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lunes, 22 de mayo de 2023

Los principales monumentos (Castillo de las Almadrabas - Zahara de los Atunes; Ermita de San Ambrosio; Faro de Trafalgar; Iglesia de San Paulino; antigua Lonja de Pescado; y Torres Vigía) de la localidad de Barbate, en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de las Almadrabas - Zahara de los Atunes; Ermita de San Ambrosio; Iglesia de San Paulino; Faro de Trafalgar; antigua Lonja de Pescado; y Torres Vigía) de la localidad de Barbate, en la provincia de Cádiz.
           Situada en la desembocadura del río Barbate, rodeada por una zona poblada por amplios pinares, Barbate es una localidad reciente, aunque su término es rico en yacimientos arqueológicos.
     En su solar se localizaba la romana Baesippo, citada por autores clásicos y en los Caños de Meca se encuentran los restos de la ciudad califal de Becca. Hasta entrado el siglo XX fue pedanía de Vejer y alcanzó la independencia gracias al desarrollo de la pesca y la industria conservera (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
      Villa esencialmente marinera, situada en la ensenada de su nombre, en el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, río que desemboca en un extremo de la población.
Historia
     La ciudad y el municipio de Barbate se emanciparon de Vejer de la Frontera, al que pertenecían, en 1938. No obstante, el poblamiento de la villa es antiquísimo. Fue ocupada por los cartagineses, quienes ya practicaban la pesca del atún por el sistema de almadraba. Los romanos debieron denominarla Baessipo, convirtiendo su puerto en el principal exportador del famoso garum, una salsa de pescado, conocida en todo el imperio y que ya debieron importar los griegos, si se tiene en cuenta la mención que de ella se hace en Atenas nada menos que en el siglo V a.C.
     Tras la batalla del Guadalete, los musul­manes construyeron el castillo de Barbat y las ermitas de San Paulino y San Ambrosio. Sin duda, continuaron con la almadraba hasta 1250, fecha en la que fueron desalojados por el rey cristiano Alfonso X.
     En 1307, la villa pasó a poder de los duques de Medina Sidonia, quienes durante varias generaciones se aplicaron con energía a la práctica de la almadraba, para cuyos vigilancia, control y explotación construyeron los castillos de Santiago, en el siglo XV, en la desembocadura del río, hoy desaparecido, y el de Zahara de los Atunes, cuyos restos se conservan todavía.
     La batalla de Trafalgar, ocurrida en aguas del cabo de este nombre, en la que los ingleses comandados por el almirante Nelson derrotaron a la armada francoespañola, constituye un hito de primera magnitud en el horizonte histórico de la ciudad.
     Barbate ha sido siempre marinera. La almadraba del atún ocupaba lugar pre­ponderante, pero junto a ella se desarrolló una importante industria pesquera en sus distintas modalidades. Por este motivo, la ruptura de los acuerdos de la Unión Europea con Marruecos, donde se sitúan los principales caladeros de la flota barbateña, supuso un auténtico des­calabro para la ciudad. La reciente reno­vación de estos acuerdos ha abiertos nuevos horizontes que, no obstante, se ven ennublecidos por la merma alarmante en la captura de atunes, debido, más que nada, a la sobrepesca de la especie en el Mediterráneo.
Gastronomía
     El atún de almadraba constituye el producto de referencia de la cocina barbateña. Se cocina de múltiples formas: encebollado, a la plancha, aliñado, mechado, etc. y con él se preparan en la localidad excelentes salazones y conservas. Piezas fundamentales son también los pescados de la bahía. Con ellos se preparan platos tradicionales como los fideos con caballa, además de consumirlos al horno y a la plancha. La repostería es también famosa en toda la zona, con productos como el piñonate, las canastillas piñoneadas y el guirlache de almendras con chocolate. En Navidad se hacen pestiños, y en Semana Santa, rosquetes.
Fiestas
     En febrero, el carnaval llena de animación las calles del pueblo. El 13 de mayo tiene lugar la verbena de la Virgen de Fátima. El día de San Juan, noche del 23 al 24 de junio, se encienden grandes hogueras en la playa de la Hierbabuena en las que se queman los juanes o juanillos. Del 15 al 19 de julio son las fiestas de la Virgen del Carmen, con procesión marinera incluida. Muy popular es la Sardinada y el Encuentro con los sabores del mar.
Visita
     Conforme se llega de Vejer de la Frontera, la avenida del Generalísimo, arteria principal del pueblo, parte en dos el caserío. A la izquierda se encuentra la zona más antigua, a la derecha la más moderna. La avenida lleva hasta el moderno puerto pesquero, que tiene a su lado el coqueto puerto deportivo. Es calle de gran trán­sito, pues constituye además la travesía que lleva hacia los pinares y hacia Caños de Meca.
     A un tercio de la avenida, aproximadamente, se alcanza la plaza de la Inmaculada, convertida en un frondoso par­que presidido por una fuente con un monumento que es un homenaje al pescador. Aquí, enfrentados un edificio y otro, se levantan el Ayuntamiento y la parroquia de San Paulino, un templo de factura moderna, muy sencillo, de una sola nave con bóveda de cañón y arcos fajones, cúpula de media naranja sobre pechinas en el crucero y coro alto a los pies. Al exterior, tras un pequeño compás enchinado, se alza la fachada, en hastial, con el campanario a la izquierda, rematado por una cúpula de media naranja revestida de azulejos.
     La calle Álvarez Quintero lleva a la avenida de José Antonio, y ésta, al antiguo caserío de pescadores, formado por estrechas e íntimas callejuelas, de casas inma­culadas, al que se entra a través de un arco que da paso a la calle Nuestra Señora de la Oliva. Esta calle lleva hasta la ajardinada plaza de Carlos Cano, donde está la Peña Cultural Flamenca Niño de Barbate. Prácticamente al lado está la plaza del Carmen, que se asoma a la calle Cabo Diego López, una calle larguísima e industriosa que avanza bordeando el río hasta el barrio del Chinar y hasta el antiguo puerto de pescadores, testimonio del cual es la lonja antigua, un gran edificio levantado en 1940 por el arquitecto Casto Fernández Shaw, actualmente en proceso de restauración y adecuación para usos culturales.
     La calle muere prácticamente en la desembocadura del río, de donde arranca el magnífico paseo marítimo, que se extiende hasta el puerto actual a lo largo de la extraordinaria playa del Carmen, verdadera sala de estar veraniega de la gente del pueblo.
Alrededores
     A las afueras de Barbate, junto al puerto deportivo, se encuentra la entrada a la playa de la Yerbabuena, rodeada por la extensa masa de pinos del Parque Natu­ral de la Breña y Marismas de Barbate.
     En uno de sus extremos se pueden ver ya los acantilados, que en algunos pun­tos llegan hasta los 100 m de altura y de los que intermitentemente brotan manantiales de agua dulce, algunos de los cuales dan nombre a un precioso lugar apenas tocado aún por la invasión del ladrillo, Caños de Meca, localizado a unos 12 km de Barbate.
     Una carretera en buen estado, que atra­viesa el Parque Natural, une ambos pun­tos. No obstante, existen diversas rutas por las que se puede recorrer el pinar a pie, en bicicleta o a caballo. Una de ellas discurre por el borde del acantilado hasta la llamada torre del Tajo, una de las que se construyeron durante los siglos XVI y XVIII para el control de la costa. Hay otra en Caños de Meca y otra más, aunque prác­ticamente derruida, en el cabo de Trafalgar, en el extremo opuesto de Caños, en el conocido tómbolo de Trafalgar, declarado Monumento Natural, junto al que actualmente se alza el faro.
     Desde la carretera, un camino bien señalizado lleva a un par de áreas recreativas, al poblado de San Ambrosio, a la ermita paleocristiana del mismo nombre, desgraciadamente en muy mal estado de conservación, y al Palomar de la Breña, una hacienda del siglo XVIII actualmente con­vertida en hotel, que guarda, aunque ya no en uso, uno de los palomares históri­camente más grandes de Europa (Rafael Arjona, y Lola Wals. Guía Total, Cádiz, Costa de la Luz. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2008).  
     Singular enclave de larga tradición marinera situado en la ensenada de Barbate, junto a la marisma que forma el río del mismo nombre en su desembocadura.
Historia
     Barbate nace como municipio independiente por resolución del Ministerio del Interior en noviembre de 1938, segregándose junto con Zahara de los Atunes de Vejer de la Frontera. No obstante, en su término ha habido asentamientos humanos al menos desde la época de los fenicios. Éstos, y posteriormente los cartagineses y los romanos, practicaron ya la pesca del atún por el sistema de almadraba, estableciendo en la costa factorías de salazones. Algunos historiadores creen que aquí se encontraba la ciudad romana de Baesipo.
     Frente al cabo de Trafalgar, extremo de la falla de Majaceite que se adentra en el mar, tuvo lugar la batalla del mismo nombre en la que la armada inglesa derrotó a la coalición formada por España y Francia el 21 de octubre de 1805.
Gastronomía
     El atún ocupa un lugar preferente en la cocina de Barbate. Se prepara de muchas formas, siendo la de más tradición encebollado. En los restaurantes de la zona se encuentra el pescado fresco de la bahía, destacando entre sus platos los fideos con caballa, el guiso de morrillo y las ortigas de mar. Una particularidad a tener en cuenta es el pescado seco, principalmente la moja­ma y las huevas de bonito, los voladores, y los salazones, como el de ahijar.
Fiestas
     El Carnaval, en febrero, reviste un gran colorido gozando de una importante participación popular. En la verbena de San Juan (23 de junio) se queman los populares "Juan y Juana", que personifican los acontecimientos más significativos. Del 15 al 19 de julio se celebran las fiestas de la Virgen del Carmen, patrona de la villa, con procesión marítima nocturna. En agosto tiene lugar en la playa del Carmen la sardinada.
Visita y Alrededores
     El puerto, uno de los más activos del sur de España, es el lugar más interesante y pintoresco de la ciudad, que tiene en el paisaje que la rodea su principal atractivo. En efecto, enclavada al este del Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, son de destacar los fantásticos acantilados que se asoman a sus costas, de los que a menudo brotan grandes caños de agua dulce que bajan en cascada hasta el mar. Tal ocurre en los Caños de Meca, precioso enclave turístico situado al oeste de la ciudad, junto al cabo de Trafalgar.
     Desde la ciudad pueden realizarse interesantes recorridos a través del parque, uno de ellos, a pie, lleva a la torre del Tajo, cons­trucción del siglo XVI levantada al borde de un impresionante acantilado de más de 100 m de altitud. Otro conduce a las ruinas visigóticas de la ermita de San Ambrosio, situadas a unos 8 km al oeste internándose en el pinar. Cuenta también con puerto deportivo.
     A 12 km hacia el sur, por una carretera que discurre en su mayor parte por territorio militar, entre el mar y la leve montaña, se sitúa Zahara de los Atunes, un delicioso pueblecito de pescadores con el palacio de los Duques de Medina Sidonia (en ruinas) y una playa de anchura incalculable, en cuyas proximidades se encuentra la moderna urbaniza­ción Atlanterra, lugar grato y casi perdido a la orilla del océano. En Zahara pueden verse, junto a la playa, los muros de la antigua facto­ría atunera de la que procede su apelativo (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Castillo de las Almadrabas (Zahara de los Atunes) 
     Los duques de Medina Sidonia, que explotaban las almadrabas de esta zona desde la Baja Edad Media, construyeron a partir del siglo XV una gran factoría para la elaboración de salazones, protegida por un recinto amurallado con el fin de resguardarse de los continuos ataques de piratas berberiscos que sufría la costa. Los restos conservados pueden fecharse a mediados del siglo XVI, con importantes reformas posteriores y se encuentran muy transformados al haber sido reutilizados en parte con otras finalidades. El cerco amurallado tiene planta rectangular, con torres cuadradas en los ángulos y torre del homenaje. En el interior múltiples dependencias destinadas a usos industriales, militares y civiles, algunas de ellas con cubiertas abovedadas (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     El duque de Medina Sidonia decidió levantar un castillo a la desembocadura del río Barbate en la segunda mitad del siglo XV (Aragón Fernández, 2010) sobre la fortaleza andalusí de Warbat (Abellán Pérez, 2005: 163-165). La historia del nuevo castillo correrá paralela a la de Barbate durante al menos tres siglos, siendo usado su emplazamiento para la ubicación de defensas costeras.
     Habría sido construido donde hoy se halla el faro de Barbate. No quedan restos en superficie, aunque sus cimientos y arranques de muros se suponen bajo las arenas.
     Tras ser conquistada la zona por el reino de Castilla en el siglo XIII, la repoblación quedó encargada a la Orden de Santiago (Ladero Quesada y González Jiménez, 1977: 112). Se sabe de la existencia de un puerto situado en La Barca de Vejer, de gran importancia a mediados del siglo XIII junto con los de Huelva, Sevilla y Cádiz (Carreras Egaña, Romero López y Galán Vidal, 1988: 92).
     En el siglo XV, el duque de Medina Sidonia pretendió trasladar el puerto a la misma desembocadura del río Barbate para favorecer la actividad marítima mercantil y comercial con el reino de Granada y el norte de Marruecos. De este modo tuvo que acometer la construcción de una fortaleza que protegiese la actividad portuaria a la entrada del mismo río, evitando la necesidad de que los buques tuviesen que alcanzar el de La Barca de Vejer.
     Pedro de Medina atribuyó su construcción al conflicto territorial entre Castilla y Portugal entre 1474 y 1479. (Antón Solé y Orozco Acuaviva, 1976: 170-171; Barrantes Maldonado, 1998: 406): "Cuanto una legua o poco más de la villa de Bejer a la parte del mediodía es el lugar de Barbate, en la cual, porque en el tiempo de las guerras entre Castilla y Portugal, cuando don Alonso de Portugal decía pretender derecho de Castilla, y que era suyo y no de la reina doña Isabel, entonces un capitán portugués habiendo recibido daños de unos bergantines y carabelas de la villa de Bejer, sabiendo que dichos navíos estaban surtos en dicha villa en el río Barbate, en la parte que llaman La Barca, entró de noche por el dicho río Barbate en barcos y peleó con un bergantín de los que estaban surtos y llevóselo; que los otros no pudieron quitárselo porque las gentes de ellos estaban en tierra. Como el duque don Enrique lo supo dijo: `Nunca plega Dios que en los puertos de mar mios sea señor sino yo". Y para quitar este inconveniente, hizo edificar en la boca del río Barbate un castillo sobre la mar, bueno y fuerte como hoy parece, el cual guarda de tal manera el puerto, que ningún navío, galera, ni barco pueda entrar ni salir sin licencia del castillo, habiendo competente guarda; porque bate la mar y el río en él, y no es más ancha la boca del río cuanto pueda entrar una galera al remo y salir otra.
     Este castillo hace muy gran provecho para la guarda de las gentes que habitan este pueblo y de otros muchos que vienen por mar".
     Diversos autores indican que este castillo debió presentar un aspecto parecido al también denominado de Santiago de Sanlúcar de Barrameda, cuya denominación de Santiago también tenía..." (Antón Solé y Orozco Acuaviva, 1976: 172). Sin embargo, las descripciones históricas no apuntan sobre esta semejanza, al menos en la planta: "Una legua de Zaara está un castillo del dicho Duque que llaman Barbate a la boca de un río la mitad metido en la mar fundado sobre unas peñas; tiene cuatro torres en las cuatro esquinas y en medio una torre de homenage grande y fuerte. En las torres de hacia la
mar está en cada una de ellas una pieza de artillería y en la una torre de parte de tierra hay dos esmeriles y en la otra torre de parte de tierra un esmeril para guarda de unas chozas de pescadores que se recogen allí.... Este castillo guarda los barcos que pescan a la boca del río ques una pesquería que se pescan caballas (ques) un pescado de que se proveen los lugares questán tierra adentro y es de mucho provecho esta pesquería para el dicho Duque y ansi tiene muy buen recaudo de munición y de las otras cosas necesarias... " (descripción de Bravo de Lagunas, en Sancho de Sopranis, 1957: 61-62).
     Si el castillo de Sanlúcar se tuvo que amoldar a un barranco en sus inmediaciones, ubicándose la torre del homenaje en uno de sus ángulos (Antón Solé y Orozco Acuaviva, 1976: 96), el de Barbate se adecuaría al promontorio rocoso sobre el que se asentó. Sirvió también para protección de la pesca tradicional en Barbate, ya que, hacia 1540, ya se habían asentado en el lugar conocido como Santiago de Barbate muchos vecinos (Barrantes Mal (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita de San Ambrosio
     La ermita de san Ambrosio, situada en el tér­mino municipal de Barbate, se asienta sobre los restos de una villa romana de la que aún perviven restos significativos. Según la tradición esta ermita puede identificarse con la que san Paulino de Nola fundó a finales del siglo IV o comienzos del siguiente.
     Más tarde, ya en época visigoda, el obispo Pimenio consagró en el año 682, como consta en una inscripción realizada sobre un fuste de columna que hoy se conserva en la ermita de la Oliva de Vejer.
     A finales del siglo XV el obispo Fernández So­lís patrocinó una reconstrucción total, pero aprovechando buena parte de los muros exteriores de la fábrica antigua, resultando un templo mudéjar al que se añadió un camarín en la capilla mayor durante el siglo XVIII.
     El conjunto resultó muy dañado durante el terremoto de 1773 y en la actualidad se encuentra en alberca. Tiene una nave con cabecera plana y atrio a los pies. El interior se articula mediante arcos diafragma apuntados con roscas de ladrillo y que apoyan sobre columnas de mármol, algunas de las cuales presentan capiteles de época romana, piezas que posiblemente se reaprovecharon de la antigua villa. En la cabecera se con­servan importantes restos de la fábrica visigoda, que al parecer constaba de dos naves paralelas. Adosada al lado del evangelio, a los pies del templo, se sitúa una pequeña capilla tipo qubba, que presenta planta cuadrada y se cubre por bóveda esquifada sobre trompas. En el muro de los pies, ante el atrio, se abre la portada, resuelta median­te un arco enjarjado de herradura apuntada inscrito en alfíz sobre el que va el escudo de armas del obispo Fernández Solís (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). 
       En las excavaciones practicadas en la ermita en el año 2000 se realizaron 11 sondeos para conocer las relaciones entre las estructuras, conocer técnicas edilicias y para determinar las cronologías de dichas estructuras.
     Como resultado de la excavación, se desprende que en la zona en la que posteriormente se erigió la ermita, existió previamente una villa rural que estaba dotada de una explotación agrícola, zonas de producción y área residencial. Según Bueno Serrano, esta villa debió tener una extensión considerable, l abarcarían una superficie de 4.400 metros cuadrados.
     Con una pervivencia entre los siglos II a. C hasta el siglo II d. C . Entre las estructuras localizadas en la excavación se han documentado muros de una gran consistencia, construidos con sillares, estos se distinguen a ambos lados de la ermita, y podían formar parte de un gran edificio, quizás de dos plantas. De este edificio podrían proceder los restos arquitectónicos que se observan en el entorno inmediato de la ermita, restos de cornisas con frisos decorados, grandes sillares de piedra arenisca labrados, capiteles corintios reutilizados en la ermita, etc. Así mismo se pudieron documentar restos de pavimentos de opus signinum muy fragmentados y gran cantidad de pintura mural procedente de las paredes.
     Se localizaron también los restos de una estructura semidestruída aunque se levanta varios centímetros del suelo y está enlucida con una capa de opus signinum y conserva por el lateral anexo al muro, un modillón hidráulico y en la superficie plana la impronta de una estructura circular. Todo esto apunta a que se trata de los restos de un molino de harina.
     También se descubrieron una serie de pequeñas piletas, una de ellas de opus signinum y otra construida con ladrillos planos o tegulas. Los excavadores desconocen su funcionalidad, pero en ambas se hallaron recipientes de tamaño mediano para contener líquido y en la pileta de opus también se recuperaron una gran cantidad de púas de erizos.
     En otro espacio anexo a la pileta de ladrillos, se encontró un conjunto de pesas de plomo, lo que, según los investigadores, permiten deducir que en el lugar se pesaban los productos, quizás para su posterior envasado y comercialización. En el pavimento aledaño formado por piedras, se hallaron varias monedas que podrían indicar que en el lugar se realizaba también la transacción de estos productos. En definitiva, en la villa de San Ambrosio serían varios los productos agrícolas elaborados, por un lado y con toda seguridad se cultivaba el trigo y se molía allí mismo, y esta actividad pudo simultanearse con la producción de vino.
     Por el momento se desconoce por qué, a finales del s. II d.C. se abandona la villa, y el lugar no vuelve a ser ocupado hasta el siglo VII d.C., cuando aprovechando los cimientos y los materiales de la villa romana, se levanta un edificio religioso dedicado a la advocación de San Ambrosio.
     Los orígenes visigóticos de la ermita están presentes en la estructura de la planta del edificio que corresponde al tipo basilical oriental, que se desarrolla en el siglo V, así como los fragmentos de placas decoradas o impostas, hallados en superficie o reutilizados en estructuras modernas, que repiten el mismo motivo geométrico de una roseta central y que seguramente decoró en forma de frisos las paredes exteriores del edificio.
     En las excavaciones que llevó a cabo Menéndez Pidal en el interior de la ermita se hallaron varios enterramientos y aunque nunca se adscribieran a ningún momento cronológico, no resultaría extraño que fueran visigodas. En la excavación efectuada en el año 2000 se ha podido comprobar que el edificio religioso sufre una serie de modificaciones hacia el S. XV d.C. Paralelo a los muros primitivos se construyen nuevos muros por el exterior, en el perímetro que conforman las dos capillas contiguas al altar, a diferencia de lo que ocurre en el resto del edificio, donde los muros interiores son los últimos que se construyen, siendo los exteriores los primitivos. Se construyen además la torrecampanario, la capilla lateral con bóveda esquifada y un pequeño depósito de agua. Todas estas reformas parecen formar parte de las obras acometidas por el obispo Solís, cuando se amplió la nave de la ermita, se construyeron los arcos fajones y se colocó en la entrada el escudo del mismo.
     La edificación principal de la ermita de San Ambrosio consta de una nave única estructurada mediante cuatro arcos fajones apuntados de ladrillo, sobre los que se sustentaba una cubierta a dos aguas con caballete central, resuelta con viguería de madera, tablazón y teja. Coincidiendo con los apoyos de los arcos, se adosan a los muros perimetrales sendas columnas, de diámetros desiguales y rematadas superiormente con cimacios de nacela, excepto las dos más próximas al ábside, con capiteles de orden compuesto, probablemente de origen romano. A los pies de la nave descrita se define un nártex, mediante la inserción en la construcción principal de un muro interior, con puerta. La cabecera se remata con un ábside rectangular, subdividido a su vez en un espacio central, correspondiente al presbiterio, y sendos ámbitos laterales correspondientes a una posible cripta y al arranque de una torre, hoy muy destruida.
     El muro que separa el presbiterio de la nave, resuelto mediante sillarejos y ripios, presenta un gran arco ojival central, con sendos medios arcos de descarga laterales. Tras el ábside se sitúan los restos de una alberca o piscina, posiblemente correspondiente a un baptisterio y, según algunos autores, a una villa romana anterior. El acceso desde el nártex, cubierto mediante un solo faldón con caída hacia el oeste, se realiza a través de un muro en el que se abre un hueco de herradura apuntado, enmarcado por alfiz y rematado por un escudo, ejecutado en fábrica de sillares de arenisca. Por encima del faldón de cubierta, hoy desaparecido, el muro se remataba con un frontón triangular con un óculo central abocinado y un reloj de sol en el vértice superior.
     Los muros perimetrales de esta nave única, que presentan dos hojas yuxtapuestas descritas más adelante, comprenden la fábrica original de sillarejos visigoda, hasta la altura de los cimacios, y a partir de estos se prolongan muros de tapial y los arcos fajones ya descritos. El pavimento actual presenta una cota muy superior a la del basamento original de las columnas, como parecen revelar las proporciones aparentes de los fustes y de algunos huecos.
     Esta construcción principal se completa con una capilla lateral de planta cuadrada, situada al norte, anexa a la nave y con acceso actual desde el exterior. La capilla, que albergó hasta hace escasos años una imagen de San Ambrosio, se construye mediante muros de mampostería, rematados con una bóveda ochavada sobre trompas simples en fábrica de ladrillo. Ambas construcciones, nave principal y capilla lateral, definen hacia el este los límites de un atrio actualmente delimitado por restos de muros, incluyendo en su frente oeste dos dependencias posiblemente correspondientes a la vivienda del ermitaño, así como un horno de planta circular dispuesto en el espacio libre del atrio.
     En el flanco norte del atrio se intercalan otras casas o chozas, análogas a las situadas en el entorno inmediato a este atrio, hacia el norte. En este ámbito se encuentran igualmente restos de dos posibles tumbas, aparentemente similares a los de la vecina finca "El Pabellón", investigados y publicados en 1980.
     La ermita de San Ambrosio fue un edificio religioso que se puede datar con seguridad en la segunda mitad del siglo XV.
     Así lo sugiere la existencia de una placa que contiene una inscripción y el escudo del obispo Pedro Fernández de Solís.
     Sin embargo, casi todos los autores que han trabajado sobre el tema han interpretado que se trata de una construcción del siglo VII e incluso alguno de ellos han tratado de adelantar su construcción al siglo IV.
     Fue consagrada el 14 de noviembre de 644, con el depósito de las reliquias de algunos mártires en una columna horadada, como lo atestigua una inscripción en el fuste de la misma.
     A lo largo del tiempo la ermita ha sufrido varias reformas, la más importante tuvo lugar entre 1473 y 1500. De esta época datan, la capilla lateral, los arcos fajones apuntados y la colocación de su propio escudo.
     El lugar continuó siendo habitado. Como prueba de ello quedaban las ruinas de algunas cabañas donde habitaron el santero y los antecesores de las familias que aún viven en la zona. Se sabe por los vecinos del lugar que hasta hace unos 40 años se seguía celebrando la misa, y que la imagen de San Ambrosio estuvo allí hasta fecha muy reciente que fue trasladada a la Iglesia Mayor de San Salvador en Vejer, para evitar su desaparición (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Faro de Trafalgar
     El faro se levanta en el cabo de Trafalgar, lugar famoso por haberse desarrollado ante él la batalla del mismo nombre en 1805. El primer pro­yecto corresponde al diseño realizado en 1860 por Eduardo Saavedra, pero en 1929 hubo de ser revestido con la estructura actual de hormigón bajo la dirección de Carlos Iturrate (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).  
      Es una torre de un solo cuerpo y 34 metros de altura cuyo elemento más señalado es el fuste, un cuerpo de forma troncocónica de 29,5 metros construido con sillares vistos. Sobre él, otro cuerpo, esta vez cilíndrico y de 185 centímetros, que sostenía la linterna. Este era el aspecto original del faro, hasta que la instalación en 1926 de una nueva luminaria hizo necesaria su modificación.
     Cuando la Torre se construyó era cilíndrica, según proyecto del ingeniero Carlos Iturrate, pero como consecuencia de los fuertes vientos de levante y el peso de la maquinaria hubo que reforzarla. En 1929 se le adosaron contrafuertes de hormigón unidos en su parte superior mediante arcos apuntados. Así quedó la imagen que actualmente tiene. Todo el faro está encalado.
     El Faro de Trafalgar fue instalado en 1860, dentro del Plan de alumbrado de las costas Españolas llevado a cabo por el General Espartero y se iluminó por primera vez el 15 de julio de 1862 sobre los cimientos de una torre del siglo XVII. El faro fue instalado en 1860 y reformado en 1929. Forma parte del sistema defensivo del litoral.
     Para la construcción del faro se aprovecharon los materiales de la torre de Trafalgar, ubicada en sus inmediaciones y derribada en 1860. El faro se iluminó por vez primera el quince de julio de 1862. Actualmente y tras las modificaciones que se llevaron a cabo en 1936, su haz luminoso alcanza unas cuarenta millas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia de San Paulino
     La iglesia de San Paulino posee planta de cruz latina, de una sola nave cubierta con bóveda de cañón reforzada con mediante arcos fajones que descargan su peso en pilastras. En la intersección de ambas naves se observa una cúpula, nervada y con óculos, levantada sobre cuatro arcos torales a través de pechinas.
     Al exterior, las naves se cubrían con techumbres a dos aguas de tejas curvas, sin embargo, a comienzos de la década de los setenta del pasado siglo, hubo de sustituirse en la nave principal este tipo de cubierta por otra plana. Sobre el crucero, y cubriendo la cúpula, se eleva una torre de forma cuadrangular cuya cubierta a cuatro aguas está coronada por una linterna, rematada a su vez por una cupulilla revestida de azulejos azules.
     El conjunto es de una gran austeridad y sencillez, apreciables tanto en el interior como en el exterior. En ello influyen el acabado de los paramentos, lisos y encalados, la escasez y reducido tamaño de los vanos, y la insignificante presencia de elementos decorativos. La fachada principal, tiene una puerta sin ningún ornamento, un pequeño rosetón y su hornacina vacía.
     En torno al templo encontramos varias dependencias parroquiales como son sacristía, despacho del párroco, archivo, aulas para catequesis, vivienda, etc. Para levantar esta última, a finales de los setenta del siglo pasado, tuvo que derribarse un pequeño baptisterio situado junto al lado derecho de la fachada principal.
     La Iglesia de San Paulino, parece ser que antes de parroquia existía como ermita construida en el siglo XVI y derribada en 1929. La conservación del archivo parroquial con documentos de mediados del siglo XIV, señalan una actividad religiosa anterior a su nacimiento como Parroquia.
     Es a mediados del siglo XIV con la expansión del pueblo barbateño y ante la necesidad de templos más grandes cuando se construye la actual Parroquia, entre 1937 y 1954 a manos del arquitecto diocesano Manuel Fernández Pujol.
     Su construcción fue posible gracias a las donaciones del Consorcio Nacional Almadrabero y de los vecinos, movilizados en torno a la Junta Pro-Parroquia, organismo constituido en enero de 1948 y en el que predominaban los representantes del sector pesquero (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

antigua Lonja de pescado
     Ubicada a la entrada del puerto barbateño es una pieza destacada de la arquitectura del Movimiento Moderno y constituye un hito visual claramente diferenciado de su entorno por la contundente volumetría de la fachada principal. Fue realizada en 1940 por el arquitecto Casto Fernández Shaw e Iturralde. Se resuelve mediante una estructura de clara evocación marinera con el frente en forma de medio cilindro articulado en dos cuerpos y ático. En el segundo cuerpo y ático se abren grandes vanos rectangulares con celosías de hormigón, coronando el conjunto un remate cilíndrico a modo de mástil pétreo o faro. Tras la fachada principal se dispone la zona destinada a la carga y descarga del pescado, que tie­ne planta rectangular (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Se implanta en la ciudad como un moderno hito que marca la entrada marítimo-fluvial a Barbate. Formalmente rotunda y de gran contundencia su composición es limpia, rayando el exceso: un cuerpo cilíndrico, con marcadas referencias náuticas se prolonga en una nave rectangular que se abre al muelle paralelamente a éste, en un amplio porche cubierto por una lámina de hormigón armado que descansa sobre pórticos del mismo material. La composición resultante es netamente horizontal, con una ruptura puntual mediante la colocación de un hito a modo de faro, dispuesto tangencialmente al circulo de cabeza.
     La planta baja resulta mas opaca, en claro contraste con la luminosa planta superior que utiliza una controlada franja de pavés como cualificación inmediata del programa que se reviste: una diáfana oficina ocupaba este espacio circular de la cabeza, enfrentada al río. En planta baja se resuelve el trasiego de mercancías de la lonja, desde el porche, donde normalmente se celebrarían las subastas, a la calle posterior de carga, a través de la doble crujía de almacenes que ocupaba la nave rectangular. Junto a la luminosa sala de la cabecera, la planta alta albergaba otra serie de dependencias de oficina y la terraza sobre el porche, rematada en una barandilla metálica.
     Era un edificio de traza racionalista, al que se debe una de las construcciones pioneras de tal corriente en nuestro país.
     Como en ésta, el predominio de la función sobre la imagen, obtenida a partir de aquélla, también se percibe. Por sus cualidades arquitectónicas la lonja se erigió en uno de los inmuebles representativos del movimiento moderno en España, de ahí que la organización internacional DOCOMOMO la incluyera en su registro ibérico, publicado en 1996.
     Así pudo ser, o al menos así se puede adivinar con la ayuda de los viejos del lugar, ya que el abandono de su original actividad dio lugar a un lógico proceso de mutación, siguiendo a la colmatación del espacio del porche el cegado de huecos, para acabar en el más absoluto abandono.
     Las obras para la construcción de la Vieja Lonja en 1940, fueron ejecutadas por la Agrupación de Puertos Cádiz-Huelva, organismo dependiente del Ministerio de Obras Públicas, bajo la dirección del arquitecto Casto Fernández-Shaw, autor del proyecto. Las obras se terminaron en 1943.
     En 1968 se trasladó la actividad de subasta de pescados a la nueva lonja del puerto de La Albufera y esta construcción quedó sin uso. El abandono que sufrió desde entonces la condujo a un estado de ruina.
En 2006 se comenzó su rehabilitación por su relevancia arquitectónica y por el valor simbólico que tiene para el municipio. En 2011 termino su reconstrucción, siendo utilizado desde entonces como Centro de Interpretación para proporcionar dinamismo cultural, social y económico a Barbate.
     El edificio se levanta en el mismo lugar donde estaba emplazada la antigua lonja, respetando su diseño original en uno de los márgenes del río Barbate, cerca de su desembocadura. La planta baja conserva los espacios diáfanos que serán útiles para su nueva finalidad como museo, y presenta los arcos por los que se descargaba el pescado. En la primera planta destaca una amplia terraza con vistas al río y, junto a una suerte de puente de mando, se ha reservado espacio para un restaurante concebido como futura escuela de hostelería y turismo. Una escalera de caracol accede a un mirador (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Torres Vigía
     El término de Barbate conserva tres torres almenaras pertenecientes al sistema de defensa de la costa atlántica. La del Tajo es de finales del siglo XVI y domina toda la ensenada de Barbate. Es una estructura troncocónica rematada por una garita. A comienzos del siglo XVII se levantó en el Alto de los Caños la torre de Meca y de cronología similar debe ser la de Trafalgar, que dominaba el cabo del mismo nombre, hoy arruinada (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La torre de El Tajo está situada sobre el borde del acantilado del mismo nombre a una altitud de 100 metros sobre el nivel del mar. Presenta planta circular y una altura de 13.35 metros desde el baquetón de medio bocel al plinto. Es un robusto edificio construido en mampostería. Tiene forma troncocónica sobre plinto circular de catorce metros y cinco centímetros de altura hasta el pretil del terrado El vano de entrada da paso a un zaguán engastado en el muro de la torre y éste, a su vez, al único habitáculo de la misma, que se asienta sobre su colmatado cuerpo inferior.
     La estancia de la torre es circular y se cubre con una bóveda semiesférica, en cuya clave se observa un óculo para facilitar la comunicación con el terrado. En esta estancia se encuentra la entrada a la caja de la escalera helicoidal, también embebida en el muro, que conduce a la garita. Se encuentra en buen estado de conservación gracias a la acertada, restauración que se llevó a cabo entre 1992 y 1993.
     Junto a la torre de Meca, es uno de los mayores atractivos turísticos del Parque Natural de La Breña, pudiendo visitarse.
     La Torre del Tajo, antiguamente llamada de la Tembladera, fue construida en el siglo XVI y restaurada por la Junta de Andalucía en 1992.
     Entre finales de siglo XVI y principios del siglo XVII, tras la petición de las Cortes y bajo la dirección de los Duques de Medina Sidonia, Felipe II mandó fortificar la costa mediterránea y suratlántica, para impedir el asedio y ataque de corsarios.
     Se trató de una gran empresa de ingeniería militar. Se elaboró un plan de defensa basado en la construcción en la línea de costa de torres almenaras desde Gibraltar hasta Ayamonte, construyéndose en Barbate las torres del Tajo, de Gracia y de Meca.
     En un principio, el encargado de la obra fue el Capitán General de Artillería, Francés de Álava, asesorado por el ingeniero Pedro Libado, y se encarga del reconocimiento del Terreno. A partir de 1577 el encargado del trabajo será Bravo de Laguna, las obras sufrieron unos 10 años de retraso en sus comienzos, acabándose en torno a 1638, aunque algunas de las proyectadas ni tan siquiera se comenzaron (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Torre de Meca
se levanta sobre el Alto de Los Caños de Meca a 164 metros sobre el nivel del mar, se encuentra a 1,2 kilómetros de la costa. Tiene una altura de 10,9 metros desde el baquetón de medio bocel. Es de forma troncocónica sobre plinto circular de poco más de trece metros de altura hasta el pretil del terrado que es corrido. Está construida con mampuestos. El vano de entrada da paso a un zaguán engastado en el muro y abovedado, que conduce a la única estancia de la torre. Se trata de una habitación circular cubierta por una bóveda semiesférica que presenta un óculo en su clave y un vano cuadrangular en sus riñones. El primero servía para facilitar la comunicación entre terrado y estancia, así como el segundo se utilizaba para acceder a la garita.
     Esta estancia se halla dividida en dos plantas por un forjado de madera, realizándose la comunicación entre ambas mediante una escalera portátil, la misma que se emplearía para pasar a la garita. La torre cuenta con siete tragaluces organizados en dos niveles para iluminar las dos plantas de la estancia.
     La torre de Meca se encuentra en buen estado de conservación gracias a la acertada restauración que se llevó a cabo entre 1992 y 1993, en la que se restituyó el forjado de madera y se reforzó su cimentación. Actualmente, junto a la torre de El Tajo, es uno de los mayores atractivos turísticos del Parque Natural de La Breña, pudiendo visitarse.
     Aunque construida en el siglo XIX, la torre de Meca mantiene un acusado paralelismo estilístico con las erigidas en el XVI, sobre todo en lo referente a su fisonomía externa (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Torre de Trafalgar
se encuentra situada en las inmediaciones del Faro de Trafalgar, sobre una pequeña elevación en el extremo suroccidental del cabo Trafalgar. Es de planta cuadrada y con potente alambor que se asienta sobre zapata de sillería. Ésta sustenta unos gruesos muros construidos con mampuestos, salvo en las esquinas, donde se utilizan sillares colocados a soga y tizón.
     A nivel de suelo se encuentra la puerta de acceso, que da paso a una estancia rectangular. En ella se aprecian los restos del arranque de la bóveda, no quedando ninguno de la escalera que comunicaba ambos pisos.
     La torre de Trafalgar fue construida por el duque de Medina Sidonia con la finalidad fundamental de proteger sus importantes pesquerías en la zona. En 1860 fue derribada para aprovechar sus materiales en la construcción del faro de Trafalgar.
     En el siglo XVI, el rey Felipe II de España, a través de su comisionado real Luis Bravo de Laguna, encargó un proyecto de fortificación de las costas atlánticas andaluzas para defenderlas frente a los ataques berberiscos. La Torre de Trafalgar, junto con otras, obtuvo legitimación adicional del duque de Medina-Sidonia, propietario del señorío de las almadrabas de la zona, que promovió su construcción con la finalidad de proteger sus importantes pesquerías en la zona (Conde Malia, 2007). Las torres en las que fue promotor el duque tienen planta cuadrada y siguen modelos estructurales diferentes, mientras que las torres de promoción real son de planta circular y siguen un modelo homogéneo.
     A comienzos del siglo XIX, la Torre de Trafalgar se encontraba en ruinas. En el año 1860, con motivo de la construcción del faro de Trafalgar junto a la torre, se derribó parcialmente para utilizar sus materiales en la construcción del nuevo faro. Desde que fuese derribada, el proceso de deterioro y el abandono de los restos continúan hasta nuestros días (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de las Almadrabas - Zahara de los Atunes; Ermita de San Ambrosio; Iglesia de San Paulino; Faro de Trafalgar; antigua Lonja de Pescado; y Torres Vigía) de la localidad de Barbate, en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.

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