El Barrio Árbol Gordo es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito San Pablo-Santa Justa, delimitado por las vías c/ Carretera de Carmona, c/ Andrés Segovia, c/ Rafael Laffón, y c/ Vicente Alanís.
El Barrio Árbol Gordo lo componen las vías siguientes: c/ Alonso Martínez, c/ Andrés Segovia, c/ Carretera de Carmona, c/ Conde del Águila, c/ Juan de Uceda, c/ López de Legazpi, c/ Nufro Sánchez, c/ Pablo de Rojas, c/ Pedro de Mena, c/ Rafael Laffón, c/ Sebastián Gómez y c/ Vicente Alanís.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
Toma el nombre de un bosquecillo de alerces existente de antiguo en el lugar. Aunque en el plano de 1928 no aparecen edificaciones ni trazado viario sobre la antigua Huerta del Árbol Gordo, propiedad por estos años de Pedro Muguruza Otaño, desde 1926 se permite, extraoficialmente, realizar algunas parcelaciones. En 1945 aparecen trazadas y numeradas las nueve calles que componen la barriada, aunque la rotulación de las mismas no se hará efectiva hasta 1950. La barriada ocupa 3,6 hectáreas, siendo 259 el número de parcelas, donde la mayor parte de las viviendas han sido levantadas por los propios vecinos. La dotación de la infraestructura necesaria para el servicio del vecindario fue un cúmulo de desaciertos. En 1950, a pesar de encontrarse totalmente habitada, aún no disponía de alcantarillado. Sólo en 1962 se proyectará la canalización del agua y del alcantarillado, como consecuencia de los graves daños causados por las inundaciones del Tamarguillo, que afectaron duramente a la barriada. Sin embargo, aún en 1977, un periódico local denunciaba que las calles continuaban terrizas, careciendo de todo tipo de servicios. Resultado de esta situación han sido unas pésimas condiciones de habitabilidad y calidad de vida, denunciadas en 1952, al declarar al barrio como uno de los focos de infección de Sevilla por enfermedades derivadas de las malas condiciones higiénicas. A esto hay que sumar que la atracción ejercida por la industria que se establece en los años veinte en la Carretera de Carmona, provoca la inmigración de jornaleros sin cualificar que comienzan a asentarse en esta zona en chozas y chabolas. Todavía en 1971 existían en la calle Vicente Alanís 13 chabolas que, por fin, fueron erradicadas. Con el Plan General de 1963 que preveía la desaparición de la industria de la zona, la barriada va a comenzar un periodo de lenta degradación.
En la actualidad, Árbol Gordo conserva rasgos de núcleo rural en enclave urbano, donde los vecinos se conocen y se relacionan. Este carácter colectivo contrata, violentamente, con el intenso tráfico rodado de la Carretera de Carmona y con el entorno, fuertemente urbanizado de la calle Rafael Laffón y barriadas circundantes. Resalta, por otro lado, la buena conservación de las calles, pavimentadas de asfalto y aceradas con losetas; el caserío, de una y dos plantas está blanqueado y en buen estado. Sin embargo, la escasez de puntos de abastecimiento obliga a los vecinos a desplazarse a los supermercados próximos [Eduardo Camacho Rueda, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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