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martes, 9 de enero de 2024

Los principales monumentos (Arquitectura civil; plaza de la Paz; antiguo Convento de los Jesuitas; antigua Casa Cilla; Arquitectura bodeguera; Muralla medieval; Almona; Casa del Marqués de Casa Arizón; plaza de la Salle; plaza de los Cisnes y Paseo de la Calzada; Jardín histórico de Las Piletas; y Fuerte San Salvador) de la localidad de Sanlúcar de Barrameda (y VI), en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Arquitectura civil; plaza de la Paz; antiguo Convento de los Jesuitas; antigua Casa Cilla; Arquitectura bodeguera; Muralla medieval; Almona; Casa del Marqués de Casa Arizón; plaza de la Salle; plaza de los Cisnes y Paseo de la Calzada; Jardín histórico de Las Piletas; y Fuerte San Salvador) de la localidad de Sanlúcar de Barrameda (y VI), en la provincia de Cádiz.


Arquitectura civil doméstica
     Las calles aledañas al palacio Orleáns-Borbón son soporte de uno de los más destacados ámbitos de arquitectura civil doméstica del Barrio Alto. En este entorno perviven una serie de casas de los siglos XVII y XVIII, cuyas fachadas fueron reformadas en su mayoría durante el XIX según las ordenanzas academicistas. Este caserío se dis­tingue por la elegancia y sobriedad propias de la casa-patio del barroco sevillano. Siguiendo tales coordenadas, estas edificaciones se desarrollan en planta regular distribuyendo sus dependencias alrededor del patio principal, al que se suele agregar un segundo patio secundario y jardín.
     En ocasiones sobresale en el tejado la torre-mi­rador propia de las casas de cargadores a Indias, que en su mayor parte pertenecen al siglo XVII y se cubren con tejados a cuatro aguas, aunque también se localizan algunos ejemplos del tipo de sillón.
     Cerradas al exterior a través del recio portón, estas casas mantienen la tradición hispano-árabe de vivir hacia el patio interior, quedando cerradas hacia la calle por las altas tapias de los jardines. Divididas en dos plantas y, a veces, ático o soberao superior de menor altura, destaca la equilibrada composición de sus huecos en fachada, tratándose con mayor riqueza decorativa la puerta principal, cuyo balcón superior se suele cubrir con el tradicional guardapolvo de origen musulmán. La decoración se concentra en la portada, en ocasiones de sillería tallada, cuyo acceso queda enmarcado con molduras casi siem­pre quebradas, completándose la ornamentación con herrajes, barandillas y tornapuntas. En origen estas blancas fachadas estuvieron revestidas con pintura mural de motivos geométricos y vegetales, de la que se conservan algunos restos (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Plaza de la Paz
     Su origen se encuentra en el alcázar hispano­ árabe edificado en este lugar, por lo que se denominó plaza del Alcázar Viejo y luego plaza Alta o plaza de Arriba. Se convirtió en el centro cívico, comercial y festivo de la villa medieval. El prota­gonismo urbano quedaba avalado por su estratégica situación, prácticamente en el centro de las antiguas Puertas de la muralla. De ella partieron las principales calles cristianas y en su confluen­cia se levantaron los edificios más significativos, como la Iglesia Mayor, Palacio Ducal, Casa del Cabildo, Alhóndiga, Pósito, Cárcel o despachos de los escribanos. Actualmente la plaza conserva parte de su vieja fisonomía, conservándose la iglesia mayor, el palacio ducal, la amplia fachada almenada del reconstruido Pósito, edificado en 1736 y ampliado en 1753; y la academicista fachada de la Real Cárcel, reedificada en 1716 y reformada en el siglo XIX que hoy es conservatorio de música. Estos edificios siguen prestando cierta relevancia arquitectónica al antiguo cora­zón urbano de Sanlúcar (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

antiguo Convento de los Jesuitas
     Situado en la calle Luis de Eguílaz, se conserva la portada principal y los tres antiguos claustros. El conjunto de convento, iglesia y colegio fue realizado en 1717. Tras marcharse la comunidad jesuita, en 1767, el edificio tuvo diversos usos hasta que fue rehabilitado para viviendas en 1987. La iglesia, de nave rectangular, se mantuvo abierta al culto, pero durante la invasión francesa sufrió un incendio que provocó la pérdida de su cubierta principal, aunque se conserva la bóveda de la capilla sacramental, añadida en el lado de la epístola, siendo propiedad actual de Bodegas Barbadillo. La portada adintelada del convento está flanqueada por dobles columnas adosadas que reposan en elevado basamento y se corona con agudo entablamento sobre el que se abrió un balcón con posterioridad. El depurado claustro principal está configurado por dos cuerpos, formado el primero por arquerías de medio punto sobre esbeltas columnas de mármol blanco y cerrado el superior con balcones moldurados entre pilastras (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

antigua Casa Cilla (Bodegas Barbadillo)
     El Arzobispado edificó en 1782 esta nueva Casa de Diezmos. El edificio sirvió a su primer destino hasta que se abolieron los diezmos en 1841, siendo adquirida en 1939 por la empresa vinatera Barbadillo que instaló aquí su sede administrativa y bodegas. La edificación presenta planta casi rectangular distribuyéndose las dependencias en torno a dos patios. La fachada con portada adintelada se encuentra muy transformada.
     El amplio patio principal se configura en planta baja mediante arquerías de medio punto sobre columnas de mármol blanco, cerrándose el piso alto mediante balcones entre pilastras. En un lateral se sitúa una escalera monumental con azulejería de la época. También se conservan en planta alta unas armaduras de madera de lima bordón con lacerías estrelladas que parecen de un edificio anterior del siglo XVII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Arquitectura bodeguera
     El entorno próximo al castillo de Santiago presenta una fisonomía urbana caracterizada por el predominio de bodegas. Configurado en pa­ralelo a una época de auge comercial del vino, producido a mediados del siglo XIX, este frente bodeguero del Barrio Alto se extiende desde la calle Luis de Eguílaz hasta la Avenida de la Constitución, diseminándose hacia el interior. Estas bodegas se sitúan al filo de la barranca y se orientan hacia los vientos de poniente, necesarios para la crianza de la manzanilla de Sanlúcar.
     Algunas de estas bodegas se instalaron en antiguos edificios eclesiásticos desamortizados, como la capilla de los jesuitas, el convento de San Agustín o la Casa Cilla, aunque un buen número se construyó de nueva planta. Las bodegas que se insertan en la trama urbana del interior del Barrio Alto son muy pequeñas y más antiguas, de las llamadas moriscas, que se adosaron a las casas de los comerciantes durante el siglo XVII, situándose en algunos casos graneros en la plan­ta superior. En el siglo XVIII aparecen pequeñas bodegas exentas cuyas fachadas dibujan el perfil escalonado de las cubiertas, asemejándose a las iglesias mudéjares. Características del siglo XIX son las bodegas medianas, cuyo interior se estructura bien en dos naves mediante arquería central sobre pilares rectangulares, bien recayen­do la cubierta directamente sobre los pilares a través de una viga madre y zapatas de transición. Este sencillo módulo se multiplica en las bodegas más grandes que cuentan con múltiples naves hasta alcanzar las grandes proporciones de las bodegas llamadas «catedrales».
     Los rasgos arquitectónicos de las bodegas están en función de establecer un microclima interior de temperatura y humedad constantes. Se edifican altas y diáfanas naves, que pueden contener grandes volúmenes de aire, cuyas cubriciones son a dos aguas con viguería al interior y teja árabe al exterior. Los blancos y reflectantes paramentos se aperturan en su tercio superior con pequeñas ventanas  apaisadas que impiden la entrada del sol, al tiempo que permiten la aireación a través de celosías o esterones de esparto. En las fachadas principales se suelen abrir huecos de acceso de medio punto moldurados  y  un  frontón  superior cierra el ángulo de las cubiertas, en cuyo tímpano se sitúa un gran vano circular (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Muralla medieval
     En la calle Gitanos se conserva el único lienzo de la muralla  medieval que ha permanecido exento. El recinto murado fue construido por Guzmán el Bueno entre 1297 y 1309, el cual di­bujaba la forma de un polígono de cuatro lados casi rectangular. Con un perímetro total de unos 1.550 metros, poseía cuatro lienzos con torres y torreones y cuatro puertas. Todos los lados eran rectos, excepto el lienzo que miraba al mar si­tuado al filo de la barranca, que era el más largo y corría desde el Castillo de Santiago hasta la calle Almonte. Aún quedan restos de la muralla integrados en las casas del Barrio Alto. De las antiguas puertas sólo se conserva la Puerta de Rota, situada en la plaza de la Fuente Vieja. Aun­que muy reformada, se estructura mediante un gran arco de medio punto abierto en un muro de cantería irregular, coronándose en el centro con penacho lobulado y almenado piramidal (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     El recinto formaba un cuadrilátero en el que había cuatro puertas; la única que se conserva hoy día es la Puerta de Rota, por la que se bajaba a la Cuesta del Ganado.
     Debido a los ataques de los musulmanes a Sanlúcar, tanto por mar como tierra, D. Alonso Pérez de Guzmán dispuso la construcción de las nuevas murallas de la ciudad para resguardarla de estos ataques. Aunque no se sabe exactamente el año en que se ejecutó la obra, es probable que fuera en el siglo XII (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

La Almona
     La plaza de la Divina Pastora está protagonizada por esta antigua fábrica de jabón, que fue construida a finales del siglo XVII y ampliada en el siglo XVIII, siglo al que pertenece la crujía de fachada. Pertenecía a los Duques de Medina Sidonia, que la traspasaron en 1757 a la Casa de Medinaceli, hasta que se abolió este monopolio de la nobleza, vendiéndose en 1855 para bodegas. Es una de las pocas almonas andaluzas conservadas en su estructura original. Su amplia fachada presenta dos plantas donde se abren ventanas y balcones de forma simétrica, destacando la decoración geométrica de rombos y elipses de las pilastras que flanquean  la adintelada portada principal, presidida por escudo nobiliario. En el interior se conservan dos inte­resantes naves industriales donde se fabricaba el jabón, pues una tercera, del siglo XVII, ha sido demolida en 2002. Una de estas naves se cubre con armadura de madera a dos aguas que recae mediante encinchado en una arquería central de medio punto sobre sendos pilares rectangulares y cinchas de madera en los extremos; y la otra presenta planta rectangular y se cubre con bóvedas de cascarón, siendo ambas del siglo XVII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Casa del Marqués de Casa Arizón
     Situada entre las calles Divina Pastora y Banda de la Playa, este conjunto fue edificado por los Arizón, notable familia de cargadores a Indias. El abandonado recinto reviste una importancia excepcional por conservarse el conjunto completo de dependencias específicas de su doble vertiente residencial y comercial. La planta casi rectangular se organizó alrededor de un núcleo residencial del siglo XVII, al que se accede a través de la puerta del apeadero, estructurada mediante vano carpanel entre pilastras cajeadas que se corona con frontón curvo y roto donde se aloja el escudo de Arizón. En la crujías aledañas a la calle Banda Playa se ubicaban las bodegas, almacenes y demás dependencias propias del tráfico comercial.
     Estilísticamente, las dos zonas residenciales adoptan las trazas propias de las casas-palacio del barroco sevillano mediante cuatro crujías preferentes en torno a un patio central columnado. La fachada de la casa del siglo XVII ofrece una doble galería porticada con arcos de medio punto sobre pilares en el cuerpo inferior y arcos rebajados sobre pilares en el superior. La fachada de la casa edificada en 1730, abierta a la calle Divina Pastora, se resuelve en dos plantas y ático. En disposición simétrica se abren carce­leras en planta baja y cierros con balcón central en la superior, el cual recae sobre tornapuntas de forja. La portada adintelada está flanqueada con pilastras y clásico friso en el entablamento. El ornamental ático, de menor altura, se ordena mediante una sucesión de vanos de medio punto entre pilastras, situándose en las zonas intermedias decoración de dobles óculos ciegos elípticos y octogonales. Por encima del tejado sobresale una esbelta torre-mirador del tipo de sillón. Tanto el exterior de la torre como el ático y oratorio presentan decoración geométrica de lacería incisa en mortero bicolor almagra y blanco.
     Del interior destaca el espacioso zaguán con poyo lateral corrido y solería de ladrillo a sardinel; el portón de madera americana ricamente tallado en su cara interna; el brocal del pozo octogonal de mármol blanco y probable origen genovés; el mármol rojo de las columnas del patio; la escalera con barandilla salomónica y bóveda esquifada con yeserías de cartón recortado; y las formas conventuales de portajes y celosías. En la planta alta se sitúa un oratorio abovedado, que está totalmente pintado al fresco con iconografía de signo mariano y estilo rococó (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     Edificada entre el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del XVIII, el inmueble constituye el único conjunto urbano de la ciudad que contiene y conserva, tipológicamente, todos los elementos propios que configuraron las típicas casas de los cargadores de Indias y que, en líneas generales, responden a una doble funcionalidad: Residencia familiar y almacenaje. De autor desconocido, debió ser en el siglo XVIII cuando se edificaron, o al menos rehabilitaron en estilo barroco, las zonas más monumentales del conjunto arquitectónico.
     Arquitectónicamente, la Casa Arizón conjuga una superposición de elementos, que o responden a una unidad arquitectónica homogénea, sino que fueron el resultado de sucesivas ampliaciones, transformaciones y agregaciones, realizadas en el transcurso del tiempo, y que se traducen, entre otros, en la existencia de dos viviendas familiares y numerosos patios interiores, almacenes y bodegas.
     La casa tenía bien diferenciada la zona de vivienda y la de utilización comercial, ya que son perceptibles espacios funcionalmente distintos, dando pie a una disposición irregular; dos zonas de residencia entre las que se distribuyen espacios de almacén de bóvedas altas y arquerías. Esta disposición podría deberse a que las distintas partes que la integran no son contemporáneas. Las huellas de la función comercial de la casa son perceptibles incluso en las señales que ha dejado en el mármol el continuo trasiego de carretas. Además, dada la buena relación que existía entre los Arizón y la Corona, parte de la casa fue cedida para ser convertida en almacenes reales en tiempos de Felipe V. La construcción se remata con un mirador de perfecta orientación para divisar la llegada de las embarcaciones. 
     Desde principios de este siglo la casa de los Arizón comenzó a ser abandonada, por lo que a su función residencial se refiere. En la actualidad parte del edificio se encuentra alquilado para uso industrial y parte sigue conservando un uso residencial como vivienda veraniega. La Casa Arizón se distingue por conservar aún hoy la totalidad de las características de una casa de comerciante de Ultramar, contando con dependencias residenciales, de almacenaje, patios y mirador. La finca se compone de una serie de edificaciones agrupadas entre sí que constituyen el conjunto del inmueble, pudiéndose distinguir la edificación principal o zona destinada a la habitación de la familia, dependencias destinadas a almacenes y la zona de servicio. 
     La zona noble se desarrolla en torno a un patio cuadrado con galería circundante en planta baja y alta con arcos y columnas de mármol rojo en planta baja y balcones en planta alta. En una esquina de la galería se sitúa la escalera que comunica ambas plantas. Se accede al resto de las dependencias desde la galería situada en torno a ésta. También adosada a la galería se sitúa el torreón desde el que se divisa la llegada de los barcos. El sector destinado a almacenes se sitúa de forma opuesta con acceso desde la banda de la Playa, destacando una zona abovedada de gran altura en planta baja que se adosa a un segundo patio cuadrado con galería en ambas plantas, de arcos y columnas en la baja y balcones en la superior. De la fachada destaca la puerta principal con dos pilastras planas, con capitel dórico y amplio dintel moldurado sobre el que descansa un amplio balcón de la planta superior. Se completa con carceleras en planta primera, todas ellas protegidas como guardapolvos de madera y balcones con huecos de medio punto en planta segunda intercalándose con ojos de buey ochavados.
     La estructura portátil vertical se resuelve mediante muros de carga de espesores entre 60 y 70 centímetros ejecutados con ladrillo y tapial. Los forjados de madera con alfajías del mismo material y ladrillo portabla. La cubierta del patio es de azotea accediéndose desde la torre. El resto es de cubierta a dos aguas de teja árabe construida mediante cerchas de madera y tablazón. En la zona de los almacenes se emplean pilastras y bóvedas de aristas en piedra ostionera. La edificación se conserva con muy pocos cambios salvo la zona de almacenes que fue acondicionada para acuartelamiento de la guardia civil. Aparece la edificación principal como casa-palacio de magníficas proporciones y gran calidad de composición, aunque es de difícil percepción.
     El origen histórico de este inmueble aparece íntimamente ligado a la familia de los Arizón, pertenecientes a la burguesía comercial catalana que, a principios del siglo XVIII, se instaló en Sanlúcar de Barrameda para ejercer el comercio con las Indias.
     El propietario de esta casa pertenecía a una familia que procedía de Irlanda, de donde había huido por razones de índole religioso, y que se asentaría en Cataluña. Desde aquí el padre de Salvador Jacinto Arizón se trasladaría a Sanlúcar, iniciándose la presencia de una familia que jugó un papel importante en la vida comercial de la ciudad. La construcción de la casa se va a realizar sobre un solar que en esos momentos se encuentra más próximo al mar que en la actualidad y en una calle de denominación distinta, la acalle de la Bolsa. La amplísima superficie actual del edificio, de unos cinco mil metros cuadrados, es producto de una actuación en el entorno, ya que en su origen el solar se encontraba cruzado por una calle (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Plaza de la Salle (Plaza del Pradillo)
     Se formó delante de la antigua ermita de San Juan Bautista, transformada luego en iglesia de San Juan. En un edificio situado en uno de los ángulos de la plaza, se conserva la bóveda del altar mayor, fechable hacia 1615. Junto al anti­guo templo, haciendo esquina, existe una casa del siglo XVII, donde estuvo la Casa de Expósitos, en cuya fachada barroca se produce un efectista juego entre las molduras y frontones rectos que enmarcan los numerosos vanos. La fuente de mármol que centra la plaza fue donada por el Duque de Montpensier en 1858.
     El mayor protagonismo de este espacio urbano lo acapara la antigua casa de Moreda, que ocupa todo un frente de la plaza. Fue edificada en 1662 y reformada en el siglo XVIII. La amplia fachada se organiza en dos plantas y ático, abriéndose en las dos primeras una serie de vanos simétricos cerrados en su mayoría con rejas de forja, mientras que el ático está recorrido por una sucesión de balconcillos rebajados entre pilastras. Por la clasicista portada principal se accede al patio por una puerta lateral situada en el zaguán, el cual se articula mediante arquerías de medio punto sobre columnas de mármol blanco en el primer cuerpo y balcones entre pilastras en el segundo (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Plaza de los Cisnes y Paseo de la Calzada
     La Calzada es el paseo por excelencia de Sanlúcar y uno de los ámbitos urbanos más emblemáticos de la ciudad. Durante el primer tercio del siglo XX fue el centro de la vida veraniega. En el año 1794 se configuró como un paseo, pero la fisonomía actual deriva del ensanche realizado en 1901.
     De la época dorada de este paseo se conserva el antiguo Círculo Mercantil, rehabilitado como Oficina Municipal de Turismo; y el pequeño pa­bellón frontero conocido como «La Rifa», que fue edificado en el año 1929 para celebrar sorteos de beneficencia y está construido en ladrillo visto con decoración cerámica. Son dos huellas del importante arraigo que la estética regionalista tuvo en la ciudad.
     Además, en el frente izquierdo del paseo han pervivido algunas casonas de la época, entre las que cabe destacar las dos gemelas de tipo casticista edificadas en el año 1921 por Vicente Tra­ver y Tomás.
     El inicio del paseo de La Calzada está presidido por tres destacados edificios, ocupando uno de ellos el frente principal de la plaza de los Cis­nes. Se trata del antiguo hotel Los Cisnes, hoy rehabilitado para oficinas y apartamentos. En su exterior, de carácter romántico, se combinan los polícromos azulejos con los encajes que dibujan las rejerías decorativas de pretiles y balcones, acercándose ya a las formas modernistas.
     Aledaños a esta plaza y abriendo el paseo se encuentra una antigua villa edificada por Patricio Garvey en el año 1902, hoy oficinas municipales; y el actual Hotel Tartaneros, del año 1914 y corte modernista, en cuyas fachadas la decoración ce­rámica y la rica rejería se entreteje sobre el ritmo apilastrado que estructura el exterior, destacan­do los balcones esquineros, el pórtico de entrada y la terraza superior con pretiles abalaustrados (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Jardín histórico de Las Piletas
     En lugar próximo a la playa, este jardín tiene su origen en los preexistentes manantiales de aguas ferruginosas con propiedades medicinales. El conjunto dibuja una planta de cruz latina, en cuya cabecera semicircular se concentran los elementos más significativos. Las primeras obras de embellecimiento fueron realizadas en 1809 por el Duque de Osuna, quien patrocinó la formación del paseo y la construcción de la glorieta, centrada por un brocal de pozo y las tres estatuas neoclásicas de La Fama, Hipócrates y Galeno, junto a dos Pegasos desaparecidos. En los primeros años del siglo XX el Ayuntamiento concedió a Torcuato Luca de Tena la explotación de esta agua, quien edificó el pabellón alto que rodea a la glorieta con forma semicircular, al que se accede mediante un par de rampas escalonadas ubicadas en los laterales, cubriéndose el mirador con una pérgola de cerrajería decorada con motivos vegetales. También en esta época se colocaron los bancos en el paseo y se amplió la zona plantándose frondosos jardines y vegeta­ción autóctona de interés botánico (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     El jardín se sitúa a las afueras de la localidad, al abrigo de la Barranca del Espíritu Santo, en un entorno antiguamente poblado por huertos de mar o navazos, característicos de la zona. Su origen se encuentra en los manantiales de agua fresca que manan del lugar.
     Las características ambientales óptimas del paraje en que se encuentra motivaron que el Jardín de las Piletas adquiriesen una relevancia social importante en la localidad, convirtiéndose en lugar de paseo de la población de Sanlúcar a lo largo de los siglos XIX y XX.
     El jardín se sitúa al Este de la Barranca del Espíritu Santo, que se contempla como telón de fondo, poblado de vegetación, a la sencilla composición del conjunto. Éste se constituye como recinto cerrado desde la intervención que experimenta a inicios del siglo XX, y se inicia en un portal de acceso marcado por cuatro pilastras y rejas de fundición, desde el cual se aprecia una perspectiva del pequeño paseo que conduce a la glorieta final.
     Este paseo está bordeado por dos parterres poblados de arbustos y especies forales, y está marcado por la presencia de plátanos de gran porte a ambos lados, entre los cuales se colocan bancos de fundición que invitan a la contemplación del paisaje y los visitantes. El recorrido longitudinal culmina en una glorieta de trazado irregular, aunque próximo a la elipse, con dos niveles unidos por dos escalinatas simétricas a Norte y Sur.
     En esta glorieta se localiza la gran pilastra que preside el conjunto, sobre la cual se elevaba una estatua dedicada a la Fama, hoy ausente, a cuyos pies se encuentra el brocal de la fuente originaria. A ambos lados de este elemento central, otras dos pilastras que antaño sostenían sendas esculturas de Hipócrates y Galeno, también hoy desaparecidas. 
     En la trasera de la pilastra principal, y aprovechando el desnivel de terreno, una galería cubierta por un emparrado sostenido por una estructura de fundición ofrece un lugar apartado para la reflexión. Este recorrido a dos niveles que circunda el espacio de la glorieta está marcado por muros bajos de mampuestos de piedra ostionera sin desbastar, que le confieren un aspecto pintoresco.
     La reforma que desde 2010 se ejecuta en el Jardín tiene como objeto sustituir la pavimentación de albero compactado original por un solado de ladrillo de barro cocido, así como la introducción de una fuente longitudinal en el paseo y la dotación de iluminación al conjunto.
     El origen del jardín se sitúa en el año 1809, cuando el Duque de Osuna ordena la construcción de la glorieta y el paseo de acceso al conjunto, para marcar la primera fuente del manantial conocida como "Las Piletas Viejas". En 1862 tuvo lugar el descubrimiento de un nuevo manantial, conocido como "Pozo Escolapio".
     La mayor transformación del conjunto hasta nuestros días tuvo lugar a inicios del siglo XX, cuando Torcuato Luca de Tena, que había obtenido del Ayuntamiento de Sanlúcar la cesión del jardín, incorporó el recorrido elevado de la glorieta, así como el ajardinamiento del paseo de acceso. También se ordenó la construcción de una lápida sobre el tercer manantial descubierto en el lugar, que fue bautizado como "San Fernando"
     Tras años de abandono y descuido, el jardín se encuentra en proceso de reformas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Fuerte de San Salvador
     Un poco más allá de Bajo de Guía, en el camino de Bonanza, se encuentra esta fortaleza semienterrada bajo las dunas litorales. Fue edificado en 1627 por orden de Felipe II, y sus trazas corrieron a cargo de Juseppe Gómez de Mendo­za, ingeniero real y maestro mayor de las fortificaciones de Cádiz.
     El fuerte pasó a la Corona en 1645, aunque quedó abandonado poco después de su construc­ción por resultar pequeño para cumplir sus fun­ciones, pues no podía contener más que cuatro piezas de artillería. El edificio tiene planta rectangular abaluartada con terraplén y cañoneras, situándose en los vértices de los baluartes traseros sendas garitas de sillería cubiertas con bóvedas semiesféricas de ladrillo.
     La puerta de entrada se ubica en la retaguardia hallándose actualmente cubierta por las dunas. El revestimiento de mortero exterior presenta decoración de esgrafiados geométricos y otras diversas figuras (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     Se compone de un cuadrado, y por el frente del río está abaluartado con terraplen, cañoneras, y en el interior cuerpo de guardia, repuesto y almacenes. Es de piedra de sillería, pero demasiado pequeño para el objetivo con que se hizo, por no poder contener más que cuatro piezas.
     Para la defensa del puerto de Bonanza mandó, en el año 1627, el VIII Duque de Medina Sidonia, D. Manuel Guzmán el Bueno, construir este castillo en la playa (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Arquitectura civil; plaza de la Paz; antiguo Convento de los Jesuitas; antigua Casa Cilla; Arquitectura bodeguera; Muralla medieval; Almona; Casa del Marqués de Casa Arizón; plaza de la Salle; plaza de los Cisnes y Paseo de la Calzada; Jardín histórico de Las Piletas; y Fuerte San Salvador) de la localidad de Sanlúcar de Barrameda (y VI), en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.

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