Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Teodosio, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 11 de enero, es el aniversario del nacimiento (11 de enero de 347) de Teodosio, emperador romano, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Teodosio, de Sevilla.
La calle Teodosio es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de San Vicente, y San Lorenzo, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de la calle Jesús de la Veracruz, con la calle Baños, a la calle Guadalquivir.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Desde comienzos del s. XV y probablemente antes, fue conocida como Calderería, porque allí se concentraban los artesanos de este oficio; en el plano de Olavide (1771) también aparece con esta denominación. Con posterioridad a esta focha se dividió en cuatro tramos que fueron conocidos por Calderería de San Vicente, hasta la actual Juan Rabadán; Calderería de San Lorenzo, hasta Alcoy y Marqués de la Mina; San Diego, hasta Santa Ana y, por último, Azacanes, hasta el final. Este último topónimo refiere, al decir de Matute, a un corral donde vivían aguadores y mozos de carga. En la reforma del callejero de 1845 se unificaron todos ellos bajo el rótulo de Teodosio (h. 347-375), emperador romano cuyo nacimiento se relaciona con Itálica. En la esquina de Baños se encuentra un rótulo de la época de Olavide con el texto "calle de la Carderería de San Vicente" (lamentablemente desaparecido).
Rectilínea y de regular anchura en algún tramo, forma parte de los ejes longitudinales del sistema vial en cuadricula característico del barrio de San Lorenzo, ligado al poblamiento cristiano. Hacia mediados del s. XIX existió el proyecto de actuación urbanística en las calles Jesús y Teodosio, lo que hubiera generado una de las vías más largas de la ciudad. Hay referencias documentales de que estuvo empedrada desde el s. XVI hasta finales del s XIX, en que fue adoquinada y dotada de aceras de asfalto. En la actualidad está asfaltada y las aceras son de losetas de cemento. Se ilumina con farolas de brazo de fundición adosadas a la pared. El caserío estuvo formado hasta muy recientemente por viviendas unifamiliares de dos y tres plantas que han sido sustituidas, en muchos casos, por bloques de viviendas con patios interiores de distribución. En las fachadas predominan los balcones. En la actualidad ha sido remodelada la casa núm. 83, que correspondía a un corral de vecinos de grandes dimensiones. Son dignas de mención la casa núm. 21, del XIX, y la núm. 53, de tipo popular, de dos plantas y ático con arcos de medio punto. Tiene funciones predominantemente residenciales, con escaso comercio y una alta concentración de consultas de médicos, que han disminuido en los últimos años. Hacia la segunda mitad del s. XIX y hasta 1872, funcionó una fábrica de harina movida por caldera de vapor que tuvo que ser trasladada por las molestias que ocasionaba al vecindario. En 1883 se instaló una escuela para impartir clases "de leer y escribir". J. Romero Murube (Sevilla en los labios) refiere la existencia en esta calle de uno de los pocos huertos en el interior de la ciudad, dedicado al cultivo de flores y plantas medicinales.
En la casa núm. 44 vivió el arquitecto, arqueólogo y escritor Demetrio de los Ríos, y nació el poeta Eduardo de los Ríos, hecho este último que recuerda un azulejo colocado por la tertulia Noches del Baratillo (lamentablemente desaparecido). Es una vía que estuvo estrechamente ligada al Gran Poder que, al decir de Chaves Nogales. "hace pesar su poderío..." sobre ella. Romero Murube la consideró "calle sin pareja en el mundo, gracias a un alto muro blanco de cal y verdes trepadoras coronado por el sueño y la estática armonía de unas palmeras..." refiriéndose, sin duda, a la tapia del jardín de la casa de los Bucarelli (ABC, 26-III-1957). La prensa del pasado siglo se hacía eco, con frecuencia, de las roturas de cristales de los cierros que provocaban las pandillas de niños que jugaban con piedras. Refiere el periódico La Andalucía (30-VII-1858) que "en una casa de vecindad", con ocasión de una boda, hubo "festejo, baile y canto del país", expresión que aludía al flamenco, que todavía no era conocido con esta denominación [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Teodosio, 21. Casa de dos plantas y azotea, del siglo XIX.
Teodosio, 53. Casa de tipo popular, de dos plantas Y ático con vanos de medio punto separados por pilastras [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Teodosio, Flavius Theodosius. (Coca, antes Cauca, Segovia, 11 de enero de 347 – Milán, antes Mediolanum, Italia, 17 de enero de 395). Emperador de Roma (379-395).
Nació en el seno de una familia hispana rica. Su padre, Flavio Teodosio, había desempeñado altos cargos militares en el Imperio Romano; el nombre de Teodosio sugiere que era cristiano. El padre del futuro Emperador alcanzó gran prestigio en la guerra de Britania, entre los años 367 y 368, después, el emperador Valentiniano I le nombró jefe de la Caballería romana; en el año 373 se le envió con plenos poderes al norte de África para dirigir la contienda contra Firmus entre los años 373 y 375 (Ammiano Marcelino, Historia, 29, 5, 6). En el año 374 su hijo Teodosio, el futuro Emperador, que tenía veintisiete años, era responsable militar (dux) de la provincia romana de Moesia, en la que alcanzó una gran victoria sobre la tribu bárbara de los sármatas. A la muerte de Valentiniano I, acaecida en el año 375, ambos, el padre y el hijo, debido a las intrigas de la Corte, cuyo carácter se ignora, fueron marginados. Por acusaciones desconocidas, Teodosio padre fue acusado, arrestado y ejecutado en Cartago (invierno del 375/376), capital de la riquísima provincia del África Proconsular.
Se desconoce si el sucesor de Valentiniano I, su hijo Graciano, intervino en la prisión y muerte de Teodosio. Con esta muerte, Teodosio vio truncada su carrera militar y política, y se retiró a sus fincas que se encontraban en su ciudad natal, Coca. Se retiró voluntariamente de toda actividad pública. Muy probablemente se dedicó a la caza, a la agricultura y a la ganadería, principalmente de caballos. Las fincas eran trabajadas por colonos.
En el año 378 el Imperio Romano sufrió una de las mayores catástrofes de su historia, sólo comparada a las victorias de Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica en Italia. Valente, emperador de Oriente, al frente del Ejército, fue derrotado en el año 378 junto a Adrianópolis, a veinte kilómetros de la capital del Imperio, Constantinopla, por los visigodos que habían cruzado el Danubio, que era la frontera del Imperio Romano con el mundo bárbaro. Los visigodos se dedicaron a saquear los Balcanes, pero no tomaron Constantinopla, que estaba desguarnecida. Graciano, ante tan catastrófica situación, llamó a Teodosio y le puso al frente del derrotado ejército romano. Teodosio, con gran rapidez salvó la situación, lo que le valió que Graciano determinara compartir el poder con él, le entregó el gobierno de la parte Oriental del Imperio, y en el año 379 le proclamó Emperador, después de sus primeros triunfos militares.
Teodosio entró en Constantinopla en el año 380, y residió en la capital hasta su muerte. Sólo la abandonó momentáneamente por razones militares. Amuralló la ciudad, instaló en la ciudad la Corte y equiparó al obispo de la capital al de Roma. Con esta política echó las bases de lo que sería el Imperio Bizantino, y la identificación entre cristianismo y romanidad. Teodosio pensó desde el primer momento convertir al cristianismo seguidor del credo del Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, en la única religión oficial y en la única del Imperio, tarea no fácil, pues los emperadores cristianos del siglo IV, unos como Constantino II y Valente, habían sido de tendencia arriana, y otros, como Graciano, fieles al credo de Nicea. Las luchas cristológicas fueron muy vivas en el siglo IV. El Concilio de Nicea no solucionó las disputas en torno a Cristo en sus relaciones con su Padre, sino que las enconó. Constantino y sus sucesores intentaron imponer por la fuerza algunas de las fórmulas de fe en discusión. Occidente seguía el credo de Nicea. Ello movió a Teodosio a imponer este credo como única religión dentro del Imperio y como religión estatal. Teodosio demostró una gran visión política al unificar religiosamente al Imperio.
La religión era un componente esencial del Estado Romano. Teodosio fue intolerante en materia religiosa, no sólo dentro del cristianismo. Desde el primer momento de su gobierno dictó algunas leyes contra el paganismo. La primera medida, del 379, fue precisar los deberes del gran sacerdote que presidía los juegos olímpicos de Alejandría. Al año siguiente, 380 (C. Th. XVI. 1. 2) descubrió sus planes en materia religiosa, con un edicto según el cual sólo se llamaban cristianos católicos a los seguidores de la doctrina de Pedro, del obispo de Roma, Dámaso, y de Pedro, obispo de Alejandría, sobre la Santísima Trinidad. Los otros cristianos eran herejes y estaban infamados. Sus lugares de reunión no se podían llamar iglesias. En este edicto se condenó tajantemente el arrianismo.
En otro edicto (C. Th. XVI. 2. 25) se define el crimen de sacrilegio. Se ha pensado que estos dos edictos estuvieron inspirados por Dámaso. Este mismo año de 380 expulsó de Constantinopla al obispo arriano Demófilo, obispo desde los tiempos del emperador arriano Valente. Repuso en la sede de Constantinopla a Gregorio de Nacianzo, elegido obispo por los ortodoxos. En el 381 remachó esta condena del arrianismo (C. Th. XVI. 5. 5). Este edicto resumió el credo de Nicea. Las iglesias de los herejes debían entregarse a los seguidores del credo de Nicea. Se les debía arrojar de las ciudades. Teodosio endureció la legislación. En el 381 (C. Th. XVI. 7. 7) quitó el derecho de hacer testamento a los cristianos apóstatas.
Este mismo año, 381, un edicto de Teodosio confiscaba los bienes de los maniqueos, condenados en el 297 por Diocleciano y en el 372 por infamia, por el propio Teodosio. En el 382 agravó las penas contra los maniqueos y contra encratitas fundados por el apologista Taciano, discípulo de Justino, que se caracterizaban por rechazar el matrimonio como adulterio, por condenar la comida de carnes y por sustituir el vino por agua en la eucaristía.
En la primavera del 381, Teodosio convocó el Concilio de Constantinopla contra la herejía de Macedonio, según la cual el Espíritu Santo había sido creado.
Se precisó la organización eclesiástica calcada en la civil desde Constantino. En el 383 reunió un segundo concilio que condenó todos los credos, salvo el de Nicea. Después del Concilio de Constantinopla confiscó por edicto las iglesias de los arrianos, de los eunomianos partidarios del obispo arriano de Antioquía, Aecio, y de los anomeos (C. Th. XVI. 5. 8).
Para todas estas disposiciones no tenía el Emperador autoridad ni preparación. Teodosio legisló continuamente contra todo tipo de herejías y apóstatas. Todos estos edictos prueban que era un fanático religioso.
En el año 381 prohibió hacer sacrificios durante el día y la noche para conocer el futuro y visitar los templos con este fin (C. Th. XVI. 10. 7). En los años 384 y 388 reforzó las disposiciones contra los herejes confiscando sus lugares de culto y prohibiendo todo tipo de propaganda (C. Th. XVI. 5. 12).
En el 389 prohibió a los judíos tener esclavos cristianos, y en el 388 castigó como adulterios los matrimonios entre judíos y cristianos, y con pena de muerte a los que consultasen las entrañas de las víctimas. En el año 391 prohibió terminantemente sacrificar víctimas; los gobernadores que no aplicaran esta ley, serían condenados con grandes multas en oro y plata (C. Th. XVI. 10. 10). Esta ley fue la muerte del paganismo.
Este mismo año, otro edicto dirigido al gobernador de Egipto, dio como resultado el cierre del famoso Serapeo de Alejandría, destruyéndose la estatua del dios, obra atribuida al famoso escultor Briaxis.
En el año 391 liquidó la religión pagana. En el 392 condenó todo tipo de sacrificio. Se penalizó a los propietarios que no cumplieran las disposiciones. Los curiales debían denunciar estos cultos, y los gobernadores castigarlos. Los negligentes serían castigados con multas de treinta libras de oro. Estas medidas eran una verdadera inquisición. La política religiosa de Teodosio unificó totalmente la Iglesia y el Imperio.
Prohibió toda manifestación de los cultos. Con estas disposiciones siguió una política religiosa totalmente diferente a la de los emperadores paganos y cristianos anteriores a él, política que se caracterizaba por la tolerancia religiosa. A finales del siglo IV, el cristianismo se había impuesto en amplias zonas del Imperio. El paganismo estaba en franca decadencia.
Los intentos del emperador Juliano (361-363) de revitalizar la religión pagana terminaron en un estruendoso fracaso. El cristianismo era la fuerza social emergente. Obispos y monjes habían alcanzado una gran fuerza en la sociedad y se habían convertido en líderes carismáticos.
En el aspecto militar, Teodosio tenía planteados dos grandes problemas: las guerras civiles y las usurpaciones del poder imperial.
En el año 388 Teodosio abandonó Constantinopla, por vez primera, con motivo de la secesión de Magno Máximo. Con este motivo tuvo un enfrentamiento con el poderoso y muy ambicioso obispo de Alejandría, Teófilo. En el alto Egipto vivía un asceta, Juan de Licópolis, líder carismático con gran prestigio como profeta. Había alcanzado una gran influencia ante Teodosio, lo que motivó las envidias de Teófilo. El obispo de Alejandría ante el inminente choque entre Magno Máximo y Teodosio, intentó atraerse al Emperador haciéndole creer que profetizaba su triunfo sobre el adversario, para lo que despachó a Teodosio y a su adversario sendas cartas felicitándoles de antemano su triunfo. El burdo plan de Teófilo se desenmascaró al caer las dos cartas en poder de un diácono de Roma, amigo del monje Isidoro, enviado por Teófilo con las cartas, de cuyo contenido se enteró Teodosio, que prefirió no chocar con el poderoso patriarca y mantenerse en buenas relaciones.
Teodosio tuvo otro enfrentamiento con el más poderoso obispo de Occidente, Ambrosio de Milán, hombre que había desempeñado altos cargos en la administración imperial. Derrotado Magno Máximo, Teodosio permaneció tres años en Milán, eclipsando la figura de Ambrosio, que en la guerra civil había seguido una postura ambigua, lo que era mal visto por Teodosio. Ambrosio esperó una situación propicia para humillar al Emperador en público y recuperar el prestigio perdido. Arrojó de la iglesia a Teodosio, que había acudido a misa; el Emperador respondió a esta actitud del obispo prohibiendo que se le informara de las libraciones del consistorio imperial. El enfrentamiento estalló en el año 390. Teodosio había publicado una ley contra la homosexualidad, muy probablemente sugerida por Ambrosio. Buterico, jefe de la Infantería en Tesalónica, en aplicación de esta ley, encarceló a un auriga del circo, muy popular en la ciudad. Estalló un gran tumulto en la ciudad, agravado por el odio del pueblo contra la guarnición compuesta por soldados bárbaros. Buterico fue asesinado en la revuelta. Al tener Teodosio noticia de lo sucedido, decidió dar un castigo ejemplar. Mandó asesinar a los congregados en el circo. Enseguida revocó la orden, que llegó a Tesalónica tarde: tres mil personas murieron. Ambrosio reaccionó contra el Emperador y le apartó de la comunión hasta que hiciese penitencia.
Teodosio cedió y pidió perdón públicamente en la Navidad del 390, vestido con saco de penitencia.
Teodosio era de carácter débil. Tomaba decisiones fatales, que a continuación revocaba, cuando ya era tarde, Este acontecimiento fue de enorme trascendencia para el futuro de las relaciones Iglesia-Estado, al reconocer públicamente el Emperador la existencia de otras leyes diferentes de las del Estado, que el Emperador debía obedecer, y el poder de los obispos para juzgar a los emperadores por actos públicos. El Estado se ponía a las órdenes de los obispos.
En el año 392 se produjo una nueva usurpación. El paganismo se resistió a desaparecer. El general franco Arbogasto controlaba al débil y joven Valentiniano II. Al parecer, fue responsable de la muerte del Emperador acaecida en el año 392. Arbogasto eligió para ocupar el poder imperial, ya que él por su origen bárbaro no podía hacerlo, a un profesor de retórica procedente de la Galia, Eugenio, que era un cristiano tibio.
Primero buscó apoyo en la nobleza senatorial, que en gran medida era pagana aún. Al no encontrarlo ni en Ambrosio ni en Teodosio; la nobleza senatorial pagana puso sus esperanzas en Eugenio. En el año 394, Teodosio, al frente de un poderoso ejército, marchó a las orillas del Danubio acompañado de su mejor general, Estilicón. Eugenio y Arbogasto, acompañados de Nicómaco Flaviano, senador de gran prestigio, jefe de la reacción pagana ante los avances del cristianismo, ocuparon los pasos de los Alpes entre Italia y el Ilírico. La guerra civil se convirtió en una verdadera guerra de religión. Ambos bandos hicieron una gran propaganda de su causa, apoyados en la religión.
La batalla definitiva se dio en el río Frigidus. El ejército de Teodosio estuvo a punto de ser derrotado. Un fuerte viento, que desordenó al ejército enemigo, dio la victoria a Teodosio, y fue considerada como victoria del cristianismo sobre el paganismo.
Ambrosio continuó humillando al Emperador con el pretexto de que sus manos estaban ensangrentadas. Le prohibió recibir los sacramentos hasta que perdonara a los vencidos. Teodosio acusó a Ambrosio de colaborar con Eugenio, al no moverse de Milán. El Emperador, una vez más, cedió ante Ambrosio.
Teodosio creó una nueva dinastía imperial. Su esposa, muerta en el 386, Elia Flavia Flaccila, pertenecía, como lo indica su nombre, a la vieja aristocracia hispana. María era esposa de Honorio y madre de Serena, sobrina predilecta del Emperador, casada con el mejor general del momento, Estilicón, y madre de Euquerio, los tan representados en el díptico de Monza. A Serena dedica el poeta Claudiano la Laus Serenae, el único poema de toda la literatura latina dedicado a una dama, llamada, sin ser emperatriz, la reina de Occidente. Teodosio adoptó a Serena al morir su padre; la llevó a la Corte y le dio una refinada cultura clásica y cristiana. Al morir en el 386 la emperatriz Flaccila, la encomendó a la regencia de su hijo Honorio. Claudiano informa que Serena tenía influencia sobre el inestable Teodosio. El poeta puntualiza que cada vez que Teodosio volvía a palacio oprimido por el peso de los cargos, abatido y lleno de una ira irreprimible, los hijos desaparecían de la presencia del padre, y su esposa Flaccila temía al esposo. La única que calmaba la indignación y le tranquilizaba con dulces palabras era Serena. Teodosio le confiaba sus secretos. Magníficamente el poeta Claudiano ha expresado algunos rasgos del carácter de Teodosio, como son que los asuntos públicos le oprimían y le abatían, que se dejaba llevar de la ira, que sus hijos y su esposa le temían en estas circunstancias, y que sólo su sobrina Serena le amansaba y era su confidente. El poeta justifica en su poema el estatus casi imperial que habían alcanzado en la Corte Serena y Estilicón, como tutores de Honorio.
Pronto estallarán las intrigas y Estilicón, Serena y su hijo Euquerio fueron asesinados. Sólo entonces Honorio fue un verdadero Augusto, como había sido nombrado por Teodosio en el testamento. Teodosio, muerta la emperatriz Flaccila, se vinculó con la familia imperial, como había hecho su protector Graciano al casarse con Constantia, la hija póstuma de Constancio II. Teodosio casó en segundas nupcias el año 387 con la joven Galla, hija del emperador Valentiniano I y de Justina. La esposa era arriana e hija de una arriana famosa en todo el Imperio, pero Teodosio, por razones políticas, prescindió de este hecho.
Con este matrimonio se emparentaba con la familia imperial y legitimaba la dinastía que fundaba, aunque el nombramiento de Teodosio había sido plenamente legítimo. El Emperador debía reforzar la imagen imperial para consolidar el poder y legitimar la nueva dinastía creada ante la Corte, el Ejército, los funcionarios de la administración, ante la Iglesia y ante los súbditos. Como Trajano, debía demostrar que era por sus cualidades el hombre más apto para gobernar el Imperio. Contó Teodosio con grandes panegiristas de su gobierno, que eran hábiles retóricos y conocían todos los recursos de la retórica para la propaganda.
Pacato en su conmemoración de la victoria imperial sobre el usurpador Magno Máximo ante el Senado de Roma, que todavía seguía siendo la institución más prestigiosa de Occidente, aunque había perdido su poder político, depositaria de la tradición, por lo que seguía siendo en su mayoría pagano y contrario a la política religiosa del Emperador, alaba las grandes cualidades de Teodosio, que restauró el orden del Imperio y devolvió a Roma su libertad. El Emperador estaba adornado de grandes cualidades morales, pues era austero en sus costumbres, frugal en la comida y casto en su conducta, respetuoso con las leyes de los antepasados y con los derechos humanos. Odiaba el derramamiento de sangre. En opinión de Pacato, debía Teodosio su encumbramiento al poder imperial a sus propios méritos. Los historiadores paganos, como Zósimo (4. 28) y Eunapio (frag. 46), tenían serias dudas de la moral de Teodosio. Es verdad que antes de subir al Trono imperial, había demostrado ser un hábil general, pero las victorias de su gobierno las habían alcanzado los excelentes generales con los que supo rodearse, como Estilicón. Su padre, aunque no estaba emparentado con la familia imperial, según el último gran historiador de finales de la Antigüedad, Amiano Marcelino (27. 29), era un buen general de gran prestigio. Esta ascendencia paliaba la ausencia de vínculos familiares con la familia imperial. Teodosio sentía una gran admiración por su padre. Al ser nombrado Augusto, rehabilitó su memoria, y sus retratos se incorporaron a los de la familia imperial, presidiendo los edificios públicos de las ciudades del Oriente. Prácticamente no se sabe nada de la madre, Termancia. Debió de ser una hispana rica. A ella dedicó, en el año 382, una inscripción, con ocasión de la visita de Teodosio a Roma, el prefecto de Roma, Ceionio Rufo Albino. Se la considera cabeza femenina de la dinastía teodosiana, madre y abuela de emperadores y esposa de un gran hombre. Fue olvidada completamente.
Otro procedimiento de propaganda imperial, que legitimaba la ascensión de Teodosio al poder imperial, era el parecido físico con el primer emperador hispano del Imperio Romano, Trajano. El Emperador propagaba este parecido, que muchos ponían en duda, creyéndolo sólo apoyado en antiguos escritos y en pinturas.
Teodosio, al morir en el año 395, dejó al frente del Imperio a sus dos hijos varones, tenidos de su primer matrimonio con Flaccila: Arcadio en Oriente y Honorio en Occidente, nombramiento que dividió en dos partes el Imperio, hasta entonces indiviso. El tercer hijo tenido en su segundo matrimonio con Gala, de nombre Graciano, había muerto siendo aún muy niño.
Este nombramiento de Teodosio a favor de sus dos hijos, se vio favorecido por varios acontecimientos. La dinastía valentiniana se había extinguido. Graciano murió en el 383, y Valentiniano II en el 392. Los usurpadores Magno Máximo y Eugenio fueron derrotados.
Teodosio, desde el primer momento de su subida al poder imperial debió pensar en instalar a su familia al frente del Imperio, aunque permaneciendo fiel a la dinastía que la había encumbrado. El preceptor de Arcadio, el retórico Temistio, y Gregorio de Nisa, proclamaron el destino imperial de los hijos de Teodosio.
Teodosio tomó pronto los medios para consolidar la dinastía imperial, que pretendía implantar. En el año 387, con motivo de los Quinquenalia del gobierno del Emperador, nombró a Arcadio, Augusto.
Teodosio impuso a su hijo los distintivos imperiales, la túnica de púrpura, la corona y el broche. El Ejército dio su beneplácito al celebrarse la ceremonia en el recinto imperial del Helodomón de Constantinopla.
Se acuñaron monedas con la leyenda Arcadio Augusto. Las monedas eran uno de los principales instrumentos del poder imperial, al circular por todo el Imperio. En el año 393 fue proclamado Augusto, Honorio, muerto ya el único heredero posible del Imperio, Valentiniano II. En el mismo año 383 Flaccila fue nombrada Augusta, siguiendo una antigua costumbre, que daba gran prestigio en la Corte, y la asociaba a su esposo.
Este nombramiento había caído en desuso desde Constantino. En las monedas la Emperatriz era representada con las insignias imperiales, y en el reverso le llamaba Salus rei publicae. La oración fúnebre de la Emperatriz corrió a cargo de Gregorio de Nisa. Señalaba el orador sagrado la identidad de criterios entre la Emperatriz y el Emperador. Ella debió de influir principalmente en los problemas religiosos. Los escritores eclesiásticos alaban su piedad. La segunda esposa del Emperador, Gala, fue marginada en la Corte, e incluso Arcadio la expulsó de la Corte una vez.
La conducta de Teodosio en el gobierno fue un tanto ambigua. Nombró prefecto del pretorio de Italia a un pagano eminente, Nicómaco Flaviano. Una ley prohibió a las mujeres ser diaconisas antes de cumplir los sesenta años; nombrar herederos a la Iglesia, a los pobres y a los monjes el vivir en las ciudades.
Estas disposiciones frenaban el poder eclesiástico. En el 391 nombró dos cónsules paganos, Símmaco, mortal enemigo de Ambrosio, y Tatiano.
Dos obras van unidas al nombre de Teodosio. La primera es la columna de Teodosio, erigida en la espina del hipódromo del Forum Tauri, fundación teodosiana del año 386. El obelisco lo trajo Juliano de Egipto. Se colocó en el 390 en una base rectangular decorada con relieves, que son los únicos restos conservados del arte de este tiempo. Los personajes están colocados en posición frontal. La familia imperial está representada dos veces, acompañada por un montón de personajes. También hay esculpidas escenas de circo y bárbaros suplicantes. En esta obra se detectan las manos de dos escultores diferentes.
La segunda obra es la fuente de plata descubierta en Almendralejo (Badajoz), hoy conservada en la Real Academia de la Historia en Madrid. En ella, tradicionalmente se ha creído que estaba representado el emperador Teodosio entronizado entre Valentiniano II y Arcadio. Según esta interpretación (José Ramón Mélida), la composición celebraría la decennalia del 11 de enero de 388. Según otros (Delbrück, Canto), se trataría de la quincedecennalia del 393, y los personajes representados junto a Teodosio serían sus hijos Arcadio y Honorio. Sin embargo, en 1996, J. Meischner propuso llevar la fecha por razones estilísticas hasta el año 421, ya que el arte del disco no encaja en el arte de tiempos de Teodosio I, sino con el de Teodosio II, cuando la Corte imperial se encontraba en Rávena. Los personajes representados serían Teodosio II, flanqueado por Valentiniano III y Honorio. Esta última tesis parece la más convincente.
España en época de Teodosio, disfrutó de un buen momento económico. Estaba cubierta de excelentes villas rústicas adornadas con magníficos mosaicos, muchos de ellos de temas mitológicos, como los de Baños de Valdearados (Burgos), Pedrosa de la Vega (Palencia), Carranque (Toledo) y otros muchos.
El conocimiento mitológico de los grandes latifundistas hispanos era grande. Estaban muy al tanto de las grandes corrientes artísticas que circulaban por el Imperio, incluso llegadas del Oriente. España continuaba aún siendo pagana en gran parte. Teodosio gobernó el Imperio apoyado en un clan hispano, que utilizó para desempeñar altos cargos en la administración.
La historiografía moderna ha sido más bien adversa a Teodosio. Ambrosio, en la oración fúnebre del Emperador, le fue favorable (José María Blázquez, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Edificio calle Teodosio, 21.
Edificio calle Teodosio, 53.
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