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viernes, 18 de noviembre de 2022

Un paseo por el Distrito San Pablo-Santa Justa

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Distrito San Pablo-Santa Justa, de Sevilla, dando un paseo por él.
     Hoy, 18 de noviembre, Memoria de la Dedicación de las Basílicas de los apóstoles San Pedro y San Pablo. La primera de ellas fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de San Pedro en la colina del Vaticano, y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario. La otra, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un lamentable incendio fue reedificada en su totalidad y dedicada el diez de diciembre. Con su común conmemoración se quiere significar, de algún modo, la fraternidad de los apóstoles y la unidad den Iglesia (1626; 1854) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y qué mejor día que hoy para ExplicArte el Distrito San Pablo-Santa Justa, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Distrito San Pablo-Santa Justa es, en el Callejero Sevillano, un distrito que se encuentra en el este de la ciudad, delimitado por las vías c/ María Auxiliadora, c/ Carretera de Carmona, avda. Kansas City, ctra. SE-30, avda. Andalucía, c/ Luis Montoto, avda. Kansas City, avda. José Laguillo, c/ Juan Antonio Cavestany, y c/ Gonzalo Bilbao.
     El Distrito San Pablo-Santa Justa lo componen los siguientes Barrios: Árbol Gordo, El Fontanal-María Auxiliadora-Carretera de Carmona, Huerta de Santa Teresa, La Corza, Las Huertas, San Carlos-Tartessos, San José Obrero, San Pablo A y B, San Pablo C, San Pablo D y E, Santa Clara, y Zodiaco.
     El Distrito, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de barrios con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. 
     El Distrito San Pablo-Santa Justa, está dedicado a esta zona geográfica de Sevilla, centralizado por los Barrios del llamado Polígono de San Pablo. 
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Pablo, apóstol;
HISTORIA Y LEYENDA
   San Pablo, quien después de Jesús es la mayor figura de la historia del cristianismo, era un judío helenizado de la Diáspora, nacido en Tarso, capital de Cilicia, y naturalizado ciudadano romano.
   Al igual que el patriarca Abraham, que en principio se llamó Abram, él también llevó dos nombres sucesivos.
   El día de su circuncisión recibió el nombre Saulo (deseado), que llevara el primer rey de Israel. Pero después de su conversión adoptó el nombre lati­no Paulus (pequeño), ya por humildad, a causa de su endeble apariencia, ya por rendir homenaje al procónsul romano de Chipre, Sergius Paulus, quien lo había escuchado con simpatía.
   Por lo tanto, era judío por su origen étnico, griego por su cultura y romano por su nacionalidad.
   Se lo ha calificado de apóstol impropiamente, porque no conoció a Jesús ni jamás formó parte del Colegio apostólico, ni siquiera después de la trai­ción de Judas. Pero se lo asimiló muy pronto a los discípulos. En los Salterios ilustrados se lo compara con Benjamín, como el último en llegar, y el más joven de los apóstoles. Los Padres de la Iglesia lo llaman la Boca de Cristo (Tostomatou Khristou), el heraldo de la fe.
   Dicha asimilación está justificada, no sólo porque ha sido «llamado» por Cristo en el camino de Damasco, sino porque en tal sentido ha tenido un papel fundamental en la difusión del cristianismo entre los gentiles es decir, entre los pueblos paganos. A dicho título merece el mote de Apóstol de los Gentiles (Volkerapostel).
   Más aún, él ha sido el verdadero fundador del cristianismo como religión universal, separada del judaísmo. Convirtió a Cristo, quien era sólo el Mesías de los judíos, en el Salvador del mundo; y a una religión estrechamente nacio­nalista en otra ecuménica, al transplantarla al mundo griego y romano.
***
   Su vida se divide en tres fases de desigual importancia:
l. Un período de encarnizada hostilidad contra los cristianos, hasta su Conversión sobre el camino de Damasco.
2. Su predicación en la cuenca del Mediterráneo oriental.
3. Su martirio en Roma.
1. Antes de la conversión
   Se ignora la fecha de su nacimiento en Tarso; hacia el año 3 según algunos, hacia el 10 de acuerdo con Renan. Su formación intelectual fue rabínica y al mismo tiempo helénica: escribía en mala lengua griega, sobrecargada de hebraísmos.
   Después de haber estudiado en Jerusalén bajo la dirección del rabino Gamaliel, el fariseo, se habría destacado por su odio contra los discípulos de Cristo.
   Si no participó, al menos habría asistido a la lapidación del diácono protomártir san Esteban, cuidando las ropas de los verdugos.
   La historicidad de dichos episodios es muy dudosa. Puede que Saulo, abocado a la persecución del Mesías, descendiente de David, sea una simple réplica de Saúl del Antiguo Testamento, quien persiguió a David. Además, el relato de los Hechos de los Apóstoles, está desmentido por el propio san Pablo, quien declara formalmente, en Gálatas 1: 22, que antes de su conversión «...era, por tanto, personalmente desconocido para las iglesias de Cristo en Judea».
2. Su Apostolado
   Un día, cuando hacia el año 35 iba desde Jerusalén hacia Damasco, fue deslumbrado por un rayo, desmontado del caballo, y creyó oír la voz de Jesús que le decía: «Saulo, Saulo,¿por qué me persigues?» Fue cegado y al mis­mo tiempo iluminado: Caecatus illuminatus est.
   Para Renan y para los críticos racionalistas, esta visión, o más bien esta audición fulgurante que determinó la conversión de Saulo, se explica por el calor cegador del mediodía que, junto con la fatiga de la marcha, habría provocado un principio de oftalmia y una alucinación. Saulo habría sido víc­tima de una insolación.
   Sea como fuere, pasó bruscamente del papel de perseguidor al de celador del cristianismo. Un cristiano de Damasco, Ananías, fue el instrumento de su curación: de los ojos de Saulo cayeron escamas, símbolo de la fe que triunfó sobre su ceguera.
   A partir de entonces comenzó su vida de misionero itinerante, siempre activo. Después de haber predicado en Damasco, donde se vio obligado a evadirse en un cesto descendido desde lo alto de la muralla con la ayuda de una polea, a causa de la irritación de los judíos que lo consideraban un apóstata y le tendieron una trampa, fue a Jerusalén para tomar contacto con Pedro y los demás apóstoles para quienes resultaba sospechoso a causa de su pasado.
   Después, en el año 42 se dirigió hacia Antioquía, la gran ciudad siria que entonces era la tercera ciudad del mundo, y que fue la cuna de la Iglesia de los gentiles.
   Junto a Bernabé, de origen chipriota, quien lo presentara a los apóstoles, se dirigió a Chipre. Allí cegó al mago Barjesús o Elimas, quien azuzaba en su contra al procónsul Sergio Paulo (Sergius Paulus).
   Luego predicó el Evangelio en Asia menor, en Antioquía de Pisidia, en Iconio (Konia o Konich, Anatolia) y Listra en Licaonia. Fue en esta última ciudad donde Pablo y Bernabé curaron a un paralítico y los creyeron, a uno el dios Hermes y al otro Zeus, y debieron rechazar con indignación el sacrificio que los sacerdotes quisieron ofrecerles, como si fuesen dioses.
   Una última campaña, hacia 49, lo condujo a Grecia, primero a Filipos, Tesalia, capital de Macedonia, y luego a Atenas, donde vio un altar consagrado al Dios desconocido y predicó en el Areópago; a Corinto, donde per­maneció dos años. De vuelta en Éfeso, se rebelaron en contra suya los plateros que fabricaban miniaturas de plata de los templos de Artemisa, porque su prédica contra la fabricación de ídolos amenazaba el negocio del gremio. De vuelta en Jerusalén fue amenazado de muerte por los judíos y pudo es­capar gracias a la policía romana que lo mantuvo en prisión en Cesarea du­rante dos años.
3. San Pablo en Roma
   En el año 60, finalmente, embarcó hacia Roma, pero naufragó en la costa maltesa donde escapó a la picadura de una víbora.
   Según Tertuliano, habría padecido martirio en Roma al mismo tiempo que san Pedro. Pero al ser ciudadano romano (civis romanus), tuvo el privilegio de ser decapitado con un hacha, mientras que san Pedro fue crucifica­do como un esclavo.
   Su decapitación habría tenido lugar al sur de Roma, en el sitio donde se edificó la iglesia de las Tres Fuentes (Tre Fontane), porque su cabeza, al re­botar tres veces contra el suelo, hizo brotar tres fuentes.
   En verdad no existe ningún documento preciso acerca de su martirio, que los Hechos de los Apóstoles no mencionan. Es posible que fuera ejecutado hacia 64, perdido entre la multitud de víctimas de Nerón.
   La leyenda de su Descenso al infierno está relatada en la Visio sancti Pauli, prototipo del Purgatorio de san Patricio y del Viaje de san Brandano. San Miguel, que le sirvió de guía, le mostró el puente de la prueba, la rueda infernal, el abismo sellado con siete sellos... Al final de su exploración, pidió a Cristo que extendiese a los réprobos el beneficio del descanso dominical.
CULTO
   Asociado con san Pedro en el culto que se profesa a los dos Príncipes de los apóstoles, san Pablo es el segundo patrón de Roma, ciudad que le dedicó la basílica de San Pablo extramuros (San Paolo fuori le mura) y la iglesia de las Tre Fontane.
   La iglesia abacial de Cluny y la orden cluniacense en su totalidad se pusieron bajo la protección de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Entre las iglesias francesas que están puestas bajo su advocación, pueden citarse la aba­día de Cormery, en Turena y Saint Paul de Varax (Ain).
Patronazgos medievales
   En la Edad Media numerosas corporaciones fueron puestas bajo su patro­nazgo.
   Era venerado al mismo tiempo por los clérigos y por los laicos, los teólogos y los caballeros. La espada de su decapitación, que es su atributo habitual, hizo que lo confundieran con un caballero romano, aunque él nunca portara ar­mas. Cuando en la misa se leen las Epístolas de san Pablo, escribió el litur­gista Guillaume Durand en su Rational, «los caballeros permanecen de pie en su honor, porque fue caballero».
   La espada que tiene como atributo le deparó la devoción de los bruñidores. La de los fabricantes de cuerdas se explica, ya porque según los Hechos de los Apóstoles (18: 3), tenía como oficio tejerte las de tiendas con pelos de cabra de Cilicia, y a por un juego de palabras acerca de su conversión, cuando las cuerdas se fabricaban por conversión o torción del cáñamo, ya porque escapara de Damasco en un cesto suspendido de una cuerda.
   El cesto, instrumento de su evasión, le habría valido además el patronazgo de los cesteros. A este título, los cesteros de Origny en Thiérache (Aisne) lo veneraban con el nombre de san Pablo de los cesteros.
   Por el hecho de haberse salvado de un naufragio en Malta, y también del veneno de una víbora, se lo invocaba contra las tormentas y contra las ser­pientes venenosas. Los charlatanes venecianos, llamados uomini della casa di san Paolo, que pretendían llegar desde Malta, vendían como antídoto tierra que decían extraída del sitio donde san Pablo fuera picado por una víbora. Sus víctimas, ingenuamente, creían que esos terrones malteses eran el mejor re­medio contra las picaduras de serpientes (gegen Schlangenbiss).
   En el Delfinado lo creían capaz de preservar del miedo, a causa de un juego de palabras con el vocablo paou, que en el dialecto del lugar significa al mismo tiempo Pablo y miedo.
   No obstante, san Pablo nunca fue un santo popular, al contrario de san Pedro, cuya imagen paternal de portero del Paraíso gustaba más al pueblo, la altanera severidad de san Pablo mantenía a los fieles a distancia, tal como prueba la relativa pobreza de su iconografía, sobre todo en el arte cristiano primitivo. Es evidente que el lugar que ocupa en el arte no guarda proporción con la importancia fundamental que ha tenido en la difusión del cris­tianismo.
San Pablo, la Reforma luterana y la Iglesia anglicana
   En el siglo XVI el culto de san Pablo experimentó un aumento de popularidad, pero al precio de una transformación radical que nadie había previsto. El apóstol de los gentiles a quien el papado se había complacido en asociar con san Pedro desde la fundación de la Iglesia romana, fue anexionado por la Reforma, y, por decirlo así, descatolizado. Los luteranos no se limitaron a reemplazar a san Martín de Tours por Martín Lutero; además, opusieron el apóstol san Pablo -quien predicaba la justificación por la gracia- al apóstol san Pedro.
   La Iglesia anglicana hizo otro tanto. De ahí que la catedral de la City de Londres se pusiera bajo su advocación, con la intención de eclipsar, a causa de la altura y la majestad de su cúpula, a la basílica papista de San Pedro de Roma.
   A partir de entonces, el papado se desapegó de san Pablo, comprometido por los elogios de Lutero y casi sospechoso de herejía. El arte de la Contrarreforma salido del concilio de Trento, lo puso en el Index.
ICONOGRAFÍA
   Según lo que san Pablo dice de sí mismo en sus Epístolas, y a juzgar por el nombre latino que adoptó, Paulus, el pequeño, era de cuerpo esmirriado, y de una estatura por debajo de la media. Según parece, le cayeron en suerte todas las desgracias y desventajas físicas: era calvo (capite calvo), legañoso, con nariz ganchuda (nasus inflexus), patizambo... Habla de «una espina clavada en su carne», lo que ha hecho conjeturar que estaba afectado por una enfermedad nerviosa o quizá una oftalmia purulenta.
   La iconografía religiosa no ha tenido en cuenta estos datos. Salvo el inglés Hogarth, quien lo encaramó en una silla, los artistas hicieron de ese abor­to epiléptico y patituerto un gigante majestuoso que se apoya en una espada. Sólo retuvieron su calvicie. Además, debe señalarse que dicha característica con frecuencia se ha sacrificado a la necesidad de idealización del arte clásico: Rafael y Lesueur creyeron su deber dotar al predicador de Atenas y de Éfeso con una abundante cabellera. Siempre se lo ha representado con barba.
   En el arte cristiano primitivo sólo tiene como atributos genéricos un libro o un rollo (volumen).
   Su atributo personal es una espada, instrumento de su martirio. Este emblema apareció en su iconografía hacia el siglo XIII, mucho más tarde que la llave de san Pedro.
   La espada suele aparecer desenvainada, aunque algunas veces ha sido vuelta a la vaina (gladius in vagina).
   De manera excepcional, por ejemplo en los ciclos de los Apóstoles, de Peter Vischer, en el relicario de san Sebaldo de Nuremberg, y en el de Tilman Riemenschneidei; en la capilla de Wurzburgo, está representado con dos espadas, ya por analogía con las dos llaves de san Pedro, ya porque una de las espadas haya sido considerada como emblema de la palabra de Dios y la otra como el instrumento de su martirio.
   En su condición de patrón de los cesteros (San Pablo de los cesteros), se lo re­presenta con un canasto tejido, instrumento de su evasión de Damasco (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
       Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Distrito San Pablo-Santa Justa, de Sevilla, dando un paseo por él. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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