El Barrio Polígono Sur (Martínez Montañés) es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Sur, delimitado por las vías c/ Alfonso Lasso de la Vega, c/ Sierra de la Grana, c/ Sierra Pelada, c/ Sierra Morena, c/ José Saramago, c/ Poeta Manuel Benítez Carrasco, ronda Nuestra Señora de la Oliva, c/ Madre de Cristo, avda. Las Letanías, c/ Esclava del Señor, c/ Escultor Sebastián Santos, avda. Su Eminencia, c/ Águila Perdicera, c/ Carmen Vendrell, límite término municipal de Sevilla, ctra. de Utrera, cauce río Guadaira, c/ Castillo de Baños de la Encina, y c/ Luis Rosales.
El Barrio Polígono Sur (Martínez Montañés) lo componen las vías siguientes: c/ Águila Perdicera, c/ Alfonso Lasso de la Vega, c/ El Alquimista, c/ Asociación de Vecinos Esperanza Sur, c/ El Basilisco, c/ Bendición y Esperanza, c/ Camino de Perfección, c/ Cántico, c/ Cañas y Barro, c/ Carmen Vendrell, c/ Cartas Marruecas, c/ La Colmena, c/ La Dama del Alba, c/ Divinas Palabras, c/ Don Juan Tenorio, c/ Don Quijote de la Mancha, c/ Dulcinea, grupo Edificio Argentina, c/ Edipo Rey, c/ La Eneida, c/ Esclava del Señor, c/ Escultor Sebastián Santos, c/ Escultor Sebastián Santos (conjunto 4), c/ Escultor Sebastián Santos (conjunto 5), c/ Escultor Sebastián Santos (conjunto 8), c/ Escultor Sebastián Santos (conjunto 9), c/ Fermín Salvochea Álvarez, c/ Fernando Quiñones Chozas, c/ Los Gozos y las Sombras, c/ El Ideal Andaluz, c/ José Manuel Caballero Bonald, c/ Juan Díaz del Moral, c/ El Lazarillo de Tormes, avda. Las Letanías, c/ El Libro del Buen Amor, c/ Luces de Bohemia, c/ Luis Ortiz Muñoz, c/ Luis Ortiz Muñoz Conjunto 1, c/ Luis Ortiz Muñoz Conjunto 3, c/ Maese Pérez, c/ El Mago de Oz, c/ Los Mares del Sur, c/ Marinero en Tierra, c/ El Nombre de la Rosa, c/ Novelas Ejemplares, ronda Nuestra Señora de la Oliva, c/ La Odisea, c/ Orfebre Cayetano González, c/ Padre José Sebastián Bandarán, c/ Párroco Antonio González Abato, c/ Perito en Luna, c/ Platero y Yo, c/ Poeta en Nueva York, c/ Poeta Manuel Benítez Carrasco, c/ Portobelo, c/ El Principito, plaza Rafael Pérez del Álamo, c/ Rimas y Leyendas, c/ Rinconete y Cortadillo, c/ Rojo y Negro, c/ Sancho Panza, c/ Los Santos Inocentes, c/ Sierra de Gata, c/ Sierra Vicaria, c/ La Sirena Varada, ctra. Su Eminencia, c/ Tierras de Rastrojo, c/ Tío Mariano Vizarraga, c/ Tucumán, c/ El Unicornio, c/ Utopía, ctra. de Utrera, c/ Victoria Domínguez Cerrato, c/ Viento del Pueblo, c/ Viridiana, y c/ Yerma.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
Conocido inicialmente como Polígono Sur, en 1990 se le rotuló oficialmente en memoria de Juan Martínez Montañés, máximo representante de la imaginería sevillana (1568-1649). El desarrollo de este sector queda marcado por la evolución de unos primitivos terrenos de labor del Cortijo de Tabladilla, junto al antiguo cauce del Tamarguillo, al camino del Tiro de Línea y a la carretera hacia Utrera. Por ellos discurría el arroyo Juncal y allí se situaba el molino de Torreblanca de la Ribera. Al tratarse de una zona fácilmente inundable fue preciso acometer obras de defensa, que ya figuran en el plano del Instituto Geográfico y Catastral de 1928. Todavía en el parcelario de 1971-73 aparecen señalizados los muros de defensa de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En 1970 el Ayuntamiento aprueba el proyecto de expropiación para posibilitar la construcción por el Ministerio de la Vivienda de bloques de pisos, que viniesen a paliar la acuciante necesidad de viviendas sociales que tenía la ciudad. En 1974 se inician las obras, cuya última fase ha sido culminada en 1983. Comprende las promociones del Instituto Nacional de la Vivienda denominadas oficialmente Barriada Murillo, Barriada Antonio Machado, Seiscientas Veinticuatro Viviendas, Ochocientas Viviendas y Cuatrocientas Viviendas, aunque todo el conjunto es popularmente conocido como las Tres Mil Viviendas. Los arquitectos autores del proyecto fueron Alfonso del Águila, Arturo Cortés Beltrán, D. Valdivieso y Rafael Arévalo; y las empresas constructoras Dragados y Construcciones y Bernal Pareja, S.A.
Su estructura casi ortogonal facilita la existencia de calles amplias, largas y de trazado rectilíneo. La barriada queda cruzada por Padre José Sebastián Bandarán y Orfebre Cayetano González. La parte occidental está perfectamente delimitada por la vía del ferrocarril que actúa de separación física y social, realzada por un muro, con Bami. Los pisos tienen una superficie útil media de 75 metros cuadrados, y el sistema de acceso y utilización de los mismos ha sido el de la venta con créditos a bajo interés, o el alquiler. La calidad de su construcción es deficiente. En ellos se aglomeran unas 50.000 personas, procedentes de los suburbios marginales de la Corchuela, la Dársena, las Pitas, Huerta de los Tres Escalones, Concha y Reina, San Gabriel, Aeropuerto Viejo, Haza del Huesero, avenida de Coria, las Lomas, el Vacie, Vereda de Valdezorras, camino de Rojas, carretera de Brenes y Cortijo de Maestre Escuela. Este desarraigo, unido al alto índice de analfabetismo y paro, ha motivado un fuerte incremento de la inseguridad ciudadana, con asalto a colegios, a particulares, comerciantes y taxistas, lo que sumado al abandono de las zonas comunitarias, escasa limpieza de sus calles, y carencia de servicios básicos como un mercado o un ambulatorio, hace de este sector uno de los más deprimidos socialmente de toda la ciudad. El escaso comercio es de tipo diario, situado generalmente en las plantas bajas de los bloques de viviendas. A pesar de las difíciles circunstancias en que la vida social se desenvuelve, se observa sin embargo un incipiente sentido asociativo en los vecinos que llegaron a constituir turnos para la vigilancia de sus viviendas y que han iniciado acciones para mejorar la convivencia y dignificar la imagen de la barriada [Miguel Cruz Giráldez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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