Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

lunes, 19 de diciembre de 2022

Los principales monumentos (Iglesias de Sta. Mª de la Asunción, del antiguo Convento de Ntra. Sra. del Carmen, de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, del Convento de Sta. Catalina, y del Convento de Sto. Domingo) de la localidad de Aracena (II), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesias de Santa María de la Asunción, del antiguo Convento de Nuestra Señora del Carmen, de Nuestra Señora del Mayor Dolor, del Convento de Santa Catalina, y del Convento de Santo Domingo) de la localidad de Aracena (II), en la provincia de Huelva.

Iglesia de Santa María de la Asunción
     La historia de la construcción de este edificio es larga y compleja. Según testimonio del notario Fernando Sánchez de Ortega que vivió en Aracena en la segunda mitad del siglo XVI: «en martes, catorce días del mes de septiembre de mil quinientos veinte y ocho años, se comenzó a fundar la iglesia mayor nueva de esta villa; y este día, con gran solemnidad, se puso la primera piedra...». Sin embargo, la primera intervención documentada es la del arquitecto Diego de Riaño hacia 1533, continuando las obras tras su muerte distintos canteros entre los que destaca Juan de Calona hacia 1549. De esta primera fase, es la capilla del «reservado eucarístico», en el testero de la nave del costado izquierdo, oculta detrás del retablo del Cristo de la Plaza, a la que se accede por una pequeña portada con arco conopial de cantería decorado con una guirnalda de flores y frutos y una inscripción que lo data en 1558.
     Los trabajos se intensificaron a raíz de 1562, momento en que Hernán Ruiz II se pone al frente del proceso constructivo. Corresponden a este período la sacristía, la solución del presbiterio y el primer tramo con sus bóvedas de retícula nervada que albergan relieves con la Asunción de la Virgen, Evangelistas, Profetas y Apóstoles. A partir del segundo tramo, se advierten innovaciones en el proyecto, pues cambian el diseño de los pilares y de las bóvedas, actuaciones que ya estaban concluidas en 1603. La central es una bóveda semiesférica sobre pechinas, con nervios radiales y concéntricos, y decorada con mosaicos de loza y azulejos troceados, formando un sencillo dibujo geométrico; lleva la inscripción AVE MARÍA AÑO 1603. Las dos correspondientes a las naves laterales son de semejante composición pero con esquema oval. A partir de este momento, el proceso constructivo se paralizó definiti­vamente, quedando los muros perimetrales interrumpidos a diferentes alturas. Habilitada la parte cubierta para el culto permanecerá el templo en esta situación durante un siglo y medio. A mediados del siglo XVIII, tras el Terremoto de Lisboa, visitó el templo en 1774 el arquitecto Pedro de Silva quien dejó relación de una se­rie de intervenciones necesarias. Estas labores, sin embargo, fueron llevadas a la práctica posteriormente por Antonio de Figueroa entre los años 1779 y 1783. La actual portada Sur, datable en la primera mitad del siglo XVI, procede de un edificio contiguo al templo, demolido en época moderna. Finalmente, en torno a 1970 se realizó un último intento por terminar el edificio según proyecto del arquitecto Rafael Manzano.
     Preside hoy su presbiterio, un retablo, moder­no en donde se alojan, como únicas piezas de interés, dos lienzos de finales del siglo XVIII: uno en la calle central, con una alegoría de la Defensa del Dogma de la Inmaculada Concepción y otro, en el ático, que representa la Coronación de la Virgen. Igualmente, en su banco se encuentra un sagrario de plata, realizado por Fernando Marmolejo en 1968, que incluye en su puerta un altorrelieve peruano de piedra de huanga, de principios del siglo XVIII con la In­maculada Concepción rodeada de los atributos de las letanías Lauretanas, junto con Dios Padre y el Espíritu Santo. Fue donado a la parroquia por don Miguel Sánchez Dalp, según consta en una inscripción en su costado izquierdo.
     En la embocadura del arco triunfal se localizan dos púlpitos con base de mármol en forma de balaustre de orden jónico con antepechos de for­ja, datables en la segunda mitad del siglo XVI.
     Los dos únicos retablos antiguos del templo se encuentran en el costado derecho y ambos se pueden encuadrar estilísticamente en la transición entre el rococó y el neoclasicismo. El primero, en el muro testero de esta nave, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, es un retablo de madera, policromado imitando jaspes y datable a fines del siglo XVIII. Contiguo a él y dedicado hoy a San Blas, vemos otro, de mampostería, perteneciente a la antigua cofradía de San Pedro Pan de pobres, realizado en 1814 por el estucador Clemente García Pérez, vecino de la ciudad de Jerez de los Caballeros.
     La capilla Bautismal contiene una pila de mármol blanco con pie en forma de balaustre y taza superior circular, que incluye la inscripción: AÑO DE 1692. También en este espacio se guarda la custodia procesional de plata labrada, realizada por el orfebre Fernando Marmolejo en 1936. Finalmente, cabe reseñar junto a la puerta lateral una pililla de agua bendita del siglo XVI con base  triangular, decoración  de gallones y taza tallada con hojas de higuera (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Su construcción se inicia durante el siglo XVI, prolongándose hasta el s. XVII aunque ha sufrido intervenciones en los siglos XVIII y XX.
     Iglesia de estilo renacentista, de planta basilical, tres naves con cinco crujías y presbiterio de testero achaflanado al que se adosa la sacristía en el lado de la epístola.
     Hay cuatro capillas alojadas en arcos de rehundimiento en el segundo y cuarto tramo de las naves laterales.
     Las tres naves se separan mediante esbeltos pilares con pedestales que sustentan los arcos fajones y formeros de medio punto de las bóvedas. La sección de los pilares es cruciforme, los dos más próximos al presbiterio, sus responsiones murales en los laterales y los que forman el arco toral, se componen de un núcleo central cuadrado al que se adosan semicolumnas de fuste liso y capiteles toscanos.
     El tramo anterior al presbiterio de la nave central, se cubre con una bóveda vaída decorada con una retícula de nervios radiales y concéntricos. En las intersecciones de estos nervios se forman figuras trapezoidales y circulares con relieves que representan la Asunción de la Virgen, los Evangelistas, y los Profetas. Las bóvedas de la sacristía, el presbiterio, las cabeceras de las naves laterales y el intradós de los arcos formeros y fajones se decoran con retícula de casetones.
     La fábrica de la Iglesia está realizada en sillería, mampuesto y ladrillo con contrafuertes. Se caracteriza por las líneas diáfanas y lienzos de muro con austera desnudez, la monumentalidad severa, la ausencia de ornamentos capaces de velar la naturaleza del material, acentuando la robustez del orden dórico y el ideal estético de la época.
     Debido a la Guerra Civil este monumento tan singular se deterioró bastante (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia del antiguo Convento de Nuestra Señora del Carmen
     Este edificio responde estructuralmente a la tipología de las iglesias mudéjares sevillanas de planta basilical pero interpretada con el lenguaje clasicista de los siglos XVI y XVII, como se manifiesta en los arcos de medio punto y, sobre todo, en su cabecera de cruz latina, característica de dicha época. Posee su nave central una interesante techumbre de madera de par y nudillos. 
     El edificio fue saqueado por los franceses a co­mienzos del siglo XIX. En 1812 fue objeto de importantes obras para recuperar su función religiosa, actividad que poco después volvió a perder con la desamortización eclesiástica. En 1911 su iglesia sufrió una gran restauración, obras que afectaron principalmente a sus exteriores, cubierta, solerías y zócalos de azulejos. En 1915, su claustro fue derribado para ser convertido en mercado de abastos, proyecto vinculado con la figura del arquitecto Aníbal González. Recientemente, en el piñón de la fachada de los pies se ha colocado una imagen de bronce de la Vir­gen del Carmen, obra del escultor Pepe Antonio Márquez.
     Durante la Guerra Civil, la iglesia fue incen­diada. Hoy su interior sólo contiene de interés algunos  retablos barrocos, recompuestos con fragmentos de mediados del siglo XVIII, y otros neoclásicos con elementos de principios del XIX, que albergan imágenes procesionales modernas.
     Sí son de interés las pinturas murales barrocas del siglo XVII que decoran el intradós de la bóveda sobre el crucero, donde se representan tondos con los cuatro papas carmelitas. Igualmente, por las capillas y naves laterales se distribuye cierto número de lienzos de carácter popular del XIX.
     De su ajuar de platería, en gran parte procedente de la parroquia de Santa María de la Asunción, podemos destacar: en primer lugar, un hostiario con decoración del último gótico y del primer renacimiento, de la primera mitad del siglo XVI; la cruz parroquial, de estilo plateresco, de la misma época; una bandeja de escotaduras, sin decoración, del orfebre sevillano Hernando de Ballesteros, de fina­les del siglo XVI y dos ciriales manierista también vinculables con el citado platero. En su tesoro guarda un Cristo crucificado en marfil del siglo XVII (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Este templo de estilo mudéjar, aunque influenciado por el clasicismo de los siglos XVI y XVII, es fruto de las distintas reformas que ha sufrido. Formó parte de un convento carmelita hasta la desamortización de Mendizábal, en 1835, y fue sede de la Cátedra de Latinidad fundada por Benito Arias Montano entre 1587 y 1607. Asimismo, las dependencias de su convento, hoy desaparecido, sirvieron como prisión comarcal y su claustro está ocupado actualmente por la Plaza de Abastos, construida en 1915, según el proyecto de Aníbal González, y reformada en 1989.
     Se trata de una de las dos iglesias parroquiales de Aracena. Presenta planta basilical, con tres naves separadas por pilares rectangulares y arcos de medio punto, con cabecera de cruz latina. La nave central supera en dimensión a las dos laterales (nave del Evangelio y nave de la Epístola) de igual trazado.
     El falso crucero se cubre con bóveda semiesférica (cúpula sobre pechinas) en el centro, y bóvedas de cañón en los brazos.
    La nave central se cubre con alfarje y vierte a dos aguas, mientras que en las laterales aparecen sendos faldones corridos, sobre la cúpula la cubierta es a cuatro aguas
     La fachada, que presenta aparejo toledano (mampostería concertada y ladrillo) de desigual factura y mala conservación, es simétrica y está coronada por dos espadañas. Todo su exterior está realizado en mampostería con una decoración en franjas de mortero rojo. Su fachada principal cuenta con un arco de medio punto que enmarca la entrada y una pequeña ventana circular. Culminada su fachada con dos espadañas neoclásicas de principios del siglo XX. La fachada de la zona derecha linda actualmente con el Mercado de Abastos, que ocupa lo que fue el claustro del convento carmelita. En su interior
     Finalmente, la cabecera presenta añadidos de escasa altura utilizados en la actualidad como sacristía y que fueron en su día vivienda para el coadjutor. Hay en ella también otras dependencia anexas: despacho del párroco, salón parroquial y patio.
     El templo normalmente se encuentra abierto, y es un espacio cotidiano de encuentro, especialmente para algunas mujeres. Una buena parte de las imágenes procesionadas en Semana Santa se encuentran aquí (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor
     La parte más antigua del edificio, de estilo gó­tico-mudéjar sevillano y apariencia fortificada, está constituida por el presbiterio, la torre y los pilares del primer tramo, y es datable a media­dos del siglo XIV. La torre constituye, sin duda, el elemento más destacado de esta primera fase, decorada exteriormente con paños de sebka inspirados en la Giralda. De este mismo período y estilo es también la portada del flanco Sur.
     Las obras debieron reanudarse en la segunda mitad del siglo XV cuando se concluyó el tem­plo labrándose sus tres naves con cubiertas abovedadas de crucería a la misma altura labradas en cantería, destacando, como nota peculiar, el gran pórtico occidental y la portada del lado izquierdo, ambas formadas por arcos escarzanos entre floridos pináculos, siguiendo esquemas del gótico flamígero.
     En el año 1755 se añadió al presbiterio un camarín barroco, obra del arquitecto José Gabriel González.
     En el exterior del edificio hay dos paños de azulejos representando al Cristo de los Desamparados, de principios del siglo XIX, y a la Virgen de Guía, protectora de caminantes y marineros, obra del siglo XVIII, éste último, en el muro testero del Camarín, imagen colocada en este lugar por la devoción de Domingo Pérez Otero que fue capellán mayor de la Capilla de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla.
     Ya en su interior, el presbiterio está separado de las naves por una reja neorrenacentista, de hierro forjado, mandada ejecutar en el año 1927 por los Condes de las Torres de Sánchez­ Dalp. Es obra atribuida al taller toledano de Julio Pascual.
     El retablo mayor que sirve de embocadura al camarín, es de estuco e imita mármoles, de estilo neoclásico y datable a principios del siglo XIX. Está presidido por la imagen de vestir de la Virgen del Mayor Dolor, realizada en 1959 por Se­bastián Santos Rojas.
     En una pequeña capilla aneja al presbiterio por su lado izquierdo se encuentra el sepulcro del prior Pero Vázquez, cuya escultura yacente está realizada en barro vidriado, siendo obra de escuela sevillana datable en torno al año 1520. En esta capilla también podemos encontrar una pintura mural de la Virgen de la Antigua, fechable en el siglo XVI, en la actualidad muy restaurada.
     Los retablos que decoran las naves pertenecen al Ministerio de Cultura y fueron traídos a la parroquia en 1972 gracias a la mediación de don Florentino Pérez Embid, natural de este pueblo. En la nave de la izquierda, ocupa su testero el retablo de San José, de estilo barroco del segun­do cuarto del siglo XVIII y procede de la ciudad de Écija. En la hornacina central, su imagen titular data de la época del retablo.
     En el primer tramo de la nave izquierda se en­cuentra un lienzo representando una escena de la vida de San Jerónimo, obra del pintor sevillano Juan de Espinal, de la década de 1770, obra depositada en esta iglesia por el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
     A mitad de la nave se sitúa el retablo de Santa Teresa, de estilo barroco, fechable a principios del siglo XVIII. Su hornacina central alberga la imagen de la Santa, con el Niño Jesús, de la época del retablo. A continuación, un lienzo con un Cristo Crucificado, copia de Zurbarán, del siglo XVII.
     A los pies de esta nave izquierda , en el sotocoro, se sitúa una pequeña capilla separada del resto del edificio por una reja de forja neorrenacentista ejecutada en 1927 en el taller toledano de Julio Pascual por encargo de la familia Sánchez Dalp.
     En esta capilla, apoyado sobre un zócalo de fábrica formado por azulejos de arista del siglo XVI y alizares del siglo XVIII, se sitúa el retablo pictórico de Santa Catalina y la Magdalena con estructura plateresca.
     Su primer cuerpo está presidido por una escena de la Piedad junto a los cuatro Evangelistas y el segundo, incluye una representación de Santa Catalina de Ale­jandría y la Magdale­na, en la calle central, junto a cuatro parejas de Santos en las calles laterales: San Cosme y Damián, San Onofre y San Roque, San Pedro de Verona y San Blas y, finalmente, Santa Lucia y Santa Bárbara. Remata el conjunto el tema de la Crucifixión. El retablo por sus características formales y estilísticas, podría catalogarse como obra de escuela sevillana de la segunda mitad del siglo XVI.
     El ajuar mueble de este espacio se completa con restos de una sillería de coro de madera tallada, del siglo XVIII, y un arca de madera neorrenacentista de principios del siglo XX.
     La  capilla  del  sotacoro del  lado  derecho desempeña el papel de capilla Bautismal. Se accede a ella a través de una reja neorrenacentis­ta de hierro forjado procedente del mismo taller y época que las anteriores. Ocupa su testero el retablo de la Virgen de la Rosa, con estructura gótica, apoyado en un zócalo de fábrica recubierto con azulejos de arista del siglo XVI y alizares de montería del siglo XVIII. El retablo, de carácter pictórico, está presidido por una imagen sedente de la Virgen con el Niño, flanqueada por San Valerio y San Blas. En el banco aparecen cinco paneles que presentan a Santa Quiteria; San Antonio Abad; la Piedad; San Miguel y San Jerónimo. En el ático aparece el tema de la Crucifixión. Una inscripción en el retablo permite datarlo en 1528.
     Completan el ajuar de la capilla, dos arquetas de hierro neomedievales sobre pies de mampostería revestidos de azulejos de arista, del siglo XVI, y un arcón de madera tallada, neobarroco, de principios del siglo XX.
     En el muro de la nave de la derecha, encontramos un lienzo representando a la Inmaculada Concepción, del pintor José García Hidalgo, del siglo XIX.
     En el tercer tramo de esta misma nave se encuentra otro retablo de estilo barroco, fechable en el segundo cuarto del siglo XVIII, procedente de Écija, presidido por una cruz moderna de taracea. A continuación, un lienzo de grandes dimensiones de la serie de la Vida de San Jerónimo, también obra de Juan de Espinal, de la década de 1770.
     En el testero de esta nave, se sitúa un retablo de Cristo atado a la columna, igualmente de estilo barroco y datable a comienzos del siglo XVIII. La imagen titular es obra del imaginero Antonio León Ortega de 1943 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Este templo es el más antiguo de Aracena y uno de sus más emblemáticos. Las obras de su construcción comenzaron en el siglo XIII y se extendieron hasta el siglo XV, en el que quedó terminada esta iglesia, situada dentro del recinto fortificado de la villa medieval.
     De estilo gótico-mudéjar, tiene tres naves de igual altura cubiertas con bóveda de crucería, de las que la central tiene mayor anchura. El edificio está rematado a los pies con coro y atrio.
     Los elementos más antiguos, son el presbiterio, la torre y los pilares interiores del primer tramo. En este tramo, sobre el muro testero del camarín se puede ver un azulejo del siglo XVIII, con la imagen de la Virgen de Guía. Este camarín barroco fue añadido al presbiterio en 1755 para acoger a la imagen de la Virgen del Mayor Dolor, Patrona de Aracena.
     En su cabecera destaca la torre, de planta cuadrada, que en su interior alberga una escalera y una capilla de enterramiento. El símbolo de esta construcción es la decoración exterior de estilo mudéjar, con paños de sebka, motivos geométricos de origen almohade y arcos polilobulados, de clara inspiración en la Giralda de Sevilla.
     Esta torre está rematada por un antepecho con almenas y merlones de reconstruidos en los años 70 del s. XX.
     Del siglo XV son las portadas, una situada a la derecha de la torre: la de las Mercedes y otra a los pies de la iglesia, la Puerta Real. Ambas están formadas por arcos escarzanos que comparten espacio con pináculos floridos que siguen el esquema del gótico flamígero. De este mismo estilo son las ventanas geminadas de este tramo lateral. El atrio que ocupa la parte inferior del templo está formado por una bóveda de crucería de arcos apuntados. La portada de la fachada sur es original del siglo XIV aunque ha sufrido numerosos cambios en la escalinata de entrada a lo largo de su historia. La decoración de esta entrada consta de un arco apuntado y abocinado con dos arquivoltas ojivales.
     La restauración de los años 70 cambió sustancialmente al inmueble, no realizándose una intervención arqueológica, a pesar de producirse remociones del subsuelo.
     La actual población de Aracena aparece dominada por los menguados restos de su castillo, de cuyos arruinados muros y torres emerge la mole de las más vieja de sus iglesias. Hoy el templo se sitúa extrarradio y, si bien se encuentra bastante aislado y no existe ningún contacto físico con la trama urbana, su presencia es una constante en el pueblo por el dominio que le otorga la altura del cerro donde está ubicado.
     La iglesia está constituida por un espacio rectangular, articulado en tres naves, con cinco tramos y sin crucero. La nave central es más ancha, rematada en un ábside poligonal de cinco lados que sirve de presbiterio. A los pies del templo las naves se prolongan conformando un atrio, que protege la entrada principal, y presenta cinco arcos, tres al frente de acuerdo con las naves y los dos laterales. En el tramo de los pies se dispone un coro alto que abarca las tres naves, al que se accede desde las dos capillas laterales que quedan cubiertas: la Capilla Panteón de la familia Sánchez-Dalp y la Capilla de Hijos Ilustres del Pueblo de Aracena.
     La iglesia presenta tres puertas: la puerta de las Mercedes se abre al muro del evangelio y, opuesta a ésta, en el lado de la epístola, se abre la puerta del Perdón o de los Remedios. La puerta Real se encuentre en los pies del templo, protegida por el atrio.
     La torre, de planta cuadrangular, se encuentra junto a la cabecera en el lado del evangelio. Alberga en su interior la Capilla de la Virgen de la Antigua.
     En el lado de la epístola se sitúa la sacristía, de planta cuadrada, precedida de una pequeña antesala.
     La cabecera del templo se cubre con dos bóvedas de crucería, una anterior sexpartita, y otra yuxtapuesta con siete nervios, que se adapta a la planta poligonal del ábside. La nave central presenta una cubrición de bóvedas estrelladas cuadradas, bastante simple. Las naves laterales se cubren con bóvedas estrelladas rectangulares, por se las naves de menor anchura que la central. La Capilla de la Virgen de la Antigua, situada en el interior de la torre, se cubre con bóveda nervada de crucería y la Sacristía con bóveda central de media naranja sobre pechinas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia del Convento de Santa Catalina
     El edificio fue primitivamente una ermita medieval. El 21 de febrero de 1536 se instalaron en esta ermita, monjas pertenecientes a la rama femenina del Carmelo, practicando reformas al edificio para adaptarlo a sus necesidades monásticas. Así, labraron un claustro que adosaron al lado derecho del templo, varias estancias en la cabecera para poder asistir a la misa desde la clausura y también le añadieron la interesante portada del hastial, de estilo mudéjar, con su original decoración geométrica. A finales de esta centuria o comienzos de la siguiente, debieron terminar estas actuaciones con la construcción de la portada lateral, de estilo clasicista. En época barroca se añadió un camarín al presbiterio y en 1909 se construyó la capilla contigua a éste.
     Preside el presbiterio un retablo realizado en 1722 por el tallista local Francisco Ramírez Prieto. En la actualidad, ocupa el camarín central una imagen de vestir de la Virgen del Carmen, realizada en 1948 por el escultor Manuel Vergara Herrera y, en las hornacinas laterales, distintos lienzos que representan: en el primer cuerpo, a Santa Teresa y a Santiago, ambos del último tercio del siglo XVII y, en el segundo cuerpo, al Arcángel San Rafael y a San Nicolás de Bari, ambos del último cuarto del siglo XVII o principios del XVIII. El pavimento de este camarín está constituido por numerosas lápidas funerarias de mármol blanco, datables en los siglos XVI y XVII principalmente.
     Completan la decoración del presbiterio, un lienzo del Descendimiento de Cristo, del siglo XVIII y otro de la Virgen con el Niño, de carác­ter popular, del siglo XIX.
     En el primer tramo se localiza un retablo de mampostería, de traza neoclásica, fechable en el siglo XIX que contiene un lienzo de San Francisco Javier, de la misma fecha. A su lado se encuentra una curiosa pila de agua bendita de mármol veteado de finales del siglo XV o principios del XVI. En la sacristía se conservan un lienzo de la Coronación de la Virgen, del siglo XVII y otro de la Virgen del Carmen de carácter popular del siglo XVIII.
     En la nave derecha se localiza el retablo de María Auxiliadora, datable en el último tercio del XVIII, de orden corintio y decoración rococó (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Poquísimas noticias se conocen de la iglesia, aunque según algunos autores fue una antigua sinagoga, que pasó al culto cristiano tras la expulsión. Otros autores afirman que pudo ser una antigua mezquita, basándose para ello en la disposición transversal de los arcos que indican la posibilidad de la orientación propia de edificios religiosos islámicos.
     No se han podido confirmar dichas noticias, aunque parecen poco fiables. 
     El inmueble se encuentra ubicado en el sector noreste del casco urbano de la localidad presidiendo la plaza de la Marquesa de Aracena, anterior plaza de Santa Catalina.
     Pertenece al tipo de iglesia cristiana y, aunque su aspecto actual se debe al resultado de diversas intervenciones efectuadas a lo largo del tiempo, conserva en general la traza de su primitiva construcción, coincidente con la tipología propia de las iglesias gótico-mudéjares construidas en el siglo XIV.
     La iglesia es de planta rectangular de tres naves y cabecera plana. Las tres naves están separadas mediante pilares prismáticos de base rectangular y sección poligonal en los que se adosan, en cada frente, medias pilastras que se elevan sobre potentes basas escalonadas. Estas pilastras terminan en una cornisa moldurada, a modo de capitel, en la que apean arcos apuntados y doblados, dispuestos transversalmente al presbiterio, sobre los que descansan las cubiertas, realizadas con armadura de madera dispuestas a dos aguas en cuyas vigas se asientan parecillos que forman un entramado continuo.
     Las tres naves tienen una anchura similar, aunque el muro perimetral de la nave de la Epístola presenta una pequeña desviación que hace que esta nave sea más estrecha hacia su cabecera. Se estructuran con seis tramos, encontrándose actualmente cerrados al interior de la iglesia los dos primeros, los cuales están ocupados por diversos ámbitos.
     El correspondiente a la nave central se sitúa a nivel inferior del resto de la iglesia desnivel que salva mediante dos escalones y que define un espacio de entrada a modo de nártex, de tres tramos con tres arcos diafragma, sobre los que apoya una cubierta plana de madera. Los otros dos primeros tramos correspondientes a la nave de la Epístola también se encuentran cerrados, sólo comunican con la nave a través de un vano rematado en medio punto cubierto con puerta de madera de doble hoja. Este recinto se cubre con techo plano y está ocupado actualmente con la sacristía y el torno del convento.
     El espacio de los dos tramos primeros de la nave del Evangelio está utilizado como almacén, se encuentra incomunicado con el resto de la nave y se abre al citado nártex a través de una pequeña puerta.
     Cuenta este recinto con el mismo sistema de arcos diafragma y cubiertas planas, descrito en el nártex. En su interior alberga una escalera con acceso al primitivo coro, situado en la zona superior de los dos primeros tramos de las tres naves, en cuyo muro se abren vanos cubiertos con rejilla. Actualmente este recinto forma parte del ámbito de clausura.
     En el muro perimetral de la nave del Evangelio, en su tercer tramo se ubica el retablo de San Francisco Javier, de estilo neoclásico realizado en el siglo XIX.
     En la cabecera de la nave del Evangelio se ubica la capilla del Perpetuo Socorro; tiene planta cuadrada cubierta con bóveda de nervadura gótica al igual que el presbiterio y comunica con la nave a través de una amplia escalinata. También en el pilar adosado al muro perimetral, entre el tercer y cuarto tramo de la misma nave, se encuentra adosada una pila de agua bendita realizada en el siglo XV en piedra, con taza circular dispuesta sobre un pequeño pilar.
     La capilla de la cabecera de la nave de la Epístola, que no comunica con la nave, es de planta rectangular y está cubierta con techo plano sobre viguetas de madera. Esta capilla originariamente estaba ocupada por la sacristía; actualmente es el coro de la comunidad y comunica con el convento y el presbiterio a través de un amplio vano cubierto de teja.
     El presbiterio se abre a la nave central a través de un arco triunfal apuntado. Se encuentra a nivel más alto que la nave, desnivel que salva con dos amplios escalones. Tiene planta cuadrangular cubierta con bóveda de nervadura, muy sencilla, que únicamente cuenta con dos nervios cruzados en una clave central.
     En la capilla mayor durante el barroco se le adicionó un camarín, de trazado cuadrado que sobresale en planta, cubierto con un casquete semiesférico. Cubre el testero de la capilla mayor un retablo barroco realizado en 1722 por el tallista local Francisco Ramírez Prieto. Este retablo sufrió daños parciales en los primeros días de la Guerra Civil, quedando además desprovisto de todas las esculturas y pinturas originales, siendo reemplazadas por otras en la década de los años cuarenta. Consta de banco, dos cuerpos con tres calles y remate superior.
     En el segundo tramo de la nave de la Epístola se ubica el retablo de María Auxiliadora, de estilo rococó realizado en el último tercio del siglo XVIII.
     El emplazamiento de la iglesia sobre un terreno fuertemente inclinado explica la finalidad meramente estructural del potente zócalo que actúa a modo de plataforma artificial sobre la que se asienta el edificio, recogiendo el peso de sus cubiertas a través de sus contrafuertes anclados en él. Este zócalo termina en forma de talud, con inclinación mayor en la fachada de la cabecera y se fusiona con el arranque de los contrafuertes, contribuyendo a la labor de apuntalamiento del templo.
     La fachada principal, rematada en hastial, presenta cinco vanos rectangulares cubiertos de reja, de los cuales se ubican cuatro a ambos lados de la portada dispuestos en eje y el quinto sobre el dintel. La portada, construida en ladrillo visto y pintada de color ocre, está realizada hacia el 1500, coincidiendo con la primitiva fábrica del edificio, y se encuentra dentro de las consignas de la arquitectura mudéjar del momento. Su composición se basa en un triple arco apuntado y abocinado, asentado sobre pilastras con basas y continua imposta moldurada. Destacan los baquetones cilíndricos que suavizan cada una de las aristas de las tres arquivoltas, el alfiz que corona el conjunto con pequeños fletes en escalón y una sencilla cornisa con molduras horizontales como remate. Se centra la portada sobre amplia grada de sección semicircular de catorce escalones. En el lateral derecho de la fachada se encuentra un cuadro de azulejos coronado con un frontón triangular, con la representación de la Virgen del Carmen. En la fachada del Evangelio destacan los seis potentes contrafuertes de sección prismática, de diferentes tamaño, cubiertos de teja curva que forman parte del sistema de contrarrestos del edifcio, así como el robusto zócalo coronado en talud mediante lajas de pizarra, que contribuye a nivelar la pronunciada inclinación del piso.
     La portada se abre en el cuarto tramo de la nave, está realizada a finales del siglo XVI y responde a un modelo clasicista.
     Consta de un vano de medio punto con clave resaltada con ménsula, flanqueado por pilastras toscanas. Sobre las pilastras apoya un entablamento y cornisa superior rematada por un frontón triangular coronado con dados y esferas. La portada tiene acceso a través de una escalinata de seis peldaños, protegida con una baranda de hierro. Cuatro sencillos vanos completan la composición de la fachada: dos adintelados, abiertos en el tercer y quinto tramos de la nave; y dos coronando en medio punto, que se corresponde con la capilla del Perpetuo Socorro (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia del Convento de Santo Domingo
        
     El origen del convento de Santo Domingo, re­cientemente restaurado, se remonta a mediados del siglo XVI. En la actualidad, los únicos restos visibles del convento son su iglesia y un pórtico de arcos apuntados sobre pilares rectangulares, parcialmente ocultado por viviendas particulares. La iglesia es un edificio gótico-mudéjar del siglo XV que incluye, sin embargo, añadidos barrocos de los siglos XVII y XVIII.
     En su interior sólo se conservan algunos restos de los estucos que decoraron la embocadura del camarín y, en el testero de la nave derecha, fragmentos de pinturas murales fingiendo un retablo de mampostería de finales del siglo XVIII (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     A finales del siglo XVI, la Orden Dominica fundó un convento en la antigua ermita de San Sebastián, donde también existía un hospital para necesitados. Hasta el siglo XIX estuvo presente esta orden religiosa en el barrio de Santo Domingo aunque del citado convento sólo quedan como testigos la actual iglesia y las dependencias integradas en las viviendas anexas del Pasaje Sánchez Dalp.
     Este templo de estilo gótico- mudéjar se construyó en el siglo XV, aunque presenta sucesivas reformas barrocas y neoclásicas.
     Su planta, basilical orientada Occidente/Oriente aunque su acceso actual es el que da al Norte, consta de tres naves con arcos apuntados y alfiz sobre pilares rectangulares.
     De su interior destaca el ábside, de planta cuadrangular, que está cubierto por una cúpula ochavada y decorado con pinturas murales del siglo XVI.
     Su fachada principal está formada por un pequeño pórtico con arco de medio punto que antecede a la puerta. Sobre ésta se erige una espadaña. En su lateral se abren otras dos puertas: una pequeña de claro estilo mudéjar, enmarcada por dos arcos apuntados yuxtapuestos y un alfiz, todo en ladrillo visto, y otra de mayor tamaño añadida en época barroca.
     Aparecen huecos de ventanas y puertas antiguas de origen románico/visigodo.
     Posee campanario con cubierta de teja en muy mal estado (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesias de Santa María de la Asunción, del antiguo Convento de Nuestra Señora del Carmen, de Nuestra Señora del Mayor Dolor, del Convento de Santa Catalina, y del Convento de Santo Domingo) de la localidad de Aracena (II), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario