Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia del Convento de las Concepcionistas; Arco de la Segur; Iglesia del Divino Salvador; Casa-Palacio del Marqués de Tamarón; Arco de la Villa; Casa del Mayorazgo; Arco de Sancho IV; Santuario de Nuestra Señora de la Oliva; Plaza de España; Iglesia del Rosario; Convento de San Francisco; Convento de Nuestra Señora de las Mercedes; Ermita de San Miguel; Cilla Vieja; Urbanismo y Arquitectura Civil; y Fundación NMAC) de la localidad de Vejer de la Frontera (y II), en la provincia de Cádiz.
Juan Amaya y su mujer Beatriz de Villavicencio fundaron en 1558 el único convento situado a intramuros de la población. Originalmente estuvo habitado por los franciscanos, que en 1578 se trasladaron a la casa que habían fundado en las afueras de la ciudad, junto a la Puerta de la Segur. Desde entonces estuvo habitado por monjas concepcionistas calzadas que permanecieron allí hasta la desamortización de 1835.
A partir de entonces el edificio sufrió múltiples avatares de modo que en la actualidad se han perdido todas las dependencias conventuales y parte importante del templo, aunque una reciente restauración lo ha recuperado para uso cultural.
La iglesia tiene planta de tipo de cajón con una sola nave dividida en tres tramos por fajas a modo de pilastras sobre las que discurre el entablamento y donde apoyaban los arcos fajones de una bóveda de medio cañón actualmente perdida. En el primer tramo se disponía el coro en alto apoyado en bóveda rebajada y en los siguientes se abrían arcos para alojar pequeñas capillas, excepto en el segundo de la nave del evangelio, ya que allí se sitúa la puerta lateral. El presbiterio constituye un espacio cuadrangular bien diferenciado cubierto con bóveda vaída de menor altura que el cañón de la nave, cuyo arco toral tiene intradós casetonado y apoya sobre fajas apilastradas con grandes escudos bajo el entablamento. En el subsuelo se ubica la cripta de los fundadores y junto a ella la de los franciscanos. La primera es un pequeño espacio rectangular abovedado que aún conserva buena parte de la decoración al fresco desarrollada en torno a un calvario que preside el conjunto. Por su muros discurre una inscripción enmarcada por el cordón franciscano que la fecha en 1562.
Las fachadas son muy sencillas. En la principal se dispone una portada de cantería cuyo vano de medio punto va flanqueado por pilastras cajeadas con capiteles de inspiración jónica sobre las que apoya un frontón triangular con pequeña hornacina en su tímpano. La fachada lateral tuvo que ser reforzada tras el terremoto de 1773 ya que el convento fue una de los edificios que sufrió más daños. Fue entonces cuando se construyeron los arcos de refuerzo sobre la calle que constituyen hoy una de las imágenes más representativas de la población. Según consta en una inscripción las bóvedas se cerraron en 1567 y en esas fechas el arquitecto de más renombre que trabajó en la zona fue Francisco Rodríguez Cumplido, con quien se puede relacionar las trazas de este templo (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Se trata de una iglesia de las llamadas de "cajón" de una sola nave. Sus medidas son 11,40 de ancho por 29,30 de largo.
La nave se cubre con bóveda de cañón, dividida en tres tramos reforzados por arcos fajones. La separación con la capilla mayor se efectúa a través del arco toral. Los arcos fajones y toral arrancan de pilastras de sección rectangular. La capilla mayor se cubre con una cúpula semiesférica o de "media naranja" sobre pechinas. Una cornisa simple recorre la nave y marca la separación entre el muro y la bóveda de cañón. La cornisa sobre friso estriado marca la separación, en la capilla mayor, entre el muro y la bóveda de media naranja. En el arranque del arco toral, bajo el capitel de sendas pilastras se encuentran los escudos en piedra del fundador D. Juan de Amaya, orlados por cordones franciscanos. Por los restos que se conservan, el arco toral presentaba decoración de casetones con rosetones labrados en las dovelas.
Está construida con sillares y mampuestos de roca caliza en la portada y muros. Existen restos de ladrillos en las bóvedas de las criptas (rosca de ladrillos) y en las pechinas de la bóveda del coro: se conserva el can de arranque del arco carpanel del lado del Evangelio.
La portada principal de estilo renacentista, se halla situada a los pies del templo. La fachada se resuelve en un vano de medio punto entre dos pilastras de fuste rehundido y decorados con rosetones y un capitel compuesto. Sobre los capiteles un entablamento sobre el que se halla un frontón con una hornacina en su parte superior. Se encuentra en mal estado por meteorización de sus sillares de piedra caliza.
Capillas del Evangelio: Inicialmente aparecen tres capillas. La capilla central fue transformada en puerta, una vez se produjo la modificación del sotocoro en locutorio y se clausuró la puerta principal, hacia 1600.
Sobre la puerta lateral existe una gran hornacina con muestras de mechinales a sus pies que denotan la existencia de un volado o balcón. Se trata de la tribuna que el fundador realizó en la Iglesia comunicada mediante un pasadizo volado con su vivienda en la casa contigua.
Capillas de la Epístola: Existen dos capillas, una de ellas conserva la venera de yeso. En el sotocoro aparece una especie de capilla abocinada que podía haber servido de conexión y de paso hacia el claustro del convento. Es una hipótesis plausible, dado que el sotocoro fue convertido en el locutorio de la comunidad de religiosas, poco después de su ocupación en 1584.
El sotocoro o coro bajo fue convertido en locutorio de la comunidad concepcionista a partir de 1600. Comunicaba con el claustro "grande". Bajo el sotocoro se encontraba la cripta de la comunidad religiosa. Sobre el coro bajo o locutorio se situaba el coro alto sobre un amplio arco carpanel del que hoy se conserva su arranque.
La cripta de los fundadores se encuentra bajo el presbiterio. Se trata de una construcción realizada en rosca de ladrillos.
Conserva pinturas parietales. Se destaca en el testero un Gólgota con inscripciones latinas relativas a los "novissima".
La cripta de los franciscanos: se accedía a través de una escalera de piedra labrada a la altura del centro del arco toral.
Sus paredes son de piedra y se cubre con una bóveda de rosca de ladrillos. No se conservaba en ella vestigio de que fuera utilizada por los franciscanos, debido al abandono del convento poco tiempo después de habitarlo. Aunque hoy aparece conectado a la cripta de los fundadores, originalmente debía hallarse separada por una pared de piedra.
La cripta de las monjas concepcionistas, es mayores dimensiones, pues ocupa todo el espacio del sotocoro. Una parte se halla labrada en la propia laja sobre la que se construye el edificio (frontal de levante). Como las demás criptas se cubre con bóveda de rosca de ladrillos. Aunque durante su restauración se cubrieron, existían cavados en sus paredes este, norte y sur hasta unos 18 nichos. En el centro se hallaba un osario.
El edificio fue restaurado entre 1993-94. A la antigua iglesia le faltaba toda la cubierta y aproximadamente unos dos metros de altura de muro en todo su perímetro. Se le subieron las paredes y se realizó una bóveda de cañón con materiales modernos (hierro, hormigón de cemento, ladrillo) y se revistió con láminas de madera. La bóveda del altar mayor se cubrió con una cúpula semiesférica al exterior del mismo material. Por dentro simula una bóveda de aristas, aunque la bóveda original fuera de media naranja.
En una excavación arqueológica realizada previa a la restauración y rehabilitación de este antiguo templo, en 1990, se han documentado estructuras de habitación que se podrían adscribir a la cultura turdetana (s. IV a. de C.) y cerámica griega ática de la misma época. Los niveles de ocupación del poblado ibérico son ininterrumpidos hasta la presencia de cerámica romana de los siglos II y I a. de C. E incluso material cerámico del s. I d.C., conviviendo, ánforas romanas con recipientes de tradición ibérica.
La Iglesia y convento de la Purísima Concepción fue mandado edificar por D. Juan de Amaya El Viejo y su mujer Dª Beatriz de Villavicencio para enterramiento propio, en 1552. En un principio fue destinado a frailes franciscanos de la Observancia. Poco antes del fallecimiento del fundador, después de ciertas diferencias entre éste y los frailes, el convento es abandonado por la primitiva comunidad franciscana.
En 1584, después del fallecimiento del fundador, se acuerda que el convento sea ocupado por monjas concepcionistas, religiosas franciscanas igualmente, si bien se decide que se someta a la jurisdicción del ordinario.
Hacia 1618 aparecen los primeros fallos en el muro del presbiterio del edificio como consecuencia del empuje de la bóveda de la capilla mayor por una falla en la cimentación del muro, sobre la muralla de la ciudad. El terremoto local de 1773 ocasiona graves daños a la iglesia: se cuartea la bóveda de la capilla mayor y se agrieta y amenaza ruina el muro del Evangelio. Se construyen en la calle Judería cuatro arcos para soporte del muro y de la bóveda de la capilla mayor.
El convento concepcionista fue clausurado en 1835. Por la ley de desamortización el edificio fue vendido en la década de 1870. En 1930 se derriba la bóveda de media naranja por el peligro de desplome, así como la espadaña que daba a la C/ Ramón y Cajal. El edificio adquirido por Dª Pastora Castrillón por estas fechas, ha sido donado al pueblo de Vejer por Dª Luisa Castrillón Ortega, en 1996.
Se emplea desde su donación y restauración como Centro Municipal de actividades culturales (Sala de conferencias, conciertos, exposiciones, etc.) (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Esta puerta perteneciente al conjunto defensivo del baluarte de la Segur debió ser edificada o restaurada profundamente entre 1475-1480 por el segundo duque de Medina Sidonia D. Enrique de Guzmán. Era conocida hasta el S. XVII como la Puerta de la Villa, ya que durante los siglos medievales y principios de la era moderna debió ser la puerta principal del recinto amurallado.
La puerta presenta un grueso de más de tres metros y se halla reforzada por el torreón cilíndrico de la corredera por su lado norte y por una pequeña torre cuadrada por el lado sur. Desde el interior del Bar Joplin aún se aprecia la escalera (hoy truncada) que conducía al adarve y a la cámara del torreón cilíndrico de la Corredera que debían estar al mismo nivel. Desde este nivel del adarve, el paso de ronda conectaba, a través de una escalera cuyos peldaños de cantería de traza gótica son visibles por la cara de poniente, con la pequeña torre cuadrada que enmarca y defiende la Puerta de la Segur. Por la cara de levante la puerta, con un arco de medio punto en su origen, presentaba un alfiz labrado en la piedra con una composición simétrica de símbolos y escudos de armas. En el lado izquierdo, entre el alfiz y el arco, aparecen el escudo de los Mendoza y sobre éste una segur (de donde deriva el nombre de la puerta) En el lateral derecho (hoy desaparecido o sepultado por la vivienda contigua) se hallaban el escudo de armas de los Guzmanes y otra segur enfrentada. Los escudos de armas responden a los del Duque D. Enrique de Guzmán y al de su esposa Dª. Leonor de Mendoza. La doble segur adoptada como símbolo propio por el duque D. Enrique de Guzmán, al margen de otras consideraciones, puede relacionarse con el poder señorial y las facultades otorgadas por la Corona a la Casa de Medina Sidonia.
El arco que debía ser de medio punto por la cara de levante ha sufrido modificaciones y amputaciones. Ya en la década de los años veinte y a finales de los años treinta del siglo pasado se rompió el medio punto para el paso de camiones. Se hicieron obras de restauración importantes en la década de los setenta, a la par que se restituyó la pequeña torre cuadrada que enmarca la puerta y se eliminaron adosados. Sería viable un intento de restitución de la puerta original y de todo el conjunto (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Según la tradición, la parroquia del Salvador se asienta sobre el emplazamiento de la mezquita musulmana, en uno de los recodos de la muralla, junto al Arco de la Segur. Es evidente que su fábrica actual responde a dos periodos constructivos bien diferenciados. Una primera fase puede datar de finales del siglo XIV o comienzos del XV, cuando se plantea un templo de tipo mudéjar. Más tarde, a inicios del siglo se decide levantar un nuevo templo de formas tardo-góticas, que comenzó a levantarse por lo pies para, según avanzaban las obras, ir derribando el anterior. Los trabajos avanzaron con lentitud y finalmente se optó por conservar como cabecera parte de la antigua estructura mudéjar, dando como resultado una iglesia enchufada. Durante los siglos siguientes se realizaron diversas intervenciones menores, si bien los efectos de los terremotos del XVIII obligaron a llevar a cabo obras de mayor envergadura, aunque destinadas fundamentalmente al mantenimiento. El patrimonio mueble sufrió importantes mermas en los asaltos sufridos durante la Segunda República.
El templo tiene planta rectangular de estructura basilical con tres naves y cabecera tripartita plana, en la que sobresale la capilla mayor por su profundidad. La zona más antigua corresponde a la cabecera y dos primeros tramos, cuyas naves están separadas por gruesos pilares de planta cuadrangular con pilastras adosadas en los frentes de las naves laterales y columnas de mármol hacia la nave central. Sobre los fustes van capiteles labrados con sencillas formas geométricas, unos de superficies lisas y otros con estilizadas decoraciones vegetales. En los pilares apoyan arcos apuntados de ladrillo, que en el primer tramo tienen el trasdós decorado con arquerías ciegas polilobuladas, repetidas también en los vanos que comunican las capillas de la cabecera.
Los paramentos que se extienden entre ellos y las bóvedas van articulados mediante pilastras cuyos fustes están constituidos por dobles baquetones entrelazados. Las bóvedas de la nave central y capillas laterales de la cabecera son de nervadura cuatripartitas con espinazo central, excepto en la capilla del lado del evangelio, mientras que en el presbiterio cuentan, además, con terceletes y ligaduras. Todas las nervaduras van decoradas con dientes de sierra. Las bóvedas de las naves laterales, responden a diferentes tipologías, las del lado de la epístola son de arista sexpartitas y las del opuesto de cañón algo apuntado. En el presbiterio los paramentos que se extienden entre las bóvedas tienen vanos ciegos, unos apuntados y otros con arcos de herradura geminados inscritos en alfiz, cuyas columnillas tienen fuste con decoración entrelazada. En el muro de la cabecera, oculto tras el retablo, se dispone otro vano ciego con arco de medio punto en el que se inscriben otros dos apuntados. El parteluz es una columna de capitel corintio, posiblemente reaprovechada.
La construcción de este templo debió comenzar avanzado el siglo XIV y es posible que las obras se prolongaran hasta bien entrado el XV. Es evidente la relación con la arquitectura jerezana, pues la estructura de la capilla mayor recuerda a la de la Paz de la parroquia de Santiago de Jerez, con decoración dentada en las nervaduras de sus bóvedas, piñas de mocárabes en las claves, columnillas donde apoyan las citadas nervaduras, que parten de ménsulas con mocárabes, y una imposta con decoración de puntas de clavos. Es interesante un graffiti localizado aquí hace unos años, donde se representa un arco apuntado con faja polilobulada que podría corresponder a un esbozo preparatorio de este tipo de vanos.
Los cuatro tramos de los pies obedecen al plan frustrado que pretendía sustituir el templo mudéjar por otro más amplio y acorde con la estética renovadora, afín a los esquemas del gótico tardío y en su fábrica trabajó a inicios del siglo XVII el toledano Agustín de Argüello. Los pilares baquetonados apoyan en plinto circular y en la nave central ascienden sin interrupción hasta la imposta que corre separando el espacio de las bóvedas, sobre los arcos abiertos a las naves laterales, mientras que la mayor altura de la nave central se aprovecha para abrir vanos apuntados enmarcados por baquetones con parteluz y tracería gótica. Las bóvedas son de nervadura estrellada con nervios combados y escudos en algunos de sus paños que evidencian la incorporación de repertorios decorativos típicamente renacentistas. En las naves laterales se utilizan sencillas bóvedas de crucería, con escudos u otros elementos decorativos en las claves y apoyadas sobre ménsulas en los muros laterales. La cornisa que discurre entre ellas se quiebra para alcanzar la base de los vanos que son de medio punto, enmarcados por baquetones.
A esta segunda fase constructiva pertenecen varias capillas situadas en la zona de la cabecera. La actual sacristía, concebida originalmente como capilla abierta al presbiterio y la capilla contigua, denominada de las Ánimas, tienen arcos de acceso de medio punto enmarcados por baquetones góticos, la del Nazareno, abierta a la nave de la epístola por arco carpanel enmarcado también por baquetones, sobre el que se dispone el escudo de sus patronos, y la de los Garabitos, con bóveda vaída y acceso con arco moldurado de medio punto a uno de cuyos lados figura el escudo en mármol de los fundadores, que podría ser ya del siglo XVII. Sobre las impostas de los baquetones que enmarcan los arcos de la capilla de las Ánimas, la actual sacristía y la capilla de la cabecera hay un escudo y algunos relieves zoomorfos.
En el exterior los contrafuertes que reciben el empuje de las bóvedas a través de los arbotantes articulan los muros laterales y los pináculos quedan únicamente insinuados. El muro de la cabecera, ubicado en una zona de gran desnivel, está reforzado con un sólido contrafuerte decorado en su zona superior por arcos ciegos polilobulados similares a los del interior. También mudéjar es el fuste de la torre campanario, cuyos estrechos vanos, tipo saetera, tienen arcos apuntados inscritos en alfiz. El sencillo cuerpo de campanas puede ser del XVI y el chapitel que lo remata, forrado de azulejos sevillanos con la representación del titular en dos frentes, es del XVIII pues tras el terremoto de 1773, hubo de ser reconstruido.
Adosado a la torre campanario se sitúa un acceso lateral con forma de pequeño pabellón cubierto por bóveda de nervaduras que debió realizarse durante las obras de ampliación del templo. El vano interior abierto a una de las naves laterales es apuntado con baquetones góticos, mientras que el exterior utiliza un arco carpanel y la imposta tiene golas góticas. Muy característicos del siglo XVI son los contrafuertes cilíndricos con remate cónico ubicados en los ángulos, en tanto que la ménsula de la clave es barroca, igual que los muretes mixtilíneos decorados con elementos geométricos pintados, muy frecuentes en la arquitectura gaditana del siglo XVIII.
Los paramentos interiores de la zona mudéjar debieron ir cubiertos con pinturas murales de las que hace años se recuperaron dos pequeños recuadros con escenas de la vida de santos. A pesar de su mala conservación se puede apreciar que representan a san Jorge y a los santos Cosme y Damián. El retablo mayor fue concertado con Francisco de Villegas en 1626, aunque las obras se prolongaron durante muchos años, pues en 1641 aún no se había terminado. Es muy probable que el programa no llegara a realizarse en su totalidad y, además, el retablo debió sufrir alguna reforma posterior, concretamente durante el siglo XVIII. En la actualidad tanto la estructura como el programa iconográfico están muy alterados y el último cuerpo ha desaparecido, aunque es evidente que su disposición presentaba dos cuerpos divididos en tres calles por medio de columnas corintias. Del programa iconográfico sólo corresponde a la intervención de Villegas el relieve de la Transfiguración, muy repintado como el resto del retablo. Ocupa la hornacina principal una talla dieciochesca de la Inmaculada y el manifestador es una pieza rococó de plata. El frontal de la mesa de altar es un excelente panel mudéjar de alicatados con lacerías, posiblemente contemporáneo a la construcción de la cabecera.
La capilla del colateral del evangelio está presidida por el retablo de las Ánimas, construido posiblemente durante el siglo XIX a base de elementos barrocos. Conserva en el ático dos relieves de la Dolorosa y san Juan, tallas policromadas de estética manierista. En uno de los muros laterales se conserva una talla en madera policromada de Cristo crucificado de inicios del siglo XVI, cuyo emplazamiento original pudo ser una viga de imaginería en el presbiterio, desmontada para construir el retablo en 1626. La capilla situada en el lado de la epístola está presidida por un retablo academicista de madera policromada imitando mármoles realizado a inicios del XIX, en cuyo ático se conserva una pintura que representa a santa Ana y la Virgen de escuela sevillana del siglo XVII, inspirada en modelos de Rubens.
En el muro contiguo hay una talla de Cristo crucificado realizada a finales del siglo XVI. La talla dieciochesca de San Sebastián procede de la ermita de su advocación ya desaparecida, y es obra de algún artista perteneciente al círculo de escultores genoveses establecido en Cádiz.
Contigua se sitúa la capilla de Jesús Nazareno, imagen procesional para vestir de escuela sevillana y muy cercana al círculo de Juan de Mesa, que presenta alteraciones del siglo XVIII. En la actual sacristía se conservan dos interesantes cobres flamencos, la Visitación y los Desposorios de la Virgen, piezas de escuela rubeniana realizadas a finales del siglo XVII. Conserva el templo algunas piezas de orfebrería, entre las que se cuentan un ostensorio del XVII y un cáliz rococó, obra realizada en 1784 por Mateo Martínez Moreno (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La actual Iglesia parroquial es un conjunto formado por dos espacios bien diferenciados que responden a dos etapas constructivas, la iglesia gótico- mudéjar del S. XIV- XV y la ampliación gótico- tardía de finales del S.XVI y principios del XVII.
- Primera fase. La Iglesia gótico-mudéjar.
Se trata de una iglesia de planta basilical con ábside rectangular. Posee tres naves de altura parecida y bóvedas muy variadas, lo que hace pensar que su construcción fue prolongada. Su anchura es de 18 metros y su longitud debió de ser mayor que los 21 metros actuales, ya que una parte fue derribada al edificar la ampliación gótico-tardía. Las tres naves están divididas por tres pares de pilares rectangulares, sobre los que descansan dos pares de arcos apuntados de estilo mudéjar. La parte más primitiva se cubre con bóveda arcaizante, con punta de diamante.
Toda la bóveda de la nave principal decora sus nervios con dientes de sierra, labrados en piedra. Esta decoración mudéjar se muestra más profusa en la capilla mayor, la más interesante del conjunto gótico-mudéjar.
Muestra de cierto primitivismo y función defensiva constituyen las saeteras de la nave del evangelio. Adosados a los pilares de la nave central se encuentras tres pares de fustes de columnas romanas coronados por capiteles de origen árabe que funcionan como meros elementos decorativos, que podrían haber pertenecido al edificio anterior de la mezquita mayor.
En esta misma sección gótico-mudéjar se abren tres capillas: una gótica, la de los Dolores (de la Oliva, actual), la de San Bartolomé (hoy Nazareno) plateresca, y la última herreriana, la capilla de los León-Garavito (Sagrario). De estilo gótico es también la sacristía, antigua capilla de Ánimas que comunicaba con la de San Pedro (actual Capilla de La Soledad-Ánimas).
La torre campanario, con fábrica de sillares, forma parte del conjunto gótico-mudéjar y su construcción debe remontarse a la fecha de aquél, si es que no tiene su origen en el alminar de la primitiva mezquita mayor. En todo caso, el cuerpo superior y el chapitel de la torre son posteriores (S. XVIII).
De entre las obras de arte de posible origen medieval hay que mencionar la mesa del Altar Mayor cuyo frente está decorado con un alicatado mudéjar de ruedas o estrellas. Podría tratarse de una obra del siglo XV, época en la que este tipo de ornamentación geométrica alcanzó su perfección en la Granada nazarí, o una elaboración mudéjar inmediatamente posterior.
- Segunda fase. La ampliación de San Salvador (1598-1630) La Iglesia gótica
Se ha considerado hasta ahora que la ampliación de la Iglesia Mayor de estilo gótico se efectuó a finales del S. XV o principios del S. XVI, época en la que florece el gótico tardío. Sin embargo, hoy se conoce que dicha ampliación se realizó en el primer tercio del S. XVII y que fue su maestro mayor el toledano Agustín de Argüello.
Además, hacia1620, visitó Vejer, por orden del Provisor del Obispado, el maestro mayor de obras de la ciudad de Cádiz Alonso de Vandelvira "a ver la Iglesia Mayor y sitio de la portada que se a de abrir en la obra nueva de ella". Se trataba de la portada del lado de la Epístola que vendría a sustituir y a clausurar la antigua puerta de la Iglesia mudéjar, lo que quiere decir que por estas fechas toda la infraestructura y cubiertas de la obra gótica moderna estaban edificadas.
En una segunda etapa que llegó a mediados de la década de los treinta, se efectúa el remate de las bóvedas, solerías, restauración de la zona mudéjar, etc. La apertura total al culto de la nueva Iglesia y del renovado sector mudéjar se produjo hacia 1635.
La Iglesia proyectada por el maestro Argüello tomó como modelo la catedral de Sevilla, cuya influencia se hizo notar en toda la geografía de Andalucía occidental. A semejanza de la de Sevilla y de otras de la época comenzó a edificarse por los pies con la idea de reemplazar a la iglesia primitiva que se iba demoliendo.
La "obra moderna" se paralizó, con seguridad, en el punto previsto, habiendo afectado, posiblemente, a un solo tramo del antiguo templo mudéjar. El edificio resultante es, de este modo, una muestra más de "iglesia enchufada" tan frecuente en el sur andaluz. El sector nuevo está constituido por cuatro tramos, formados por cuatro pares de pilares del más puro estilo gótico, divididos en tres naves de mayor altura que las del templo primitivo. Las naves laterales se cubren con bóvedas de crucería y la principal con cuatro bóvedas estrelladas.
La transición entre ambas edificaciones se resuelve en un espacio comprimido entre ambos pilares, gótico y mudéjar.
La portada principal abierta a los pies del templo es adintelada y quedó sin concluir como la mayor parte de los pináculos. En la década de los setenta del siglo pasado se realizó una sencilla portada en piedra de estilo ecléctico. La sillería de la obra moderna es magnífica. La piedra debió extraerse de la nueva cantera de San Miguel.
Las capillas renacentistas
La capilla de San Bartolomé (Nazareno) o de los Amaya fue levantada por Bartolomé de Amaya para enterramiento propio y de su familia hacia 1540. Es un reducido espacio de unos quince metros cuadrados, unido a la nave de la epístola por un arco ligeramente rebajado de estilo plateresco. Sobre el arco, el escudo de armas de los Amaya. El frente del altar de la capilla se cubría con un lienzo de San Bartolomé de medio punto. En 1969 se trasladó a esta capilla la imagen del Nazareno al que se daba culto tradicionalmente en la Iglesia de la Merced.
La capilla de los León Garavito la erigió el alcaide García de León en la década de 1580 para panteón suyo y de su familia.
Ocupa un espacio de unos treinta y dos metros cuadrados y se abre a la nave del Evangelio por medio de un arco de medio punto sobrio, de estilo herreriano. Sobre el arco se encuentra el escudo de armas de los Garavito.
Desde el S.XIX, es la capilla sacramental, titular del Sagrario. El revestimiento de mármol, poco afortunado, es de fechas recientes (década de 1940).
El Altar Mayor
Concluida la ampliación gótica de la Iglesia, se acometieron diversas obras de reparación y renovación de todo el sector mudéjar. Especial atención se le dedicó al altar mayor. En 1627 el obispo de Cádiz había encargado al escultor Francisco de Villegas el nuevo retablo que presidiría la Capilla Mayor. En 1632 se desmontó el retablo viejo, se reparó la pared del altar y se horadó la bóveda de la capilla mayor para instalar la nueva lámpara de plata. El verano de 1635 se trajo el nuevo retablo desde Cádiz y se montó en su altar, siendo inspeccionado por el maestro mayor de obras del Obispado D. Juan Román de Cuéllar. No obstante, el retablo del Altar Mayor sufrió diversas adiciones hasta fechas próximas a 1650.
Según la tradición, la parroquia del Salvador se asienta sobre el emplazamiento de la mezquita musulmana, en uno de los recodos de la muralla, junto al Arco de la Segur. La actual Iglesia parroquial del Divino Salvador es un conjunto arquitectónico desarrollado entre los siglos XIV-XV y el siglo XVI y principios del XVII. Durante los siglos siguientes se realizaron diversas intervenciones menores, si bien los efectos de los terremotos del siglo XVIII obligaron a llevar a cabo obras de mayor envergadura, aunque destinadas fundamentalmente al mantenimiento (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Esta vivienda presenta una planta trapezoidal que contrasta con la armónica fachada de estilo neoclásico. La traza de su planta se debe al antiguo trazado urbano, condicionado por el lienzo de muralla que discurría por el costado oeste y finalizaba en la torre circular de la Iglesia tras el muro contiguo del Pósito (Baluarte de la Segur).
La fachada de la planta baja y entreplanta está formada por una serie de pilastras adosadas que enmarcan los huecos de portada y de ventanales. Una cornisa separa el cuerpo alto, que presenta balcón central sobre la puerta y ventanales. La rejería añade armonía al conjunto de vanos y de muro ciego.
Se accede a través de un zaguán a un patio compuesto por cuatro arcos de medio punto que descansan en cuatro columnas. En un lateral, la escalera de acceso a la entreplanta y planta primera. En la planta baja y entreplanta se situaba el horno, la cocina y la zona de servicios. En la planta primera, en torno a la galería se sitúan las habitaciones principales de la casa: la antigua capilla (hoy salón de actos), despachos y antiguos dormitorios, hoy transformados en uso dotacional.
El Edificio ha sido objeto de una profunda rehabilitación por parte del Excmo. Ayuntamiento a principios de los 90.
Es propiedad municipal, destinada a Casa de la Cultura y otros servicios administrativos.
Esta casa palacio fue construida por D. Juan Bartolomé del Santísimo Ahumada, vizconde de las Torres Luzón, quien "las labró a sus expensas desde sus cimientos" en la segunda década del S. XVIII. Tras el fallecimiento de Dª Teresa de Ahumada, en 1776, último miembro de esta familia hidalga vejeriega, la vivienda pasa por herencia y venta a diversos propietarios. En 1808 la adquiere D. Francisco de Arrafán y Valdés, suegro de D. José de Mora, Marqués de Tamarón. Tras el fallecimiento de Arrafán, hereda la vivienda la esposa del Marqués de Tamarón, quien la reforma y amplía entre 1833-1834. Esta casa-palacio fue la residencia de los Marqueses de Tamarón hasta 1938.
Durante casi tres décadas fue sede del cuartel de la Guardia Civil. A partir de su adquisición por el Excmo. Ayuntamiento se destinó a Centro de Formación Profesional, entre 1976-1980. A partir de 1990 se destinó a Casa de la Cultura (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
La conocida como Puerta o Arco de la villa no debió de ser la puerta principal de la fortaleza hasta bien entrado el S.XVI.
En la Baja Edad Media y en época musulmana pudo corresponder con la llamada "puerta de almocaber" o puerta del cementerio.
Efectivamente en la ladera exterior a la puerta y muralla (hoy cuesta del Ayuntamiento) se han encontrado en las sucesivas obras de reparación de la calzada. Esta Puerta de la fortaleza adquirió importancia a partir del S. XVI con la expansión de la población y con la incorporación de la plaza a usos sociales como alardes o paradas militares y convertirse en lugar de paseo y esparcimiento.
El arco actual no se corresponde con el primitivo, existente hasta mediados de los cincuenta del pasado siglo. La puerta primitiva era la menos esbelta y la más pobre de las puertas existentes, tanto por sus materiales como por su deterioro y aspecto semiderruido. Sobre el arco se permitió a mediados del siglo XIX construir una habitación que en la actualidad conecta con la vivienda lindera.
En la década de los cincuenta del siglo XX se llevó a cabo una profunda reforma del Arco que, además de ocultar la puerta primitiva, amplía el ancho de muro con mampostería y se le da un porte regular, de acuerdo con los criterios de la época.
Se podría estimar que el estado de conservación es bueno en las condiciones actuales. Pero no se trata ciertamente del arco primitivo. Aunque no cabe pensar en una vuelta al arco de los años cuarenta del pasado siglo, se podría acometer una obra de restauración que eliminara la mampostería que recubre los elementos originales y la reposición de piezas y elementos afines a las demás puertas del recinto (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Se trata de una casa palaciega en torno a un patio principal que aparece porticado. En dos de sus laterales los soportes son columnas de mármol encalados que reciben arcos ligeramente rebajados y sostienen una galería sobre la que se alinean de forma simétrica otras tantas columnas. El patio principal conduce a través de un pasillo a un segundo patio que sirve de servicio.
La fachada tiene connotaciones cultas. Dos pilastras barrocas, molduras y baquetones mixtilíneos y un balcón con cierro y tejaroz sobre la portada, aunque todo es sobrio, parece apartarse de la fachada popular de otras viviendas vejeriegas.
En la actualidad es propiedad privada. Su uso es residencia plurifamiliar
Esta vivienda fueron las casas principales de D. Antonio de los Cameros Mendoza, miembro de una familia hidalga vejeriega, que, siguiendo la costumbre de la nobleza de la época, funda un mayorazgo, a finales del S. XVI, entre cuyos bienes vinculados figuraba la vivienda. A finales del S. XVII el mayorazgo pasa por herencia a los Villavicencio. Hasta las primeras décadas del S. XIX cuando se disuelven los mayorazgos, la vivienda perteneció a esta familia hidalga (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La puerta de Sancho IV, conocida como arco de Naveda en siglos pasados, es quizás la puerta más antigua de la muralla de Vejer (SS. XIV-XV).
Construida con aparejo regular de sillería, presenta un arco de medio punto con collarino o bocel en el arranque. La base se encuentra edificada en la misma roca de arenisca. El desnivel inicial con la calle Corredera era de cuatro o cinco metros de altura, lo que evidencia la inaccesibilidad de la cerca de Vejer en su época histórica. Hoy el arco de Sancho IV ha quedado al descubierto en sus cimientos en casi dos metros como consecuencia del rebaje efectuado en la costanilla que baja a la Corredera que, a su vez ha elevado el nivel de la calle primitiva. En 1973 se efectuaron obras de limpieza de sus paramentos, se construyó un arco ciego sobre la puerta para obtener el nivel del adarve y paso de ronda y se repusieron las almenas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Parece estar asentada sobre el solar de una iglesia visigoda, tal como consta en la inscripción de un ara fechada el año 674 que se localizó durante unas obras de cimentación en 1779. En fechas recientes se han realizado obras de ampliación que modifican la estructura original de la ermita. El templo debió ser profundamente remodelado en torno a 1779, pues su aspecto general responde a los cánones academicistas que se relacionan con Torcuato Cayón.
El edificio está organizado en torno a un pequeño patio al que se abre el atrio que precede a la iglesia, que consta de una nave articulada en tres tramos por sencillas pilastras y cubierta de bóvedas vaídas entre arcos fajones. Tiene crucero poco destacado en planta con media naranja sobre pechinas y cabecera plana tras la que se dispone el amplio camarín de la Virgen.
En los dos últimos tramos del lado de la epístola se abren pequeñas capillas de planta cuadrangular, que las recientes reformas han unido a la vez que ha construido una nueva nave al lado del evangelio. Por el patio, que tiene en uno de sus muros laterales un pequeño vano mudéjar con arco conopial labrado en piedra y decorado con cerámica vidriada, se accede también a otras dependencias, dispuestas en torno a otro patio con galerías abiertas por arcos de medio punto en dos de sus frentes.
El retablo mayor fue realizado en 1763 por el maestro antequerano Juan de Boza, si bien presenta importantes reformas decimonónicas. Consta de alto banco, un cuerpo dividido en tres calles por columnas del siglo XIX que sustituyen a los primitivos estípites, y ático. En el banco hay dos relieves que representan la Encarnación y el Nacimiento y en las calles laterales van las tallas de san Servando y san Germán. Ocupa el ático un relieve de la Trinidad, rematando todo el conjunto el arcángel san Miguel. La talla de la Virgen de la Oliva, que ocupa el camarín, fue encargada en 1595 a Martín Alonso de Mesa. Otras tallas destacables del templo son una santa Ana con la Virgen, obra realizada hacia mediados del siglo XVII, y un crucificado dieciochesco de autor genovés. En 1866 el pintor José María Rodríguez Losada, realizó la copia en lienzo conservada en la ermita. En el lado del evangelio hay dos pinturas que representan a san Juan Bautista y san José, firmadas en 1689 por el pintor mexicano Juan Conca (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La ermita de Nuestra Señora de la Oliva se encuentra emplazada en un entorno rural, a cinco kilómetros de Vejer de la Frontera, en la carretera que comunica la población con Barbate.
El conjunto edilicio formado por ermita, patios y dependencias de la hermandad, forma una gran planta cuadrada que se articula en torno a dos patios. Al primero se accede a través de una portada con vano de medio punto flanqueado por pilastras, cuyo vano se cierra por puerta-verja al frente del cual se abre el atrio cubierto y porticado que precede a la iglesia. Desde este patio se accede al segundo patio, más amplio donde se distribuyen diversas dependencias de la hermandad. Es un conjunto muy horizontal, de dos plantas que alternan tejados a dos aguas, destacando en altura la cubierta del crucero, a cuatro aguas, y la espadaña.
En la década de 1770, fue derribada la antigua ermita para construir una nueva iglesia de modo perpendicular a la primitiva. De acuerdo con la corriente estética de la época, el nuevo templo se levanta siguiendo las pautas del neoclasicismo gaditano difundidos por Torcuato Cayón y, posiblemente, bajo la influencia del templo neoclásico más puro del momento, el de San Juan Bautista de Chiclana. La circunstancia de que D. Antonio Pisano aparezca como benefactor de ambos templos avalan esta hipótesis.
La iglesia consta de una nave central articulada en tres tramos, a la que se abre en dos tramos una pequeña nave en el muro del Evangelio. La nave cuenta con pilares, a los que se adosan pilastras, sobre los que apoyan arcos de medio punto, recorriendo el interior del edificio un entablamento sobre el que apoyan en cada tramo una bóveda vaída separadas por arcos fajones. En los dos últimos tramos del lado de la Epístola se abren pequeñas capillas de planta cuadrangular, unidas en reformas llevadas a cabo en 2004.
Cuenta con un crucero poco destacado en planta cubierto por cúpula de media naranja sobre pechinas y cabecera plana en la que se sitúa el amplio camarín de la Virgen.
En uno de los muros laterales del patio se conserva un pequeño vano mudéjar con arco conopial labrado en piedra y decorado con cerámica vidriada. Desde este patio se accede también a otras dependencias, dispuestas en torno a otro patio con galerías abiertas por arcos carpaneles sobre pilares cuadrados en dos de sus frentes.
La espadaña, de factura moderna, presenta perfil mixtilíneo que alberga un solo vano de medio punto con una campana.
El conjunto cuenta con un remate roto a dos aguas de cuyo centro emerge una cruz con veleta de forja.
En el lugar de la actual ermita de la Oliva, el 15 de enero del año 674 (18 de las kalendas de febrero del 712 de la Era Hispánica), el obispo asidonense Teodoracio erige una iglesia o basílica, aprovechando la existencia de una villa romana.
Un monumento funerario con inscripción pagana por una de sus caras se reutiliza como ara y depósito de las reliquias del protomártir Esteban.
Tras la toma de Vejer, en 1264, debió ser restaurada, como ocurrió con otros edificios religiosos, para ser reabierto al culto. El cambio de advocación se llevó a cabo, con toda probabilidad, a mediados del siglo XIV, pasando de estar dedicada a los santos mártires Esteban, Servando, Germán, Justa y Rufina, al de Nuestra Señora de la Oliva, patrona de Vejer de la Frontera. Según las fuentes documentales en la segunda mitad del siglo XV ya existía en la localidad una cofradía con la denominación de Santa María de la Oliva.
En la década de 1770, fue derribada la antigua ermita para construir una nueva iglesia de modo perpendicular a la primitiva. De acuerdo con la corriente estética de la época, el nuevo templo se levanta siguiendo las pautas del neoclasicismo gaditano difundidos por Torcuato Cayón y, posiblemente, bajo la influencia del templo neoclásico más puro del momento, el de san Juan Bautista de Chiclana. La circunstancia de que D. Antonio Pisano aparezca como benefactor de ambos templos avalan esta hipótesis.
El conjunto ha sufrido diversas reformas que han modificado su aspecto externo e interno, como las llevadas a cabo en 2004 (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
La plaza de España es un conjunto urbano en el que destaca un gran óvalo que viene a ocupar casi todo el espacio público.
Este óvalo, elevado sobre una base de mampostería, permite nivelar el recinto interior de la plaza en la que destacan la fuente que ocupa el espacio central y los bancos que la rodean.
La fuente está construida en mampostería de ladrillos vistos y cerámica de los talleres sevillanos de Santa Ana, siguiendo el modelo de la fuente de la Plaza Alta de Algeciras, también de la misma época.
Los bancos están realizados en mampostería de ladrillos con decoración cerámica, piedra artificial y forja de hierro.
La solería, siguiendo el modelo de la época, se componía de losas que conjugaban con el color del ladrillo.
Una serie de palmeras circundaban el óvalo de la plaza.
La plaza se construyó en 1953-1954 siguiendo el modelo de mudéjar sevillano que se impuso tras la Exposición Universal de 1929 en los que se combina el ladrillo visto y la cerámica. Fue un estilo que se prodigó por toda la geografía andaluza y del norte de Marruecos en paseos, fuentes y edificios públicos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Esta iglesia, actualmente secularizada, se cita en documentos de mediados del siglo XVI y fue sede de las cofradías del Nazareno y la Vera Cruz. Tiene una sola nave de planta rectangular con techumbre de madera a dos aguas sostenida por arcos transversales o diafragmas que apoyan sobre pilares y presbiterio adosado de cabecera plana que fue totalmente reformado o reconstruido en el siglo XVIII. Su bóveda de cañón está cubierta por abundante decoración a base de yeserías dieciochescas (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
En la actualidad el edificio del antiguo templo es de planta rectangular de unos 9,5 m de ancho por 15,5 metros de largo.
La solución que se le dio a la Veracruz para aprovechar el espacio en altura fue la de construir dos hileras de pilares unidos por arcadas en tres niveles, lo que permite crear las actuales tres plantas.
En 1860, se construye la cornisa y los balcones de la planta superior para embellecer el edificio, así como los huecos de las demás plantas.
Es propiedad privada. La planta baja tiene uso hostelero y el resto del edificio, residencia plurifamiliar.
Este edificio, que hoy tiene uso residencial, es parte de la antigua ermita de la Veracruz, edificada en la primera mitad del S. XVI.
La ermita-iglesia de la Veracruz se prolongaba hacia el Sur-SE ocupando parte de la calle J. Castrillón y Casa Cámara en un tramo aproximadamente igual al existente en la C/ E. Shelly.
El terremoto de 1773 fracturó la ermita en su mitad, por la falla que discurre por la actual C/ J. Castrillón, por lo que se debió derribar todo el tramo de los pies de la iglesia. Después del terremoto la ermita volvió a abrirse al culto.
Allí se estableció por algún tiempo la Cofradía de la Aurora. Durante la desamortización el edificio fue desafectado y vendido. Fue adquirido por la familia Castrillón para graneros, almacenes y casa de campo, por lo que se edificaron pilares interiores con arcadas para distribuir la altura en tres plantas.
Entre 1850 y 1860, Eduardo Shelly acomodó la planta alta para vivienda quedando aneja a la casa principal con entrada por callejones Oscuros, 3 (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Las primeras noticias sobre la existencia del convento de Nuestra Señora de las Clarinas, perteneciente a la orden de los franciscanos observantes, datan de 1573, cuando Juan de Oviedo realizaba un retablo para el presbiterio de su templo. Durante el terremoto de 1773 se produjeron grandes daños en la techumbre y otras zonas del edificio también debieron quedar muy afectadas pues consta que en 1826 tanto las dependencias conventuales como la iglesia estaban ruinosas. La exclaustración de Mendizábal vino a empeorar la situación y tras muchos años de abandono, pasada la Guerra Civil, se derribó parte del claustro para construir un cine y el mercado público. En la actualidad los restos del primitivo convento se han adaptado para instalar un establecimiento de hostelería.
Las dependencias conventuales se organizaban en torno al claustro, cuyo cuerpo superior, conservado en parte; va articulado por pilastras entre las que se disponen vanos adintelados. Del templo, situado en uno de los ángulos del conjunto, se conservan algunas estructuras interiores integradas en el edificio actual y algunas de sus capillas aún conservan retablos pintados en el siglo XVII. La portada de la fachada principal, realizada a inicios del siglo XVII, constaba originalmente de un sólo cuerpo con vano de medio punto enmarcado por pilastras almohadilladas y frontón, pero en la centuria siguiente se eliminó éste para construir un balcón con vano central rematado por frontón curvo roto (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
De las grandes dimensiones que ocupaba el convento de San Francisco, se conserva en la actualidad gran parte de la Iglesia y algunas dependencias como la sala de conferencias y el Refectorio del actual Hotel. El claustro y otras dependencias, como celdas y antigua sacristía se extendían por el espacio ocupado hoy por el cine San Francisco, por el mercado de abastos y por viviendas de la calle Alta y del Cerro.
La iglesia conserva el perímetro y sus muros originales. Se trata de una iglesia conventual conocida como de cajón, con ábside rectangular. Gran parte del cuerpo del antiguo templo se encuentra en su planta baja convertido en cafetería y sus otras dos plantas en habitaciones del Hotel. En este tramo de la iglesia se aprecian algunas capillas con restos de pinturas parietales y alguna hornacina. Se conserva en buen estado el coro bajo y el coro alto con cubierta abovedada sobre pechinas. La portada principal se encuentra a los pies del templo. Se trata de un arco de medio punto, enmarcado por pilastras y coronado por una amplia cornisa sobre la que se dispone de forma simétrica un balcón.
Cuando se hicieron obras de restauración, en 1979, se hallaron en la esquina del muro hastial (esquina a la Plazuela) varias monedas de Felipe IV y Carlos II, al parecer conmemorativas de la primera piedra del edificio.
El primitivo convento de San Francisco bajo la advocación de la Concepción se fundaba en 1552 en lo que más tarde sería convento concepcionista.
Las desavenencias entre el fundador Juan de Amaya el Viejo y la comunidad franciscana llevó a los religiosos a abandonar el primer convento franciscano, en 1578, y solicitar del vicario de las Iglesias de Vejer licencia para residieran la ermita de Ntra. Sra. de Clarinas.
A partir de esta ermita y de otros espacios y casas concedidas por el cabildo de la villa y por particulares y con la ayuda de la casa ducal los franciscanos levantan el convento y templo de San Francisco en la segunda mitad del S. XVII y primera mitad del S.XVIII.
El convento de San Francisco fue suprimido, en 1836, y sus inmuebles pasaron al Estado en virtud de los decretos de desamortización de bienes eclesiásticos. En 1842, cuando el templo y parte del convento era utilizado por el Ayuntamiento como dependencias municipales, un incendio intencionado destruye parte del edificio. El antiguo templo fue adquirido en subasta por Pedro del Río, en la década de los cuarenta del S. XIX, quien lo vende a los hermanos Enciso.
Estos edifican tres plantas en el cuerpo de la Iglesia, en el estado en que hoy se encuentra.
Desde principios del s. XX, el antiguo templo se transforma, primero, en Fonda de El Comercio y, más tarde, en la popular "Fonda Gallardo". Fue adquirido por el Ayuntamiento, en 1979, para destinarlo a Hotel (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Su fundación debió responder al patronato de los duques de Medina Sidonia y puede situarse en las primeras décadas del siglo XVII. Durante el terremoto de 1773 sufrió numerosos daños, que causaron la ruina del coro y la torre campanario. La desamortización de Mendizábal trajo consigo numerosas pérdidas. El conjunto debió someterse a una profunda reforma avanzado el siglo XIX, cuando volvió a tener uso religioso. A las trazas originales debe pertenecer la organización de las dependencias en torno al claustro, que es de pequeñas dimensiones y presenta un aspecto muy reformado. La iglesia, paralela a una de las crujías del claustro, es de planta rectangular con una nave cubierta por bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones. Va articulada en cuatro tramos por sencillas pilastras entre las que se disponen arcos para albergar capillas. La capilla mayor original fue derribada tras la exclaustración. En el exterior, muy sencillo, la fachada principal tiene portada con vano de medio punto enmarcado por pilastras almohadilladas Una espadaña sustituye a la torre destruida durante el terremoto de 1773. La portada lateral tiene vano de medio punto flanqueado por pilastras cajeadas, sobre las que se dispone un entablamento y frontón roto.
Los retablos, incluido el mayor, son de madera policromada imitando mármol, casi todos con diseño academicista del siglo XIX. En el ático del mayor se conserva una imagen de santa Catalina y en uno de los laterales la talla de candelero de la Virgen de la Merced, piezas de la primera mitad del siglo XVII. La capilla situada a los pies del lado de la epístola conserva un retablo en madera dorada de la primera mitad del siglo XVII que consta de un cuerpo y ático. La hornacina está flanqueada por pilastras pareadas rematadas por ménsulas y el ático tiene una pintura de la Santa Faz. Originalmente albergó la imagen de Jesús Nazareno, hoy en el Salvador, en actualidad hay una imagen del Cristo de la Humildad contemporánea del retablo, atribuida a Francisco de Villegas. Es destacable por su iconografía un lienzo dieciochesco que representa la alegoría de la Eucaristía, donde un conjunto de pequeños ángeles vendimiadores recogen en cálices la sangre que mana de las heridas del cuerpo de Cristo crucificado (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Se trata de una iglesia de una sola nave de planta rectangular de unos diecinueve metros de largo por diez de ancho. El presbiterio presenta un ábside rectangular. Toda la nave única se cubre con bóveda de medio cañón. La portada lateral se abre en el muro de la epístola, en la mitad del edificio.
Se trata de una portada de medio punto que presenta al exterior ornamentación de pilastras, entablamento y sencillo frontón partido por el escudo de la orden de la Merced.
La portada principal, hoy clausurada, se hallaba en el muro hastial a los pies del templo. Era igualmente de medio punto y presentaba hacia el exterior una ornamentación de pilastras y entablamento simple. A la derecha de este muro descansa la espadaña de dos cuerpos, edificada a finales del S. XVIII.
La Orden de la Merced se estableció en Vejer en 1620 en unas casas próximas a la ermita de Santa Catalina, constituyendo este conjunto el primitivo convento. En 1633, comenzó a edificarse el convento y templo que fue abierto al culto en 1646, bajo la advocación de "Ntra. Sra. de la Merced de Santa Catalina".
El terremoto de 1773 provocó daños importantes en el templo, en el presbiterio y en la espadaña del muro del evangelio que debió derribarse. El convento fue objeto de la desamortización de 1835-36. Clausurado junto con el templo, vivió una época de abandono y de ruina. En 1900, el P. Fernández Caro adquirió el inmueble y restauró el templo, aunque acortándolo al eliminar el primitivo presbiterio (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Ermita de San Miguel
Situada a extramuros, su construcción puede situarse a inicios del siglo XVII y en la actualidad desempeña las funciones de iglesia del cementerio. En 1750 se pensó trasladar aquí el hospital de San Juan de Letrán, ya que el sitio donde se encontraba era poco saludable. El templo tiene planta rectangular de una sola nave cubierta una sencilla armadura de par y nudillo de tradición mudéjar y el arco toral de la cabecera está enmarcado por una estructura. En un lateral hay una pequeña talla barroca de san Miguel, fechable a inicios del siglo XVIII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Hay constancia de que esta ermita se hallaba edificada a finales del S. XV en las afueras de la población. En 1811, se construye en sus proximidades el nuevo cementerio al que ya iría asociado el templo en el futuro.
En 2003, se han llevado a cabo obras de reformas y de mejora con la colaboración del Grupo de Desarrollo Rural. Además de la ampliación de las naves laterales, se ha renovado el antiguo techo de armadura por uno nuevo de par y nudillo que se cubre con tejas a dos aguas.
El templo primitivo constaba de una sola nave con cabecera y ábside rectangular y cubierta a dos aguas. Se accede a través de una portada adintelada con molduras sencillas que enmarcan el vano. El altar mayor está formado por arco de medio punto en obra de cantería. En el interior del arco, a modo de hornacina debía situarse la imagen titular de la ermita (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Cilla Vieja
La antigua cilla acoge en la actualidad una instalación hostelera. El edificio, que asienta sobre un solar que presenta un fuerte desnivel de terreno, es de origen bajomedieval, aunque ha sido sometido a importantes reformas durante diferentes épocas.
La fachada abierta a la plaza de España fue realizada a mediados del siglo XVIII y su cuerpo inferior está articulado por pilastras y columnas salomónicas adosadas sobre las que corre una cornisa rizada.
Las dependencias de la zona inferior conservan algunos elementos del primer tercio del siglo XVI, entre ellos un ámbito cubierto por bóveda de cañón, destinado a almacenar el grano y un vano con tracerías tardo-góticas (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Este edificio constituye una buena muestra de la adaptación arquitectónica a la difícil topografía que presenta el medio urbano vejeriego. En las plantas baja y primera, a las que se accede por la calle Cilla Vieja en conexión con el camino vecinal de la cuesta de la Barca, se instalan los almacenes, graneros y zonas de servicio. La planta que se halla en el nivel de la plaza se nos presenta como la fachada principal.
Se trata de una fachada de gran interés compositivo. La puerta se enmarca en un baquetón que se quiebra en el dintel para alojar en el centro una gran venera. A ambos lados, adosadas al muro se sitúan dos columnas salomónicas de piedra sobre basamento de piedra caliza y coronadas por sendos capiteles compuestos. Sobre los capiteles se desarrolla un friso con iconografía de sol, luna, estrella y pequeñas veneras. Varias cornisas barrocas se superponen al friso en línea ondulada favoreciendo el ritmo dinámico creado por los fustes salomónicos y las líneas quebradas del baquetón que enmarca la puerta. La iconografía recoge los símbolos de la fertilidad (veneras), de la naturaleza y del paso de las estaciones (sol, luna estrellas).
Toda la fábrica del edificio es de cantería, salvo las plantas que dan a la Plaza que combina sillares con mampuesto de ladrillo.
Otras manifestaciones de interés constituyen las distintas bóvedas de las dependencias; presenta bóveda de cañón de rosca de ladrillos el almacén o granero, y bóvedas de aristas las plantas altas. Un elemento original también constituye la columna salomónica que se sitúa en el patio o corredor que se eleva hasta el nivel de la cubierta de la planta alta.
Es propiedad privada. Su uso actual es hostelero.
Este edificio fue sede administrativa de la cilla decimal de la Iglesia vejeriega y granero y almacén de los diezmos que los vecinos de la villa debían pagar anualmente a la Iglesia.
La cilla decimal se debió edificar en varias etapas. Posiblemente, la zona más antigua la constituyen los graneros que dan a la C/ Cilla Vieja, que podría remontarse a principios del S. XVI. Aprovechando el enorme desnivel que existe desde la Plaza de España hacia el barrio de Manzanares, se levantan tres plantas en el nivel de la C/ Cilla Vieja, coincidiendo la última altura con el rasante de la Plaza de España. En el nivel de la Plaza se instala la zona administrativa.
La fachada es obra barroca de mitad del S. XVII. El edificio fue abandonado y posiblemente vendido por la Iglesia, hacia 1740, cuando se construye en la C/ Santísimo la Cilla Nueva. Las razones de aquel cambio de emplazamiento podrían tener que ver con problemas de humedad que se detectan en los barrios bajos de extramuros (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Urbanismo y Arquitectura civil
Vejer ofrece un perfil de gran belleza en cuya perspectiva predominan las sencillas formas cúbicas superpuestas de forma aleatoria a causa de los diversos desniveles provocados por la orografía del terreno.
Las fachadas, de blancura absoluta, suelen estar resueltas con sobrios esquemas asimétricos adaptados al trazado sinuoso de las calles, en las que abundan los recovecos y pasajes donde resulta difícil percibir los límites de lo público y privado.
Los abundantes patios de vecindad suelen tener estructuras irregulares con formas arquitectónicas muy simples y en ocasiones disponen de una crujía con arcos sobre pilares o columnas, siendo frecuente que en ellos mismos se dispongan escaleras hacia los pisos superiores.
Algunas viviendas están resueltas con mayor complejidad y elementos arquitectónicos o decorativos, fueron originalmente unifamiliares y pertenecieron a las familias con mayor capacidad económica de la población. Suelen tener cuidadas portadas, generalmente barrocas, y patios mejor organizados.
Las viviendas decimonónicas de las clases medias se distinguen por la racionalidad de los esquemas compositivos, resueltos dentro de la sencillez tradicional en la arquitectura doméstica vejeriega.
Entre el caserío podemos destacar los siguientes edificios: el nº 25 de la calle Rosario conserva en sus muros interiores restos de arcos mudéjares y en la confluencia de esta calle con Capitán Quintana se abre una pequeña plazuela-adarve, donde se ubica una vivienda con gran portada tardo-gótica alterada por reformas posteriores. En la calle Reyes Católicos hay un caserón del XVIII con portada barroca resuelta según los esquemas típicos de la zona gaditana. Las mismas características y cronología presenta la casa del Mayorazgo, con gran portada y patio columnado, mientras que la casa del Marqués de Tamarón es un sobrio edificio construido en torno al tercer cuarto del siglo XVIII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
En la dehesa de Montenmedio se ubica un centro de arte contemporáneo dedicado fundamentalmente a la escultura, donde se han creado una serie de obras específicas integradas en el entorno natural. Se combinan así las piezas expuestas al aire libre con otras situadas en pabellones cerrados. Posee obras de algunos de los más destacados escultores contemporáneos a nivel internacional, entre ellos Marina Abramovic, Gunilla Bandolín, Olafur Eliasson, Sol Lewitt, Richard Nonas, Ester Partegás, Fernando Sánchez Castillo, Santiago Sierra, Shen Yuan, Pilar Albarracín, Mauricio Cautelan, Huang Yong Ping, Michael Ling, Roxy Paine, MP & MP Rosado, Berni Searle, y Susana Solano (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia del Convento de las Concepcionistas; Arco de la Segur; Iglesia del Divino Salvador; Casa-Palacio del Marqués de Tamarón; Arco de la Villa; Casa del Mayorazgo; Arco de Sancho IV; Santuario de Nuestra Señora de la Oliva; Plaza de España; Iglesia del Rosario; Convento de San Francisco; Convento de Nuestra Señora de las Mercedes; Ermita de San Miguel; Cilla Vieja; Urbanismo y Arquitectura Civil; y Fundación NMAC) de la localidad de Vejer de la Frontera (y II), en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.
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