Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Vicente Mártir; Ermita de Nuestra Señora de los Remedios; Capilla de la Aparición o de la Tenería; Ermita de San Roque o de Ntra. Sra. del Rocío; Ermita de Nuestra Señora de las Angustias; Capilla de la Santa Cruz de Arriba; Capilla de la Santa Cruz de Abajo; y Edificios Civiles) de la localidad de Villarrasa, en la provincia de Huelva.
Villarrasa, antiguamente conocida como La Torrecilla del Encinar; adopta su actual nombre a partir del segundo cuarto del siglo XV, topónimo que hace referencia a su evidente situación en una gran planicie. Tiene la configuración de pueblo caminero. Está situada a 61 m. sobre el nivel del mar; en la carretera nacional, y junto a la línea de ferrocarril de Sevilla a Huelva, a 36 Km. de la capital. Cuenta con una demografía estable, de 2.114 habitantes. Su economía es agropecuaria (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Ubicación
Villarrasa, enclavada en la parte norte de la zona denominada CONDADO DE LA PROVINCIA DE HUELVA, se encuentra situada al pie de la carretera nacional A-472, que une las ciudades de Sevilla y Huelva, a la altura del km. 605, cuenta con fácil acceso a la autopista A-49 “Autopista del Quinto Centenario”, que une igualmente estas dos capitales andaluzas, a la altura del km. 4 de la comarcal que une nuestra población con Rociana del Condado.
Limita al Norte con el término de Niebla, al este con este mismo y el de La Palma del Condado, al Sur con las localidades de Rociana y Bollullos del Condado y al oeste con Niebla.
Breve reseña histórica
Los primeros vestigios humanos hallados en esta población datan del Calcolítico, hace cinco milenios. De esa época procede el yacimiento de “La Alquería”, constituido por un sepulcro en galería cubierta.
Queda unido el devenir histórico de lo que es hoy Villarrasa a la Ilipla romana, la Elepla visigoda, la Lebla musulmana y la Niebla de los Guzmanes.
Los romanos dejaron sus huellas en la zona denominada “El Cortijo”, donde han sido hallados restos de esta época, como una columna de mármol que se conserva en el Museo Arqueológico Provincial.
Durante la dominación musulmana el territorio de Villarrasa perteneció a la Cora de Niebla, sirviendo de baluarte defensivo de Lebla.
Villarrasa sale de la órbita islámica cuando el reino musulmán de Aben Mafot y su capital, Niebla, sucumbe ante las tropas cristianas de Alfonso X en el año 1.262.
Cuando se crea el Condado de Niebla en 1.369, primero en Andalucía, Villarrasa se define como una aldea o lugar más dentro de la jurisdicción de Niebla, es decir está ligada a Niebla jurídicamente aunque con cierta autonomía municipal.
Es precisamente Villarrasa, uno de los pueblos que inicia el primero movimiento separatista contra la capitalidad y privilegios de Niebla al iniciarse el siglo XVII. En el año 1.602, los vecinos de Villarrasa acuerdan y adoptan una actitud de desobediencia civil contra la Justicia de Niebla, pero permanecería bajo el dominio de ésta hasta el año 1.813, en que consiguió su independencia municipal y la obtención del título de villa otorgado por las Cortes Constitucionales de Cádiz que aprueban la Ley de Señoríos, que acabará con el régimen jurídico del que será llamada “Antiguo Régimen”.
Entre los lugares para visitar destacan la Ermita de Ntra. Sra. de los Remedios, la Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir, la Ermita de las Angustias, la Ermita de la Cruz de Arriba, la Ermita de la Cruz del Campo, la Ermita de San Roque, así como los diversos parajes naturales que están dentro del término municipal.
Fiestas y tradiciones
Entre los diversos festejos podemos destacar:
La Festividad del Patrón, San Vicente Mártir, el día 22 de enero, realizándose una romería al campo, donde se degusta el típico TOSTON, pan tostado con ajo, aceite de oliva y sardinas. Regado todo ello con mosto joven del año, de la cosecha del municipio.
Las Cruces de Mayo es una de las más tradicionales celebraciones a lo largo del año. Existen en la localidad dos Hermandades, las denominadas popularmente de la Cruz del Campo y de la Cruz de Arriba, que celebran sus fiestas durante una quincena del mes de mayo cada una, centrando en un fin de semana de esa quincena sus días grandes.
La Festividad de San Isidro Labrador se celebra el día 15 de mayo con una procesión del Santo por las calles de la localidad y una romería al campo durante el fin de semana y en la que la Hermandad regala a los visitantes mosto y altramuces.
En Agosto se celebran las fiestas grandes del municipio, en el que tiene lugar la FERIA y fiestas en honor de la Patrona, Ntra. Sra. de los Remedios, comenzando con la procesión de la titular el día 15.
En diciembre, el día 18, se celebra el día de la Patrona, en el que se conmemora el día de su Aparición a Pedro de la Cruz, el año 1503.
Recursos económicos y sociales
Villarrasa, como la mayoría de los pueblos andaluces, aún conserva el sabor de antaño en tradiciones que siguen rigiendo el vivir de cada día.
Su economía se basa fundamentalmente en el sector agrícola y ha marcado con su transformación la evolución del resto de los aspectos de la vida del municipio.
Aún persisten las tradicionales formas de cultivo de pequeños propietarios que se conjugan con las grandes explotaciones que han implantado nuevos cultivos y por tanto nuevas formas de explotación.
En su término que mide 71,8 kilómetros cuadrados pueden contemplarse a la vez, grandes extensiones de Dehesas, fundamentalmente en la zona norte del municipio que, debido a lo abrupto del terreno se dedican a Cotos de Caza; zonas de campiña, salpicadas de pequeñas parcelas, donde se mantienen los cultivos tradicionales: cereales, olivo y vid, e importantes zonas dedicadas al cultivo extensivo de nuevos productos, frutales fundamentalmente, que imponen cada vez más el sistema de regadío, que ocupa gran cantidad de mano de obra, manipulándose estos productos en la localidad.
Gastronomía
Son platos típicos las espinacas con garbanzos, tostón con sardinas, revoltillos con tomate, roscos fritos, pestiños, poleá (Diputación Provincial de Huelva).Villarrasa, antiguamente conocida como La Torrecilla del Encinar; adopta su actual nombre a partir del segundo cuarto del siglo XV, topónimo que hace referencia a su evidente situación en una gran planicie. Tiene la configuración de pueblo caminero. Está situada a 61 m. sobre el nivel del mar; en la carretera nacional, y junto a la línea de ferrocarril de Sevilla a Huelva, a 36 Km. de la capital. Cuenta con una demografía estable, de 2.114 habitantes. Su economía es agropecuaria (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Iglesia de San Vicente Mártir La iglesia, en su construcción original, es un templo mudéjar del siglo XIV con aditamentos barrocos, reconstruido tras el incendio de 1936. Tiene tres naves. La central, más alta y ancha que las laterales, se cubre con techumbre de madera en forma de artesa con tirantas. En cambio, las laterales presentan una sola vertiente, con vigas de madera y ladrillos por tabla.
El templo posee crucero tripartito, delimitado por cuatro arcos peraltados, se cubre con media naranja sobre pechinas, de 1940. Sin embargo, las bóvedas vaídas de las capillas que encabezan las naves laterales, son las realizadas en las postrimerías del Setecientos, época en que se realizó el camarín de la Inmaculada, que abre al brazo izquierdo del crucero. El brazo opuesto del crucero, que preside la nave lateral del evangelio, también acaba en testero plano.
Al buque del templo abren dos capillas. La sacramental, adosada a la nave del evangelio, y la de San José a la de la epístola. Ambas presentan una gran autonomía espacial, destacando marcadamente al exterior. La capilla de San José, cúbica, adosada a la nave de la epístola, junto a la torre, se cierra con bóveda de aristas, y se ilumina por un ojo de buey abierto en el flanco occidental. Al situarse el coro al final de la nave central, en las postrimerías del Setecientos, quedó clausurada la puerta principal del templo. Esta portada ojival, de sencillo formato, es obra del siglo XV. Sobre la tribuna del coro alto se abre el ojo de buey, característico de las fachadas mudéjares. En cambio, las naves laterales presentan sendas portadas de fines del siglo XVIII.
La distribución espacial del edificio se percibe nítidamente desde el exterior. La nave central, más elevada que las laterales, se cubren a dos aguas con tejas árabes. En cambio, las laterales lo hacen a una vertiente. La capilla mayor presenta tres aguas y mansarda. La bóveda semiesférica, que antecede al presbiterio, tiene cuatro aguas y los brazos del transepto una.
Por último, la torre campanario, cuadrada, con escalera adosada al muro, en su interior se alza en la cabecera del templo, junto a la nave lateral izquierda. Se compone de caña, cuerpo de campanas y chapitel. La caña de la torre, desornamentada, remite al cuerpo de campanas, que presenta por cada flanco un arco de medio punto flanqueado por sendas pilastras pareadas. Un banco, provisto de dados y jarras, suaviza el tránsito al chapitel poligonal recubierto con azulejería polícroma.
En la nave del evangelio, junto a la puerta, es venerada la Virgen de los Dolores, obra anónima sevillana del XIX. Seguidamente se abre la Capilla Sacramental, presidida por un retablo dorado sobre fondo jaspeado, contratado con Joaquín Moreno Daza en 1956. La bóveda y paramentos laterales, están decorados con pinturas murales de Juan Montes. La reja de hierro que clausura el arco de acceso está fechado en 1951. De nuevo en la nave del evangelio, vemos un retablo marco de Ánimas, con un lienzo de la Virgen del Carmen, firmado por el mismo pintor en 1954.
Tras el arco que marca el crucero, preside la nave el altar del Nazareno. Es una figura de vestir, obra de Antonio Castillo Lastrucci en 1940.
El presbiterio, acabado en testero plano y cubierto con bóveda de aristas, se decora con pinturas de Juan Montes. En los laterales se representa a la Virgen con el Niño, acompañada por Santa Isabel y San Juanito, con el Padre Eterno y el Espíritu Santo, de impronta murillesca, también de Montes. Y frente, una Oración en el Huerto, de Gassin. En el arranque de los arcos torales se sitúan dos pescantes de hierro, con decoración floral, leones rampantes y cruz, de los que penden sendas lámparas de plata, una del siglo XVIII y otra del XIX. El actual retablo mayor, tiene decoración de yesería dorada sobre fondo jaspeado. La mesa de altar muestra un Crucificado de madera policromada, de caracteres arcaizantes, de la primera mitad del siglo XVI.
En la nave de la epístola, preside el retablo de la Inmaculada, cuyo camarín presenta espléndida decoración dieciochesca. La Purísima, de pasta de madera, copia de la Cieguecita, es obra de los Talleres Salesianos de Sevilla, bajo la dirección de Geronés Vallés, de 1958. El retablo está ornamentado con yeserías doradas sobre fondo jaspeado con pinturas que representan a San Miguel y San Pancracio, firmadas por J. Mate. Sobre la mesa de altar, una escultura de San Vicente Mártir, de pasta de madera, obra también del taller de escultura de Geronés Vallés, 1954. Hay una cruz de altar, de madera, de recortados perfiles, con pintura de un Crucificado, de fines del siglo XVIII.
Después abre la capilla de San José, con planta cuadrada y bóveda de aristas con decoración pictórica de temas vegetales. El retablo, de estuco, con decoración de rocallas, querubines y guirnaldas de flores, presenta la imagen del santo Patriarca.
Bajo arco rehundido en el muro, hay un sencillo retablo, dorado y jaspeado, con el marco de una cruz de fondo, a propósito para recibir un Calvario. Actualmente es presidido por la Virgen del Rosario, escultura sevillana en madera policromada, con Niño de vestir, del último tercio del XVI. Tiene corona de plata del siglo XVIII. Sobre una ménsula lateral aparece el arcángel San Rafael, escultura en madera policromada, obra anónima sevillana de la primera mitad del XVIII; y sobre la otra, la Virgen Niña, escultura que formaría parte de un grupo de Santa Ana maestra, obra anónima sevillana de principios del XVIII.
A los pies de esta nave se ha conformado la Capilla Bautismal, presidida por una pintura mural del Bautismo de Cristo, firmada por E. Gassin. En el centro hay una pila bautismal, de sencillo fuste sobre podio octogonal.
En el coro bajo, ubicado al final de la nave mayor está San Sebastián, escultura en madera policromada, del último tercio del siglo XVI. La reja del coro bajo, rehecha, conserva la crestería superior antigua, formada por eses contrapuestas. Está flanqueada por dos campanilleros o tintinábulos.
En el salón parroquial, antigua Sacristía, hay un pequeño dosel de madera, verde y oro, con decoración de rocallas del siglo XVIII, con su correspondiente Crucificado. El tesoro parroquial conserva algunas pequeñas esculturas de interés. Un Niño Jesús del círculo de Alonso Cano, s. XVII. Hay una Inmaculada, de madera policromada, que dicen ser el modelo de la imagen grande destruida en 1936. Una Virgen del Rosario, escultura en madera policromada, obra anónima sevillana de la segunda mitad del siglo XVIII. Una pequeña escultura de San José, de mediados del XVIII. Una pequeña escultura de San Pascual Bailón, que porta en la diestra la custodia, y en la izquierda un báculo florido con la Inmaculada, obra de fines del XVIII. También se guarda en el tesoro un Crucificado de marfil, de tres clavos, sobre cruz plana; obra hispano filipina, de hacia 1675; la cruz, de ébano, tiene cantoneras de plata, lisas, rematadas en cabezas de querubines.
Conserva una rica y variada orfebrería litúrgica. De la primera mitad del XVII: una ampolleta de óleos. La cruz parroquial, de 1661, mantiene la estructura usual del estilo purista. De mediados del Seiscientos es el incensario de plata. En la misma línea estilística se ejecuta, aunque toscamente, la naveta de plata. Y una cruz de altar de plata, según modelos del Bajo Renacimiento. De estilo purista es el magnífico ostensorio procesional, o custodia de asiento, de autor mexicano, en forma de templete, de plata sobredorada y aplicaciones de esmalte en cabujones. Incorpora varias imágenes de bulto: la Virgen con el Niño en el interior del último cuerpo, San José con el Niño en el remate, los Padres de la Iglesia en los ángulos del cuerpo central, San Gregorio, San Jerónimo, San Ambrosio y San Agustín; y cuatro santos Doctores en el superior: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena. Por tres veces aparece el punzón de la ciudad de México. Puede relacionarse con la donación que Pedro Ximénez Delgado hizo a la Virgen de los Remedios en 1675.
Pertenecen al legado mexicano de este último, un juego de cáliz, vinajeras y salvilla, en plata dorada, de estilo purista, y un par de blandones de plata en su color. El cáliz de plata sobredorada tiene basamento plano, astil con tambor cilíndrico inferior, subcopa muy marcada por doble moldura horizontal, y decoración de costillas pareadas, querubines superpuestos, roleos y zarcillos a buril. A juego, hay una salvilla o bandeja para vinajeras, con idéntica decoración punteada a buril, y cabezas de querubines. Una pareja de blandones de plata, de estructura arcaizante y rígida, y voluminoso astil, decorado con cardina barroca de factura plana. Con el mismo legado americano puede tener relación un copón de plata sobredorada, presenta igualmente basamento plano, nudo ovoide, decoración de cabujones de esmaltes con incisiones grabadas a buril; la tapa es muy elevada, y se remata con Crucificado de tres clavos sobre cruz plana.
De principios del XVIII es un portapaz de plata, que ostenta como motivo central al titular, San Vicente. De 1716 es un juego de cuatro blandones de plata, y parte de los cañones de los ciriales, convertidos en cetros. Con posterioridad debieron ejecutarse el par de atriles de chapa de plata sobre madera, con decoración vegetal de flores carnosas y tallos en roleos en torno a un espejo oval.
Puede fecharse con precisión en 1746, la pieza de mayor calidad del notable conjunto villarrasero de platería litúrgica: una cruz relicario de plata calada sobre terciopelo rojo, con punzón de Gómez. De mediados del Setecientos es un cáliz de plata sobredorada, caracterizado por el original perfil de abundantes molduras en base y astil.
De la segunda mitad del siglo XVIII son un báculo de plata, la lámpara de plata del presbiterio y el ostensorio de plata sobredorada, con nudo en forma de pelícano. Queda fechada en 1779 una campanilla de plata, de Alexandre. De fines de esta centuria es el cáliz de plata sobredorada, de Gargallo, de estructura rococó. A ello añadimos un par de blandones de plata, con los punzones de Cárdenas y Alexandre. En la línea estilística de la ornamentación neoclásica del s. XIX se sitúan los dos blandones de plata de mayor altura, con los punzones de M. Palomino y de García. Del XIX es la otra lámpara de plata del arco toral del presbiterio (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Edificio tipo basílica en tres naves con cubierta de tejas sobre estructura de madera vista, formadas por vigas principales, secundarias y tablazón de madera en nave principal y con tablazón sustituido por piezas cerámicas vidriadas en naves laterales. Estructura cortante de muros de carga formando cerramiento exterior y pilastras en nave central. Cúpula en altar mayor, y formación de tres ábsides en cabeza de nave.
Coro de configuración sencilla en parte posterior de nave central lateralmente dispone de pequeñas capillas adosadas, especial mención la situada en la parte izquierda, con cúpula sobre pechinas y decorados con frescos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Ermita de Nuestra Señora de los Remedios La Patrona de Villarasa recibe culto en la ermita situada en la calle del Hospital o de la Misericordia, nombre proveniente de la institución de beneficencia que se hallaba en aquella calle. En la actualidad, el edificio cuenta con tres naves, de dos tramos cada una. Las arquerías divisorias de naves se componen de dos arcos de medio punto sobre cuadrados pilares con impostas. La nave central se cubre con bóveda de medio cañón, decorada con casetones octogonales. En cambio, las laterales lo hacen con bóveda de aristas, decorada con listel de ovas. Y sobre el presbiterio hay una armoniosa cúpula sobre pechinas. El elemento cupuliforme está subdividido por pilastras pareadas.
El camarín tiene planta rectangular. Su bóveda de aristas está perforada por tres óculos. La ornamentación pictórica, realizada a base de rocallas y ángeles, se enriquece con rocallas de madera dorada. La estancia puede fecharse en 1784.
Adosada paralelamente a la nave de la epístola hay otra nave, cubierta a una sola vertiente, destinada a almacén. Por el último tramo de la nave lateral izquierda se pasaba a la antesacristía y a la sacristía. A los pies de la ermita se dispone la vivienda del santero, quizás en lo que antaño fuera hospital de pobres transeúntes.
El edificio experimentó en 1958 una gran restauración. El aumento de altitud se aprecia perfectamente en el arco triunfal, sobre el cual se conserva la pintura de la Aparición de la Virgen de los Remedios, que sirve de referencia.
En la fachada, la espadaña, perfectamente articulada en el conjunto, se convierte en un segundo cuerpo de la portada. El tejado, a dos aguas, se cubre con canal y redoblón. Sobre el presbiterio voltea la cúpula, elevada sobre tambor octogonal. El trasdós de la media naranja luce tejas vidriadas en azul, blanco y amarillo. La linterna, de esbeltas proporciones y rica ornamentación, se eleva con solemnidad y gallardía. Presenta ocho vanos separados por otros tantos aletones, que conjugan una base octogonal con un alzado cilíndrico. En la decoración de este cuerpo de luces, destacan las piezas de azulejería sevillana en tonos blancos y azules. Por fin, el casquete esférico, que cierra el total, está también recubierto de cerámica vidriada con idénticos colores, formando la típica labor del alboaire. En la restauración de 1936 se colocó como remate un San José con el Niño, en sustitución de la efigie de la Misericordia. Finalmente, junto a la portada, hay un cuadro de cerámica, de Mensaque, con la Virgen de los Remedios, de 1954.
Una vez en el interior, prestamos atención a los bienes muebles. A los pies de la nave del Evangelio, un grabado italiano representa la Resurrección de Cristo. En la misma nave, una hornacina contiene la figura de Santa Teresita del Niño de Jesús, obra de León Ortega. Sobre una pequeña repisa, un Niño Jesús de morfología montañesina, moderno. Vemos también un óleo de la Huida a Egipto, copia de Murillo, pintado por Ferreira.
En el camarín de la Virgen, sobre peana dorada, Santa Ana Maestra, y a la Virgen Niña, que forman grupo escultórico con San Joaquín, en madera policromada, obra de Mariano Benlliure, de 1903. Preside la capilla la imagen de la Virgen de los Remedios, en su retablo, obra de Guzmán Bejarano, entre 1976 y 1979. En el frontal de la peana del calado templete, hay un sagrario cuya portezuela se decora con un lienzo de la Verónica, en el que se copia la cabeza del Gran Poder de Sevilla, pintura firmada por Francisco Peláez del Espino, en 1978.
La frontalera del altar, de plata parcialmente dorada, de estilo barroco mejicano, es la que donara Pedro Ximénez Delgado, en 1675. Se decora con jarras de azucenas entre cartelas, hojarasca, etc. En el friso superior aparecen los monogramas de Jesús, María y José. Dicha pieza de platería americana sirvió de frontal de altar para la eucaristía celebrada por el papa Juan Pablo II en Huelva, el 14 de junio de 1993. La mesa de altar y ambón, a juego con el conjunto, están adornadas con estípites.
La imagen de la Virgen de los Remedios, es un alto relieve policromado, en cuyo soporte escultórico se ha empleado una técnica mixta: telas encoladas en la mayor parte de la figura, pasta de papel en los rostros y manos, y piezas de madera en la estructura interior. Fue realizada hacia 1500 por un autor anónimo, seguidor de la tradición flamenca y alemana.
La media naranja conserva pinturas con símbolos de la letanía, portados por ángeles. Es obra del XVIII. En las pechinas están representados Santa Ana Maestra, San José, San Antonio y Santo Domingo, obras de Juan Montes.
La nave de la epístola queda presidida por un doselete de madera dorada y policromada, con un simpecado de terciopelo rojo, del siglo XIX, en cuyo óvalo se narra la aparición de la Virgen de los Remedios a Pedro de la Cruz en 1503. En un extremo de la nave, formando el medio punto de su bóveda, se encuentra un lienzo que representa la Coronación de la Virgen, con San Joaquín y Santa Ana.
En una hornacina de esta nave lateral hay una imagen de San Isidro Labrador, obra de León Ortega, de 1949. A continuación hay un grabado italiano de la Epifanía. A los pies de la nave central, una pintura mural del Buen Pastor, firmada por Montes, en 1958. (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Edifcio de tres naves (aproximadamente 15 m.x 18 m.), nave central con bóveda de cañón, y cúpula sobre pechinas; encima del altar rematada con linterna.
Naves centrales con bóvedas de arco rebajado cruzadas dispone en parte derecha de anexos para sacristía y almacén (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Se encuentra en el lugar conocido por La Tenería. La capilla, de pequeñas dimensiones, tiene planta rectangular con bóveda de cañón y tres arcos fajones. Está presidida por un azulejo de la Virgen de los Remedios, de Montalván. Más abajo hay una lápida de mármol blanco con el relieve de la Virgen entre dos querubines, que conserva una inscripción sobre la aparición de la Virgen. La fachada es almohadillada y encalada, con arco rebajado, reja de hierro sencilla y moderna, y rematada por un imafronte en forma de triángulo irregular, con jarros sobre basas en los ángulos (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Capilla de planta rectangular, (5m.x 4m., aproximadamente) realizada en fábrica de ladrillo enfoscado y encalado, con bóveda de medio punto y cubierta inclinada acabada plana (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Esta ermita, consagrada al protector contra la peste, se construyó extramuros. Se compone de una sola nave, cubierta con techumbre de madera en forma de artesa con tirantes. Contrasta con esta construcción, de evidente sabor popular, una capilla lateral, edificada en el último tercio del Setecientos. En ella recibió culto San Antonio Abad hasta 1936. Abierta en el muro derecho de la nave, goza de auténtica autonomía espacial. En el total resultante, por el exterior, se distingue con la mayor nitidez la yuxtaposición de dos edificaciones. La construcción más antigua es la ermita de San Roque. Del siglo XVIII es la capilla lateral.
En el lado del evangelio, un pequeño lienzo del Crucificado de factura popular, del siglo XIX. En la capilla de San Antonio Abad, preside el simpecado de la Hermandad del Rocío, con bordados de Dolores Moya, y la efigie de la Virgen del Rocío, vestida de Pastora, esculpida por Álvarez Duarte, en 1973. Junto con él, figuran el estandarte y el juego de varas de la Hermandad.
Preside la primitiva cabecera de la capilla el antiguo simpecado, bordado en Huelva por Francisco Contioso, en los años 1969-70, cuyo óvalo es una pintura de la Virgen del Rocío firmado por E. Valor. En un ángulo, una imagen de la Inmaculada, en barro cocido y policromado (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Edificio realizado en fábrica de ladrillo, tipo tradicional, acabado enfoscado y encalado. La planta rectangular en nave principal con cubierta de tablazón de madera y acabado en teja árabe, dispone a la izquierda de pequeña capilla con bóveda sobre pechinas y acabada exteriormente con cubierta de teja sobre estructura de madera (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La ermita de las Angustias se construyó en los últimos decenios del siglo XVII en un lugar próximo a la de San Sebastián. Está situada en el acceso oriental de la villa. Esta ermita, desde el punto de vista arquitectónico, presenta dos sectores muy diferenciados, fechables en épocas distintas: la nave, al menos en sus muros y fachadas, podría corresponder a la edificación de 1673-1676; y la capilla mayor y camarín entre los años 1776 y 1786.
Tras el altar mayor, se dispone la sacristía con bóveda de aristas. Desde ella, a través de una escalera de caracol, se accede al camarín. Dicha estancia es la más suntuosa del conjunto. Bóveda, pechinas y paramentos se adornan con yeserías, que reproducen emblemas de la pasión de Cristo, rocallas, canastillas y guirnaldas de flores y frutas, enlazadas con cintas.
El imafronte está provisto de sencilla portada, compuesta por puerta adintelada, con baquetón mixtilíneo, flanqueada por pilastras dórico-toscanas. Su entablamento se decora con triglifos, y se cubre con frontón triangular partido, con remates sobre sus vertientes. En el centro, un ático, compuesto por pilastras, retropilastras, y frontón triangular, en cuyo interior un cuadro de cerámica, de 1967, representa a la Virgen de las Angustias. Se remata con una espadaña, de un solo vano, estribos laterales y frontón curvo partido, en cuyo centro se yergue un piñón con su correspondiente cruz de hierro forjado.
En el muro del evangelio se hallan lienzos de factura popular, de Santa Lucía y de la Anunciación. De un pescante de hierro queda suspendida una lámpara de plata, de principios del siglo XVIII. Otras piezas de arte popular son un crucifijo de altar, y, en una urna, una figura de la antigua imagen de la Virgen de las Angustias, que servía para las visitas domiciliarias y como demandadera. En el interior del camarín se venera la actual imagen de la Virgen, escultura en madera policromada, obra de Antonio Castillo Lastrucci, tallada en 1948. Conserva la diadema de plata, formada por rayos agudos y flameantes, que pertenecía a la antigua imagen, de hacia el año 1700.
En un arco rehundido del lado de la epístola, una escultura de Santa Ana maestra, con San Joaquín, de factura popular del siglo XIX, firmado por Antonio García. Una imagen de la Virgen del Carmen sedente, con el Niño, de terracota y telas encoladas, con corona de plata de hacia 1800 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La iglesia es de planta de cajón e incorpora en la cabecera el camarín añadido al presbiterio. La nave se articula en cuatro tramos mediante pilastras de orden toscano y, en eje con ellas y sobre el entablamento, se sitúan arcos fajones con lunetos dividiendo la bóveda de cañón de la cubierta. Bajo cada luneto se abre un vano de arco muy rebajado enmarcado por moldura plana con orejetas. En el primer tramo se sitúa el coro alto el cual divide en dos la altura de la nave por medio de un arco carpanel. El presbiterio se encuentra elevado sobre la nave mediante dos gradas, es de planta casi cuadrada, se cubre con cúpula sobre pechinas con tambor circular poco desarrollado dividido en ocho sectores por pilastrillas, alternando paños ciegos con otros centrados por óculos bajo lunetos y sobre las pilastrillas se prolongan anchas fajas lisas que recorren el intradós de la cúpula hasta la roseta central. El camarín, en el que se aloja la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, es de planta cuadrangular, se cubre con cúpula sobre pechinas sin tambor y está decorado profusamente con yeserías que reproducen hojarascas y símbolos pasionarios.
La fachada principal está situada en el testero de los pies. La portada presenta dos cuerpos y un único vano de acceso enmarcado por un baquetón que se quiebra sobre su dintel a modo de greca. El cuerpo inferior se articula mediante dos pilastras toscanas que soportan el entablamento, se fragmenta en diversos planos de profundidad y presenta la clásica composición de arquitrabe, friso y cornisa, poseyendo esta última un importante juego de molduras y canecillos bajo el alero que se desarrolla para formar un frontón partido, cuyos ángulos se rematan con pináculos. En el centro de este frontón se sitúa el segundo cuerpo o ático el cual consta de dos pilastrillas toscanas y frontón triangular, aloja en su interior un azulejo contemporáneo de la primitiva imagen de las Angustias y en el centro, sobre él, un pinjante. La espadaña se encuentra sobre la cornisa alta; es de un solo cuerpo, con un arco de medio punto y con pilastras de orden toscano, en donde se aloja la campana. El entablamento se remata con frontón curvo partido en cuyo centro resalta un podium de lados curvos sobre el que se asentaba una cruz de hierro forjado.
La casa del santero se cita desde el siglo XVIII, describiéndose compuesta por dos habitaciones y corral. Entre los restos que se conservan se diferencian bien la vivienda, con dos muros de carga paralelos arriostrados por sus frentes menores, con cubierta a un agua y con el muro norte construido en gran parte con tapial y ladrillo, y el espacio destinado a corral, del que subsisten algunos muros de ladrillo apoyados sobre la nave del templo que indican la existencia de una estancia, hoy desaparecida, que pudo ser una sacristía o una capilla. El muro de la fachada principal se alinea con el primer tramo de la nave, algo retranqueado con respecto al hastial de la ermita. Presenta una portada con jambas prolongadas a modo de pilastras y sobre su dintel un balcón, actualmente tapiado, siguiendo la tradición de la arquitectura civil popular del siglo XVIII en Huelva.
La fábrica de la ermita es de ladrillo, diferenciándose al menos dos sistemas constructivos, el de la nave, realizado con ladrillo macizo de color rojizo aparejado alternando hiladas a soga y tizón de forma no excesivamente regular, y el de la cabecera, realizada con ladrillo más irregular y de color amarillento aparejado con alternancia de hiladas a soga y tizón pero con las juntas de mortero arenoso muy anchas.
La primera cita documental que tenemos de la ermita data de 1673, pues en este año Sebastián Bejarano y varios vecinos iniciaron los trámites para ampliar el templo y bendecirlo de forma que fuera apto para oficiar misa en él. Posiblemente de la primitiva ermita existente antes de 1673 no quede nada en el inmueble actual. Aquélla debía de ser una capilla muy pequeña, más cercana a un humilladero, que pudo quedar integrada en la cabecera o como capilla lateral.
La actual ermita es un templo barroco realizado en dos fases, una en el siglo XVII (1673-1676) y otra en la segunda mitad del XVIII (1776-1786), con numerosas reformas y obras de consolidación posteriores y una construcción aneja para vivienda del santero, documentada desde el siglo XVIII.
La nave corresponde estilísticamente a formas de un barroco temprano derivado aún de la preceptiva clásica y manierista. En este sentido, la fachada y espadaña recuerdan a algunas de las imágenes del tratado de arquitectura de fray Lorenzo de San Nicolás (1633-1663). Posiblemente esta nave es la parte del edificio labrada a instancias de Sebastián Bejarano entre 1673 y 1676. Tras el terremoto de Lisboa, en la segunda mitad del siglo XVIII, se construyeron el presbiterio y el camarín. El concepto de este nuevo espacio arquitectónico es el de crear un ámbito especial para la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, por lo que participa de las ideas y formas del barroco triunfal andaluz, donde estos espacios autónomos, camarines o capillas sacramentales, tendrán amplio éxito, concentrándose en ellos el máximo de riqueza ornamental. En esta actuación, realizada entre 1776 y 1786, se cierra la media naranja y se coloca la cruz de forja en su cúspide. Con posterioridad, en 1789 se coloca la solería.
En 1813, el templo se encontraba en completa ruina tras el saqueo por las tropas francesas durante la guerra de la independencia y el traslado de su imagen titular a la parroquia. Al encontrarse la ermita cerrada y tabicada y la casa del ermitaño arruinada, se informa al vicario de Niebla la necesidad de repararlos. Para ello fue necesario vender la viña, única propiedad de la ermita. En 1886, de nuevo el edificio se encontraba en estado ruinoso. En 1888, ya estaba reparado junto con la casa del santero. A principios del siglo XX, se realizaron obras de consolidación de los muros con la colocación de tirantes. En julio de 1936, se produjo el saqueo de los bienes muebles del templo y la quema de los mismos en la plaza del pueblo, salvándose sólo las piezas de plata. En 1987, se hicieron obras de emergencia para la restauración de las cubiertas. En 1993, se reurbanizó la plaza que lo precede y, en 1994, se restableció el culto a instancias de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias y Santísimo Cristo de la Bondad (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La capilla de la Santa Cruz de Arriba, Sagrados Corazones de Jesús y María y Ascensión del Señor al Cielo, fue construida entre los años 1988'y 1994 por el arquitecto Francisco Germán Besós, de Huelva. Destaca el retablo de cerámica trianera de la fachada lateral (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Capilla de planta rectangular (5m. x 9m.). Resuelto todo en obra tradicional. Acabado enfoscado y encalado. Acabado en cubierta plana y formando en interior falsa cúpula sobre el santo. Arcada decorativa formada por tres arcos ojivales (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Capilla de la Santa Cruz de Abajo
La capilla de la Santa Cruz, Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Santo Rosario, Santa Cruz del Campo o Santa Cruz de Abajo fue construida según proyecto del arquitecto sevillano José Joaquín Alberca, y bendecida en 1981. Hay que señalar la cerámica, que imita el estilo sevillano del siglo XIX, del arco de acceso, obra de Juan Aragón, con los quince misterios del Rosario (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Edificio rectangular entre medianeras. Enfoscado y encalado de fábrica de ladrillo. Cubierta plana y bóveda en el interior.
Dimensiones de 5 m. x 9 m. aproximadamente (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Edificios civiles
Hay que destacar un interesante conjunto de edificios domésticos del siglo XVIII, algunos con portadas adinteladas y con pilastras dórico-toscanas, entre los que señalamos los siguientes: la casa de la calle Piñón, nº 14; las casas nº 57 y nº 63 de la calle Larga. Casa nº 69, de la calle Doctor Ríos Ramos. Casa nº 1, en la calle Aparición. Casa nº 26, en la calle San José. Y los números 40 y 57, en la calle Nueva.
Dentro de la habitual desornamentación de la típica casa de una puerta y dos ventanas, destaca, por el especial tratamiento de la portada, la casa nº 2 de la calle Comandante Haro, antiguamente calle Empedrada.
Por otra parte, antiguos edificios industriales, como son las bodegas, configuran el aspecto urbanístico de la población (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.
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