Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de San Carlos-Tartessos, de Sevilla, dando un paseo por él.
Hoy, 4 de noviembre, Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, en Italia, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el Barrio de San Carlos-Tartessos, de Sevilla, dando un paseo por él.
El Barrio de San Carlos-Tartessos es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito San Pablo-Santa Justa, delimitado por las vías siguientes: c/ Arroyo, c/ Vicente Alanís, c/ Rafael Laffón, c/ Andrés Segovia, c/ Carmen Martínez Sancho, avda. Pueblo Saharaui, c/ Guanahaní, c/ Argantonio, y c/ Guanahaní.
El Barrio de San Carlos-Tartessos lo componen las vías siguientes: c/ Andrés Segovia, c/ Aorno, c/ Argantonio, c/ Argentario, c/ Arroyo, c/ Carmen Martínez Sancho, c/ Ciudad de Montilla, c/ Gerión, c/ Guanahaní, c/ Ligustino, c/ Luis Ortega Bru, c/ Manuel Vallejo, plaza Monesterio, avda. Pueblo Saharaui, c/ Rafael Laffón, c/ Tartessos, c/ Tharsis, c/ Turdetania, y c/ Vicente Alanís.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
El núcleo residencial San Carlos se edificó sobre las antiguas huertas de Santa María de la Oya y del Castillo, en la denominada Haza del Burón, de unos 45.000 m2. Iniciado el expediente de construcción en 1969, constaba de cuatro fases de ejecución, con un total de 915 viviendas y 122 locales comerciales. Como un resto de la cuarta fase, en 1985 se procedió a la construcción de 28 viviendas de protección oficial y locales, promovidos por la sociedad Luján, S.A. con lo que se daba por finalizado el proceso de edificación y urbanización. De la superficie total el Ayuntamiento se reservó unos 5.000 m2. para zona escolar, lo que es actualmente el colegio público Nuestra Señora del Loreto, y casi 3.000 metros para superficies ajardinadas. Con una más que aceptable infraestructura, la urbanización se ha configurado como un espacio interior, sin vías de tráfico rodado que lo atraviesen, pues de las cuatro calles que lo forman, Rafael Laffón es de circunvalación y las otras tres, Ciudad de Montilla, Luis Ortega Bru y Manuel Vallejo, son calles interiores para el aparcamiento de vehículos, que terminan en sendas plazas circulares ajardinadas. El pavimento asfáltico, el acerado de losetas y farolas de báculo en las calles y de tipo jardín en los espacios terrizos y arbolados previstos de bancos y parques infantiles, completan el perfil urbanístico del núcleo. Los bloques, de diversas escalas pero en su mayor parte de cuatro y once plantas, son de promoción oficial, con fachadas de ladrillo visto. Los abundantes locales comerciales existentes cubren las necesidades de aprovisionamiento del vecindario e incluso son un foco de atracción para los barrios que, como Árbol Gordo, carecen de los mínimos servicios [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
La Barriada de Tartessos se encuentra enclavada en terrenos de la antigua Huerta de la Alcantarilla (1827), la Huerta de Burón (1828) y la Huerta de la Joya Chica (1945 y 1959), según la toponimia de los planos de estos años. En 1971 el terreno de la barriada estaba ocupado por algunos almacenes, siendo en su mayor parte tierra de labor. Su origen está en un proyecto de 1976 por el que el Instituto Nacional de la Vivienda promueve la construcción de 276 viviendas. Junto al I.N.V., la sociedad Inversión del Hogar edifica una parte de tales viviendas, igualmente subvencionadas. La barriada cuenta con siete calles, de las cuales sólo son aptas para el tráfico rodado las de Tharsis, que comunica Arroyo con Baltasar del Alcázar y la N-IV; Argantonio, que circunvala la barriada. y la calle Tartessos. El resto son vías peatonales, dotadas de amplias zonas verdes que se extienden igualmente por el centro de toda la barriada, en paralelo a Tharsis, con bancos y zonas de expansión y recreo para niños y adultos. Los bloques son de cuatro plantas, con fachadas de ladrillo visto [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto, Patronazgo e Iconografía de San Carlos Borromeo, obispo;
Nacido en 1538 en Arona, a orillas del lago Mayor, y en la noble familia de los Borromeo, estudió derecho en la universidad de Pavía, luego fue llamado a Roma por su tío, el papa Pío IV que a la edad de 23 años lo nombró arzobispo de Milán y lo promovió a la dignidad de cardenal.
Durante la peste de Milán, en 1575, se ocupó personalmente de curar a los apestados. Descalzo y con la cuerda en el cuello seguía las procesiones penitenciales del Santo Clavo para implorar el final de la plaga. Organizó lazaretos, y movilizó a los sacerdotes y monjes como enfermeros. La epidemia acabó después de cobrarse, se dice, unas veinte mil víctimas .
Ch. Lebrun lo representó arrodillado ante un crucifijo. Uno de los sacerdotes que lo acompañan levanta la cola de su manto cardenalicio y muestra sus pies ensangrentados. Murió en Milán en 1584.
CULTO
Canonizado en 1612 por el papa Pablo V, inmediatamente se convirtió en uno de los santos más populares de la Contrarreforma. Se lo glorificó como el ideal de obispo defensor de la ciudad, y al mismo tiempo, como el patrón más eficaz contra la peste. Y a este título reemplazó a los santos antipestosos más afamados de la Edad Media, como San Sebastián y San Roque.
Patrón de Milán, también fue adoptado por Roma. Al día siguiente de su canonización, en dicha ciudad se levantaron tres iglesias en su honor: San Carlo al Corso, iglesia de los lombardos que conserva su corazón; San Carlo ai Catinari (de los alfareros) y San Carlo alle quatro Fontane (de las cuatro Fuentes).
En Florencia, los milaneses bautizaron su iglesia San Carlo dei Lombardi. Su culto se implantó también en la ciudad austriaca de Salzburgo, porque el arzobispo Wolf Dietrich estaba emparentado con la familia de los Borromeo (por ello se hizo de san Carlos el protector de la universidad de Salzburgo, fundada en 1625); y en Viena, porque era el patrón del emperador Carlos VI, quien después de la peste de 1713 le dedicó la magnífica iglesia con cimborrio de San Carlos (Karlskirche), obra maestra del arquitecto Fischer von Erlach. Las dos columnas historiadas que enmarcan el pórtico, desarrollan en espiral los principales acontecimientos de su vida. La iglesia de los jesuitas de Amberes, decorada por Rubens en 1620 estaba puesta bajo su advocación (Sint Carolus Borromeus).
ICONOGRAFÍA
Sus características son una larga nariz aguileña, vestiduras litúrgicas de arzobispo o el capelo cardenalicio. Sus atributos son un crucifijo, una calavera, a veces una cuerda de penitente al cuello (a rope round his neck), que el santo llevaba en las procesiones durante las epidemias de peste.
El episodio más frecuentemente conmemorado de su vida es su caridad hacia los apestados. De ahí que suela estar representado en las capillas de los hospitales.
Su iconografía, que pertenece al arte barroco de los siglos XVII y XVIII, es internacional: italiana, austriaca, flamenca y francesa (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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