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jueves, 25 de enero de 2024

Un paseo por el Barrio de San Pablo C

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de San Pablo C, de Sevilla, dando un paseo por él.
     Hoy, 25 de enero, Solemnidad de la Conversión de San Pablo, apóstol. Viajando hacia Damasco, en la actual Siria, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino y lo eligió para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo (c. 67) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte el Barrio de San Pablo C, de Sevilla, dando un paseo por él.
   El Barrio de San Pablo C es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito San Pablo-Santa Justa, delimitado por las vías avda. Kansas City, c/ Tesalónica, c/ Ada, y c/ Éfeso.
     El Barrio de San Pablo C lo componen las vías siguientes: c/ Ada, c/ Bizancio, c/ Cafarnaún, c/ Doctor Laffón Soto, c/ Éfeso, c/ Estambul, c/ Hebrón, c/ Jericó, c/ Jerusalén, c/ Memphis, c/ Miletos, c/ Nínive, c/ Persépolis, c/ Siracusa, y c/ Tesalónica.
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
     Tomó su nombre del hecho de asentarse junto a la autovía que conduce al aeropuerto de San Pablo. Se levantó sobre los terrenos de las huertas de Santa Teresa, de San Buenaventura, de los Flamencos y terrenos de Ramírez. En 1960 el Ayuntamiento inicia las gestiones para su conversión en suelo edificable, sobre el que se levantarán entre 1963 y 1976 las 8.826 viviendas de protección oficial que integran esta populosa barriada, aunque el esfuerzo mayor se realizó en la década de los 60. Su construcción vino a paliar la enorme carencia de viviendas sociales que padecía entonces Sevilla como consecuencia de la expansión demográfica y la inmigración en la década de los sesenta, agravada por el deterioro del caserío antiguo, acentuado por el desbordamienlo del Tamarguillo en 1961.
     Para su ejecución se dividió en cinco fases denominadas barrios A, B, C, D y E, todos ellos promovidos por la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura, y cuyos pisos se concedieron en forma de venta. 
     El barrio C, en parte levantado donde hasta 1975 se situaron las casas provisionales que albergaron a los damnificados en las inundaciones de 1961, está formado por 1.600 viviendas: son bloques adosados de color claro, construidos entre 1974 y 1976, en buen estado de conservación. Los autores del proyecto fueron Daniel Valdivieso, Pedro A. Soro y Evaristo Muñoz, y la empresa adjudicataria Constructora Internacional, S.A. Como equipamiento consta de un centro comercial, colegio, centro administrativo y zona de juegos infantiles. Posteriormente se ha construido la iglesia parroquial y algunos locales comerciales han sido transformados en guarderías. El paseo peatonal está destruido, y las zonas ajardinadas y el mobiliario urbano son deficientes. Está delimitado por Ada, Tesalónica y prolongación de Tarso. Linda con estos bloques el complejo deportivo municipal.
     El barrio C configura un triángulo cuyos lados son Tesalónica, Ada y la prolongación de Tarso. Consta de buenas instalaciones y servicios, aunque las zonas verdes y ajardinamientos estén hoy en mal estado. La construcción se hizo a base de bloques de viviendas, con los que alternan los dedicados a locales de negocios y a otros servicios. Estos bloques, cuya ubicación respecto unos de otros obedece a un criterio de aislamiento, orientación, aprovechamiento de luz, de adaptación de zonas verdes y parques infantiles, no forman calles en el sentido tradicional del término, sino que, salvo en las vías de acceso y comunicación de unas fases o barrios con los inmediatos, la calle clásica con sus dos aceras y su calzada no existe prácticamente. Las plazas y calles son más bien espacios abiertos entre los bloques.
     Esto ha tenido el inconveniente de la difícil localización de las viviendas y de los bloques o locales dedicados a servicios, ya que ni señalando el barrio o fase o el núme­ro del bloque, podía asegurarse una perfecta identificación. Por ello, se procedió en 1965 y 1968 a rotular el viario de la barriada, aunque sólo parcialmente. Las calles que delimitan los extremos de las distintas fases y del conjunto de la barriada ostentan nombres de ciudades relacionadas con la actividad apostólica de San Pablo, cuya advocación tiene el polígono. Precisamente estas vías, que actúan de enlace entre las distintas fases del conjunto, y entre éste y los polígonos industriales circundantes, son las que soportan un tráfico rodado más intenso. Las actividades comerciales se localizan en las avenidas de la Soleá y de Pedro Romero, y en las plazas interiores que se forman en los distintos barrios de la promoción.
     El Polígono de San Pablo supuso en los años de su construcción, junto con Los Remedios, la implantación en Sevilla de unos modos arquitectónicos ajenos hasta entonces a la tipología tradicional de la ciudad. Los bloques de viviendas aportaron un nuevo sentido de la concepción del hábitat urbano, en el que se producía una oposición a los moldes antes vigentes. Así lo expresaba José María Requena en Gracia pensativa:
"Sevilla se despide hacia Carmona 
con patéticas muecas
de barrio neoyorkino.
...................................
En los últimos pisos 
de tales rascacielos 
sufre Sevilla
insomnios de emigrante
que resume la patria abandonada 
en la emoción de un patio".
     Salvo los bloques de mayor altura y mejor calidad constructiva, situados en la línea de la avenida de Kansas City, el Polígono de San Pablo se caracteriza por su tono y ambiente populares, debido a la extracción de sus habitantes, procedentes en muchos casos de los barrios tradicionales de la ciudad. Se puede por ello hablar de un inicial desarraigo, superado luego con la aclimatación al nuevo entorno. El nivel de asociación y participación es alto, lo que se manifiesta en la celebración de la velada por la fiesta de San Pablo, iniciada en una fecha tan temprana como 1968, en  plena construcción del polígono, y que se mantiene [Miguel Cruz Giráldez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía del apóstol San Pablo;
HISTORIA Y LEYENDA
   San Pablo, quien después de Jesús es la mayor figura de la historia del cristianismo, era un judío helenizado de la Diáspora, nacido en Tarso, capital de Cilicia, y naturalizado ciudadano romano.
   Al igual que el patriarca Abraham, que en principio se llamó Abram, él también llevó dos nombres sucesivos.
   El día de su circuncisión recibió el nombre Saulo (deseado), que llevara el primer rey de Israel. Pero después de su conversión adoptó el nombre lati­no Paulus (pequeño), ya por humildad, a causa de su endeble apariencia, ya por rendir homenaje al procónsul romano de Chipre, Sergius Paulus, quien lo había escuchado con simpatía.
   Por lo tanto, era judío por su origen étnico, griego por su cultura y romano por su nacionalidad.
   Se lo ha calificado de apóstol impropiamente, porque no conoció a Jesús ni jamás formó parte del Colegio apostólico, ni siquiera después de la trai­ción de Judas. Pero se lo asimiló muy pronto a los discípulos. En los Salterios ilustrados se lo compara con Benjamín, como el último en llegar, y el más joven de los apóstoles. Los Padres de la Iglesia lo llaman la Boca de Cristo (Tostomatou Khristou), el heraldo de la fe.
   Dicha asimilación está justificada, no sólo porque ha sido «llamado» por Cristo en el camino de Damasco, sino porque en tal sentido ha tenido un papel fundamental en la difusión del cristianismo entre los gentiles es decir, entre los pueblos paganos. A dicho título merece el mote de Apóstol de los Gentiles (Volkerapostel).
   Más aún, él ha sido el verdadero fundador del cristianismo como religión universal, separada del judaísmo. Convirtió a Cristo, quien era sólo el Mesías de los judíos, en el Salvador del mundo; y a una religión estrechamente nacio­nalista en otra ecuménica, al transplantarla al mundo griego y romano.
***
   Su vida se divide en tres fases de desigual importancia:
l. Un período de encarnizada hostilidad contra los cristianos, hasta su Conversión sobre el camino de Damasco.
2. Su predicación en la cuenca del Mediterráneo oriental.
3. Su martirio en Roma.
1. Antes de la conversión
   Se ignora la fecha de su nacimiento en Tarso; hacia el año 3 según algunos, hacia el 10 de acuerdo con Renan. Su formación intelectual fue rabínica y al mismo tiempo helénica: escribía en mala lengua griega, sobrecargada de hebraísmos.
   Después de haber estudiado en Jerusalén bajo la dirección del rabino Gamaliel, el fariseo, se habría destacado por su odio contra los discípulos de Cristo.
   Si no participó, al menos habría asistido a la lapidación del diácono protomártir san Esteban, cuidando las ropas de los verdugos.
   La historicidad de dichos episodios es muy dudosa. Puede que Saulo, abocado a la persecución del Mesías, descendiente de David, sea una simple réplica de Saúl del Antiguo Testamento, quien persiguió a David. Además, el relato de los Hechos de los Apóstoles, está desmentido por el propio san Pablo, quien declara formalmente, en Gálatas 1: 22, que antes de su conversión «...era, por tanto, personalmente desconocido para las iglesias de Cristo en Judea».
2. Su Apostolado
   Un día, cuando hacia el año 35 iba desde Jerusalén hacia Damasco, fue deslumbrado por un rayo, desmontado del caballo, y creyó oír la voz de Jesús que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Fue cegado y al mis­mo tiempo iluminado: Caecatus illuminatus est.
   Para Renan y para los críticos racionalistas, esta visión, o más bien esta audición fulgurante que determinó la conversión de Saulo, se explica por el calor cegador del mediodía que, junto con la fatiga de la marcha, habría provocado un principio de oftalmia y una alucinación. Saulo habría sido víc­tima de una insolación.
   Sea como fuere, pasó bruscamente del papel de perseguidor al de celador del cristianismo. Un cristiano de Damasco, Ananías, fue el instrumento de su curación: de los ojos de Saulo cayeron escamas, símbolo de la fe que triunfó sobre su ceguera.
   A partir de entonces comenzó su vida de misionero itinerante, siempre activo. Después de haber predicado en Damasco, donde se vio obligado a evadirse en un cesto descendido desde lo alto de la muralla con la ayuda de una polea, a causa de la irritación de los judíos que lo consideraban un apóstata y le tendieron una trampa, fue a Jerusalén para tomar contacto con Pedro y los demás apóstoles para quienes resultaba sospechoso a causa de su pasado.
   Después, en el año 42 se dirigió hacia Antioquía, la gran ciudad siria que entonces era la tercera ciudad del mundo, y que fue la cuna de la Iglesia de los gentiles.
   Junto a Bernabé, de origen chipriota, quien lo presentara a los apóstoles, se dirigió a Chipre. Allí cegó al mago Barjesús o Elimas, quien azuzaba en su contra al procónsul Sergio Paulo (Sergius Paulus).
   Luego predicó el Evangelio en Asia menor, en Antioquía de Pisidia, en Iconio (Konia o Konich, Anatolia) y Listra en Licaonia. Fue en esta última ciudad donde Pablo y Bernabé curaron a un paralítico y los creyeron, a uno el dios Hermes y al otro Zeus, y debieron rechazar con indignación el sacrificio que los sacerdotes quisieron ofrecerles, como si fuesen dioses.
   Una última campaña, hacia 49, lo condujo a Grecia, primero a Filipos, Tesalia, capital de Macedonia, y luego a Atenas, donde vio un altar consagrado al Dios desconocido y predicó en el Areópago; a Corinto, donde per­maneció dos años. De vuelta en Éfeso, se rebelaron en contra suya los plateros que fabricaban miniaturas de plata de los templos de Artemisa, porque su prédica contra la fabricación de ídolos amenazaba el negocio del gremio. De vuelta en Jerusalén fue amenazado de muerte por los judíos y pudo es­capar gracias a la policía romana que lo mantuvo en prisión en Cesarea du­rante dos años.
3. San Pablo en Roma
   En el año 60, finalmente, embarcó hacia Roma, pero naufragó en la costa maltesa donde escapó a la picadura de una víbora.
   Según Tertuliano, habría padecido martirio en Roma al mismo tiempo que san Pedro. Pero al ser ciudadano romano (civis romanus), tuvo el privilegio de ser decapitado con un hacha, mientras que san Pedro fue crucifica­do como un esclavo.
   Su decapitación habría tenido lugar al sur de Roma, en el sitio donde se edificó la iglesia de las Tres Fuentes (Tre Fontane), porque su cabeza, al re­botar tres veces contra el suelo, hizo brotar tres fuentes.
   En verdad no existe ningún documento preciso acerca de su martirio, que los Hechos de los Apóstoles no mencionan. Es posible que fuera ejecutado hacia 64, perdido entre la multitud de víctimas de Nerón.
   La leyenda de su Descenso al infierno está relatada en la Visio sancti Pauli, prototipo del Purgatorio de san Patricio y del Viaje de san Brandano. San Miguel, que le sirvió de guía, le mostró el puente de la prueba, la rueda infernal, el abismo sellado con siete sellos... Al final de su exploración, pidió a Cristo que extendiese a los réprobos el beneficio del descanso dominical.
CULTO
   Asociado con san Pedro en el culto que se profesa a los dos Príncipes de los apóstoles, san Pablo es el segundo patrón de Roma, ciudad que le dedicó la basílica de San Pablo extramuros (San Paolo fuori le mura) y la iglesia de las Tre Fontane.
   La iglesia abacial de Cluny y la orden cluniacense en su totalidad se pusieron bajo la protección de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Entre las iglesias francesas que están puestas bajo su advocación, pueden citarse la aba­día de Cormery, en Turena y Saint Paul de Varax (Ain).
Patronazgos medievales
   En la Edad Media numerosas corporaciones fueron puestas bajo su patro­nazgo.
   Era venerado al mismo tiempo por los clérigos y por los laicos, los teólogos y los caballeros. La espada de su decapitación, que es su atributo habitual, hizo que lo confundieran con un caballero romano, aunque él nunca portara ar­mas. Cuando en la misa se leen las Epístolas de san Pablo, escribió el litur­gista Guillaume Durand en su Rational, «los caballeros permanecen de pie en su honor, porque fue caballero».
   La espada que tiene como atributo le deparó la devoción de los bruñidores. La de los fabricantes de cuerdas se explica, ya porque según los Hechos de los Apóstoles (18: 3), tenía como oficio tejerte las de tiendas con pelos de cabra de Cilicia, y a por un juego de palabras acerca de su conversión, cuando las cuerdas se fabricaban por conversión o torción del cáñamo, ya porque escapara de Damasco en un cesto suspendido de una cuerda.
   El cesto, instrumento de su evasión, le habría valido además el patronazgo de los cesteros. A este título, los cesteros de Origny en Thiérache (Aisne) lo veneraban con el nombre de san Pablo de los cesteros.
   Por el hecho de haberse salvado de un naufragio en Malta, y también del veneno de una víbora, se lo invocaba contra las tormentas y contra las ser­pientes venenosas. Los charlatanes venecianos, llamados uomini della casa di san Paolo, que pretendían llegar desde Malta, vendían como antídoto tierra que decían extraída del sitio donde san Pablo fuera picado por una víbora. Sus víctimas, ingenuamente, creían que esos terrones malteses eran el mejor re­medio contra las picaduras de serpientes (gegen Schlangenbiss). 
   En el Delfinado lo creían capaz de preservar del miedo, a causa de un juego de palabras con el vocablo paou, que en el dialecto del lugar significa al mismo tiempo Pablo y miedo.
   No obstante, san Pablo nunca fue un santo popular, al contrario de san Pedro, cuya imagen paternal de portero del Paraíso gustaba más al pueblo, la altanera severidad de san Pablo mantenía a los fieles a distancia, tal como prueba la relativa pobreza de su iconografía, sobre todo en el arte cristiano primitivo. Es evidente que el lugar que ocupa en el arte no guarda proporción con la importancia fundamental que ha tenido en la difusión del cris­tianismo.
San Pablo, la Reforma luterana y la Iglesia anglicana
   En el siglo XVI el culto de san Pablo experimentó un aumento de popularidad, pero al precio de una transformación radical que nadie había previsto. El apóstol de los gentiles a quien el papado se había complacido en asociar con san Pedro desde la fundación de la Iglesia romana, fue anexionado por la Reforma, y, por decirlo así, descatolizado. Los luteranos no se limitaron a reemplazar a san Martín de Tours por Martín Lutero; además, opusieron el apóstol san Pablo -quien predicaba la justificación por la gracia- al apóstol san Pedro.
   La Iglesia anglicana hizo otro tanto. De ahí que la catedral de la City de Londres se pusiera bajo su advocación, con la intención de eclipsar, a causa de la altura y la majestad de su cúpula, a la basílica papista de San Pedro de Roma.
   A partir de entonces, el papado se desapegó de san Pablo, comprometido por los elogios de Lutero y casi sospechoso de herejía. El arte de la Contrarreforma salido del concilio de Trento, lo puso en el Index.
ICONOGRAFÍA
   Según lo que san Pablo dice de sí mismo en sus Epístolas, y a juzgar por el nombre latino que adoptó, Paulus, el pequeño, era de cuerpo esmirriado, y de una estatura por debajo de la media. 
     Según parece, le cayeron en suerte todas las desgracias y desventajas físicas: era calvo (capite calvo), legañoso, con nariz ganchuda (nasus inflexus), patizambo... Habla de «una espina clavada en su carne», lo que ha hecho conjeturar que estaba afectado por una enfermedad nerviosa o quizá una oftalmia purulenta.
   La iconografía religiosa no ha tenido en cuenta estos datos. Salvo el inglés Hogarth, quien lo encaramó en una silla, los artistas hicieron de ese abor­to epiléptico y patituerto un gigante majestuoso que se apoya en una espada. 
     Sólo retuvieron su calvicie. Además, debe señalarse que dicha característica con frecuencia se ha sacrificado a la necesidad de idealización del arte clásico: Rafael y Lesueur creyeron su deber dotar al predicador de Atenas y de Éfeso con una abundante cabellera. Siempre se lo ha representado con barba.
   En el arte cristiano primitivo sólo tiene como atributos genéricos un libro o un rollo (volumen).
   Su atributo personal es una espada, instrumento de su martirio. Este emblema apareció en su iconografía hacia el siglo XIII, mucho más tarde que la llave de san Pedro.
   La espada suele aparecer desenvainada, aunque algunas veces ha sido vuelta a la vaina (gladius in vagina).
   De manera excepcional, por ejemplo en los ciclos de los Apóstoles, de Peter Vischer, en el relicario de san Sebaldo de Nuremberg, y en el de Tilman Riemenschneidei; en la capilla de Wurzburgo, está representado con dos espadas, ya por analogía con las dos llaves de san Pedro, ya porque una de las espadas haya sido considerada como emblema de la palabra de Dios y la otra como el instrumento de su martirio.
   En su condición de patrón de los cesteros (San Pablo de los cesteros), se lo re­presenta con un canasto tejido, instrumento de su evasión de Damasco.
La Conversión de Saulo
   Corintios: 1: 15; 8: Hechos de los Apóstoles, 9: 1, 9; 22: 12 -19.
   Saulo, quien se dirigía a Damasco para expulsar a los discípulos de Jesús, fue cegado al mediodía por un rayo. Oyó una voz que le dijo: «¿Saulo, Saulo, por qué me persigues?» (Saule, Saule, quid me per sequeris?).
   Resulta inexacto hablar de la Conversión de san Pablo, puesto que él adoptó el nombre latino Pablo (Paulus) después de su conversión.
   El vocablo Visión no es menos inadecuado, puesto que Saulo no vio a Cristo, sólo creyó oír su voz, como Moisés oyera la de Yavé en la Zarza ardiendo y el cráter del Sinaí. No obstante, se asimila esta audición a las Apariciones de Cristo resucitado a los apóstoles. 
 También se emplea la expresión Vocación con el objeto de asimilarlo a los apóstoles, aunque sólo haya oído el reproche de Cristo sin verle, puesto que es­taba ciego.
   Los Hechos de los Apóstoles no aclaran si iba a pie o a caballo. San Agustín dijo que iba a pie, y es así como está representado en los mosaicos bizantinos. El arte de Occidente casi siempre lo supone a caballo.
   Las representaciones de Saulo desmontado derivan de las del Orgullo (Superbia) en el ciclo de los Vicios, inspirado por la Psicomaquia medieval. Los artistas pueden optar entre dos momentos: Saulo cayendo o ya derri­bado en el suelo, a los pies del caballo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de San Pablo C, de Sevilla, dando un paseo por él. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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