Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Manuel Rojas Marcos, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 24 de octubre, es el aniversario del nacimiento (24 de octubre de 1869) de Manuel Rojas Marcos, por lo que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Manuel Rojas Marcos, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Manuel Rojas Marcos es, en el Callejero Sevillano, es una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; y va de la calle San Isidoro, a la confluencia de las calles Argote de Molina, y Estrella.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La parte más estrecha era conocida como Alta, al menos desde 1839, por situarse en la zona más elevada de la ciudad; y la más ancha, cuando menos desde 1710, es nombrada como plaza de San Alberto por el convento de igual advocación allí situado, y ocasionalmente calle del Colegio de San Alberto. En 1845 Alta se extiende a toda la calle y en 1920 recibe el nombre que actualmente conserva, en memoria de Manuel Rojas Marcos (1869-1920), abogado y miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, quien vivió los últimos años de su vida en esta calle. En su arranque es una calle muy estrecha, angostura que queda acentuada por la altura de las primeras edificaciones, que alcanzan los cuatro pisos; en la parte final se abre, a modo de embudo, la antigua plazuela de San Alberto, y al fondo queda cerrada por una casa de patio sevillana, de tres plantas, de 1920. Hay noticias de su empedrado desde 1604, y es adoquinada en 1913, sistema de pavimentación que hoy conserva, si bien con piezas de pequeño tamaño en buen estado de conservación, que atestiguan una reforma reciente. Posee aceras de losetas de cemento, de amplitud variable según la anchura de la calle, y se ilumina con farolas de brazos de fundición adosadas a las fachadas.
Buena parte del caserío tradicional ha sido sustituido por casas de pisos de cuatro e incluso cinco plantas, éstas en la zona más ancha y construidas en la década de 1950. Es de destacar la núm.3, de dos plantas, en cuya fachada conserva una imagen sedente de la Virgen y el Niño, pero cuyas pequeñas dimensiones no están proporcionadas con las de la portada. Prácticamente toda la acera de los pares ocupada por el convento y la iglesia de San Alberto, de aspecto general bastante descuidado, cuya construcción quedó concluida en 1603. La portada de la iglesia está coronada con un frontón curvo partido en el que se sitúa una hornacina con una escultura que representa a San Alberto, realizada en 1626. El convento fue fundado por los carmelitas descalzos que allí permanecieron hasta la invasión francesa, siendo entonces convertido en cuartel; tras la exclaustración definitiva de 1835 se instaló la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, y posteriormente fue cedido a la orden de San Felipe Neri, que lo ocupa en la actualidad. La calle registra cierto tráfico rodado, si bien los automóviles aprovechan el pequeño ensanche para aparcar. Las únicas casas de patio que se conservan, han sido readaptadas en su uso: la núm. 3 es sede de una academia privada de enseñanza media y la núm. 6 fue Consultorio de Niños de Pecho y Gota de Leche y sede de la Jefatura Provincial de Sanidad y Dispensario de Higiene Infantil, como en su fachada rezan sendos azulejos [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Manuel Rojas Marcos, 3. Casa de tres plantas, en cuya fachada existe una imagen sedente de la Virgen y el Niño; éste perdido en parte. El patio consta de arcos de medio punto sobre columnas de mármol toscanas en la planta baja y balcones, separados por pilastras, en la superior [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Manuel Rojas Marcos, personaje a quien se le dedica dicha vía;
Manuel Rojas Marcos (Morón, Sevilla, 24 de octubre de 1869 - Sevilla, 2 de enero de 1920). Abogado y político.
Manuel Rojas Marcos nació en Morón de la Frontera el 24 de octubre de 1869. Hijo de Diego Rojas Villalón y de Carmen Marcos González-Caballos, labradores acomodados, fue el mayor de seis hermanos. Estudió el bachillerato, junto con sus hermanos, interno en el colegio malagueño de Miraflores. Aquélla fue la primera promoción de alumnos que salía de las aulas de los padres jesuitas en la barriada de El Palo, donde puede verse un cuadro de Gonzalo Bilbao recordando el evento. Allí les cogió el terremoto sufrido por esa capital andaluza. Al terminar la enseñanza secundaria cursó Derecho en la universidad de Sevilla, superando el doctorado en Madrid.
El 24 de octubre de 1898 se casó con Ignacia Lobo Vergara, que era prima suya y vecina también de Marchena, a donde los padres de Manuel Rojas Marcos se habían trasladado hacía años desde Morón. El matrimonio tuvo once hijos.
En la raya del siglo Rojas Marcos abrió bufete en Sevilla siendo todavía un abogado desconocido, tras cuatro años en Madrid formándose como pasante en el despacho de Eduardo Dato, ex presidente del Consejo de Ministros. Con el tiempo adquirió renombre por ser un letrado apuesto , elocuente , de notable inteligencia y lo que es más raro, enemigo de las intrigas políticas y demostrando en todas sus actividades una acrisolada honradez. Vivía por entonces junto a sus hermanos y el tío soltero Manuel Lobo en la calle Capuchina Nº 19. Los Rojas-Marcos mantenían estrecha amistad con Marcelo Spínola, ex párroco de la cercana iglesia de San Lorenzo, quien accedería al capelo cardenalicio en 1905. Del mismo modo trataban con frecuencia al Padre Tarín, afamado director espiritual aureolado por la santidad.
En 1903 estalló una tensa huelga de braceros agrícolas en Marchena. Manuel, el joven asesor jurídico de los labradores, se encargó de redactar un modélico pliego de alegaciones en defensa de la patronal, a fin de negociar con los obreros las condiciones laborales sin herir susceptibilidades, pues la situación social en el pueblo estaba al rojo vivo. Siendo ya obispo el cura Spínola, el prelado lo nombró abogado de Palacio. También gestionó los asuntos legales de la congregación de Sor Ángela de la Cruz. Con su trabajo y buen hacer se convirtió en uno de los más prestigiosos abogados de Sevilla, y su bufete, en los aledaños de la Alfalfa, que contaba con una docena de pasantes (entre ellos el cronista Santiago Montoto), llegó a ser "el primero entre los primeros de la capital".
En 1912 compró al conde de Bustillo el edificio de una antigua escuela en el nº 15 de la calle San Isidoro. Allí trasladó su residencia y despacho profesional.
El ideario político de Manuel Rojas coincidía con el que hoy podría ostentar una derecha relativamente moderada, versión matizada y para aquella época de la actual democracia cristiana. Siempre luchó contra el caciquismo al uso en la política española, representado por su rival en las urnas Pedro Rodríguez de la Borbolla. Tomó parte en la organización sindical católico-agraria y prefirió no afiliarse a ningún partido, salvo a la Liga Católica, con sede en la sevillana calle Rivero. En 1901, y a instancias del arzobispo Marcelo Spínola, participó en la fundación de la citada formación política, de la que fue vicepresidente y más tarde presidente.
De 1899 a 1905 llevó a cabo una intensa labor política dentro y fuera de la aludida Liga Católica. Su primer discurso tuvo lugar en un mitin celebrado en Marchena en mayo de 1899, con motivo de un viaje de propaganda que Ramon Nocedal hizo por Andalucía. Como militante de la Liga Católica se presentó a concejal en las elecciones municipales de 1905, siendo derrotado por un solo voto; tampoco lo consiguió cuatro años más tarde en las votaciones locales. En 1907 fue candidato de la Liga Católica por Sevilla en los comicios para Diputados a Cortes, pero no salió elegido en ésta ni en una segunda ocasión, consiguiendo finalmente el escaño por la capital en 1918, y en 1919 por el distrito de Marchena. Sus principales adversarios políticos fueron Cambó y el radical Alejandro Lerroux.
Antonio Maura lo quiso nombrar para la Dirección de Agricultura, pero Rojas Marcos declinó el honor. Eduardo Dato a su vez le ofreció un acta de parlamentario en el Congreso, que tampoco aceptó "para no ir a las Cortes como diputado cunero". Finalmente accedió a la tercera vicepresidencia del Congreso de los Diputados.
Por otra parte impuso el necesario orden en el Monte de Piedad, entidad de préstamo acusada de operaciones irregulares. La actual sede de El Monte en la hispalense plaza de Molviedro muestra una inscripción en mármol en recuerdo de Rojas Marcos, y también un retrato suyo pintado por Gonzalo Bilbao. Fue asimismo presidente de la Editorial Sevillana, impulsora del diario católico de noticias El Correo de Andalucía, en cuya fundación colaboró Rojas a instancias del cardenal Spínola. En dicho rotativo solía publicar escritos bajo los seudónimos de Zeta, Arsenio, V. Vara y Juan Franco.
El protagonista de esta semblanza fue hermano de la Santa Caridad así como hermano mayor de Pasión. El 6 de febrero de 1916 lo designaron para un sillón de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, y su disertación consistió en un alegato a favor del feminismo y los derechos de la mujer, defensa harto adelantada y heterodoxa en aquella sociedad asfixiante monopolizada por el poder masculino.
Murió de una meningitis a los cincuenta años, el dos de enero de 1920. Su sempiterno contrincante político, Rodríguez de la Borbolla, fletó un avión para traerle de Francia un medicamento de última hora capaz de tratar su enfermedad, pero el remedio llegó tarde.
En el curso de las exequias fúnebres, el cardenal Enrique Almaraz encareció a su viuda, Ignacia Lobo, a que uniera los apellidos de este prócer sevillano tan apreciado por el purpurado, con miras a que no se perdieran y ambos fueran ostentados por sus descendientes; y efectivamente al poco tiempo sus hijos ya se llamaban Rojas-Marcos Lobo.
La escritura notarial de herencia y partición de bienes entre los herederos de Manuel Rojas Marcos consta de 391 folios, y el patrimonio total de su legado ascendió a 950.222 pesetas con el valor adquisitivo de 1920 (Geneanet).
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La calle Manuel Rojas Marcos, en detalle:
Gota de Leche
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