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viernes, 9 de diciembre de 2022

Los principales monumentos (Centro administrativo del Acebuche; Centro de visitantes del Acebuche, y de Las Rocinas; y los Palacios del Acebrón, de Doñana, y de las Marismillas), en Doñana y su entorno, de la localidad de Almonte (III), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Centro administrativo del Acebuche; Centro de visitantes del Acebuche, y de Las Rocinas; y los Palacios del Acebrón, de Doñana, y de las Marismillas), en Doñana y su entorno, de la localidad de Almonte (III), en la provincia de Huelva.
     El Coto de Doñana ocupa una importante extensión del litoral de la Tierra Llana de Huelva. Está situado, pues, en el suroeste de la Península Ibérica, al norte de la desembocadura del Guadalquivir. El origen geológico de Doñana se remonta a los comienzos del Cuaternario (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Desde Matalascañas, la carretera A-483 bordea el territorio del Parque Nacional de Doñana y, con escol­ta de arenas y pinos, llega a la aldea del Rocío. Pero antes de entrar en el Rocío conviene visitar Doñana. Para ello se aconseja acudir a uno de los tres Centros de Visitantes que han sido abiertos en la provincia de Huelva: El Acebuche, ubicado en el km 37,8 de la carretera que estamos siguiendo; La Rocina, situado en el km 12 de la misma vía; o el palacio de El Acebrón, sito en el Rocío. Del primero parten las visitas guiadas que utilizan vehículos todo-terreno y, en un itinerario de unos 70 km y en un tiempo de 4 horas, recorren los ecosistemas de Doñana.
     El Parque Nacional de Doñana, que ha sido calificado como la mayor reserva ecológica de Europa, ocupa 50.720 ha distribuidas entre los municipios de Almonte, Aznalcázar, Hinojos y Puebla del Río. Es mundialmente conocido por la gran extensión superficial que está sometida a protección, por la flora específica que guarda y por la riqueza ornitológica que atesora. Más de 200.000 aves huyen de los fríos invernales y se refugian en el cálido aposento de Doñana. El lince ibérico y el águila imperial tienen en el parque uno de los escasos lugares donde cuidadores y expertos luchan denodadamente para que no se extingan.
     Varios ecosistemas integran el conjunto de Doñana: playas y lagunas, dunas y vera, marismas y cotos. Las playas forman una extensa franja de arena donde se refugian aves costeras y animales marítimos como tortugas y cetáceos. La morfología de la playa se ve permanentemente modificada por el viento, que arrastra las partículas hacia el interior y forma los famosos trenes de dunas móviles. Los trenes de dunas móviles constituyen una de las singularidades de Doñana y en ellos se puede señalar como curiosidad que la pendiente del frente de avance es más acusada que la de la cola. Entre dos frentes de dunas quedan los corrales, poblados por matorrales y pinos piñoneros. La vera es una franja de vegetación o zona de pastizal que sirve de frontera entre la marisma y las arenas fijas. Mantiene intacto su verdor porque se aprovecha de la humedad procedente del acuífero que subyace debajo de las dunas. En la vera convive gran cantidad de especies, entre las que sobresalen los grandes mamíferos y las yeguas. Las marismas forman el ecosistema más característico de Doñana, que permite que el Parque Nacional esté considerado como el humedal más importante de Europa. Es el refugio invernal preferido por gran número de anátidas. Los llamados cotos no son otra cosa sino suaves ondulaciones de arena estabilizada que integran el llamado monte negro (que ocupa las zonas más bajas y húmedas del terreno y acoge alcornoques, brezos y helechos) y el monte blanco, que puebla los suelos más secos, pobres y elevados y está formado por matorrales (entre los que predomina el aguarzo), aulagas, romero y, sobre todo, por pinos piñoneros. Es el hábitat preferido por linces y águilas imperiales.
     Alcornoques, lentiscos y pinos piñoneros integran el bosque de Doñana, además de pequeños grupos de sa­binas y enebros. Dentro del territorio del parque, sobre­ sale como monumento artístico el palacio de Doñana, construido en 1585 por el séptimo duque de Medina Sidonia para su esposa doña Ana de Silva y Mendoza.
     Rodea y protege el territorio del parque nacional el Parque Natural de Doñana, cinturón terrestre que alcanza un total de 53.700 ha y que, en la provincia de Huelva, se extiende por los municipios de Almonte, Hinojos, Lucena del Puerto, Moguer y Palos de la Fron­tera. Está formado por masas de pinos, marismas y caños. Hay señalizados varios senderos peatonales que permiten gozar del paisaje y profundizar en el conocimiento de este lugar excepcional. Entre ellos sobresale el sendero de Ribetehilos, que brinda la posibilidad de internarse en un rosario de lagunas que en invierno se convierten en arroyo, y el sendero Laguna del Jaral, que invita a subirse al punto más alto de Doñana (el cerro del Bombo), contemplar una duna móvil y asomarse al acantilado (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guíarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012). 
          Espectacular enclave marítimo a orillas del Atlántico -desde la desembocadura del Guadalquivir, junto a Sanlúcar de Barrameda, hasta la Torre de fa Higuera junto a Matalascañas- , reserva faunística de gran cantidad de especies de aves y mamíferos.
Historia
     En 1969, un Consejo de Ministros presidido por Franco aprueba un decreto-ley por el que se procedía a la creación del Parque Nacional de Doñana. Este decreto significaba el primer intento serio de proteger el todavía llamado Coto de Doñana, un espacio natural de enorme importancia tanto por sus excepcionales características como por la riqueza de su flora y de su fauna. La historia había empezado mucho tiempo atrás. Hace poco más o menos tres mil años, el territorio que se extiende desde la desembocadura del Guadalquivir hasta aproximadamente la aldea de El Rocío estaba ocupado por el llamado Lago Lagustino en cuya orilla, al decir de un buen número de investigadores, debía asentarse la ciudad de Tartessos. Las tie­rras arrastradas por el Guadalquivir y en menor medida por el Guadiamar, debido principalmente a la deforestación de la cercana Sierra Morena, acabaron desecando el lago y creando en su lugar una amplia zona de marismas, lagunas, sabanas, dunas y corrales. El lago existía aún en tiempos de los romanos que fueron los que le dieron el nombre con el que ha pasado a la historia. Apenas se tiene noticia del territorio durante la dominación árabe. Pero tras la conquista cristiana pasa a poder de los condes de Niebla, luego duques de Medina Sicionia. A finales del siglo XVI, el séptimo duque de Medina Sicionia cons­truye un pequeño palacio que recibe el nombre de Casa del Bosque, palacio al que se retira su esposa doña Ana de Mendoza y Silva, hija de la famosa princesa de Éboli. Movida por esta circunstancia, a partir de 1599 la gente de los alrededores comienza a llamar a lo que era principalmente un cazadero "Bosque de Doñana", nombre que, sustituyendo bosque por coto, ha per­ vivido hasta la época actual.
     A lo largo de la historia, el coto ha recibido la visita de reyes y dignatarios que prolon­gaban sus estancias durante semanas y aún meses cautivados con las bellezas del lugar y, ciertamente, con la abundancia de caza. Hasta prácticamente el siglo XX, el territorio perteneció a la casa de Medina Sidonia, si bien, hacia finales del XVIII el título pasa de los Pérez de Guzmán a los Álvarez de Toledo, por extinción de la línea masculina. Se cree que fue por esta época -el retrato está fechado en 1797-cuando Goya pintó en el coto a la duquesa de Alba vestida de maja. Cuéntase que en 1900, don Guillermo Garvey, caballero jerezano aficionado a la caza, se hizo con la propiedad del coto tras ganárselo en una partida de cartas al duque de Medina Sidonia. Si, efectivamente, se lo ganó o, como creen algunos, se lo compró, es cosa que tal vez no llegue a saberse nunca. El caso es que el coto cambió de manos y que a partir de entonces se crea una Sociedad de Monteros para su explotación y conservación.
     Algunos años antes, entre 1834 y 1855, las marismas que rodeaban al coto y que habían sido bienes de propios o comunales se habían vendido a diversos particulares tras la aplicación de la llamada desamortización. Todos estos hechos atraen sobre el parque las peores amenazas. Se crean empresas para su desecación y explotación agrícola y en diversas ocasiones corre el serio peligro de desaparecer. No obstante, el sentimiento de la importancia del territorio así como el de la necesidad de conservar los bienes naturales prima en las conciencias nacionales y europeas. Renombrados científicos, principalmente ingleses, estudian flora y fauna, al tiempo que lanzan serias recomendaciones acerca de la necesidad de su conservación. El Estado compra algunas zonas y se crea la Reserva Biológica que comprende una parte de las marismas de Hinojos, un trozo en el que se incluye los lucios del Lobo y de Mari López y una franja que va desde el caño Madre de las Marismas hasta la carretera de El Rocío a Matalascañas.
     En 1978 se aprueba la ley reguladora del Parque Nacional de Doñana, mediante la cual se crea un patronato para velar por su cum­plimiento así como para controlar las actuaciones que se llevan a cabo tanto en el par­ que como en las zonas de influencia.
     El parque tiene actualmente 72.000 ha, entre parque propiamente dicho y preparque, de las cuales sólo unas 10.000 son propiedad del Estado. El resto pertenece a particulares. Esta situación, junto con la presión de algunas de las poblaciones vecinas, no impide, sino que, al contrario, facilita que todos los peligros continúen gravitando sobre el parque.
Geografía
     El Parque Nacional de Doñana se encuentra al suroeste de la Península Ibérica, entre las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva.
     Al sur limita con el Guadalquivir y, más allá, con Sanlúcar de Barrameda; al este nuevamente con el Guadalquivir; al norte y noroeste con las localidades de Almonte, Hinojos, Villamanrique, Aznalcázar y Puebla del Río; y, finalmente, al oeste, con el océano Atlántico.
     Dentro del parque pueden distinguirse los siguientes espacios:
     Alcornocal. Existente desde épocas muy antiguas, se ha ido degradando con el paso del tiempo. En la actualidad ocupa áreas dispersas, formando pequeños bosques principalmente en el centro del parque. Son ejemplares muy grandes y en declive y en ellos suelen anidar colonias enteras de diferentes aves. A los alcornoques poblados de nidos se les llama pajareras.
     Marismas. Se reparten por el interior del parque. Son zonas de nidificación de aves marinas. Algunas permane­cen secas durante la mayor parte del año, otras, en cambio, sólo se secan en el verano. Dentro de las marismas hay que considerar los lucios, pequeñas lagunas de poca profundidad; los caños, corrientes de agua que atraviesan largos trechos del parque y que llevan el agua de unas zonas a otras, y los ojos, o fuentes de las que brota el agua en el interior de la propia marisma. 
     Lagunas. Superficies inundadas durante todo el año, salvo, quizás, en épocas de sequía. Se distribuyen por todo el parque, aunque las mayores se encuentran en las proximidades de la costa. Constituyen los restos de aquel Lago Ligustino que aún no han sido cubier­tos por las sedimentaciones.
     Dunas. Cerros móviles -vivos- de arena que avanzan lentamente desde el mar empujados por el viento y arrollando a su paso todo cuanto encuentran. En la actualidad ocupan una franja longitudinal cuya mayor anchura se localiza en el lucio del Membrillo, junto al Guadalquivir.
     Corrales y pinares. El bosque de pinos ocupa una franja longitudinal que se extiende entre el mar y el caño Madre de las Marismas. Las dunas en su avance van arrollando y cubriendo a los pinos que acaban por desaparecer. El capricho del viento y la oposición de los propios pinos hacen que las dunas no sigan un camino regular sino que vayan formando pequeñas depresiones aproximadamente circulares -corrales- en los que los pinos se encuentran a salvo durante algún tiempo. El avance de las dunas supone la muerte del pinar. Pero cuando aquéllas han pasado, en un proceso lentísimo que dura decenas de años, la vida vuelve a resurgir y por tanto los pinos vuelven a crecer.
Biología
     La importancia del Parque Nacio­nal de Doñana viene dada por la conformación geomorfológica del territorio, pero muy principalmente por encontrarse en él la mayor reserva euro­pea de aves y de mamíferos en peligro de extinción, como el lince, que ya sólo existe en España; el águila imperial, el calameón, la focha cornuda o el buitre negro. El singular ecosistema sirve además de invernadero y de lugar de cría para un extraordinario número de aves migratorias, que encuentran aquí un verdadero paraíso. Entre migra­doras y sedentarias, el parque cuenta con más de 250 especie de aves, algunas con milla­res de individuos. Entre las especies de aves más llamativas están el flamenco, las garzas reales e imperiales, la espátula, el morito, la grulla, el milano real o el pato malvasía. Entre los mamíferos, además del lince, campan por las praderas el gato montés, el jabalí, el gamo, el meloncillo, la jineta o el zorro.
Visita
     La mejor época para visitar el parque es el invierno y la primavera. Es entonces cuando la marisma se encuentra en su máximo esplen­dor vegetal y animal. Es necesario concertar la visita con antelación, pues se organiza para un número limitado de personas y en dos turnos, uno por la mañana y otro por la tarde.
     Existe un itinerario por el interior del parque de unos 70 km que se recorren aproximadamente en cuatro horas en vehículos todo terreno. Se parte del Centro de Recepción del Acebuche y es aconsejable presentarse al menos media hora antes de la hora señalada por teléfono, ya que conviene coger un buen sitio en el vehículo, pues algunos son francamente incómodos.
     Desde el Acebuche se sale hacia Matalascañas y desde aquí se recorre la playa hasta el extremo sur, en la desembocadura del Gua­dalquivir. Aquí, en la orilla del río, se ven todavía algunos bunkers utilizados en la guerra civil de 1936, que permiten observar los cambios que ha sufrido desde entonces el terreno como consecuencia de los arrastres del río.
     Desde aquí se penetra en el interior del parque bordeando el lucio del Membrillo. Dependiendo de la época del año pueden observarse unos animales u otros, pero siempre salen prácticamente al paso de los vehí­culos ciervos, gamos y jabalíes.
     En el extremo norte del lucio se gira de nuevo hacia la playa, atravesando un terreno espectacular de dunas y de corrales. Se ve clarísima­mente cómo la arena va ahogando lentamente a los pinos. Salvo por los pinos, precisamente, el terreno es prácticamente un desierto, aunque se ven las huellas de muchos animales.
     De hecho, aquí se han rodado películas como, por ejemplo, Lawrence de Arabia, buena parte de la cual se desarrolla en el desierto.
     Una vez en la playa se regresa de nuevo al punto de partida (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Centro administrativo del Acebuche
     A pocos metros del Centro de Visitantes, se halla el Centro Administrativo, Sede del Patronato del Parque Nacional de Doñana, edificación vanguardista, obra de Gonzalo Moure, Myrian Pascual y Juan Carlos Salva. Realizado en 1989, es un pequeño edificio de una sola planta, con absoluto predominio de la horizontalidad, y un hábil juego de apertura al entorno natural, por medio de grandes superficies acristaladas, y de cierta reserva para el trabajo administrativo, con la utilización de pantallas. Su interior se compone  de espacios  diáfanos,  aptos para  la labor  en equipo (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     En un territorio sin colonizar, natural por su pertenencia al Parque Nacional de Doñana, se implanta la Sede del Patronato, vertebrándose el conjunto a partir de su acceso mediante una ocupación radial del terreno; con una zona primera de aparcamientos entre los árboles que estaban ya en el sitio, lugar adyacente a un espacio de transición definido con el concurso de la lámina de agua, la alineación de árboles nuevos y los bancales sobre los que se levanta el edificio de una planta de altura, muros blancos y grandes cristaleras que lo abren al paisaje y que se cubre por una lámina revestida de chapa metálica cuya geometría y vuelos definen galerías y porches. Orientado de forma precisa, en su interior priman los espacios de relación, vestíbulo y deambularios abiertos al sur y protegidos por los vuelos de cubierta y del otro lado los espacios de trabajo orientados al norte (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Centro de visitantes del Acebuche
     Se encuentra a 2 Km. de las playas de Matalascañas, al oeste del Parque Nacional. El edificio, con aspecto de cortijo, fue edificado en 1982 por el arquitecto Luis Recasens. Las dependencias se distribuyen en forma de U, situándose en uno de sus ángulos un torreón mirador, al modo de las haciendas del entorno almonteño (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Centro de visitantes de Las Rocinas
     Frente a la aldea de El Rocío, nada más cruzar el puente de la Canariega, a mano derecha, se encuentra el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Doñana Las Rocinas. Es un edificio reciente, de aspecto tradicional andaluz, obra del arquitecto onubense Gonzalo Prieto, realizado en los años 70 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Palacio del Acebrón
     Pasado el Centro de Las Rocinas, en dirección oeste, se halla situado en plena Zona de Protección del Arroyo de la Rocina, a unos 6 Km. de la carretera comarcal Almonte-Matalascañas. Fue concluido en 1961 por don Luis Espinosa Fontdevilla. El edificio es un pabellón rectangular, de rutilante blancura. Presenta una gran fachada de estilo neoclásico, de dos cuerpos, el inferior almohadillado, el superior con amplia logia de columnas, y rematado por un frontón triangular, coronado por un águila de enhiestas alas, que centra toda la composición.    
     Por la te­rraza corre una balaustrada, que se articula por medio de flameros, coincidentes con los ejes de las pilastras. Se decora con unos leones, esculpidos por Joaquín Moreno Daza. En el exorno interior y mobiliario intervino muy directamente el artesano palmerino José Ramírez. La decoración pictórica de los techos se debe a Fernando Carrasco Ferreira (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Palacio de Doñana
     Se halla localizado estratégicamente junto a una vía pecuaria, cercano a la marisma, a mitad de camino entre la aldea del Rocío y la Punta del Malandar. El actual palacio es el resultado de un complejo proceso de ampliaciones. Las primeras noticias sobre la primitiva edificación seño­rial que los Guzmanes levantaron en el coto corresponden a fines del siglo XVI. A esta primera etapa constructiva corresponde el ala este.
     La siguiente ampliación corresponde al ala oeste, como puede apreciarse por la diferencia de nivel en las cubiertas. Por último, la otra gran etapa de construcciones en el Palacio de Doñana tuvo lugar durante el primer cuarto del siglo XX. Su entonces propietario, el duque de Tarifa, realizó en 1920 una ampliación de la vieja fábrica, con la construcción de una capilla junto a una nave adosada, y de una sola planta, cerrándose así el edificio en torno a un patio de trazado rectangular. De esta forma el edificio quedó notablemente embellecido, quedando fijada su distribución, en líneas generales, tal y como hoy puede contemplarse.
     En 1964 se realizó la última reforma importante. La portada se compone de una puerta adintelada con enmarque en resalto. Sobre ella avanza la repisa del balcón central con antepecho de hierro forjado y perinolas en los ángulos. Más arriba, campea un fragmentado escudo nobiliario. La heráldica estuvo inscrita en un marco con orejetas. Todas las ventanas del piso bajo mues­tran rejas salientes de hierro, siguiendo la tradición de la comarca (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Palacio de las Marismillas
     Es un pabellón de caza, propiedad del Estado, situado en el pinar de las Marismillas, junto a una vía pecuaria y cerca del río Guadalquivir. El palacio forma parte de un conjunto de sucesivas edificaciones. La construcción más antigua dataría de 1840, según Murray, levantándose una venta en el camino de Almonte a Sanlúcar. En 1863 se levantó de nuevo una ermita, en sustitución de la antigua. Por último, en 1912, el duque de Tarifa edifica el palacio propiamente dicho, adosándose al caserón  anterior.
     El edificio, con aspecto de pabellón inglés de caza, es de planta rectangular alargada. Tiene dos alturas y cubierta a dos aguas con fuertes pendientes. El mayor interés se centra en la fachada principal, de estilo victoriano. Se introduce una nota nórdica y exótica, en medio de la arquitectura popular andaluza. En su interior destaca la decoración pictórica del comedor, representando escenas de caza imitando modelos del Quattrocento italiano, al estilo de José Villegas en El Triunfo de la Dogaresa y demás temas venecianos (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Centro administrativo del Acebuche; Centro de visitantes del Acebuche, y de Las Rocinas; y los Palacios del Acebrón, de Doñana, y de las Marismillas), en Doñana y su entorno, de la localidad de Almonte (III), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.

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