Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

martes, 28 de febrero de 2023

La Plaza de Andalucía, en La Puebla de Cazalla (Sevilla)

     Por Amor al Arte
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     Hoy, 28 de febrero, es el Día de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al cumplirse el aniversario (28 de febrero de 1980) del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía del año 1980 que dio autonomía plena a la comunidad andaluza, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la Plaza de Andalucía, en La Puebla de Cazalla (Sevilla).
     Rehabilitada en la década de los ochenta y convertida en Plaza Pública con el diseño y dirección de Francisco Moreno Galván. Está constituida por un patio columnado que recuerda a los claustros porticales de un convento. En el centro, destaca una sobria fuente y en un rincón, un ciprés, que recuerda a aquel que cantaba Gerardo Diego. 
     Este espacio albergaba la antigua plaza de abasto del municipio. En uno de sus laterales se aprecia una placa en homenaje a Blas Infante. En las galerías, destacan lámparas diseñadas por Francisco Moreno Galván, que hunde sus raíces en el trabajo de la forja. En la galería este, se encuentra una puerta de acceso a las dependencias municipales y a su lado, el escudo del Duque de Osuna que se encontraba en la desaparecida Cilla. (En la Cilla del Duque de Osuna se recogían los granos que en concepto de diezmo obtenía el Duque de los vecinos).
     La fachada oeste es solemne, de estilo neoclásico, con amplios arcos que recuerdan, en su disposición y en la decoración de los arcos de los extremos y central, a la Puerta de Alcalá, levantada en Madrid por el arquitecto Sabatini. A la espalda de esta plaza se encuentra el Ayuntamiento (Turismo de la Provincia de Sevilla).
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Un paseo por la calle Andueza

     Por Amor al Arte
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     Hoy, 28 de febrero, es el Día de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al cumplirse el aniversario (28 de febrero de 1980) del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía, que dio autonomía plena a la comunidad andaluza, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Andueza (puesto que en ella se encuentra el Parlamento de Andalucía), de Sevilla, dando un paseo por ella.
   La calle Andueza es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico, del Distrito Macarena; y va de la calle Don Fadrique, a la calle San Juan de Ribera.
   La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Durante siglos careció de nombre propio, identificándose por referencia a edificios inmediatos: Puerta de la Macarena y Hospital de la Sangre. En algunos documen­tos de los siglos XVII y XIX se alude, excepcionalmente, a la plaza de la Macarena. En la primera mitad de éste último, también aparece, refiriéndose a una serie de casas inmediatas a la muralla, como Acera del Cajón, y parece que también Barbacana, término que identifica, en este caso, el lienzo de muro, de menor altura, construido delante de la muralla, y que servía para reforzar el sistema defensivo. En 1859 se acuerda rotularla con el nombre actual, en memoria de Vicente Torres de Andueza, notable comerciante que fue prior del Consulado, fallecido años antes, y que había dejado un importante legado al Hospital de la Sangre, hasta que a finales del siglo XX, la parte que transcurre paralela a la muralla tomó el nombre de Parlamento de Andalucía, quedando el nombre de Andueza, para la zona que corre paralela al antiguo Hospital de las Cinco Llagas, dentro del recinto vallado. En cuanto a la adscripción de este topónimo, se presentan problemas. Existía por entonces una manzana de casas paralela a la muralla jun­to a la Puerta de la Macarena; según los planos generales de la ciudad de la segunda mitad del s. XIX, el mencionado nombre se identifica con la calleja existente entre la muralla y dichas casas, aunque en varios de ellos, y en otros parciales. aparece cerrada; sin embargo, en algún documento escrito dicho topónimo se corresponde con el espacio actual. Durante el primer tercio del s. XX parece que dicha calle se denomina Ruy Páez, poeta sevillano de los siglos XIV-XV, mientras que Andueza designa la parte ancha. También en 1868 a la delantera del Hospital se le dio el nombre de Beneficencia. No obstante, el topónimo actual es prácticamente desconocido, ya que popularmente se le identifica como un tramo de la "ronda", o bien por los edificios singulares que en ella se localizan, o por el topónimo general del barrio Macarena.
   Inicialmente, tras la construcción de la muralla en el s. XII, que delimita su frente sur, sería un espacio abierto, rodeado de huertas, en el que irían apareciendo algunas construcciones, por ser una salida importante de la ciudad. En el s. XVI, la erección del Hospital de la Sangre o de las Cinco Llagas define el frente norte. Para entonces ya se había formado el barrio extramuros de la Macarena y, por tanto, estaba edificado el inicio de la actual Don Fadrique, que cierra este espacio por el oeste. El lado opuesto seguirá ocupado por huertas y prácticamente sin ordenar hasta finales del pasado siglo. Delante de la barbacana que precede a la muralla se levanta un frente de casas a fines del s. XVI y primera mitad del XVII, cuyo número se irá ampliando en siglos posteriores, y permanecerá hasta mediados de la década de 1930. En este momento adquiere este espacio los límites actuales. Durante siglos careció de urbanización, y hay distintas alusiones a la formación de lagunas en este espacio. Los elementos más antiguos serán la calzada que partía de la Puerta de la Macarena, que define el lado oeste, y el foso que corría al pie de la barbacana, el cual, ya en el s. XVI, parece haber quedado transformado en desagüe de las lagunas que se formaban en todo el sector norte extramuros y de los husillos procedentes de intramuros; se salvaba delante de la puerta por medio de un puente o alcantarilla. Las representaciones gráficas de los siglos XVII y XVIII nos ofrecen un espacio central terrizo, con algunos montículos, y como únicos elementos una cruz sobre peana de fábrica y un abrevadero, ambos en la parte inmediata a la calzada, así como una fuente, que surtía de agua a los vecinos del arrabal. Es posible que la cruz tenga que ver con el cementerio que se improvisó allí con motivo de la peste de 1649. En el otro extremo se levantó otra, para marcar el límite del territorio del hospital, según inscripción de 1794.
   Inicialmente, los ejes de circulación formaban un abanico a partir de la puerta. El primero es la calzada; cuando en la segunda mitad del s. XVI se ponga en funcionamien­to el hospital, aparecerá otro diagonal; un tercero la comunicará con la zona de huer­tas a la derecha de dicho hospital, que sería el utilizado por los hortelanos para introdu­cir sus mercancías hacia el cercano mercado de la Feria. Los dos primeros aparecen flanqueados por árboles en planos de mediados del s. XIX. Posiblemente hasta bien entrada dicha centuria no surgiría, o se potenciaría, un eje de circulación paralelo a la muralla. En su segunda mitad se ajardina la delantera del hospital, y en 1888 se cierra con una verja, quedando segregado del espacio público. En las primeras décadas del presente siglo se prima el eje de circulación paralelo a la muralla, proyectándose una calzada de bastante anchura, que es la que hoy permanece. También se suceden diversas propuestas de infraestructura: ordenación de arrecifes, adoquinado, se acomete el alcantarillado y se van construyendo aceras. Subsiste el abrevadero y la fuente. En las décadas posteriores se aprueban otros proyectos de reforma del adoquinado hasta llegar a la capa asfáltica que hoy posee, vertida sobre el pavimento anterior. Cuenta con am­plias aceras de losetas de cemento, en las que se han abierto alcorques con árboles. También la iluminación ha experimentado cambios a los largo de esta centuria, hasta el sistema actual, instalado en 1960, con farolas de báculo. Durante estas décadas se han sucedido diversos proyectos de ordenación del espacio ajardinado existente entre la calzada y el hospital, el último de los cuales y que hoy subsiste es de 1973 (aunque posteriormente a comienzos de los años '90 del siglo XX, se reordenaría de nuevo. En su extremo oriental se levanta un monumento al Dr. Alexander Fleming (1881-1955), descubridor de la penicilina, obra de Juan Abascal (1958), por iniciativa del diario Sevilla (ha sido trasladado a la avenida del Dr. Fedriani, s/n, junto a la Facultad de Medicina, en 2002). En el otro extremo existen unos urinarios subte­rráneos. Llama la atención la concentración, en el tramo de acera existente entre Don Fadrique y la calle que da acceso al hospital, de un variado mobiliario urbano: varios quioscos de distinto tipo, cabinas de teléfonos y paradas de autobuses.
   El único edificio existente en esta calle es el Hospital de la Sangre o de las Cinco Llagas, institución fundada a comienzos del s. XVI por doña Catalina de Ribera, mientras que el citado edificio, construido en la segunda mitad de dicha centuria, fue costeado por su hijo, don Fadrique Enríquez de Ribera. El proyecto inicial fue de Martin de Gaínza, al que siguieron Hernán Ruiz, Benvenuto Tortello y Asensio de Maeda. En 1837 se transformó en Hospital Central, al suprimirse casi todos los existentes en la ciudad, función que mantuvo hasta hace una décadas; en la actualidad está en proceso de restauración para ubicar el Parlamento de Andalucía (allí ubicado desde 1992). En la acera frontera se encuentra uno de los pocos tramos visibles de la muralla levantada en el s. XII y la Puerta de la Macarena, por la que hicieron su entrada en la ciudad varios monarcas. Ha sufrido nume­rosas reformas que sustituyeron su entrada acodada por otra directa en el s. XVI; la actual se debe a una reconstrucción de 1795, según recuerda una inscripción; otra alude a la reforma de 1723. Como otras puertas, contó con varios retablos. A mediados de dicha centuria se cita una pintura de la Virgen de los Dolores; a comienzos de la siguiente un fresco de la Virgen de los Reyes en el ático, hacia el exterior, y un lienzo de Nuestra Señora de la Piedad bajo el arco; en 1923 se instala el azulejo de la Esperanza Macarena, flanqueado por otros dos con escudos de la hermandad, de Sevilla y de España, como recuerda una inscripción. Otra recuerda una provisión real sobre el límite en el cometido de determinados guardas de la ciudad.
   Por su ubicación, los usos fueron durante siglos marginales: vertedero de inmundicias, abrevadero de animales, todavía en 1886 pastaban vacas y cerdos delante del hospital, así como campo de pedrea entre bandas de jóvenes; instalación de casillas o cajones de madera para venta de artículos diversos; en 1649 se habilitó como cementerio; incluso a comienzos del s. XVIII existía un almiar para abastecer de paja a los animales de tiro que llegaban a la ciudad. En diversos momentos de los siglos XV y XVI se instalaron horcas y, excepcionalmente, tuvo lugar la quema de un hereje en 1737. Ya en el s. XIX, se conceden distintas  licencias para instalar puestos de agua, y en 1907 se documenta la primera autorización de un cinematógrafo, a las que seguirán otras en décadas posteriores, así como de algún teatro, en todos los casos al aire libre. En la actualidad se ha convertido en una zona de intenso tráfico y de distribución del mismo, ya que aquí desembocan dos ac­cesos a la ciudad desde la zona norte de la provincia. También hay un gran movimiento de personas. que acuden a los distintos centros asistenciales existente en sus proximi­dades, así como a la Facultad de Medicina. En la madrugada y la mañana del Viernes Santo se congrega una gran multitud para contemplar la entrada y la salida de la cofradía de la Macarena, que durante décadas se aproximaba al hospital [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor a Vicente Torres de Andueza, a quien está dedicada esta vía del callejero sevillano:
   Las pocas referencias biográficas de las que disponemos de Vicente Torres de Andueza, es que fue un notable comerciante que fue prior del Consulado, fallecido hacia 1850, y que había dejado un importante legado al Hospital de las Cinco Llagas, de ahí que se rotulase esta calle con su nombre, y que vivió en la plaza del Museo en una casa palacio, conocida como Casa de los Condes de Casa-Galindo (segundos propietarios del edificio), que construyó para él el arquitecto Alonso Moreno. Fue también, entre otros cargos, Hermano Mayor de la Hermandad Sacramental y de Ánimas Benditas de la parroquia de San Vicente.
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La calle Andueza, al detalle:
Monumento a Hércules, de José Seguiri

lunes, 27 de febrero de 2023

Los principales monumentos (Iglesia de San Pedro) de la localidad de Cumbres de Enmedio, en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte
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Ubicación
     En la Sierra de Huelva
Reseña histórica breve
     En 1639, el rey Felipe IV le concedió el “privilegio de villazgo”, a cambio de una cantidad de dinero que obligó al endeudamiento del municipio durante muchos años. En el año 1752, los habitantes aún pagaban un censo de 855 reales de vellón.
Patrimonio cultural y artístico
     Iglesia Parroquial de San Pedro, del Siglo XVII
Fiestas y tradiciones
     Fiestas de San Pedro, fin de semana cercano al 29 de junio
     Fiestas de la Virgen del Rosario, el sábado más cercano al 7 de octubre
Recursos económicos y sociales
     Sociedad Agrícola y Ganadera (porcina y vacuna) principalmente.
Gastronomía
     Productos derivados del cerdo ibérico, el gazpacho y el cocido (Diputación Provincial de Huelva).
      Posiblemente, su origen haya que rastrearlo en las aldeas que surgieron con la repoblación cristiana tras la Reconquista del siglo XIII. La inestabilidad militar de este territorio fronterizo, condicionó su escaso poblamiento y su lento desarrollo de forma que no alcanzó el título de villa hasta 1639, bajo el reinado de Felipe IV (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Iglesia de San Pedro
     El edificio fue proyectado entorno a la segunda mitad del siglo XVIII por el arquitecto diocesano Pedro de Silva y terminado en 1780 según menciona una inscripción que puede leerse en su fachada. Lo realizado consiste en una simple capilla mayor, por entonces ya suficiente para el número de feligreses de la villa y susceptible de ser ampliada con una nave en caso de un futuro aumento demográfico. La fachada provisio­nal del hastial contiene una pintura mural con el escudo del Cabildo catedralicio de Sevilla y una inscripción donde aparece la fecha de terminación de las obras y el nombre del mayordomo de la parroquia  que se ocupó de la gestión de las obras.
     En su interior destacan una pila de bautismo, de mármol blanco local con pie en forma de balaustre fechada en 1695, lo que permite pensar que ya se usó en el edificio anterior al actual, y, junto a la puerta de entrada, una pililla de agua bendita, de mármol local, del siglo XVI, decorada en su frente con un escudo de la orden de San Francisco, posiblemente procedente del extinguido convento de Santa Clara de la localidad vecina de Cumbres Mayores.
     Tanto el retablo mayor como el de la Virgen del Rosario, en el lado derecho, están recompuestos con elementos de fines del siglo XVII o principios del XVIII (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Edificio renacentista construido en el siglo XVI. Posee planta cuadrada de influencia de la arquitectura bizantina. Tiene orientación Norte - Sur.
     La cubrición se resuelve mediante una cúpula sobre pechinas, cuyos contrafuertes se encuentran en las esquinas a modo de torretas visualizadas desde el exterior de la iglesia. Una de ésta es la torre del campanario. Aparecen cuatro arcos de medio punto a cada lado de los muros. Las capillas laterales se cubren con bóveda de arista. Ménsula en balaustrada del coro.
     Paramentos encalados con contrafuertes exteriores y cubierta de teja octogonal de la nave. Todo el exterior se encuentra en mal estado (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).  

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Procesiones de hoy, Primer Lunes de Cuaresma (Vía Crucis de las Hermandades)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Vía Crucis oficial de las Hermandades de Sevilla.
   Hoy, 27 de febrero, primer lunes de cuaresma, tiene lugar el Vía Crucis oficial de las Hermandades sevillanas, organizado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, presidido este año por el Santísimo Cristo de las Almas, de la Hermandad de Los Javieres.   
      Hdad. de Los Javieres: La Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Almas, María Santísima de Gracia y Amparo, María Inmaculada y San Francisco Javier; es ésta una corporación fundada en 1946, con residencia canónica en la iglesia parroquial de Omnium Sanctorum, del sevillano barrio de la Feria, siendo sus imágenes titulares, el Santísimo Cristo de las Almas, obra tallada por José Luis Pires en 1947; María Santísima de Gracia y Amparo, tallada por José Fernández-Andés en 1936; María Inmaculada, obra de Escamilla, en 1942, y San Francisco Javier, talla anónima de hacia 1800.
Enlace a la web oficial de la Hermandad de los Javieres: www.javieres.com
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Un paseo por el Barrio de Valdezorras

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Valdezorras, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Barrio de Valdezorras es, en el Callejero Sevillano, un Barrio que se encuentra en el Distrito Norte, delimitado por las vías cauce del arroyo Tamarguillo, límite término municipal, ctra. A-4, ctra. A-8008, y canal auxiliar del Tamarguillo.
     El Barrio de Valdezorras lo componen las vías siguientes: c/ Alazán, c/ Albatros, c/ Alpaca, c/ Antílope, c/ Armadillo, c/ Armiño, ctra. Brenes, c/ Caballo, c/ Camino Los Indios, c/ Canguro, c/ Caravelle, c/ Castor, c/ Chinchilla, c/ Ciervo, c/ Comadreja, c/ Concorde, c/ Conejo, camino Cortijo de los Rojas, c/ Dálmata, c/ Douglas, c/ Elefante, c/ Erizo, c/ Gacela, c/ Galgo, c/ Gamo, c/ Garduña, c/ Garza, c/ Gineta, c/ Halcón, c/ Hurón, c/ Jabalí, c/ Jaguar, c/ Jirafa, c/ José María Sánchez Estévez, c/ Jumbo, c/ Koala, c/ Liebre, c/ Lirón, c/ Llama, c/ Lobo, c/ Lucio, c/ Marabú, c/ Marta, c/ Melchor Rodríguez García, ctra. de Miraflores, c/ Mofeta, c/ Nutria, c/ Ornitorrinco, c/ Oso Panda, c/ Quiwi, c/ Rebeco, c/ Reno, camino de los Rojas, c/ Sindicatos, c/ Tapir, c/ Toro, c/ Trucha, c/ Venado, c/ Vereda de Poco Aceite, c/ Visón, urb. Vista Hermosa, c/ Yabiru, c/ Yegua, y c/ Zorro.
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
     Tradicionalmente fue una zona de grandes cortijos y dehesas. En los alrededores estaban los de Torre del Judío o del Judío, Hernán Cebolla, Rojas y Vistahermosa: los dos primeros documentados desde la Edad Media. A ellos se accedía por algunos de los ramales que comunicaban con el camino de Carmona, aparte de veredas de carne, como la de Poco Aceite. En el plano del término de 188l se denomina camino de los Espartales a la vereda de Poco Aceite y al camino de Rojas. En la parte más oriental estaba la Dehesa de las Vacas, que, en tiempos, fue propiedad del concejo de Sevilla Esta situación debió permanecer prácticamente inalterable hasta que en la década de 1920 se constituye en la zona la Comunidad de Re­gantes del Valle Inferior del Guadalquivir. Se produjo entonces la división de este sector en pequeñas parcelas para cultivo, en general largas y estrechas, apoyadas en los caminos y con una vivienda asociada a ellas. Según González Dorado, en 1938 se inicia un lento proceso de ocupación de las veredas y caminos por inmigrantes de las zonas rurales que levantan chozas. Será en la década de 1950 cuando se produzca una aceleración de dicho proceso, motivando las continuas quejas de la Comunidad de Regantes. En 1959, el Ayuntamiento reconoce la existencia de sólo 28 viviendas en la vereda de Poco Aceite; sin embargo el Avance de Plan Especial de Valdezorras y Aeropuerto Viejo, apunta que en 1958 había 131 chozas, con un total de 141 familias. Estas cifras deben referirse a los instalados no sólo en la vereda sino a un conjunto más amplio, ya que por estas fechas existia un doble asentamiento: uno entorno a la citada vereda de Poco Aceite y camino de Rojas y otro en torno a la actual calle Liebre en lo que será el barrio Alto de Valdezorras. Este se origina cuando el propietario del Cortijo de Vista hermosa de los Baldíos vende parte del mismo en parcelas de distintos tamaños, sin ningún tipo de infraestructura y sin reconocimiento oficial. Según el citado Avance ha­bía en este sector l3 viviendas, mientras que en 1961 alcanzan la cifra de 80. Un proceso urbanístico independiente surgió en la parte más próxima a la carretera de Brenes, con una serie de calles que se apoyan en ésta. La última zona en urbanizarse es la situada en la parte más oriental, en la Dehesa de las Vacas, que inicia su construcción hacia la década de 1980.
     Por todo esto, en el plano de la barriada se pueden distinguir varias zonas. La prime­ra, situada en el extremo occidental y la más antigua, estaría constituida fundamentalmente por las calles Vereda de Poco Aceite, que es la principal vía de acceso a la barriada, y Camino de Rojas: ambas largas y rectas, con el espacio aún no construido y en las que se apoyan otras calles en formación. A la izquierda de Liebre está el denominado barrio Alto de Valdezorras, edificado a finales de la década de 1950. Este paquete urbanístico tiene como eje la calle Venado, única desde la que se puede acceder a las ocho restantes. A la derecha de Liebre e encuentra un tercer paquete que se desarrolla en la década de 1960, aunque las últimas calles se han levantado y urbanizado en la década de 1980. Su trama viaria la integran una serie de vías paralelas entre si y cruzadas perpendicularmente por el eje Garduña-Jabalí.
     La cuarta zona se forma por estas mismas fechas, pero con un proceso totalmente independiente y sin ninguna conexión con el resto de la barriada. Son cuatro calles pequeñas, que tienen como eje a Ornitorrinco, que se inicia en la carretera de Brenes. La última zona, desarrollada en la década de los ochenta, está situada en el sector suroriental y está constituida por una calle principal, Oso Panda, que desemboca en la carretera de Brenes, a partir de la cual se traza una serie de pequeñísimas calles paralelas entre si.
     Las calles son, en general, rectas. El origen margina1 de algunos sectores y 1a falta de una ordenación previa ha dado lugar a que la línea de edificación no sea siempre recta, con retranqueos y ocupaciones de zonas comunes; esto último es característico de la parte mas antigua donde es frecuente la presencia de porches que tienen ese origen. Tras muchos años sin contar con dotaciones, se puede decir que hoy la mayor parte cuenta con acerado y calzada asfaltada, salvo las que están en formación, que son terrizas. Durante décadas, careció de saneamiento y abastecimiento de agua. En 1960 hubo un brote de tifus a consecuencia de la contaminación de un pozo del que se abastecían los vecinos. Hasta 1971 no se lleva a cabo la instalación del alcantarillado, en la que participan los propios vecinos, quienes, una vez acabada su jornada laboral, colaboran con los obreros que la realizan. La iluminación es a base de farolas tipo báculo, existiendo zonas en las que es muy deficiente. El arbolado y los jardines son, prácticamente, inexistentes, aunque la presencia de parcelas agrícolas en explotación suple la falta de zonas verdes. Las primitivas chozas y chabolas han sido sustituidas por vi­viendas de fábrica, que presentan una gran variedad tipológica, aunque suelen tener características comunes: predominan las unifamiliares, con características rurales, de una o dos plantas, siendo escasísimas las que su­peran los tres pisos de altura.
     Por lo que se refiere a las funciones y actividades, al principio las viviendas estaban asociadas a una parcela agrícola, que en la actualidad ha desaparecido. Es posible constatar la presencia de comercios de carácter diario en los bajos de algunas viviendas. También hay algunos talleres mecánicos, polveros, almacenes, entre los que destaca uno de gas butano en la Vereda de Poco Aceite, bares, etc. Cuenta también con una iglesia, un colegio privado subvencionado de enseñanza general básica y formación profesional y el campo de fútbol Vistahermosa. Es notoria la falta de equipamiento sanitario: la petición de un ambulatorio o centro de salud es una de las reivindicaciones más querida por la asociación de vecinos Despertar, única entidad asociativa, aparte de una peña [Francisco Salgado Jiménez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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domingo, 26 de febrero de 2023

La localidad de Caleras de la Sierra (Morón de la Frontera), y su Museo de la Cal, en la provincia de Sevilla

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de Caleras de la Sierra (Morón de la Frontera), en la provincia de Sevilla.
     Hoy, 26 de febrero, es el aniversario de la resolución (26 de febrero de 2008), de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Lugar de Interés Etnológico, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, del bien denominado Caleras de la Sierra, en Morón de la Frontera (Sevilla), así que hoy es el mejor día para ExplicArte la localidad de Caleras de la Sierra (Morón de la Frontera), en la provincia de Sevilla.
     La localidad de Caleras de la Sierra, se encuentra sobre la carretera A-361, al suroeste del núcleo urbano de Morón de la Frontera (Sevilla).
     La abundancia de la piedra para la cal proporcionada por la Sierra de Esparteros o Montegil, próxima al río Guadaíra en Morón de la Frontera, la convirtió en el elemento fundamental empleado para la construcción y encalado de la arquitectura de la localidad.
     Además, generó una industria en torno a este producto que abasteció a varias comarcas secularmente. Este complejo calero aglutina una serie de unidades catastrales discontinuas aunque cercanas, propiedades que comprenden estructuras de producción, almacenamiento y de carácter residencial.
     Los inmuebles objeto de protección del Complejo Calero son un total de veinticinco hornos de cal, junto a sus construcciones anexas destinadas a almacenaje y apagado de la cal, cuatro casas-albergue-cuadra-almacén o casillas junto a sus respectivos hornos cada una, y una muestra representativa del poblado calero: seis viviendas, así como la cantera de la que se extrae la materia prima, la piedra caliza. El Complejo Calero se ha dividido en veintidós áreas patrimoniales para su mejor delimitación y descripción, estando separado por la carretera A-361 que comunica Morón de la Frontera con Montellano.
     En el margen sur de dicha carretera se ubica la cantera, correspondiente al área 20, que consta de cuatro secciones de extracción situadas linealmente a lo largo de la sierra, con orientación este- oeste. Cada una de ellas posee una boca de entrada y están comunicadas entre sí por veredas que las hacen accesibles. La corta, situada más al suroeste de la sierra, presenta un camino acondicionado para el tránsito de los camiones.
     En este mismo margen y aprovechando la morfología y la pendiente del terreno se encuentran siete hornos en la ladera de la Sierra de Esparteros, al pie de la cantera, ubicados dos, los números 6 y 7 en el área 20, los números 1 y 2 en el área 21 y los números 3, 4 y 5 en el área 22. De este grupo de hornos siguen en funcionamiento cuatro. En el margen norte de la carretera de Morón de la Frontera a Montellano se localizan las seis casas del poblado y los dieciocho hornos caleros restantes, estando sólo dos de ellos en funcionamiento, ubicados en el área 9, bajo la denominación de los hornos números 14 y 15.
     Los hornos existentes responden a varias tipologías, según:
        - Características constructivas, pueden ser aislados, compartir meseta, compartir meseta y pecho; o estar inacabados.
        - Ubicación, situados en ladera, o en llano.
        - Proceso productivo, realizado de forma intermitente o bien continua.
     Respecto a las viviendas, se aprecian dos tipos de viviendas correspondientes a dos etapas históricas diferenciadas. Uno anterior a la segunda mitad del siglo XIX, cuando la mayor parte de los trabajadores de los hornos se desplazaban diariamente desde Morón o desde las numerosas cortijadas que existían en torno a la sierra y sólo se quedaban durante el tiempo de "cochura" en las numerosas y reducidas viviendas o "casillas" construidas junto a los hornos. Algunas de ellas fueron usadas como cuadras de los animales de carga empleados en el transporte de la leña y de la piedra. En el complejo calero perviven algunas de las mencionadas casillas junto a sus respectivos hornos, como puede observarse en las áreas 14, 15, 12 y 6. Dichas construcciones son de una sola planta, suelen contar con dos dependencias: una principal con chimenea y un dormitorio y, se ejecutan con materiales locales, construyéndose con muros de carga, pilastras en el eje central, techos con vigas de eucalipto y pitacos, y cubierta tradicional formada por faldones de cañas, yeso y tierra, así como suelo empedrado. En el exterior están encaladas las paredes y los tejados son de teja árabe. Las puertas y ventanas suelen ser de madera. 
     Una de las casillas mejor conservadas es la "casilla del horno de Currito", horno número 21 del área 12. La segunda etapa comenzó con el auge de la actividad calera en Morón y la puesta en funcionamiento del ramal ferroviario Morón-Utrera a mediados del siglo XIX, edificándose por entonces, en la parte este, las nuevas viviendas para grupos familiares, que se habitaron de forma permanente. Éstas son de mayores dimensiones y se agrupan conformando el poblado en torno a un punto de descanso de la antigua vía pecuaria: la Cañada Real de Jerez. Este tipo de viviendas se encuentran en las áreas: 1 (donde estuvo la escuela, posteriormente transformada en casa), 2, 3, 4, 17 y 18. Reúnen una serie de características comunes, como edificaciones de planta baja, realizadas en mampostería de piedra caliza toma- das con barro o mortero de cal y posteriormente encaladas, contando con estructuras de muros de carga, paralelos a las fachadas longitudinales y pilastras en el eje central de la crujía, y tejado habitualmente a dos aguas de teja árabe. En su interior la sala principal es la cocina con chimenea, desde donde se accede al resto de dependencias una o dos a lo sumo. Los techos se montan con estructuras de par e hilera, con rollizos de madera de eucalipto o varas de pita, empotrados en los muros de carga y apoyados en la viga que hace de cumbrera. En el exterior los tejados son a dos aguas y con teja árabe. La parte trasera de las casas dispone de corrales y cuadras con portales y/o pesebres. Los paramentos están encalados tanto interior como exteriormente.
     A partir de mediados del siglo XIX la aldea empezó a conformarse como un núcleo de población estable, y a principios del siglo XX destacaba como uno de los más importantes núcleos de población rural de Morón, llegando a alcanzar los 165 habitantes.
     Desde el punto de vista urbanístico el poblado no presenta una estructura urbana cohesionada, sino una distribución lineal, continua e irregular, con dos núcleos de crecimiento. Los bienes muebles vinculados al inmueble, consisten en las herramientas tradicionales necesarias para la producción de la cal, son 19: una tabla, una horca o bielda, una soletilla, tres porros/as, una barrena, una espiocha o pico, un carrillo, tres winche, un peto, un rastrillo, un rodillo, dos cribas, una pesa romana y unos ganchos de pesa romana. Asimismo forma parte del Bien la actividad productiva de la cal (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El Museo de la Cal se ubica en el corazón de la zona denominada aldea de Las Caleras de la Sierra, en Morón de la Frontera. La aldea está inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de interés cultural, con la tipología de lugar de interés etnológico.
     Este museo ocupa una amplia zona de 3 000 metros cuadrados. El visitante podrá disfrutar de dos hornos tradicionales de elaboración de cal, datados del siglo XIX y totalmente restaurados; una casilla denominada del Calero construida en la misma fecha aproximadamente y edificada con los materiales de la época. Tanto la casilla como todas las construcciones del museo mantienen la decoración y utensilios característicos de la fecha.
     El museo cuenta con un centro de interpretación y sala de proyecciones, en los que el visitante conocerá de primera mano todo el proceso de la elaboración de la cal y la influencia en la cultura andaluza, llegando a ser una de sus señas de identidad más reconocidas en el mundo.
     La visita al museo es realizada por expertos en la materia, personas que han ejercido su profesión como caleros, transmitiéndonos la riqueza de esta cultura que se ha mantenido durante siglos y la importancia de conservar y difundir este patrimonio (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Web oficial del Museo: www.museocaldemoron.com
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de Caleras de la Sierra (Morón de la Frontera), y su Museo de la Cal, en la provincia de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

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Un paseo por el Barrio de Torreblanca

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Torreblanca, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Barrio de Torreblanca es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Este. Es atravesado de Este a Oeste por la autovía A-92, carretera hacia la provincia de Málaga, y de Norte a Sur por el Canal del Bajo Guadalquivir. Limita con los términos municipales de La Rinconada, Carmona y Alcalá de Guadaíra.
     El Barrio de Torreblanca lo componen las vías siguientes: c/ Abedul, c/ Abeto, plaza Las Acacias, c/ Acanto, c/ Acebo, c/ Álamo, c/ Alanís, c/ Albaricoque, c/ Alberchigo, c/ Alberto Jiménez Pérez, c/ Alcolea del Río, c/ Almanzor, c/ Almendro, c/ Arahal, c/ Badolatosa, c/ Bagur, c/ Bambú, c/ Benacazón, c/ Bormujos, c/ Camas, c/ Cañada Rosal, c/ Castaño, c/ Castilleja de Guzmán, c/ Castilleja del Campo, c/ Cedro, c/ Cemento, c/ Central, c/ Cerezo, c/ Cervera, c/ Chopo, plaza Ciclamor, c/ Ciprés, c/ Ciruelo, c/ Concepción Reina Peláez, plaza Corazón de María, camino Cortijo Luis, c/ Creus, c/ El Cuervo, avda. El Deporte, c/ Drago,  c/ Ébano, c/ Encina, c/ Escapulario, c/ Estaca de Bares, c/ Estola, c/ Familia Gallego, c/ Francisco González García, c/ El Garrobo, c/ Gelves, c/ Gines, callejón de Girón, c/ Granado, c/ Granito, c/ Guayabo, camino Hacienda de la Trinidad, camino Hacienda del Hoyo, camino Hacienda del Rosario, c/ Higuera, camino Huerta de la Torrecilla, c/ Isla Mayor, c/ José Muñoz San Román, c/ Ladrillo, c/ Libocedro, c/ Limonero, c/ Machichaco, c/ Madre de la Iglesia, c/ Madroño, c/ Maestro Tejera, c/ Manuel Barrios Masero, c/ Manzano, c/ Marinaleda, c/ Medina Azahara, c/ Melocotonero, plaza Miguel Montoro Gómez, c/ Miriam, c/ Mitra, c/ Los Molares, ctra. Nacional Sevilla-Málaga-Granada, c/ Nogal, c/ Nueva, c/ Oliva, c/ Olmo, c/ Los Palacios, c/ Palomares del Río, c/ Panadero José García Lucas, c/ Paradas, c/ Peñas, vereda Pero Mingo, avda. de Pero Mingo, c/ Pilas, c/ Pino, c/ Pinsapo, plaza Platanero, c/ Príncipe de Asturias, camino Puntal de la Caridad, ctra. La Rinconad, c/ La Rinconada, c/ Roble, c/ El Ronquillo, c/ El Rubio, c/ Sacratif, plaza Salvador Valverde, c/ San Nicolás del Puerto, c/ Sándalo, c/ Santa Pola, c/ Santiponce, c/ Sauce, c/ El Saucejo, camino antiguo Sevilla-Carmona, c/ Sicomoro, c/ Solandra, c/ Solou, c/ Tiara, c/ Timbú, c/ Tipuana, c/ Tomares, c/ Torre Almodóvar, c/ Torre Arévalo, c/ Torre Baja, c/ Torre Bermeja, c/ Torre Carbonero, c/ Torre Cuadrada, c/ Torre de Arcas, c/ Torre de Peñafiel, c/ Torre del Burgo, c/ Torre del Campo, c/ Torre del Mar, c/ Torre del Obispo, c/ Torre del Valle, c/ Torre Hermosa, c/ Torre Pacheco, c/ Torrebeleña, c/ Torrebeses, c/ Torreblascopedro, c/ Torrecaballeros, c/ Torrecabra, c/ Torrechiva, c/ Torrecilla, c/ Torredonjimeno, c/ Torreferrer, c/ Torrefina, c/ Torrefuerte, c/ Torregalindo, c/ Torregorda, c/ Torregracia, c/ Torregrosa, c/ Torrejón de Ardoz, c/ Torrejoncillo, c/ Torrelaguna, c/ Torrelara, c/ Vía Tiburtina, c/ Vía Traiana, c/ Vía Tuscolana, c/ Virgen de la Capilla, c/ Virgen de la Palma, c/ Virgen de la Piedad, c/ Virgen de la Soledad, c/ Virgen de las Aguas, c/ Virgen de las Angustias, c/ Virgen de las Lágrimas, c/ Virgen del Dulce Nombre, c/ Virgen del Silencio, c/ Virgen Mediadora, y c/ El Viso.
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
     Torreblanca toma el nombre de uno de los molinos propiedad del concejo que se encontraba en la bifurcación del camino que. partiendo de la Puerta de Carmona, se dirigía hacia Carmona y Alcalá de Guadaira, tal como aparece en el plano de Lacaze (1869). A fines del siglo pasado, se localizaban en este espacio una fábrica de aceites y jabones, propiedad de los Luca de Tena, y algunas casas ocupadas por trabajadores agrícolas de las haciendas próximas. Será en los primeros años del s. XX cuando surge lo que años más tarde será un extenso y poblado núcleo urbano: en 1910 existían 21 edificios y 82 habitantes, pasando a 282 vecinos en 1937. En este momento se han eslablecido algunas fábricas y una parada de postas. A mediados de los cuarenta, y sobre todo en la década siguiente, el proceso de ocupación se acelera como consecuencia de una gran demanda de viviendas, que provocó la parcelación del suelo rural, ilegal en su mayor parte, mediante la cual los sectores sociales más modestos comienzan a construir sus casas. Es, pues, el producto de sucesivos asentamientos que, sin ningún tipo de planificación previa, fueron configurando los distintos sectores de que consta. A pesar de que la Delegación Municipal de Estadística distinguía en 1967 tres sectores: Torreblanca la Vieja, Torreblanca la Nueva y el grupo de viviendas del Real Patronato; los dos primeros, atendiendo a la génesis y tipología de la edificación, se contemplan como una unidad.
     El primer sector estaría formado por las sucesivas parcelaciones ilegales iniciadas en la década de los cincuenta en el núcleo más antiguo, el formado por el triángulo de la carretera Málaga-Granada, la avenida de Pero Mingo y el canal del Bajo Guadalquivir y el colegio nacional Carlos V. Paralelamente, desde los años sesenta, se van produciendo asentamientos en una parte de la denominada Torreblanca la Nueva, en torno a sus dos ejes centrales: Torrelaguna y Torregrosa, procediéndose a las primeras parcelaciones, al sur de la primera hasta la carretera Málaga-Granada, y al norte de la segunda hasta el mencionado canal. Éstos asentamientos continúan en los años setenta, completándose de este modo la actual fisono­mía. Al mismo tiempo, en el frente sur de la carretera nacional se comienzan a producir parcelaciones ilegales desde 1958, en el sector comprendido entre Virgen de la Piedad y Somosierra, al que le sigue, cronológicamente, la zona situada entre Príncipe de Asturias y Virgen de la Piedad, loteada y vendida en la década de los sesenta, configurándose de este modo otro de los históricos núcleos de Torreblanca la Vieja, el comprendido entre la carretera nacional, el canal del Bajo Guadalquivir, el colegio Príncipe de Asturias y la calle Estaca de Vares. Estos conjuntos, a pesar de su asincrónico nacimiento y su adscripción a espacios claramente diferenciados, llenen en común la autoconstrucción de las viviendas. Se trata de asentamientos de inmigrantes que, en sucesivas oleadas, adquieren parcelas de di­versas dimensiones, lo cual explica la variedad morfológica y volumétrica de las edificaciones.
     Un hecho peculiar que caracteriza a Torreblanca es que, siendo en su mayor parte un barrio de autoconstrucción, destaca la racionalidad del trazado viario, con calles en forma de damero, distorsionado en algunos sectores, y manzanas sin acusados en­trantes o salientes, que guardan una ejemplar alineación de las viviendas, hechos todos ellos que suelen estar ausentes en la mayor parte de las barriadas de autoconstrucción existentes en nuestra ciudad. En la Torreblanca de autoconstrucción, la tipología de las edificaciones es la vivienda unifami­liar de una a tres plantas, en la que, sin estar ausente la típica fachada de cal, aparecen algunas recubiertas con azulejos multicromáticos. Construidas con buenos materiales, sobresalen las amplias balconadas, repletas de macetas de gitanillas, claveles y geranios, que aportan, en la estación de floración, su natural e intenso colorido. La infraestructura y mobiliario urbano son en general aceptables, con pavimento asfáltico y estrechas aceras de losetas o cemento, aunque la ausencia de arbolado se hace notar negativamente. En las fachadas de las viviendas se hallan instaladas farolas de bácu­lo.
     La segunda unidad morfológica está constituida por los bloques del Real Patronato de Casas Baratas, en total 1.608 viviendas, construidas entre 1950 y 1960, a instancias del gobierno civil, con la intención de erradicar el chabolismo de El Vacie. El proyecto fue de Fernando Barquín Barrón y Alfonso Toro Suiza. La inauguración tuvo lugar en 1961. Aunque no todas las travesías poseen un trazado recto, variando en longitud y anchura, tienen en común el acerado de losetas o de cemento, y el pavimento asfáltico, destacando la ausencia de espacios destinados a aparcamientos y el escaso mobiliario urbano. Con pocas zonas verdes, sólo algunas plazas poseen abundante arbolado y jardines con bancos. Estos conjuntos se diferencian por la tipología de las edificaciones: bloques de cuatro plantas que se disponen cerrando un espacio interior comunita­rio, la plaza de Ciclamor; casas unifamiliares, precedidas algunas de ellas por un pequeño jardín, y conjunto situado en torno a la plaza del Platanero, con casas unifamiliares, de dos plantas, adosadas formando manzanas con cubierta de tejas, fachada de ladrillo visto encalado, con un pequeño pa­tio. De estos tres sectores, el último es el de peor calidad en la construcción, con diminutas viviendas, en muchas de las cuales los propietarios han ocupado el patio, habiéndose incorporado a la vivienda la pequeña terraza del principal y una especie de porche en el bajo.
     Respecto a la tercera unidad morfológica, la inmobiliaria y constructora Edisoma urbaniza, entre  1971-1972, el espacio comprendido entre las calles Chopo, Drago y la carretera nacional, surgiendo así la barriada del parque residencial Torreblanca, conoci­da popularmente corno "las tres calles", por ser éste el número de las que la componen. Son calles rectas, dispuestas en paralelo a la mencionada carretera, dotadas de dispar infraestructura, pues no todas están pavimen­tadas, y de variable anchura, con algún arbolado entre el que destacan los naranjos y los ficus.
     En una barriada de las dimensiones de Torreblanca, la desigual dotación es la tónica dominante. Las zonas mejor equipadas se corresponden con los núcleos más antiguos, a pesar de haber sido producto de parcela­ciones y construcciones ilegales, mientras que, paradójicamente, el sector planificado aparece como deficitario de las más ele­mentales instalaciones asistenciales. Si bien en 1918 se hablaba de establecer una escuela pública junto a la Cruz del Campo, será en 1968 cuando se establezca uno de los primeros colegios, el del Sagrado Corazón del Valle, de religiosas de esta orden. Posteriormente surgieron en Torreblanca la Vieja y la Nueva otros colegios, como el de Carlos V, el del Príncipe de Asturias, guarderías y parvularios, y un instituto de formación profesional situado en los inicios de Torrelagu­na. Sin embargo, el sector del Real Patronato acusa un déficit de plazas escolares.
     Este esquema se reproduce en la distri­bución sectorial de los establecimientos co­merciales. En ambas Torreblanca predominan los pequeños locales comerciales, situados en los bajos de las viviendas, que cubren las necesidades diarias del vecindario, concentrándose en ciertas calles como la de Umbrete, en el sector del Ranchito, o Torrelaguna en el de Torreblanca la Nueva. Entre Umbrete y Marinaleda, ambas en Torreblan­ca la Vieja, existe un mercado de abastos, imprescindible para satisfacer la demanda de tan numerosa población. De nuevo, en el Real Patronato de Casas Baratas la situación es muy diferente. Algunos establecimientos, situados en la galería comercial de Nogal, en la confluencia de Olmo y Almendros, de­dicado fundamentalmente a la  alimentación, intentan paliar la inexistencia de un verdadero mercado en el sector, aunque este hecho se ve atenuado, en parte, por la presencia de un mercadillo matinal, desde 1981, que expone sus mercancías en Torres Quevedo y Torregorda y principios de Pino, llenando el ambiente de sabor a zoco y ba­zar.
     La disimetría señalada entre la Torreblanca de autoconstrucción y el sector del Real Patronato vuelve a manifestarse, en esta ocasión con total crudeza, en el am­biente social existente en ambas zonas. La mayor calidad de vida no sólo se aprecia en el tipo de hábitat que es, material y morfológicamente, mejor en la Torreblanca de autoconstrucción, sino que se refleja en la misma calle, en su infraestructura y equipa­mientos y, por último, en la caracterización social de los habitantes. En el primer sector, destaca el ambiente popular, ruralizado, con vendedores ambulantes, entre los que aún se encuentran vendedores de cisco picón y carbón vegetal, que, a golpes de bocina, pregonan sus productos; las amas de casa barren por la mañana las puertas de sus viviendas, refrescan la base de las facha­das rociándolas con cubos de agua y entre estas castizas y ancestrales tareas, se forman tertulias; los niños, en las horas de asueto, ocupan las calles con sus juegos, y los vecinos, en general, en las calurosas noches del estío, se sientan a las puertas de sus casas hasta que les rinde el sueño. Este ambiente pintoresco, muy esquemático y tópico por lo tanto, desaparece en el segundo sector donde, a cualquier hora, las calles son un hervidero de hombres desocupados, que forman un corro de un tono muy diferente al anterior. En algunos enclaves la marginalidad toma carta de naturaleza, sobre todo en el mercadillo de droga existente en la plaza de las Acacias y Nogal, donde menudean quinceañeros sin futuro, carne de cañón de la gran ciudad. En esta zona la labor asisten­cial es realizada por los representantes mu­nicipales del Distrito VIII, a través de ayudas en dinero, cursos de formación para jóvenes, etc..., ejerciendo la caridad las Hermanas de la Cruz, que poseen un pequeño convento en Abedul. En otro orden de cosas, es de resaltar el gran ánimo festivo latente entre el vecindario de Torreblanca. Desde 1958 se celebra la romería del Inmaculado Corazón de María, que con numerosas carretas adornadas para la ocasión se encamina al Cortijo de Guzmán. En este mismo año la Hermandad del Inmaculado Corazón organizó la primera velada del 29 al 31 de agos­to. Torreblanca la Nueva celebra también una, desde 1985, en honor de San Antonio, que comienza el 14 de junio. Asimismo el día 16 sale una cruz de mayo organizada por la asociación de vecinos Las Tres Calles, en la plaza del Maestro Tejera, que concentra a gran número de vecinos, sobre todo niños [Eduardo Camacho Rueda, Fátima Ballesteros Sastre, Francisco Salgado Jiménez, y Joaquín Cortés José, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993]. 
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sábado, 25 de febrero de 2023

La Hacienda Casablanquilla, en La Rinconada (Sevilla)

     Por Amor al Arte
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     La Hacienda Casablanquilla se encuentra al pie de la carretera A-8005, al noroeste del casco urbano de La Rinconada (Sevilla).
     La Hacienda Casablanquilla es una hacienda de olivar (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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La placa conmemorativa a Fernando Palatín, en la fachada del edificio de la calle San Luis, 107

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la placa conmemorativa a Fernando Palatín, en la fachada del edificio de la calle San Luis, 107; de Sevilla.
     Hoy, 25 de febrero, es el aniversario del fallecimiento (25 de febrero de 1927) de Fernando Palatín, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la placa conmemorativa a Fernando Palatín, en la fachada del edificio de la calle San Luis, 107; de Sevilla
     La calle San Luis es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de la Feria, San Gil, y San Julián, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de la plaza de San Marcos con la calle Vergara; a la confluencia de las calles Macarena, y Bécquer.
     En el número 107 de la calle San Luis (perteneciente al Barrio de San Gil) podemos contemplar una lápida de mármol atornillada, Presenta una leyenda escrita con caracteres de bronce: 
"EN ESTA CASA MURIÓ EL 25 DE FEBRERO
DE 1927 EL EMINENTE VIOLINISTA
Y COMPOSITOR FERNANDO PALATÍN". 
     Encabeza la inscripción la representación de una lira entre palmas.
     Esta placa fue colocada a mediados del siglo XX con el fin de perpetuar la memoria del compositor Fernando Palatín.
         Se encuentra en la fachada de una vivienda en la calle San Luis, vía de gran importancia en la antigüedad, por ser el camino "oficial" de entrada desde el norte. Comienza en la plaza de San Marcos y desemboca en la Puerta de la Macarena, un nudo en el que confluyen las calles Bécquer, Macarena, Resolana y Parlamento de Andalucía. Es larga y de trazado rectilíneo. En la misma calle y en su entorno se encuentran edificios de tal importancia como las iglesias de San Luis de los Franceses, San Gil, Santa Marina y San Marcos, todas ellas de gran valor cultural. También se localizan aquí el Palacio del Pumarejo o la Basílica de La Macarena. Es una calle de intenso tráfico por constituir uno de los ejes de penetración al casco histórico.
     Esta placa difunde contenidos culturales, concretamente rinde homenaje a un famoso compositor de gran importancia en Sevilla, Fernando Palatín (Ayuntamiento de Sevilla).      
Conozcamos mejor la Biografía de Fernando Palatín, personaje a quien está dedicada la placa conmemorativa reseñada;
     Fernando Palatín y Garfias (Sevilla, 11 de septiembre de 1852- 25 de febrero de 1927) es uno de los grandes músicos sevillanos del siglo XIX. Fue reconocido como virtuoso del violín, pero también como compositor, pedagogo y director de orquesta y coro. Alabado por la crítica, por el público, por la realeza y la nobleza, fue condecorado con los más altos reconocimientos de Estado de varios países. A ello hay que sumar los éxitos obtenidos en importantes concursos musicales, siendo reclamado por las salas más importantes de Europa, por citar algunos de sus numerosos méritos. Procedía de una estirpe musical que se remonta hasta el siglo XVIII. En la misma destacaron, además de algunos directores de banda y compositores, el creador del primer diccionario musical español, e importantes intérpretes como su sobrina Dolores Domínguez Palatín. Fernando Palatín demostraría desde temprana edad un gran talento musical y dominio del violín. Por ello, se decidió que con solo 12 años continuase su formación en el Conservatorio Imperial de Música y Declamación de París, que por aquel entonces era el mejor lugar para estudiar violín. Allí estudiaría con José White y con el famoso profesor Jean-Delphin Alard, maestro también de Pablo Sarasate. Durante sus estudios fue galardonado con numerosos premios del Conservatorio: en 1865, tercer premio de solfeo; en 1866, segundo premio de solfeo; en 1867, primer premio de solfeo y tercer premio de violín; en 1868, segundo premio de violín; y finalmente, en 1870 obtendría el primer premio de violín con tan solo 17 años. Ya en su época de estudios destacó como consumado intérprete. Una prueba más de ello es su desempeño profesional desde 1868, como primer violín solo de la Sociedad Symphoniste de París y como primer violín del Thèatre Lyrique de París.
     La obtención del Primer Premio de violín del Conservatorio Imperial de París suponía uno de los más importantes reconocimientos para un intérprete de violín en esa época. Entre los ganadores de este premio se encuentran la mayoría de los grandes intérpretes de violín del siglo XIX: Alard, Wieniawski, White, Sarasate, Marsick, Ries, el propio Palatín, Kreisler, Capet, Flesch, Thibaud o Enescu.
     Ahora bien, a diferencia de muchos de estos músicos, Palatín no pudo beneficiarse del impulso en su carrera que suponía ganar el Primer Premio de violín debido a las circunstancias históricas. La Guerra Franco-prusiana, que se declaró días antes del concurso, y los posteriores sucesos de la Comuna de París, harían muy difícil la vida cultural en la ciudad.
     Una vez abandonado París, y entre finales de 1870 y 1872, existe constancia de que Palatín continuaría sus estudios de composición en Bruselas a la vez que atendía a compromisos como violinista en Sevilla y París. Finalmente, en 1873 sería requerido desde Pau como violinista de la corte de Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza, Infante de España, biznieto de Carlos III y nieto de Juan VI de Portugal. El sevillano ocuparía este cargo hasta el fallecimiento del Infante en 1875. Durante más de treinta años desarrolló una fructífera carrera musical en la zona: primer violín solo y director asistente –en un principio– de la Orquesta Municipal de Pau, conciertos de solista y de música de cámara, fundador de la Sociedad de Cuartetos de Pau, y fundador y director de la Lyre Paloise, coro masculino con el que ganó numerosos premios en concursos: París, Auch, Marmande, Bayonne, Eaux-Bonnes y el Gran Concurso de la Exposición Universal de 1900. También ejercería una importante labor como profesor de violín, requerido por la nobleza que pasaba largas temporadas en Pau.
     Como violinista recibió constantes elogios de la crítica internacional y del público que acudió a salas tan importantes como las Salas Pleyel, Erard y Herz de París, la Sala Bechstein de Londres, el Teatro San Carlos de Lisboa, el Capitole de Toulouse o el Gran Salón de la Escuela Nacional de Arte y Declamación de Madrid, entre otras. Su talento fue reconocido por grandes músicos, entre ellos violinistas de la talla de Camilo Sivori, único alumno del mítico violinista Niccolo Paganini. También mereció el aplauso de la realeza española y portuguesa, así como de la nobleza. Concretamente, la Duquesa de Medinaceli, quien se reconocía como “su muy grande admiradora”, o la Duquesa de Montpensier, Dña. Luisa Fernanda.
     Otra faceta relevante en su carrera fue su labor como director de orquesta. El artista sevillano lideró la Orquesta Municipal de Pau y la Orquesta de Eaux-Bonnes durante más de dos décadas, así como la Orquesta de Salles de Bearn durante los últimos años de su estancia en Francia.
     Sintiéndose siempre un abanderado de su tierra natal, decidió volver a Sevilla para pasar sus últimos 18 años de vida. Aunque su actividad musical fue menos intensa, quiso dejar un legado violinístico en la ciudad. En este sentido formó, prácticamente de manera desinteresada, a una importante generación de violinistas sevillanos que realizaron una notable labor musical. Algunos de ellos ganaron el premio Sarasate del Conservatorio de Madrid, y trasmitieron sus conocimientos a las generaciones posteriores. Entre ellos se encuentran Luis Lerate –quien formó parte de la primera generación de profesores del Conservatorio de Música de Sevilla–, José María Sedano, Francisco Villalonga o Lola Palatín (Dolores Domínguez Palatín). También reactivó la Sociedad de Cuartetos de Sevilla, en la que tuvo como segundo violín al importante violinista y compositor José Font de Anta. Con esta formación ofrecieron un repertorio poco frecuente en la Sevilla de la época –obras de Beethoven, Mozart y Haydn, entre otros–, donde el gusto se inclinaba hacia compositores italianos y franceses. El interés por la música de cuarteto le llevó más tarde a fundar el Cuarteto de Sevilla, con el que continuó incluyendo en sus programas a compositores centroeuropeos como Schubert, Schumann o Mendelssohn.
     Finalmente, merece destacarse su vertiente como compositor, notable tanto por su cantidad como por su calidad: 82 obras compuestas, 29 de ellas para violín y piano. Entre su obra destacan piezas como su Concierto para violín y la Obertura “Reina Regente”. Algunas de sus obras para violín gozaron de una consideración especial para Palatín, quien las interpretaba con asiduidad. Entre ellas se encuentran Andaluza, Fantasía de Carmen y, sobre todo, Adiós al Alcázar.
     A lo largo de toda su vida, Palatín mereció el reconocimiento de varios países en forma de multitud de condecoraciones y honores. Entre ellos, cinco Encomiendas de la Orden de Carlos III, dos Palmas Académicas –Oficial de Academia de Francia (1886) y Oficial de Instrucción pública de Francia (1907)–, Comendador Ordinario de la Orden de Isabel la Católica (1882), Caballero de la Real Orden Militar Portuguesa de Nuestro Señor Jesucristo (1887), miembro honorario de muchas sociedades musicales y corales, Académico de la Academia de Letras Humanas de Málaga, y Caballero de la Orden Nacional de la Legión de honor francesa –la distinción más importante de Francia, concedido a franceses y a extranjeros por haber realizado méritos extraordinarios ya sean civiles o militares–. A todas ellas habría que sumar el reconocimiento de numerosos músicos, escritores y artistas plásticos (Ángel Justo-Estebaranz y Rafael Muñoz-Torrero Santos. Fernando Palatín en el ambiente cultural sevillano y francés: Testimonios artísticos de su reconocimiento como músico. Laboratorio de Arte, 33. Sevilla, 2021). 
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