El asentamiento humano en la zona de Paterna ha estado determinado en gran medida por la existencia de diversas fuentes de aguas medicinales, aprovechadas desde la antigüedad y así lo atestiguan los numerosos restos romanos aquí localizados. Las primeras noticias sobre la existencia de esta población las podemos situar en la Baja Edad Media, bajo el señorío de los Enríquez de Ribera, enmarcada en el término municipal de Alcalá de los Gazules y desde 1503 contó con su concejo, establecido por Francisco Enríquez de Ribera, por lo que mantuvo un estatus autónomo dentro del municipio de Alcalá.
La dehesa de Paterna vivió un momento de auge económico a inicios del siglo, gracias al establecimiento de la feria de ganado y al incremento de visitas a las fuentes medicinales, todo lo cual llevó a que en 1825 se lograse la segregación definitiva de su termino de núcleo alcalaíno (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La iglesia parroquial se levantó durante las primeras décadas del siglo XVI en estiló gótico mudéjar, si bien ha sufrido importantes alteraciones posteriores. Consta que en 1730 se llevaron acabo importantes obras de remodelación en el transcurso de las cuales debió añadirse la capilla del sagrario al lado de la epístola del presbiterio. Especialmente devastadores fueron los efectos del incendio sufrido por el templo en 1936, que obligaron a reconstruir buena parte de la estructura correspondiente a la cabecera.
Presenta planta rectangular y consta de tres naves, la mayor cubierta por armadura de la que sólo una zona correspondiente al coro es original, pues el resto fue reconstruido tras los sucesos de 1936.
Las naves laterales se cubren por bóvedas de aristas, que en el XVIII debieron sustituir a las armaduras originales. La capilla mayor es cuadrangular y originalmente debió cubrirse por bóveda de crucería, perdida en las reformas barrocas.
Al exterior destaca la portada lateral, configurada por un sencillo vano rematado en medio punto, sobre la que se levanta la torre, también de formas sobrias, con planta cuadrada y dos cuerpos coronados por chapitel piramidal.
En el interior cabe señalar la talla de la Virgen de la Hiniesta, obra sevillana de finales del siglo XVI, y la imagen de candelero de la Virgen de la Soledad, patrona de la población, que realizó Antonio Castillo Lastrucci en 1937. La pintura de un profeta, realizada sobre tabla recortada, puede corresponder al monumento eucarístico encargado en 1633 al escultor Felipe de Ribas, con pinturas de Sebastián de Varela y Francisco Terrón (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
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