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jueves, 30 de septiembre de 2021

La localidad de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla

       Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla.
Datos del Municipio
     Situación: El Palmar de Troya está situado entre los arroyos Salado de Morón y de Pájaras, en la margen izquierda de la carretera A-364 Écija-Jerez de la Frontera (antigua N-333 Écija-Jerez) a la Altura de los kilómetros 89-90 y a 14 kilómetros de Utrera.
     Coordenadas GPS: x = -5.803862  -  y = 37.061115
     Extensión: 33,16
     Altitud: 117 m
     Entorno: El municipio se encuentra en el cruce de la Cañada Real de Ventas Larga y Torre Alocaz a Sevilla (carretera A-364 Écija-Jerez), la Cañada Real de Utrera a Villamartín, donde se encuentra el descansadero de El Palmar de Troya, la carretera SE-9014 de El Palmar de Troya a Guadalema de los Quintero, y la carretera SE-9015 de El Palmar de Troya al Pantano Torre del Águila, a El Rubio y a la Encinilla.
Datos del Ayuntamiento
     Dirección: c/ Geranio s/n, CP. 41719
     Teléfono: 955 83 25 25
     Fax: 955 83 27 70
Información turística
     Este núcleo de población es muy antiguo. Constan datos históricos que remontan hasta el siglo XIII, cuando formaba parte de la 'Banda Morisca', sistema defensivo frente a los ataque musulmanes. Otros datos sin embargo, recogidos por los históricos de Utrera, ubican en La Cañada un asentamiento de aquél núcleo, llamado Siarum o más recientemente Searo, poblado por soldados de César que habían merecido su jubilación.
     La denominación El Palmar De Troya viene de las numerosas matas de palmitos que crecen en sus campos y del nombre del cercano Cortijo de Troya. Su población actual desciende de los jornaleros que allí se asentaron como trabajadores del campo originarios de los poblados alrededores, y, más en particular, de los numerosos presos de la Guerra Civil que participaron en la construcción del Pantano Torre del Águila que permitió la puesta en riego de la comarca (Diputación Provincial de Sevilla).
El Palmar de Troya, la ‘torre vigía’ del Guadalquivir
   El Palmar de Troya se encuentra a 46 km de Sevilla capital, al suroeste y en la comarca de la Campiña. Su término municipal, con 25 ha de superficie, está entre los arroyos Salado de Morón y de Pájaras, en la margen izquierda de la carretera A-364 Écija-Jerez de la Frontera. Está a unos 15 km de Utrera, justo en la zona de contacto de la Campiña con los terrenos de marismas.
     El Palmar de Troya, pertenece a la Comarca de La Campiña, con una extensión de 33'16 km², a una altitud de 117 m. sobre el nivel del mar, y con 2.395 habitantes.
     Al sureste de Sevilla, a 15 km de Utrera y en plena Cañada Real, se encuentra El Palmar de Troya. Una localidad que, hasta octubre de 2018, era una pedanía del municipio de Utrera. De hecho, es uno de los pueblos más recientes de la provincia.
     De El Palmar de Troya constan datos históricos que se remontan a la época romana, que ubican en La Cañada un asentamiento de soldados jubilados del César, llamado Siarum o Searo, una ciudad romana que se encuentra oculta bajo tierra en las proximidades de La Cañada. Más recientemente, en el siglo XIII, se sitúa un lugar que forma parte de la Banda Morisca, el sistema defensivo frente al ataque musulmán. De ahí hay vestigios como la torre vigía del embalse de la Torre del Águila, que servía para proteger el Valle del Guadalquivir, quizás anterior a las guerras entre cristianos y musulmanes.
     Pese a tanta historia, el pueblo nació como un emplazamiento de emigrantes temporeros que trabajaban en el cortijo de Troya. De hecho, la localidad recibe su nombre por las numerosas matas de palmito que crecían en la zona anexa al cortijo. Llegó a haber, incluso, una residencia de niños temporeros para que fueran a la escuela. Asimismo, parte de su población actual también desciende de los presos de la Guerra Civil que participaron en la construcción del Pantano Torre del Águila, que llevó el riego a la comarca.
     Los palmareños se dedican fundamentalmente a la agricultura y al sector de los servicios de restauración. Hay numerosas empresas palmareñas especializadas en caterings para ferias. Hasta el punto son numerosas, que la romería en honor a su patrona, Ntra. Sra. del Carmen, se celebra en mayo y la Feria, en julio, para que no interfieran en los compromisos laborales para con otras ferias de pueblos en las que sirven. 
     El Palmar de Troya es un lugar tranquilo del que disfrutar del agroturismo. Un municipio, consciente del valor de su entorno natural, que ha recuperado sus vías pecuarias y ha realizado corredores verdes conectando distintos espacios: el Pantano Torre del Águila, la Laguna de Zarracatín o la Vía Verde Utrera-El Palmar. 
     Para llegar en coche desde Sevilla debes tomar la A-376 hasta llegar a tu destino, o bien acceder a través de la A-4.
     La estación de tren más cercana se encuentra en Utrera, que conecta con la línea de cercanías C1 desde la Estación de Santa Justa de Sevilla. Si prefieres el autobús, cógelo en Prado de San Sebastián y llega hasta El Torbiscal. Después toma un taxi hasta la localidad.
     La mejor manera de vivir El Palmar de Troya es paseando. No te olvides la bicicleta para recorrer su entorno natural. 
     Si hay una fiesta que se disfruta por todo lo alto en El Palmar de Troya son los Carnavales. Siempre se celebran el fin de semana antes del Día de Andalucía. Los palmareños salen a la calle con disfraces muy divertidos, hechos a mano.
     Por su parte, la Semana Santa tiene su día grande el Sábado Santo, cuando la Agrupación Parroquial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad procesiona por las calles de El Palmar de Troya. Podrás admirar la obra anónima del siglo XVII, que fue restaurada por la utrerana Encarnación Hurtado en 2002. Sale de la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen desde 1981. El Domingo de Ramos procesiona la Borriquita y el Viernes Santo, el Nazareno. 
     La Romería de Nuestra Señora del Carmen, en honor a su Patrona, se celebra el último sábado de mayo (aunque depende de la fecha de El Rocío). Disfruta de una romería con más de 30 carrozas, que se vive con verdadero fervor, y que lleva a los romeros hasta el Pantano Torre del Águila. 
     En julio debes venir a la Feria en honor a la Patrona Nuestra Señora del Carmen. El 16 de julio sale en procesión la Virgen con una cuadrilla de mujeres costaleras, algo poco habitual.
     Y ya que estás por aquí en la época estival, si por algo se reconoce El Palmar de roya entre los pueblos de la zona, es por su piscina municipal. Refréscate durante el verano. Un lugar ideal para visitar en familia: cómodo, tranquilo y adaptado a gustos y bolsillos. 
     El último fin de semana de octubre se organiza el Mercado medieval. La calle peatonal y la Plaza de la Concordia retroceden varios siglos para que los artesanos presenten sus productos: bisutería, cuero, cristal, jabones, alimentación… Además hay animación callejera y otros actos que inundan la localidad de color, música y diversión. 
     Para los amantes de la naturaleza y el deporte al aire libre, no puedes dejar de visitar las zonas verdes de esta localidad: la Laguna de Zarracatín, el Pantano de Torre del Águila, la Vía Verde Utrera-El Palmar o la Vía Pecuaria de Villamartín. 
     Y, por supuesto, disfruta siempre de la típica cocina rural de la provincia de Sevilla, con platos elaborados a base de aceite de oliva y productos de la huerta. 
     El centro neurálgico de la localidad está en la Plaza de la Concordia, a pocos metros de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (que acoge todas las tallas que procesionan por el pueblo), la biblioteca pública o el instituto. Bajando la calle Gladiolos y la calle Geranio, llegarás al Ayuntamiento. Es un paseo agradable que te mostrará la idiosincrasia de El Palmar de Troya y que te dará pie a conocer la verdadera riqueza de este municipio: su entorno natural.
     A las afueras, en el cortijo de Troya, sigue existiendo una torre árabe, ahora mismo en zona privada, que se emplaza sobre la cima de un cerro al este de El Palmar de Troya. Se trataría de una de las atalayas defensivas que conformarían la red vigía y de defensa de la Banda Morisca. A esta se sumarían, probablemente, la Torre del Bollo (también en territorio privado y que enlaza visualmente con la torre de Lopera y con el castillo de las Aguzaderas) y la Torre del Águila, en el Pantano. 
     Si te gusta el cicloturismo, no puedes perderte un paseo por la Vía Verde Utrera-El Palmar o la Vía Pecuaria de Villamartín, donde se encuentra la Laguna de Zarracatín, con afluencia de aves emigrantes como flamencos y patos. Este humedal pertenece a la Reserva Natural Complejo Endorreico de Utrera, y es la más extensa del Complejo, con una de las lagunas salinas de mayor superficie de Andalucía.
     Y, por supuesto, si te gusta la pesca deportiva y la actividad al aire libre debes visitar el pantano de Torre del Águila, un embalse visitable, también con su torre vigía (Turismo de la Provincia de Sevilla).
       Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

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La localidad de El Palmar de Troya, al detalle:
La Alcaparrosa
- Basílica de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz
Cantera de las Peñuelas
Cortijo El Pájaro
Cortijo de las Peñuelas
- Iglesia de Nuestra Señora del Carmen
El Llano del Arroz
El Marcegoso
El Mármol
Miranda
El Palmar
La Parada
Parcelas de Troya
Rancho Atalaya
Zarracatín

La pintura "San Jerónimo", anónima, del círculo de Sánchez de Castro, del Retablo Mayor de la Iglesia de San Benito de Calatrava, en la sala I del Museo de Bellas Artes

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Jerónimo", anónima del círculo de Sánchez de Castro, del Retablo Mayor de la Iglesia de San Benito de Calatrava, en la sala I del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.         
   Hoy, 30 de septiembre, Memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, ciudad en la que cultivó con esmero todos los saberes y recibió el bautismo cristiano. Después, seducido por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética al ir a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, tras fijar su residencia en Belén de Judea, vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe en muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegado a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Jerónimo", anónima del círculo de Sánchez de Castro, del Retablo Mayor de la Iglesia de San Benito de Calatrava, en la sala I del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
   El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
   En la sala I del Museo de Bellas Artes podemos contemplar la pintura "San Jerónimo", anónima del círculo de Sánchez de Castro (2ª 1/2 siglo XV), del Retablo Mayor de la Iglesia de San Benito de Calatrava, siendo un óleo sobre tabla en estilo gótico, pintado hacia 1480, con unas medidas de 1'69 x 1'17 m., y procedente del Convento de San Benito de Calatrava, de Sevilla, tras el depósito de las Órdenes Militares, en 1908.
   Tablero de retablo de doble casa compartimentado por pilarete y arquillos cornupiales con grumos. En cada casa San Jerónimo y San Antonio de Padua ambos en pie sobre fondo dorado, con sus respectivos nombres en la aureola.
   Al dorso de la obra cartela con la inscripción "La Autorización de su Majestad el Rey D. Alfonso XIII, Gran Maestre de las Órdenes Militares, acordaron los caballeros de las mismas residentes en Sevilla que estas cuatro tablas de su pertenencia fueran depositadas en este museo conservando siempre su propiedad lo que verificó en 17 de febrero de 1908".
   Proceden de la extinguida Iglesia de San Benito de Calatrava, de esta ciudad, y son anteriores a 1492. Pertenecen al capítulo de Caballeros de las Órdenes Militares, y fueron depositadas en este lugar al año 1908 por disposición de S.M. el rey, testimoniando así nuestro Augusto Monarca su exquisita cultura y su celo en pro de los intereses artísticos; Madrid (web oficial del Museo de Bellas Artes de Sevilla).
   Es probablemente Juan Sánchez de Castro la figura más destacada de la pintura sevillana del siglo XV, en su segunda mitad, cuando ya el sentimiento artístico estaba buscando las formas de expresión renacentista emanadas de Italia y Flandes. De este pintor ninguna pintura posee el Museo pero sí figuran en él algunas obras realizadas en este momento artístico por maestros influenciados por su estilo. En este sentido hay que mencionar el conjunto de cuatro tablas en las que se representan ocho santos formando pareja. Proceden estas tablas del retablo que originariamente estuvo en la iglesia de San Benito de Calatrava y que a mediados del siglo XVII fue sustituido por otro cuyas pinturas realizó Valdés Leal. Afortunadamente entonces las tablas no fueron destruidas  como era costumbre sino que se conservaron en la propia iglesia hasta 1908 en que fueron depositadas en el Museo por las Órdenes Militares.
   Los santos que aparecen en estas tablas son los siguientes: San Antonio Abad con San Cristóbal, San Andrés con San Juan Bautista, Santa Catalina con San Sebastián y San Jerónimo con San Antonio de Padua. El conjunto de ocho figuras que se integran en estas tablas muestra un repertorio de actitudes ensimismadas y amables y al mismo tiempo un bello sentido decorativo plasmado en los múltiples detalles que aparecen en los vestuarios de los personajes. También los suelos sobre los que figuran los santos, aparte de mostrar una perspectiva muy elevada, muestran tracerías de alicatados de vistoso aspecto que conectan con los fondos de la pintura totalmente revestidos de pan de oro (Enrique Valdivieso González, Pintura, en El Museo de Bellas Artes de Sevilla, Tomo II. Ed. Gever, Sevilla, 1991).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia
HISTORIA Y LEYENDA
   Uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
   Nació en Estridón, cerca de Aquilea, en Venecia (y no en Dalmacia o en Panonia) en 347; y en Roma fue alumno del famoso gramático Donato.
   Retórico consumado, como San Agustín, además era políglota. Como había aprendido el griego y el hebreo, se jactaba de ser trilingüe.
   Bautizado a los diecinueve años de edad, en 373 partió en peregrinación hacia Tierra Santa. Entre los años 375 y 378 se retiró en el desierto de Siria para llevar una existencia de anacoreta. Fue allí donde escribió la Vida de San Pablo ermitaño.
   De vuelta en Roma en 382, después de residir en Antioquía, se convirtió en el colaborador del papa Dámaso quien le encargó revisar la traducción latina de la Biblia según el original hebreo y la versión griega de los Setenta. Después de la muerte del papa, prefirió regresar a Palestina y en 386 se radicó en Belén, donde terminó la traducción de la llamada Vulgata. Allí murió, en el año 420.
   Sobre este cañamazo, la Leyenda Dorada bordó una novela que proveyó a los artistas un material menos ingrato que la historia: los temas más populares son la Flagelación de San Jerónimo por los ángeles, sus Tentaciones en el desierto y sobre todo la fábula del león domesticado.
1. Durante un acceso de fiebre, soñó que era conducido ante el tribunal de Cristo que le preguntó si era cristiano o ciceroniano y lo condenó a ser azotado por los ángeles. Jerónimo despertó con contracturas, y jurando que no volvería a leer libros profanos.
2. Durante su retiro en el desierto, su piel se volvió negra como la de de un africano. A pesar de sus ayunos y mortificaciones, estaba obsesionado por sueños lascivos de danzas de muchachas desnudas. Para hacer penitencia se mortificaba el pecho día y noche.
3. Un día, cuando explicaba la Biblia a los monjes de su convento, vio llegar hacia él un león que cojeaba. Le extrajo una espina de la pata herida y lo mantuvo a su servicio encargándole que cuidara a su asno mientras éste pacía. Un grupo de caravaneros, aprovechándose de su sueño robaron el asno. Algún tiempo después el león encontró la caravana de mercaderes que volvía por el mismo camino con el asno robado, que usaban, según la costumbre, para guiar a los camellos cargados de mercancías. Con sus rugidos, el león puso a los ladrones en fuga y devolvió triunfalmente el asno al monasterio, y por añadidura, entregó los camellos.
   San Gerásimo, cuyo nombre pudo fácilmente confundirse con el de San Jerónimo.
   Los hagiógrafos copiaron estas leyendas de las vidas de otros santos. Las Tentaciones de San Jerónimo en el desierto de Siria son réplicas de las de San Antonio en el desierto de Egipto. En cuanto a la leyenda del león, se tomó de la historia de un anacoreta de Palestina,
   He aquí como puede explicarse el génesis de esta fábula. Los cuatro doctores de la Iglesia se pusieron en paralelo con los cuatro evangelistas. Ahora bien, San Jerónimo formó pareja con San Marcos quien tiene como atributo un león. Un hagiógrafo, que no comprendía el sentido de dicho atributo, y que recordaba que San Jerónimo había pasado muchos años en el desierto, le habría aplicado la leyenda del león herido, y curado por un santo ermitaño, que había encontrado en la vida de San Gerásimo.
CULTO
Lugares de culto
   San Jerónimo es el patrón de Dalmacia, su pretendida patria, y en consecuencia, de los habitantes de Esclavonia o Schiavoni, como se los llamaba en Venecia, que lo habían adoptado a causa de su atributo, el león, que es también el de San Marcos. Las ciudades de Lyon, Pesaro y la universidad de Salamanca difundieron el culto al santo en Francia, Italia y España.
   Doctor de la Iglesia, además, como San Agustín, es un fundador de órdenes monásticas. Su culto se ha extendido sobre todo gracias a los jerónimos y más tarde a los jesuatos (Gesuati) que adoptaron su regla.
   La orden de los jeronimianos o jerónimos es de origen español. La casa matriz de los jerónimos, como se les llama en España, es Nuestra Señora de Guadalupe, en Extremadura. Los otros monasterios de la orden eran Yuste donde se retiró Carlos V después de la abdicación, el Escorial, creación de Felipe II, El Parral cerca de Segovia, Guisando en Castilla y Santiponce en Andalucía, cerca de Sevilla.
   El establecimiento más célebre de los jerónimos en Portugal era el monasterio de Belem fundado en 1497 a orillas del Tajo por el rey Dom Emmanuel. Fue en conmemoración de la estadía de San Jerónimo en Belén, que los jerónimos de Lisboa dieron tal nombre a su monasterio.
   La orden se había asentado en Italia donde existían conventos jerónimos en Milán y en Roma, cerca de la iglesia de San Onofre, sobre la colina del Janículo. Además, Roma conservaba sus reliquias en la capilla del Pesebre, en Santa María la Mayor, y puso bajo su advocación la iglesia de San Girolamo degli Schiavoni.
Patronazgos
   En toda la cristiandad se lo veneraba con el título de gemma clericorum, stella doctorum, que le aplicaban todos los clérigos, teólogos, eruditos, sobre todos aquellos que tenían la vista fatigada, porque San Jerónimo está representado en su despacho con quevedos. En el Renacimiento se convirtió en el patrón de los humanistas. Es el santo favorito de Erasmo, quien publicó sus obras.
   En nuestros días, a causa de su versión latina de la Biblia, se convirtió en el santo patrón de los traductores, y Valéry Larbaud, en 1946, tituló su colección de ensayos acerca del arte de la traducción, Bajo la invocación de San Jerónimo (Sour l'invocation de Saint Jérome).
ICONOGRAFÍA
   La iconografía de San Jerónimo no tiene en cuenta los datos históricos, tal como sucede con la de San Pablo. En su carta a Eustoquia cuenta que había perdido un ojo: e duobus oculis unum perdidi. No obstante, jamás un artista tuvo la idea de representarlo tuerto.
   La fuente principal de su iconografía es la compilación de un jurisconsulto de Bolonia en 1348. Giovanni d'Andrea (Johannes Andreas), que en su Hiéronymianus, impreso en Basilea en 1516, reunió todos los textos relativos al ilustre doctor de la Iglesia.
   La piedra que el santo emplea para golpearse el pecho y la calavera sobre la cual medita en el desierto, son los símbolos de su penitencia en el desierto. Con San Gregorio Magno, otro doctor de la Iglesia latina, comparte el atributo de la paloma inspiradora. Pero sus emblemas más descriptivos son el capelo cardenalicio y el león domesticado, aunque en realidad no tenga derecho ni a uno ni a otro.
   Nunca fue cardenal, simplemente ejerció funciones de secretario del papa Dámaso. El capelo cardenalicio se le concedió como atributo a partir del siglo XIV, después de la publicación de Hiéronymianus por Giovanni d'Andrea, y además, el capelo cardenalicio no era rojo en sus tiempos, lo fue a partir de 1245. Por otra parte, el león domesticado (leo mansuetus), a quien retira una espina de la pata, está copiado de su casi homónimo San Gerásimo.
   Para indicar que es un estudioso, a partir del siglo XV, con frecuencia se lo representó con quevedos sobre la nariz. El anacronismo es flagrante, puesto que las lentes correctoras fueron inventadas por R. Bacon hacia 1280, más de ocho siglos después de su muerte (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Juan Sánchez de Castro, autor a quien se atribuye la pintura reseñada;
   Juan Sánchez de Castro (¿Sevilla?, mediados del s. XV – ?, c. 1500), pintor.
   Juan Sánchez de Castro es uno de los más importantes pintores activos en Sevilla en el último cuarto del siglo xv, considerado por la historiografía el punto de partida de la pintura hispano-flamenca en Sevilla. Está documentado, con seguridad, a partir de 1478 trabajando en los Reales Alcázares de Sevilla como pintor. Ceán Bermúdez fue el primero en hablar de Sánchez de Castro, al afirmar que era suyo un retablo, hoy desaparecido, que había en la capilla de San José de la Catedral de Sevilla y cuya fecha data Ceán en 1454, detalle que lamentablemente, no puede ser contrastado. Su estilo se vincula al mundo hispano-flamenco pero incluye algunas novedades de filiación italiana que anuncian la irrupción de la estética del Renacimiento en Sevilla, tales como las tonalidades suaves y moderadas. En realidad, a finales del siglo xv, hubo varios pintores llamados Juan Sánchez de Castro, acaso miembros de la misma familia, activos en Sevilla, de modo que su producción es muy difícil de diferenciar. La identidad artística de Sánchez de Castro es conocida principalmente porque firmó la tabla de la Virgen de las Gracias, pintada para la iglesia parroquial de San Julián de Sevilla y conservada actualmente en la Catedral Hispalense, en la que aparece la Virgen entronizada con el niño en el regazo, junto a san Pedro y san Jerónimo, representados todos ellos con gestos serenos y elegantes. De cronología incierta es un retablo con varios santos procedente de la iglesia de San Benito en Calatrava, hoy en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
   En 1480 aparece, junto a otros artistas, protestando por la promulgación de unas nuevas ordenanzas de oficios para la ciudad. También pintó para la parroquia de San Julián una pintura al fresco que representa a san Cristóbal, datada en 1484. Se ha pensado que pudo pintar la tabla de San Miguel Arcángel que, ejecutada entre 1490 y 1500, procede del Hospital de Zafra (Badajoz) y fue adquirida por el Museo del Prado en 1929, si bien en no pocos estudios se da esta obra como ejecutada por un anónimo “maestro de Zafra” e incluso se ha pensado que fuera de Alejo Fernández. En realidad, el San Miguel de Zafra, obra de una imaginación desbordante a la hora de representar a los demonios expulsados del cielo, muestra una mayor dependencia respecto de los modelos estéticos flamencos y una técnica pictórica algo más cuidada (lo que es particularmente visible en el tratamiento de los metales y las joyas, próximos a ciertos aspectos formales a las primeras obras de Alejo Fernández). La razón por la cual se ha pensado que podría ser obra de Juan Sánchez de Castro, hipótesis razonablemente establecida por Post, radica en que la ciudad donde se conservaba, Zafra, en la provincia de Badajoz, se hallaba a finales del siglo xv en el radio de influencia artística de Andalucía. Se le atribuye haber pintado la Virgen de la leche del Museo Nacional de Arte de Cataluña (Herbert González Zymla, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Jerónimo", anónima del círculo de Sánchez de Castro, del Retablo Mayor de la Iglesia de San Benito de Calatrava, en la sala I del Museo de Bellas Artes, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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miércoles, 29 de septiembre de 2021

El antiguo Monasterio de San Miguel de la Breña, en Alanís (Sevilla)

       Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el antiguo Monasterio de San Miguel de la Breña, en Alanís (Sevilla).
     Hoy, 29 de septiembre, Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis millas de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares, y que sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a Él glorifican sin cesar [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy para ExplicArte el antiguo Monasterio de San Miguel de la Breña, en Alanís (Sevilla).
   El antiguo Monasterio de San Miguel de la Breña, se encuentra en la vereda de los Carros, dirección a Malcocinado; en Alanís (Sevilla).
     Constituye un interesante conjunto ubicado entre las suaves ondulaciones que describe la sierra, al oeste del término municipal de Alanís. Aparece configurado como un recinto cerrado por distintos muros y construcciones, entre las que sobresale la original presencia de una iglesia abandonada, contrapunto de otra serie de edificaciones empequeñecidas por el volumen y majestuosidad de la primera, poco habitual incluso en una hacienda de mayores proporciones. El deterioro de los diferentes elementos que componen el vistoso complejo es bastante notable. En la actualidad están en marcha proyectos para su rehabilitación y uso como finca de recreo.
     La planta del complejo resulta un tanto irregular y sorprende el cambio de función tan radical experimentado a mediados del XIX que, podríamos decir, supuso una flagrante intrusión en los viejos edificios, aunque salvaguardó la imagen externa de los mismos y respetó las primitivas crujías. El amplio vacío interno, concebido como un gran patio de labor, adopta un desarrollo cercano a una "L". Al sur quedan vestigios de la portada principal. En el norte se ubican la iglesia y otros restos del monasterio.
     La iglesia, de medianas dimensiones, fue objeto, como ya se dijo, de importantes reformas que transformarían por completo su espacio interior. Al exterior, a los pies, exhibe una airosa espadaña y en el extremo opuesto, un cimborio octogonal que alberga una cúpula semiesférica. Potentes contrafuertes jalonan el muro de cerramiento, registrando un acceso principal junto a la cabecera. La nave tenía una cubierta de bóveda de cañón recorrida por fajones. En la cabecera, sobre la cripta de enterramiento de los monjes, se habilitó un sencillo oratorio. El interior del recinto sería doblado en altura para instalar el señorío en la planta alta, alojándose un molino de aceite en la inferior. Es quizás la transformación más traumática que sufre el templo, pues implicó la apertura de nuevos vanos, en el frente sur, la agregación de nuevos espacios, en torno a la cabecera, y la sustitución de la primitiva cubierta por una azotea, con antepecho también moderno. A principios del XX la almazara fue modernizada mediante la incorporación de un motor diésel y sistemas de prensado hidráulico. Hoy subsiste el empiedro del molino, en medio de lo que fuera nave de la iglesia.
     La portada del recinto, situada junto a la vivienda, se halla semiderruida, y del resto de las construcciones del lado oeste, también en franco proceso de deterioro, llama la atención una serie de humildes casillas de jornaleros, una cuadra con pesebreras cubierta a dos aguas y con perfiles metálicos soportando la techumbre, unos pajares, así como restos de lo que debió ser una tribuna o casa de temporeros, con hogar central soportado también mediante perfiles de hierro y el habitual poyete adosado a las paredes. Cuando se realizó este trabajo, alguna de las casillas seguía estando habitada y el resto de habitáculos habían sido convertidos en gallineros, pajares, leñeras, almacenes de aperos y establos para ovejas. Este sector reviste escaso interés arquitectónico pero contribuye a configurar un espacio propio de un conjunto agropecuario. Parece que su organización lineal y crujías provienen de la planificación de los basilios, quienes situaron en este flanco celdas de monjes, cocinas y servicios diversos. Al sur destaca la sencilla vivienda de los encargados o arrendadores, de mayor presencia que las casillas indicadas.
     En las inmediaciones existen extensos corralones, delimitados por muros de cantería seca, que nos hablan de la introducción de la ganadería como complemento de la inestable economía oleícola. Entre los elementos insertos o anexos a la célula principal se destaca un manantial situado al este del recinto, junto al muro exterior, al que se desciende por una escalinata y que ha recibido la denominación de "pozo santo". En este mismo sector, pero fuera del perímetro murario, figura una fuente que recoge sus aguas en una alberca, con un deteriorado azulejo de San Miguel. Existe otra alberca oval a unos 500 m al oeste. 
   La iglesia y los edificios de labor son vestigios de lo que fue monasterio de monjes basilios de San Miguel de la Breña, perteneciente a la provincia del Tardón, cuyo origen está vinculado al movimiento eremítico cenobítico del siglo XVI que daría lugar a fundaciones religiosas orientadas a la práctica de la vida contemplativa. Entre 1603 y 1637 debieron instalarse en las cercanías de Alanís, fundando San Miguel de la Breña, y en Aznalcóllar, donde levantaron el desaparecido cenobio del Retamal. Su existencia, durante unos dos siglos y medio, estuvo jalonada de continuas fricciones con las autoridades eclesiásticas, civiles, pobladores del entorno, etc.
     Después de fallecido el fundador darían inicio las labores agropecuarias como medio de subsistencia, procurando la colonización de las tierras limítrofes a los cenobios de forma directa y de otras más alejadas por medio de la implantación de cortijos, caseríos y molinos que luego arrendaban. De esta forma, sus fundaciones aparecen configuradas como complejos cerrados que centralizaban la actividad agropecuaria de vastos sectores y estaban provistos de molinos harineros y aceiteros, pequeños cortijos ganaderos y cerealistas, y otras instalaciones.
     En el siglo XVIII se inició la decadencia de la orden y, así, en 1775 el abad del monasterio de San Miguel de la Breña informaba al visitador general del arzobispado de Sevilla, don Francisco Larumbe, del estado de cosas en la congregación. Aconsejó este último la supresión de dos cenobios, uno de ellos el de San Miguel de la Breña. No faltó la presión del propio monarca Carlos III para extinguir o reducir la presencia de la orden en Sierra Morena, pues así sus posesiones podrían servir a los proyectos colonizadores y repobladores del monarca ilustrado. Los franceses contribuyeron también, en 1810, al definitivo declinar de los basilios de Alanís, incendiando y saqueando las pertenencias artísticas del convento. Con la desamortización de Mendizábal en el año 1835, el conjunto pasó a manos privadas, experimentando a partir de ese momento un cambio sustancial en su concepción para atender tanto a los
fines económicos para los que se adaptó como a los intereses representativos de sus nuevos propietarios, a cuyo fin servía la monumental iglesia. Para la instalación de la almazara y de la vivienda señorial se haría uso de la nave de la iglesia y de las construcciones inmediatas. Otras instalaciones, como la residencia de temporeros y gañanes, las cuadras, pajares y establos, etc., encontrarían fácil acomodo en los espacios edificados al sur y oeste del recinto. Algunas partes singulares del viejo convento desaparecieron, como fue el caso del claustro (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Situada a escasos kilómetros de la localidad, en la carretera que conduce a Malcocinado y en una finca de propiedad particular, es el último vestigio que se conserva del antiguo monasterio Basilio. La ermita que ha quedado como almacén del actual cortijo consta de una sola nave dividida en dos tramos, uno de bóveda de cañón y el otro de cúpula.
     Se trata de un asentamiento original de un posible santuario, del que se mantienen la iglesia y el pozo santo, transformado tras la desamortización en explotación agraria y molino de aceite. En este conjunto se mezclan restos arqueológicos, etnológicos y arquitectónicos de diferentes épocas. En la iglesia se venera la Virgen de la Saleta en un retablo neoclásico.
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Miguel, arcángel;
Los  arcángeles  individuales
   Los arcángeles forman una clase aparte en la jerarquía celeste, porque entre las cohortes innumerables de los ángeles, son los únicos no anónimos.
   Por esa razón son los más importantes desde el punto de vista iconográfico. Pero no debe creerse por ello, como el nombre de arcángeles podría sugerir, que ocupen la cima de la jerarquía. En realidad son sólo el penúltimo escalón del Orden Inferior.
   Los teólogos cuentan generalmente siete, número sagrado. Miguel y Gabriel son conocidos por el Libro de Daniel, Rafael por el Libro de Tobías, Uriel por el Libro apócrifo de Henoc y por el cuarto Libro de Esdras.
   El nombre de los otros tres varía según las fuentes: Baraquiel se convierte a veces en Maltiel, Jehudiel en Jofiel, Sealtiel en Zeadkiel. Se los suma o sustituye en ciertos textos por Peliel y Raziel.
   Todos sus nombres terminan en el que significa Dios. Son nombres teofóricos.
a) Funciones y atributos
   Los clérigos de la Edad Media ingeniaron distinguirlos por sus acciones y con emblemas apropiados.
   Michael victoriosus, princeps militiae caelestis, pugnat cum dracone.
   Gabriel nuntius, ad Mariam missus.
   Raphael medicus: Tobiae oculos sanavit.
   Uriel fortis socius, qui Esdram instituebat.
   Barachiel (Malthiel), adjutor, qui Moysem in flamma praecedebat.
   Jehudiel remunerator, praeceptor Semis, filii Noachi.
   Sealtiel (Zeadkiel), orator, in immolatione Issaci gladium prohibebat.
   A esta lista se agregan:
   Peliel qui luctabatur cum Jacobo.
   Raziel a quo Adam e Paradiso ejectus.
   Así, Miguel es el jefe de la milicia celeste, Gabriel el mensajero enviado a la Virgen, Rafael el médico que cura al viejo Tobías, ciego.
   Uriel habría sido el preceptor de Esdras y Jehudielel de Sem. Raziel habría expulsado a Adán del Paraíso, Sealtiel fue quien detuvo el sacrificio de Isaac, Peliel quien luchó con Jacob. Maltiel quien precedía a Moisés y a los israelitas en fuga con una columna de fuego.
   A este reparto de funciones corresponden atributos característicos. Miguel, vic­torioso contra el dragón, blande la espada o la lanza; Gabriel, el mensajero, sostiene una linterna encendida y un espejo de jaspe verde sobre el cual se inscriben las órdenes de Dios; Rafael, el sanador, lleva un recipiente de ungüento y da la mano derecha al joven Tobías encargado del pez milagroso.
   Uriel, cuyo nombre se interpreta con el significado de luz o llama de Dios (Lux vel Ignis Dei), y que por esta razón se ha identificado con el ángel que empuña una espada llameante en la entrada del Paraíso, se reconoce por la espada y las llamas que brotan bajo sus pies.
   Jehudiel, el "remunerator", aquel que recompensa y castiga, lleva una corona de oro y un látigo de tres tiras; Sealtiel, el intercesor, tiene las manos juntas en actitud de plegaria; Baraquiel (Bendición de Dios) descubre rosas blancas en un pliegue de su túnica.
b)  Grupos o sinaxis de siete, cuatro o tres arcángeles
     l) No es habitual, al menos en el arte de Occidente, encontrar el ciclo completo de los siete arcángeles porque la Iglesia romana, al considerar apócrifo el Libro de Henoc, excluyó a Uriel. En 746 el concilio de Letrán limitó el culto de los arcángeles a los tres primeros: Miguel, Gabriel y Rafael.
   No obstante, en un fresco hallado en la iglesia de San Ángel, de la Orden de los Carmelitas (Palermo, 1516) se veía a la Trinidad rodeada por los siete arcángeles. Un grabado de Hieronymus Wierix nos ofrece una copia libre de esta cohorte de arcángeles agrupados de tres en tres alrededor de San Miguel, considerado su jefe. En Roma, la iglesia Santa María de los Ángeles, instalada en el siglo XVI en las Termas de Diocleciano, estaba consagrada a la Virgen y a los siete arcángeles. En Alemania, los siete arcángeles eran los patrones de los siete Electores del Sacro Imperio Romano Germánico. 
   2) El cuarteto de los cuatro grandes arcángeles es frecuente en el arte bizantino puesto que el Libro de Henoc gozaba en Oriente de una autoridad igual a la de los canónicos, y allí, Uriel está situado en el mismo plano que Miguel, Gabriel y Rafael.
   Relacionados con los cuatro puntos cardinales, los cuatro arcángeles se prestan de maravilla para la decoración de las pechinas de las cúpulas donde parecen, como los cuatro evangelistas, montar guardia alrededor del Pantocrátor.
   Este tema, específicamente bizantino, está o estaba ilustrado por numerosas manifestaciones pertenecientes al arte copto, eslavo y siciliano.
     3) El grupo de los tres primeros arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael es, por el contrario, común al arte de Oriente y al de Occidente.
   En la Iglesia ortodoxa el tema se conoce por el nombre de Sinaxis de los Arcángeles (Synaxis tôn Arkhaggelôn). Los tres arcángeles llevan la imagen de Cristo alado en una aureola formada por la intersección de numerosos triángulos. Abundan los ejemplos en la pintura del monte Athos: Monasterio de Dochiariu, mesa del convento de Dionisiu (1547). El nombre de los arcángeles está representado por la primera letra de éste inscrita en lo alto del nimbo. Rafael, vestido de sacerdote, ocupa el lugar de honor: está en el centro, entre Miguel el guerrero y Gabriel el pacífico. Simbolizan los poderes religioso, militar y civil.
   Uno de los ejemplos más antiguos en Occidente es el antipendio de oro repujado de la catedral de Basilea. Los arcángeles acompañan a Cristo. El guerrero, San Miguel, tiene una lanza, Gabriel y Rafael, más pacíficos, largos bastones con pomo. En el arte italiano de los siglos XV y XVI, el joven Tobías, en vez de estar acom­pañado sólo por Rafael, con frecuencia camina bajo la protección de los tres arcángeles.
San Miguel, arcángel
   Miguel, el más popular de todos los arcángeles, es también el que tiene una personalidad más definida. Es un guerrero, un caballero, el archiestratega o el condestable de las milicias celestiales (princeps militiae angelorum, prince of the heavenly host). A este título, es él quien dirige el combate contra los ángeles rebeldes que precipita en el abismo, y quien, en el Apocalipsis, salva a la Mujer que acaba de parir, símbolo de la Virgen y de la Iglesia, combatiendo contra el dragón de siete cabezas. La Iglesia romana lo considera su defensor (custos Ecclesiae romanae).
   También es el santo psicopompo, el conductor de los muertos cuyas almas pesará el día del Juicio. En inglés se lo llama «The Lord of Souls» (El Señor de las almas).
a) Culto
   Su culto reemplazó al de las divinidades paganas, al del dios egipcio Anubis y en particular al de Mercurio, el Hermes psicopompo, que en la mitología tenía una función análoga. Una colina de la Vendée aún se llama Saint-Michel-Mont-Mercure (San Miguel monte Mercurio). En Gottesberg, cerca de Colonia, una capilla de San Miguel reemplaza a un templo de Mercurio. En un cuadro de Signorelli (Museo Metrop., Nueva York), san Miguel Arcángel lleva un caduceo cincelado sobre la pechera de la coraza.
Lugares de culto
     1º En Oriente. Sea o no San Miguel el Hermes cristiano, lo cierto es que en todo caso la cuna de su culto se encuentra en el Oriente helenizado, donde se le consagraron los primeros santuarios. El emperador Constantino construyó en Bizancio un Michaelion; a principios del siglo IV, en Alejandría, se fundó una iglesia bajo la advocación de San Miguel. En Constantinopla y en sus arrabales europeos y asiáticos se contaban unos treinta santuarios dedicados al archiestratega. En los Balcanes, su santuario más célebre es la iglesia del monasterio de Lesnovo, en Serbia, dedicada en el siglo XIV «al gran voivoda y archiestratega Miguel».
     2° En Occidente, a finales del siglo V, el culto de San Miguel se implantó en el monte Gárgano (o Galgano), en Apulia, en esa Italia meridional que recordaba haber sido la Magna Grecia. El 8 de mayo de 492 el arcángel se manifestó sobre ese promontorio del Adriático que con San Nicolás de Bari se convertiría en el lugar de peregrinación más celebre de Italia meridional. El 8 de mayo quedó como el día de su fiesta.
   Es indudable que los primeros santuarios italianos de San Miguel surgieron en la zona de colonización griega y de influencia bizantina. Por ello no pueden tenerse en cuenta las tesis de ciertos arqueólogos alemanes que quieren asimilarlo al dios germánico Wotan, y convertirlo en el santo nacional de los lombardos.
   El relato de esta  angelofanía aparece en la Leyenda Dorada: un tal  Garganus, al ver que uno de los toros de su tropa escapaba y se introducía en una caverna de la montaña, lo persiguió y le disparó una flecha. Pero en vez de golpear al toro ésta se volvió en su contra. 
    El obispo de Sipontum (Manfredonia), asombrado por el prodigio ordenó tres días de ayuno, a su término, San Miguel apareció en la entrada de la caverna y de­claró que ésta sería de allí en adelante su santuario.
   Esta leyenda del toro es también la del origen de un santuario rupestre no menos famoso, el del monte Saint Michel, en Normandía. El arcángel se aparece a San Auberto, obispo de Avranches, y le ordena consagrarle una iglesia en el sitio donde encuentre un toro oculto por ladrones. La cripta dedicada en 709 reproducía la gruta del monte Gárgano. La imitación es flagrante. Por otra parte, en la Francia de la Edad Media, ¿acaso no se decía «Michiel de Gargan»?
   Desde el monte Gárgano y desde el monte Saint Michel, desde los confines de Pouillé y Normandía, el culto del arcángel, matador del dragón, surgido como San Jorge del Oriente helenizado, brilla en toda la cristiandad occidental. En Italia, Rávena y Roma son las primeras que lo acogen. La iglesia de San Michele in Affricisco de Ravena fue consagrada  en 546. En Roma, el papa San Gregorio Magno vio aparecer encima del mausoleo de Adriano al arcángel celeste que secaba su espada san­grante y la volvía a enfundar después de una epidemia de peste. Le dedicó una ca­pilla en el Mausoleo Imperial que tomó el nombre de Castillo de Sant' Angelo.
   Los lombardos consagraron a San Miguel basílicas en Pavía y en Monza, si­guiendo el ejemplo de Ravena.
   Francia llevó aún más lejos la devoción a Monseñor San Miguel a quien convirtió en un santo nacional. En 709, el conde Wulfoald aportó a Saint-Mihiel, en la diócesis de Verdun, reliquias del monte Gárgano. En 792 se le dedicó una capilla aérea en Saint-Michel d'Aiguilhe, en Puy-en-Velay, en la cima de un promontorio de basalto. En Poitou, cerca de Luçon, se levanta la abadía de Saint-Michel-en l'Herm. Los reyes franceses de la dinastía de los Valois pusieron bajo su protección al reino de la flor de lis. Carlos V, Carlos VII y Luis X1 fueron en peregrinación al mon­te Saint Michel. Luis XI fundó en 1469 la orden de caballería de San Miguel. Borgoña, cuyos duques estaban consagrados a San Andrés, patrón de la orden del Toisón de Oro, acogió en el siglo XVI al patrón de los Valois y en l529 se erigió una iglesia dedicada a San Miguel en Dijon.
   San Miguel es el protector de Bruselas donde comparte con Santa Gúdula el título de patrón de la colegiata.
   En Alemania -Baviera- era particularmente venerado. La iglesia de los jesuitas de Munich estaba consagrada a él, al igual que la de Berg-am-Laim.
   Aunque Inglaterra estuviera consagrada a San Jorge, Comwall (o Comualles inglesa), también posee un monte «San Miguel».
   Sin duda se habrá advertido que la mayoría de los santuarios del arcángel, al menos en la época medieval, están situados en las cimas (in summitate): monte Gárgano, monte Saint Michel, Aiguille de Puy. Cuando tiene una capilla dedicada en una iglesia, se trata generalmente de una capilla alta, dispuesta en el nivel del púlpito, preferentemente encima del pórtico o del nártex. San Miguel era considerado, en efecto, el guardián por excelencia de la puerta de los santuarios, encargado de impedir con la espada la entrada al demonio. Tal era el caso anterior de la abacial carolingia de Saint Riquier, en Picardía y el de la abadía de Cluny. Aún pue­den verse ejemplos en Saint Philibert  de Tournus, en Saint Bénoit sur Loire, en el púlpito de Semur-en-Brionnais. La capilla alta del Castillo de Sant' Angelo se lla­maba S. Angelus inter nubes. Una imagen del arcángel coronaba frecuentemente las flechas de los campanarios. Por ello podemos hablar de un culto aéreo de san Miguel, análogo al del profeta Elías, también venerado «in excelsis».
   El culto de San Miguel no está localizado sólo en las capillas altas sino también en las de los cementerios. Su intercesión se invocaba allí a causa de la función de pesador de almas que desempeña  en el Juicio Final. Casi todos los osarios tenían una capilla dedicada a San Miguel: las del cementerio de los Inocentes y la del Saint Martín des Champs en París han desaparecido; pero entre los santuarios de este género que perduran pueden citarse la iglesia de Saint Michel de Burdeos, edificada sobre una antigua necrópolis cuya tierra tenía la propiedad de momificar los cadáveres. Las cofradías consagradas al amortajamiento lo elegían de buena gana como patrón. El Oriente bizantino ofrece ejemplos análogos. No es por azar que la iglesia funeraria del Kremlin de Moscú, donde están enterrados los zares, estuviera consagrada al arcángel Miguel.
   Patronatos.- Numerosas corporaciones estaban bajo el patronato de san Miguel. Todos esos patronazgos de origen iconográfico derivan de sus atributos: la espada o la balanza.
     l. Su armadura y espada le valieron la clientela de los esgrimistas, maestros de armas, pulidores y también doradores porque su armadura era dorada;
     2. A causa de las balanzas del Juicio, es patrón de todos los oficios que se sir­ven de la balanza: pasteleros, barquilleros, boticarios, especieros, merceros, pesadores de granos, y maestros bañistas o agüistas, porque en el pesaje de las almas se ven pequeñas figuras que simbolizan las almas sumergidas en los platos de la balanza como en una bañera.
La contrarreforma y la actualización  del culto de San Miguel
   En el siglo XVII el culto de san Miguel adquiere un nuevo impulso y también un nuevo carácter por influencia de la Contrarreforma. El jefe de la milicia divina que triunfa contra Lucifer y los ángeles rebeldes, para los jesuitas simboliza el triunfo de la Iglesia católica contra el dragón de la herejía protestante: por esa razón se pusieron bajo su advocación magníficas iglesias en Munich y en Viena.
   Un grabado de Jan Galle titulado Diaboli Haereticique Lapsus simillimus repre­senta a San Miguel arrojando a Lucifer desde lo alto del cielo y paralelamente a la Iglesia precipitando a Lutero a las llamas del Infierno.
b) Iconografía
   La extensión del culto del arcángel San Miguel explica la riqueza de su iconografía.
1. Figuras
   Durante la Edad Media varió el tipo iconográfico de san Miguel. En Bizancio lleva clámide purpúrea o el loros de la corte imperial; en el mosaico del arco del triunfo de San Apolinar in Classe, cerca de Ravena, sostiene un asta larga rematada por una tablilla con la triple aclamación: Agios, Agios, Agios. En Occidente viste en principio una larga túnica, y además, cota de malla y casco de caballero. Sus armas son ya una lanza, ya una espada flamígera. En la mano izquierda sostiene a veces un escudo de cristal espejeante. Sobre el escudo se lee esta inscripción: Quis ut deus. En ocasiones presenta la cabeza del dragón como David la del gigante Goliat.
   A causa de la peregrinación marítima al monte Saint Michel, lleva conchas como atributos, como el apóstol Santiago. A veces, la pechera de su coraza adopta la forma de una concha.
   Generalmente se lo representa de pie, sobre la tierra o en el aire. Entre los escasos ejemplos conocidos de San Miguel a caballo, puede citarse un fresco del siglo XII, de Saint Savin, en Poitou y el fresco de Lesnovo (Serbia ), pintado en el siglo XIV, hacia 1345.
2. Ciclos
3. Escenas
   Las escenas de la gesta de San Miguel preferidas por el arte cristiano son: 1º El combate contra el dragón; 2° El pesaje de las almas; 3° Sus tres apariciones en el monte Gárgano, en el monte Saint Michel y en el mausoleo de Adriano o Castillo Sant' Angelo; 4° Sus milagros.
     San Miguel vence al dragón 
   El tema se ha tomado del Apocalipsis 12, 7-9: «Hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, y peleó el dragón y sus ángeles ( ...) Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada Diablo y Satanás ( ...) y fue precipitado en la tierra, y sus ángeles fueron con él precipitados.»
   San Miguel hundiendo su lanza en las fauces del dragón podría ser confundido con San Jorge. Pero es un San Jorge alado; el combate de San Miguel es una batalla aérea (praelium in coelo). Además, no es un duelo: los dos jefes, Miguel y Satanás, están rodeados por sus ángeles que toman parte en la lucha.
   Este tema iconográfico, creado en el siglo VII en la caverna del monte Gárgano, fue imitado en la cripta del monte Saint Michel y difundido en sellos y miniaturas.
   El arte francés del siglo XIII hizo de San Miguel un caballero de la cruzada.
   Se deben distinguir dos versiones, según que el arcángel combata a pie o a caballo. 
     San Miguel pesando las almas
   Según Künstle, es por error que se reconoce a San Miguel en el ángel que pesa las almas en el Juicio Final. Se ha confundido conductor de almas (Seelenführer) con pesador de almas (Seelenwager). El error provendría de la representación del ángel anónimo que vigila la balanza, armado con una lanza o una espada para echar al diablo, que reemplazó a la Mano de Dios o al Cristo Juez. Se llegó a la conclusión de que se trataba de san Miguel.
   Esta teoría es indefendible. La prueba de que la Edad Media identificaba al pesador de almas del Juicio Final con el arcángel guerrero, vencedor de Satanás, es que San Miguel es el patrón de la corporación de los balanceros. Y por añadidura, es fácil citar un considerable número de obras de arte románicas y góticas en que el pesador de almas es sin lugar a dudas San Miguel. Un frontal o antipendio catalán del siglo XIV, conservado en el Museo de Artes Decorativas de París, nos presenta un santo que sostiene la balanza del Juicio Final y que al mismo tiempo hiere al dragón. No es posible dudar acerca de la identidad de una figura semejante. En el siglo XV, en un grupo de piedra policromada de la iglesia champanesa de Mussy-sur-Seine, el arcángel traspasa con su lanza al dragón al tiempo que pesa las almas con la balanza.
   Es cierto que San Miguel fue en principio considerado conductor y guía de las almas (psicopompo) porque había disputado a Satanás el alma de Moisés; pero posteriormente se le atribuyó la función de pesador de almas en el Juicio Final. A veces la balanza está suspendida de la Mano de Dios que aparece en una nube.
   San Miguel está allí sólo para vigilar el platillo derecho y recibir las almas de los justos al tiempo que enfrente, el demonio intenta torcer la balanza e inclinarla de su lado.
   Pero lo más habitual es que el propio San Miguel sostenga la balanza. Después de Cristo, es el personaje más importante del Juicio Final. Es por ello que los artistas primitivos le otorgaron un tamaño desmesurado (tímpano de Autun, políptico de Beaune).
   En alabastros ingleses del siglo XIV, junto al arcángel pesador de almas, aparece la Virgen misericordiosa inclinando la balanza en favor de un alma que implora, apoyando el rosario sobre el extremo del astil.
     Las apariciones de San Miguel
     I. La aparición al obispo de Siponte en el monte Gárgano y el milagro del toro
   Gárgano dispara contra un toro escapado una flecha que invierte el sentido y regresa a su ojo. El obispo de Siponte extrae la flecha, y de acuerdo con las instrucciones del arcángel, le consagra el monte. Este tema está particularmente presente en el arte español de finales de la Edad Media.
     II. Aparicicón de San Miguel a San Auberto, obispo de Avranches.
     III. Aparición del arcángel San Miguel en el mausoleo de Adriano (castillo Sant' Angelo) 
   Durante una epidemia de peste que diezmaba a la población de Roma, el papa Gregario Magno ordenó una procesión para implorar el fin de la plaga. Él mismo vio aparecer al arcángel San Miguel sobre el mausoleo de Adriano, enjugando la sangre que le enrojecía la espada: era el signo del final de la prueba. A partir de entonces el mausoleo recibió el nombre de Castillo de Sant' Angelo.
     Los milagros de San Miguel
   Este ciclo fue representado en el siglo XIV sobre los muros de la iglesia de Lesnovo, en Serbia, dedicado a los arcángeles Miguel y Gabriel.
   El arcángel San Miguel rechaza a la flota sarracena, cura a siete jóvenes leprosos, exorciza a un monje demoníaco. Josué se prosterna frente a él. Protege a los tres jóvenes  hebreos en el horno.
   Se le atribuye también un milagro relativo a la peregrinación al monte Saint Michel, en la cual también se profesa el culto de Nuestra Señora.
   Una mujer y su hijo fueron sorprendidos por la resaca entre la costa y la isla del monte Saint Michel, parecían condenados a morir ahogados cuando San Miguel intervino para detener las olas que formaron una suerte de cúpula a cuyo abrigo pudieron esperar que el mar se retirase (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el antiguo Monasterio de San Miguel de la Breña, en Alanís (Sevilla). Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

Más sobre la localidad de Alanís (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

La pintura "San Rafael arcángel, con Tobías", anónima, en el Convento de San Clemente

       Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Rafael, arcángel, con Tobías", anónima, en el Convento de San Clemente, de Sevilla.   
     Hoy, 29 de septiembre, Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis millas de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares, y que sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a Él glorifican sin cesar [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Rafael, arcángel, con Tobías", anónima, en el Convento de San Clemente, de Sevilla.
   El Convento de San Clemente [nº 55 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 66 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle Reposo, 9; en el Barrio de San Lorenzo, del Distrito Casco Antiguo.
   En una de las estancias del  encontramos la pintura "San Rafael, arcángel, con Tobías", obra anónima, de hacia 1500, realizada en pigmentos al fresco y con unas medidas de 2'12 x 0'63 x 0'12 mts. Se trata de la representación del arcángel San Rafael acompañado por el niño Tobías. Así, aparece el arcángel en actitud caminante, girado ligeramente hacia la derecha. Se le representa como un joven vestido con larga túnica que cae hasta sus pies, que lleva sin calzar, con una camisa que deja ver las mangas rojas y un cuello y cíngulo dorado. Las alas presentan perfectamente dibujadas las plumas y se encuentran cerradas. Su rostro es el de un adolescente, de rasgos lineales y menudos, larga cabellera rizada y diadema metálica con una crucecilla roja en su frente. Porta con la mano izquierda un recipiente o copa de boca ancha y pie bulboso, y de la otra mano lleva al mencionado niño. Tobías aparece con una túnica corta, sandalias y es captado como en actitud igualmente de caminar. Su rostro aparece de frente, también con rasgos lineales y menudos y cabello rizado.
   Parece que forma parte del conjunto de pinturas murales realizadas en el monasterio durante los abadiatos de las madres Estrada y Venegas, entre los años 1492 y 1509 (Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Rafael, arcángel;
Los  arcángeles  individuales
   Los arcángeles forman una clase aparte en la jerarquía celeste, porque entre las cohortes innumerables de los ángeles, son los únicos no anónimos.
   Por esa razón son los más importantes desde el punto de vista iconográfico. Pero no debe creerse por ello, como el nombre de arcángeles podría sugerir, que ocupen la cima de la jerarquía. En realidad son sólo el penúltimo escalón del Orden Inferior.
   Los teólogos cuentan generalmente siete, número sagrado. Miguel y Gabriel son conocidos por el Libro de Daniel, Rafael por el Libro de Tobías, Uriel por el Libro apócrifo de Henoc y por el cuarto Libro de Esdras.
   El nombre de los otros tres varía según las fuentes: Baraquiel se convierte a veces en Maltiel, Jehudiel en Jofiel, Sealtiel en Zeadkiel. Se los suma o sustituye en ciertos textos por Peliel y Raziel.
   Todos sus nombres terminan en el que significa Dios. Son nombres teofóricos.
a) Funciones y atributos
   Los clérigos de la Edad Media ingeniaron distinguirlos por sus acciones y con emblemas apropiados.
   Michael victoriosus, princeps militiae caelestis, pugnat cum dracone.
   Gabriel nuntius, ad Mariam missus.
   Raphael medicus: Tobiae oculos sanavit.
   Uriel fortis socius, qui Esdram instituebat.
   Barachiel (Malthiel), adjutor, qui Moysem in flamma praecedebat.
   Jehudiel remunerator, praeceptor Semis, filii Noachi.
   Sealtiel (Zeadkiel), orator, in immolatione Issaci gladium prohibebat.
   A esta lista se agregan:
   Peliel qui luctabatur cum Jacobo.
   Raziel a quo Adam e Paradiso ejectus.
   Así, Miguel es el jefe de la milicia celeste, Gabriel el mensajero enviado a la Virgen, Rafael el médico que cura al viejo Tobías, ciego.
   Uriel habría sido el preceptor de Esdras y Jehudielel de Sem. Raziel habría expulsado a Adán del Paraíso, Sealtiel fue quien detuvo el sacrificio de Isaac, Peliel quien luchó con Jacob. Maltiel quien precedía a Moisés y a los israelitas en fuga con una columna de fuego.
   A este reparto de funciones corresponden atributos característicos. Miguel, vic­torioso contra el dragón, blande la espada o la lanza; Gabriel, el mensajero, sostiene una linterna encendida y un espejo de jaspe verde sobre el cual se inscriben las órdenes de Dios; Rafael, el sanador, lleva un recipiente de ungüento y da la mano derecha al joven Tobías encargado del pez milagroso.
   Uriel, cuyo nombre se interpreta con el significado de luz o llama de Dios (Lux vel Ignis Dei), y que por esta razón se ha identificado con el ángel que empuña una espada llameante en la entrada del Paraíso, se reconoce por la espada y las llamas que brotan bajo sus pies.
   Jehudiel, el "remunerator", aquel que recompensa y castiga, lleva una corona de oro y un látigo de tres tiras; Sealtiel, el intercesor, tiene las manos juntas en actitud de plegaria; Baraquiel (Bendición de Dios) descubre rosas blancas en un pliegue de su túnica.
b)  Grupos o sinaxis de siete, cuatro o tres arcángeles
     l) No es habitual, al menos en el arte de Occidente, encontrar el ciclo completo de los siete arcángeles porque la Iglesia romana, al considerar apócrifo el Libro de Henoc, excluyó a Uriel. En 746 el concilio de Letrán limitó el culto de los arcángeles a los tres primeros: Miguel, Gabriel y Rafael.
   No obstante, en un fresco hallado en la iglesia de San Ángel, de la Orden de los Carmelitas (Palermo, 1516) se veía a la Trinidad rodeada por los siete arcángeles. Un grabado de Hieronymus Wierix nos ofrece una copia libre de esta cohorte de arcángeles agrupados de tres en tres alrededor de San Miguel, considerado su jefe. En Roma, la iglesia Santa María de los Ángeles, instalada en el siglo XVI en las Termas de Diocleciano, estaba consagrada a la Virgen y a los siete arcángeles. En Alemania, los siete arcángeles eran los patrones de los siete Electores del Sacro Imperio Romano Germánico. 
   2) El cuarteto de los cuatro grandes arcángeles es frecuente en el arte bizantino puesto que el Libro de Henoc gozaba en Oriente de una autoridad igual a la de los canónicos, y allí, Uriel está situado en el mismo plano que Miguel, Gabriel y Rafael.
   Relacionados con los cuatro puntos cardinales, los cuatro arcángeles se prestan de maravilla para la decoración de las pechinas de las cúpulas donde parecen, como los cuatro evangelistas, montar guardia alrededor del Pantocrátor.
   Este tema, específicamente bizantino, está o estaba ilustrado por numerosas manifestaciones pertenecientes al arte copto, eslavo y siciliano.
     3) El grupo de los tres primeros arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael es, por el contrario, común al arte de Oriente y al de Occidente.
   En la Iglesia ortodoxa el tema se conoce por el nombre de Sinaxis de los Arcángeles (Synaxis tôn Arkhaggelôn). Los tres arcángeles llevan la imagen de Cristo alado en una aureola formada por la intersección de numerosos triángulos. Abundan los ejemplos en la pintura del monte Athos: Monasterio de Dochiariu, mesa del convento de Dionisiu (1547). El nombre de los arcángeles está representado por la primera letra de éste inscrita en lo alto del nimbo. Rafael, vestido de sacerdote, ocupa el lugar de honor: está en el centro, entre Miguel el guerrero y Gabriel el pacífico. Simbolizan los poderes religioso, militar y civil.
   Uno de los ejemplos más antiguos en Occidente es el antipendio de oro repujado de la catedral de Basilea. Los arcángeles acompañan a Cristo. El guerrero, San Miguel, tiene una lanza, Gabriel y Rafael, más pacíficos, largos bastones con pomo. En el arte italiano de los siglos XV y XVI, el joven Tobías, en vez de estar acom­pañado sólo por Rafael, con frecuencia camina bajo la protección de los tres arcángeles.
El arcángel Rafael
     Está tan estrechamente relacionado con la leyenda de Tobías como el arcángel San Gabriel con la Anunciación. Es a la vez el curador del viejo Tobías y el guía del joven Tobías, ángel médico y ángel guardián.
Culto
     A título de sanador del viejo Tobías se lo considera médico. En el Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand: «Raphael interpretatur Curatio vel Medicina Dei. Ubicumque enim curandi vel medicandi opus necessarium est, Raphael archangelus mittitur. Unde ad Tobiam missus est ut eum a caecitate liberaret.»
     Patrón de los boticarios, es titular de numerosas farmacias cuyo emblema es un Ángel de Oro (Zum goldenen Engel).
     A título de guía del joven Tobías, era invocado por los viajeros y marinos. Pero sobre todo era el protector de los adolescentes que dejaban la casa paterna (adolescentium pudicitiae defensor); los protegía de las tentaciones y les impedía perderse en la primera escala, como el Hijo pródigo.
     En Florencia era moda que al salir de viaje el hijo de un rico comerciante, mandara pintar un exvoto donde se hacía retratar con los atributos del joven Tobías, conducido por el arcángel Rafael que lo lleva de la mano.
     Esa popularidad tendió, sobre todo, al desarrollo del culto del Ángel de la Guarda, instituido a principios del siglo XVI por el bienaventurado François d'Estaing, obispo de Rodez. La primera misa en honor del Ángel de la Guarda tuvo lugar en Rodez el 3 de junio de 1526. Dicha devoción resultó favorecida por los jesuitas que en su calidad de educadores de la juventud, estimularon la creación de cofradías del Ángel de la Guarda.
     A ello se debe que también sea el protector de los menores y de los trabajadores de la construcción que ejercen oficios particularmente peligrosos.
     En general, su culto se ha extendido menos que el de San Miguel. Se lo sacrifica a los otros dos arcángeles, quizá porque el número tres rompe la simetría. Aunque pocas iglesias están bajo su advocación, Venecia posee una dell'Angelo Rafaele. La ciudad española de Córdoba lo ha adoptado como patrón.
Iconografía
     El arcángel Rafael está representado en su papel de mentor del joven Tobías, vestido de peregrino con el bordón, la cantimplora y el zurrón.
   Su atributo es el pez que hizo pescar a su joven compañero o el pote de remedios, emblema de los médicos, con el cual curó al viejo Tobías en el momento de su re­greso.
     La primera forma que adquiere la imaginería del Ángel de la Guarda es el viejo motivo del arcángel Rafael guiando a Tobías. Pero después el tema se libera de este molde. El joven Tobías desaparece. Es un niño cualquiera a quién su ángel perso­nal lleva de la mano y le muestra el cielo. A veces, como en un cuadro de Domenichino (1615), del Museo de Nápoles, el ángel de la guarda protege al niño del demonio con su escudo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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