Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Museo Casa Dirección; Plaza de Toros; Ermita de la Trinidad; Iglesia de Nuestra Señora del Reposo; Ermita del Santo; Ermita de Santa Ana; y Dolmen de los Gabrieles) de la localidad de Valverde del Camino, en la provincia de Huelva.
Ubicación
En la Comarca del Andévalo, entre los valles del Río Tinto y el Odiel, entre las faldas de las Sierras de Rite y León.
Reseña histórica breve
Se han encontrado restos arqueológicos del Neolítico y la Edad de Bronce, en concreto unos 18 sepulcros megalíticos. Destacan el Conjunto Dolménico de los Gabrieles, el Dolmen del Monje, el Tholos de Valdegrosa, los Dólmenes de la Mesa de la Hueca.
De la época romana hay restos de calzadas, caminos que enlazaban la ruta desde Extremadura hasta la costa. Posiblemente el apelativo “del Camino” se refiera al utilizado para transportar el mineral extraído y otros materiales al mar. Esta vía se utilizó hasta el s. XIX como acceso hacia la Sierra de Huelva.
La población empieza a surgir a partir de una venta del siglo XIV que para el descanso de los viajeros y que se llamaba Facaínas. La población formó parte del Condado de Niebla, en el siglo XV cambió su nombre al actual y en 1732 alcanzó su independencia, bajo el reinado del rey Felipe V.
Las explotaciones de las minas se sucedieron hasta 1930, por parte de compañías inglesas.
Patrimonio cultural y artístico
Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Reposo, del siglo XVI, destacando el Retablo del Altar Mayor del siglo XVII.
Ermita de Santa Ana, siglo XVI
Ermita de la Trinidad, del siglo XVIII
Ermita del Santo, templo de estilo barroco de reciente construcción (1953-1960).
Arquitectura Inglesa: Antigua Estación del ferrocarril, primer edificio construido por los ingleses en 1868, Oficinas centrales de la entidad “The United Álcali Company Limited”, construidas entre 1906 y 1907 y Casa Dirección.
Arquitectura Civil, la Plaza de Toros.
Museos: Museo Casa Dirección, Museo Mineralógico
Fiestas y tradiciones
Velada de Santa Ana, fin de semana cercano al 25 de junio.
Carnaval, tercer día anterior al inicio de la Cuaresma.
Feria de Agosto.
Fiestas de Nuestra Señora del Reposo, sábado más próximo al día 12 de septiembre.
Recursos económicos y sociales
Gastronomía
Destaca el guiso de frijoles con gurumelos, la caldereta de borrego o el salmorejo de bogas. En repostería destacan las rosas, los pestiños y piñonates, roscos, las orejas (Diputación Provincial de Huelva).
Es la población actual más importante de la comarca. Se sitúa en un terreno suave en las faldas de las sierras de Rite y León, en una encrucijada de caminos que unen la Cuenca Minera y el Andévalo con la Tierra Llana. La presencia humana en su término se remonta a la cultura dolménica, con numerosos yacimientos entre los que podemos destacar el conjunto de «Los Gabrieles». Ya en época romana adquirió gran importancia al ser lugar de paso desde las minas hasta la ría de Huelva, conservándose restos de una calzada al norte de la población. Durante el dominio islámico perteneció a la cora de Niebla, hasta su reconquista a mediados del siglo XIII. El actual núcleo urbano debió tener su origen en una posada medieval, llamada «Facanías», documentada desde 1369, en torno a la cual se fue aglutinando la población. El duque de Medina Sidonia, favoreció su prosperidad y poblamiento concediéndole terrenos comunales que, a la larga, serían motivo de disputa con la villa de Niebla. A finales del siglo XV aparece el topónimo de Valverde del Camino y desde entonces y a lo largo de todo el siglo XVI, experimenta un gran desarrollo económico y urbano, debido, en parte, al saqueo de Niebla por Fernando el Católico en 1508. Tal prosperidad, al igual que ocurrió con otros municipios de la zona, quedó interrumpida en el siglo XVII por las guerras con Portugal, siendo la población saqueada en 1655. La aldea consiguió en 1732 el título de villa, tras múltiples conflictos y costes económicos. Sin embargo, la delimitación de su término no quedó definitivamente establecida hasta 1965, al resolverse el llamado «pleito de los baldíos». Ya en el siglo XIX, la tradicional actividad comercial de sus vecinos se vio potenciada con las explotaciones mineras a cargo de las compañías inglesas. Por entonces, Valverde se convierte también en un importante centro productor de bienes, con numerosas industrias, entre las que podemos destacar las relacionadas con el calzado y los muebles, sectores que se mantienen activos en la actualidad (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Valverde del Camino, pueblo que casi se salvó de los efectos devastadores provocados por el terremoto de Lisboa, hecho que todos los años se conmemora el 1 de noviembre con una procesión en la que la Virgen del Reposo recorre las calles en acción de gracias. Quizás debido a los escasos daños sufridos o a la habilidad artesanal de los vecinos, Valverde es un pueblo trabajador y próspero que supera los 13.000 habitantes. Y muy conocido en Andalucía por sus industrias del mueble y del calzado.
Dispone, además, de una serie de propuestas relacionadas con el patrimonio artístico, las huellas del pasado y el legado inglés. En el capítulo de la arquitectura religiosa, es preciso mencionar la iglesia de Nuestra Señora del Reposo y varias ermitas. El templo, iniciado en la segunda mitad del siglo XVI, terminado hacia 1630 y ampliado en el siglo XVIII, apenas sufrió los embates destructores del seísmo lisboeta. Muestra en su exterior un conjunto de enlucidos polícromos dieciochescos y en su interior el interesante retablo mayor (siglo XVIII), en el que intervino el pintor Pablo Legot, que se salvó del incendio sufrido por el templo en 1936. A lo anterior hay que sumar la ermita de Santa Ana, que alberga el grupo escultórico de Santa Ana y la Virgen Niña, la ermita de la Trinidad y la del Santo. Esta última es un llamativo edificio de reciente construcción (1960) inspirado en la arquitectura barroca sevillana.
Las huellas del pasado se manifiestan en Valverde en el conjunto dolménico de Los Gabrieles y en la calzada romana que discurre al norte de la población. Servía para transportar el mineral extraído en las explotaciones. En el Museo Mineralógico se exponen herramientas y útiles empleados en la minería de época romana, así como piezas arqueológicas de valor. También, una colección de especies minerales, un conjunto de rocas y fósiles y varias maquetas de animales prehistóricos. Actualmente sus fondos se encuentra pendientes de reubicación.
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando se hace efectiva la presencia británica en Valverde, orientada hacia la explotación de la riqueza del subsuelo y la construcción de una línea de ferrocarril. Exponente de esta presencia es la empresa The United Alkali Company Limited, que levantó la casa Dirección y las oficinas centrales. Antes que la Alkali estuvo The Buitrón and Huelva Railway Company Limited, que en 1868 tendió la primera línea de ferrocarril de la provincia enlazando San Juan del Puerto y Valverde. De 1868 son también los antiguos talleres del Ferrocarril, utilizados como sede de las ferias temáticas que se celebran.
La Casa Dirección, levantada en 1912 como residencia del director general de la Alkali Ltd. de acuerdo con el proyecto diseñado por John Cresswell, es una mansión que trata de salvaguardar el estilo británico de la primitiva construcción, presente en la forma de los miradores y los azulejos de cerámica Milton visibles en la gran chimenea del salón. Tras la rehabilitación, la casa se ha convertido en centro cultural y museo etnográfico, con salas dedicadas a analizar la presencia inglesa en Valverde y a mostrar al visitante el virtuosismo alcanzado por la artesanía del calzado, la madera y la transformación del metal. Destaca en este último apartado el oficio de campanillero, típico de la localidad (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guíarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012).
Esta ciudad, puerta de acceso y capital del Andévalo occidental, se levanta entre las sierras de León y de Rite, sobre unas lomas rodeadas de encinas al sur y al oeste, y de pinos y eucaliptos al norte.
Historia
Ya desde Roma, el lugar sirvió de paso para los viajeros y las mercancías que desde la ría de Huelva se dirigían a Extremadura y viceversa. En un momento dado, que aún no ha podido fecharse, se erige una venta que daba descanso a estos arrieros, llamada de Facanías, nombre que se encuentra documentado a partir de 1369 en el acta fundacional del condado de Niebla. A fines del siglo XV, Facanías se transforma en el nombre actual de Valverde del Camino. La población crece hasta el punto de que en 1732 goza de importancia suficiente como para independizarse de Niebla. Hasta 1930 la mayor parte de su población trabajaba en las minas de cobre y manganeso de los alrededores que explotaban compañías inglesas.
Gastronomía
La carne, la caza, los productos del campo, tanto cultivados como salvajes, ocupan el papel principal en la cocina valverdeña. En su mesa concurren platos como el cordero asado con jara, los gurumelos asados, el guiso de frijones, el salmorejo de peces y la perdiz en salsa. Alfajores, piñonates, buñuelos, orejas y pestiños forman lo mejor de su repostería.
Artesanía
El avance de la industria y de la mecanización ha sustituido en buena parte la rica artesanía existente en la ciudad desde el siglo XVIII, basada fundamentalmente en la producción de objetos para el campo. No obstante, hoy día se trabajan aún de un modo artesanal el cobre, el latón, la guarnicionería y la zapatería.
Fiestas
Las murgas y comparsas llenan de cantos y de bromas las calles del pueblo durante los días del Carnaval. Del 15 al 18 de agosto se celebra la feria y el 12 de septiembre, el día de la patrona, Nuestra Señora del Reposo.
Visita
Las Cuatro Casas, situadas a un lado de la carretera de Huelva, entrando por la calle Martín, constituyen el núcleo fundacional del pueblo. Desde aquí, la calle Sánchez lleva hasta Real de Abajo que, junto con Sevilla, Italia, Real de Arriba y José Franco, constituye el eje alrededor del cual se vertebra la ciudad. En Real de Abajo se alza la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Reposo, gran templo construido entre finales del siglo XVI y principios del XVII en el que sobresale el bello retablo del altar mayor, probablemente obra del pintor flamenco Pablo Legot. El templo, que originariamente constaba de dos naves, sufrió graves daños durante el terremoto de Lisboa de 1755, siendo reconstruido por Tomás Bonati siguiendo la pautas del barroco. Prosiguiendo por Real de Abajo se llega a la plaza de toros, que data de 1860 y tiene una capacidad de 3.000 espectadores. Un poco más abajo se localiza la Casa de Cultura y el Museo Mineralógico, que conserva minerales y fósiles de la zona, así como una colección de maquetas de animales prehistóricos y de la evolución del hombre.
Hacia la mitad de la travesía de la carretera se encuentra la antigua estación y las oficinas de la empresa Alkali, que con la casa de Dirección, situada en la salida hacia Zalamea, constituyen tres buenos ejemplos de edificios ingleses construidos a mediados del siglo XIX, que todavía perduran. En el extremo opuesto del pueblo, al final de la calle San Sebastián, se alza la ermita del Santo, templo neobarroco construido entre 1953 y 1960, con una apreciable cúpula. Muy cerca de las Cuatro Casas, al borde de la carretera, se levanta la graciosa capilla de Santa Ana, en la calle del mismo nombre, vestigio del primer templo que hubo en la ciudad, construido a principios del siglo XVI.
Alrededores
En las proximidades del pueblo existen algunos parajes y lugares de interés. Así, la dehesa de las Capellanías, al sur, es un gran espacio protegido en el que se encuentran los dólmenes de los Gabrieles y las tumbas romanas de la Huerta de la Becerra. Hacia el norte, prácticamente paralelo a la carretera de Zalamea, discurre aún el viejo camino romano que llevaba hasta Mérida. Al este, más allá del embalse de Silillos, se localizan antiguas minas de pirita y de cobre (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Posee Valverde un interesante conjunto de arquitectura civil inglesa, constituido por varios edificios propiedad de la «United Álcali Company Limited». Fueron construidos entre finales del siglo XIX y principios del XX. Son la Antigua Estación del ferrocarril, las Oficinas centrales de la compañía y la llamada Casa Dirección, posiblemente el edificio más representativo de este conjunto dado que responde a un tipo y muestra elementos ornamentales típicamente ingleses, como, por ejemplo, los azulejos de Minton de la gran chimenea del salón. John Cresswell fue el arquitecto que lo proyecta en 1912. Se encuentra rodeada de un gran espacio ajardinado con pinos, palmeras, bouganvillas y rosales, todo ello protegido por un muro de piedra revestido de hiedra enana. Hoy, tras la restauración efectuada en 1998 por Joaquín Hidalgo Arroyo, está convertida en centro cultural y museo etnográfico con varias salas de exposiciones temporales y salones para conferencias, seminarios, etc. (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Situada en la salida de la localidad en dirección hacia Zalamea la Real, se proyectó como residencia del General Manager de la sociedad The United Álcali Company Limited, ocupando la cota más elevada de una amplia parcela donde también se desarrolla un cuidado jardín.
El edificio tiene dos y tres plantas de altura, dibujándose composiciones simétricas de huecos recercados de ladrillo visto, siendo algunos de ellos miradores con cierros acristalados, en paramentos enfoscados a la tirolesa. En dos caras de la planta baja se levantan sendas marquesinas cubiertas con teja plana y sobre las cubiertas generales se elevan tiros de chimeneas de gusto inglés. En la planta baja y en el vestíbulo se eleva una cuidada escalera en madera de caoba, se estucan las paredes y se accede a dos salones, al comedor, todos ellos con suelo de madera, y a la cocina que aloja una escalera de servicio. La planta alta desarrollaba cuatro dormitorios y dos baños, además de varias dependencias de servicio. El piso superior se destinaba al servicio doméstico, con dos dormitorios, cocina y trastero.
En la actualidad se le ha añadido un volumen semicilíndrico, separado del edificio general y conectado por una pasarela, que aloja unos aseos al servicio del Museo Casa de Dirección, destino actual del inmueble (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Plaza construida en 1828, muy vinculada con la trama urbana de la población con la que comparte distintas calles, fragmentos de tapias y muros, casas etc. de modo que llega a ser muy difícil separar el edificio del caserío, y los muros encalados que la cierran ofrecen una cierta continuidad con las tapias colindantes, de modo que incluso el acceso principal se produce desde una fachada que bien podía ser el de una casa.
El interior, se compone sustancialmente con un graderío circular bastante regular, con mesetas y palcos, que se cierra con un alto antepecho con forma de arquería y se disponen unas tres puertas cada una a una calle. Los servicios de la plaza se disponen en los espacios intersticiales entre el cilindro y el polígono parcelario: chiqueros y corrales de ganado al sur adyacente al acceso principal en el n°43 junto a la esquina con la calle Calleja; dependencias y patios al norte con acceso externo; edificaciones y servicios de la plaza al sur-este ..etc.
La plaza es propiedad privada, y la alquila al Ayuntamiento (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Se trata de un pequeño edificio de una sola nave con dos tramos cubiertos con bóveda vaída y un presbiterio, con bóveda esquifada sobre trompas, al que se adosa una pequeña sacristía en el lado izquierdo.
Las características constructivas del presbiterio parecen datar el origen del edificio en el siglo XVI, aunque debió ser intensamente intervenido en el siglo XVIII, momento al que corresponden el cuerpo de la nave y la fachada del hastial, con portada formada por vano mixtilíneo entre pilastras cajeadas y remate en frontón partido y espadaña. A este momento también corresponden el pavimento de la sacristía y los azulejos polícromos del escalón del presbiterio.
En el testero se encuentra un retablo rococó de hacia 1780-90, dorado a comienzos del siglo XX, que contiene un cuadro representando a la Santísima Trinidad, de la primera mitad del siglo XVIII. En el lado derecho cuelga un pescante de hierro forjado del siglo XVIII, que sostenía una lámpara de plata repujada que se encuentra hoy en la capilla Sacramental de la parroquia.
En las paredes de la nave se sitúan dos cuadros con escenas de la vida de la Virgen: la Adoración de los Pastores y los Desposorios, datables en el siglo XVIII, junto a una escultura de San Marcos del mismo siglo, de factura muy popular y repolicromada en época moderna.
Finalmente, junto a la puerta de entrada, se sitúa una pililla de agua bendita de mármol blanco, con talla popular barroca (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La construcción de la actual iglesia debió iniciarse en la segunda mitad del XVI, tal vez, siguiendo trazas del maestro mayor del Arzobispado de Sevilla Hernán Ruiz II. En 1589 las obras fueron visitadas por Pedro Díaz de Palacios, momento en el que se encontraba al frente de ellas el alarife Diego García, terminándose el proceso, probablemente, hacia el año 1630 cuando se contrata su retablo mayor.
Este primer templo, conservado hoy casi en su integridad aunque enmascarado por una ampliación posterior, es de planta de cruz latina, con una sola nave de dos tramos cubiertos con bóvedas vaídas y media naranja reticulada en el crucero y responde al esquema utilizado por Hernán Ruiz en la iglesia de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Sevilla. Incluye una torre, situada junto al presbiterio por el lado derecho, que consta de una potente caña, coronada por un campanario que reproduce el esquema serliano utilizado por el citado arquitecto en la Giralda. Sabemos que este templo poseía tres portadas de ladrillo cortado de extraordinaria calidad, que desafortunadamente no se conservan hoy.
A mediados del siglo XVIII, adquirida la condición de villa y ante el consiguiente crecimiento demográfico, las autoridades eclesiásticas de Valverde solicitaron al Arzobispado de Sevilla la ampliación del templo. Con ocasión de los daños causados por el Terremoto de Lisboa, visitó la iglesia el arquitecto Pedro de San Martín quien, en 1756, elaboró un primer proyecto de ampliación proponiendo añadir un tramo más por los pies. Sin embargo, el empeño en una obra de mayor envergadura por parte de los cabildos eclesiástico y civil de Valverde, supuso que entre 1757 y 1759 el arquitecto Pedro de Silva diseñara nuevas propuestas. Finalmente, lo que se llevó a cabo fue el añadido de un tramo a los pies, dos naves laterales y dos más de capillas perimetrales, además de la sacristía y otras dependencias de servicio.
Esta ampliación se realizó con un lenguaje clasicista, acorde con la primitiva iglesia del XVI. Así, en el interior Pedro de Silva mantuvo las bóvedas vaídas en la cubrición de las nuevas naves laterales y, al exterior dotó al edificio de una cuidada molduración que, aunque de estilo barroco, responde a esquemas muy clásicos. Finalmente, incluso pretendió trasladar las tres portadas del XVI a las nuevas fachadas, hecho que finalmente no se produjo.
Las actuales portadas responden todas ellas a la misma tipología: vano adintelado entre dobles pilastras toscanas, entablamento dórico y frontón partido que alberga un ático. Todas están decoradas con azulejos polícromos, realizados en Triana por José Francisco Gil hacia 1765, año que aparece en panel que representa a la Virgen del Reposo en el ático de la portada principal. La del lado izquierdo contiene tres paneles de San José con el Niño, en el ático, y San Juan de Dios y un Santo obispo en los lados. La de la nave derecha está dedicada a la Virgen, representándose en el ático a la Inmaculada y en los lados, a San Joaquín y Santa Ana. La del hastial, junto al citado panel de la Virgen del Reposo, contiene seis placas de Santos en las metopas y a San Pedro y San Pablo en los paneles laterales. A todos ellos hay que añadir un último panel con un Cristo crucificado, situado en la pared del lado derecho del porche.
Posteriormente, Ambrosio de Figueroa intervendría en la torre, apareciendo como alarifes de este proceso constructivo los italianos Tomás Botani y Ángel María Monti. Este elemento fue de nuevo reparado en el siglo XIX, entre 1817 y 1821, ahora bajo la dirección del arquitecto José Rosales, quien también realizó en el templo otros arreglos menores.
La iglesia de Santa María del Reposo es pues el resultado de un complejo proceso constructivo, llevado a cabo durante tres siglos. Hoy, es uno de los edificios religiosos más interesantes de la provincia, destacando por su monumentalidad y su rica volumetría. También conviene destacar que su exterior conserva gran parte de los enlucidos originales del siglo XVIII, constituidos por un curioso conjunto de motivos polícromos vegetales y geométricos, cuya mejor preservación exigiría una cuidadosa restauración.
El templo fue incendiado en 1936, quedando destruidas la mayor parte de las obras de escultura y pintura que contenía, a excepción del retablo mayor que, al estar realizado en mampostería, pudo conservarse. Éste, fue contratado con el pintor Pablo Legot en 1630, quien probablemente subcontrató su ejecución que transcurrió por los años de 1640-50.
Consiste en una estructura formada por banco, dos cuerpos, ático y remate, compartimentado en cinco calles por columnas entorchadas y retalladas de orden corintio que enmarcan recuadros para pinturas y hornacinas para esculturas. En 1781 se le añadió un camarín en la calle central. En la actualidad contiene varios lienzos de los pintores Rafael Blas Rodríguez y Juan Antonio Rodríguez Hernández y varias esculturas de serie. En el camarín, decorado con pinturas murales del citado Blas Rodríguez, recibe culto la Virgen del Reposo, patrona de Valverde desde 1672. La imagen actual es una escultura de madera policromada, obra de Sebastián Santos Rojas realizada en 1940. La corona de la Virgen, junto a la del Niño y el cetro son de plata, del siglo XVIII y la ráfaga es obra de Manuel Seco Velasco, ejecutada en 1979.
De las paredes laterales del presbiterio cuelgan dos lienzos de grandes dimensiones con los temas de la Asunción y del Tránsito de la Virgen, pintados por Juan Antonio Rodríguez Hernández en 1954 y 1956 respectivamente.
Ocupan los testeros de las naves laterales dos retablos neobarrocos: uno dedicado a San José, obra del imaginero Antonio Bidón y el otro a la Virgen del Rosario y San Rafael, obras de Sebastián Santos Rojas del año 1942.
La capilla sacramental está decorada con pinturas murales, firmadas por Rafael Rodríguez Hernández en 1958. La preside un Sagrario moderno, de plata repujada y, sobre él, una imagen valenciana del Sagrado Corazón de Jesús. La lámpara, de plata, es de hacia 1770 y procede de la ermita de la Trinidad.
Adosado al primer pilar del lado izquierdo, se localiza un púlpito de forja barroca, realizado por Antonio Roldán Bañez en el año 1700 y sobre la pilastra contigua cuelga un interesante lienzo de la Virgen de Belén, excelente copia de época de la obra original de Alonso Cano.
En la capilla de Ánimas, a los pies de esta nave izquierda, se encuentra un lienzo de esta temática firmado por J. González Castillo en 1941, además de un retablo neogótico con la Virgen de los Dolores, imagen de vestir de Manuel Pineda Calderón, de 1938 y otro neobarroco regionalista, con un Nazareno hecho por Castillo Lastrucci en 1940, la Virgen de la Amargura, imagen de candelero sevillana del siglo XIX y San Juan Evangelista, también de Castillo Lastrucci. Sin embargo, la pieza más interesante de este ámbito es el retablo de la Inmaculada Concepción, procedente de la derruida capilla del Hospital de la Misericordia, a donde fue donado hacia 1735 por don Rodrigo Caballero. Fue realizado por el ensamblador Juan de Valencia y lo doró Simón Delgado. La titular, de madera policromada, es obra del escultor madrileño Genaro Lázaro, realizada en 1940. Por último, también citaremos en esta capilla el Cristo de la Buena Muerte, del escultor Enrique Pérez Comendador, de 1943.
En el primer tramo de la nave central se encuentra una tribuna de coro en alto, cuya reja fue forjada por Alonso Donaire en 1769.
Al final de la nave derecha se sitúa la capilla bautismal, que contiene una pila de mármoles embutidos y tallados de 1772.
A continuación, se abre a la nave la capilla de la Virgen del Pilar, fundada en 1766 por don Pedro Castilla. A ella se accede a través de una reja de forja del siglo XVIII, a la que en 1940 el herrero local Francisco Arroyo Romero le añadió un penacho decorado con la cruz de Jerusalén y los anagramas de Jesús y María. Preside su interior el retablo neogótico de la Virgen del Pilar, imagen de plata cincelada, obra anónima del siglo XVIII que pudo salvarse del expolio de 1936.
A su izquierda se encuentra el retablo neobarroco de la Virgen de la Soledad, cuya imagen de candelero fue realizada por Sebastián Santos Rojas en 1944 y en cuyo banco aparece una urna con una imagen de Cristo yacente, ejecutada por Antonio Bidón.
En el suelo aparece una lauda sepulcral de bronce con una inscripción de 1766, alusiva a la muerte de don Pedro de Castilla, individuo natural de esta ciudad que llegó a ocupar importantes cargos en la administración y el ejército de Carlos III.
Decoran la sacristía un conjunto de lienzos de distintas épocas y calidades: una escena Santa Teresa doctora, del siglo XVII; la Epifanía, del siglo XVIII, que forma parte de una serie sobre la Vida de la Virgen procedente de la ermita de la Trinidad; de menor calidad es el lienzo de las Lágrimas de San Pedro, del siglo XVIII, con marco de la época; y finalmente, dos del siglo XIX: un San José con el Niño, murillesco y el de San Felipe Neri, de estilo académico.
Respecto a la platería, conserva la parroquia un importante conjunto de piezas, del que destacaremos, en primer lugar, un cáliz de plata sobredorada, de la primera mitad del siglo XVIII, de estilo barroco y posible procedencia americana, regalado a la parroquia por don Pedro de Castilla, cuya copa original se encuentra en la actualidad en otra pieza; unas crismeras de la segunda mitad del siglo XVII, de estilo barroco y un ostensorio de profusa decoración barroca, de comienzos del siglo XVIII (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
En el solar de la antigua ermita de San Sebastián, se levanta este templo de estilo neobarroco, proyectado en 1952 por el arquitecto Alberto Balbontín y construido por suscripción popular a iniciativa de las hermandades de las Tres Caídas, Santo Entierro y Soledad de María. Posee planta de cruz latina y crucero poco profundo cubierto con cúpula con linterna.
Lo más llamativo del edificio es, sin duda, su exterior, con su recortada silueta y la gran profusión de elementos decorativos, donde contrasta el blanco de la cal con la policromía de las piezas cerámicas.
En su presbiterio se venera hoy el Cristo de la Tres Caídas, imagen de candelero de 1791, acompañada de un Cirineo de Sebastián Santos Rojas (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Ermita de Santa Ana
El historiador local Luis Arroyo Valero, considera esta ermita como el primer edificio de carácter religioso que se levantó en Valverde. No obstante, de lo que sería este primitivo templo apenas quedan vestigios al haber sido remodelado en distintos momentos.
A finales del siglo XIX se le unió una casa de ejercicios espirituales (hoy residencia de ancianos) y en 1927 se convirtió en convento de las Hermanas de la Cruz.
De su interior sólo podemos destacar un interesante grupo escultórico en madera policromada de Santa Ana y la Virgen Niña, obra cercana al estilo de La Roldana, aunque repolicromada en la segunda mitad del siglo XVIII. La escultura fue restaurada en 1975 por Sor Juana de San José (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Este conjunto se localiza al sureste de Valverde del Camino, en una dehesa de encinas. se encuentra delimitado al norte por el Barranco del Chorrito, al sur por la Huerta del Duque, al este por la ribera de Valverde y al oeste por la carretera comarcal, a unos 300 metros de la fuente de El Berecillo.
Estos dólmenes, aunque fueron descubiertos por José Mª Luzón en 1966, no serían estudiados hasta 1974, desde entonces se han realizado diversas investigaciones sobre ellos, entre las que destacamos las de Rosario Cabrera y Fernando Piñón; pero el conjunto ha padecido la destrucción de expoliadores a lo largo de todos estos años.
Está compuesto por siete dólmenes distribuidos en dos grupos diferenciados por sus características morfológicas y localización, y que es posible que respondan a momentos cronológicos diferentes.
Uno de los grupos está formado por las estructuras 1, 2 y 7. Los dos primeros se localizan en torno al Cabezo del Tesoro y el 7 en la cima del cerro del Cortijo del Villar, dentro de una formación de rocas volcánicas básicas y depresiones ocupadas por suelos arcillosos rojizos. Los dólmenes 1 y 2 presentan una tipología arquitectónica común, son dólmenes de galería cubierta orientada al este, ligeramente trapezoidales, con túmulos pero sin anillos perimetrales. Estas estructuras además, integran elementos preexistentes en su interior: menhires en el caso del dolmen 2 y estelas en el caso del dolmen 1, elementos característicos de estructuras megalíticas no funerarias. Puede tratarse de las estructuras más antiguas del conjunto , y en ellas se han recuperado elementos de ajuar como ídolos placa de pizarra de finales del IV - primer tercio del III milenio ANE.
Dolmen 1, también conocido como (Dolmen Cortado), cuenta con un túmulo de morfología oval y una estructura megalítica de 7,50 metros de longitud en la que se diferencian dos sectores construidos en diferentes fases cronológicas: corredor y cámara. El corredor, de 5,40 metros de longitud, presenta en la pared norte dos ortostatos con grabados: uno con motivos geométricos en forma de parrilla y, otro, con dos motivos: un grabado similar al anterior y un ídolo antropomorfo, según Piñón y Bueno. En la pared sur se localiza una estela fracturada, con las superficies piqueteadas y con restos de pinturas rojas. La cámara, de morfología semicuadrada y 2,10 metros de lado, tiene una cabecera compuesta por tres ortostatos en la que destaca una estela reutilizada que cuenta con tres cazoletas. Varios ortostatos conservan restos de pinturas de óxidos de hiero u ocre en sus superficies externas.
Arte Megalítico: Los grabados se localizan en el lado Sur del corredor sobre los ortostatos 4 y 7, con una orientación media de 350º Noroeste.
Ortostato 4: se corresponde con una laja de esquisto de 87 cm de altura por 65 cm de ancho. Presenta un motivo conformado por seis líneas verticales cerradas en su parte inferior por una transversal. Por debajo, aparece un antropomorfo ancoriforme.
Ortostato 6: responde a una laja de esquisto de 74 cm de altura por 60 cm de ancho. Motivo en parrilla, similar a la del ortostato 4, compuesto por seis trazos verticales y uno transversal.
Ortostato fragmentado sobre el túmulo: presenta unas dimensiones de 65 cm de ancho por 60 cm de largo. En su superficie se conservan parcialmente dos trazos oblicuos y paralelos, presenta restos de coloración ocre.
Varios ortostatos conservan restos de pinturas de óxidos de hierro u ocre en sus superficies externas.
Se trata de una estructura funeraria de uso prolongado, prueba de ello es la re estructuración y reutilización del espacio funerario, construyéndose a finales del III milenio, Bronce Antiguo, una cámara cuadrangular, a modo de gran cista megalítica, como manifiestan los ajuares localizados, destacando vasos cerámicos con carena media-baja y una vasija globular de cuello recto.
En cuanto a los materiales, cuando se excavó sólo se localizó un apunta de fecha de base cóncava, un microlíto sobre lámina reutilizada, un fragmento proximal de una hoja-cuchillo sin retocar y un hacha de aleuríta silicea. Por lo que ha cerámica se refiere, se encontraron restos de tipologías diversas, así como restos de escoria.
Dolmen 2 (Cabezo del Tesoro).- Destaca por su galería formada por grandes ortostatos, de forma y tamaño regulares, que define una estructura de 6,50 metros de longitud, 1,30 metros de ancho en el acceso y una cabecera de 1,50 metros y mayor ensanchamiento en el centro. Conserva una de las losas de cubierta que caracteriza el sistema de construcción adintelado. Integra en la construcción dos menhires en la pared norte, de cronología neolítica. El menhir más cercano al acceso, es de morfología alargada, sección ovalada y marcada tipología fálica en el extremo superior, mide 1,50 metros de altura y 0,40 de anchura máxima y presenta las superficies piqueteadas y un grabado en forma de puñal. El menhir junto a la cabecera es de morfología antropomorfa, ensanchándose progresivamente desde la base hasta la zona superior. Mide 1,90 metros de altura y 0,45 metros de anchura máxima.
El segundo grupo de estructuras está formado por los dólmenes 3, 4, 5 y 6, se distribuye en la meseta al este del Cabezo del Tesoro, sobre una formación de rocas volcánicas de composición ácida e intermedia con intercalaciones sedimentarias que fueron utilizadas para la construcción de los dólmenes. Según las dataciones radiocarbónicas de la cámara 2 del dolmen 4 este grupo debió desarrollarse al menos desde la segunda mitad del III hasta la transición al II milenio ANE. Este grupo presenta una ordenación jerárquica dentro del espacio funerario, organizándose los dólmenes 3 y 5 en torno al dolmen 4 que se convierte en la construcción de mayor monumentalidad y complejidad arquitectónica entre 2400-2200 ANE cuando se transforma el dolmen de pequeñas dimensiones en una estructura megalítica de morfología acodada con dos cámaras. El dolmen 6, situado en el extremo este de la meseta es muy similar al 4.
Dolmen 3 (La Parada).- Se trata de una estructura de 5,20 metros de longitud con espacios diferenciados de escasa altura: una principal, dispuesta en alineación este- oeste, y una pequeña cámara adosada a la anterior, de la que se preserva sólo el arranque de la misma.
Dolmen 4 (La Encina).- Es el mejor conservado de todos, ya que presenta casi la totalidad de las piezas verticales y horizontales, y parte del túmulo que los cubría y del anillo de que lo delimitaba. Está formado por un túmulo, compuesto de un relleno de piedras de mediano-gran tamaño y arcilla, de morfología circular de 19 metros y un anillo perimetral en la zona de entrada. En su interior alberga una estructura con tipología y orientación particulares: un corredor acodado, precedido por un vestíbulo abocinado, que habilita el paso hacia dos cámaras funerarias, construido con ortostatos de rocas volcánicas ácidas y pizarras. Su corredor, con orientación 55º al noreste, mide 4,30 metros de longitud y habilita el paso hacia dos cámaras funerarias. La cámara 1, de morfología rectangular, mide 3,90 metros de longitud, 1,80 metros de anchura en la cabecera, con una altura máxima de 2 metros, contenía en su interior una pila funeraria en torno a la que se recuperaron abundantes materiales (platos, cuencos, vasos cerámicos, láminas de piedra tallada, hachas pulimentadas, puntas de fecha y microlitos geométricos). La cámara 2, ubicada en el centro, mide 3 metros de longitud, oscilando en anchura de 0,65 metros a 1,20 en la cabecera, lugar donde alcanza hasta 1,10 metros de altura. En su interior se documentan dos suelos de deposición de la segunda mitad del III milenio, destacando el primero por su marcada diferenciación en la distribución espacial de los ajuares entre la zona de acceso (piezas de material lítico) y el área de cabecera (elementos de cerámica, cuentas de collar, y alguna pieza lítica), siendo común el hecho de que no se conservan restos óseos por la alta acidez de las arcillas.
En este dolmen se han documentado dos menhires elaborados sobre roca volcánica básica. Uno está integrado en la pared norte de la cámara principal, de morfología alargada y sección elíptica/ovalada. El otro, del que se desconoce su ubicación exacta, es un gran bloque fracturado que alcanzaría una longitud original de hasta 4 metros y una anchura de 0,80 metros.
Arte Megalítico: Se documentaron grabados en dos de sus ortostatos, el primero caído, es posible ubicarlo a la altura de los ortostatos 8-9 del flanco norte del monumento, el segundo, se corresponde con el Ortostato 15.
Ortostato 8-9: se trata de una laja de esquisto cuyas dimensiones son 1,12 m de altura por 42 cm de ancho. Presenta un grabado, poco profundo, de forma semicircular abierta a la izquierda. Así mismo, aparece otra figura conformada por la yuxtaposición de dos semicírculos apuntados, con un trazo ondulado en la parte superior. Un tercer grabado nos muestra un motivo idoliforme.
Ortostato 15: sus dimensiones son de 1,14 m de altura por 27 cm de ancho. Presenta un grabado de 13 cm de altura que responde a un antropomorfo en Phi.
Dolmen 5.- (Dolmen de Los Niños) su estado de destrucción, por la desaparición de algunos de sus elementos o los desplazamientos de los pocos que se conservaban en el lugar, apenas permite reconocer su planta original.
Dolmen 6.- Se localiza en el extremo este de la meseta. Tiene un túmulo circular de 16 metros de diámetro, delimitado por un anillo externo, construido con bloques de piedra de mediano/gran tamaño y rocas de aforamiento natural de la roca volcánica. El acceso se realiza a través de un atrio con vestíbulo abocinado, que proporciona el paso hasta una estructura acodada, formada por un corredor y una cámara funeraria, de 4 metros de longitud, 1,80 metros de anchura y hasta 2 metros de máxima altura en los ortostatos de cabecera (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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