Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de El Fontanal-María Auxiliadora-Carretera de Carmona, de Sevilla, dando un paseo por él.
Hoy, 24 de mayo, la Iglesia conmemora una vez más, a la Santísima Virgen, bajo su advocación de María, Auxilio de los Cristianos, así que hoy es el mejor día, para ExplicArte el Barrio de El Fontanal-María Auxiliadora-Carretera de Carmona, de Sevilla, dando un paseo por él.
El Barrio de El Fontanal-María Auxiliadora-Carretera de Carmona es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito San Pablo-Santa Justa, delimitado por las vías siguientes: c/ Carretera de Carmona, c/ Vicente Alanís, c/ Arroyo, c/ Gonzalo Bilbao, y c/ María Auxiliadora.
El Barrio de El Fontanal-María Auxiliadora-Carretera de Carmona lo componen las vías siguientes: plaza Antonio Martelo, c/ Arroyo, c/ Carretera de Carmona, c/ Dinastía Músicos Palatín, c/ Doctor Relimpio, c/ Francisco de Ariño, c/ Garci Fernández, c/ Gonzalo Bilbao, c/ Jabugo, c/ Joaquín Morales y Torres, plaza José del Castillo Díaz, avda. José Laguillo, c/ José María de Mena, c/ Maestro Gómez Zarzuela, c/ Maestro Solano, c/ Maestro Torroba, c/ Mamá Margarita, c/ Manuel López Farfán, c/ María Auxiliadora, c/ Miguel Vázquez Garfia, c/ Niña, plaza Pianista José Romero, c/ Pinta, c/ Pintor González Santos, c/ Pinzones, c/ Salesianos, c/ San Juan Bosco, c/ Santa María, c/ Vara del Rey, y c/ Vicente Alanís.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
El terreno sobre el que se ubica recibió varios nombres: en 1827, Huerta del Fontanal y de los Miradores; en 1910, Huerta de la Violeta, apareciendo, por primera vez, como Barrio de El Fontanal en el plano de 1928. En él encontramos formadas las calles y una cierta parcelación, aunque el eje principal, la calle Jabugo, es la única que aparece rotulada. Entre este año y 1945 se completa la numeración y la rotulación de las seis calles que componían el barrio, con topónimos relacionados con el descubrimiento de América. Barriada de autoconstrucción, en 1929 son dos las viviendas que solicitan la acometida de agua, y un año más tarde son ya treinta los vecinos que se quejan de la falta de agua. En 1933 se procederá a la pavimentación. En 1961, sufrió duramente los efectos de las inundaciones del Tamarguillo, debiendo ser evacuados numerosos vecinos. Con el paso del tiempo, la barriada ha conservado prácticamente inalterable su perfil primigenio, con edificaciones de una y dos plantas, y un cierto gracejo popular en sus calles, que se manifiesta, sobre todo, en la de Jabugo, que atraviesa toda la barriada, siendo, además, una vía de penetración a las restantes, al no tener salida a la Carretera de Carmona las de Niña, Santa María, y Garci Fernández. Creada como residencia de la mano de obra necesaria para el desarrollo de las industrias establecidas en la Carretera de Carmona, sobre todo la Corchera, de gran importancia en la zona, la progresiva desaparición de la actividad industrial aludida, debido a la entrada en vigor del Plan General de 1963, no ha incidido negativamente en la barriada, debido al hecho de que ésta no linda directamente con la Carretera de Carmona, con lo cual ha bajado el nivel de presiones especulativas en su margen izquierda. Además, la edificación en su entorno, de barrios completos, carentes de servicios en su primera etapa, ha hecho que El Fontanal, ya consolidado en su momento, sirviese de catalizador de las actividades comerciales y lúdicas, sobre poco más de tres hectáreas, con 208 parcelas [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
En la fecha de hoy, 24 de mayo, la Iglesia conmemora una vez más, a la Santísima Virgen, bajo su advocación de María, Auxilio de los Cristianos.
El primero que llamó a la Virgen María con el título de Auxiliadora fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla, en al año 345: "Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios". San Sabas en el año 532 nos transmite que en Oriente había una imagen de la Virgen que era llamada Auxiliadora de los Enfermos, porque junto a ella se obraban muchas curaciones. San Juan Damasceno, en el año 749, fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, ruega por nosotros". Y añade que la Virgen es "auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación". En Ucrania, Rusia, se celebra la fiesta de María Auxiliadora el uno de octubre desde el año 1030, pues en ese año libró a la ciudad de la invasión de una terrible tribu de bárbaros paganos. En 1558 ya figuraba en las letanías que se acostumbraban recitar en el santuario de Loreto, Italia, la invocación: "Auxilio de los cristianos, ruega, por nosotros", y en el año 1572, San Pío V ordenó oficialmente su adición en las letanías porque a su intercesión milagrosa se atribuyó la victoria cristiana en la batalla de Lepanto del domingo siete de octubre de 1571.
En el año 1600 los católicos del sur de Alemania hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de Auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible Guerra de los Treinta Años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de setenta capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos. En 1683 los católicos al obtener la inmensa victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la Asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de sesenta países.
Pío VII Chiaramonti, fue el segundo papa que daría una gran importancia a esta advocación mariana. En 1806 el Papa se negó a sumarse a la exigencia de Napoleón de bloquear a Inglaterra, lo que condujo a una invasión francesa de los Estados Pontificios y puso en prisión al anciano Papa de setenta y siete años de edad, primero en Savona, y luego en Fontainebleau, en 1809. En su cautiverio, situación ésta que le causó un gran sufrimiento y deterioró bastante su salud, el Papa prometió a la Virgen que si recuperaba su libertad y volvía a Roma, declararía ese día como solemne en honor de María Auxilio de los cristianos. Bien pronto la suerte de Napoleón cambió y Pío VII recuperó su libertad. Llegó a Roma el veinticuatro de mayo de 1814 y cumplió su promesa. De este acontecimiento, viene la tradición de la conmemoración de María Auxiliadora cada veinticuatro de mayo.
En 1860 la Santísima Virgen se apareció a San Juan Bosco y le dijo que quería ser honrada con el título de Auxiliadora, y le señaló el sitio para que le construyera en Turín un templo. Tres años después, en 1863, Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Todo su capital era de cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el nueve de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegó a decir: "No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia". Desde aquel Santuario comenzó a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.
Hoy, salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores, y a través de las diversas obras que llevan entre manos siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos a María con el consolador título de Auxiliadora, y celebran extraordinariamente como solemnidad su memoria litúrgica. También es celebrada con el rango de solemnidad en Ciudadela, y como memoria libre por las diócesis de Córdoba, Jerez, Menorca y Sevilla, y por los barnabitas, mientras que los monfortianos como memoria obligatoria (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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