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jueves, 23 de noviembre de 2023

Los principales monumentos (Castillo de Luna) de la localidad de Rota (I), en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Luna) de la localidad de Rota (I), en la provincia de Cádiz.
    Situada en el borde septentrional de la Bahía de Cádiz, en sus proximidades se han hallado numerosos restos de época romana. Los musulmanes construyeron un ribat hacia el siglo X, que fue el origen de la población de Rabeta-Ruta. Reconquistada en 1264 por Alfonso X, en 1295 la villa fue cedida por Sancho IV a Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, quien la entregó en 1303 a su hija, Isabel Guzmán de la Cerda, como dote para su matrimonio con Fernán Pérez Ponce de León, primer Señor de Marchena y posteriores Duques de Arcos, a cuya casa señorial pertenecerá Rota hasta 1780, en que pasa a la Casa de Osuna hasta la disolución de los señoríos. Se conservan algunos restos de la muralla medieval, junto a tres de sus antiguas puertas: al noroeste, la Puerta de Jerez; al sur, la Puerta de Chipiona; y al norte, la Puerta de Sanlúcar o de la Villa (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
      El Centro Histórico ocupa el borde sureste del casco Urbano, rodeado por el mar en tres de sus lados. Su altitud media es de 9 metros, estando el punto más alto del Casco a 12,5 metros.
     El núcleo forma un óvalo imperfecto con las puertas de Sanlúcar, el Arco de la Villa, la puerta del Mar y la de Jerez, derribada en 1.868 Es una villa de origen medieval con trazado irregular de calles estrechas y tortuosas y alineaciones variables Las manzanas son irregulares, de menor tamaño en la parte más antigua, alrededor del Castillo de Luna y la Iglesia de la O, y mayores en la parte situada al noroeste, en contacto con los desarrollos más recientes. A partir del recinto amurallado, el trazado urbano se ha desarrollado en torno a los caminos que partían de las tres puertas de tierra.
     El resto del núcleo estaba constituido por un caserío modesto construido a partir del siglo XVIII, tras ser destruido el primitivo en el asalto anglo-holandés de 1702. Estaba habitado en origen por agricultores y pescadores, una vez que la nobleza y burguesía de la villa se desplazara desde mediados del siglo XVIII hacia la Puerta de la Villa y el arrabal surgido en su entorno, donde localizaron las Casas Señoriales de Rota.
     La Iglesia y el Castillo generan una escenografía de gran potencia y valor ambiental que sorprende por situarse dentro de un entramado urbano y arquitectónico de extrema sencillez, que aparece tras cruzar la Puerta del Mar y penetrar en el primitivo recinto amurallado medieval. No obstante, en la fisonomía del conjunto destacan elementos singulares como una cerca de murallas, la Torre de la Almadraba, los Baluartes de la Concepción, de la O y de la Culebrina y las Baterías de Salazar y de la Veracruz.
     El proceso de formación del núcleo, ha mantenido una coherencia en su desarrollo que permite identificar suficientemente la morfología urbana y unas estructuras arquitectónicas representativas de la evolución histórica, creando etapas bien diferenciadas. En su formación destaca la importancia de sus condiciones geográficas con la existencia de un puerto natural. A sus valores históricos se une una privilegiada situación estratégica en la Bahía de Cádiz, que permite una visualización armónica del conjunto desde el mar.
     El caserío presenta fachadas encaladas totalmente o alternando en ocre en portada, cornisa y pilastras. Desde hace unos años se ha introducido la costumbre de descubrir la piedra dejándola en su color. Predominan las casas de dos plantas en la villa, donde se encuentran las más sencillas, pertenecientes a los siglos XVI y XVII. Los ejemplares de casas del siglo XVIII introducen cornisas y repisas de piedra, para los balcones, llevando también la decoración a la planta superior.
     Las portadas de esta época adquieren mayor énfasis con grecas que enmarcan el vano, con patio interior porticado con arcos sobre columnas de orden toscano con gran éntasis, que parece una característica propia de los patios de Rota. Hay que destacar que las edificaciones de Rota guardan una armonía constructiva en las alturas, distribución y elementos decorativos de las fachadas y de los patios interiores.
     Por su proximidad a la moderna base americana, la población ha aumentado de forma extraordinaria, quedando un pequeño núcleo junto al puerto, donde todavía persisten, aunque alterados, algunos edificios interesantes.
     Rota, por su estratégica situación en la bahía de Cádiz, su cercanía a Gades, y su riqueza agrícola, ha sido habitada a lo largo de toda su historia, como lo demuestran sus hallazgos arqueológicos. El núcleo urbano de Rota tiene su origen y seña de identidad en su localización y en el valor estratégico de su puerto, constatándose la existencia de pequeños asentamientos en las proximidades, de épocas fenicia, griega y romana. En el término municipal, donde hoy se sitúa la Base Naval, han aparecido vestigios de asentamientos humanos, principalmente de época romana, entre los que podemos distinguir un depósito de ánforas, un horno próximo y unos sepulcros.
     La ciudad surge a partir de un fuerte de frontera, Rabeta Ruta y posterior Ribat, con connotaciones religiosas, formándose un núcleo a partir del Ribat en el siglo XII. En origen es una plaza fuerte costera de la que aún se conservan pequeños tramos de la cerca amurallada, aunque ha perdido la práctica totalidad de sus lienzos. Por su carácter marítimo, las murallas de Rota constituyen defensas contra el mar que crean un zócalo de protección sobre el que se asienta la ciudad.
     Conquistada definitivamente por Alfonso X, la ciudad fue la sede de renombradas órdenes militares como la Orden de Santiago o la de Santa María de España. Sancho IV donó la Villa a los Pérez de Guzmán, primeros señores de Rota, que edificaron el Castillo de Luna posiblemente en el mismo solar donde estuvo el Ribat. De este período perduran restos de construcciones señoriales levantadas dentro del recinto amurallado de los que se conservan varios tramos y elementos (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).          
     Las extensas playas -más de 16 km- de arenas finas y doradas, junto a los parajes naturales que la rodean, constituyen los principales atractivos de esta jugosa ciudad estratégicamente asomada al Atlántico.
Historia
     Aunque él término municipal ha conocido el paso de sucesivos pobladores, parece indudable, a juzgar por los hallazgos arqueológicos, que la ciudad tiene un ori­gen romano. En cualquier caso, durante el siglo X, los musulmanes levantaron un ribat o monasterio amurallado con el nombre de Rabeta Ruta, nombre del que procede el actual.
     Alfonso X conquistó el lugar en 1264, pasando posteriormente a depender del condado de Niebla. En 1303, por enlaces matrimoniales, Rota entró a formar parte de la casa de Arcos, bajo cuyo dominio se mantuvo hasta 1780, momento en que pasó al Ducado de Osuna hasta 1823.
     Tradicionalmente dedicada a la pesca y a la agricultura, el establecimiento de la base logística norteamericana en los años cincuenta del siglo XX favoreció su moder­nización, que el turismo, posteriormente, ha consolidado por completo.
Gastronomía
     Los productos del mar junto con los del campo, cuya obtención no se ha abando­nado, constituyen la base de una cocina que ha hecho famoso en toda la zona costera un plato absolutamente original: la urta a la roteña, guiso de este pescado de la costa con cebolla, tomate y otros fru­tos de la huerta. A este plato esencial pueden unirse otros no menos jugosos, como el arranque roteño, especie de salmorejo autóctono; la sopa de urta; el pescaíto frito; las ortiguillas y las butifarras, todo ello acompañado de la célebre tintilla, el vino del lugar.
Fiestas
     En febrero, el carnaval constituye una de las principales celebraciones, en la que participa todo el pueblo. En Semana Santa, uno de los momentos culminantes es el de la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la madrugada del Viernes Santo. En mayo es la feria de Primavera. A mediados de agosto y durante cuatro días tiene lugar la Fiesta de la Urta, declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía, que incluye un concurso para pre­miar el mejor guiso del plato tradicional de la urta a la roteña. Las fiestas patronales se celebran en octubre y están dedicadas a la Virgen del Rosario Coronada.
Visita
     Rota es una ciudad muy activa a lo largo de todo el año, no sólo en verano, con un especial interés por los actos culturales de todo tipo, siendo, probablemente, en este sentido la población más inquieta de todo el litoral gaditano. Las más variadas actividades se suceden sin solución de continuidad, desde actuaciones musicales de todos los estilos a concursos de dominó o de ajedrez, pasando por el teatro, el impulso a la lectura, las regatas, el deporte de aventura, etc.
     La ciudad ha crecido mucho en los últimos decenios. El caserío avanza hoy tierra adentro desde la práctica totalidad de las playas del Rompidillo y de la Costilla, a través de un trazado ortogonal en el que no faltan las largas avenidas. El casco histórico, sin embargo, de singular belleza y en el que se concentran la mayor parte de sus monumentos, es bastante más pequeño. Se sitúa en la parte más alta de la población, entre el paseo Marítimo de la Costilla y la avenida de San Juan de Puerto Rico, que corre sobre los puertos pesquero y deportivo. El arco que se abre en la calle Gravina es prueba de que en su día estuvo completamente amurallado.
     Esta calle desemboca en Méndez Núñez, a la derecha de la cual está la plaza de Bar­tolomé Pérez, un lugar con mucho encanto en el que se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la O. Concluida su construc­ción en 1537, en ella confluyen los estilos gótico, plateresco y barroco, éste último a causa de reformas posteriores. El exterior, en el que sobresalen los poderosos contrafuertes en que apoyan los muros laterales, no da idea de la importancia del edificio. La fachada además es bastante simple. Consiste en una torre fachada constituida por dos cuerpos separados por un matacán, situándose en el cuerpo infe­rior la entrada, un vano ojival ornamen­tado con puntas de diamante.
     En el interior la iglesia tiene una sola nave muy amplia, separada en tres tramos mediante pilares fasciculados y rematada en un espléndido ábside pentagonal, sobre el que se alza una preciosa bóveda estrellada de cantería. En cada uno de los lados del pentágono se abren ventanas apuntadas, actualmente cegadas, decoradas con bellísima tracería calada, semejantes a las que se abren en la nave. Bajo la ventana del lado central del pentágono pende el Santo Cristo de la Capilla, un Crucificado de finales del siglo XV y estilo gótico. A un lado y a otro, en dos tablas atribuidas a Juan de Campaña, de 1578, figuran La Visitación y San Roque. Debajo aparece una sillería barroca procedente del coro de la hoy desaparecida iglesia de la Merced, cuyas figuras fueron talladas por Diego Roldán en 1736. En el lado de la epístola, sobre un pedestal, figura la imagen de Nuestra Señora de la O, del siglo XVII.
     Las capillas que actualmente posee esta iglesia son posteriores a la fecha de la construcción inicial, salvo la del bautismo, en el lado del evangelio, la cual muestra en su acceso una hornacina en la que figura la Virgen de la Granada, imagen de piedra del siglo XVI traída del castillo de Luna. Junto a ésta se encuentra la capi­lla del Sagrario, levantada en el siglo XVIII. Lo más interesante de ella es el zócalo de azulejos que cubre sus muros y el San Miguel que figura en el altar del testero izquierdo, atribuido a Luisa Roldán, la Roldana. Interesante es también el zócalo que cubre los muros de la capilla de Jesús Nazareno, situada en el lado de la epís­tola. Tiene una altura de 2,60 m y fue realizado en Triana en 1755. El Cristo se atribuye a Pedro Reling, quien debió tallarlo a principios del siglo XVIII. En su corres­pondiente capilla, se encuentra Nuestra Señora del Rosario, patrona y alcaldesa perpetua de Rota, imagen anónima del siglo XVI.
     De la plaza de Bartolomé Pérez parte la calle Cuna, a la que da la fachada principal del imponente castillo de Luna. Construido en 1297 por Alonso Pérez de Guzmán sobre el ribat islámico, la edificación ha tenido distintos usos a lo largo de su historia. En el siglo XV, el duque de Arcos, Rodrigo Ponce de León, lo adaptó a residencia palaciega; en 1909, el marqués de San Marcial lo convirtió en su palacio de verano; más tarde fue colegio y también hospital, hasta que pasó a manos del Ayuntamiento, que lo restauró y lo adaptó para Casa Consistorial en 1999.
     El castillo es de estilo gótico-mudéjar y su aspecto exterior de fortaleza, con sus robustos muros almenados, se contradice con la refinada terminación del interior. Tiene planta de trapecio, con una torre en cada esquina. Pasado el zaguán, al que se entra a través de un arco rebajado, aparece el patio, magnífico, de una suntuo­sidad esplendorosa. Su construcción data del siglo XV y tiene dos plantas. La inferior lleva arcos de medio punto sobre gruesas columnas de piedra, mientras en la superior los arcos son rebajados, las colum­nas algo más delgadas y entre ellas corre un antepecho de piedra con rosetones góticos calados. En la planta baja y en el lado derecho de la galería frontal, se conserva un mural gótico mudéjar del siglo XV que muestra lacerías y motivos vegetales, además de una figura ecuestre y el escudo del canciller López de Ayala.
     Callejeando desde aquí se descubre una sucesión de casitas blancas, de dos plan­tas como mucho, muchas de ellas ador­ nadas con flores en las ventanas, en los balcones y en los patios, que alternan con otras de mucho más empaque, pero con la misma gracia.
     La calle Constitución roza la tranquila plaza de Barroso, con sus naranjos y sus bancos de hierro, y sigue hasta la plaza de España, sombreada de plátanos, con algunas buenas casas, como la número 4.
     Bajando por Bachiller, se alcanza la puerta de Jerez, otro resto de la antigua fortificación, que vuelve a reaparecer con un pequeño lienzo de muralla al final de Posadilla, frente al mercado de abastos del centro y la esbelta torre de la Mer­ced, único resto que queda del antiguo convento de los mercedarios.
     Por encima de esta torre, subiendo por Veracruz, se alcanza la capilla de San Juan Bautista, del siglo XVIII, una obra barroca, con abundantes yeserías muy decoradas, en cuyo retablo mayor se encuentra La Caridad, grupo escultórico compuesto por la Virgen y un Cristo yacente en sus brazos realizado por Ramón Chaveli en 1943.
     La calle Castelar lleva a la plaza de San Roque, en la que está la capilla de San Roque, del siglo XVII. En ella se guarda el Cristo de la Vera Cruz, perteneciente a la Cofradía del mismo nombre.
     Cerca de aquí, en el número 29 de la calle Isaac Peral, se sitúa el Museo Ruiz Mateos con una buena colección de arte moderno en óleo, grabado, acuarela y escultura, ubicado en una casa tradicional roteña magníficamente acondicionada.
Otros puntos de interés
     Fuera del casco histórico, Rota mantiene numerosos  atractivos.
     Hacia la mitad de la calle Calvario se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, edificada sobre la antigua cilla en 1794.
     En la avenida de María Auxiliadora se sitúa el parque El Mayeto, nombre tra­dicional del campesino roteño, cuyas viviendas, con techo de paja, reunían tam­bién características especiales.
     En la avenida de la Diputación están el parque Atlántico, con el Centro de Interpretación del Litoral, y un poco más abajo, el Jardín Botánico Celestino Mutis, dispuesto como un parque de edu­cación medioambiental.
     Más adelante aún, en dirección a Chi­piona, está el Parque Natural de la Alma­draba, que sigue la línea de la costa y donde se encuentran los tradicionales corrales que se usan para pescar aprovechando el ritmo de las mareas. Más o menos al final de este parque, empieza la excelente playa de Punta Candor, que se extiende prácticamente hasta la magnífica urbanización Costa Ballena, ya a unos 7 km de la población (Rafael Arjona, y Lola Wals. Guía Total, Cádiz, Costa de la Luz. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2008).  
       La ciudad debe su fama en la actualidad, principalmente, al hecho de situarse en su término desde 1955 una base logística americana, encontrándose en el puerto con enorme frecuencia los grandes portaaviones de la Navy norteamericana. Es igualmente punto de partida de un oleoducto que, tras atravesar bajo tierra buena parte de España, llega hasta Zaragoza.
     Rota tiene, al parecer, como Chipiona, un origen romano, al menos esto es lo que atestiguan a juicio de los estudiosos, los numerosos hallazgos arqueológicos encontrados en sus proximidades. Aunque, como todo el territorio marítimo comprendido entre el Guadiana y el Guadalete, es decir, entre la frontera con Portugal y El Puerto de Santa María, pertenecía al condado de Niepla, antecedente del ducado de Medina Sidonia. Rota pasó en 1303, por enlaces matrimoniales, a depender de la casa de Arcos, bajo cuyo dominio se mantuvo hasta 1780. Cuenta con magníficas playas excelentemente pertrechadas, entre las que sobresalen las de La Costilla y Punta Candor, así como con un gran ambiente, especialmente juvenil, con abundancia de discotecas y bares donde pueden degustarse sus estupendos vinos y pescados. A este respecto, Rota aporta a la gastronomía andaluza un plato absolutamente original, la urta a la roteña, guiso de este pescado de la costa con cebolla y tomate. Todas estas circunstancias hacen de la población un punto atractivo para un turismo bullicioso y deseoso de diversiones vibrantes. Lugar especialmente interesante por su pintoresquismo es el barrio de pescadores, que se extiende a la sombra de las murallas medievales y del castillo de Luna, construcción del siglo XIV en buen estado de conservación. Igualmente atractiva es la parroquia de Nuestra Señora de la O, edificada a principios del siglo XIV siguiendo los dictados del estilo gótico ojival. Es de una sencilla belleza, destacando su fachada principal en la que se encuentra embutida la torre campanario (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Castillo de Luna
     Actual sede del Ayuntamiento, el edificio sería construido hacia 1297 por Alonso Pérez de Guzmán sobre el antiguo ribat hispanoárabe. En el siglo XV fue transformado en residencia palacie­ga por Rodrigo Ponce de León. El edificio fue rehabilitado en 1909 como palacio de verano por el Marqués de San Marcial. Ya en 1944 fue adaptado para colegio de Salesianas y hospital por José León de Carranza, quien lo legó al Ayuntamiento, finalizándose la restauración en 1999.
     De estilo gótico-mudéjar, presenta una tipo­logía mixta como fortaleza militar y palacio residencial. Edificado con mampostería y sillares en los ángulos, el recinto amurallado del siglo XIV es de planta casi rectangular con torres en sus cuatro ángulos, entre las que destaca la más elevada Torre del Homenaje, de planta cuadrangular, y la Torre de la Alianza, de mayor envergadura, que se sitúa en el centro del lienzo que recae hacia la plaza Bartolomé Pérez. El exterior se encuentra coronado con almenas piramidales y la sencilla puerta principal se configura mediante un arco rebajado y dovelado.
     En el centro se sitúa un patio del siglo XV, de planta rectangular. Presenta dos cuerpos porticados con galerías perimetrales. El inferior se estructura mediante arquerías de medio punto algo peraltadas, mientras que el cuerpo superior tiene arcos rebajados, siendo éste último piso de menor altura. Los baquetonados arcos se inscriben en alfices y apoyan sobre robustas columnas de piedra con capiteles de concepción prismática muy gotizante, descansando todo en sendas basas y basamentos. Las columnas angulares del cuerpo inferior son de mármol y parecen proceder de algún edificio más antiguo. El patio se corona con un antepecho de piedra calada decorado con rosetones góticos, cuyo pretil recorre los cuatro frentes del patio, aunque sólo es original el del frente principal, que está centrado por un escudo de los Ponce de León orlado con guirnalda.
     En el frente derecho de la galería  inferior se sitúa un interesante zócalo de pintura mural del siglo XV. Estilísticamente se integra en la vertiente mudéjar del gótico internacional y se inspira en los modelos cerámicos de tradición islámica. Se trata de una composición horizontal, de 1,75 metros de alto. Está subdividido en sucesivos paños rectangulares con sus correspondientes pilastras. Se remata con un almenado de merlones escalonados y en la zona inferior se sitúa un plinto con figuras de rombos. Los motivos decorativos son geométricos de lacerías estrelladas y tramas poligonales; vegetales; el escudo heráldico de López de Ayala; y una figura ecuestre (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). 
     El Castillo de Luna fue construido por la casa de Arcos, señores jurisdiccionales de la villa durante siglos. Actualmente es la sede del Ayuntamiento del municipio, del que es propiedad. La denominación del mismo podría proceder del matrimonio de Pedro Ponce de León, primogénito del primer marqués de Cádiz, con una hija de Álvaro de Luna, que también dio nombre al castillo de Luna de Mairena del Alcor.
     Su planta es rectangular, con cinco torres en el perímetro, quedando articulada en torno a un patio central de estilo gótico, con zócalos pintados con motivos mudéjares.
     Es posible que el castillo se levante en el mismo lugar que el ribat musulmán que existía en el lugar, conocido según las descripciones como Rábita Ruta, denominación que parece proceder del latín Speculum Rotae. Fernando III conquistó la villa a los almohades en 1251, siendo reconquistada definitivamente en 1264 por Alfonso X, tras la sublevación mudéjar de ese mismo año.
     En 1297 Guzmán el Bueno, recibió el señorío de Sanlúcar, territorio del que formaba parte el lugar de Rota. Por ello la construcción del castillo se ha atribuido a dicho noble. Sin embargo, no hay constancia documental de ello y el estilo del patio y de la escalera es claramente posterior a la época del Guzmán. En 1309, el lugar de Rota se segregó del señorío de Sanlúcar como parte de la dote matrimonial de Isabel Pérez de Guzmán, al contraer matrimonio con Fernán Ponce de León, fundador de la casa de Arcos, pasando el castillo a dicho linaje, cuyas armas figuran en él en varios lugares.
     Durante el gobierno de los Ponce de León, el castillo fue casa del gobernador de la villa y casa capitular hasta 1750.
     En 1909 fue comprado por el marqués de San Marcial para usarlo como residencia de verano, realizando importantes reformas en él. En 1943 lo adquirió José León de Carranza, acondicionándolo como Colegio de San Ramón y Hospital de San José, instituciones atendidas por las Hijas de María Auxiliadora, comunidad salesiana que lo donó al ayuntamiento roteño, abandonando el edificio en 1982. En 1987 se iniciaron obras de restauración que no se terminaron hasta 1999, en que se inauguró como consistorio.
     Tiene planta rectangular con cinco torreones almenados, siendo los principales el de la Alianza y el del Homenaje. El torreón orientado al oeste tenía la campana de la vela, cuya misión era avisar a los habitantes de los ataques. Los torreones están construidos con piedra arenisca y calcáreas del mar, y el paramento de los muros es de sólido hormigón con abundantes piedras, alcanzando en algunos tramos una anchura de 3 m. El exterior carece de todo signo decorativo, sobriedad que caracteriza a estas construcciones de carácter militar y residencial. En el interior, lo más destacable es un pequeño patio original del siglo XV, rectangular, con dos pisos de galería con arcos ligeramente rebajados y zócalos pictóricos.
     A través de los siglos ha sufrido muchas modificaciones, pasando desde una transformación renacentista, hasta convertirse en una residencia de verano. El Castillo de Luna se transformó también en colegio y hospital, conocidos con los nombres de San José y San Ramón, siendo bendecido el 12 de octubre de 1944 por el Cardenal-Arzobispo de Sevilla, D. Pedro Segura.
     Adosados a los muros del Castillo, hay una capilla que fue construida posteriormente y fue inaugurada en 1951, convertida actualmente en Salón Capitular.
     El Castillo de Luna esta muy vinculado a la historia de Rota tal y como lo demuestra el escudo de la villa.
     Actualmente el castillo, declarado Patrimonio Artístico, es la sede del Ayuntamiento de Rota. Permanece abierto al público todos los días, ofreciendo visitas guiadas los fines de semana (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).  

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