Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Eliseo, profeta", anónima, en el Retablo de Santa Teresa de Jesús, del Convento de San José del Carmen (Las Teresas), de Sevilla.
Hoy, 14 de junio, en Samaria o Sebaste, en Palestina, hoy Israel, Conmemoración de San Eliseo, que fue discípulo de Elías y profeta en Israel desde el tiempo del rey Jorán hasta los días de Joás. Aunque no dejó oráculos escritos, con sus milagros, anunció la salvación que había de llegar para todos los hombres (s. IX a.C.) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Eliseo, profeta", anónima, en el Retablo de Santa Teresa de Jesús, del Convento de San José del Carmen (Las Teresas), de Sevilla.
El Convento de San José del Carmen (Las Teresas), se encuentra en la calle Santa Teresa, 5; en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
Junto a la puerta de acceso al Coro Bajo se halla una composición retablística estructurada en tres cuerpos superpuestos, cuyos elementos arquitectónicos parecen restos de un expositor de la primera mitad del siglo XVII (la altura total del retablo es de 1'48 mts.).
El primer cuerpo está constituido por una copia del retrato de Santa Teresa pintado por Fray Juan de la Miseria y del que se hicieron infinidad de copias, muchas de ellas para el mismo Convento sevillano. Posee un marco de hojas carnosas correspondiente a la primera mitad del XVII, y a ambos lados, formando un tríptico con éste, se encuentran dos tablitas representando a San Elías y a San Eliseo, cuyos rasgos estilísticos recuerdan la producción de los pintores romanistas del tránsito del XVI al XVII, tipo Alonso Vázquez. Estas tablas debieron formar parte de un antiguo tabernáculo y, sin duda, se refiere a ellas la noticia fechada en 1591 sobre la donación al Convento de un Cristo en un tabernáculo, que se colocó en la iglesia, y se especifica que era "todo dorado, con Nuestro Padre Elías y Eliseo, de pintura".
En el segundo cuerpo, la escultura de la Inmaculada, sobre peana de ángeles, del XVII, está flanqueada por dos más pequeñas de San Antonio, imagen popular del XIX, y otra de San Francisco, de comienzos de este mismo siglo, mientras que el tercer cuerpo, que originariamente no debió formar parte del expositor, remata en una corona dorada conteniendo una imagen del Niño Jesús (María Luisa Cano Navas, El Convento de San José del Carmen de Sevilla. Estudio histórico-artístico. Universidad de Sevilla, 1984).
Del Retablo de Santa Teresa de Jesús, forma parte la pintura "San Eliseo", óleo sobre tabla, obra anónima renacentista, realizada hacia 1591, tiene unas medidas de 80 x 33 cms.
Eliseo aparece de pie, ataviado por un hábito marrón, anudado en el pecho, y manto blanco que le cubre la cabeza. Mira ligeramente hacia la derecha y está representado con barba casi blanca. La mano izquierda la eleva en actitud de bendecir, mientras que en la derecha porta un báculo (Guía Digital de Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Eliseo, profeta;
Discípulo y heredero del profeta Elías, Elíseo resulta inseparable de éste. Su historia, al igual que su nombre (nombre teofórico que comienza por El [Dios], que en hebreo significa Dios salva), semejante a un diminutivo, repite en eco debilitado la de su maestro. Elíseo es a Elías lo que Josué a Moisés; al igual que su maestro, separa las aguas del Jordán con su manto mágico, multiplica el aceite de la viuda y resucita al hijo de la sunamita, exactamente como hiciera Elías para la viuda de Sarefta. La imitación es evidente.
Puesto que recibió una doble porción del espíritu de Elías, consumó numerosos milagros.
Eliseo también es una prefiguración de Cristo. Su ovación en Jericó prefigura la Entrada en Jerusalén. El haber sido escarnecido por niños preludia el Escarnio de Jesús en la casa de Caifás. La cura del leproso Naamán, al que ordena purificarse en las aguas del Jordán, es la imagen del Bautismo. La Resurrección del hijo de la sunamita prefigura a la de Lázaro. El milagro del hierro del hacha flotando en el agua es el símbolo de Cristo saliendo de la tumba.
Su culto está mucho menos extendido que el de Elías, aunque haya sido propagado por los carmelitas, que lo consideraban como el segundo fundador de su orden.
A diferencia de lo que sucede con la mayoría de los profetas, Eliseo tiene una identidad iconográfica precisa y casi invariable. Se lo representa calvo puesto que la Biblia nos revela que los niños se burlaban de su calvicie. Como Elías, está vestido con un hábito carmelita. Tiene como atributos una alcuza porque multiplica el aceite de la viuda, y el hacha que hizo encontrar en el Jordán. A veces tiene una paloma bicéfala sobre el hombro para recordar el doble espíritu (spiritus duplex) que heredó de Elías, en alusión a la doble alícuota de herencia que recibía el primogénito entre los israelitas (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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