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miércoles, 11 de octubre de 2023

Un paseo por el Barrio de Nervión

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Nervión, de Sevilla, dando un paseo por él.
     Hoy, 11 de octubre, es el aniversario de la creación (11 de octubre de 1864) del Marquesado de Nervión, título nobiliario, que ostentaba don Francisco Armero y Fernández de Peñaranda, que da nombre al Barrio de Nervión, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Barrio de Nervión.
     El Barrio de Nervión es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito de Nervión, delimitado por las vías c/ Luis Montoto, avda. de Andalucía, avda. Ronda del Tamarguillo, c/ Marqués de Pickman, plaza Gran Plaza, avda. de la Ciudad Jardín, c/ Maestro Pedro Braña, c/ Beatriz de Suabia, c/ Fernández de Ribera, c/ Marqués de Nervión, avda. Ramón y Cajal, avda. San Francisco Javier, c/ Espinosa y Cárcel, c/ San Juan de Dios, avda. Eduardo Dato, c/ Goya, c/ Cristo de la Sed, c/ Beatriz de Suabia, c/ Alejandro Collantes, y c/ José Luis de Casso.
     El Barrio de Nervión componen las vías siguientes: c/ Alejandro Collantes, avda. Andalucía, c/ Andrés Bernáldez, c/ Antonio Ballesteros, c/ Antonio de Solís, c/ Beatriz de Suabia, c/ Cardenal Lluch, c/ Castañuelas, c/ Cean Bermúdez, avda. de la Ciudad Jardín, c/ Claudio Coello, c/ Clemente Hidalgo, pasaje comercial Gran Plaza, c/ Cristo de la Sed, avda. de la Cruz del Campo, plaza Doctor González Gramage, c/ Doña Juana de Castilla, c/ Duque de Rivas, avda. Eduardo Dato, c/ Enrique Florez, c/ Espinosa y Cárcel, c/ Federico García Lorca, c/ Fernández de Ribera, c/ Francisco Pacheco, c/ Fray Diego de Hojeda, c/ Goya, plaza Gran Plaza, c/ Imaginero Rafael Barbero, c/ Jaime Ferranz, c/ Jordán, c/ José Luis de Casso, c/ José Muñoz de Vargas, c/ José Valero, c/ Juan Curiel, c/ Juan de Juanes, c/ Juan de Mariana, c/ Juan de Oñate, c/ Juan de Padilla, c/ Lebrija, c/ Leonardo de Figueroa, c/ Lionel Carvallo, c/ Lorenzo Fernández, c/ Lorenzo Mercadante, c/ Luis Montoto, c/ Madre María Teresa, c/ Mariano Benlliure, c/ Marqués de Nervión, c/ Marqués de Pickman, c/ Melchor Gallegos, c/ Padre Pedro Ayala, plaza Pintor Amalio García del Moral, c/ Pintor Rosales, avda. Ramón y Cajal, c/ Rico Cejudo, c/ Rodrigo de Bastida, c/ Rodríguez Bover, c/ San Juan de Dios, c/ San Rafael, c/ Santa Elena, c/ Santa María Mazzarello, c/ Sebastián Trujillo, c/ Tordesillas, c/ Valeriano Bécquer, c/ Vidal de Noya, y c/ Villegas Marmolejo. 
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
     De forma cuadrangular, su centro está ocupado por la Gran Plaza, de la que parten las avenidas de Marqués de Pickman, Eduardo Dato, Cruz del Campo, y Ciudad Jardín. Levantada sobre el Cortijo del Maestre Escuela, esta zona había sido elegida por Luis Lerdo de Tejada en 1900, que la propone como lugar ideal para hacer una Ciudad Jardín al estilo de las que por estos años se esta­ban haciendo en Inglaterra. La elección estuvo motivada por tratarse de los terrenos más elevados existentes junto a Sevilla y, por tanto, más saludables. En 1911 el marqués de Nervión donará a la ciudad dos solares para la construcción de la Cárcel (avda. Andalucía) y el Matadero (avda. Ramón y Cajal), atrayendo, de este modo, la atención hacia estas tierras, tanto de la ciudad como del Ayuntamiento. Será Aníbal González quien inicialmente se haga cargo del proyecto de la barriada, concibiéndola en torno a un eje central situado en la Gran Plaza. En 1916, y bajo el lema "cada familia una casa y en cada casa un jardín", se redacta el Plan de Urbanízación del barrio de Nervión, afectando a buena parte del cortijo. El éxito de la empresa hace que en 1921 se constituya la Inmobiliaria Nervión, que lleva a cabo la primera transformación importante del suelo rústico en urbano promovida en Sevilla por capital privado. Este proyecto supuso el abandono del inicial de Aníbal González, al promover los herederos del marqués de Nervión, en uno de los cuadrados insertos en el cortijo, la Ciudad Jardín de la Esperanza, alterándose el proyecto de conjunto redactado inicialmente por Aníbal González.
     En el plano del II Congreso Nacional de Riegos (1918) se perfila gran parte de lo que será el barrio de Nervión, apareciendo trazadas la mayoría de las calles cercanas a la Gran Plaza, aunque el actual trazado no se corresponda con el reflejado en el plano. Tal como hoy se le conoce, es producto de varias fases. En 1928 las manzanas que aparecen claramente delimitadas son las com­prendidas entre José Luis de Casso y la avenida de la Cruz del Campo. Entre este año y 1945 se completa la urbanización del sector y se inicia la del situado entre esta última avenida y el Tamarguillo, que culminará a fines de la década de los cincuenta. Así  pues, entre 1928 y 1959 se culmina, aunque parcialmente, la ocupación del es­pacio situado en torno al eje Cruz del Campo-Ciudad Jardín, delimitado por las avenidas de José Luis de Casso y Tamarguillo. En la década de los setenta finalizará la urbanización de las márgenes de Luis de Morales, San Francisco Javier y el terreno ocupado anteriormente por la Huerta del Rey y el entorno inmediato al Cortijo del Maestre Escuela.
     La dotación de infraestructura de la barriada entre la Inmobiliaria Nervión y el Ayuntamiento fue un proceso lento. En 1941 la Inmobiliaria cede a perpetuidad al Ayuntamiento las avenidas de Eduardo Dato  y Ciudad Jardín, además de la Gran Plaza, que eran, como todas las calles trazadas hasta este momento, de su propiedad. En 1946 se llega a un acuerdo sobre urbanización, construcción y parcelación del barrio. Según este acuerdo, la Inmobiliaria Nervión debía instalar en todas las calles la dotación e infraestructura; el Ayuntamiento sólo con­cedería licencias para la construcción en los solares que tuvieran todos los servicios mencionados. Transcurridos diez años desde la instalación de estos servicios, el Ayunta­miento procedería a municipalizar el sector o sectores que estimase convenientes, estando a su cargo la pavimentación. Hasta 1960 dura este largo pleito, llegándose a un definitivo acuerdo de resultas del cual podrían comenzarse las obras de acceso a la barriada. En la actualidad todas las calles se encuentran pavimentadas con asfalto y aceradas con losetas, iluminándose por medio de farolas de báculo en las avenidas y de tipo jardín o báculo mural en el resto del viario. Es de observar una desigualdad en cuanto al estado de conservación y mantenimiento de la infraestructura y mobiliario urbanos, entre un sector perfectamente dotado, correspondiente a la zona comprendida entre José Luis de Casso y Cruz del Campo, y entre la primera y Luis de Morales-San Francisco Javier; y otro sector, situado entre la Cruz del Campo y el Tamarguillo, en el que se aprecia una dotación de menor calidad y en peor estado.
     Esta desigualdad la volvemos a encontrar en la tipología y estado de la edificación. En los años veinte y treinta el tipo de construcción es la del chalet cercado por un espacio ajardinado. Se trataba de viviendas de dos y tres plantas, algunas edificadas con grandes medios y pretensiones, como pode­mos ver en algunas actualmente existentes, a pesar de la progresiva sustitución por blo­ques de viviendas, en la Cruz del Campo, Alejandro Collantes o Marqués de Nervión. Sin embargo, en los años cuarenta y cincuenta comienza a parcelarse el sector inmediato al Tamarguillo; son diminutas parcelas en las que los grupos sociales más humildes comienzan la autoconstrucción de pequeñas viviendas, a merced del inmediato arroyo, cuyos efectos devastadores se dejaron sentir con fuerza en la inundación de 1961. Así pues, la topografía de las tierras del cortijo, de máxima altura en la Cruz del Campo y mínima en el Tamarguillo, ha actuado como factor desencadenante de dos tipos de hábitat claramente diferenciados, por la proximidad a la zona de máximo peligro de inundación y de insalubridad. Ade­más de estas viviendas unifamiliares, en la década de los sesenta se procede a la construcción de bloques de distintas escalas que van ocupando los solares intercalados entre las antiguas viviendas unifamiliares. En otras ocasiones se trata de núcleos residenciales, como el de Lionel Carvallo, junto a la avenida de Ramón y Cajal. Entre éstos resulta llamativa la barriada de Jesús del Gran Poder, enclavada en el nuevo Nervión, destacando el aspecto popular de las tres calles peatonales que la componen: Obispo González García, José María Obando y Miguel Bravo Ferrer. Además de la función residencial, Nervión concentra una serie de funciones di­versas.
     El barrio en sus orígenes quedaba muy alejado del centro, incluso hasta cierto pun­to incomunicado, a pesar de la instalación de la línea de tranvía que, desde 1923, iba de la Puerta de la Carne hasta Nervión; pero hoy día se ha convertido en un nudo viario de primera categoría, al recibir, tangencial o directamente, el tráfico que discurre por sus grandes avenidas, como Cruz del Campo y Ciudad Jardín, que comunican la carretera nacional IV con Luis Montoto, Eduardo Da­to y Ramón y Cajal; o Luis de Morales y San Francisco Javier que, a través de Felipe II y la avenida de la Borbolla, ponen en contacto el tramo de la carretera nacional IV Madrid-Córdoba con el de Sevilla-Cádiz. La gran concentración de vehículos se ve incrementada por la afluencia a los centros comercia­les o de oficinas situados en Luis de Morales y San Francisco Javier, que han hecho de Nervión una de las zonas de servicios más importantes de Sevilla. Innumerables locales comerciales, situados en los bajos de los edificios, galerías comerciales, mercados de abastos, supermercados, entidades bancarias, bares y cafeterías, completan la presencia de un sector servicios de fuerte implantación en un barrio que se autoabastece. En este aspecto es de destacar la Gran Plaza como centro comercial de primer orden de todo el barrio. Respecto a la cobertura escolar y asistencial, Nervión cuenta con un gran número de colegios de primaria y enseñan­zas medias, algunos, como el de la Sagrada Familia, con más de cuarenta años de existencia, y otros de reciente apertura, o adaptación de edificios preexistentes, como el colegio público situado en el antiguo Mata­dero. Poco queda ya, en el perfil urbano de Nervión, de aquellos amplios espacios abiertos, de los boulevares de la Cruz del Campo y de la Ciudad Jardín en los que serpenteaba el tranvía; de los cines Gloria y Nervión, del gran vivero de las Palmeras y, cómo no, del antiguo campo de deportes del Sevilla F.C., levantado a fines de los años veinte a la orilla de Luis de Morales, e inaugurado de nueva planta en el sitio que ocupa actualmente el 7 de septiembre de 1958 [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Biografía del I Marqués de Nervión, que da nombre al Barrio
:   
      El Marquesado del Nervión es un título nobiliario español creado el 11 de octubre de 1864 por la reina Isabel II, a favor de Francisco Armero y Fernández de Peñaranda, Capitán General de la Armada, Senador, etc.
      Su denominación hace referencia al Río Nervión, en recuerdo de la intervención de Francisco Armero en el Sitio de Bilbao, durante la Primera Guerra Carlista.
     Francisco Armero, era el hijo primogénito de los doce hijos habidos del matrimonio de Antonio Armero y Almazán con María de los Dolores Fernández de Peñaranda y Sevilla.
     La familia Armero procedía de La Rioja, pero se afincó en Fuentes de Andalucía (Sevilla), de donde eran oriundos los Fernández de Peñaranda.
     Tanto el I marqués del Nervión, como sus sucesores estuvieron siempre muy vinculados con Andalucía, especialmente con la ciudad de Sevilla, donde tenían grandes extensiones de terrenos. En uno de estos terrenos sevillanos se construyó el Barrio de Nervión, así llamado por haber sido dichos terrenos propiedad del marqués del Nervión.
     Francisco Armero y Fernández de Peñaranda, I Marqués de Nervión. (Fuentes de Andalucía, Sevilla, 3 de mayo de 1804 – Sevilla, 1 de julio de 1866). Capitán general de la Armada y presidente del Consejo de Ministros.
     Con antecedentes familiares de ilustres militares, sus primeros años de juventud en la Marina lo sitúan desde guardiamarina en la corbeta Aretusa y en el navío Asia. Con él concurre en la defensa de Cádiz y operaciones del Trocadero contra los franceses del duque de Angulema. Restablecido Fernando VII, su buque es ahora el bergantín Aquiles de la división del capitán de navío Roque Guruceta, con el que realiza en enero de 1824 una comisión reservada a América quedando la división afecta al todavía virreinato del Perú, en donde muestra sus buenas disposiciones en el orden naval.
    La división en la que navega el joven Armero a la que se ha incorporado una corbeta y dos bergantines sostiene combates y escaramuzas con buques insurgentes y bloquea varios puertos para privar a los insurrectos de recursos. Su regreso a España en el Aquiles se hizo desde Filipinas y las Marianas y por el cabo de Buena Esperanza con recalada final en Cádiz. Las privaciones y tensiones acumuladas en esta campaña, ayudaron a formar su carácter revistiéndolo de las dotes de energía, prudencia, valor y serenidad constantes a lo largo de toda su vida.
     Ascendido a alférez de navío en 1828 presta sus servicios en los bergantines Manzanares y Guadalete. En su hoja de servicios se anota el heroico salvamento de un juanetero caído al agua en un violento temporal y la recompensa por esta acción de la Diadema Real.
     En la Guerra Civil desatada entre liberales y carlistas a la muerte de Fernando VII forma parte de la dotación de la goleta Nueva María dedicada a la persecución del tráfico de armas y después toma parte en el sitio de Bilbao donde aparece entre los distinguidos. Su primer mando es el cañonero Leopoldino en 1835 y con ese pequeño buque realiza una eficaz campaña solo o en combinación con fuerzas de tierra lo que le supone varias menciones honoríficas, la Cruz de San Fernando y el ascenso a teniente de navío y más tarde al de capitán de fragata así como al grado de coronel de Infantería de Marina concedido en el mismo campo de batalla por la acción de Luchana y propuesta para la Cruz Laureada de San Fernando, concedida tras el preceptivo juicio contradictorio.
     A principios de 1837 se creó el apostadero el Nervión para apoyo de las operaciones navales y se nombra a Armero para dirigirlo, sobresaliendo en su actividad y eficacia en el transporte de tropas y frecuentes encuentros en Algorta y Somorrostro ascendiendo a capitán de navío en 1838. Cuando sólo contaba treinta y cuatro años de edad, es elegido diputado a Cortes por Sevilla con lo que irrumpe en la vida política, pero vuelve a la costa cantábrica distinguiéndose en la toma de Bermeo. Todo ello le vale un nuevo ascenso a brigadier a comienzos de 1840.
     De Cantabria pasó a Cataluña en un nuevo escenario bélico levantando los sitios de Tortosa y Amposta, destruyendo baterías y asegurando el comercio del Ebro. La resistencia del general Cabrera se prolongó en Cataluña aun seis meses más después de la firma del convenio de Vergara, pero terminada la guerra civil comenzó para Armero la lucha en el campo político.
    Ascendido a jefe de escuadra fue ministro de Marina en una primera etapa y en diferentes gabinetes durante los años 1845, 1846 y 1847.
     La inestable situación de aquellos años con las luchas políticas durante la regencia del general Espartero y la abdicación de doña María Cristina, propician su procesamiento y prisión en el castillo de San Sebastián en Cádiz, por declararse defensor de la Reina, pero revisada la causa y sin que aparezcan pruebas inculpatorias fue puesto en libertad y sobreseído el proceso. Ello no levantó la caída de Espartero, ofreciendo entonces sus servicios al capitán general de Andalucía que los utilizó en el sitio de Sevilla en que tuvo a cargo la misión y reorganización de las tropas de Utrera.
     El Gobierno provisional le nombró en agosto de 1843 comandante general del Departamento de Cartagena, condecorándolo con la Gran Cruz de Isabel la Católica, pero no llegó a tomar posesión del destino por haber sido designado un mes más tarde capitán general de Andalucía, cargo que desempeñó tan a satisfacción del Gobierno que se le concedió el empleo de teniente general del Ejército, en febrero de 1844, reconociéndole a poco la Marina igual graduación en su propio.
     Nombrado ministro de Marina en 1844, el panorama que encontró Armero al hacerse cargo de la cartera era poco menos que desolador, sin material, sin arsenales y sin otros medios necesarios para subsistir; sin embargo, su labor reconstructora en este ámbito fue notable y al poco tiempo se notaron la eficacia de sus esfuerzos, el Colegio Naval que volvía a revitalizar la enseñanza superior y que fue inaugurado en 1845.
    Proyectó también otras leyes y disposiciones de claro matiz político, pero en el ámbito militar fue nombrado capitán general de Madrid con retención de los cargos anteriores.
    Nuevamente diputado a Cortes por Sevilla, al formarse el Senado de acuerdo con la nueva Constitución fue nombrado senador vitalicio, y al dimitir el Gobierno del que formaba parte se le destinó a la Junta de Dirección de la Armada recompensándose sus servicios con la Gran Cruz de Carlos III.
      Nombrado comandante general del Apostadero de La Habana, desde su llegada se ocupó firmemente de mejorar sus instalaciones, reforzando la artillería de los buques logrando poner operativos la mayor parte de ellos.
     Su eficacia tuvo respuesta al hacer fracasar la expedición filibustera de Narciso López al que persiguió personalmente a bordo del vapor Pizarro hasta Cayo Hueso, y logrando también el embargo del vapor Criollo utilizado por los expedicionarios.
    Su estancia en La Habana siguió siendo provechosa.
     A sus iniciativas se construyó el navío Isabel II con las maderas enviadas desde el apostadero a la Península, y aunque cumplido su mando, se intentó prorrogarlo, su estado de salud no lo permitió, regresando a España en 1851. Allí le esperaban nuevas pruebas, volviendo otra vez a ser ministro de Marina aunque con poco fruto, pues sus diferencias con algunos compañeros de Gabinete, forzaron su dimisión en mayo de 1825. Quedó en la llamada situación de cuartel, pero el impulso político se manifestó en su elección para primer vicepresidente del Senado en la legislatura 1852-1853.
    Promovido a capitán general de la Armada en 1856, sufrió la extinción del almirantazgo y fue nombrado director general de la Armada. Todavía quedaba para Armero otro cargo de singular importancia, como la presidencia del Consejo de Ministros y lo fue tras la caída del ministerio Narváez en octubre de 1857.
    Durante ese año sucede la matanza de misioneros en la Conchinchina, lo que provoca la intervención de Francia y España en tan lejano escenario. La campaña española fue decidida por Armero y se prolongó más allá de su cese al frente del Gobierno, pues a comienzos de 1856, Francisco Javier Isturiz asume la presidencia del Consejo de Ministros.
     Alejado de la política en los años que siguieron y residenciado en Sevilla en 1864 se le concedió el título de marqués de Nervión con Grandeza de España en atención a sus méritos y dilatados servicios, que no habrían de ser los últimos, ya que fue reclamado por quinta vez para el Ministerio de Marina en un llamado gabinete de notables. En esta última etapa de su mando el flamante marqués marino pudo desarrollar una acertada política de personal, mejorando los sistemas de formación y enseñanza, así como favorables disposiciones para el fomento de la pesca. En el ámbito exterior, los complicados asuntos del Pacífico parecían entrar en vías de solución, y fue a instancias de Armero la salida de la fragata Numancia para aquellos mares, en feliz navegación, salvando los recelos que había despertado la construcción del buque.
     En junio de 1865 cesó al frente del Ministerio con la satisfacción de ver ajustado el tratado de Perú, aunque no llegaría a ver sus efectos, pues, quebrantada seriamente su salud, consecuencia de una vida tan agitada, falleció en Sevilla el 2 de julio de 1866.
     La manifestación de duelo fue general y espontánea, concurriendo a su entierro las autoridades de Marina y fuerzas de San Fernando, políticos y una nutrida participación del pueblo sevillano por el que tanto había luchado durante su vida pública (José Cervera Pery, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de Nervión, de Sevilla, dando un paseo por él. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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