestas bajo su advocación . El templo de Vesta a orillas del Tíber, se puso bajo la advocación de san Esteban con el nombre de San Stefano delle Carrozze. San Stefano Rotando se eleva sobre la colina del Coelius. Detrás del ábside de la basílica de San Pedro se construyó la iglesia de San Stefano degli Abissini, cerca de un hospicio edificado en 1159 por los abisinios.
   El culto de San Esteban se había difundido en todas las provincias de Italia. En el norte, la catedral de Génova que poseía su mano izquierda y la de Pavía, estaban puestas bajo su advocación; también se lo veneraba en Venecia y en la iglesia de San Stefano in Castello de Verona. En Florencia, Toscana, una iglesia llevaba el nombre de San Stefano della Badia, en Arezzo, Forli y Prato, San Esteban no sólo era el patrón de las catedrales sino también el de las ciudades. En Ancona, a orillas del Adriático, se conservaba  preciosamente una de las piedras de su lapidación, que después de haber golpeado el codo del santo, rebotó sobre uno de los espectadores que la conservó por piedad. Cuando viajó a Ancona, en una visión dicho espectador recibió la orden de dejarla allí, y desde entonces hubo una capilla de San Esteban en la localidad.
Francia
   El culto de San Esteban en Francia era igualmente popular. Hay diez catedrales bajo su advocación. Y antes hubo aún más. En París, san Esteban fue reemplazado por Nuestra Señora (Notre Dame), en Orleans por la Santa Cruz (Sainte Croix), en Lyon por san Juan y en Arles por san Trófimo.
   Una de las principales ciudades de Francia lleva su nombre. En 1040, san Roberto, fundador de la abadía de La Chaise Dieu, agrandó una capilla en Furania en Forez, que puso bajo la advocación de san Esteban. Alrededor de dicha capilla formó  una  ciudad  llamada  en principio Saint Étienne de Furan (S. Stephanus de Furanis), y luego, simplemente Saint Étienne.
   Para dar una idea de la multiplicidad de los santuarios dedicados a san Esteban lo mejor es clasificarlos por orden alfabético.
Agde. Catedral.
Arlés. La catedral de Saint Trophime, originalmente estaba puesta bajo la advocación de San Esteban.
Auxerre. La catedral está dedicada a san Esteban que figura en el sello del capítulo.
Bar sur Seine. Iglesia (de Saint Étienne).
Beauvois. Iglesia abacial.
Besançon. La catedral está dedicada a San Esteban y a san Juan, y poseía la dalmática del santo diácono y un hueso del brazo.

Bourges. La catedral es el más bello monumento que Francia haya levantado a la gloria de san Esteban. La imagen del mártir está grabada sobre las insignias de los canónigos.
Caen. Además de la abadía aux Hommes, que Guillermo el Conquistador puso bajo la advocación de san Esteban, una iglesia parroquial lleva el nombre de Saint Étienne le Vieil.
Cahors. Catedral.
Chálons sur Marne. La catedral era rica en reliquias del protomártir. En  1205 de vuelta de la cuarta cruzada, Nivelon de Chérisy, obispo de Soissons, había traído desde Constantinopla uno de los codos del lapidado. El obispo Pierre de Hans aprovechó el viaje que hizo a Roma en 1253 para solicitar al abad de San Pablo Extramuros la parte superior de la cabeza de san Esteban, que donó a la catedral. Un segundo fragmento de la santa cabeza fue agregado en 1309 por Juan, Señor de Joinville.
Dijon. Antigua catedral. El bajorrelieve del tímpano fue remontado en la de Saint Benigne.
Dreux. La colegiata poseía uno de los huesos de la cabeza del santo, un diente y una piedra de su lapidación.
Estrasburgo. Iglesia abacial cuya nave ha sido destruida por los bombardeos norteamericanos de 1944.
Limoges. Catedral.
Meaux. Catedral.
Metz. El tesoro de la catedral de Metz poseía numerosas reliquias del santo, una parte de las cuales fue cedida en 980 al obispo de Halberstadt. El obispo entregó un frasco de sangre y dos dedos, pero guardó una piedra de la lapidación. Las monedas llevaban la imagen del santo.
Mulhouse. Iglesia parroquial.
Nevers. Magnífica iglesia románica dedicada a san Esteban .
París. La capital poseía al menos tres iglesias puestas bajo su advocación: Saint Étienne le Vieil, que fue demolida para hacer lugar a la catedral de Notre Dame cuya  portada del sur del transepto está consagrada al protomártir; Saint Étienne des Grès (Gradus), cerca de la puerta de Saint Jacques, llamada así a causa de los escalones de la entrada; y por último Saint Étienne du Mont en la cresta de la montaña de Sainte Geneviève, muy cerca de la abadía. Ésta es la única que subsiste.
Périgueux. Antigua catedral.
Ruán. Iglesia de Saint Étienne des Tonneliers (siglo XV), destruida en 1791.
Saint Brieuc. Catedral.
Toul. Catedral.
Toulouse. Catedral. .
Troyes. Colegiata destruida en 1791.
Vignory. Iglesia románica en la diócesis de Langres.

   La dispersión de estos centros de culto, de uno a otro extremo de Francia plantea un problema de hagiotoponimia de difícil resolución. Sería necesario, en principio, situar los emplazamientos de las reliquias del protomártir, huesos, frascos de sangre y piedras de la lapidación.
España
   Treinta y ocho localidades llevan el nombre de San Esteban. Hay iglesias puestas bajo la advocación del santo en Burgos, Segovia y Valencia.
Inglaterra
   Capilla en Westminster, Londres.
   Iglesias en Bristol y Lymne (Kent).
Alemana y Austria
Corvey. La nueva Corbie a orillas del Weser recibió reliquias de san Esteban de su casa matriz.
Halbestadt. En 980 la catedral obtuvo de Metz un frasco de sangre de san Esteban y dos de sus huesos. En el tesoro se muestra una bandeja de plata dorada en cuyo centro hay engastada una piedra de la lapidación; sobre el borde hay cuatro judíos lanzando piedras.
Maguncia. La iglesia de San Esteban posee también una piedra de la lapidación.
Espira. La catedral está bajo su advocación.
Passau. Catedral de San Esteban.
Viena. Catedral de San Esteban.
   Entre los santuarios dedicados a san Esteban aún puede citarse la abadía de Weihenstephan, en Baviera, cerca de Freising.
Patronazgos

   Los patronazgos de san Esteban son menos numerosos que los lugares de culto. No obstante pertenece a la categoría de los santos curadores. Según San Agustín, citado por Santiago de Vorágine en la Leyenda Dorada, se acostumbraba poner flores sobre el altar de san Esteban porque luego éstas servían para aliviar a los enfermos; y la ropa blanca depositada sobre su altar curaba en especial las enfermedades de la médula.
   También se consideraba a San Esteban curador de la tiña, quizá a causa de un juego de palabras con su nombre como ocurrió con san Aniano. En la iglesia de Josselin (Morbihan), los tiñosos depositan como ofrenda pequeños sacos de trigo ante el busto de plata del santo.
   Se lo invocaba a causa de las piedras de su lapidación contra los cálculos y los dolores de cabeza.
   En los países germánicos la leyenda que le atribuye haber sido caballerizo del rey Herodes lo convirtió en patrón de los caballos, y por extensión, de los cocheros y palafreneros. Los caballos se sangraban el día  de su fiesta. También era patrón de los honderos (Schleuderer) a causa de su lapidación.
ICONOGRAFÍA
   San Esteban está representado joven e imberbe, en dalmática de diácono con una estola. A partir del siglo XV tuvo como atributos un libro en la mano, o en un pliego de su dalmática, salvo que lo llevara en equilibrio sobre la cabeza o uno de sus hombros, y las piedras de su lapidación que a veces están rojas de sangre o son doradas.
   Sus demás atributos, menos personales, son el Libro de los Evangelios cuya guarda correspondía a los diáconos, y la palma del martirio.
   El hecho de que la catedral de Limoges, centro de la industria de los esmaltes champlevé, estuviese bajo la advocación de san Esteban, contribyó mucho a la difusión de sus imágenes (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Horarios de apertura de la Iglesia de San Esteban:
              Lunes: de 07:30 a 09:00, y de 10:00 a 13:00.
              De Martes a Sábado: de 07:30 a 09:00. Tardes (sólo Martes y Sábados), de 19:30 a 21:00.
              Domingos y Festivos: de 10:15 a 12:00

Horarios de misas, en la Iglesia de San Esteban:
              Laborables: 08;15
              Sábados: 20:00
              Domingos y Festivos: 11:00

Página web oficial de la Iglesia de San Esteban: www.sanbartolomeysanesteban.org