La Ciudad romana de "Arva" se encuentra en la carretera de Alcolea a Lora del Río, s/n; en Alcolea del Río (Sevilla).
Las ruinas de El Castillejo se emplazan sobre una mesa situada al norte de la A-431, a escasos metros de la orilla derecha del río Guadalquivir y en los límites entre los términos municipales de Alcolea del Río con Lora del Río. Cuenta con gran visibilidad en general, pudiéndose dominar la ribera del río Guadalquivir y la vega de Carmona. El sitio se limita por varias vaguadas y arroyuelos, destacando el arroyo de las Mezquitas o de los Premios, al este, y el de la Peña Inca, al oeste. La ubicación de este importante asentamiento se podría justificar, por tanto, por las buenas condiciones para el control del territorio y para las comunicaciones. Gran parte de la zona arqueológica se encuentra vallada, perteneciendo en parte a la Junta de Andalucía, realizándose actividades no dañinas como la apicultura o el pasto de ganado equino.
En este sitio se emplazaría el municipio de Arva, quinto oppidum de la ribera derecha del Guadalquivir desde Córdoba a Sevilla, según la Historia Natural de Plinio, y perteneciente a la tribu Quirina. El asentamiento romano de Arva obtuvo el rango de municipio en época flavia. Remesal (1997) indica que la concesión del ius Latii y la conversión en municipio facilitarían el control por parte del Imperio de la vida urbana. Caballos y Werner (1992) señalan la existencia de la familia Egnatii en Arva desempeñando el cargo de sevires augustales, siendo honrados por el ordo decurionum de Arva. Desde un principio, la ciudad estuvo orientada al comercio de productos oleícolas, del mismo modo que otros sitios arqueológicos ribereños como Canama, la Catria y el cercano Tejarillo. Se conocen hallazgos de ánforas Dressel 20 procedentes de Arva en Roma, Germania y Britannia. Para ello, en la parte llana, junto al río, se construirían edificios relacionados con el comercio: hornos, posiblemente horrea, un puerto y un muro o malecón de defensa contra las avenidas del río en las inmediaciones del molino de Edad Moderna de la Peña de la Sal. Las zonas elevadas parecen haber estado ocupadas por edificios de carácter público, entre los que destaca un complejo termal excavado por Remesal en 1987, que sacó a la luz las distintas estancias en las que se dividen los baños públicos (piscinas, palestra...).
La zona residencial debió emplazarse en los extramuros de la ciudad. Así, una de las inscripciones encontradas junto al molino de la Peña de la Sal hace alusión a la división del territorio en posibles centurias. Corzo Sánchez (1977) señala que esta inscripción podría suponer la existencia de unas comunidades de posesores agrícolas agrupados bajo centuriae. Sáez Fernández (1978) añade que estas centurias podrían tener un antecedente prerromano (céltico), y que en el siglo II d.C. serían algo más que pagi o vici integrados dentro del territorio de una ciudad. Los nombres de raigambre prerromana que aparecen son erques, beres, arvabores, isines o isigurtes.
Se ha considerado como unidades arqueológicas incluidas dentro del sitio arqueológico Ciudad Romana de Arva a los lugares Hornos de Arva, Muro de contención del puerto de Arva, Peña de la Sal y Termas de Arva. Por otro lado, se conoce la existencia de una zona de necrópolis de cronología alto-imperial al norte de la mesa del Castillejo, a unos 400 m, y de otra zona de enterramientos tardíos en el entorno de la Central Hidroeléctrica, en el lugar Peña de la Sal.
La actividad comercial de Arva pudo concluir en torno al siglo III d.C., constatándose una ocupación de la ciudad al menos hasta el siglo IV, según las sigillatas del tipo Clara D y las monedas encontradas junto a las termas. Arva, tendría precedentes en época prerromana. Así lo demuestra el sondeo realizado en 1987 por Remesal y los numerosos gentilicios de raigambre céltica o indoeuropea observados en las inscripciones. Según Urías, el mismo topónimo Arva es de origen indoeuropeo. Más dudoso sería adscribir al sitio a un momento anterior, si bien, Molina del Valle (2003) documenta en el Castillejo dos puntas de fecha datadas en el Bronce Pleno. Tras la amortización del sitio, en algún momento de la Antigüedad Tardía, se conoce la reutilización y expolio de los materiales más nobles. Es el caso de los mármoles de las termas que, según informa Remesal, fueron usados hacia el siglo X como cantera de cal. Por otro lado, hacia época moderna, se construiría el molino y azuda de la Peña de la Sal que debió reutilizar elementos constructivos de El Castillejo. Sobre principios del siglo XX, se construyó junto al molino una Central Hidroeléctrica que aprovecharía la fuerza de la corriente del río para generar electricidad.
* Los materiales arqueológicos que se conocen en la mesa del Castillejo son los siguientes:
BRONCE PLENO. Molina del Valle (2003) señala el hallazgo en Arva de dos puntas de fecha de cobre de hoja triangular con apéndice laterales fechada en el Bronce Pleno.
HIERRO II. Ponsich (1974) indica que el origen prerromano se observa por la cerámica ibero-púnica pintada y por las cerámica áticas. Remesal realizó un sondeo dentro de la plataforma superior de la ciudad, en la que se apreciaron niveles prerromanos.
ROMA REPÚBLICA, ALTO Y BAJO IMPERIO. Los materiales son muy abundantes, dividiéndose en :
1) VAJILLA DE MESA, COCINA Y DOMÉSTICA. Se observan fragmentos de cerámica de mesa (campaniense, T.S.Marmorata, Hispánica, Clara C y D y abundante cerámica común). Como cerámica de cocina se hallan fragmentos de ollas y cazuelas; como vajilla doméstica se encuentran fragmentos de lebrillos. Ponsich (1974) señala la presencia en superficie de cerámica campaniense, aretina, sudgálica, hispánica, clara A, C y D, así como estampillada. Entre los materiales rescatados en la excavación de Remesal en 1987 se encuentran sigillatas claras D e imitaciones de cerámica local.
2) ALMACENAMIENTO. Se observan fragmentos de ánforas y dolia, entre los que se aprecian algunos bordes de Dressel 20 (formas julio-claudias, trajaneas y antoninianas) y algún asa con sello de alfar (MEE...). Como cerámica de almacenamiento se hallan Ponsich (1974) señala el hallazgo de ánforas y marcas de taller (QFF y QFR).
3) ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS. Se observan abundantes tégulas, ladrillos, aparejos, muros de opus incertum, sillares, laterculi, así como restos de hornos y de las termas públicas.
Guseme (1758) pudo ver vestigios de un recinto de muralla con torreoncillos, edificios públicos, una fundición de metales, un magnífico arco, restos de un sepulcro familiar (un Suggrundarium), paredones, cimientos, sepulcros, estanques, bóvedas, dos inscripciones sobre pedestales que habían estado embebidas en una de las paredes de las casas de la aceña.
Bonsor (1902), en 1890 descubrió varios fragmentos de mosaicos, un estanque que Guseme había tomado por un horno de fundición, algunas columnas en el fondo del estanque, un fragmento de capitel corintio, una estructura de forma semicircular (un laconicum). Ambas salas estarían unidas por un pequeño conducto de ladrillo cuya fuente se situaría en La Mezquita. También limpió otro estanque junto al río. Otros descubrimientos fueron cimientos de viviendas, mosaicos, pinturas que representaban la orgía del viejo Sileno. Engel pudo observar numerosos fragmentos en una cisterna, entre los que destacaba un pequeño busto de Júpiter-Serapis.
Ponsich (1974) señala la existencia de termas romanas, piscinas, columnas acanaladas con capiteles corintios y una pintura mural.
González Fernández, en el Corpus de Inscripciones latinas de la provincia de Sevilla señala la existencia de varios epígrafes: alguno dedicado al genio del municipio Flavio Arvense, a los seviros augustales o de carácter funerario. Indica que muchos de los gentilicios observados tendrían origen prerromano (Tuscus, Vetto). Algunas de estas inscripciones se encontrarían sobre lacrimatorios de vidrio, sello de bronce de alfarera, tessera de plomo o sobre unas barcas de terra sigillata, documentadas por Bonsor. De especial importancia son las inscripciones en la que se observa el carácter municipal de Arva (MFA, Municipium Flavio Arvensis).
4) OTROS. Guseme (1758) señala el hallazgo de una moneda de Arva en cuyo reverso se ve un jinete en carrera, y debajo ARVA.
Cassini (1885) realizó un mapa topográfico de las ruinas, así como descubrió algunas sepulturas al oeste de la ciudad, junto a una medalla de Carmo, una pieza de plomo con la representación de un caballo y dos ampollas de vidrio con el epígrafe MFA (Municipi Flavi Arvensis).
Remesal (1988) constata el hallazgo de unas monedas de Teodosio y Graciano que aparecieron en los pórticos de las termas.
Molina del Valle (2003) señala el hallazgo en Arva de una hoja de puñal de época romana y una tessera que pudo ser usada, según este autor, como sistema de control en establecimientos del tipo hosterías y baños, como los documentados en Arva.
* En la parte de la Peña de la Sal se observan abundantes fragmentos de ánforas, cerámica común, tégulas y ladrillos; en la parte sur se encuentran fragmentos cerámica de mesa (T.S.Hispánica) de ánforas, tégulas y ladrillos.
Bonsor (1902) pudo observar en el interior de los talleres el rodapié de una rueda de alfarero, una gran vasija de boca ancha, varias ánforas, fuentes, desechos de todo tipo de cerámica y un pequeño objeto de terracota que pudo servir como matriz, con la inscripción QFRRIV, referida a un arroyo cercano. Relacionado con las tumbas cristianas descubiertas en 1890, encontró una medalla de Valentiniano III.
Ponsich (1974) señala la existencia de numerosos restos cerámicos de todo tipo, entre los que se encontraban un asa de ánfora con la marca RVFI, cerámica sigillata hispánica, Clara A y D.
* En la zona de hornos se observan abundantes fragmentos de cerámica común (platos, ollas, cazuelas) junto a numerosos fragmentos de vasos de almacenamiento (ánforas y dolia); como elementos constructivos se hallan tégulas, ladrillos, algún sillar y algunas de las estructuras fornáceas excavadas por Remesal; de forma excepcional, se encuentra un pondus.
Ponsich (1974) señala la existencia de un buen número de marcas en asas de ánforas, fragmentos amorfos y restos de paramentos correspondientes a edificios industriales situados junto al río.
Remesal (1997) documenta en su campaña de prospecciones de 1991 la existencia de producciones de origen local entre los que se encuentran lebrillos, dolios, salvamanteles, platos, tapaderas, ollas, jarras, cazuelas, vasos, boles, grandes cuencos y ánforas del tipo Dressel 20 y 23 cuya cronología se extiende desde mediados del siglo I d.C hasta el siglo III d.C, en época post-severiana.
Otras marcas halladas por Beltrán Lloris y J. González son C ANNI RVFINI y C.LICINI//PROPINQVI.
PLENA EDAD MEDIA. La aparición de cerámicas del siglo X en la zona de las termas significaría una ocupación dedicada al expolio de mármoles para su conversión en cal, según señala Remesal.
La importancia de este sitio arqueológico reside en el hecho de haber sido uno de los grandes centros exportadores de aceite de la Bética, como lo demuestra el gran número de ánforas con inscripciones de Arva existentes en Roma y en toda Europa Occidental, lo cual sería indicativo del gran desarrollo industrial alcanzado por la ciudad. Este desarrollo debió incidir en un gran esplendor urbano que vendría demostrado por las termas existentes en el sitio. Si a esto se une la inexistencia de poblamiento posterior en el lugar, se puede entender que se trate de uno de los sitios arqueológicos más importantes para el conocimiento del periodo romano en todo el valle de Guadalquivir. (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Termas de Arva. Se emplaza en la parte central de la mesa de El Castillejo, en su ladera sur, orientadas hacia la A-431, el río Guadalquivir y el barrio alfarero de la ciudad romana de Arva.
Las termas fueron excavadas en 1987 por Remesal. Los resultados de la intervención concluyeron que estaban constituidas por dos pisos en distintos planos, aprovechando la ladera de la mesa.
En la parte superior se encontraría una zona porticada, donde pudo emplazarse la palestra, y los restos de una piscina y aljibe. En la parte inferior se hallan cuatro espacios y una bóveda de 20 metros de longitud. Estos cuatro espacios pudieron corresponder al lavacrum, el tepidarium, el posible apodyterium y entrada a las termas, y el frigidarium.
Por lo general, el suelo de todo el complejo estaría realizado en opus spicatum, con laterculi. En el edificio, se recogieron muestras de cerámicas sigillatas D e imitaciones locales, algunas monedas (una de Probo, entre el 276-282 d.C.) y algunas cerámicas árabes del siglo X que proceden, según señala Remesal, de una ocupación destinada a producir cal con los mármoles del edificio termal.
Las termas han sido fechadas entre el siglo I y el IV d.C.
Guseme (1758) realizó un dibujo de perspectiva del despoblado de Arva en el que se aprecia una de las bóvedas de las termas junto a otros edificios no visibles hoy. Con posterioridad, Bonsor y Engel descubrieron mosaicos, un estanque y otra estructura de forma semicircular, que fue descrita como un laconicum o sala para sudar. Ambas salas estarían unidas por un pequeño conducto de ladrillo cuya fuente procede de una zona conocida como La Mezquita (a un km al norte). Estas dos estructuras pudieran vincularse a las termas excavadas por Remesal.
Ponsich (1974) señala la existencia de termas romanas con partes abovedadas, piscinas, columnas acanaladas con capiteles corintios. Indica que una pintura mural proveniente de este sitio se encontraría en el Museo de Carmona (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Necrópolis de Arva. Se emplaza en una zona alomada al norte de El Castillejo, con muy buena visibilidad al sur y al este. Se encuentra al este de la Cañada Real de la Mujer y al oeste del camino de los Premios, situándose entre los términos municipales de Alcolea y Lora del Río.
En el lugar se observan varias concentraciones de materiales arqueológicos dispersos en varias elevaciones de pequeño tamaño y en las laderas (principalmente las situadas al este). En algunas se encuentran algunas fosas funerarias expoliadas. Se trataría de una de las zonas de necrópolis de la ciudad romana de Arva, situada en El Castillejo. Los materiales arqueológicos que se observan en superficie son los siguientes:
ROMA ALTOIMPERIO. Se observan fragmentos de cerámica común (de cocina y mesa), cerámica de almacenamiento (amorfos de ánforas), tégulas, ladrillos, dos sillares y un pondus (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Hornos de Arva. Se emplaza en la margen sur de la A-431, entre la colina que alberga a la ciudad romana de Arva y la orilla derecha del río Guadalquivir. Se limita al este por el arroyo de los Premios o de las Mezquitas, que desemboca en el río, y al oeste por los edificios de la central hidroeléctrica y la unidad arqueológica de la Peña de la Sal. El área comprendida tiende a caer hacia el río, presentando una gran vegetación de ribera, lo que dificulta la prospección superficial.
Se pueden observar abundantes materiales arqueológicos que deben relacionarse con la existencia de una extensa zona de producción cerámica y con el uso comercial al que se vinculan los sitios ribereños de todo el curso medio del río en época romana.
De este modo, la existencia de una importante industria alfarera se conoce desde las prospecciones de Bonsor, que pudo presenciar in situ edificios alfareros en la Peña de la Sal. Más recientemente, Remesal realizó prospecciones geomagnéticas y sondeos que permitieron el descubrimiento de una zona de hornos. Se trataba de tres hornos con pilar central cuya producción fue datada entre los siglos I y III d.C. que podrían haber trabajado en batería. A partir de la prospección para el Inventario Arqueológico del término municipal de Alcolea del Río se han detectado algunas de estas zanjas, especialmente las situadas al sur de la carretera. De este modo, como señala Remesal, se trataría ésta de un área de producción cerámica (especialmente ánforas del tipo Dressel 20 y 23) que se vincularían al desarrollo urbano de Arva.
Estos hornos tendrían un funcionamiento y tipología muy similar al de otras provincias del imperio. Así, la zona alfarera de Arva estaría comprendida por todo el área situada al sur de la mesa del Castillejo, desde la Peña de la Sal hasta el arroyo de los Premios, incluyéndose el horno excavado por Remesal en 1991 entre el área monumental de la ciudad y la carretera. Todo esta área se relacionaría con las instalaciones portuarias y con el muro de contención que protegería de las avenidas del río, que pudieron emplazarse en torno a la Peña de la Sal, a escasa distancia al este.
Se ha considerado que los hornos de Arva formarían parte de una unidad arqueológica dentro del sitio arqueológico Ciudad Romana de Arva (El Castillejo), junto a otras unidades como La Peña de la Sal, Muro de contención del puerto de Arva o Termas de Arva.
Los materiales arqueológicos que se observan en el lugar son los siguientes:
ROMA ALTO Y BAJO IMPERIO. Se observan abundantes fragmentos de cerámica común (platos, ollas, cazuelas) junto a numerosos fragmentos de vasos de almacenamiento (ánforas y dolia); como elementos constructivos se hallan tégulas, ladrillos, algún sillar y algunas de las estructuras fornáceas excavadas por Remesal; de forma excepcional, se encuentra un pondus.
Ponsich (1974) señala la existencia de un buen número de marcas en asas de ánforas, fragmentos amorfos y restos de paramentos correspondientes a edifcios industriales situados junto al río.
Remesal (1997) documenta en su campaña de prospecciones de 1991 la existencia de producciones de origen local entre los que se encuentran lebrillos, dolios, salvamanteles, platos, tapaderas, ollas, jarras, cazuelas, vasos, boles, grandes cuencos y ánforas del tipo Dressel 20 y 23 cuya cronología se extiende desde mediados del siglo I d.C. hasta el siglo III d.C., en época post-severiana.
En cuanto a su estado de conservación, se encuentra afectado por la acción erosiva del río. Se encuentra cultivado de olivos. Algunos hornos o dependencias anejas han debido verse afectados por la A-431. La realización de sondeos en 1991 por parte de Remesal ha conllevado la exposición ambiental de los hornos detectados sin que se hayan tomado medidas para su conservación (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Muro de contención del Puerto de Arva. Este lugar se sitúa entre la A-431 y la orilla derecha del río Guadalquivir, limitándose al oeste con la Central Hidroeléctrica de la Peña de la Sal.
Se trata de varios alineamientos realizados con distinto aparejo (mampuestos, mortero y fragmentos cerámicos) que se han interpretado como un muro de protección o malecón de defensa contra el río. Justo en su parte superior se emplaza el área industrial de producción de ánforas, que debe relacionarse con algún tipo de infraestructura portuaria que pudo situarse en el entorno. Alguna de las estructuras visibles fueron construidas con fragmentos de ánforas.
Este tipo de fábrica fue documentado por Bonsor (1902) en uno de los hornos descubiertos junto a la Peña de la Sal. La existencia de estos muros fue documentada por Ponsich (1974), observando algunos restos de construcción antiguas en la ribera del río, un muro de contención paralelo a la orilla.
Chic (2001) señala que este muro pudo tener la misma finalidad de protección de la orilla habitada y encauzamiento del río, como el dique de El Higuerón, en Peñaflor.
En cuanto a su estado de conservación, se encuentra parcialmente destruido, está expuesto a la erosión del río y a la acción de la vegetación. Ha debido verse afectado por las edificaciones de la Central hidroeléctrica de Peña de la Sal (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
En Alcolea del Río y su entorno se encuentran importantes restos arqueológicos de dos poblamientos romanos: Arva y Canama. Estos asentamientos se dedicaban al comercio fluvial y, particularmente, a la producción alfarera.
Se rescataron infraestructuras de termas romanas, piscinas, columnas acanaladas con capiteles corintios. Una pintura mural proveniente del lugar da una idea del nivel de vida de los habitantes.
Este es un lugar entre Alcolea del Río (Canania) y Lora del Río (Axati) donde subsisten vestigios importantes. El castillejo ha sido confundido por varios autores (Bonsor, Callender...) con el yacimiento de la Peña de la Sal.
El origen prerromano de Arva es patente por la cerámica ibero púnica pintada y campaniense de imitación. Pero será en época romana cuando se convierta en centro productor de ánforas de aceite y tiene la necesidad de crear un portus, que fue descubierto en 1890 en el flanco de la colina. Las marcas son abundantes y confirman una producción considerable. Los fabricantes estarían sin duda agrupados en corporación, siendo algunos célebres. Por ejemplo, se puede citar QFF o QFR, marca del taller de Flavius Charisianus, hijo de Quinto Fuilvius Rusticus, patrón y pontífice de Arva.
Las marcas que encontró el famoso arqueólogo e historiador Bonsor, vecino de Carmona y Mairena del Alcor, fueron halladas en una zanja abierta al pie de la colina para la construcción del camino de Lora del Río. La cronología de las marcas de ánfora va del siglo I al III d. C., según la datación del Testaccio. No obstante, el descubrimiento de tumbas tardías prolonga la vida del poblado hasta el siglo IV d. C. En superficie se ha descubierto material cerámico íbero púnico pintada, ibérica, campaniense, aretina, sudgálica, hispánica, clara A, C y D, así como estampillada.
Excavaciones efectuadas en 1987 pusieron al descubierto gran parte de unas termas monumentales de las que sólo eran visibles el remate de sus grandes bóvedas de opus caementicium. Las termas se construyeron aprovechando la pendiente de la colina, por lo que se dispone en dos niveles de habitación, con una diferencia de unos 6 m de altura. Este edificio muestra huellas de un saqueo sistemático desde la antigüedad, habiendo desaparecido la mayor parte de los sillares de sus muros y el revestimiento de mármol. Por otro lado, se ha detectado un importante asentamiento ibérico anterior a la fundación romana (Turismo de la Provincia de Sevilla).
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