Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

sábado, 31 de diciembre de 2022

Los principales monumentos (Aduanas; Ayuntamiento; Capilla del Socorro; y Capillitas y Hornacinas) de la localidad de Ayamonte (I), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Aduanas; Ayuntamiento; Capilla del Socorro; y Capillitas y Hornacinas) de la localidad de Ayamonte (I), en la provincia de Huelva.
Ubicación
     Situada en el litoral atlántico de la provincia, al oeste de la frontera con Portugal, se separa de ésta por el Río Guadiana.
Reseña histórica breve
     Esta zona ha estado poblada desde la Edad del Bronce. Los íberos se asentaron en la parte alta de la ciudad que denominaron "Aya" (monte), dominando la desembocadura del Río Guadiana.  Los Tartessos mantuvieron su denominación.  Se cree que éstos se asentaron en la zona de Punta del Moral (donde abundaban caños de agua).  Los romanos lo llamaron "Aya Montis" (el monte de Aya).  De esta época solamente quedan restos de una fortaleza.
     En el siglo XIII Sancho II de Portugal la conquistó a los árabes cediéndola a la Orden de Santiago. Posteriormente fue concedida en la dote nupcial de Beatriz de Portugal por el rey Alfonso X el Sabio. En los siguientes siglos fue pasando de manos portuguesas a españolas, hasta que en 1335 por el Tratado de Badajoz pasó a la corona de Castilla y Alfonso XI la cedió al condado de Niebla.
     La revuelta popular de intento de segregación de Andalucía en reino independiente el Marqués de Ayamonte
      En 1664 Felipe IV le concede el título de Ciudad.
     El paso de frontera entre España y Portugal se realizaba en un transbordador para personas y vehículos, y en 1992 se inauguró el Puente
Patrimonio artístico y cultural
     Iglesia del Salvador, del siglo XVI.
     Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias
     Convento de San Francisco.
     Convento de Santa Clara.
     Capilla del Socorro.
     Capilla de San Antonio.
     Capilla de Nuestra Señora del Carmen.
     Ermita de San Sebastián.
     Palacio del Marqués de Ayamonte.
     Casas del núcleo urbano, conocidas como "Los Brasiles".
     Mirador de La Villa.
     Molino de El Pintado.
Fiestas y tradiciones
     Semana Santa en Ayamonte.
     Carnaval de Ayamonte, mes de febrero.
     Procesión de la Virgen del Carmen de Isla Canela, 15 de Julio.
     Fiestas del Salvador, primera semana de Agosto.
     Fiestas Patronales de Nuestra Señora de las Angustias, la segunda semana de Septiembre.
     Fiesta de Nuestra Señora de las Angustias, día 8 de Septiembre
     Fiestas de San Antonio de Punta del Moral.
     Festival Internacional de Música Clásica, mes de agosto.
Recursos económicos y sociales
     La pesca, la acuicultura, la industria conservera, la agricultura y el turismo.
Gastronomía
     La tradición marinera se hace patente en los platos elaborados con productos del mar, como la raya en pimentón, atún a la ayamontina, sardinas asadas, los mariscos como la gamba fresca de la costa y las conservas, así como la famosa mojama y las salazones.
     Cabe destacar también los dulces, en particular la coca ayamontina, típica de Semana Santa (Diputación Provincial de Huelva).
      Ayamonte es conocido en los itinerarios romanos como Ostium Fluminis Anae, las bocas del río Anas. El municipio de Ayamonte está situado en el extremo suroeste de la provincia de Huelva, en la desem­bocadura del río Guadiana, a 52 kilómetros de la capital. El desarrollo urbano viene condicionado por su ubicación sobre una colina, derramándose por su falda. Su proximidad con Portugal y su carácter fronterizo han influido claramente en su historia. El topónimo Ayamonte aparece en su forma actual en el Libro de la Montería, del rey Alfonso XI, hacia 1344. En la Cantiga CCLXXIII es denominado por Alfonso X «Aimonte, riba d'a Guadiana».
     De la época romana nos han quedado algunos vestigios, como son el edificio funerario de Isla Canela, que formaría parte de un vasto complejo en el que se incluiría la factoría de salazón del pescado, y los restos arqueológicos del castillo, sobre cuyos fundamentos se construyó la fortaleza árabe. En 1238/1239, el rey Sancho II de Portugal conquistó Ayamonte y sus anejos, y los donó en 1240 a la Orden de Santiago. Es ocupada de nuevo en 1249 por el rey portugués Alfonso III, dando lugar a sucesivos enfrentamientos entre portugueses y castellanos por el control de la comarca. De nuevo pasa a la corona de Castilla en 1267, cuando queda fijada la frontera en virtud del Tratado de Badajoz, aunque seguía bajo el señorío de la Orden de Santiago. En 1287, Sancho IV vende Ayamonte y sus tierras a doña María Coronel, esposa de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, con lo que fue incorporado a las posesiones de los Guzmanes.
     En 1396 se convierte en cabecera de un señorío jurisdiccional. A comienzos del siglo XV, Ayamonte, Lepe y La Redondela fueron permutados por la Orden de Santiago con Pedro Ponce de León, quien, a su vez, transfirió las villas a don Alonso de Guzmán, conde de Niebla. En 1458, por privilegio del rey Enrique III, fue segregado el territorio por don Juan de Guzmán III, conde de Niebla, para dársela a su hija Teresa de Guzmán, quien la aportó en dote a su casamiento con don Pedro de Zúñiga, hijo del duque de Béjar y señor de Gibraleón. En 1475, los Reyes Católicos otorgaron a Pedro de Zúñiga el título de conde de Ayamonte. En 1521, el emperador Carlos I concedió a Francisco de Zúñiga y Guzmán II el título de marqués y señor del estado de Ayamonte.
     En el siglo XVI, la actividad comercial de Ayamonte era incesante. Atracaban en su puerto navíos de gran tonelaje, y la villa esta poblada de alemanes, flamencos, franceses, sin olvidar los esclavos y esclavas de color, procedentes de Indias y de la isla de Santo Tomás, que originaron un cierto mestizaje. Al comercio europeo se añadía las constantes expediciones de marinos y comerciantes a América.
     Los años 40 del siglo XVII estuvieron marcados para la casa de Ayamonte por la conjuración portuguesa y por el intento de independencia andaluza. Parece ser que el marqués de Ayamonte, Manuel Silvestre de Guzmán, avisó su primo político, Juan IV de Portugal, de la operación que se tramaba para recuperar Portugal, y, a su vez el rey portugués prestó todo su apoyo al marqués de Ayamonte para conspirar, más que contra Felipe IV, contra su valido, el Conde Duque de Olivares. El marqués de Ayamonte y el conde de Niebla pretendían que Andalucía fuera un reino soberano. La conspiración de Portugal fue descubierta en diciembre de 1640, y en verano de 1641 se descubría la andaluza. El marqués de Ayamonte fue condenado a muerte y ajusticiado en 1648. No obstante, el mismo monarca Felipe IV concedió a Ayamonte en 1664 el título de muy noble y leal ciudad, por su participación en la defensa de la frontera, en su intento de recuperar Portugal.
     Vuelve a tener un protagonismo en los acontecimientos nacionales a la llegada de los franceses a España. En Sevilla se crea la Junta Suprema Nacional, pero, ante la presión francesa, la Junta sale de Sevilla y se establece en Ayamonte, denominándose junta Suprema de Sevilla en Ayamonte. La Junta imprimió en 1810 la Gaceta de Ayamonte, Boletín Oficial del Gobierno en el exilio, que, más tarde, al trasladarse la junta a Madrid, se denominaría la Gaceta de Madrid, que luego sería el actual BOE.
     Junto con Lepe y La Redondela, estuvieron bajo la jurisdicción episcopal de Silves (Portugal), por concordia entre la Orden de Santiago y el obispado de Silves de 19 de abril de 1263, hasta 1351 en que se reconocen los derechos espirituales a la iglesia de Sevilla. No obstante, permaneció como iglesia de patronato, bajo los marqueses de Ayamonte, bajo la jurisdicción episcopal de Sevilla, situación que perduró hasta la extinción de los señoríos.
     El paisaje urbano de Ayamonte está lleno de atractivo y singularidad. La diferencia de alturas entre la Villa y la Ribera, el blancor deslumbrante, con abundantes reflejos azules, y el uso generalizado de terrazas, ha proporcionado infinidad de perspectivas a los pintores ayamontinos. Es notable la influencia de la arquitectura gaditana del siglo XVIII, por las relaciones comerciales y personales de Ayamonte con Cádiz y Sanlúcar.
     El núcleo primitivo de la población se generó, posiblemente por motivos defensivos, en la zona alta del casco urbano, en el barrio medieval de La Villa, coronado por el castillo. A su amparo se situaba la parroquia del Salvador. Para la protección contra las epidemias, se construyó la ermita de San Sebastián, en un extremo de la población. También en alto se hallaba la ermita de San Benito y la de San Roque, hoy cementerio. Cercano a la parroquia fue edificado el Hospicio de Niños Expósitos o Casa Cuna, con su iglesia dedicada a Ntra. Sra. del Socorro. Bajando la calle Galdames, eje del barrio, un pilón recuerda la actividad agrícola de sus habitantes. Finalmente, el barrio llega a besar el Guadiana, con la construcción del convento de San Francisco. Como avanzadilla en la defensa de la población del barrio, se construyó el baluarte de Buscarruidos.
     Como en el caso de Huelva, el auge demográfico y económico de Ayamonte desde la Baja Edad Media y durante el siglo XVI, motivó que el municipio se extendiera por la parte baja de la ciudad, o barrio de La Ribera, que, con el tiempo, se convertiría en el centro comercial y económico. En él se construye la parroquia de Las Angustias, defendida por el baluarte de su nombre. El barrio quedaba consolida­do a mediados de la décimasexta centuria. A la collación de Las Angustias pertenecen el convento de La Merced y la ermita de San Antonio. En sus proximidades se abre el amplio espacio de la Plaza de la Laguna, presidida por el edificio del Ayuntamiento. Y, en su entorno, se desarrollan las principales calles comerciales de la ciudad.
     El auge de la población obligó a extender el caserío más allá del estero de La Ribera, por la zona conocida como el Salón de Santa Gadea, para cuya asistencia religiosa se ha edificado el templo parroquial de San Vicente de Paúl, según proyecto de Gonzalo y Pablo Cano Romero, de 1997.
     Otras entidades menores de población son las barriadas de Isla Canela, Punta del Moral y Pozo del Camino (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Ayamonte se asienta mirando al mar y al Guadalquivir. Y de este emplazamiento surge su realidad fronteriza y su vocación marinera. Ayamonte es villa histórica, puerto pesquero, límite territorial con Portugal y centro turístico. Por las calles de su cuidado caserío se oyen conversaciones en portugués, castellano e inglés.
     La ruta por el centro histórico de Ayamonte puede iniciarse en el paseo de la Ribera, espacio próximo al puerto deportivo que se halla sembrado de palmeras y bancos. La calle Rodrigo de Jerez nos sitúa frente a los sillares de la Casa Grande, edificio que fue mandado construir por don Manuel Rivera en 1745 a semejanza de las mansiones de la nobleza gaditana. Luce fachada que se adorna con molduras y labores de forja, y se organiza alrededor de un patio con arcos muy esbeltos y profusión de ventanas enrejadas. La casa Grande, convertida en centro cultural, alberga una colección de pintura contemporánea y un conjunto de cuadros que estaban repartidos por diversos centros. Entre ellos destacan las tablas flamencas que integraban el retablo mayor de la parroquia del Salvador. Fueron pintadas a mediados del siglo XVI por el artista Jan Sanders van Hemesen y recogen escenas de la pasión y muerte de Jesús.
     En una de las calles laterales se alza la capilla de San Antonio, fundada a finales del siglo XVII por el gremio de marineros. Una sencilla espadaña remata la fachada principal de una fábrica cuyas líneas exteriores se remarcan con fuerza sobre el azul del cielo. Contiene la imagen del Cristo de las Aguas, tallada a finales del siglo XVI por autor desconocido. Cerca se halla el templo de la Merced, que forma parte del gran recinto conventual fundado en 1640. En el interior se guarda un retablo barroco realizado por artistas portugueses y la imagen El Cristo de la Buena Muerte, ejecutada alrededor de 1635 y atribuida a la escuela sevillana. En una de las capillas se ha formado el Museo de la Hermandad de la Buena Muerte, que atesora piezas relacionadas con esta cofradía. Cuenta también con el antiguo claustro, rehabilitado tras décadas de abandono, que hoy se co­noce con el nombre de edificio Jovellanos y acoge en el primer piso el Museo Cofrade, que reúne carteles, documentos, fotos y hábitos de la Semana Santa de Ayamonte.
     La calle Huelva que venimos siguiendo deleita al paseante con el regalo de sus fachadas encaladas y la sor­presa de encontrar hornacinas con imágenes o pinturas piadosas que refulgen en el blancor de la pared. Pronto se desemboca en la plaza de la Laguna, centro vital de la ciudad, que ofrece sombra y descanso. La sombra es regalada por las 23 esbeltas palmeras que rodean el perímetro; y el descanso, por los bancos adornados con azulejos que recogen motivos de la historia local. En uno de los lados extiende su armónica fachada el edificio del Ayuntamiento. La puerta principal, abierta entre pilastras toscanas, invita a asomarse a un patio con fuente, columnas de mármol, zócalo de azulejos y rejas de mucha floritura que permite imaginar cómo eran los interiores de las casas nobles de Ayamonte.
     Desde la plaza citada nos desplazamos a la parroquia de las Angustias, templo con ínfulas de catedral que domina el barrio de la Ribera. Se cree que su construcción se inició en el segundo cuarto del siglo XVI, pero luego, en el XVIII, sufrió una completa reforma que adoptó trazas neoclásicas al llegar a la fachada. Anterior­mente, en el XVII, un baluarte artillero integrado en la muralla rodeó parte de la iglesia con el fin de reforzar las defensas de la villa y proteger la integridad del edificio frente a los ataques procedentes del Guadiana. Guarda la iglesia un rico patrimonio artístico, en el que destaca la imagen de San Diego de Alcalá tallada por Martínez Montañés y el retablo mayor -renacentista con tendencias protobarrocas- que fue contratado en 1644 con el escultor sevillano Matías Fernández Cardoso y en el que intervino el maestro ensamblador Andrés Díaz. En su hornacina central se venera el grupo escultórico de la Virgen de las Angustias, obra anónima de madera policromada ejecutada en el siglo XVI. Es la patrona de la ciudad. En el centro del retablo se encuentra el camarín de la Virgen, de estilo rococó, que fue construido en 1760. No se debe olvidar el artesonado que, desde la segunda década del siglo XVII, cubre la capilla mayor, calificado por los especialistas como el más interesante en su género de la provincia por la vistosidad de la policromía y la variedad de traza.
     Prosiguiendo el recorrido por Cristóbal Colón, se llega al convento de Santa Clara, fundado en 1639 y ocupado desde el siglo XIX por las Hermanas de la Cruz. Muestra en una de las fachadas un azulejo explicativo de su historia y en otra una ventana geminada, elegante y aérea, sutil como un suspiro. La calle Manuel Lerdo de Tejada, que discurre paralela a las aguas del Guadiana, nos sitúa en el lugar donde estuvo el convento de San Francisco. Se fundó en 1527 y de él quedó, tras el terremoto de Lisboa, sólo la única nave que tenía la iglesia monástica. Se conservó así un valioso artesonado mudéjar y un retablo que tiene la calle central ocupada por el sagrario y dos imágenes. En la mazonería se exhi­ben 16 pinturas sobre lienzo, cuyo autor se desconoce, que reflejan figuras de vírgenes, diáconos y santos y que, por el lenguaje manierista que profesa, se puede fechar a finales del siglo XVI. En 1610 hizo el trabajo de carpintería el artífice local Manuel Lamprea. Otros elementos de interés guarda el templo: inscripciones con textos del libro de los Salmos y, a ambos lados del presbiterio, pinturas que representan los escudos de armas del marqués de Ayamonte y la casa de Béjar.
     Muy cerca de San Francisco abre sus puertas el palacio del marqués de Ayamonte, enorme caserón que casi ha borrado exteriormente sus rasgos nobiliarios y hoy sirve de estudio y de museo al pintor Florencia Agui­lera. Grandes rejas protegen los espacios abiertos en la fachada horizontal. Se puede visitar tanto el espacio de trabajo del artista ayamontino como el patio de la Jabonería, que debe su nombre a haber sido inicialmente patio de caballos y luego fábrica de jabón. Hoy hace funciones de auditorio.
     Adosada a San Francisco se encuentra la capilla de la Soledad, que se ha convertido en la Casa Museo Hermandad de la Soledad, lugar donde se expone el patrimonio artístico-religioso atesorado por los cofrades a lo largo de los siglos.
     El llamado barrio de la Villa (parte alta de la ciudad, que en el medievo configuró el núcleo principal del caserío) concentra un grupo de edificios singulares. Se aconseja visitar la ermita de San Sebastián, que fue construida en torno al año 1500 y conserva de la época una portada de ladrillo con arco conopial; el llamado Pozo Nuevo, que suministraba agua a la población al menos desde el siglo XVI; el que a partir de 1674 fue hospicio de Niños Expósitos y más tarde Casa Cuna, complejo asistencial cuya capilla, consagrada a la Virgen del Socorro, alberga un retablo mayor del siglo XVIII; y la parroquia del Salvador, que fue levantada en el siglo XV y luce portada renacentista, torre barroca e interior de estilo mudéjar con tres naves.
     El itinerario por el casco histórico finaliza en el Parador. Está asentado sobre los restos de un castillo que estuvo ocupado por romanos y árabes. Desde los jardines se contempla la línea divisoria del Guadiana, el puente que comunica España y Portugal y las torres y tejados de Ayamonte. Al borde de la N-431 abre sus puertas desde 2008 el Ecomuseo Molino el Pintado, enclavado dentro del Paraje Natural Marismas de Isla Cristina. En el centro se invita a conocer el espacio natural, así como la historia y el funcionamiento del molino mareal.
     Pero Ayamonte también es villa marítima y pesquera. Ejercicio obligado es recorrer la avenida Muelle de Portugal, contemplar la anchura del estuario y sumergirse en el olor a sal y a trabajo abnegado. En la lonja tienen lugar las diarias subastas de pescado y del muelle salen los ferrys que se dirigen a Villa Real. El puerto deportivo se encuentra ubicado en la desembocadura del Guadiana, en las aguas tranquilas de la dársena. Allí, sobre el azul del agua, balancean su espera los barcos.
     Isla Canela y Punta del Moral son los dos núcleos turísticos que se han desarrollado en las playas de Aya­monte. Antes de llegar a ellos se apresuran a saludar al visitante la torre de Canela (siglo XVI) y el mausoleo romano. Luce la torre almenara una gallarda forma circular en medio de unos terrenos todavía no urbanizados, recordando que fue mandada construir por Felipe II para defender la costa de la invasión de los piratas. El mausoleo romano se esconde a orillas de la carretera que conduce a Punta del Moral. Puede fecharse en el siglo IV y presenta una cubierta de teja a dos aguas, algo raro en este tipo de monumentos funerarios. Quizás también hoy la torre desea proteger las fincas colindantes de una construcción desaforada. Pero debe decirse que tanto Isla Canela como Punta del Moral pueden ponerse como ejemplos de desarrollo turístico riguroso, contenido y hasta respetuoso con el entorno. Se ha cuidado también la estética de los nuevos edificios, que presentan toques de apariencia andalusí. Un paseo marítimo que se acerca a los 4,5 km de longitud, interrumpido por una zona verde con vocación de parque, une los dos núcleos urbanos (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guiarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012). 
     Privilegiada ciudad de poético nombre que se mece a orillas del Guadiana, en las proximidades de su desembocadura, importante puerto pesquero y paso fronterizo con Portugal.
Historia
     Poblada desde la Edad del Bronce, su nom­bre deriva del griego Anapotamon, que sig­nifica "sobre el río". De la época romana quedan las huellas de una fortaleza y el nombre con el que la denomina el Itinerario de Antonino: Ostium Fluminis Anae.
     En 1239, Sancho II de Portugal cedió la villa a la Orden de Santiago, tras conquistársela a los árabes. En 1335, después de su paso a la corona de Castilla por el Tratado de Badajoz, Alfonso XI la cedió a los Guzmanes del condado de Niebla. Felipe IV le concedió el título de ciudad en 1664. Participó activamente en la Guerra de la Independencia, colaborando en el éxito de las operaciones que el general Copons llevó a cabo en la zona.
Fiestas
     El Carnaval, prohibido en 1937 y recuperado a partir de 1975, goza de un gran prestigio en toda la región. Cuenta con concurso de comparsas y chirigotas, baile de disfraces, entierro de la sardina cabalgata. El 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, tiene lugar la procesión marítima con la imagen de la Virgen. Del 6 al 10 de septiembre se celebran las fiestas patronales en honor de la Virgen de las Angustias, con gigantes y cabezudos y corridas de toros.
Gastronomía
     En su mesa, de clarísima vocación marinera, sobresalen platos como la raya en pimentón, los chocos a la ayamontina, choco asado y aliñado en trozos pequeños con vinagre, cebolla, pimiento, aceite y sal, y las coquinas al ajillo.
Visita
     En Ayamonte se pueden distinguir tres zonas bien diferenciadas: el casco histórico, Isla Canela y la Punta del Moral.
     En el casco histórico resalta en primer lugar la gracia y el colorido de su caserío, con ejemplos de resonancia bajo medieval como el barrio de la Villa, las antiguas casas de indianos que se reparten por toda la ciudad y los denominados brasiles, casas de amplia superficie con un gran patio central, pintadas de blanco y añil. De la época romana y árabe sólo quedan los restos de un castillo, sobre los que hoy se asienta el Parador de Turismo. En la plaza de su nombre, en pleno barrio de la Villa, se encuentra la iglesia parroquial del Salvador. Construida en 1440 sobre los cimientos de una antigua mezquita, en estilo renacimiento, cuenta con tres naves y una hermosa torre barroca. Fuera de este barrio, camino del muelle norte por las calles Galdamés y Ciprés, se alcanza la plaza de San Francisco, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, obra de fines del siglo XIV, de una sola nave con cubierta de madera, tipo propio de la escuela sevillana del siglo XIV, declarado Monumento Nacional.
     En el número 2 de la misma plaza, prácticamente al lado del templo, se localiza el palacio del Marqués de Ayamonte, en el que tiene su estudio, visitable, el pintor Florencio Aguilera. Desde el palacio, entrando por la calle San Roque y dejando a un lado la plaza de toros, se llega a la plaza de Santa Clara, donde se alza la iglesia del convento de las Hermanas de la Cruz, antes de las Clarisas, bello edificio gótico. Cami­nando paralelamente al muelle de Portugal, se deja atrás la plaza de la Laguna, donde se encuentra el Ayuntamiento, y se llega a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Angustias, situada en la plaza de su nombre. Se trata de un notable edificio de planta basilical, de 1576. En el retablo mayor se halla el camarín con la imagen de la patrona de la ciudad.
Alrededores
     Isla Canela es la zona de playas y principal­ mente turística, encontrándose actualmente en pleno desarrollo, al contar con un proyecto que pretende convertir el lugar en la Venecia del Atlántico. La Punta del Moral es un poblado de pescadores cuyas arenas, en las bajamares del verano, se cubren enteramente de estrellas de mar (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Aduanas
     Fue levantado en el Muelle de Portugal, en el lugar conocido como El Baluarte. El solar puesto a disposición de Aduanas por el Ayuntamiento, en 1945. El proyecto y la construcción corrió a cargo del Estado. El edificio consta de dos plantas, y resulta una interesante mezcla de arquitectura local, por el horizontalismo y el juego de simetrías de vanos, con elementos de arquitectura castellana, como las pilastras de granito y los remates de pirámides con bolas. El gris de las molduras neobarrocas de granito destacan sobre el blanco de los paramentos. Presenta gran similitud de concepto con el edificio de Aduanas de Huelva, de 1949, calificado como destacado ejemplo de regionalismo arquitectónico (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Ayuntamiento
     El Consistorio Municipal se halla ubicado en el edificio conocido como Casa de la Laguna. La casa fue levantada de nueva planta por iniciativa de Manuel Rivero entre 1740 y 1742. Se sabe que la construcción estaba dirigida por un maestro de Huelva, cuyo nombre se desconoce, y que se utilizó piedra ostionera de Puerto Real para los muros traseros. La fachada principal tiene dos cuerpos, con cinco vanos en el inferior y tres en el superior. La planta baja está centrada en una puerta flanqueada por dos pilastras toscanas y enmarcada con una moldura quebrada y con el escudo de la familia en la clave del dintel. La segunda planta abre a la plaza tres balcones, cuyos vanos se rematan en frontones triangulares y curvo. Horizontalmente, corre sobre el conjunto un antepecho abalaustrado y centrado en un ático, apoyado en alerones, que alberga el reloj. De su interior primitivo se conserva el patio de columnas de Tavira. Los alfices y entablamento se adornan con relieves neorrenacentistas de escayola. Un zócalo de azulejos del mismo estilo envuelve el ámbito espacial, centrado en una fuen­te, que en origen sería un aljibe. Estos elementos decorativos fueron adquiridos en Casa Martínez y Rodríguez, de Sevilla.
     La Casa de la Laguna, llamada también Casa Marchena por la familia propietaria, fue adquirida en 1928, y adaptada a sede del Ayuntamiento por el arquitecto Jorge Gallego. Últimamente, entre 1996 y 2002, fue rehabilitado por Gonzalo Delgado Vizcaíno y Andrés Bruno Romero Montero (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Capilla del Socorro
     El Hospital de Niños Expósitos fue fundado en 1666 por el capitán Diego de Galdames, como  albacea  de  Francisco  de  Galdames Cano, ambos ayamon­tinos residentes en Lima. Para cumplir este encargo en Ayamonte fueron comisionados Juan Bautista de Zamora y Juan de Martos Lobo, por escritura de 4 de diciembre de 1664. De no lograrse la intención primera de fundar un convento de  franciscanos descalzos en la ermita de San Benito, estaban facultados para procurar licencia y adquirir  una casa para hospital de niños huérfanos, con capilla aneja, donde celebrasen a diario tres capellanes, quienes enseñarían a los niños acogidos en el centro.
     Formalizada la escritura fundacional en Lima, el 3 de octubre de 1666, y obtenidas las licencias oportunas del marqués de Ayamonte, Manuel Luis Manrique de Zúñiga, y del Provisor del Arzobispado, las obras comenzaron el 15 de octubre de 1668 y finalizaron en 1674.
     En 1868, la finca era descrita como compuesta de dos pisos, con sus galerías, patio con aljibe, cuadras, pajares, casa-torno para los expósitos, habitaciones para amas, tornera, capilla, con su sacristía y otras habitaciones correspondientes a la misma, corraleta, campanario, jardín, corralones y arboleda con sus tapiales correspondientes. La institución pasó a ser Casa Cuna y Ho­gar Infantil, a cargo de la Diputación Provincial. Los cuadros que adornaban sus dependencias se encuentran depositados en la Casa Grande, de Ayamonte.
     La capilla del Hospital de Niños Expósitos recibe el nombre de la Virgen del Socorro, por ser venerada en ella la imagen de su título. El edificio tiene planta de cruz latina y bóveda semie­sférica sobre pechinas, en el crucero. El resto se cubre con bóveda de cañón con lunetos. En el lado del evangelio del crucero, se abrió una capilla en 1994.
     El retablo mayor, que cubre la cabecera del presbiterio, fue encargado por Juan Eligio González al ensamblador ayamontino Juan González, y realizado en 1761, aunque no se doró y policromó hasta 1860, por el artista Francisco de Asís Cruz Leiría. El retablo, con tallas doradas y policromadas sobre fondos blancos, tiene un solo cuerpo de tres calles y ático semicircular. Se decora con estípites, hojarasca, jarrones y querubines. Un cruz de guía preside la hornacina central, de arco trilobulado. A ambos lados, sobre pedestal corrido, son veneradas las imágenes titulares.
     La Virgen del Socorro es obra del genovés Giacome Velardi, de hacia 1600. Fue restaurada por José Vázquez Sánchez en 1945, quien encontró en la espalda un documento con el nombre del autor de la imagen, y su domicilio sevillano. La imagen fue trasladada por la viuda del fundador desde el hornabaque en que se encontraba, y que recibió el nombre de El Socorrito, hasta esta capilla en 1675. El Nazareno parece ser obra anónima, también de hacia 1600. Impresiona el naturalismo de las heridas del rostro y manos, y la cabellera de pelo natural, que tradicionalmente se ha explicado como debidos a su proceden­cia americana. La imagen fue donada a la capilla por el navegante de la carrera de Indias, Ginés Alonso Romero (+l774).
     Sobre el brazo del crucero del lado de la epístola se adosa el retablo de la Milagrosa, de factura neoclásica. En los paramentos laterales de la capilla se conservan varios lienzos de un segui­dor de Murillo, del siglo XVIII: la Anunciación, los Desposorios de María, la Visitación, la Epifanía y la Huida a Egipto. Una imagen de vestir de la Virgen del Carmen, de taller valenciano de hacia 1900, se venera en una hornacina del lado del evangelio (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Capillitas y Hornacinas
     De las muchas capillitas y hornacinas que los vecinos colocaban en los exteriores de sus domicilios, por devoción privada, tan sólo se conser­van algunas. Algunas cruces, colocadas sobre los muros o en sendos pilares, pueden deberse a un Vía Crucis se que celebraba por las calles, o a cruces de caminos. Un hermoso templete es el que se sitúa sobre el pozo de la calle Galdames.
     En la casa de la calle Huelva nl 22, cercana a la calle Jovellanos, se encuentra una hornacina, rehundida en la fachada, en cuyo interior se alberga una urna de madera, decorada con rocallas, en la que se expone a la devoción popular un calvario, formado por el Crucificado y una Virgen Dolorosa de vestir. En el entablamento hay una placa en la que puede leerse la dedica­ción al Cristo de la Guadaña, y la fecha de 5 de mayo de 1778. La reja está formada por una tupida red de roleos, tornapuntas y ces contrapuestas, similar a la que puede verse en la fachada de la Casa Grande, obra del herrero ayamontino Machado (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Aduanas; Ayuntamiento; Capilla del Socorro; y Capillitas y Hornacinas) de la localidad de Ayamonte (I), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.

Un paseo por el Barrio de Las Letanías

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Las Letanías, de Sevilla, dando un paseo por él.
     Hoy, sábado 31 de diciembre, como todos los sábados, se celebra la Sabatina, oficio propio del sábado dedicado a la Santísima Virgen María, siendo una palabra que etimológicamente proviene del latín sabbàtum, es decir sábado
        Y que mejor día que hoy para ExplicArte el Barrio de Las Letanías, dedicado a una parte de la oración del Santo Rosario, en honor a la Santísima Virgen María, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Barrio de Las Letanías es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Sur, delimitado por las vías ronda Nuestra Señora de la Oliva, c/ Madre del Creador, c/ Reina de los Ángeles, c/ Reina de la Paz, c/ Estrella de la Mañana, c/ Residencia de Estudiantes, c/ Escultor Sebastián Santos, c/ Esclava del Señor, avda. Las Letanías, y c/ Madre de Cristo.
     El Barrio de Las Letanías lo componen las vías siguientes: c/ Arca de la Alianza, c/ Auxilio de los Cristiano, c/ Casa de Oro, c/ Consuelo de los Afligidos, c/ Esclava del Señor, c/ Estrella de la Mañana, c/ Estrella del Mar, c/ Fuente Sellada, avda. Las Letanías, c/ Madre Admirable, c/ Madre Castísima, c/ Madre de Cristo, c/ Madre del Creador, c/ Madre del Salvador, c/ Madre Dolorosa, c/ Madre Inmaculada, c/ Madre Purísima, c/ Puerta del Cielo, c/ Reina de la Paz, c/ Reina de los Ángeles, c/ Reina de los Apóstoles, c/ Reina de los Mártires, c/ Reina de los Profetas, c/ Reina del Cielo, c/ Reina del Mundo, c/ Rosa Mística, c/ Salud de los Enfermos, c/ Salve Regina, c/ Templo de Dios, c/ Torre de David, c/ Trono de la Sabiduría, y c/ Vaso Venerable.
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
     Edificada sobre los antiguos terrenos de labor de Tabladilla, está formada por calles tiradas a cordel, la mayoría peatonales, terrizas y con grandes desniveles en el piso, lo que provoca la constante presencia de charcos en la época de las lluvias, y en el estío, de auténticas nubes de polvo y tierra. La situación de las vías, abiertas al tráfico roda­do, no es más alentadora: la calzada en mal estado, las aceras, de losetas y terrizo, en pésima conservación y absoluta falta de lim­pieza. La iluminación se realiza por medio de farolas de báculo. Hay algunos brachichitones, chopos, olmos y aligustres en ciertas calles.
     En 1970 el Instituto Nacional de la Vivienda promovió la construcción de 1.500 viviendas sobre una superficie total de 105.301 metros cuadrados, con una superficie útil de viviendas de 66 metros cuadrados y unos hipotéticos 75.992 metros cuadrados de espa­cios sin edificar, que no de zonas verdes o de esparcimiento, porque éstos son inexistentes. La deficiente infraestructura viaria se corresponde con la de las viviendas, habiendo aparecido grietas y humedad en las fachadas a los pocos años de construidas, que en la actualidad se están reparando a base de fuertes inversiones, dado el deplorable estado en que se encontraban. Del mismo modo los equipamientos comerciales dejan mucho que desear, pues los numerosos locales comerciales proyectados en 1970 a lo largo de la avenida de Las Letanías, eje vertebrador de la barriada, han sido abandonados, en su mayor parte ante la inseguridad ciudadana, debiendo desplazarse los vecinos a la inmediata Nuestra Señora de la Oliva para realizar sus compras [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Santísima Virgen María del Rosario;
     La devoción de la Virgen del Rosario, esencialmente de los dominicos, está muy vinculada con el culto de la Virgen de Misericordia del cual, en ciertos aspectos, no es más que una prolongación.
     El rosario (rosarium) etimológicamente designa una corona de rosas: es una variedad de sarta de cuentas, chapel o chapelet en francés arcaico, usual hasta el siglo XVI, con el mismo sentido. Las cuentas estaban representadas como rosas blancas y rojas que luego se reemplazaron por bolas de dos clases, las más grandes para los Pater que comienzan cada decena, y las más pequeñas para los Ave. El gran rosario se compone de ciento cincuenta Ave María que se llamaba Patenostre Damedie (en francés arcaico, Patenôtre es una corrupción de Patrenostre -Pater Noster-), al tiempo que el pequeño rosario, que es un tercio de grande, sólo tiene cincuenta.
     En suma, es un instrumento para contar, un ábaco, como aquéllos que empleaban los comerciantes y que usan los musulmanes, aunque en este caso sirvan para contar plegarias y no dinero.
     Los dominicos hacían remontar el origen de esta devoción al fundador de la orden, en consecuencia, al siglo XIII. Alrededor de 1210 la Virgen se habría aparecido a Santo Domingo y le habría entregado un rosario que éste llamó corona de rosas de Nuestra Señora, y fue gracias a ese talismán que habría triunfado contra la herejía albigense.
   En realidad, como lo demostraron los bolandistas, el rosario no es una intervención de Santo Domingo sino de un santo bretón de su orden, personaje poco edificante, y hasta de una lujuria desvergonzada, que se llamaba Alain de la Roche (Alanus de Rupe) que vivió a finales del siglo XV. Hacia 1470 escribió una obra titulada De Utilitate Psalterii Mariae, que fue traducido a todas las lenguas.
     En 1475, Sprenger, el prior de los dominicos de Colonia, especie de Torquemada alemán, autor del famoso Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas), instituyó en esta ciudad la primera cofradía del Rosario, que fue aprobada por una bula pontificia. La Virgen del Rosario no apareció sobre ningún documento figurativo anterior al último cuarto del siglo XV (no obstante, en algunos pequeños bajorrelieves ingleses de alabastro, que normalmente datan del siglo XIV, se ve aparecer, junto al arcángel San Miguel que pesa las almas en la balanza, a la Virgen que intenta engañar, como Satán, pero en sentido opuesto, esforzándose en inclinar la balanza en favor de un alma en peligro, colocando un rosario sobre el extremo del astil). Se trata entonces de una devoción tardía, más o menos contemporánea del culto de la Virgen de los Siete Dolores o de las Siete Espadas, y muy posterior a las Vírgenes de la Piedad y de Misericordia.
     Gracias a la propaganda de los dominicos que patrocinaron cofradías del Rosario en todas partes, esta nueva devoción se difundió con asombrosa rapidez. El papa le atribuyó en 1571 el mérito de la victoria de Lepanto sobre la flota turca.
Iconografía
     Para representar a la Virgen del Rosario, los dominicos tomaron en principio el tipo de la Virgen de Misericordia. En un tríptico de la iglesia de San Andrés de Colonia, fechado en 1474, que es la primera representación conocida del tema, la Virgen sólo se distingue de la Schutzmantelmadonna porque su manto está estirado como una cortina por dos santos dominicos, Santo Domingo y San Pedro Mártir, y porque dos ángeles sostienen una triple corona de rosas sobre su cabeza. 
     Una segunda fórmula, que no tardó en sustituir a esta imitación, no fue mucho más original: esta vez los dominicos tomaron el modelo de la Virgen de los Siete Gozos o de los Siete Dolores, rodeada por una aureola de tondos. La Virgen del Rosario se inscribe en una sarta en forma de mandorla, compuesta por grandes rosas historiadas que se intercalan entre cada decena. La Salutación Angélica de Veit Stoss, suspendida de la cúpula de la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg, es uno de los ejemplos más conocidos de este tipo: el grupo mariano se inscribe en un rosario de cincuenta pequeñas rosas separadas por tondos.
   Por último, se vio aparecer un tercer tipo iconográfico que excluye definitivamente estas contaminaciones. La Virgen se representó sentada, con el Niño Jesús sobre las rodillas, y es ella o el Niño quienes presentan el rosario a Santo Domingo.
     A la Virgen dominica del Rosario, los carmelitas opusieron la Virgen del Escapulario. Nuestra Señora del Carmelo se habría aparecido al general de la orden San Simón Stock, y le habría entregado un escapulario, prometiéndole que quienquiera lo llevase estaría al abrigo de las penas del Infierno e incluso de las del Purgatorio (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Historia de la Solemnidad del Rosario;    
      Esta fiesta, ligada al ejercicio piadoso del rezo del salterio mariano, tiene su origen en las Cofradías del Rosario, que florecieron en la segunda mitad del siglo XV, las cuales acostumbraban a solemnizar el primer domingo de octubre con la misa de la Virgen Salve radix sancta del Rito Dominicano.  El diecisiete de marzo de 1572 inscribió San Pío V Ghislieri en el Martirologio Romano en el día siete de octubre el título de Santa María de la Victoria para conmemorar la victoria de Lepanto, que había acaecido el domingo siete de octubre del año anterior, 1571.  Dos años más tarde, Gregorio XIII Boncompagni, por la Bula Monet Apostolus de uno de abril de 1573, permitió que se celebrase una fiesta en honor del Santísimo Rosario el primer domingo de octubre en las iglesias o capillas que venerasen tal advocación mariana en memoria de la intercesión mariana en la victoria naval. Fue extendida a toda la Iglesia Latina el tres de octubre de 1716 por Clemente XI Albani tras la victoria sobre los turcos en Peterwardein. Benedicto XIII Orsini, dominico, le introdujo lecciones propias. León XIII Pecci, gran devoto y propagador del rosario le concedió Oficio propio en 1888. Fue fijada en la fecha actual el año 1913 en la reforma del calendario de San Pío X Sarto y en el 1969 figura como memoria obligatoria (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
Conozcamos mejor la historia de la Sabatina como culto mariano
    Semanalmente tenemos un culto sabatino mariano. Como dice el Directorio de Piedad Popular y Liturgia, en el nº 188: “Entre los días dedicados a la Virgen Santísima destaca el sábado, que tiene la categoría de memoria de santa María. Esta memoria se remonta a la época carolingia (siglo IX), pero no se conocen los motivos que llevaron a elegir el sábado como día de santa María. Posteriormente se dieron numerosas explicaciones que no acaban de satisfacer del todo a los estudiosos de la historia de la piedad”. En el ritmo semanal cristiano de la Iglesia primitiva, el domingo, día de la Resurrección del Señor, se constituye en su ápice como conmemoración del misterio pascual.  Pronto se añadió en el viernes el recuerdo de la muerte de Cristo en la cruz, que se consolida en día de ayuno junto al miércoles, día de la traición de Judas. Al sábado, al principio no se le quiso subrayar con ninguna práctica especial para alejarse del judaísmo, pero ya en el siglo III en las Iglesias de Alejandría y de Roma era un tercer día de ayuno en recuerdo del reposo de Cristo en el sepulcro, mientras que en Oriente cae en la órbita del domingo y se le considera media fiesta, así como se hace sufragio por los difuntos al hacerse memoria del descenso de Cristo al Limbo para librar las almas de los justos.  
     En Occidente en la Alta Edad Media se empieza a dedicar el sábado a la Virgen. El benedictino anglosajón Alcuino de York (+804), consejero del Emperador Carlomagno y uno de los agentes principales de la reforma litúrgica carolingia, en el suplemento al sacramentario carolingio compiló siete misas votivas para los días de la semana sin conmemoración especial; el sábado, señaló la Santa María, que pasará también al Oficio. Al principio lo más significativo del Oficio mariano, desde Pascua a Adviento, era tres breves lecturas, como ocurría con la conmemoración de la Cruz el viernes, hasta que llegó a asumir la estructura del Oficio principal. Al principio, este Oficio podía sustituir al del día fuera de cuaresma y de fiestas, para luego en muchos casos pasar a ser añadido. En el X, en el monasterio suizo de Einsiedeln, encontramos ya un Oficio de Beata suplementario, con los textos eucológicos que Urbano II de Chantillon aprobó en el Concilio de Clermont (1095), para atraer sobre la I Cruzada la intercesión mariana.
     De éste surgió el llamado Oficio Parvo, autónomo y completo, devoción mariana que se extendió no sólo entre el clero sino también entre los fieles, que ya se rezaba en tiempos de Berengario de Verdún (+962), y que se muestra como práctica extendida en el siglo XI. San Pedro Damián (+1072) fue un gran divulgador de esta devoción sabatina, mientras que Bernoldo de Constanza (+ca. 1100), poco después, señalaba esta misa votiva de la Virgen extendida por casi todas partes, y ya desde el siglo XIII es práctica general en los sábados no impedidos. Comienza a partir de aquí una tradición devocional incontestada y continua de dedicación a la Virgen del sábado, día en que María vivió probada en el crisol de la soledad ante el sepulcro, traspasada por la espada del dolor, el misterio de la fe.  
      El sábado se constituye en el día de la conmemoración de los dolores de la Madre como el viernes lo es del sacrificio de su Hijo. En la Iglesia Oriental es, sin embargo, el miércoles el día dedicado a la Virgen. San Pío V, en la reforma litúrgica postridentina avaló tanto el Oficio de Santa María en sábado, a combinar con el Oficio del día, como el Oficio Parvo, aunque los hizo potestativos. De aquí surgió el Común de Santa María, al que, para la eucaristía, ha venido a sumarse la Colección de misas de Santa María Virgen, publicada en 1989 bajo el pontificado de San Juan Pablo II Wojtyla (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Las Letanías, de Sevilla, dando un paseo por él. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en Explicarte Sevilla.

viernes, 30 de diciembre de 2022

La Hacienda de la Sagrada Familia - Casa de la Cultura, en Castilleja de la Cuesta (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Hacienda de la Sagrada Familia - Casa de la Cultura, en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).  
     Hoy, 30 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia (domingo que cae entre la Octava de Navidad -25 de diciembre al 1 de enero-, o el 30 de diciembre, si no hay un domingo entre estos dos días), Jesús, María y José, desde la que se proponen santísimos ejemplos a las familias cristianas y se invocan los auxilios oportunos [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Hacienda de la Sagrada Familia - Casa de la Cultura, en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).
   La Hacienda de la Sagrada Familia - Casa de la Cultura, se encuentra en la calle Enmedio, 38; en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).
     La Hacienda Sacra Familia se encuentra emplazada en el casco urbano de Castilleja de la Cuesta en la calle de Enmedio próxima a la Plaza de Santiago Apóstol, que es el centro comercial, religioso y administrativo de la villa. La capilla de la Sacra Familia data del siglo XVIII, y es la primera edificación del inmueble; posteriormente, y en torno a ésta, se construyó la casa y molino.
     El inmueble, en sus comienzos perteneció al marquesado de la Reunión de Nueva España. Artísticamente responde a un tipo de arquitectura funcional, característica de los haciendas sevillanas. Se trata de un conjunto de edificaciones agrupados en forma de «L», distribuidas en tres zonas claramente diferenciadas como son la vivienda, molino, apeadero y un jardín posterior.
     La vivienda es de planta rectangular, y se estructura mediante un alzado de dos pisos, dando su fachada principal a la calle de Enmedio y otra interior al jardín. Adosada al lateral derecho de la fachada se encuentra la entrada principal compuesta por una puerta adintelada de dos hojas que da acceso al apeadero o patio rectangular, elemento distribuidor de todo el recinto. En su lado derecho se ubica la antigua capilla de la Sacra Familia, mientras que la vivienda se localiza en el costado izquierdo. Frente a la entrada principal se encuentra el acceso al molino y a los almacenes.
     La distribución interior de la vivienda se organiza en torno a un patio central cubierto con una montera de cristal emplomado. Dicho patio se encuentra rodeado por doble galería superpuesta: la inferior muestra una arquería de medio punto sobre pilares de sección rectangular, y la superior, balcones rectangulares con antepecho de hierro. En el centro del patio se ubica una fuente octogonal recubierta de cerámica.
     La fachada principal de la casa presenta un paramento encalado y zócalo pintado de color ocre. Se estructura en planta baja, mediante seis ventanas rectangulares, a eje con los balcones del piso superior; todos los vanos presentan rejas de hierro forjado.
     La fachada interior que da al jardín posee un vano de acceso de medio punto, cerrado mediante cancela de hierro, y dos ventanas a cada lado, a eje con los cuatro balcones y la ventana del piso superior.
     El molino muestra una logia o galería cubierta de acceso formada por pilares cuadrangulares, con cuatro arcos frontales y dos laterales, de perfil semicircular y enmarcados con alfiz. El interior cuenta con una gran nave con arcos de medio punto que apoyan sobre pilares y cubierta a dos aguas. En su frente Norte se sitúa un torreón de dos cuerpos, torre de la viga, con cornisa volada y remates cerámicos.
     El jardín se halla a un nivel superior que el resto de la vivienda, y consta de una glorieta con fuente ovalada en su centro y una torre-mirador de planta cuadrada.
     Aunque al igual que en otros casos, la falta de documentación bibliográfica y fuentes documentales dificulta considerablemente la labor de seguimiento cronológico en la construcción de estos inmuebles, debemos tomar como punto de partida en la evolución de este la existencia de la capilla de la Sacra Familia, en torno a la cual se desarrolló la posterior hacienda. Esta capilla correspondería a los primeros años del siglo XVIII quedando en la actualidad de esa época sólo los muros perimetrales y su antigua entrada junto a la portada principal de la hacienda. Las crónicas locales sostienen que en ocasiones sirvió de parroquia para la localidad en periodos durante los cuales, por alguna razón, la iglesia de la Plaza de Santiago quedaba inutilizada como tal, adquiriendo así una singular importancia y significación para los habitantes que la frecuentaban.
     Su posterior evolución constructiva corrió bajo el amparo del título de los Marqueses de la Reunión de Nueva España, ostentado por la familia Guajardo-Fajardo, quienes mantuvieron la titularidad hasta la fecha de su cesión al pueblo en 1986. En realidad, no se observan demasiadas las fases constructivas de las partes que perduran actualmente, puesto que el señorío, la zona de mayor importancia arquitectónica, responde a un tipo de construcción que no presenta grandes alteraciones en su estilo arquitectónico, aventurando que fue levantado en una fase única, ya que todas sus dependencias mantienen una fisonomía homogénea al igual que su planta, que conserva todavía hoy un único concepto de distribución espacial inalterado. Por otra parte, la corta vida que tuvo este inmueble como hacienda de olivar, ha motivado la conservación de sus dependencias originales, sin que el desempeño de sus funciones agrícolas haya determinado excesivos cambios en los edificios existentes desde el principio en su configuración, o por el contrario, hayan supuesto aditamentos propios de inmueble a los que una dilatada trayectoria histórica hubiese dotado de diferentes muestras estilísticas en cuanto a su arquitectura.
     En la actualidad, su renovado aspecto no desconecta en lo esencial con su significación como inmueble fuertemente vinculado a la historia del pueblo, ni ha modificado, en lo que respecta a su fisonomía externa, sus rasgos más característicos como vivienda señorial típica de esta zona entre los últimos años del barroco y los auspicios del neoclasicismo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Hacienda de la Sagrada Familia se encuentra emplazada en el casco urbano de Castilleja de la Cuesta, en la calle Enmedio. Próxima a la plaza de Santiago Apóstol, que durante siglos y hasta el último tercio del XX fue el centro comercial, religioso y administrativo de la villa. 
     Tiene una estructura típica de hacienda del siglo XVIII con dos áreas diferenciadas: la destinada a la manufactura del vino y el aceite y otra residencial de señorío que se completa con un jardín.
     Los primeros datos documentales sobre la hacienda provienen del siglo XVI, cuando pertenece a la familia de los Hayán. La entrada es una sencilla portada adintelada a cuyo lateral izquierdo queda el señorío organizado alrededor de un patio. El resto de las dependencias se sitúan en torno al patio de labor. Al fondo queda el molino de aceite. Hoy acoge la Biblioteca Municipal, una sala de exposiciones y ofrece talleres populares (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e  Iconografía de la Sagrada Familia;
     En el verdadero sentido de la expresión, la Sagrada Familia constituye un grupo mucho más restringido que La Parentela de María. Sólo incluye a los parientes más próximos del Niño Jesús, es decir madre y abuela o madre y padre nutricio. En los dos casos, ya sea santa Ana o san José quienes lo lleven, es un grupo de tres figuras, un grupo trinitario.
     Desde el punto de vista artístico, la disposición de esta Trinidad terrestre (Trias humana), como se la ha llamado muy justamente, plantea los mismos problemas y sugiere las mismas soluciones que la Trinidad celestial.
     No obstante, las dificultades son menores. Ya no se trata de un único Dios en tres personas del cual deba expresarse la unidad esencial al mismo tiempo que la diversidad. Los tres personajes están unidos por vínculos de sangre, ciertamente; pero no constituyen un bloque indivisible. Cada uno de ellos tiene su propia vida y pueden disociarse sin inconvenientes. Además, los tres están representados con forma humana mientras que la paloma del Espíritu Santo introduce en la Trinidad divina un elemento zoomórfico difícil de amalgamar con dos figuras antropomórficas.
1. Santa Ana con la Niña María y el Niño Jesús
     Este tipo de Sagrada Familia que agrupa a las tres generaciones, abuela, madre e hijo, está estrechamente ligado con La Parentela de María de la cual no es más que un fragmento separado.
     También ha encontrado los mayores favores en Alemania, hasta el punto que la expresión Anna selbdritt (santa Ana triple, en tres, trinitaria) se emplea corrientemente en otras lenguas para designar brevemente este grupo.
     Se encuentran ejemplos de este tipo a partir del siglo XIV; pero fue en los siglos XV y XVI cuando el tema se hizo realmente popular, no sólo en los países germánicos sino hasta en Italia y España.
      Agrupar de una manera satisfactoria dos mujeres adultas y un niño no era tarea fácil. Al igual que con la Trinidad divina, los artistas intentaron la superposición, la yuxtaposición, el agrupamiento vertical y el horizontal. En el primer caso, santa Ana lleva a la Virgen y al Niño Jesús, en el segundo, el Niño está sentado entre santa Ana y la Virgen.
   a) Santa Ana lleva a la Virgen y al niño
     Esta disposición vertical puede ser realizada de dos maneras: santa Ana de pie lleva a la Virgen y al Niño sobre cada uno de sus brazos, o bien ella está sentada y tiene sobre las rodillas a su hija que a su vez sostiene al Niño Jesús.
     El inconveniente de esta solución está a la vista: comporta una desproporción chocante entre madre e hija que normalmente deberían ser de la misma talla: la Virgen en brazos o sentada sobre las rodillas de santa Ana se encuentra reducida a la estatura de una niñita. 
   Leonardo da Vinci, en su admirable cuadro del Louvre que señala el apogeo del tema, permaneció fiel a este esquema arcaico; aunque consiguió aligerarlo y animarlo. La Virgen está esviada sobre las rodillas de su madre y tiende los brazos al Niño, de pie en el suelo, a horcajadas del cordero simbólico. Esta composición en diagonal, que confiere vida a las figuras y las libera de la frontalidad, indudablemente comporta un progreso. El conjunto gana en unidad y también en dinamismo, y es una de las últimas y más bellas expresiones de un tema iniciado en Alemania que tomó forma en la Italia del Renacimiento.
   b) El niño Jesús sentado entre su madre y su abuela
     Para respetar las proporciones reales de las figuras, se imaginó sentar a las dos mujeres, madre e hija, sobre un banco, a cada lado del Niño que las separa, pero que en verdad les sirve de vínculo.
     Es cierto que ese agrupamiento horizontal es la solución más feliz desde el punto de vista estético, porque permite restablecer las proporciones y la separación bien clara de las tres figuras yuxtapuestas no presenta el mismo inconveniente que en la Trinidad divina cuyas tres personas son consustanciales. También es natural que el horizontalismo haya primado a partir del siglo XV en las representaciones de la Trinidad humana, mientras que en la Trinidad divina la Iglesia imponía el agrupamiento según el esquema vertical del «Trono de Gracia».
     Puede destacarse una variación bastante graciosa en un cuadro de Holbein el Viejo, en Augsburgo, es el Primer paso del Niño Jesús: en vez de estar tranquilamente sentado entre su madre y abuela, el Niño intenta caminar. Este matiz de intimidad es mucho más frecuente en las Sagradas Familias donde san José reemplaza a santa Ana.
     Al grupo de la Familia trinitaria se suma a veces un cuarto personaje, santa Emerenciana, madre de santa Ana. Así, se encuentran cuatro generaciones reunidas en este grupo que fue bautizado Santa Ana cuaternaria (Anna selbviert). Pero no es más que una curiosidad iconográfica uno de cuyos más notables ejemplares es un grupo escultórico en madera del Museo de Hannover.
     El arte de la Contrarreforma introdujo en este tema desgastado una última va­riante. En un cuadro de Caravaggio se ve a la serpiente aplastada al mismo tiem­po por la Virgen y por el Niño Jesús, quien apoya el pie sobre el de su madre.
     La Trinidad de santa Ana con la Virgen y el Niño Jesús está excepcionalmente asociada en un mismo cuadro con La Parentela de María o Estirpe de Santa Ana, con las dos santas María Cleofás y Salomé, sus maridos e hijos. El ejemplo más conocido de esta amalgama es el retablo de Perugino del Museo de Lyon.
2. José, la Virgen y el Niño
     Lo que comúnmente se entiende por Sagrada Familia es el grupo formado por el Niño Jesús, su madre y su padre nutricio.
     Este motivo, que se hizo tan popular a partir del Renacimiento, ya existe en germen en las Natividades de la Edad Media; pero puede decirse que resulta extraño al arte de la época que no conoció la devoción a la Sagrada Familia.
     El tema sólo se difundió en el arte de la Contrarreforma que estimuló el culto de la Trias humana, Jesús, María y José: es lo que se llama la Trinidad jesuítica.
   Las dos trinidades
     Esta Trinidad terrestre (Trinitas terrestris) está concebida según el mismo modelo que la Trinidad celestial de la cual es un reflejo. «María, Jesús y José -escribe san Francisco de Sales en sus Conversaciones espirituales- es una Trinidad en tierra que en cierta forma representa a la Santísima Trinidad.» San José es la imagen de Dios Padre, y la Virgen sustituye al Espíritu Santo del cual es el templo vivo.
     A veces la Trinidad terrestre está puesta bajo la protección de la Trinidad celeste. En el siglo XVII, el tema de las dos trinidades superpuestas era corriente en la decoración de los retablos franceses, por ejemplo en Saint Sernin de Toulouse.
     En la misma época se lo encuentra en la escuela española, en Murillo, por ejemplo, que agrupó a las dos trinidades en un cuadro expuesto en la National Gallery de Londres.
     También el arte de los Países Bajos pudo complacerse representando la unión de las dos trinidades, celestial y terrenal.
     En una xilografía de Christoffel van Sichem, el Niño Jesús es el punto de intersección de las dos trinidades. La Virgen y san José lo tienen de la mano, por encima de su cabeza planea la paloma del Espíritu Santo con las alas desplegadas, y Dios Padre extiende los brazos en doble gesto de bendición.
     Un cuadro de Jan van Cleef en Gante, combina los dos motivos de una manera aún más ingeniosa: en el centro de la composición, el Niño Jesús, desnudo, de pie sobre los peldaños, coloca una corona de rosas sobre la cabeza de san José arrodillado frente a él. A la derecha, está sostenido por la Virgen que sirve de vínculo entre ambas trinidades y eleva los ojos hacia el Espíritu Santo y hacia Dios Padre quien aparece en medio de un enjambre de ángeles para bendecir a la Sagrada Familia.
   La Sagrada Familia ampliada
     Esa Sagrada Familia trinitaria ha sido muchas veces «ampliada» por los artistas a quienes gustó agrupar alrededor de la Virgen y de Jesús a santa Isabel y al niño san Juan Bautista.
     Esta adición no está en modo alguno justificada por los Evangelios, según los cuales san Juan conoció a Cristo cuando lo bautizó en el Jordán. Pero las meditaciones del Seudo Buenaventura (cap. XI), cuentan que de vuelta en Belén, después de la Huida a Egipto, la Sagrada Familia se detuvo en casa de Isabel: «Los dos niños jugaban juntos y el pequeño san Juan, como si ya hubiera comprendido, demostraba respeto a Jesús».
     Tal es la fuente de la que derivan en el siglo XVI los idilios tan populares de Rafael: La Sagrada Familia de Francisco I, La Bella Jardinera; y en el XVII, los de Murillo y sus imitadores, con frecuencia insulsos a causa de su sentimentalismo dulzón (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Hacienda de la Sagrada Familia - Casa de la Cultura, en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

Más sobre la localidad de Castilleja de la Cuesta, en ExplicArte Sevilla.

Haz tu ruta con ExplicArte Sevilla: Tú decides la ruta, la fecha y el precio (Free Tour - propina)

     Con ExplicArte Sevilla podrás hacer la ruta que desees por Sevilla (o cualquier localidad de la provincia, o de cualquier lugar), siempre adaptándonos a tu tiempo y a tus necesidades. Hay multitud de ellas, y desde aquí te proponemos algunas de ellas (hay tantas Rutas como tú quieras), en las que ponemos el acento en el aspecto artístico:

     Ruta Leyendas y Curiosidades de Sevilla: Desde Explicarte Sevilla nos adentraremos en las Leyendas y Curiosidades de Sevilla: el "No8Do" emblema de Sevilla, Doña María Coronel, la Cabeza del Rey Don Pedro, Grace Kelly, el "Negro de Triana",...

     Ruta Sevilla Imprescindible: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los monumentos y barrios más típicos de Sevilla: Plaza de España, Plaza de Toros, Torre del Oro, Catedral, Giralda, Barrio de Santa Cruz, Reales Alcázares, Ayuntamiento,...

     Ruta Sevilla Patrimonio de la Humanidad: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los monumentos Patrimonio de la Humanidad: Catedral de Santa María de la Sede, Reales Alcázares, y el Archivo General de Indias.

     Ruta Sevilla Prehistórica: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos en el Museo Arqueológico de la ciudad y en las salas dedicadas a la Prehistoria el devenir de este momento histórico-artístico de la ciudad.

     Ruta Sevilla Prerromana - Ispal: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos en el Museo Arqueológico de la ciudad y en las salas dedicadas al mundo prerromano el devenir de este momento histórico-artístico de la ciudad con especial atención al mundo de Tartessos y a los demás pueblos que se asentaron en la zona.

     Ruta Sevilla Romana - Hispalis: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los vestigios que podemos encontrar del paso de la cultura romana por la actual ciudad, como los Monolitos de la calle Mármoles, las Columnas de la Alameda de Hércules, restos del Acueducto ("Caños de Carmona"), restos de las Murallas, el Antiquarium, y la obligada visita al Museo Arqueológico. Incluso podremos visitar el cercano enclave arqueológico de la ciudad romana de Itálica en el pueblo de Santiponce.

     Ruta Sevilla Visigoda: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los vestigios que la cultura visigoda ha dejado en nuestra ciudad, sobre todo en la Catedral y en el Museo Arqueológico y te contaremos las historias de San Hermenegildo, y San Leandro y San Isidoro, personajes históricos imprescindibles de Sevilla.

     Ruta Sevilla Musulmana - Isbiliya: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los principales vestigios que la cultura musulmana ha legado a Sevilla, comenzando por nuestro símbolo más universal: La Giralda, junto con la Torre del Oro, Los Reales Alcázares,...

     Ruta Sevilla Judía: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos la huella judía en la Sevilla de hoy: las antiguas sinagogas y los barrios judíos de Santa Cruz o de San Bartolomé.

     Ruta Sevilla Mudéjar: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los innumerables vestigios que la cultura mudéjar dejó en Sevilla, fundamentalmente en los Reales Alcázares, Iglesia de San Marcos, Iglesia de Santa Marina,...

     Ruta Sevilla Gótica: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos nuestra Catedral, el edificio gótico más grande de la cristiandad.

     Ruta Sevilla Renacentista - Nova Roma: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos los imprescindibles vestigios renacentistas de nuestra ciudad, representados por el Ayuntamiento, el remate de la Giralda y la Sacristía Mayor de la Catedral.

     Ruta Sevilla y su río: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos la importancia que ha tenido el río Guadalquivir, el antiguo Betis, en la historia de la ciudad, recorriendo sus puentes, el Barrio de Triana, la Torre del Oro,...

     Ruta Sevilla y América: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos la llamada Sevilla Americana, la Sevilla del siglo XVI y XVII cuando nuestra ciudad se convirtió en la capital del mundo, con edificios tan importantes como el Archivo de Indias o la Casa de la Moneda.
     
     Ruta Sevilla Barroca: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos la esencia de nuestra ciudad, puesto que Sevilla es una ciudad eminentemente barroca en prácticamente todos y cada uno de sus edificios. 

     Ruta Sevilla Neoclásica: Desde Explicarte Sevilla también te mostraremos las huellas neoclásicas de nuestra ciudad que podemos contemplar en las iglesias de San Ildefonso o San Bartolomé.

     Ruta Sevilla Romántica: Desde Explicarte Sevilla te mostramos la huella romántica de los Jardines del Parque de María Luisa y del Barrio de Santa Cruz.

     Ruta Sevilla Modernista: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos el legado modernista que también tiene en Sevilla sus ejemplos como las casas que podemos encontrar en las calles Alfonso XII, Feria, Tomás de Ibarra, Felipe II y Adriano, entre otras.

     Ruta Sevilla Regionalista: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos el legado que arquitectos como Aníbal González y sus contemporáneos dejaron en Sevilla con la famosísima Plaza de España.

     Ruta Sevilla y la Expo del 29: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos el legado que la Exposición Iberoamericana de 1929 dejó en Sevilla en modo de pabellones y edificios que conforman el Parque de María Luisa y el Barrio de Heliópolis.

     Ruta Sevilla y la Expo del 92: Desde Explicarte Sevilla te mostraremos el legado que en la Isla de la Cartuja quedó para nuestra ciudad, llevándola al siglo XXI.

     Ruta Sevilla Cofrade: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos la importancia del mundo cofrade en la historia de nuestra ciudad y sus incontables manifestaciones artísticas en el interior de los templos, las casas de hermandad, y en los actos de culto interno y externos (procesiones).

     Ruta Sevilla, Ciudad de Ópera: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos la importancia de Sevilla en la historia del Bel Canto, puesto que está presente en más de 100 óperas. Podemos elegir varias rutas relacionadas con la Ópera y Sevilla: Sevilla escenario de Ópera A, Sevilla escenario de Ópera B, El Mito de Carmen, El Mito de Don Juan, y El Mito de Fígaro.

     Ruta Magallanes y la primera vuelta al mundo 1519-1522: Desde ExplicArte Sevilla te mostramos los hitos más importantes de la expedición que dio la I Vuelta a la Tierra.

     Y muchas más rutas... tú decides. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.