Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Capillas del Cristo del Mar, y de Nuestra Señora del Carmen; antigua Ermita de San Cristóbal; e Iglesia de Santo Domingo de Guzmán) de la localidad de Lepe, en la provincia de Huelva.
Ubicación
Lepe se encuentra situada en el centro geográfico de la Costa de Huelva, en el extremo occidental del litoral andaluz. Tiene una superficie total de 12.749 hectáreas que atraviesan distintas áreas, desde la zona denominada Andévalo pasando por la Tierra Llana hasta las marismas, con kilométricas playas de fina arena.
Este municipio se caracteriza por un gran desarrollo económico gracias a una moderna agricultura y, en estos últimos años, por el auge del sector turístico, impulsado principalmente por una iniciativa intermunicipal de los Ayuntamientos de Lepe e Isla Cristina, el complejo turístico de Islantilla.
Reseña histórica breve
La historia de Lepe se remonta a épocas anteriores a la romana, pero será posiblemente en este periodo cuando Lepe tiene su origen al quedar fijadas las claves del posterior modelo de poblamiento.
Fue durante la dominación árabe cuando la población, administrativamente dependiente de la taifa de Niebla, conoció un periodo de gran desarrollo, pasando a convertirse en el centro de la zona costera.
Tras la expulsión de los árabes, la zona pasa a manos de la orden del Temple y, una vez que ésta queda disuelta, Lepe fue adquirido por la Casa de los Guzmanes, en cuya jurisdicción estuvo hasta mediados del siglo XV. Posteriormente, tras un periodo de querellas familiares, es cedido por don Juan Alonso de Guzmán a su hija doña Teresa de Guzmán al casarse ésta con don Pedro de Zúñiga, conformándose, de este modo, el Marquesado de Ayamonte, al cual permaneció unido hasta el primer tercio del siglo XIX.
Patrimonio cultural y artístico
Lepe contó en otros tiempos con un rico patrimonio artístico, pero por circunstancias naturales, gran terremoto de Lisboa de 1755, y humanas, como la guerra de la Independencia, perdió parte de éste.
En la actualidad, merecen ser visitados los bienes muebles e inmuebles que conforman su patrimonio histórico:
IGLESIA PARROQUIAL SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, declarada monumento histórico-artístico por Real Decreto 83/1985. Aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, se cree que fue fundada a principios del siglo XVI por doña Teresa de Guzmán, duquesa de Béjar, en concepto de penitencia, probablemente sobre una construcción anterior del siglo XIV.
CAPILLA DE SAN CRISTÓBAL, construida en el siglo XV, se alza en la actual calle de San Cristóbal, en lo que fuera una de las antiguas entradas de la población. Desde su erección hasta el siglo XIX continuó prestando servicios religiosos.
TORRE DEL CATALÁN, torre de almenara construida dentro del plan defensivo de Felipe II para proteger la costa de los ataques turco-berberiscos. Aunque no se sabe la fecha exacta de su construcción, ésta se sitúa a finales del siglo XVI o principios del XVII.
AJIMEZ, ejemplo del auge que la arquitectura mudéjar tuvo en la provincia de Huelva desde la segunda mitad del siglo XIV hasta los siglos XV y XVI. Se trata de una ventana partida por un parteluz sobre la que descargan dos arcos gemelos.
CONJUNTO MONUMENTAL AL MARINERO, escultura realizada por la artista lepera Francisca Abreu en su taller de Zaragoza como homenaje a los hombres del mar, que tanto han aportado a la historia de nuestra ciudad.
MONUMENTO A ÁLVARO ALONSO BARBA, ilustre metalúrgico lepero que construyó la ciencia de la metalurgia en su libro El Arte de los Metales.
Asimismo se cuenta con varios monumentos instalados en distintos puntos de la ciudad como: Monumento al Marinero, Monumento al Agricultor, Monumento a Oria Castañeda, Monumento conmemorativo del Cincuentenario del Club Deportivo San Roque, Monumento conmemorativo del Cincuentenario de la proclamación de la Virgen Bella como Alcaldesa honoraria de la ciudad, Monumento al Alcalde Juan Manuel Santana...
Fiestas y tradiciones
Entre las fiestas destacan la Semana Santa, Romería de La Bella, Romería Chica. Fiestas patronales de "La Bella y San Roque" y el Carnaval son algunas de las fiestas que se desarrollan en Lepe.
Gastronomía
Lepe cuenta con una rica gastronomía que tiene como base los productos de la tierra y los deliciosos peces y mariscos de nuestra costa.
Siguiendo la tradición mediterránea, Lepe se caracteriza por una gastronomía elaborada, variada y rica tanto en sabores como en formas. Como municipio costero que es, podemos degustar una amplia variedad de pescados, moluscos y mariscos (gambas, almejas, coquinas,...) llevados directamente del puerto pesquero del Terrón hasta el plato del comensal.
Muy típicos son los dulces, elaborados a base de harina, huevos y almendras, entre otros ingredientes. Entre éstos destacan la coca, la torta, el dulce la cidra con almendras, el dulce de calabaza y la perrunilla.
Para los amantes del buen vino, Lepe ofrece una serie de zampuzos, pequeños bares que aún conservan el estilo tradicional, cuya característica es que cada uno de los propietarios, en el mes de septiembre, pisa en su propio zampuzo la uva y elabora el vino en barricas propias. Fresas, fresones, naranjas y últimamente novedosas frutas tropicales completan el abanico gastronómico de esta tierra (Diputación Provincial de Huelva).
Lepe, en el litoral onubense, vio alterada su fisonomía, sobre todo a raíz del Terremoto de Lisboa, cuando la población quedó arruinada casi en su totalidad. Vestigio de las construcciones domésticas del siglo XVI es el ajimez de una antigua casa señorial, en lo que hoy es Casa de la Cultura.
Lepe pertenece al partido judicial de Ayamonte, siendo la localidad de mayor densidad demográfica de la provincia, detrás de la capital, con 21.952 habitantes. Tiene una superficie total de 127,49 Km2 que atraviesan distintas áreas, desde la zona denominada Andévalo pasando por la Tierra Llana hasta las Marismas, con 24 kilómetros de playas de fina arena.
El municipio se caracteriza fundamentalmente por su gran desarrollo económico gracias a una moderna agricultura e industria complementaria y, en las últimas décadas, por el auge del sector turístico de Islantilla. A ella se unen los núcleos urbanos de La Antilla y Lepe y otros de reciente creación como Pinares de Lepe, el recinto romero de la Bella, Las Palmeritas, etc. En cuanto a la pesca, las embarcaciones matriculadas en Lepe son tanto de altura como de bajura y, aunque en el puerto del Terrón la pesca que se practica es de carácter artesanal, la flota más compleja faena en los caladeros del Golfo de Cádiz y el norte de África (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Tras cruzar el cauce del río Piedras, en torno al cual se ha configurado el Parque Natural de las Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido, se llega al núcleo turístico conocido con el nombre de La Antilla. Se trata de la playa más relevante de las que se encuadran dentro del municipio de Lepe. Ha estado siempre orientada hacia el turismo local y familiar, aunque últimamente también convoca la presencia de veraneantes foráneos. A continuación extiende sus arenas el conocido complejo turístico de Islantilla, que pertenece a los municipios de Lepe e Isla Cristina. Un campo de golf de 27 hoyos, varios hoteles de lujo, dos centros comerciales y dos escuelas de vela integran el catálogo de atractivos que reúnen las 304 ha. de su territorio. A lo anterior se suman la riqueza natural del entorno, más de 3.000 horas de sol al año y una temperatura media que ronda los 22 grados. Islantilla posee un largo y cuidado paseo marítimo que discurre entre farolas y palmeras y permite contemplar espléndidos atardeceres. Aparece la playa precedida de una franja de dunas. Las fachadas de los edificios costeros guardan una distancia respetuosa respecto al límite dorado de la arena.
Y ya que Islantilla pertenece al municipio de Lepe, conviene acercarse a la población que responde a este nombre. De Lepe, capital de la nueva agricultura onubense y patria de cítricos y fresas, cabe reseñar la ermita mudéjar de San Cristóbal, que conserva de sus orígenes fundacionales la nave con arco transversal y la capilla mayor de ábside octogonal, y el interesante ajimez mudéjar que se inserta en una de las paredes de la casa de Cultura. No se puede olvidar la iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán, que ha sufrido reformas desde comienzos del siglo XVI hasta la reconstrucción llevada a cabo en 1951. Luce portada mudéjar y espadaña con dos cuerpos de campanas. Sobre un cabezo situado a medio camino entre La Antilla y El Terrón se alza la torre del catalán, mandada construir por Felipe II para proteger la costa de los ataques berberiscos (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guíarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012).
Alegre y emprendedora ciudad rodeada de undosas huertas sabiamente trabajadas, que reúne su caserío en las proximidades del río Piedras.
Historia
Ciudad de fundación fenicia en territorio de la mítica cultura tartessa, en tiempos de la dominación romana se llamó Laepa, nombre con el que la cita Pomponio Mela y cuya corrupción dio origen al actual. Durante la época árabe perteneció a la cora de Niebla, siendo conquistada a mediados del siglo XIII por los templarios, a quienes perteneció durante algún tiempo. En 1295 formaba parte del condado de Niebla, permaneciendo bajo la jurisdicción de los Guzmán hasta 1454 en que entró a formar parte del marquesado de Ayamonte por matrimonio de Teresa de Guzmán, que la llevó en su dote, con Pedro de Zúñiga.
Desde Rodrigo de Triana, el primero en avistar las costas de América, Lepe contribuyó con gran número de marineros a la empresa del descubrimiento y conquista de América. En 1755 sufrió los efectos del terremoto de Lisboa y durante la Guerra de la Independencia fue saqueada por las tropas francesas. En 1965 recibió el título de ciudad.
Gastronomía
La cocina lepera practica con eficiencia buena parte de las especialidades gastronómicas andaluzas, principalmente las que tienen como base los productos del mar. Aportación autóctona son los almejones con arroz, además de los exquisitos fresones, presentes en todos los mercados de Europa.
Fiestas
El Carnaval se anima con un divertido concurso de chirigotas y comparsas. El segundo domingo de mayo tiene lugar la romería de la Virgen de la Bella, patrona de la ciudad, y entre el 14 y el 16 de agosto, la feria en su honor. A mediados de julio se celebran en la Antilla las fiestas de la Virgen del Carmen con un gran concurso de barcos engalanados. En diciembre de 1993 hubo el primer Festival de chistes leperos.
Visita
Aunque apenas cuenta con edificios monumentales, el conjunto urbano, de calles largas y blancas, resulta de un gran atractivo. En la plaza de José Antonio se halla la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, obra mudéjar del siglo XV, cuyo elemento más sobre saliente es la espadaña, con dos cuerpos de triple arcada rematados en otro de un solo arco. Se trata de uno de los pocos ejemplos de torre fachada que se conservan en la provincia. La capilla de San Cristóbal, en la calle homónima, construida por los templarios en el siglo XIII, conserva una interesante cúpula mudéjar.
Alrededores
En la ermita de El Terrón, junto a las ruinas de un convento franciscano, se conserva la imagen de la Virgen de la Bella, hermosa talla que tiene la particularidad de haber sido sagrario. Tiene en el pecho una puerta por la que se accede al hueco en el que se guardaban las hostias.
El puerto de El Terrón, en la ría del Piedras, a unos 4 km de la ciudad, tiene un fuerte atractivo marinero. A unos 11 km se encuentra la playa de la Antilla, convertida en los últimos decenios en un importante núcleo turístico con excelentes instalaciones y un paisaje de dunas en la flecha de Nueva Umbría (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Fue construida en 1972 en la barriada de Don Ramiro. En ella se veneran varia imágenes de carácter pasionista y procesional. La talla del Cristo del Mar, es una escultura en madera policromada, gubiada por un autor anónimo en el siglo XVI. Esta imagen, de cierto sabor goticista, procede del convento de Ntra. Sra. de la Piedad, de dominicas.
Desde allí pasó al cementerio, hasta 1936, en que retornó al templo del dicho, convento. En 1975, restaurado por Antonio León Ortega, pasó a la capilla de la que es titular. La imagen de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén fue realizada por León Ortega, en 1966. La Virgen de la Paz es una imagen de candelero para vestir, del referido autor y del mismo año. Es la cotitular de la popular Hermandad de la Borriquita, que procesiona el Domingo de Ramos. León Ortega también ejecutó la escultura del Cristo Cautivo, en 1984 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Se edificó a instancias de la Hermandad de la Virgen de la Bella, en la barriada de la Péndola. El proyecto fue realizado por el arquitecto Carlos Hermoso en 1976, bendiciéndose el 29 de marzo de 1979. En su interior se venera la imagen de la titular, la Virgen del Carmen, escultura de Antonio León Ortega, realizada en madera policromada en 1954 y restaurada por el mismo en 1978 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
En la calle San Cristóbal se halla una ermita, hoy destinada a menesteres no sacros. Estaba dedicada a San Roque, por estar situada en la entrada de la población antiguamente. Su fábrica mudéjar, hoy demasiado alterada en su morfología, conserva sin embargo la nave con un arco transversal y la capilla mayor, con bóveda octogonal sobre trompas aveneradas.
Toda la edificación está construida en ladrillo. En su exterior se puede destacar el arco de medio punto, con imposta y rosca, de su portada, que queda flanqueado por dos pilastras toscanas que soportan una cornisa superior horizontal. Su factura es de origen popular, posiblemente posterior a 1755 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La parroquial de Lepe ha experimentado a lo largo de la historia sucesivas reformas, pero adquiere su configuración actual a raíz de la reconstrucción de 1951, después del derrumbamiento de la cubierta y armadura de la nave central y la de la lateral derecha, así como la arquería existente entre ambas. Sólo quedaron en pie la arquería y cubierta de la otra nave lateral, la capilla mayor y las dos absidiales, lo mismo que la espadaña, los muros exteriores y las capillas de la nave de la epístola. En la reconstrucción de la iglesia intervino el arquitecto diocesano Aurelio Gómez Millán. Del antiguo edificio mudéjar de hacia 1500, apenas quedan restos. Hoy, las tres naves ostentan bóvedas de arista apuntada, más alta la central y más ancha que las laterales.
La capilla mayor de planta cuadrada, está cubierta con bóveda semiesférica sobre pechinas. En la clave de cada arco toral hay un emblema. Preside la heráldica pontificia. A la derecha campean las armas de los Guzmán. A continuación la cruz dominicana; y, por último, la cruz y las llagas. Bajo el pavimento, hoy cegada, está la cripta. Este espacio sacro corresponde al último tercio del siglo XVII. La capilla absidial derecha es mudéjar. La de la izquierda es una construcción del siglo XVII, con decoración correspondiente a modelos del Bajo Renacimiento, con bóveda de arista, decorada con motivos geométricos en resalto, de origen serliano. Discutido es el origen de las cuatro capillas de la nave de la epístola, pues mientras que algunos documentos la reconocen en 1693, sus cubiertas planas llevan a datarlas como posteriores a 1755.
Al exterior, el edificio goza de mayor prestancia, gracias al pretil que, desde 1951, remata la antigua cornisa de los muros que cierran el templo. En la portada de Poniente, la principal, destaca por su monumentalidad, donde se combina el mudéjar y el barroco. Ésta es abocinada, y sitúa un arco isabelino bajo dos de ojiva. Queda flanqueada mediante dos baquetones, unidos por una moldura horizontal a guisa de alfiz. Sobre la clave del arco exterior se abre un óculo moldurado. Más arriba un listel indica el arranque de la espadaña, que corona la fachada. Las portadas laterales carecen de interés artístico. La espadaña está compuesta de tres cuerpos superpuestos de tres arcos, los dos inferiores; y de uno, el superior. El primero tiene en sus vértices sendos baquetones, con los arcos carpaneles. El segundo presenta tres arcos de medio punto entre pilastras toscanas. Sobre ellas discurre un entablamento con triglifos. El último cuerpo consta de un solo arco de medio punto, flanqueado por un pequeño y facetado chapitel. El tránsito del cuerpo inferior al superior queda dulcificado gracias a los cartones laterales. La espadaña se acabó en el año de 1779, según decía una leyenda desaparecida en la restauración de finales de la década de los 80 del siglo XX.
La nave del evangelio está presidida por la actual capilla sacramental, de planta cuadrada, cerrada por una verja de hierro forjado, de hacia 1616. Lleva una inscripción que recuerda que el nombre del titular de la capilla, Baltasar de los Ríos, natural de Lepe y vecino de México. El zócalo de azulejería es de hacia 1921, en su paramento septentrional un paño de cerámica, plana y policromada, de M. G. Cabrera, representa un Calvario. Tres ángeles recogen en cuatro cálices la sangre derramada de las llagas del Crucificado. Es el tema iconográfico de Cristo Fuente de la Vida, alusivo al Bautismo y a la Eucaristía. En esta capilla hay un lienzo de la Inmaculada, óleo de hacia 1615-1620, obra de Giuseppe Cesari, el Caballero de Arpino. En él, en torno a la Purísima, de jacinto y azul, aparecen dos ángeles con filacterias que llevan las siguientes leyendas: «Tota pulchra es amica mea», «et macvla non est in te». Otros dos ángeles mancebos abren el manto de la Virgen. A los pies cinco querubines y la media luna con las puntas hacia arriba. Completa el conjunto toda una teoría simbólica del Antiguo Testamento y de la Letanía lauretana. A la izquierda de este cuadro, una lápida recuerda al que fuera párroco de Lepe, don Fernando del Molino y Abreu (+ 1957).
La capilla del Santísimo está presidida por el retablo de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Bella. El retablo fue contratado en 1958 y bendecido en 1961, obra del ayamontino Francisco Domínguez Rodríguez. Es de madera tallada, dorada y policromada. Las columnas salomónicas corintias, con hojas de vid y racimos de uvas, son procedentes del retablo que la Virgen tenía en El Terrón. Está compuesto de mesa de altar, sobre la que destaca el sagrario de alpaca plateada de 1910, y alto banco con cuatro ménsulas, sobre las que descansan las columnas citadas. Tiene tres calles. En la central, más ancha que las laterales se abre el camarín de la patrona. Sobre su arco aparece una cartela con la paloma del Espíritu Santo y dos angelotes, con la corona real. En la calle de la derecha está la escultura en madera policromada de San Roque, de hacia 1600. En el ático se pueden ver unos relieve de la Virgen de Guadalupe, otro de tema eucarístico y el del Cordero Místico. La decoración del conjunto del retablo es a base de hojarasca, frutos, etc. Otros dos relieves, un barco y una fuente, así como dos querubines, aparecen en las jambas del arco central del retablo. El resto de la ornamentación es de rocallas y espejos. En el intradós figura un ciprés y un lirio. El camarín, de estilo rococó y procedente del convento de El Terrón, del último cuarto del siglo XVIII, es cuadrangular, cubierto con bóveda semiesférica sobre pechinas, decorado con espejuelos, querubines y rocallas, ostentado en el florón central el Espíritu Santo. Hay dos pinturas, representando escenas de la invención de la imagen.
La talla sedente de la Virgen de la Bella es una escultura en madera policromada, del círculo de Jorge Fernández Alemán, de principios del siglo XVI. Utiliza como escabel un cojín sobre una nube con querubines. Luce traje jacinto de estilizada estampación floral y manto de color azul, sobre oro bruñido y esgrafiado en forma de cardos. La talla está dotada de cierta incurvación de recuerdo gótico, que rompe al mismo tiempo el estatismo y la frontalidad. Las líneas de la imagen están dulcificadas por el manto, terciado de derecha a izquierda sobre la falda. El Niño se incorpora sobre el regazo materno en gracioso escorzo, sosteniendo la bola del mundo y bendiciendo con la diestra. Viste túnica de color jacinto. Los cabellos de ambas imágenes son dorados. El de la Virgen cae en ondulante cascada bajo toca de lino. La talla ha conocido diversas restauraciones. Retocada por Duque Cornejo entre 1725 y 1726, en el año 1909 y en 1936 sufrió otras intervenciones, esta última tras los destrozos de la guerra civil, siendo recompuesta por Navas-Parejo. Otras restauraciones conoció en 1963 y en 1982. La mayor peculiaridad de esta venerada imagen estriba en que es una Virgen-Sagrario, pues en su pecho tiene una cavidad donde se encierra el Santísimo Sacramento en determinadas ocasiones.
La capilla mayor del templo parroquial consta de presbiterio alto y bajo. Su zócalo es polícromo, de aristas. El retablo mayor, adaptado al testero plano de su cabecera, está labrado en madera dorada y policromada. Consta de un solo cuerpo con tres calles separadas por columnas. En el ático hay un relieve representando la visión de Santo Domingo de Guzmán en Roma. La Virgen contiene la ira de Cristo, gracias a la intervención de San Francisco y Santo Domingo. Sobre las vertientes del frontón curvo montan dos angelotes barrocos. El conjunto se remata con la cruz de Santo Domingo. El retablo es de finales del siglo XVII, procedente del desaparecido convento de la Piedad de esta localidad. En su pedestal derecho su banco se lee: «Esta obra se doró siendo priora Sor María de Santa Gertrudis, Año de 1754». Y en el otro se recuerda que el retablo se trajo de la iglesia del exconvento de monjas con motivo de la reconstrucción de la parroquia de santo domingo, bendecida el 15 de marzo de 1951. La frontalera de cerámica de reflejos metálicos es de esta misma fecha. En el centro hay un azulejo de estampación plana, con el emblema dominicano, flanqueado por balaustres neoplaterescos.
El tabernáculo está en el centro del banco del retablo, decorado con columnas salomónicas, con el inferior cilíndrico acanalado. La portezuela se exorna con tres querubines y el Cordero Místico sobre el Libro de los siete sellos. El cuerpo central del retablo mayor tiene tres calles, separadas por columnas con el tercio superior e inferior cilíndricos, y el central salomónico, recubierto de racimos de uvas y vides. El tercio superior está enriquecido por lazos y frutas, y el inferior con decoración floral y geométrica. En la calle central, en una gran hornacina acortada con añadidos dieciochescos de rocallas, palmas y querubines, está la imagen del titular del templo, escultura del XVI, restaurada por León Ortega. En las calles laterales, en sendas repisas, podemos contemplar dos tallas policromas: San Juan Evangelista, de la segunda mitad del siglo XVI, y San Cayetano, de sabor decimonónico. Sobre las ménsulas hay dos relieves de santas dominicas.
A la entrada del arco de triunfo de acceso al presbiterio hay un ambón de hierro, en el lado de la epístola y una pila bautismal de mármol blanco, del siglo XVII, en el lado del evangelio. La capilla mayor se comunica con la actual capilla del Nazareno, a través de un arco de medio punto, cuya reja de hierro procede de la antigua capilla de la Virgen de las Nieves, que era del Bachiller López Méndez. La decoración con motivos geométricos de su parte superior es un añadido. La capilla es de fábrica mudéjar. La preside un retablo, que consta de banco y hornacina, con los laterales achaflanados y delimitado por estípites. El altar tiene frontalera de azulejos, con estampación neogótica en tonos blancos y azules. En los paneles laterales hay sendas ménsulas con las tallas de San Juanito y San Felipe Neri, de la época del retablo. Éste se remata con un óvalo al óleo, en el que figura la Magdalena penitente. Debajo de la hornacina del Nazareno hay una leyenda: «El Sr. Dn. Juan Antonio del Barco i Flandes, Comisario del Santo Oficio, Cvra Beneficiado y Vicario de esta Vicaría de Lepe, año de 1779». El Nazareno es una escultura para vestir, obra de José Navas-Parejo Pérez, de 1936. Posteriormente fue policromada por León Ortega.
En el costado sur se ubica el altar de la Piedad. El retablo lo forma un simple arco apuntado, rehundido y decorado con tallas de madera dorada a base de hojarascas. En la clave se fija una cartela con la cruz, el sudario y la corona de espinas. La frontalera es de cerámica con reflejos metálicos. La Virgen de la Piedad, titular del antiguo convento de monjas dominicas de Lepe, es una escultura en madera policromada, obra anónima sevillana del último tercio del siglo XVII. Jesús yace en académico escorzo sobre el regazo de la Virgen, que viste túnica de color jacinto, toca marfileña y manto azul de fimbrias áureas. Detrás aparece la cruz arbórea, con los lienzos, inexorable verticalidad en vivo y dramático contraste con la diagonal de Cristo. Destrozada en 1936, fue restaurada por Joaquín Gómez del Castillo, en 1941.
Esta capilla abre a la nave lateral de la epístola con otro arco de medio punto, cuya reja de hierro forjado y chapa repujada es también obra antigua, procedente de la antigua capilla bautismal. Se decora con dos eses que flanquean un tondo, sobre el que monta una calavera y la cruz.
Al flanco meridional de la iglesia se adosan cuatro capillas laterales. La consagrada a la Virgen del Rosario está presidida por un retablo, adaptado al testero plano. Consta de mesa de altar, banco, cuerpo principal con hornacina central, flanqueado por columnas pareadas corintias decoradas con cintas y anillo dorado, que marca el tercio inferior. En los intercolumnios hay pequeñas repisas con imágenes de serie. En el ático aparece un óleo de San Juan Evangelista. Todo el conjunto es de color rojo oscuro con columnas jaspeadas y molduras doradas. Es obra de Enrique Gómez del Castillo, de 1960. En la hornacina central se venera la imagen de la Virgen del Rosario, escultura de candelero para vestir, obra anónima del siglo XIX. El pequeño Jesús difiere en su morfología del modelo materno. La Virgen viste traje blanco, igual que el Niño , y manto rojo con toca dorada. Lleva los atributos en orfebrería: corona, cetro y rosario. Procede del convento de Santo Domingo de esta localidad.
La segunda capilla es la de la Inmaculada, que la preside desde un retablo sin dorar, realizado en Valverde del Camino, en los talleres de Hijos de Leonardo Domínguez, en 1954. Se compone de mesa de altar, banco, cuerpo de tres calles y ático. Las columnas divisorias de calles son salomónicas corintias. La decoración es de hojarasca. Sobre la mesa de altar hay un Niño Jesús montañesino, de plomo. La imagen de la Purísima es una escultura en madera policromada, obra anónima del siglo XVII. En 1941 fue restaurada por Joaquín Gómez del Castillo. En los paramentos de la capilla reciben culto algunas imágenes, como la de San Diego de Alcalá, escultura en madera policromada, que procede del antiguo retablo del desaparecido convento franciscano de El Terrón, de finales del siglo XVII.
La tercera capilla está dedicada a Ntra. Sra. de los Dolores. El retablo está compuesto de mesa de altar, banco, cuerpo de tres calles y ático. Sobre un fondo verde jaspeado destacan molduras doradas. Las columnas divisorias de calles son corintias, con fuste acanalado y tercio inferior decorado con hojarasca simétrica. La titular del altar y capilla es una imagen de candelero para vestir, obra de Luis Ortega Bru, de 1968. En dicha capilla se veneran también la imagen de San Francisco Javier, de León Ortega, de 1954-58; y una Virgen del Pilar, trabajada en alpaca plateada, de hacia 1945.
La cuarta es la antigua capilla bautismal. Su vidriera polícroma, a juego con las restantes del templo, representa el Bautismo de Cristo, y está firmada por Maumejean. En su interior sobre un pedestal está un Calvario. El Crucificado es de serie. La Virgen de la Esperanza es una imagen de candelero para vestir, obra anónima del siglo XVII. Se recompuso con la cabeza y parte del cuello de un busto del Setecientos. Su última restauración la ejecutó León Ortega, en 1975. La imagen de San Juan Evangelista es obra del escultor valenciano Vicente Tena, en los años 20 del pasado siglo. También fue restaurado por León Ortega en 1981-82. En esta misma capilla, en un lateral se expone, sobre un pedestal, la Virgen del Amor, imagen de candelero para vestir, obra de Juan Ventura González García en 1990.
A los pies de la nave de la epístola está situado un confesionario, en cuyo interior hay un óvalo pintado al óleo con Santo Domingo y la Virgen del Rosario, quizás de un antiguo simpecado del siglo XVIII. Arriba, en el muro, hay un gran lienzo de Ánimas con la Virgen del Carmen, inconcluso y por lo tanto sin firma ni fecha.
Las vidrieras de la nave central, semejantes a la ya descrita del antiguo baptisterio, representan a San José, San Isidoro, Santo Domingo, Dolorosa, San Roque, Santo Tomás Apóstol, Virgen del Carmen, San Sebastián, San Antonio y la Virgen del Pilar. La sacristía, dispuesta tras la capilla del Nazareno, con la que comunica directamente, es una estancia de planta rectangular. La techumbre de vigas y cintillas de madera, sustituye la tradicional tablazón por ladrillos y azulejos policromados. Abre por el costado oriental a la plaza pública y por el opuesto al despacho parroquial. Está presidida por una cajonería antigua del siglo XIX, rehecha y recompuesta posteriormente. Además conserva un lienzo de la Inmaculada del Setecientos, de tradición murillesca, y un reloj de caja cuadrada, de Leroy, París.
La orfebrería de esta parroquia conserva muestras de diversas épocas. De la segunda mitad del siglo XVI es el ostensorio de plata dorada, que responde estilísticamente al Bajo Renacimiento. Su rica decoración cincelada cuenta con mascarones y querubes en la base, guirnaldas, capullos, costillas y roleos punteados en las asas y círculos en el viril. Del último cuarto del Quinientos son las crismeras de plata, también de estilo bajo-renacentista.
Del siglo XVII, de su primera mitad, es un cáliz de plata, con punzones confusos. Igualmente, de los principios de esta centuria es la jarrita de lavabo, de estilo purista. De hacia 1700 es la cruz parroquial argéntea, de estilo barroco con algunos arcaísmos.
Del siglo XVIII es un copón de plata, de la primera mitad del siglo, rematado por una cruz romboidal. En su tapa hay dos motivos heráldicos: las cinco llagas franciscanas y un escudo con banda y corona. Por último, hay un cáliz, de factura ecléctica, que posiblemente sea obra moderna a imitación de modelos antiguos (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La iglesia tiene planta rectangular, orientada de Este a Oeste, con cuatro fachadas; el edificio constituye una manzana aislada. Tiene 36 metros de largo por 20, 80 metros de ancho. El interior del templo, construido casi en su totalidad de ladrillos, es de planta rectangular, con tres naves, siendo de mayor altura la nave central. Esta se halla separada de las laterales por arquería de cinco huecos ligeramente apuntados, sobre machos de planta rectangular, en los que se apoyaba hasta el derrumbamiento de 1946, una armadura de tradición mudéjar. Actualmente cubre el templo una bóveda
de aristas con lunetos conforme al proyecto del arquitecto don Aurelio Gómez Millán. La nave principal se remata en la cabecera por la Capilla Mayor, de superficie reducida que se cierra con una bóveda de medio cañón. Las dos naves laterales se rematan en sus cabeceras por capillas. La correspondiente a la nave de la Epístola presenta una cornisa seudoclásica con triglifos y metopas; la del Evangelio posee cúpula ochavada sobre trampas.
En la nave de la Epístola se hallan cuatro capillas laterales con artesonados planos de vigas al descubierto con azulejos entre ellas.
La nave del Sagrario, con la imagen de la Virgen de la Bella, patrona de Lepe, fue construida y donada por Baltasar Rodríguez de los Ríos.
El muro exterior de cerramiento del edificio es grueso, con una cornisa general, y rematado por un pretil que da una mayor prestancia al templo.
La fachada principal de Poniente es una discreta obra de ladrillo, constituida por un gran cuerpo central que avanza sobre la línea general de la fachada, encuadrado en baquetones que terminan en pequeños pináculos cuya parte más alta queda a la altura misma de la clave del arco conopial y dos ojivas naturales, sobre las que se abre un óculo; rematándose el cuerpo que nos ocupa con una espadaña, que completa el efecto monumental de la fachada.
La espadaña consta de tres cuerpos; de tres arcos cada uno de los dos bajos y de uno solo el primer cuerpo o más alto.
El cuerpo inferior está sin campanas, el que le sigue posee tres y una en el cuerpo más elevado.
Esta fachada fue construida en dos momentos distintos; la parte baja o de la portada puede fecharse en torno a 1500, momento de la destrucción de la primitiva fábrica.
En la fachada Sur, que corresponde a la nave de la Epístola, se abre una portada rectangular con pilastras y cornisa de ladrillo, y un ventanal de estilo ojival.
En la fachada Norte, que corresponde a la nave del Evangelio, se abre una puerta de arco conopial, encuadrado en baquetones y rematado en una cornisa. Esta puerta fue labrada en ladrillo y revocada con motivo de la última restauración del templo.
El templo de Santo Domingo de Lepe es una fábrica de estilo mudéjar fechable en las proximidades del año 1500 utilizado en iglesias de Andalucía Occidental a partir del siglo XIII.
La techumbre fue reconstruida tras el hundimiento parcial en 1540. En Agosto de 1932 se acudió al Gobierno solicitándose la sustitución de la madera de la cubierta. El Gobierno acordó subvencionar la constitución de un fondo para construir la nueva techumbre, pero a los dos años se libró, pues una crisis hizo salir al ministro de Justicia, y la techumbre de la iglesia volvió a ser olvidada.
En la madrugada del día 10 de Febrero de 1946 se produjo el hundimiento de la cubierta de las naves central y de la Epístola, quedando intactas las bóvedas de las Capillas Mayor, Sagrario, y cabecera de la Epístola y laterales.
La redacción del proyecto de reconstrucción se encomendó al arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán y se constituyó un patronato pro-reconstrucción de la parroquia presidido por el Alcalde de Lepe, integrado por 32 componentes. Estas obras fueron realizadas con la aportación económica exclusiva del vecindario de Lepe y de corporación municipal.
La bendición del templo reconstruido tuvo lugar el día 15 de Mayo de 1951.El templo de Santo Domingo de Lepe es una fábrica de estilo mudéjar fechable en las proximidades del año 1500 utilizado en iglesias de Andalucía Occidental a partir del siglo XIII (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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