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miércoles, 18 de octubre de 2023

La pintura "San Lucas", de Hernando de Esturmio, en el Retablo Mayor, de la Capilla de los Evangelistas, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Lucas", de Hernando de Esturmio, en el Retablo Mayor, de la Capilla de los Evangelistas, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.         
     Hoy, 18 de octubre, Fiesta de San Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero carísimo del apóstol San Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden, cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida de Pablo a la ciudad de Roma (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para Explicarte la pintura "San Lucas", de Hernando de Esturmio, en el Retablo Mayor, de la Capilla de los Evangelistas, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Capilla de los Evangelistas [nº 058 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Los Evangelistas del retablo, que sufragó Sebastián de Obregón, han suplantado a San Gregorio a San Sebastián en el nombre de esta Capilla cuyo primer patrono fue Rodrigo de Santillán, del que proviene el nombre tradicional de "capilla de los Santillanes". Posee una serie de bancos a modo de coro, cuyo origen desconozco (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
     La Capilla de los Evangelistas la preside el Retablo Mayor, realizado por Hernando de Esturmio, en 1556-56, en estilo renacentista, con unas medidas de 10,12 x 5,75 m., y consta de tres calles y está compuesto por banco y dos cuerpos, cuyas piezas centrales tienen mayor tamaño, más ático.
     El programa iconográfico estuvo elaborado en su totalidad por el entonces obispo de Marruecos. Al tratarse de una capilla funeraria, es lógico que los temas representados aludieran, entre otros, a la resurrección de la carne y a santos y santas cuyo patronazgo protegían de una muerte fulminante, además de actuar como intercesora para no expirar sin haber recibido los santos sacramentos, como es el caso de Santa Bárbara o el ejemplo de Santa Catalina, protectora de los moribundos. La Misa de San Gregorio contribuye a reforzar esta idea; a San Gregorio se le atribuía la virtud de aliviar el sufrimiento de las almas en el purgatorio. Es curioso señalar cómo algunos de los santos, aparte de este matiz de intercesor, reúnen en su persona un carácter erudito, como es el caso de San Gregorio, patrón de los sabios, o Santa Catalina, cuyo duelo filosófico contra cincuenta doctores le habría valido el homenaje de toda la clerecía. Todo el programa es bastante medieval en su concepción. Esto es apreciable en la elección de uno de los temas principales como la Misa de San Gregorio, muy representado desde el siglo XV y abandonado a partir del XVI. El tratamiento de las imágenes está resuelto bajo el signo clasicista; la impronta flamenca de su autor está presente en el conjunto del retablo, dejándose ver sobre todo en la recreación de los detalles de objetos, como el atril de la Misa de San Gregorio, que recuerda a la custodia de Teruel, joyas, superficies y, sobre todo, en los elementos naturalistas del paisaje (vegetación).
     En líneas generales, es un retablo en el que predomina el sentido armónico y proporcionado. Las imágenes buscan la contención y sólo se observan en las figuras secundarias de la tabla de la resurrección personajes más caricaturescos de tradición flamenca.
     San Lucas (2,88 x 1,61 m, óleo sobre tabla) se representa rodeado de una orla de nubes como una aparición celestial que se posara sobre los troncos de varios árboles situado en la cima de un monte.
     El protagonista está recogido sentado, en primer plano y de cuerpo entero. Se muestra concentrado y ensimismado examinando la pluma con la que escribe sus evangelios, apoyando una pierna sobre la otra, en un imposible contraposto. A su lado aparece un libro cerrado y la mitad de la figura de un toro o buey, animal con el que generalmente se asocia su iconografía, apareciendo bajo todos estos una lechuza, símbolo de la sabiduría en sentido positivo y en sentido negativo la oscuridad, y por extensión el diablo.
     Su actitud gestual y las facciones de su rostro son enérgicas, al igual que la disposición de los pliegues de su vestimenta, siendo los colores escogidos para la composición, de tonalidades muy frías. Bajo el trono de nubes, en el ángulo inferior derecho para ayudar a crear sensación de espacialidad, está representada en la lejanía una visión de una idílica ciudad.
     Su figura deriva de un grabado de Agostino Veneciano al que se le han añadido detalles procedentes de otro de Aldegrever.
     Fue costeado por Don Pedro de Santillán, Arcediano de Écija y fundador de esta capilla, siendo concertado con Esturmio por el obispo de Marruecos don Sebastián de Obregón, quien como heredero de este canónigo, se encargó de la decoración de su capilla funeraria. El origen de este retablo hay que situarlo pues en el encargo realizado por el Obispo de Marruecos, Sebastián de Obregón, en nombre del
canónigo Pedro de Santillana que era el patrono de la capilla. Según aparece en los Anales de Ortiz de Zúñiga, la capilla fue dotada en 1530 por el Arcediano de Écija Rodrigo de Santillán para sus parientes y linajes sucesivos. El retablo se contrató el 27 de mayo de 1553 entre el pintor Hernando de Esturmio, pintor flamenco, vecino de la collación de San Andrés, y el canónigo de la catedral y obispo de Marruecos Sebastián de Obregón.
     En una etapa no determinada, probablemente en época neoclásica fue alterada su arquitectura, sin cambiar su ordenación, siendo restaurado en 1928.
     En 2005, el retablo y las pinturas fueron el objeto de un estudio e intervención por parte del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH).
     La intervención comprendió los tratamientos de conservación-restauración tanto de la arquitectura lignaria como de siete de la diez pinturas que lo componen: "San Juan Bautista, San Antón y San Sebastián" calle central del banco, "Misa de San Gregorio" calle central del primer cuerpo; "San Marco" lateral derecho del primer cuerpo; "San Mateo" lateral izquierdo del segundo cuerpo; "Resurrección de Cristo" calle central del segundo cuerpo; "San Juan" lateral derecho del segundo cuerpo y "Espíritu Santo" en el ático. Ya en su momento, se intervino sobre las dos pinturas laterales del banco y la situada en el lateral izquierdo del primer cuerpo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).   
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de San Lucas, evangelista;
HISTORIA Y LEYENDA
   Entre los cuatro evangelistas, Lucas es, con San Marcos, uno de los dos que no pertenecían al colegio de los Doce Apóstoles.
   Se presenta con tres aspectos diferentes: médico, evangelista y retratista de la Santísima Virgen.
   Era un judío helenizado, nacido en Antioquía, Siria (Lucas Syrus, natione Antiochensis), donde, según San Pablo y San Jerónimo, ejerció la medicina (arte medicus). En todo caso no parece haberse asentado en su profesión porque no resulta más indulgente que San Marcos hacia los médicos que intentaban curar sin éxito a la Hemorroisa.
   Convertido por San Pablo, se convirtió en su discípulo favorito y lo acompañó en su peregrinación a Grecia y a Italia. Naufragó con él en las costas de la isla de Malta. Desde allí se dirigió a Roma donde habría asistido a los martirios de San Pedro y San Pablo.
   En este periodo habría redactado el Tercer Evangelio y consignado sus viajes en los Hechos de los Apóstoles, aunque se cuestione por razones de lengua y de estilo que esas dos obras procedan de un solo autor.
   Después de la decapitación de su maestro, habría continuado predicando el Evangelio en Egipto y en Grecia, y habría sido crucificado en Patras, junto a San Andrés. Según otra tradición, tan dudosa como la anterior, habría muerto en Damasco.
   La leyenda que lo representa como el pintor de la Virgen no es anterior al siglo VI. Los Hechos de los Apóstoles no dicen que fuera pintor, y por otra parte, la pintura estaba prohibida a los judíos. Se han ofrecido dos explicaciones . Es posible que esta fábula haya nacido o se haya visto acreditada por el hecho de que el Evangelio según San Lucas es el que contiene más detalles acerca de la Vida de la Virgen. Por otra parte, como los retratos atribuidos a San Lucas en realidad datan de una época muy posterior, se ha supuesto una conclusión de nombres con un pintor florentino del siglo IX que se llamaba Luca y a quien, a causa de su piedad, se lo motejó il santo. Cuando se avivó su recuerdo, se imaginó que ese Santo Luca era San Lucas Evangelista. Sea como fuere, ninguno de los retratos de la Virgen atribuidos a San Lucas puede ser suyo. El más célebre, que se venera en la basílica de santa María la Mayor, en la capilla paulina, es una Virgen bizantina del siglo XII.
CULTO
   Las reliquias de San Lucas, que se conservaban en Patras, en el Peloponeso, presunto lugar de su martirio, en 357 habrían sido trasladadas a Constantinopla, y depositadas solemnemente, junto a las de San Andrés, en la basílica de los Doce Apóstoles.
   En Francia hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. La de Châteauroux, en Berry, es una excepción.
   Hacia finales del siglo VI, San Gregorio Magno recibió en Roma la cabeza de San Lucas. Y otros fragmentos menos importantes fueron recogidos por la iglesia de Santa Justina de Padua. Uno de los dedos de San Lucas fueron forma parte del tesoro de la catedral de Sens. 
   Un viajero francés contemporáneo de Enrique IV, Jean Baptiste du Val, cuenta en su Diario que en Italia se mostraban dos cuerpos de San Lucas, uno en la iglesia de Saint Job, en Venecia y el otro en la iglesia de Santa Justina de Padua. "Lo cual genera muchas dudas, puesto que Toulouse se vanagloria de tener ese mismo cuerpo en Francia."
   San Lucas era reivindicado por numerosas corporaciones: los médicos y cirujanos a causa de su primer oficio, los notarios porque escribió su Evangelio y los Hechos de los Apóstoles al dictado de San Pablo, los carniceros y los encuadernadores (Flandes) a causa del buey que le sirve como atributo y cuyo cuero se emplea en la encuadernación de los libros.
   Pero ante todo era el patrón de los pintores e iluminadores, quienes honraban en él al retratista de la Santísima Virgen. A dicho título, se benefició de la creciente popularidad de su modelo, la Virgen María. Todos los gremios de pintores se pusieron bajo su advocación a partir del siglo XV, y más tarde adoptaron el título de Academia de San Lucas. La más antigua, la de Roma, data de 1588, la de París, fundada en 1649, sobrevivió hasta la Revolución Francesa, en competencia con la Academia Real de Pintura.
ICONOGRAFÍA
   Las representaciones de San Lucas pueden clasificarse en dos rúbricas: el Evangelista y el Pintor de la Virgen. El médico no ha interesado a los artistas. Como Evangelista, San Lucas tiene como atributo un buey, con o sin alas. ¿De dónde procede este símbolo? Según algunos, del hecho de que el Evangelio de San Lucas insiste en el sacerdocio de Jesucristo, y el buey es animal de sacrificio en la antigüedad. Según otra explicación, el buey corresponde a la primera letra del alfabeto hebreo, aleph, que se habría aplicado a San Lucas porque éste declara que Jesús es alfa y omega, el principio y el fin. El buey suele estar acostado a los pies de San Lucas. A veces, para volverse útil sirve de soporte a su tintero, como el águila de San Juan.
   En ciertas miniaturas y letras ornamentadas de la alta Edad Media, se representa a los evangelistas con las cabezas de los animales que les corresponden: a San Lucas se lo ha representado con una cabeza de buey en un Evangeliario carolingio del siglo IX (Biblioteca de Boulogne sur Mer).
   En el arte medieval, el atributo más frecuente del santo sigue siendo el buey que simboliza la Pasión de Cristo y al mismo tiempo el espíritu de sacrificio de los cristianos.
   El arte de la Contrarreforma, después del concilio de Trento tendió, por el contrario, a sustituir a ese rumiante simbólico, al cual sin duda se reprochaba el tener escaso decorum, por el retrato de la Virgen.
   No obstante, los dos atributos no se excluyen y con frecuencia se combinan. Por ejemplo en un postigo del tríptico de Stephan Lochner en el Museo de Colonia, donde el santo, acompañado por un buey alado, tiene un icono de la Virgen en la mano.
   En un fresco de Pinturicchio, en Santa María del Popolo, la cabeza del buey sirve de caballete al pintor. En una de las pechinas de la cúpula de Sant' Andrea della Valle, Dominichino evoca la figura de San Lucas entre el buey y el retrato de la Virgen que presentan dos ángeles.
   En su cuadro del Louvre, Annibale Carracci caracteriza a San Lucas depositando una paleta y un pincel a sus pies.
   Cuando San Lucas es homenajeado como pintor, se lo representa en su taller, generalmente solo, mientras como autor de uno de los Evangelios, tiene su lugar junto a los otros tres evangelistas en las pechinas de las cúpulas o en los paneles de los púlpitos (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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