Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia del Sagrado Corazón; Iglesia del Buen Pastor; y Teatro de La Zarza) de la localidad de La Zarza-Perrunal, en la provincia de Huelva.
La Zarza-Perrunal es un municipio español situado en la provincia de Huelva, en la comunidad autónoma de Andalucía, que comprende las históricas localidades de La Zarza y Perrunal, desde que se aprobó su segregación en 2018. Con anterioridad estas habían pertenecido al municipio de Calañas.
El municipio forma parte de la comarca de El Andévalo aunque está situado a los pies de la Sierra de Huelva. El municipio cuenta con una población de 1230 habitantes (INE 2022). Su extensión es de 44.71 km² y se sitúa a una altitud de 260 metros sobre el nivel del mar.
En pleno centro de la provincia de Huelva, al noroeste de Calañas, internándose en término municipal de Almonaster la Real, en pleno inicio de sierra
Actualmente nada queda del primigenio poblado minero de La Zarza construido por los franceses en el cabezo de Las Mesas. Los trabajos emprendidos a partir del año 1866 por la compañía inglesa impusieron el traslado del pueblo a su lugar actual, además de un considerable incremento de la mano de obra necesaria.
En un mapa de 1880 dibujado por la compañía inglesa, se aprecia el germen del actual poblado de La Zarza (Silos de Calañas). En él pueden observarse 4 manzanas de forma alargadas, dispuestas paralelamente, alrededor de un eje longitudinal (probablemente la calle principal), además de talleres y oficinas, alojadas en edificaciones aisladas, en la zona que actualmente está ocupada (en parte por la corta y en parte por el mercado antiguo). Según Pinedo Vara ya en 1868 había en La Zarza 2432 obreros y en 1892 esta cifra se ampliaba a 3600 personas, según Checkland.
El emplazamiento del pueblo de La Zarza sigue así una lógica puramente funcional encontrándose en contacto directo con el aprovechamiento de los recursos del territorio. No obstante, no existe una razón que determine su emplazamiento, sino que se ocupa una porción del territorio sin necesidad de establecer un lazo directo con elementos estructurantes tradicionales como un río, una cumbre, un suelo fértil, etc. Se levanta, por tanto, un pueblo ex-novo, hecho, construido y pensado para alojar a los trabajadores y sus familias cerca de su lugar de trabajo.
De hecho, La Zarza está delimitado por dos elementos del territorio de gran fuerza material: el cerro del Alcornocoso, con su importante desarrollo en altura, y la Corta, que delimitan respectivamente la zona este y sur del mismo, ambos parte integrante del pueblo y con fuerte valor simbólico para los zarzeños.
En la línea de otros poblados de colonización minera, la Compañía no se limitó a la construcción de unas viviendas que sirvieran para resguardar a sus moradores, sino que organizó un microcosmos abundantemente autosuficiente y aislado.
Los edificios emblemáticos se localizan más o menos en el centro del pueblo, aunque en La Zarza persiste la sensación de encontrarse en un emplazamiento disgregado donde el territorio se ha ido ocupando sin solución de continuidad, dejando amplios espacios residuales entre barrio y manzanas que todavía no se han consolidado.
El desarrollo del pueblo no se genera en definitiva alrededor de los elementos arquitectónicos más simbólicos sino que, creciendo por impulsos, se van sumando paquetes de viviendas homogéneas, conforme a las necesidades de alojar al creciente número trabajadores.
Por lo que respecta a la cronología del desarrollo del pueblo no queda clara, exceptuando algunas fechas concretas como la de 1891, año en el que se construye el Casino de Sociedad y se empieza la construcción de las viviendas de la calle Posada, a la vez que 8 viviendas de la calle Rondana que sirvieron de alojamiento a los ingleses. En 1895 la trama urbana se componía por 35 manzanas, destinadas, en su mayoría, a viviendas y, en 1922, se construyen la calle Salamanca y Toledo.
Del análisis de la documentación cartográfica se desprende que el cambio más notable es quizás la perdida del barrio en el extremo este del pueblo, desaparecido, otra vez, a causa de la ampliación de la Corta, mientras que, por lo general, el resto de la trama urbana queda cristalizada desde mediados del siglo XX, indicando lo que fue un rápido crecimiento seguido a su fundación, cuando la demanda de viviendas era mayor a causa del auge de la mina, y un sucesivo estancamiento, en línea con el declive de la sociedad y, en consecuencia, de la economía de la zona.
El resultado de este proceso es el actual pueblo de La Zarza, que se localiza al noreste de Calañas y al este del Cerro del Andévalo, a una distancia de 8 kilómetros aproximadamente, de ambos sobre un valle artificial de relleno que recubría el desaparecido barranco de La Zarza. En él todavía son reconocibles los crecimientos del mismo, identificándose 5 zonas:
- Zona norte. El Barrio Modelo
- La zona oeste. El Barrio Llano y los barrios de las Calles San Francisco-San Dionisio, las Calles Barbate-Estrella, las Calles Zahara y Zaragoza y los grupos de viviendas A y B
- El centro. La Calle Ancha
- El barrio de la ladera del Cabezo del Alcornocoso. Los chalés
- La zona sur. El mercado.
Este patrón urbano de colonización minera se determina, de manera general, por algunos de los siguientes puntos:
- Falta de planeamiento global, consecuencia de la supeditación de la ubicación del pueblo a las necesidades de la mina.
- Adaptación al territorio, a fin de abaratar costes de construcción, resultado de la aplicación directa de las premisas funcionales de la mina.
- Crecimiento disperso, efecto de la necesidad de obreros en las distintas labores.
- Segregación social de la clase dirigente del resto de los trabajadores, por la trasposición literal de la pirámide social al urbanismo.
- Completa dotación de equipamientos como casino o circulo minero, escuela, mercado, iglesia, por el interés paternalista de la compañía en aras de controlar las insurgencias obreras.
- Importación de arquitecturas foráneas, anglosajonas principalmente y francesas de manera menos reconocible, que se mezclan con la arquitectura popular andaluza.
El poblado minero de El Perrunal se encuentra a una altitud aproximada de 240 metros sobre el nivel del mar, y cuenta con unos 250 habitantes.
Al igual que La Zarza y Tharsis, El Perrunal constituye de forma característica un pueblo de colonización minera, construido para dar alojamiento a los trabajadores de la mina del Perrunal, en origen propiedad de la Societé Française des Pirytes d'Huelva.
El análisis de la cartografía evidencia que el pueblo no ha cambiado en el último cuarto de siglo. Su forma arqueada se ha mantenido intacta, al igual que la interesante zona de huertas que se encuentra a sus espaldas.
El Perrunal se desarrolla a lo largo de 4 calles principales, paralelas entre sí que, amoldándose a la orografía del territorio en el que se asienta, ordena un total de unas 30 manzanas, compuestas por unas viviendas muy similares entre sí, denominadas cuarteladas. En este núcleo, la influencia extranjera en la arquitectura es menos reconocible que en La Zarza o Tharsis, quedando solo algunas chimeneas de ladrillo y cubiertas a dos aguas de teja árabe (a diferencia de las edificaciones ingleses construidas por la compañía de Tharsis que eran planas).
Estos tipos de viviendas se realizaron bajo las imperiosas leyes de economicidad y rapidez. Esta es una de las razones para su profunda transformación, ya que es muy posible que las dimensiones fueran aún más reducidas respecto a otros pueblos mineros de la zona. Se empujó así a los habitantes que se quedaron después del cierre de la mina a buscar rápidamente cualquier tipo de solución habitacional que aumentara la superficie útil de su vivienda según la disponibilidad económica de los mismos, bien con un aumento de volumetría en altura, bien acoplando los cuerpos accesorios como cocinas y baños que, inicialmente se localizaban en la parte trasera de las viviendas de forma autónoma.
El poblado del Perrunal, por sus reducidas dimensiones, carece de algunos de los elementos singulares que caracterizan otros pueblos mineros de la zona, aunque pueden observarse tres de interés: la escuela, el casino minero y el cuartel de la guardia civil.
La riqueza económica del Andévalo ha derivado de la extracción de pirita, oro, plata, cáscara de cobre y manganeso de las minas que se encuentran en su zona.
La cronología que abarca esta explotación se sitúa entre la época prehistórica (3000 a. C.) y la actualidad, destacando como un territorio de explotación a lo largo de distintas etapas históricas.
El punto álgido de la explotación minera de la comarca histórica del Andévalo se sitúa a finales del siglo XIX, cuando dos grandes compañías de capital extranjero: la francesa Compagnie des Mines de Cuivre d'Huelva, seguida de la escocesa Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd. propulsaron definitivamente la industria minera a gran escala.
En el año 1853, el ingeniero francés Ernest Deligny realiza la solicitud del yacimiento del Perrunal. No será hasta el año 1880 cuando forme la compañía de capital francés Société des Pyrites Française, conocida popularmente por su traducción castellana como Sociedad Francesa de Piritas de Huelva, e inicie las labores de explotación. Estas labores no quedarán reconocidas oficialmente hasta el año 1900, junto con las de otras minas como Lagunazo. En ese mismo año, en el año 1900, se inicia la construcción de las primeras viviendas en El Perrunal. El crecimiento del pueblo siguió hasta 1912, fecha de construcción de las últimas edificaciones.
En un principio se construyeron 29 grupos de viviendas que se nombraban con una letra, por un total de 627 habitaciones o cuartos, que podían albergar a unas 1500 personas. Durante el apogeo del la mina, en la década de los años 1.920 y 1.930, el censo se dispara a unos 4.000 habitantes, ocupándose hasta el hacinamiento todas las viviendas, incluso las chozas de los huertos. El pueblo no tenía en principio servicio de agua, desagüe y luz. De hecho, la instalación del alumbrado público se llevó a cabo en 1930 ya que, hasta esa fecha, solo había electricidad en la mina. La instalación de agua y desagüe se incorporó en el año 1974 existiendo previamente solo algunos grifos y retretes públicos.
Los trabajos de esta compañía empezaron en el año 1900, y durante cerca de 30 años, coincidieron con una época de apogeo de la explotación. En estos años la empresa llegó a tener cerca de 1.000 trabajadores y la extracción de pirita fue de 3.400.000 toneladas. El máximo apogeo será en las primeras década del siglo XX reduciéndose su actividad hasta contar con la mitad de trabajadores en los años 40 del mismo siglo. Con el cierre de la mina los obreros pasaron a trabajar a la mina del Lomero-Poyatos en Valdelamusa (Almonaster La Real) que pertenecía a la misma empresa. En 1949, el incendio de la mina del Perrunal, causó el cese temporal de la explotación.
La Mina de Perrunal permaneció activa entre 1853 y 1968, tratándose de una explotación de reducidas dimensiones donde se practicó la extracción subterránea del mineral.
Este hecho marca los elementos actualmente conservados: una cantera para la obtención de estéril con destino a los rellenos practicados en las galerías y los pozos, y un conjunto de instalaciones para el tratamiento de mineral: dos malacates, dos casas de máquinas, una subestación eléctrica, talleres, cargadero de mineral, y los dispositivos de almacenamiento de agua.
De sus instalaciones mineras se conserva la estación eléctrica, los dispositivos de almacenamiento de agua, la planta de decantación de lodos, el edificio de la central eléctrica, las casas de máquinas para los malacates algunos de los talleres en estado de ruina (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús es el templo para culto cristiano del núcleo urbano de La Zarza. Situada en la zona centro del pueblo, en la conocida popularmente como la calle Ancha, junto al teatro, el casino y el templete de música, conforma uno de los dos grandes grupos de equipamientos del pueblo, que sumados a la escuela, el mercado y la casa de pagos, actual casa de música, evidencian la importante dotación social con la que contaban los pueblos mineros en comparación con otros pueblos de origen agrícola del entorno.
Construida en el año 1931 por la compañía minera Tharsis Sulphur and Copper, presenta una única nave de 25 metros de longitud y 10 metros de anchura, construida con muros de fábrica de ladrillo con pilastras interiores para el apoyo de las cerchas de madera que definen una cubierta a dos aguas con teja cerámica plana. Al exterior, destaca una torre cuadrada con capitel piramidal de base octogonal.
El estudio de sus puertas y ventanas, resueltas con pequeños frontones a dos aguas y el encaje que bajo la cornisa se hace con la fábrica de ladrillo recuerda la tipología utilizada por la Iglesia Evangélica. No así su torre, colocada sobre la entrada principal, que parece sacada del esquema de las torres que coronan las iglesias de la sierra onubense.
Este tipología de iglesia es única en su estilo dentro de las iglesias conservadas construidas por la propia Compañía en sus departamentos mineros como Tharsis y La Zarza años después (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La iglesia del Buen Pastor del Perrunal se encuentra localizada en el núcleo urbano del mismo nombre, municipio de Calañas. Está situada al este del Perrunal, junto a la carretera local HV-1472. Este edificio de culto está formado por una única nave construida con muro de carga de mampuesto de piedra con cubierta de madera a dos aguas.
En la fachada principal, marcada por una espadaña de un vano rematada en piñón, se sitúa el acceso de arco de medio punto abocinado con puerta apuntada. Las fachadas laterales cuentan con ventanas de medio punto que iluminan el espacio interior de la sala. El conjunto está protegido al exterior con mortero de cemento y pintada con el característico color blanco de la zona y zócalo gris.
Actualmente, este centro de culto pertenece al Arciprestazgo del Andévalo, fundado el 1/11/1955, con una población de 290 habitantes.
La mina del Perrunal cerró, a causa de un incendio, en el año 1949. La Iglesia del Buen Pastor fue construida un año después del cierre de la explotación minera, en el año 1950, ocupando las antiguas cuadras de los animales del cuerpo dirigente. Este dato indica que fue uno de los pocos pueblos de colonización minera que no dispuso de un edificio para el culto siendo habitual que, dada la cercanía con el poblado de la Zarza, los trabajadores de la empresa y sus familias acudiesen a la iglesia vecina para actos litúrgicos. Actualmente, es uno de los pocos edificios que, construido en los pueblos mineros de colonización a mediados del siglo XX, no ha sido patrocinado por la propia compañía explotadora (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El teatro de La Zarza es uno de los más interesantes equipamientos que componen el tejido urbano de este departamento minero. En la conocida popularmente como calle Ancha, zona peatonal del pueblo de La Zarza, se encuentran la mayoría de las edificaciones para uso social de los trabajadores de la compañía minera. El teatro, la iglesia y el casino minero, además del templete de música y otros espacios ajardinados con una funcionalidad social evidente, dan forma a este núcleo de población de origen y costumbres británicas, de principios del siglo XX.
Abre la calle el teatro, actualmente clausurado y sin uso. Se trata de un edificio exento, construido a principios del siglo XX, levantado sobre muros de fábrica de ladrillo, de planta rectangular y de grandes dimensiones necesarias para la celebración de representaciones teatrales. La cubierta está realizada a dos aguas, con teja plana cubriendo los dos paños. Sobre la techumbre del edificio se aprecia la presencia de un aireador, necesario para la ventilación del recinto. Es un edificio enfoscado en sus caras exteriores y decorado con cercos en los huecos de ventanas, puertas y las esquinas, lo que resalta la geometría del edificio. Las ventanas, cuatro a cada lado y dos en la fachada principal junto con una pequeña desde donde se despachaban los billetes de entrada, son ojivales y su carpintería es de dos hojas con vidriera ojival de tracería defendidas por contraventanas exteriores de lamas. El logotipo de la compañía minera resalta claramente en la fachada principal (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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