Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Pasarela de la Cartuja, de Luis Viñuela, y Fritz Leonhardt, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
Hoy, 6 de octubre, Memoria de San Bruno, presbítero, el cual, oriundo de Colonia, ciudad de Lotaringia, en la actual Alemania, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, aunque después, deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, donde dio origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria, en la actual Italia (1001) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Pasarela de la Cartuja, de Luis Viñuela, y Fritz Leonhardt, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
La Pasarela de la Cartuja, se encuentra entre la avenida de Torneo, y la calle Camino de los Descubrimientos; en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito de Triana.
La celebración de la Exposición Universal de Sevilla de 1992 supuso, de manera necesaria, la remodelación de las grandes infraestructuras viarias imprescindibles para acoger un evento de tales características. La ampliación del aeropuerto de San Pablo; la remodelación de la red ferroviaria con la eliminación de las barreras internas de la ciudad y la centralización en una gran estación central de pasajeros, el cambio de vía y el trazado de la red de alta velocidad entre Madrid y Sevilla con apeadero en la Isla de la Cartuja; el justificado desdoblamiento de las carreteras de enlace de la ciudad con el resto de la Península, o la construcción de nuevos puentes que resolvieran a nivel urbano y metropolitano la conexión entre las dos márgenes del Guadalquivir. En este último capítulo, Sevilla pasó de tener tres puentes fijos y uno levadizo, todos ellos en el interior de la ciudad, a seis puentes fijos urbanos, con la incorporación de la pasarela de la Cartuja, el puente de la Barqueta y el del Cristo de la Expiración, de Chapina o del "Cachorro"; uno levadizo, el de las Delicias, que vino a sustituir el Puente de Hierro o de Alfonso XIII, y dos grandes puentes metropolitanos: el del Quinto Centenario, con gálibo que salvara el uso del puerto sin necesidad de hacerlo levadizo, y el del Alamillo.
La Pasarela de la Cartuja, trazada entre la calle Torneo, a la altura de la calle Alfonso XII, hasta un extremo del Monasterio de Santa María de las Cuevas, tiene una longitud de 235 metros por once metros de ancho del tablero. Construido con estructura metálica, salva su luz con gran esbeltez contando con un único apoyo intermedio asimétrico, al estar desplazado del centro y próximo a la orilla de la calle Torneo. Se construye con estructura metálica con una viga central en T y vuelo de los tableros, también de acero. La pasarela se montó en una orilla, girándose hasta alcanzar su posición definitiva.
La apuesta del puente es la de pasar desapercibido en el entorno monumental en que se encuentra, no restando protagonismo al edificio del monasterio tan próximo. Se trata de un buen ejemplo en el que el alarde tecnológico (en este caso por su extraordinaria esbeltez ya mencionada, por salvar una gran luz con reducida fecha) no va acompañado de ampulosas formas o geometrías. Por su sencillez y contención podría definirse más como un gesto que como una ardua obra de ingeniería (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El concurso se adjudicó al proyecto presentado por el equipo internacional formado por el ingeniero Luis Viñuela Rueda y el estudio alemán liderado por el ingeniero Fritz Leonhardt.
Es una obra de ingeniería pura, ya que con modestia salva de un plumazo 170 metros de luz con 3 metros de canto. Fue récord en el Guinness de esbeltez en la relación canto - luz 1/56.
Está formado por dovelas metálicas prefabricadas, con una longitud total de 238 metros se reparte en las siguientes luces: 42.5 metros en el tramo contiguo a expo, 170 metros en el tramo central y 24.4 metros en el tramo lateral lado Sevilla.
El ancho del tablero es de 11 metros y posee un canto variable de casi 3 metros constantes en la mayoría del puente que aumenta a los 6 metros en la pila lado Expo y 1.92 m en el estribo del mismo lado.
Como curiosidad, una vez terminada la Expo, se quería que esta pasarela destinada a viandantes se usara también para el tráfico rodado, al rehacer los cálculos se comprobó que cumplía ya que estaba sobredimensionado, ante el asombro de todos los ingenieros (Alfonso José Blázquez Recio, Levantamiento, recreación virtual y proceso constructivo de la Pasarela de la Cartuja. Sevilla, 2017).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Bruno, presbítero;
El nombre del fundador de la orden de los cartujos en francés, normalmente debería escribirse Brunon, así como se escribe Bennon, Otton, Zénon. Y así es, en efecto, como se lo ha ortografíado en las biografías publicadas en 1785 y hasta en 1812, pero luego fue la forma latina Bruno la que prevaleció.
Santo internacional, nació en Colonia (no debe confundírselo con el arzobispo de Colonia que tenía el mismo nombre), Alemania, hacia 1056, vivió en Francia y murió en Italia, en el interior de Calabria.
Después de haber sido canónigo de la iglesia de San Cuniberto de Colonia, en 1056 se convirtió en maestro de la escuela adjunta a la catedral de Reims. En 1083 se retiró junto a seis compañeros a una región solitaria de Los Alpes del Delfinado, donde fundó, cerca de Grenoble, el monasterio de la Gran Cartuja, casa matriz de la orden de los cartujos. Allí sólo permaneció seis años, desde 1084 hasta 1090.
Llamado a Roma por el papa Urbano II, que había sido su discípulo en Reims, se instaló en las Termas de Diocleciano que se convirtieron en la Cartuja de Roma. Pasó los últimos años de su vida en el sur de Italia, donde después de haber rechazado la arquidiócesis de Reggio, fundó una nueva cartuja en La Torre, Calabria, que puso bajo la advocación de Santa María in Eremo. Allí murió en 1011.
CULTO
Beatificado tardíamente, en 1514, más de cuatro siglos después de su muerte, fue canonizado en el siglo XVII, en 1623. Ello explica que no ejerza otro patronazgo que el de la orden de los cartujos, que comparte con San Juan Bautista.
ICONOGRAFÍA
La beatificación tardía también explica que aunque haya vivido en el siglo XI, el arte de la Edad Media lo haya ignorado completamente. En las numerosas cartujas que han tenido un papel de primera importancia en la historia del arte, como en Champmol les Dijon, por ejemplo, o en la de Pavía, no se encuentra ninguna imagen de San Bruno.
Sólo ocupó un lugar en la iconografía cristiana a partir del siglo XV, cuando se autorizó su culto a los cartujos, y sobre todo después de su canonización en 1623. Es un ejemplo impresionante de la decisiva influencia de la fecha de canonización en la iconografía de los santos.
Está vestido con la túnica blanca de los cartujos.
Sus atributos son una estrella en el pecho, en recuerdo de la visión estelar de San Hugo, obispo de Grenoble, quien fuera avisado por siete estrellas de la llegada de los primeros siete cartujos; La mitra y el báculo bajo los pies, símbolo de su desprecio a las jerarquías de este mundo; una calavera ante la que medita; un crucifijo arborescente, porque gracias a él la cruz de Cristo fue plantada en la soledad boscosa de la cartuja; una rama de olivo, que alude al Salmo 51, que se le aplica: Ego sicut oliva fructifera in domo Dei (Yo, como olivo fructífero moraré en la casa de Dios).
A veces tiene un dedo cruzado sobre los labios que indica el voto de silencio impuesto a los cartujos por la regla.
Su iconografía es en su mayor parte francesa y española (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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