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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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martes, 7 de noviembre de 2023

Los principales monumentos (Castillo de San Marcos; Palacio de Araníbar; antigua Lonja; Palacio de Vizarrón; Palacio de Roque Aguado; Palacio Reinoso Mendoza; Archivo Municipal - Bodega Los Moros; Real Plaza de Toros; e Iglesia de San Francisco - Museo; y Fundación Pedro Muñoz Seca) de la localidad de El Puerto de Santa María (II), en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de San Marcos; Palacio de Araníbar; antigua Lonja; Palacio de Vizarrón; Palacio de Roque Aguado; Palacio Reinoso Mendoza; Archivo Municipal - Bodega Los Moros; Real Plaza de Toros; e Iglesia de San Francisco - Museo; y Fundación Pedro Muñoz Seca) de la localidad de El Puerto de Santa María (II), en la provincia de Cádiz.

    
Castillo de San Marcos
     Es el monumento arquitectónico más antiguo que se conserva de la población y el centro de la misma. El origen es una pequeña mezquita califal de tres naves y cuatro tramos, citada en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, de la que persisten elementos como el mihrab, abierto por arco de herradura y cubierto por bóveda esquifada con nervios de tipo califal, el muro de la quibla, orientado meridionalmente  al Guadalete,  los arcos, todos de herradura  tras una sustancial reforma hacia 1940, y los pilares con columnas adosadas de mármol, material romano de acarreo, así como algunas bóvedas y dos inscripciones en caracteres cúficos procedentes del alminar desaparecido. El mismo rey la adapta al uso cristiano, amplía la sala de oración con más tramos y surge así la iglesia de Santa María, construcción mudéjar de raíces almohades, como en Jerez, levantada por un alarife musulmán, Alí, según narran las mismas Cantigas, santuario que dará pie al nombre de la ciudad, Santa María del Puerto o Puerto de Santa María. Dio origen su custodia a una efímera orden militar, la de Santa María de España, y albergó durante siglos la venera­da imagen de Santa María. Iglesia fortificada, su arquitectura de ladrillo y sólida cantería es de planta rectangular, singularizada al exterior por los perfiles almenados y los ocho torreones, cuatro ochavados en las esquinas y otros tantos más elevados en sus frentes, destacando la torre del Homenaje, hexagonal, que alberga escalera y el nuevo ábside construido para el culto cristiano. Aquí se venera, desde el siglo XVI, una talla gótica de la Virgen, traída desde una ermita, la de Santa María de Sidueña, que existía donde hoy queda la Torre de Doña Blanca, y que sustituye a la primera, la de los Milagros, cuando es muda­da a la iglesia prioral. Los caracteres góticos pin­tados bajo las almenas, que celebran a la Virgen María, obedecen a la citada reforma de 1940. Su función militar fue inmediata y formó parte de la cadena de castillos y torreones de la frontera cas­tellano-granadina durante la Baja Edad Media, época de luchas y tensiones bélicas, momento en que se le construye la cerca exterior y se recre­cen las torres centrales, justificando así su denominación tradicional de castillo. La sacristía, en el lado oeste, es de este momento aunque con intervenciones del siglo XVII por Francisco de Guindos. Declarado Monumento Histórico Ar­tístico en 1920, al día de hoy pertenece a manos particulares si bien abierto a determinadas fun­ciones públicas o celebraciones de eventos (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). 
     El castillo de San Marcos tiene una extensión de 4.000 metros cuadrados y ocupa la mayor parte de una manzana, delimitada por la plaza de Alfonso X, el Sabio, al este, donde se sitúa su acceso principal. Al oeste, con edificaciones anexas, linda con la calle de Federico Rubio; al Sur presenta parte de su cerca exterior con dos torreones a la zona del Resbaladero y al norte con la plaza de Juan de la Cosa.
     El castillo dibuja en planta una figura básicamente rectangular a la que se adosan ocho torres, una en cada ángulo y otra en el centro de cada cara. Todas ellas poseen decoración almohade, están rematadas por almenas en picos y presentan antiguos signos de canteros en sus zonas bajas. El conjunto se rodea de una muralla o cerca no muy alta.
     La torres angulares son octogonales y nacen cuadradas, aunque si observamos sus aristas percibimos que se achaflanan y se rematan con almenas de pico como el resto de las torres que se ubican en las caras del edificio sobrepasan con creces en altura el nivel de la Sala y en ella destaca la torre del lado noreste, de formas ochavadas que se mantienen hasta su coronación y que cobija el ábside de la Sala en su parte baja, y la torre del lado sureste, que alberga una puerta que da acceso a un espacio interior. Las otras dos son macizas en sus partes bajas y se denominan del Mihrab, por contener este nicho en su muro, y del Patio, por situarse en este recinto.
     El exterior del edificio presenta una cerca que se conserva visible sólo en el sector noreste y sureste o sea, hacia la plaza de Alfonso X y hacia el Resbaladero, respectivamente. En ella destacan la puerta de entrada al recinto y dos torres, una angular esquinada hacia la zona de levante, y otra en el ángulo sur. De esta forma resulta que el tramo de cerca que va desde la puerta a la torre angular esquinada es original, mientras que el que va desde la puerta al otro extremo de la plaza se alzó en el siglo XX. Por su parte, también es original, aunque muy restaurado, el tramo de muro que se sitúa en el sector sureste, es decir, entre las dos torres aludidas. El material constructivo de esta cerca está formado por sillería de distintas calidades y alguna zona que otra de mampostería. El edificio debió contar con una cerca completa aunque en sus caras suroeste y noroeste no se conserva por la edificaciones que se anexionaron a lo largo de su historia.
     De todas las torres del edificio destaca la que don Hipólito Sancho denominó "del Homenaje". En su parte baja cobija el ábside que se ubica en la Sala del edificio. Sobre este espacio se superponen otros dos más pequeños y sencillos; al más bajo, cuya planta repite la del ábside, se tiene acceso por la azotea o plaza de armas y está cubierto por bóveda esquifada sobre voladizo en nacela. A la cámara más alta se accede desde la azotea por una escalera de un solo tiro recto, cubierto con tramos escalonados por bóvedas de aristas, ubicada en el muro que da al interior. Esta torre posee cubierta en forma de terraza, a la que se tiene acceso a través de una escalera donde se aprecian los merlones y una espadaña del siglo XVIII con su campana, en la que se lee la siguiente inscripción: "Soy de la Santa Escuela de Cristo, año de 1792". La decoración exterior, es decir, matacanes, arco conopial de una ventana, puerta de entrada y restos de decoración al fresco, permiten relacionarla, estilística y cronológicamente, con la torre sur de la cerca exterior. Las cámaras del resto de las torres centrales, son rectangular y sólo sus accesos son idénticos a los de la torre del Homenaje, en el caso de la torre de la Puerta, pues lo de la torre del Mihrab son interiores y los de la torre del Patio son laterales.
     El acceso al interior de la sala se realiza por un arco de herradura practicado sobre una de las bóvedas del interior, ya que el muro tiene el suficiente grosor. Si accedemos al interior, se observa cómo todo el espacio interno se encuentra hacia la izquierda y presenta una completa organización y trama de arcos, bóvedas y soportes, cuyas diferencias y variedades obedecen a diferentes etapas constructivas de la edificación.
     En definitiva, se trata de una sala de tres naves y siete tramos, aunque la nave por la que accedemos, es decir, una de las laterales, se ve ampliada en un tramo más, mientras que las dos restantes continúan unidas para formar un patio. La mitad sureste de la Sala tiene cuatro parejas de soportes formadas por pilares alargador, en este sentido transversal, que presentan semi-columnas adosadas en el lado corto que corresponde a la nave central. Éstas pueden ser de época romana, aunque muy restauradas, o bien restituciones del siglo XX. Por último, seis soportes que responden al tipo de pilares cruciformes que reciben arcos en sus dos direcciones básicas. Las diferencias existentes entre los dos tipos de soportes, pilares alargados y pilares cruciformes, se deben a dos momentos constructivos diferentes.
     Los arcos del edificio son de herradura -túmida o no- y su forma se debe, en gran medida, a la restauración del siglo XX. Las bóvedas son del tipo arista aunque con variantes. No obstante, la sala del edificio es homogénea puesto que en su parte alta se ubica una azotea o plaza de armas.
     Respecto al Mihrab es un pequeño habitáculo abierto por un arco de herradura de tradición califal y de planta casi cuadrada. Las dimensiones de este nicho son de 1,08 x 1,16 y 3,81 metros de altura revestida de mármol liso y rematada en su tramo final por un listel. Esta zona es seguida de otra, forrada también de mármol, de 95 cm de alto que finaliza contra una moldura volada, con perfil de nacela, cuyos rincones presentan ligeramente formas achaflanadas. En sus ángulos diedros se localizan unas pequeñas columnas de mármol de traza varia, con base informe y fuste de 5 cm de diámetro, cuyos capiteles no son califales. Por último, el Mihrab se remata con una bóveda esquifada de tradición califal
cuyas aristas aparecen cubiertas por sendos resaltes, de sección rectangular, que convergen en el centro de las mismas con ligero perfil bulboso. El resalto de las mismas es de 7 cm de altura con una anchura de 22 cm, cubriendo un espacio de 92 cm, dirección sureste-noroeste, por 100 cm, dirección suroeste-noreste.
     El patio y sus anexos son la parte más compleja desde el punto de vista arquitectónico. El patio es un espacio fabricado a modo de claustrillo, siguiendo dos tramos unidos, uno de la nave central y otro de una lateral, que ventilaba la Sala y daba acceso a la azotea o plaza de armas ubicada sobre las bóvedas de la misma. Es prácticamente de planta cuadrada y se conforma en su lado suroeste por la propia muralla; en el sureste por dos arcos del fondo de las naves de la Sala; en su sector noroeste se cierran por la cara interna de una de las torres de dicho lado y un sector de la muralla del ángulo oeste.
     Por último, el lado noreste lo forman dos arcos, uno en relación con la prolongación de la Sala y otro que da paso a la escalera que da acceso a la azotea o plaza de armas.
     En relación a la Sacristía, es un espacio rectangular de 12 x 3,70 metros paralelo al muro suroccidental y originariamente con dos pisos de altura. A su parte baja se accede directamente desde la Sala, o sea, por el tercer tramo contando desde el muro en que se abre el Mihrab. Entre los años 1445 y 1501, se realizaron algunas reformas en esta dependencia, ya se aumentó el tamaño de las torres y se realizaron nuevos accesos.
     Este edificio fue construido alrededor del siglo X, y en su origen se trataba de una mezquita musulmana que fue transformada en templo cristiano en el siglo XIII. Volvió a ser transformada en varias ocasiones en siglos posteriores, hasta una última restauración que se llevó a cabo en 1943.
     El templo tenía de tres naves divididas en cuatro tramos, patio, alminar o torre y el muro principal o muro de la qibla, en cuyo centro se abría el mihrab. Aún se conservan en la construcción moderna el muro de la qibla y el mihrab. A esta primera época corresponde también una antigua inscripción en uno de los accesos primitivos al edificio.
     La segunda etapa del edificio se corresponde con su transformación en santuario cristiano, realizado a mediados del siglo XIII y vinculada a la conquista castellana de la zona por Alfonso X entre los años 1.257 y 1.260. La ocupación alfonsí estaba ligada a la elección del lugar magníficamente situado como punto defensivo de toda la comarca y centro de aprovisionamiento de la flota castellana para sus expediciones. Todos estos acontecimientos fueron narrados con matices poéticos en las Cantigas de Santa María, en las que también se menciona la reconstrucción del santuario, concluido en torno a los años 1.268 ó 1.270. Unos años después, debió sufrir remodelaciones al tiempo que se rodeaba la ciudad con una muralla. Posiblemente en el año 1272 se instaló en él la Orden de Santa María de España.
     En la iglesia-fortaleza de Santa María, conocida a partir de los siglos XIV-XV como castillo de San Marcos, se emplearon sillares y columnas romanas de acarreo. Varias de estas columnas se conservan hoy adosadas a pilares interiores. Esta reforma y construcción cristiana fue comenzada en los primeros años de ocupación castellana y el edificio se convirtió en un importante centro de peregrinación que destacaría como elemento singular de la población.
     La reconstrucción le afectó en su totalidad, realizándose una serie de importantes transformaciones en los aspectos exterior e interior. Se abandonó el antiguo eje transversal de la capilla hacia el muro de la qibla, orientándola al lado norte, y abriendo una capilla mayor o ábside que se convertiría entonces en principal. Esta nueva cámara es de estilo gótico y se cubre con bóveda de crucería. La capilla ocupa la planta inferior de la torre del Homenaje del castillo, que se levantó probablemente en el mismo lugar donde podía haber estado el alminar de la antigua mezquita. En su interior se conserva la imagen de Santa María de España del siglo XIII.
     Con el cambio de orientación, y para adaptar la visibilidad, debió abrirse una puerta en recodo en el lado opuesto al ábside. Se amplió igualmente todo el oratorio a costa del patio, quedando muy reducido, contando el edificio a partir de entonces con siete naves en forma de gran sala que queda a la izquierda de la entrada actual.
     La reforma afectó también a la cubrición general abovedada, y al refuerzo y coronamiento de los muros, combinándose los caracteres religioso y defensivo.
     Este castillo hizo las funciones de Ayuntamiento hasta finales del siglo XVII (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).    

Palacio de Araníbar
     La casa o Palacio de Araníbar, hoy Palacio de Justicia, vi­vienda del cargador Juan de Araníbar, de 1660 según señala la cartela en la portada del edificio, por el contrario, nos lleva a una sobriedad más propia del manierismo castellano.
     Todavía conserva unos artesonados de tradi­ción mudéjar a cuatro aguas muy elaborados (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     La fachada principal del inmueble, de gran sobriedad estructural, se abre a la citada plaza, articulándose en tres plantas separadas por cornisas. En el centro, se ubica la portada, con vano adintelado, flanqueado por columnas toscanas pareadas que apoyan sobre pódium. En la clave, blasón familiar y sendas cartelas con la inscripción "AÑO 1660". Remata este primer cuerpo en friso con triglifos y metopas decoradas, y cornisa que sirve de apoyo al balcón, abierto en el segundo cuerpo. En éste se abre un vano adintelado entre pilastras jónicas, rematadas en frontón triangular, roto por la incorporación de un hueco donde se ubicaba un escudo de mármol, desaparecido poco antes de las obras de rehabilitación efectuadas en el inmueble. Una vez traspasada la puerta principal, se accede a un zaguán cubierto por sencillo artesonado con vigas sobre zapatas. A través de aquel se ingresa en el patio, de planta cuadrada con cuatro galerías de arcos de medio punto sobre columnas toscanas de mármol. las enjutas quedan decoradas con triángulos y, sobre estos, triglifos con gotas. Sobre esta planta baja, se levanta una segunda con balcones adintelados carentes de decoración.
     La escalera presentaba unos pasamanos de cedro con balaustres tallados. Las puertas también eran de cedro y los balaustres se decoraban en bronce y en hierro en el caso de los balcones.
     Muy interesantes son los artesonados que aún se conservan en su interior. Así, en uno de sus amplios salones, hoy habilitado como Sala de Justicia, existe un magnífico artesonado de tradición mudéjar a cuatro aguas, con casetones de forma estrellada, alfayate de doble lazo decorado con una piña en forma de estalactita en su centro, y tirantes angulares decorados con estrellas, sobre ménsulas en esviaje.
     Según Sancho Mayi este palacio portuense es el más antiguo dentro del grupo de las denominadas "casas de cargadores a Indias". Situado en la Plaza del Castillo, perteneció al ilustre cargador don Juan de Araníbar, fundador del Hospital de Mujeres del Amparo y San Sebastián, hoy desparecido. Actualmente es sede del Palacio de Justicia de El Puerto de Santa María (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).    

antigua Lonja
     En el otro extre­ mo del barroquismo está la antigua Lonja que, levantada desde el final del XVII, concluye la obra en 1776.
     Conserva la fachada de soportales de siete ar­ cos, en piedra ostionera, con los laterales abiertos por ventanas  y  puertas rematados por  frontones con volutas que le prestan una fisonomía inolvidable (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     La Lonja del Puerto de Santa María se levantó a finales del siglo XVII, concluyéndose su construcción en 1776. De este edificio se conserva únicamente la antigua fachada de soportales realizada en sillares de piedra ostionera. Está formada por siete arcos, de medio punto los laterales y escarzano el central, que apoyan sobre pilares. A ambos lados se abren ventanas y puertas adinteladas, con orejetas, ménsula en la clave y especie de frontón curvo terminado en volutas, en cuyo centro existen jarras como remate.
     Una cornisa carente de decoración, la cual presenta inflexión al centro, da paso a un primer cuerpo con balaustrada cegada, y especie de piñón con pez en relieve, como recuerdo de una de las funciones de la Lonja. Sobre este, el blasón que usaba hace un siglo y medio el Cabildo Municipal, formado por el Castillo de San Marcos sobre cuyas torres se posa la Virgen de los Milagros, patrona de la localidad.
     A cada lado de los arcos que forman los soportales, se encuentran dos ventanales provistos de decoración de ménsulas y guirnaldas, alcanzando el conjunto un regusto barroco gracias al movimiento de la cornisa y el remate curvilíneo y piramidal de la fachada.
     En la actualidad es un moderno restaurante denominado "Resbaladero"
     La historia constructiva de las lonjas se remontan al siglo XIV, edificandose por aquel entonces según las formulaciones goticistas. Las más antiguas presentaban una sencilla estructura. Eran locales abiertos generalmente de planta rectangular, con techumbres de madera o a doble vertiente sostenida por arcadas de medio punto y apuntadas, preferentemente sobre columnas.
     En cuanto a su funcionalidad, puede decirse que eran lugares destinados para reuniones periódicas de comerciantes, en la que se realizaban sus contratos sobre mercancías. En el caso de la Lonja portuense para el pescado, fletes y seguros marítimos (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía). 

Palacio de Vizarrón
     La Casa de las Cadenas o Casa de Don Juan de Vizarrón, lugar donde habitaron Felipe V y su esposa, Isabel de Farnesio, en 1729 y 1730, como consta en la lápida del patio (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     La casa presenta una monumental fachada a la Plaza del Polvorista compuesta por siete calles y dos cuerpos más antepecho de azotea. En la portada principal, un gran hueco adintelado y enmarcado por molduras sobre el cual campea el escudo del fundador sostenido por sirenas, queda flanqueado por columnas toscanas, elevadas sobre podium, que sustentan un entablamento sobre el cual vuela el balcón.
     En la Calle de las Cadenas se sitúan dos accesos secundarios: una portada sencilla con arco rebajado sin elementos decorativos y otra, más importante, adintelada, con pilastras de sillares de orden rústico sobre esbeltos pedestales, dintel con dovelas en derrame y escultura en la clave.
     En el interior se abre un gran patio porticado cuyos arcos descansan sobre columnas toscanas de mármol blanco. Por medio de una amplia escalera se accede a la entreplanta y a la planta noble. Esta, destinada en origen a las habitaciones de los señores, apenas conserva su antigua estructura debido a los atajos y tabiques que impuso la adaptación a su actual destino como casa de vecinos. El elemento más destacado es la galería de arcos de medio punto del patio, que presentan las características cadenas colgantes que dan popularmente nombre a la Casa. En el fondo del patio una lápida recuerda las estancias de Felipe V e Isabel Farnesio en los años 1729 y 1730.
     La arquitectura civil portuense de fines del siglo XVII y principios del XVIII está representada principalmente por las casas de cargadores a Indias. Con el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz, El Puerto de Santa María se convierte en uno de los centros más importantes en el comercio con América. Este fue uno de los principales motivos de la llegada a esta ciudad de numerosos comerciantes que se denominaros "cargadores a indias", procedentes tanto de otras regiones españolas, como de otras naciones. En este sentido fueron principalmente navarros y vascos, junto genoveses y napolitanos e ingleses, los que fijaron su residencia en la ciudad, construyendo ostentosos edificios.
     Uno de estos ejemplos lo constituye la casa-palacio de don Juan de Vizarrón. La fiebre constructiva que se apoderó de los cargadores a indias avecindados en El Puerto en el último lustro del Seiscientos hizo que Vizarrón se dejase arrastras por la corriente y comenzara a dar los pasos para levantar casa amplia en consonancia con su situación económica y social.
     Al escasear los suelos en el casco antiguo de la población, las miras constructivas de Vizarrón se volcaron hacia la marina, frente al río Guadalete, y no lejos de donde comenzaba a erigirse la fábrica del nuevo hospital de la Santa Caridad. El favor ducal le concedió el suelo que deseaba, pero no bastando para los proyectos acariciados, hubo de acudir a la ciudad en demanda de más terreno, inmediato al que ya poseía. Por fin el 7 de marzo de 1682 obtuvo la concesión de más terreno junto a los adquiridos posteriormente mediante compra al flamenco Guillermo Mel y a don Alfonso Ordóñez de Romana, por escritura ante don José Antonio de Urbaneja, el día 10 de abril de 1689.
     A esta casa palacio se la conoce popularmente como "Casa de las Cadenas", por haber residido en ella la Corte de Felipe V durante su estancia en El Puerto en 1729, fecha en la que existe una Real Cédula concediendo a don Juan de Vizarrón el permiso para poner en la puerta de su palacio "Cadenas según estilo" (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).

Palacio de Roque Aguado
     La Casa de Roque Aguado, sobria en su facha­da, dispone empero un patio a eje con la portada y con el arranque de la escalera, que se señala por un gran arco trilobulado sobre pilares com­puestos con columnas. La escalera, a la altura del primer rellano, se bifurca en dos ramales (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     La primera noticia que aparece en Actas Capitulares referente a Gaspar Aguado es del año 1784, cuando pretende ser aceptado como vecino en la ciudad, donde se construía una casa a cuyas espaldas quería fabricar un muelle que le facilitaría el embarque y descarga de las mercancías con las que comerciaba y la vigilancia de los barcos que entraban en el Guadalete. 
     Esta casa ha llegado hasta nosotros conocida con el nombre de su padre, Roque Aguado, pero en realidad la mandó construir su hijo Gaspar (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María).

Palacio Reinoso Mendoza
     Esta casa perteneció a los Reinoso Mendoza, una de las familias más influyentes de El Puerto de Santa María en el siglo XVIII, tanto por su riqueza como propietarios de tierras de vid y olivares como por su actividad como productores y exportadores de vino y aceite con el continente americano; conocidos, popularmente, como los "señores de las Maroteras", nombre de una de sus principales propiedades agrarias dedicada exclusivamente a olivar. 
     Esta casa palacio fue construida en el siglo XVIII, en la zona conocida como la Marina, en las inmediaciones del río Guadalete, en la actualidad, es una de las casas palacio mejor conservadas de su entorno (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María).

Archivo Municipal - Bodega Los Moros
     Una antigua bodega del Campo de Guía donde se custodia fondos documentales que van desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días. Este Archivo cuenta con una exposición permanente donde podrán conocer la historia de esta antigua bodega, construida en 1834, el proceso de rehabilitación y adaptación que ha sufrido hasta convertirse en archivo, los servicios que presta y el trabajo que en él se realiza.
     Un mismo espacio, con nuevos usos, equipamientos y una tecnología que asegura el almacenaje y mantenimiento óptimo de la documentación, sin perder la esencia de una arquitectura singular, la de las bodegas catedral, tan características del paisaje del Marco de Jerez.
     Cuenta con un equipo para la digitalización de documentos y presta un servicio de consulta y de préstamo de documentos permanente a las distintas oficinas del Ayuntamiento (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María).

Real Plaza de Toros
     Finalmente, aunque la tradición arranca de muy atrás, en plazas urbanas o en construcciones efímeras de madera, la  afición taurina se materializa en la erección de un definitivo coso, un polígono regular de sesenta lados y 99,80 m., siguiendo un esquema compositivo tradicional en este tipo de anfiteatros, con una arena o rue­do, circular como es norma, de unos 60 m. En la puerta principal, enmarcada dentro de un pabellón rectangular que avanza del perímetro de la plaza, reza el año de su inauguración: 1880 (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     Su planta es un polígono regular de sesenta lados con un diámetro de noventa y nueve metros y ochenta centímetros, formando por un deambulatorio o corredor en torno a la arena, la cual es de planta circular. La cubierta se realiza a dos aguas con teja árabe, siguiendo el esquema de la planta.
     Exteriormente el edificio conforma cada uno de sus lados con un esquema compositivo repetitivo, a base de pilastras y tres cuerpos en altura. El primero, asentado sobre un zócalo de cantería, posee un gran vano de medio punto con línea de impostas y la luz decorada con un taqueado de ladrillo visto. Un friso de azulejos con cabezas de caballos y toros, da paso al segundo cuerpo con tres vanos de medio punto con la rosca moldurada de ladrillo. Por último, el tercero se articula en tres calles con pilastras que rematan en canecillos de ladrillo tallado, abriéndose tres ventanas con arco rebajado y el alféizar decorado con azulejos iconográficos de la ciudad: el castillo y la estrella. Corona el conjunto un friso de azulejería con decoración de grecas y una cornisa levemente volada sobre la que apoya la techumbre.
     Haciendo frente a la avenida del Ejército, surge majestuosa la portada principal de acceso a la plaza que, de este modo, consigue ordenar el círculo que compone el inmueble. La misma avanza respecto a la línea de fachada y presenta planta rectangular. Consta de dos cuerpos de ladrillo visto asentados sobre un poderoso zócalo de cantería. El primero tiene una amplia puerta de madera con arco de medio punto y la inscripción, "Se construyó año 1880", flanqueado por dos ventanas. La portada queda coronada por un sólido antepecho de cantería decorado con bolas, punta de diamante, y motivos iconográficos referentes al mundo de los toros. En el centro, rodeado por una guirnalda se sitúa el escudo de la ciudad.
     Las corridas de toros tienen en El Puerto un fuerte arraigo, convirtiéndose su plaza en una de las más importantes de España. Hasta el año 1746, se celebran en la Plaza del Polvorista, momento en que ante las protestas de la familia Vizarrón, fueron suprimidas y llevadas a la de la Herrería. Se montaban entonces, recintos efímeros en arquitectura y en madera para adaptar el espacio a las necesidades de la fiesta.
     En esta plaza portuense se estuvieron celebrando hasta 1769, cuando ante la importancia que habían alcanzado las corridas de toros se decide realizar una con carácter permanente. Se elige el Egido del Convento de San Francisco como lugar idóneo, encargándose el proyecto al arquitecto Nicolás Lupo, quien diseña un edificio con planta exterior e interior poligonal, siguiendo los esquemas tipológicos tradicionales.
     Allí se levantaron sucesivamente, durante el siglo XIX, otros cosos de madera, hasta que en 1877 se constituyó una Compañía para la construcción de una plaza de toros estable, presidida por Tomás Osborne. Tras la convocatoria de dos concursos arquitectónicos se decidió construir el proyecto presentado por Mariano Carderera y Pardo en colaboración con el ingeniero Manuel Pardo.
     Las obras comenzaron el 22 de Julio de 1878, inaugurándose el 5 de Junio de 1880 con una corrida de Anastasio Martín, en la que torearon Antonio Carmona "el Gordito" y Rafael Molina "Lagartijo" (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     
Iglesia de San Francisco - Museo
     Hablar de esta institución implica remontarse a la existencia de los franciscanos en el Puerto de Santa María cuyo convento e iglesia de San Francisco, en uno de los extremos más apartados de la ciudad, fueron una realidad desde comienzos del siglo XVI hasta su exclaustración en 1835. Queda la iglesia, cons­truida bajo la advocación de San Miguel Arcángel, de tres naves con crucero y una hermosa capilla mayor construida por Díaz de Palacios. En ésta destaca su magnífico retablo barroco, vinculado al estilo de Jerónimo Balbás y atribuible a Matías José Navarro quien, por los años veinte del siglo XVIII está en el Puerto y en los alrededores. Además, atesora dos magníficas tallas de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola de la gubia de Juan de Mesa. Es en 1867 cuando el lugar pasa a convertirse en el Colegio de los Jesuitas o de San Luis Gonzaga, prestigiado por los alumnos que estuvieron en su internado o en sus aulas, como Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez. Para la conversión el arquitecto Balbino Marrón plantea un funcional conjunto de dependencias con fachada noble, clasicista, hoy dependencias municipales, a la plaza de San Francisco o del Ave María, y dependencias articuladas en torno a un gran patio interior que aprovecha el espacio del claustro franciscano, respetando, además, la iglesia existente (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     Balbino Marrón y Ranero diseña el proyecto de ejecución del Colegio de San Luis Gonzaga, entre 1865 y 1866, un año antes de su muerte, aprovechando para ello el inmueble del extinguido Convento de San Francisco. El planteamiento que realiza consiste en mantener la iglesia y aprovechar el espacio del claustro del convento para crear el gran patio interior que ordena el colegio, constituyendo así una planta rectangular con fachada a la Plaza del Ave María, entonces de San Francisco, en uno de cuyos lados se inserta la iglesia del ex-convento.
     El patio como elemento articulador del espacio se compone de tres plantas, situándose en la inferior arcadas de medio punto sobre pilares con pilastras toscanas adosadas. En el resto de los pisos se establecen las aulas y dependencias.
     Entre las dependencias interiores destaca el vestíbulo, el salón de actos y la biblioteca. El primero concebido como elemento de recepción de y distribución presenta una triple arcada de medio punto, concebida como arco triunfal de corte clasicista. El salón de actos, a uno de los lados del vestíbulo, es una espaciosa sala con escenario y decoración de yeserías a base de molduras de repisa, guirnaldas y motivos forales y musicales.
     Al exterior, la fachada a la Plaza del Ave María se presenta con un sabor muy clasicista. Asentada sobre zócalo presenta tres plantas que quedan articuladas por varios vanos y balcones, quedando centrada por lo que podríamos denominar portada principal que se adelanta a la línea de fachada y consta de dos cuerpos articulados por pilastras toscanas y coronado por una balaustrada rematada con frontón triangular.
     En suma se plantea un edificio con un carácter representativo en la fachada y con una disposición interna preparada para la redistribución de personas a través de un gran patio como núcleo del mismo, si bien en un principio y a través de los planos del inmueble, parece observarse que el patio se dividía en dos partes a través de una crujía.
     Paralelamente a la construcción del edificio se desarrollan dos proyectos urbanos. La ordenación de la plaza de San Francisco, actual del Ave María, y la alineación de la calle del mismo nombre. El edificio se inauguró en 1867, aunque en 1868 fueron nuevamente expulsados los jesuitas que volvieron durante la Restauración. El Colegio de San Luis Gonzaga ha mantenido desde entonces, salvo en determinados episodios históricos, su uso docente. En la actualidad, lo continúa, si bien la crujía de la fachada ha pasado a ser propiedad municipal y será destinada a usos culturales.
     La presencia de la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María se caracteriza por sus intentos de asentamiento en el municipio desde el siglo XVII, que se repitieron durante el siglo XVIII y, definitivamente, pero también con problemas, en el XIX.
     En este afán de ubicarse en la ciudad, se crea una Comisión encabezada por Bartolomé Vergara que encarga al arquitecto vizcaíno, asentado en Sevilla, Balbino Marrón y Ranero la ejecución del proyecto de Instituto de Segunda Enseñanza de San Luis Gonzaga (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Fundación Pedro Muñoz Seca
          La Exposición Permanente "Pedro Muñoz Seca: El Humor dentro y fuera del Teatro", le ofrece una visión del autor portuense con el mismo humor que caracterizó su vida y su obra y lo convirtió en un mito de la risa y el ingenio (Ayuntamiento de El Puerto de Santa María).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de San Marcos; Palacio de Araníbar; antigua Lonja; Palacio de Vizarrón; Palacio de Roque Aguado; Palacio Reinoso Mendoza; Archivo Municipal - Bodega Los Moros; Real Plaza de Toros; e Iglesia de San Francisco - Museo; y Fundación Pedro Muñoz Seca) de la localidad de El Puerto de Santa María (II), en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.

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