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sábado, 13 de enero de 2024

Un paseo por la calle Don Fadrique

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Don Fadrique, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 13 de enero, es el aniversario del nacimiento (13 de enero de 1333) de Don Fadrique, Hijo natural de Alfonso XI, adelantado mayor y maestre de la Orden de Santiago, por lo que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Don Fadrique, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Don Fadrique es, el Callejero de Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico, del Distrito Macarena, y va de la confluencia de la calle Resolana, con la calle Parlamento de Andalucía, a la avenida Sánchez Pizjuán
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Al ser el arranque de una de las calzadas que salían de Sevilla, durante siglos fue conocida por la denominación de la puerta de la que partía, la de la Macarena, o por los topónimos de los lugares que comunicaba, sin que predomine uno u otro: calzada o camino de Córdoba; de la Algaba; de San Lázaro, por el hospital de este nombre; de San Jerónimo, por el monasterio de dicha advocación: y en la segunda mitad del s. XIX, camino del Cementerio o camino Viejo del Cementerio, tras la construcción de éste. En 1859, al tramo que corría a lo largo de la fachada lateral del Hospital Central o de la Sangre se le denominó Don Fadrique, en memoria del maestre de Santiago, mandado matar por su hermanastro Pedro I (+ 1357). Según el plano del infante don Carlos (1827) se denominaba calzada de los Macarenos.
     Su origen se encuentra en la calzada que desde época romana llevaba hasta Córdoba (Sánchez Pizjuán), por lo que, dada la inmediatez a la puerta de la ciudad, iría surgiendo a lo largo de la misma una serie de edificaciones. Documentos del s. XVI aluden a corrales, y es posible que en dicha centuria surgiese ya el barrio que en la siguiente será conocido como el Barrezuelo, que se extendía a lo largo de Resolana. En esta misma centuria se levanta el Hospital de la Sangre o de las Cinco Llagas, cuya fachada lateral formará su acera derecha. A mediados del s. XVII aparecen configuradas ambas aceras, la de los impares aproximadamente hasta la altura de la actual Esperanza, a par­tir de la cual se suceden huertas, que no comenzarán a edificarse hasta los comienzos de la presente centuria. Por este lado desembocan Carranza, Esperanza, Juan de Astorga y Per Afán de Ribera. Posee un trazado ligeramente curvo, con una tendencia a ensancharse hasta la mitad aproximadamente, en que se invierte el proceso, para terminar con relativa estrechez. En su arranque, la acera de los pares está ocupada por uno de los frentes del jardín que precede al Hospital, en el cual, la calzada posee un entrante destinado a aparcamientos. La importante función de tránsito que siempre ha tenido, ha hecho que existan numerosas noticias sobre conservación de su pavimento desde el s. XVI. En el s. XIX se le dota de un arrecife con arbolado, que es sustituido por pavimento de adoquines en los años finales del mismo o primeros del siguiente; hasta la década de 1930 hay reiteradas noticias sobre pavimentación; en la actualidad está asfaltada. Las aceras son bastante anchas en algunos tramos, y cuenta con losetas de cemento: en los alcorques se han plantado ailantos. En 1890 se instaló la iluminación de gas, sustituida por la eléctrica en las primeras décadas del s. XX; hoy dispone de farolas de báculo. En la parte de los jardines hay varios quioscos (revistas, chucherías, calentitos) y paradas de autobuses, tanto urbanos, como para los pueblos de la zona norte; de éstas últimas ya existían algunas a comienzos de siglo.
     En la edificación destaca la ya citada fachada lateral del Hospital (Andueza), así como las diferencias existentes entre la parte antigua y la ampliación de este siglo. En aquélla, las representaciones gráficas de mediados del s. XVII muestran casas de una o dos plantas con crujía a la calle cubiertas a dos aguas y corrales traseros. Algunas de estas estructuras se han conservado hasta la actua1idad, otras han sido sustituidas por edificios de fines del pasado siglo y primeras décadas del actual, respetando las dos plantas. En este tramo, algunas están cerradas y abandonadas. En la prolongación destacan edificios construidos en las últimas décadas, con alturas de cinco plantas, para terminar con otras de dos plantas de la primera mitad del siglo. Aquí se encuentra el antiguo Hos­picio Municipal de San Fernando, hoy escuelas profesionales e instituto de bachillerato. Su función principal ha sido y sigue siendo la de tráfico, aunque la apertura de Doctor Fedriani ha restado importancia e intensidad al mismo, al canalizarse por ésta la mayor parte del tráfico de entrada y salida a la ciudad, si bien, Don Fadrique conserva las paradas de autobuses de los pueblos. También fue durante un siglo el camino del cementerio. Posee una cierta actividad comercial, ya que, hasta Juan de Astorga, prácticamente todos los bajos están ocupados por tiendas, bares y otros servicios. En 1903 se instaló un casino, hoy desaparecido [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Don Fadrique, 15
. Casa del siglo XVIII, de tres plantas separadas por impostas. El balcón central está defendido por un guar­dapolvo de pizarra, con cartabones del mismo material.
Don Fadrique, 17. En este número se conserva una cancela interesante.
Don Fadrique, 23. Casa del siglo XVIII, de tres plantas. El balcón central moldurado y flanqueado por ventanas voladas [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Don Fadrique, personaje que le da nombre a la calle;
     Fadrique de Castilla, Señor de Haro. (Sevilla, 13 de enero de 1333 – 29 de mayo de 1358). Hijo natural de Alfonso XI, adelantado mayor y maestre de la Orden de Santiago.
     Fadrique era el cuarto hijo del rey de Castilla Alfonso XI y de su amante Leonor de Guzmán. Es más, Fadrique fue hermano gemelo de Enrique de Trastámara, el que inaugurara unos años después en la Corona de Castilla el comienzo de una nueva dinastía. De joven actuó Fadrique como adelantado de la frontera. Posteriormente estuvo al frente de importantes señoríos, así como de poderosas instituciones, pues fue señor de Haro a la vez que, algún tiempo después, maestre de la poderosa Orden Militar de Santiago. Fadrique se unió, desde los primeros años de su vida, tanto a su madre, Leonor de Guzmán, como a su hermano, Enrique. A raíz del acceso al trono de Pedro I, lo que aconteció en el año 1350, Fadrique decidió instalarse en tierras de la Orden de Santiago, en concreto en la región de Extremadura. Consta, por otra parte, que vio a su madre, Leonor de Guzmán, poco antes de que fuera víctima de un cruel asesinato. Han circulado rumores de que Fadrique acompañó a la infanta Blanca de Borbón en el viaje que ésta efectuó desde tierras francesas hasta la villa de Valladolid, donde se casó con el rey de Castilla Pedro I. En ese viaje Fadrique y Blanca habrían tenido, según se supone, relaciones amorosas. Ahora bien, esa información, justo es reconocerlo, no se sustenta en ninguna fuente auténtica.
     De todas formas, es evidente que Fadrique, una vez que se produjo una rebelión contra el rey Pedro I, se inclinó hacia Juan Alfonso de Alburquerque, el cual había terminado rompiendo sus relaciones con el monarca castellano. Es más, Fadrique levantó el plan de resistencia contra el rey Pedro I de Castilla a las villas y castillos de las tierras de la Orden de Santiago. Cuando los rebeldes se instalaron en Toro, adonde acudió el monarca Pedro I, Fadrique fue designado camarero mayor del Rey. No obstante, Pedro I, con gran habilidad, logró escapar de Toro, lo que causó un gran desconcierto a los nobles rebeldes. En el año 1354 los toledanos, que se levantaron a favor de Blanca de Borbón, llamaron a Fadrique para que los ayudara. Éste marchó a la ciudad del Tajo, donde, al parecer, se apoderó de los tesoros del judío Samuel Ha-Leví, colaborador en las tareas financieras del rey Pedro I. Todo parece indicar que fue aquélla la primera vez que Fadrique vio personalmente a la reina Blanca de Borbón. Poco después, Fadrique se vio obligado a abandonar Toledo, dirigiéndose a la vecina localidad de Talavera.
     Cuando su hermano Enrique de Trastámara se acercó a dicha villa, encontró en ella, según relatan las fuentes de la época, “al Maestre don Fadrique su hermano con muchas compañías que tenía”. Al año siguiente, 1355, Fadrique, junto con su hermano Enrique, se dirigió nuevamente a Toledo. Después de recibir a una comisión de caballeros toledanos, que les ofrecieron su más firme apoyo, ambos, Fadrique y Enrique, entraron en Toledo. Poco después entraban en dicha ciudad las tropas petristas. Pero a la postre los bastardos de Alfonso XI, convencidos de que habían perdido aquella batalla, “con la gran desesperación salieron á tomar el aventura que les viniese”, según afirma el cronista Pedro López de Ayala. En definitiva, hubieron de abandonar la ciudad del Tajo, encaminándose hacia la localidad de Toro. En septiembre de aquel año, 1355, las tropas de Pedro I pusieron cerco a Toro. Finalmente, a comienzos del año 1356, Fadrique, temeroso de las represalias que podía tomar contra ellos Pedro I, se reconcilió con su hermanastro, el rey de Castilla. No obstante, el monarca castellano, deseoso de eliminar a Fadrique, intentó asesinarlo, primero en Tordesillas, en el año 1356, y más tarde en Ágreda, en 1357.
     Fadrique, ignorante de los tendenciosos deseos de su hermanastro Pedro I, llegó a la ciudad de Sevilla a finales de mayo del año 1358. Hay indicios de que María de Padilla pretendió advertirle de los peligros que corría, aunque Fadrique no se dio cuenta. Este hecho lo señaló el cronista López de Ayala, al indicar que María de Padilla, al ver a Fadrique, “fizo tan triste cara, ca todos lo podrían entender, ca ella era dueña muy buena, é de buen seso, é non se pagaba de las cosas que el Rey facía, e pesábale mucho de la muerte que era ordenada de dar al Maestre”.
     Finalmente, el día 29 de mayo del año 1358, unos ballesteros de Pedro I dieron muerte sin piedad, en el alcázar de la ciudad de Sevilla, al hermanastro del Monarca. El ballestero mayor del rey Pedro I, Pedro López de Padilla, sujetó a Fadrique, para que los otros ballesteros, Juan Diente, Garcí Díaz de Albarracín, Rodrigo Pérez de Castro y Nuño Fernández de Roa acabaran con él a golpes de maza. Según la versión ofrecida por López de Ayala, uno de los ballesteros, llamado Nuño Fernández de Roa, “llegó al Maestre edióle un golpe de la maza en la cabeza, en guisa que cayó en tierra; é estonce llegaron los otros Ballesteros, e firiéronle todos”. Poco tiempo después, viendo que Fadrique aún no había fallecido, “sacó el Rey una broncha que tenía en la cinta, e diola á un mozo de su cámara, é fízole matar”. Pero lo más sorprendente, según la visión que ha transmitido el cronista Pedro López de Ayala, fue el hecho de que Pedro I se puso a comer tranquilamente ante el cuerpo sin vida de su hermanastro: “E desque esto fue fecho, aséntose el Rey á comer donde el Maestre yacía muerto en una quadra que dicen de los Azulejos, que es en el Alcázar”.
     Aparte del maestre de la Orden de Santiago, Pedro I ordenó matar en esas fechas a otros individuos que habían participado en la revuelta nobiliaria contra su causa. Sin duda, aquélla fue una terrorífica escena, en la que se han basado muchos historiadores para tildar a Pedro I de sádico o, de acuerdo con el apodo que se ha utilizado tradicionalmente, de cruel. Los restos mortales de Fadrique se encuentran depositados en la cripta de la capilla real de la catedral de Sevilla (Julio Valdeón Baruque, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Don Fadrique, al detalle:
Edificio calle Don Fadrique, 15
Edificio calle Don Fadrique, 17
Edificio calle Don Fadrique, 23
antiguo Hospicio Municipal San Fernando

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