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jueves, 26 de octubre de 2023

Los principales monumentos (Iglesia de San Sebastián; Plaza de la Constitución; y Ermita de Nuestra Señora de la Blanca) de la localidad de Villablanca, en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Sebastián; Plaza de la Constitución; y Ermita de Nuestra Señora de la Blanca) de la localidad de Villablanca, en la provincia de Huelva.
Ubicación
     Villablanca se encuentra en la comarca del Andévalo Sur-occidental de Huelva, como puerta de enlace con la Sierra de Huelva.
Reseña histórica breve
     De la Época Antigua hay pocos restos, un dolmen y un grupo de enterramientos en cistas, el Dolmen de la Tenencia, del Calcolítico, hace unos 5.000 años. Fueron los árabes de la franja suroccidental de Al-Andalus los primeros que habitaron la actual Villablanca. Tras la Reconquista, los Caballeros de la Cruz, de los reinos de Castilla y León, adaptaron la Alquería a sus necesidades repobladoras.
     La localidad fue fundada como tal en 1531, como nueva villa, para que los lugareños pudiesen oír misa, en la Carta Puebla por los Marqueses de Ayamonte. Inicialmente fue llamada Santa María de la Blanca, de cuyo nombre derivaría Villablanca, citada por primera vez en un texto emitido por el Marquesado en 1555.
Patrimonio cultural y artístico
     El edificio religioso más antiguo, anterior incluso a la fundación de la villa, y del que debe su nombre el pueblo, es la Ermita de Santa María de la Blanca, de estilo mudéjar.
     La Iglesia Parroquial de San Sebastián, realizada en el siglo XVII.
     Plaza del Pozo, que conserva en su parte central un pozo y pila, que era utilizado para dar de beber a animales.
     Plaza del Molino, que rodea un Molino Harinero.
     Plaza de la Constitución o del Concejo.
     Pinares del entorno de la Ermita.
Fiestas y tradiciones
     Romería de la Virgen de la Blanca, tercer domingo de mayo.
     Fiestas Patronales de la Virgen de la Blanca, últimos días de agosto.
     Festival Internacional de Danza, agosto.
     Fiestas de Bollopico, el domingo de Resurrección.
     Fiestas del Mercado, la tercera semana de julio.
Recursos económicos y sociales
     La agricultura y la ganadería.
Gastronomía
     Son tradicionales la caldereta de cordero y la cachola (vísceras de cerdo), pan, carnes de caza y setas (rovellones) y la repostería, como el dulce de calabaza, la coca o el arroz con almendras (Diputación Provincial de Huelva).
     Vzllablanca se encuentra a 53 Krn. de la capital, a una altitud de 100 rn. sobre el nivel del rnar. Su término rnarca el límite natural de la Tierra Llana con el Andévalo, del que participa. Cuenta con una población de 2.222 habitantes. Su economía se basa en el cultivo de los cítricos y de los fresones, aunque es importante la superficie forestal de pinos y eucaliptos.
La villa nació motivada por los planes de expansión y aprovechamiento agrícola de los marqueses de Ayamonte sobre su territorio. Francisco de Zúñiga -cuzrnán y Sotomayor y Teresa de Zúñiga y Guzmán firmaron la carta puebla por la que fundan la villa de Santa M aría de la Blanca, en la Corte del Capitán, cerca de la ermita de Nuestra Señora de la Blanca, el 16 de septiembre de 1531, y la confir­ maron en 153 7. La Puebla de Santa M aría de la Blanca tendría la rnisrna jurisdicción y régimen de gobierno que Lepe. En lo eclesiástico, su parroquia era de patronato de los marqueses, como las demás de la Vicaría de Lepe (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Iglesia de San Sebastián

     Después de un tiempo en que, al  parecer, la ermita de la Virgen de la Blanca hizo las veces de templo parroquial, se acometió, hacia el año 1612, la edificación de una nueva iglesia parro­quial para la villa, que, quizás por su situación a la entrada de la población desde Lepe y el deseo de verse protegidos de las frecuentes epidemias, se dedicara a San Sebastián. En 1618 estaba dispuesta para su uso.
     Se trata de un edificio de planta basilical, de tres naves, con cabecera tripartita, articuladas entre sí y con las naves por sendos arcos de me­dio punto. La nave central más ancha y alta que las laterales, se cubre a dos aguas, con armadura de par y nudillo la central y de colgadizo las laterales. La una y las otras, desde las obras de 1967-1968, están recubiertas al interior con techumbre plana. Las arquerías divisorias de naves se componen de cuatro arcos de medio punto sobre gruesos pilares cilíndricos, de orden tos­cano, sobre basas cuadradas, aparecidas bajo los sucesivos niveles de la solería. Los arcos moldu­rados ostentan placa en resalto en la clave. En las enjutas se perfora  el muro con un óculo entre triángulos en resalto, conforme a los modelos de Hernán Ruiz el Joven. El presbiterio se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas, mientras que las laterales lo hacen con armadura de madera a cuatro aguas, de ladrillo por tablas. Tras la capilla mayor se adosa la sacristía.
     La portada principal mira a la plaza, al este. Tiene puerta adintelada, entre pilastras y cubierta por ancho entablamento, en cuyo interior se ha colocado en 2005 un relieve de la Santa Cena, obra de José Martín Lepe Lagares. Dos ventanas y un ojo de buey iluminan el interior, desde el poniente. Una lápida recuerda que en esta iglesia se bautizó Manuel Azamor y Ramírez, Obispo de Buenos Aires y natural de esta villa, nacido el 30 julio de 1730.
     A las naves laterales se abren sendas portadas, la del Norte, que da al camino de la ermita, y la del Mar, que mira al sur, ambas adinteladas, enmarcadas en pilastras y entablamento. En la restauración de 2005 se han abierto dos venta­nas rectangulares por cada lado. El muro sur se ve reforzado por dos contrafuertes, colocados en 1727.
     La torre se eleva en el ángulo noroeste. Consta de fuste liso, cuerpo de campanas de un solo vano por cada lado, enmarcado en pilastras y entablamento, y chapitel bulboso ochavado, sobre basamento igualmente ochavado, como los de La Merced, de Ayamonte y de Cartaya. Llama la atención tanto la bulbosidad del chapitel como la forma túmida de las pilastrillas del en­tablamento, que encontramos repetido a partir de 1756 en Ayamonte (Las Angustias y Santa Clara). Pilastras, entablamento y chapitel se decoran con líneas rojas sobre el blanco de los pa­ramentos. Por la documentación consultada por Rodríguez Estévez, sabemos que la torre se debe a Francisco Paredes, maestro mayor alarife, en 1752. Una campana, fechada en 1754, está dedicada a Nuestra Señora de la Blanca.
     A los pilares de los pies del templo se adosan las pilas de agua bendita, de mármol rojo veteado en blanco, de líneas dieciochescas. En un ám­bito elevado, a los pies de la nave del evangelio, se sitúa la pila bautismal, semejante a las de agua bendita. En el paramento, pasada la puerta norte, hay un lienzo de la Virgen de la Blanca, firmado por el pintor  ayamontino D'Esury, en el año 1960.
     La capilla de la cabecera de la nave está dedicada al Sagra­rio. El retablo está compuesto por banco, cuerpo central de tres calles con estípites y rocallas y ático trilobular, de la segunda mitad del siglo XVIII.
     La capilla mayor quedará presidida, tras las obras de 2006, por el cuadro de la Asunción de la Virgen, que se puede adscribir al círculo de Juan del Castillo, de hacia 1625.
     La capilla absidial de la nave de la epístola muestra, sobre la mesa de altar, una urna de madera dorada, con el yacente, escultura en madera policromada, obra de Francisco Buiza. En un nicho abierto en el muro, está la Virgen de los Dolores, imagen de candelero para vestir, de Antonio Castillo Lastrucci, de 1943. En la nave de la epístola hay un lienzo de Ánimas, de hacia 1744, compuesto en tres niveles: en el inferior, las ánimas del Purgatorio, atendidas por ángeles que les aplican los méritos de la pasión e instrumentos devocionales, como el escapulario dominico, el rosario, el cordón franciscano, la bula de la Santa Cruzada, en la que se lee lo siguiente: «MDCCXXXXIV Bula de la Santa Cruzada concedida por la Santidad el Papa Clemente Duodécimo de felice recordación...». En el intermedio, San Miguel pesando las ánimas entre San Francisco y Santo Domingo, y en el superior, la Trinidad Beatísima entre Santa María y San José. En el colorido predominan azules y rojos. Es obra anónima, de un seguidor de Murillo.
     Detrás de la cabecera del templo se dispone la sacristía. La cajonera y el armario de madera presentan formas barrocas. Sin que se haya definido su ubicación definitiva, se encuentra en la sacristía una imagen de candelero, de hacia 1800, titulada como Virgen de las Mercedes. Su corona de plata, de aquellas fechas, luce hoy sobre las sienes de la Virgen de los Dolores.
     Aunque dispone de pocas piezas de platería, éstas son muy notables. Tiene un cáliz de plata de hacia el año 1700. Otro de plata sobredorada de estilo rococó, con base y astil mixtilíneos, y subcopa y base calados, catalogado por Palomero como obra mexicana del último tercio del siglo XVIII. De Manuel Guerrero de Alcántara hay un co­pón, de hacia 1740, y un ostensorio, con una inscripción que dice que se hizo en casa de don Manuel Guerrero de Alcántara, artista platero de la Santa Iglesia Mayor de Sevilla y de la Dignidad Episcopal, año 1739. De estilo rococó es también un portaviáticos de plata, en forma de corazón, con el relieve del Cordero apocalíptico (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     La podemos fechar como anterior al año 1730 según datos proporcionados por una lápida conmemorativa situada a la entrada.
     Posee tres naves, configuradas por dos flas de columnas con cuatro arcos formeros a cada lado, que quedan delimitados superiormente con un cielo raso. Cada nave culmina en una capilla en la cabecera y la central configura el presbiterio. La cubierta es a dos aguas.
     Destaca en el conjunto la torre con sus tres partes características diferenciadas; la caña, el campanario y el chapitel, situada a los pies al final de la nave del Evangelio. Esta presenta un tono de color que contrasta con el encalado del resto del edificio.
     En la cabecera presenta construcciones adosadas que actualmente se utilizan como guardería infantil, y almacén (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Plaza de la Constitución
 
     En la Plaza de la Constitución está situado el Ayuntamiento, cuya fachada se remata por el re­loj y la campana. En dicha plaza se levantó en 1954, Año Santo Mariano, un monumento a la Inmaculada Concepción, de mármol, sobre una columna cilíndrica. Es obra del escultor madrileño Julio López. Más próximo a la iglesia parroquial se ha levantado un monumento dedicado a los Danzadores, que ejecutan la danza de los palos ante la imagen de la Virgen de la Blanca. Es obra de José Martín Lepe Lagares, de 2005 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
 
Ermita de Nuestra Señora de la Blanca
     La ermita de la Virgen Blanca es un edificio mudéjar, de tres naves. Las arquerías divisorias de naves se componen de tres arcos apuntados, inscritos en sus correspondientes alfices, sustentados por pilares achaflanados. La nave central, más alta y ancha que las laterales, se cubre a dos aguas con armadura de par y nudillo, con tirantas y decoración de lacería. Los faldones laterales, de colgadizo, son de ladrillo por tablas. El arco triunfal, también apuntado, da paso a la capilla mayor, desviada del eje de la nave principal. El presbiterio se cubre con bóveda de ocho paños sobre trompas aveneradas. Las naves late­rales acaban en testero plano, y lucen mesas de altar de fábrica. Sobre la que preside la nave del evangelio, hay una vitrina con el simpecado de la Virgen. La sacristía, situada al lado de la epís­tola, es rectangular con techumbre a un agua con vigas, cintilla y ladrillo por tablas.
     Al exterior, deslumbran sus nítidos perfiles blancos. Por el costado exterior del lado de la epístola, hay contrafuertes triangulares. La portadita está flanqueada por pilastras toscanas. El cuerpo del edificio se cubre con tejas árabes. Emergen el volumen de la capilla mayor y del camarín, con la bóveda trasdosada. La fachada principal presenta dos arcos de medio punto que abren a un soportal. Remata el conjunto un pretil, en cuyo centro se eleva la espadaña, de un solo vano entre pilastras, con antepecho de hierro forjado, y cruz del mismo material.
     Un sencillo retablo de madera dorada, con arco de medio punto entre columnas salomónicas, sirve de marco al camarín de la Virgen, cuyo espacio se cubre con bóveda octogonal sobre trom­pas, con decoración de guirnaldas y querubes. La Virgen de la Blanca, patrona de la villa, porta al Niño en su brazo izquierdo. Es una imagen de candelero, que ha experimentado numerosas intervenciones a lo largo de los siglos. Presenta rasgos que inducen a catalogarla como obra del fines del siglo XVI. No obstante, la documenta­ción certifica, por una parte, la existencia de la advocación en el siglo XV, y, por otra, la adquisición de una imagen procesional en 1794 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Construcción de estilo mudéjar, desde cuyo enclave se divisa todo el entorno enmarcado entre pinares y con vista del mar.
     El edificio es de morfología rectangular con porche porticado en el acceso. Pertenece a la iglesias tipo de arco apuntado con alfiz (del tipo de la Iglesia de Santo Domingo en Lepe) y posee tres naves separadas con tres arcos apuntados, siendo la central más alta que las laterales. La cabecera se cubre con bóveda ochavada sobre trompas.
     Está encalada con contrafuertes de gran entidad, artesanado interior de sutil delicadeza. Su estructura interior con tres naves, separadas por pilares poligonales que acogen arcos de medio punto, enmarcados en alfiz.
     La fachada presenta dos arcos gemelos de medio punto, dos ventanitas y una sencilla espadaña.
     Según se desprende de la Carta de Puebla, en el siglo XVI se generó el pueblo alrededor de la ermita.
     En el lateral Norte se observa perfectamente un arco cegado. En el lateral Sur se distribuyen tres contrafuertes y una puerta de acceso. La ermita se cubre con techo a dos aguas. Se construyó con sistema mixto de mampostería de piedra y ladrillo.
     En su interior está "la imagen de la Virgen Blanca (que) es de candelero para vestir, 0,99 metros de alto; es una obra anónima. Viste traje blanco y manto de brocatel dorado. Luce ráfaga, corona y cetro. El Niño porta el mundo en su mano izquierda, mientras con la derecha bendice" (FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, 1996; p. 70). La talla ha sido objeto de sucesivas restauraciones desde 1741 hasta 1971.
     Se trata de un pequeño santuario de tipología mudéjar, construido posiblemente entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV, se construyó sobre una elevación cuyo horizonte visual llegaba hasta el mar, "se trataba de un templo que gozaba de gran fama entre las poblaciones vecinas, y muy especialmente en Lepe, en cuyo término se hallaba situada", (RODRÍGUEZ ESTÉVEZ, 1994; p. 82). No fue hasta bien entrado el siglo XVIII cuando la ermita se vinculó a la localidad de Villablanca. Aunque, como se ha indicado, la ermita tiene sus orígenes en el siglo XIV, ha recibido muchas aportaciones posteriores. Al principio solo tenía una nave central y unos pórticos laterales, de los que quedan como vestigios arcos de ladrillos, en los muros más tarde encalados. Posteriormente, estos pórticos se convirtieron en muros laterales. La última reconstrucción fue en 1999.
     La Ermita de Nuestra Señora de la Blanca de Villablanca fue construida por los Marqueses de Ayamonte, ya que ellos estaban a cargo de todo el marquesado: término de Ayamonte, Lepe, etc.
     El pueblo se fue construyendo después, en el siglo XVI. Por eso los cultos y todo lo relacionado con la Iglesia se celebraban en la ermita. La Parroquia del pueblo se construyó posteriormente ya que el pueblo, llamado primero Puebla de Santa María de la Blanca se fundó unos dos siglos después.
     Según la tradición, la Virgen se le apareció a un pastor de Lepe que guardaba su ganado por estos campos. La imagen tenía forma de paloma de color blanco, de ahí el nombre de Virgen de la Blanca. La paloma se posaba sobre un olivo, y fue encima de este olivo donde se encuentra el lugar más importante de la ermita: el camarín de la Virgen (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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