Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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martes, 17 de octubre de 2023

Los principales monumentos (Iglesia de la Misericordia; Plaza del Carmen; antiguo Convento del Carmen; Círculo recreativo y cultural; antigua Capilla de la Orden de Calatrava; Capilla de la Hermandad del Rocío; Capilla de San José Obrero; antigua Fábrica de Harina; Casa- Museo Cuadri-Vides; y Dolmen de Soto) de la localidad de Trigueros (y III), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de la Misericordia; Plaza del Carmen; antiguo Convento del Carmen; Círculo recreativo y cultural; antigua Capilla de la Orden de Calatrava; Capilla de la Hermandad del Rocío; Capilla de San José Obrero; antigua Fábrica de Harina; Casa-Museo Cuadri-Vides; y Dolmen de Soto) de la localidad de Trigueros (y III), en la provincia de Huelva.



Iglesia de la Misericordia
     Próxima a la iglesia parroquial de San Antonio Abad de Trigueros, casi detrás del ábside, se conserva la capilla del antiguo hospital de la San­ta Misericordia. Su advocación original era de Ntra. Sra. de los Remedios, cuya imagen titular aún recibe culto en el retablo mayor.
     Hoy, del  antiguo hospital triguereño que nos ocupa, perdura exclusivamente la iglesia. Su fá­brica, de planta rectangular presenta tres naves. La central se cubría con techumbre mudéjar en forma de artesa con tirantas, y las laterales con cubiertas lígneas del tipo denominado de colgadizo. Las arquerías divisorias de naves se componen de cuatro arcos de medio punto, enmarcados en alfices, que apean sobre pilares rectangulares. Sencillas nacelas marcan el arranque de los arcos. La distribución del espacio interior se deja sentir exteriormente. El encalado imafronte de la ermita de la Santa Misericordia, por fortuna, conserva una deliciosa impronta dieciochesca. Su perfil superior trapezoidal subraya la disposición de las tres naves interiores. E incluso la portada y las dos ventanas del frontis insisten, una vez más, en esta subdivisión, al corresponder una a cada ámbito espacial. Su conjunto arquitectónico responde al gusto estético imperante en la segunda mitad del siglo XVIII.
     Comenzando por la nave del evangelio, encontramos una hornacina con las vírgenes y mártires trianeras Santa Justa y Santa Rufina, con la Giralda al centro, esculturas de madera policromada, obra de la segunda mitad del siglo XVI, muy restauradas a lo largo del tiempo. Sobre mesa de altar con dosel, se encuentra un grupo del Calvario. El Crucificado, titulado Cristo de la Buena Muerte, es de papelón, de hacia 1600, y luce las tres potencias y la corona de espinas, todo en plata de la segunda mitad del XVIII. La Virgen Dolorosa, titulada de la Salud, es imagen de can­delero para vestir y corona de plata de principios del XVIII. El San Juan Evangelista tiene aureola o galleta, de plata, con florón central, capullos y flores, son de la primera mitad del XVIII. La figura de San Juan, en su origen, era una escultura de candelero para vestir del siglo XVII, retallado y remodelado por Gabriel de Astorga y Miranda entre 1869 y 1870. En el intradós del primer arco de la izquierda, un ángel lamparero muy restaurado, porta una lámpara aceitera de metal dorado.
     El altar mayor lo ocupa un retablo moderno readaptado por el tallista ayamontino Manuel Gómez Carnacea, con piezas de diversas épocas y procedencias. Le sirve de banco una frontalera de altar, de principios del XIX. En sendos camarines, realizados en 1943, se veneran varias imágenes. La Virgen de los Dolores, titular de la Venerable Orden Tercera de Servitas, fundada en 1780, y hoy de la Hermandad de Jesús y María. Es imagen de candelero para vestir, obra anónima sevillana de hacia 1780. A su izquierda, la escultura de Jesús Nazareno, obra de Antonio Illanes Rodríguez, que firma en el sudario; fue realizada en 1940. Las potencias de plata son del siglo XIX. La figura de Simón Cireneo, es del siglo XVII.
     En el centro del retablo, el Cristo atado a la Columna, escultura en madera policromada, de impronta roldanesca, de fines del XVII, con po­tencias de plata del XVIII. En la hornacina superior la Virgen de los Remedios o de la Misericordia, antigua titular de la ermita. Es una talla policromada, de la Virgen con el Niño, de mediados del siglo XVI, con policromía tardobarro­ca. Sobre la puerta de la sacristía, un lienzo con el Crucifijo, del XIX, enmarcado en un trozo de retablo. Le sigue la Virgen del Castillo, o de la Piedad y del Carmen, imagen de candelero para vestir de fines del XVI. Luce corona, con canasto de la primera mitad del XVIII, y resplandor de rayos de la segunda mitad de dicho siglo.
     Sobre los pilares de las arquerías divisorias de naves hay una serie de escenas de la Pasión de Cristo, pintadas sobre cobre, de la segunda mi­tad del siglo XVII. Sirviendo de peana al paso de la Virgen de los Dolores, se encuentra el basamento o peana de dos cuerpos, del antiguo tem­plete de mediados del siglo XVI, que se instalaba en el monumento del Jueves Santo (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Plaza del Carmen

antiguo Convento del Carmen
     El templo conventual, dedicado a Ntra. Sra. del Carmen, venerada con especial devoción por los triguereños, se encuentra abierto al culto, en la plaza de su nombre, adosado al convento por el flanco septentrional. El templo, acorde con la tipología tradicional de iglesias conventuales, presenta una sola nave, crucero y capilla mayor.
     Se abrió al culto, por primera vez, el día de la Encarnación del año 1596. La nave, espaciosa, se cubre con techumbre mudéjar en forma de artesa con cinco tirantas, que apean sobre otros tantos pares de canes situados en la solera. El sotocoro, ubicado a los pies del templo, presenta un artesonado de tres paños con decoración de casetones, puntas de sierra y elementos geomé­tricos pintados a base de círculos y rectángulos. Tanto esta cubierta como la anterior reflejan el gusto imperante en la carpintería  de fines del quinientos.
     El crucero sobresale al exterior. El tramo cen­tral se compone de cuatro arcos de medio punto, que reciben la consabida bóveda semiesférica sobre pechinas. Ocho pilastras se unen en la clave de la media naranja y la subdividen en ocho cascos que se perforan alternativamente con vanos cuadrilobulares. Las alas del crucero ostentan bóvedas de cañón con lunetos, cuyos moldurados perfiles apean sobre sencillas mén­sulas angulares.
     La capilla mayor, acabada en testero plano, se cubre con bóveda de cañón y lunetas festoneados de pinjantes, elemento ornamental que denuncia la estética de la segunda mitad del siglo XVIII. Al presbiterio se sube por tres escalones decorados con cerámica azul y blanca, muy del gusto de la época. En el costado izquierdo hay una puertecita que comunica con una pequeña sacristía provista también de sencilla techumbre lígnea. Desde esta estancia se podía ingresar di­rectamente en el antiguo convento.
     Entrando a la izquierda, está el retablo de Ánimas, labrado hacia 1620-1650 en estuco. Co­rresponde al círculo de Diego López Bueno. Fue reparado en 1942 por el tallista Manuel Gómez Carnacea. En el interior del ático, enmarcado con molduras de ovas, hay una cartela sobre­ puesta, con pintura de San Miguel Arcángel. Un retablo ínterim en madera dorada, se compone de pilastras pareadas con guirnaldas de flores y frutas, coronadas por sendos jarros.  Lo preside el lienzo de Ánimas, firmado por José Corbalán. En el medio punto hay una pequeña hornacina con una imagencita de candelero para vestir de Santa Lucía. A continuación, un lienzo de la Inmaculada, murillesco, del siglo XIX. Le sigue la imagen de Cristo Crucificado, llamado del Carmelo, perteneciente a la Hermandad del Santo Entierro: se trata de una escultura en madera de cedro realizada en 2001 por Estela Sánchez Hal­ cón, en los talleres de Miguel Ángel Marín Almellones, de Sevilla.
     El retablo de la Inmaculada fue realizado por Ramón Correa en 1942. En él recibe culto la imagen de la Virgen Inmaculada, escultura en madera, del siglo XVIII, con policromía decimo­nónica; la corona y la media luna son de plata, de principios del XIX.
     Preside el templo el retablo mayor, tallado en madera, en color oscuro, sin pintar ni dorar, del maestro tallista Tomás González Guisado, con­tratado en 1775. En la calle central se venera la Virgen del Carmen, en una hornacina ricamente adornada. La efigie de la Patrona de Trigueros es una imagen de candelero para vestir de fines del XVI, vestida con hábito carmelitano, y corona con decoración de rocallas, de la segunda mitad del XVIII. El Niño Jesús es imagen de vestir, del siglo XIX. Sobre la hornacina, existe otra más pequeña, que alberga a la Virgen de Consolación, titular del convento y de la primitiva ermita, escultura en madera policromada, de las primeras décadas del s. XVI. En las repisas laterales se exponen San Elías y San Eliseo. Sobre ellos, dos relieves de religiosas carmelitas. El ático semicircular presenta un relieve de la entrega del escapulario de la Virgen del Carmen a San Simón Stock, entre las esculturas de dos santos obispos de la Orden. Sobre los estípites montan sendos angelotes. Todo el conjunto se decora con rocallas, guirnaldas, pinjantes, veneras, querubes, angelotes, etc. Tras el retablo de madera se encuentra el primitivo, realizado en estuco en la primera mitad del siglo XVII, similar al del Yacente y al de la Virgen de la Soledad. Sobre la mesa de altar, la escultura en madera policromada de San Juan de la Cruz, obra sevillana de fines del XVII, a cuya época corresponde también la aureola o galleta de plata labrada que luce sobre su cabeza. Al lado opuesto de la mesa de altar, la imagen de Santa Teresa de Jesús, escultura en madera policromada, de las primeras décadas del siglo XVII. Los ángeles lampareros, tallados en madera, en su color, hacen juego con el retablo rococó.
     En el crucero, al lado de la epístola, bajo un arco de medio punto con frontón  triangular, abre en el muro un arco más pequeño, flanqueado por dos pilastras jónicas, que reciben un esquemático entablamento, con triángulos curvos en las enjutas. Está dedicado al Resucitado, escultura en madera policromada, del último cuarto del siglo XVI. Le sigue un retablo de fábrica y estuco, fechable entre 1620 y 1650, del círculo de Diego López Bueno. Está dedicado a las imágenes titulares de la Hermandad  de la Soledad y Santo Entierro  de Cristo.
     La urna es una importante obra de talla dorada, con decoración  de rocallas,  ángeles pasionarios y la Fe. Fue estrenada el Viernes Santo de 1789. El Cristo yacente es escultura en madera policromada, obra roldanesca de la primera mitad del siglo XVIII. En la hornacina superior está la Virgen de la Soledad. La imagen mariana es obra anónima sevillana, fue retallada en 1869 o 1870 por Gabriel de Astorga y Miranda, junto con el San Juan Evangelista. De nuevo en la nave, hay un lienzo popular de la Virgen de los Dolores, del siglo XIX. De inmediato, encontramos el retablo del Crucificado, llamado de la Misericordia, frontero al de Ánimas. La talla del Cristo corresponde a las últimas décadas del siglo XVI. El retablo es otro ejemplar de estuco del círculo de Diego López Bueno, de hacia 1620-1650. Por último, sobre una sencilla repisa, una escultura del beato Francisco Palau y Quer, fundador de las Carmelitas Misioneras, firmado por  Garciana (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
      Se trata de la Iglesia del Convento de Nuestra Señora de Consolación, luego del Carmen, que se encuentra adosada al mismo por el flanco septentrional.
      Como la tipología tradicional de las iglesias conventuales, presenta una sola nave, crucero y capilla mayor. Fue abierta al culto en 1596.
     La nave espaciosa, se cubre con techumbre mudéjar en forma de artesa con cinco tirantas que apean sobre otros tantos pares de canes, situados en la solera. El sotocoro, ubicado a los pies del templo, presenta un artesonado de tres paños con decoración de casetones, puntos de sierra y elementos geométricos pintados a base de círculos y rectángulos.
     Al coro alto, provisto de gran ventana coral para iluminar el interior, se accede gracias a una escalera de caracol adosada al muro izquierdo. El antepecho del coro está labrado también en madera.
     El crucero sobresale al exterior. El tramo central se compone de cuatro arcos de medio punto que reciben la consabida bóveda semiesférica sobre pechinas. Ocho pilastras se unen en la clave de la media naranja y la subdividen en ocho cascos que se perforan alternativamente con vanos cuadrilobulares.
     Las alas del crucero ostentan bóvedas de cañón con lunetos, cuyos moldurados perfiles apean sobre sencillas ménsulas angulares. Este espacio se ilumina mediante dos vanos laterales con vidrieras polícromas.
     La capilla mayor, acaba en testero plano, se cubre con bóveda de cañón y lunetos festoneados de pinjantes; elemento ornamental que denuncia la estética de la segunda mitad del siglo XVIII.
     Exteriormente se observa un predominio de la línea recta en los perfiles y del planismo en las fachadas.
     El imafronte del templo se remata con un alero horizontal, sobre canecillos o modillones. Sobre el paramento encalado resalta la portada. Se compone de dos pilastras dórico-toscanas, una cornisa también sobre canecillos y un frontón curvo partido con moldurón central.
     Contiguo a la iglesia hay un cuerpo de edificio coronado por la espadaña, elemento propio de la arquitectura conventual.
     Esta espadaña consta de tres vanos de medio punto, separados por pilastras dórico-toscanas. El ático central con frontón triangular queda flanqueado por dos aletones, en cuyos extremos hay restos cerámicos de sendos remates. El frontón también posee en cada vertiente un remate de barro vidriado y en el vértice superior un pedestal con una cruz de cerrajería. Es digno de mención el ornato del basamento de la espadaña realizado a base de placas rectangulares en resalto (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Círculo recreativo y cultural
     En el conjunto monumental de Trigueros destaca el antiguo convento de Ntra. Sra. de Con­solación. Este antiguo cenobio de religiosos carmelitas calzados preside hoy una espaciosa plaza de la localidad, popularmente denominada del Carmen. Se compone de dos sectores: la iglesia y el convento, de propiedad eclesiástica y municipal, respectivamente.
     La antigua residencia conventual se dispone en torno a un claustro central. El patio consta de dos plantas superpuestas. El cuerpo bajo presenta dos flancos con cinco arcos de medio punto sobre pilares con impostas. Y los dos restantes tienen sólo cuatro. Todos los arcos están provis­tos de rosca y adorno trapezoidal en la clave. Los pilares lucen en el centro sendas pilastras adosadas. Sobre ellas discurre el entablamento. En 1994, el sector conventual fue adquirido por el Ayuntamiento, para destinarlo a usos culturales, y, bajo la dirección del arquitecto José Reyna González del Valle, ha llevado a cabo la restauración del claustro y la construcción de un auditorio en el patio, reproduciendo las formas de dicho claustro. Fue inaugurado, como Centro cívico-social y cultural, el 6 de diciembre de 1998 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

antigua Capilla de la Orden Calatrava

Capilla de la Hermandad del Rocío

Capilla de San José Obrero
     La pequeña capilla dedicada a San José Obrero, en el barrio de Triana, se levantó en 1975, por suscripción popular, inaugurándose en mayo de dicho año. Fueron sus maestros de obras Manuel Beltrán y Manuel Robles. Tiene una sola nave cubierta con bóveda de cañón apuntado sobre imposta. Preside la capilla la imagen de San José, escultura realizada en 1992 en Sevilla por Miguel Bejarano Moreno (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
 
antigua Fábrica de Harina
 El molino de harina de la calle Bojeo está situada en la extensión norte del pueblo de Trigueros, en Huelva. Se localiza muy cerca de las plaza de la Constitución y de España, donde se encuentran situados la iglesia y el ayuntamiento respectivamente. El acceso principal al conjunto se realiza desde la calle Bojeo, directamente a la sala de molinos. El acceso secundario a continuación, en el número 74 de la misma calle, a través de las dependencias de los antiguos hornos.
     La fábrica o molino de harina, como es comúnmente conocido, está compuesto por dos edificios, de factura tradicional, de dos alturas cada uno, que conforman parte más septentrional de la fachada Este de la calle Bojeo. El primer edificio es el edificio principal de la fábrica y contiene el molino de harina. Adosado a él, el segundo edificio contiene el horno tradicional de pan y la vivienda de los propietarios.
     El edificio principal es de planta rectangular con unas dimensiones aproximadas a 9 metros en su fachada, y 12 metros y medio de profundidad, y su estructura responde a la tipología arquitectónica de fábrica de pisos formada por dos plantas y un pequeño sótano, con cubierta plana. Está construida en estructura de hormigón y forjados de estructura metálica y bovedillas cerámicas curvas. Los cerramientos exteriores están construidos en muro de carga y las particiones interiores son de ladrillo revestido. El suelo del semisótano es de cemento y el de las plantas de piso de baldosa hidráulica decorada. La carpintería tanto exterior como interior de la fábrica es de madera.
     Al exterior, la fachada está revestida con mortero, pintada en color blanco y decorada con ladrillo visto de tono claro en huecos, cornisas, zócalo, separación entre forjados y remate de esquinas. La fachada se compone de dos niveles que se corresponde con la planta baja y la planta primera. El sótano se corresponde con un pequeño espacio interior donde se sitúan los engranajes de motor y no tiene repercusión en fachada.
     La composición de fachada es simétrica. La planta baja se separa de la primera por una cornisa sencilla y cada planta contiene tres huecos distribuidos uniformemente. Los huecos de planta baja están recercados con ladrillo visto mientras que los de planta primera decorados con molduras lisas revestidas. Todos los huecos de la fachada mantienen las mismas proporciones. El acceso se realiza por el hueco central de la planta baja, a través de una escalera de varios peldaños. El hueco sobre el acceso se corresponde con el balcón. El edificio se corona con el pretil de la azotea. Este pretil está dividido en cuatro partes iguales con pilones. Todos los vanos están decorados con relieves geométricos.
     La fábrica conserva íntegra toda la maquinaria original. En el semisótano: motor y sistema de tronco de poleas. En la planta baja: una máquina de molienda con dos molinos, sifones con cachuchos o cangilones, lavadora y plansichter. En la primera planta, cernedores planos, sasor, deschinadora y cepilladora. La fábrica podría contar con elementos auxiliares como noria rociadora, peso, recolectores de mangas, sasores y armarios para los útiles. En el rincón de planta baja, en un cajón de madera de grandes dimensiones se recoge primeramente el trigo. Junto al cajón, se encuentran dos elevadores rectangulares de madera dentro de los cuales están los cachuchos, cangilos de metal atornillados a una correa de lona que, en el mismo movimiento que las norias, son accionados para la distribución del cereal. De unos 15 centímetros de ancho, recogen el trigo del cajón y suben hasta la siguiente planta. Al lado de este conjunto se sitúa el complejo de la lavadora, con una pila cuadrada de 0,5 m de profundidad. A la máquina lavadora llegan dos conductos, uno para el trigo y otro para el agua. El espacio central lo ocupa la máquina de molienda, un molino doble, y lo recorren distintos sifones cuadrangulares de madera que suben con trigo en distintos estados. En la planta primera, a la derecha de la puerta, se localiza la cepilladora, el cernedor, la deschinadora y el armario de madera.
     El segundo edificio, el destinado a la vivienda de la familia y al horno de pan, conserva en planta baja, uno de los dos grupos de hornos originales. Construido en ladrillo refractario y decorado con azulejería de tonos amarillo, sobre él se aprecia la inscripción: "Hornos Turu, S.A. Tarrasa". Este grupo de horno cuenta con dos compuertas, luz y termostato.
     En la actualidad, esta fábrica es sede del Centro de Arte Harina de Costal, un espacio para el Arte Contemporáneo y la Arqueología Industrial, donde de manera original y auténtica, los espacios industriales se mezclan con la escultura, la pintura, la música y la gastronomía.
     El molino de harina y panadería de la calle Bojeo en Trigueros es de significativa importancia para el Patrimonio Cultural Andaluz por diversos valores.
     En primer lugar, por su valor histórico, como testimonio de la variedad morfológica y ecológica que caracterizó al cultivo del entorno, que da nombre al pueblo, el trigo; al igual que a otros medios de campiña andaluza, hasta finales del siglo XX.
      Un territorio de dehesa compartido con una amplia gama de especies agrícolas aprovechables como era el cereal.
     Por otro lado, por el valor arquitectónico de la tipología de fábrica de pisos, un ingenio de la industrialización que aprovecha por un lado el suelo situando sus pisos en altura y por otro, la gravedad para los procesos de producción.
     Por el valor de la ingeniería, de la maquinaria que contiene, íntegra y bien conservada, testimonio del proceso de transformación del cereal en harina desarrollado hasta la crisis del petróleo de 1973. Por su valor antropológico, depositario este edificio de numerosos relatos en el pueblo: el reparto del pan, los trabajadores, el papel de la mujer en la industria y la vida de los pueblo agrícolas, los salarios, el alimento, etc. Y finalmente, por su valor como espacio para el arte y la creación.
     El horno de pan de D. Benito El Panadero fue construido a principios del siglo XX. Molió harina durante pocos años. Un siglo después, el conjunto harinero es sede del Centro de Arte Harina de Otro Costal, estudio, vivienda y sala de exposición de las obras del pintor y escultor Juan Manuel Seisdedos.
(Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
    Tiene por fuera la apariencia de un caserón de pueblo pero basta cruzar el umbral para acceder a un mundo fabuloso. El impresionante molino que hay en el vestíbulo, excepcionalmente restaurado, es la seña de identidad del lugar. Harina de otro costal, nombre que introduce y juguetea, y que hace honor a ese glorioso pasado aún tan presente de la vieja fábrica harinera de Trigueros.
     Presentaciones literarias, intercambios culturales periódicos con Portugal y Cuba… Todo encuentra cabida en la antigua factoría, muestra inigualable de patrimonio industrial, convertida en punto de encuentro y convivencia, para hacer buenas migas en torno a un almuerzo o a una agradable velada teatral y musical a la luz de la luna de verano.
     En tiempos en los que el valor añadido es clave para el éxito de cualquier proyecto, Harina de otro costal tiene un factor que lo hace un poco más inigualable: adentrarse en el mundo creativo de uno de los más grandes artistas plásticos que ha tenido Huelva. Hace 25 años que la inspiración de Seisdedos vaga entre estos muros y es en su estudio de la primera planta donde plasma sus volúmenes en los lienzos. En la zona contigua a su refugio, de antiguos talleres formativos, se puede ver siempre parte de sus fondos, entre los que destacan esculturas de los primeros 70 que dan una dimensión mayor a su obra posterior, que redimensiona, a su vez, un espacio único, alimento del alma, para gozo de la cultura onubense. Es el milagro de la fuente del alimento eterno (Ayuntamiento de Trigueros).

Casa-Museo Cuadri-Vides
     Se trata de un bien fundamental del patrimonio histórico y cultural de Trigueros por su gran valor patrimonial y por el pasado histórico que atestigua y representa. Conserva en su interior, entro otros ornamentos, interesantes zócalos cerámicos de inspiración modernista, convirtiéndola en una de las joyas de la arquitectura civil de la provincia de Huelva. Sus bienes muebles, que se remontan a dos siglos atrás, a los que se le une la singular fachada, realizada íntegramente en ladrillo visto, única en la población y de un marcado estilo regionalista que recuerda, sin duda, a las obras del famoso arquitecto Aníbal González (Ayuntamiento de Trigueros).

Dolmen de Soto
     Uno de los principales monumentos arqueoló­gicos de la provincia, y uno de los más notables ejemplos del megalitismo europeo es el Dolmen de Soto. Se encuentra situado en el cabezo del Zancarrón, en la finca La Lobita, accesible desde la carretera N-431, entre los kilómetros 620-621, entre San Juan del Puerto y Niebla. Fue descu­bierto por Armando de Soto, propietario de la finca, en 1923. El túmulo tiene un diámetro de unos 75 metros y una anchura que oscila entre los 0,82 m. de la entrada y los 3,10 de la cáma­ra sepulcral. La galería está formada por piezas monolíticas de granito o arenisca, de entre 3,25 y 4,25 m. las piezas verticales, y de 1,25 a 3,10 m. las horizontales, con un grosor de entre 0,55 y 0,75 m. Obermaier sitúa el dolmen en el tercer milenio antes de Cristo, 3000-2500 a. C. Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     El Dolmen de Soto pertenece al tipo denominado "de galería o largo corredor", y con sus 20,90 metros de longitud constituye el más largo de los dólmenes de Huelva. Su entrada se orienta hacia el Este y tiene sólo 1,45 metros de altura, aunque la altura interior va aumentando progresivamente. Su anchura varía desde los 0,82 metros de la antigua puerta a los 3,10 metros de la cámara; el suelo es perfectamente llano, excepto en el acceso, dónde presenta una ligera inclinación hacia el interior.
     Toda la estructura está cubierta por un túmulo artificial de 75 metros de diámetro. Dicho túmulo se levanta sobre unos terrenos llanos, por lo que resulta perfectamente reconocible.
     Tanto las paredes como la cubierta del dolmen están hechas de grandes ortostatos de granito, la mayoría, caliza dura, arenisca, pizarra, e incluso conglomerado fosilífero, con unas dimensiones que oscilan entre los 3,25 - 4,25 metros de longitud, y los 1,25 - 3,10 metros de anchura, y tienen un grosor aproximado de 0,55 metros.
     A los 4 metros de la entrada, el corredor se estrecha mediante dos ortostatos que hacen las veces de puerta de acceso a la cámara funeraria, que se localiza a 14 metros de la entrada; tiene más de 3 metros de anchura y casi 3,50 metros de altura. Detrás del mencionado estrechamiento, hay un bloque de 1,80 metros de altura que actúa como pilar de sustentación de una de las losas de la cubierta, probablemente rota en el momento de ser colocada.
     En el interior del dolmen, que no había sido violentado, Obermaier localizó ocho cadáveres, en cuclillas y apoyados en los ortostatos con grabados. El ajuar funerario, bastante escaso, se compone de objetos líticos como hachas pulimentadas y cuchillos de sílex, así como de vasijas de barro hechas a mano, un brazalete cónico de hueso, algunos fósiles marinos y varias cuentas de collar.
     Entre los años 2012 y 13 se realizaron intervenciones arqueológicas de apoyo a la conservación (LINARES, 2015) y estudios de las grafías por expertos de la Universidad de Alcalá de Henares.
     Las excavaciones en los espacios externos y el atrio han dado a conocer la existencia de estructuras de cronología Neolítica previas al dolmen. Se ha constatado la presencia de fosas de cimentación y bloques de piedra que podrían corresponderse con un círculo de 60 metros de diámetro compuesto por piedras de distintas materias primas y formas: bloques, menhires y estelas- menhires de grauvaca, calcarenitas y conglomerados ferruginosos de tamaños diversos, distribuidos equidistantemente. Al exterior de este círculo de piedras se ha registrado un conjunto de estructuras: cabañas, hogueras, estructuras votivas o rituales e hipogeo, que se deben relacionar con el conjunto de las prácticas sociales llevadas a cabo en el lugar.
     Arte Megalítico: Desde los trabajos de Obermaier se conoce el contenido gráfico del dolmen de Soto, pero no ha sido hasta una cronología más reciente cuando realmente ha sido objeto de un proceso de estudio especializado sobre su registro que ha culminado en el año 2014.
     Los trabajos de las últimas décadas realizados por Primitiva Bueno y Rodrigo de Balbín, han permitido una aproximación a la importancia del arte parietal contenido en la estructura del impresionante dolmen. Su particular lectura sobre la iconografía conservada en el dolmen de Soto les lleva a proponer que la totalidad de los ortostatos se hallaban originalmente decorados con pinturas y grabados, incluyendo una parte de los empleados en la cobertura del monumento. Todo este programa se conjugaría con la presencia de una estela con una representación antropomorfa que presidiría la entrada a la estructura megalítica -pieza de la que no hay referencias anteriores.
     La mayoría de los soportes de la galería megalítica están decorados, distinguiéndose dos tipos de ejecuciones técnicas: grabados y pinturas, que en muchos casos se combinan en el mismo soporte. Los grabados se realizaron mediante distintas técnicas: incisión, piqueteado y abrasión, con una gran diversidad de motivos, entre los que destacan las armas representadas (alabardas, cuchillos o puñales de mango, hachas) y las estelas antropomorfas. Entre los motivos representados señalaremos que hay líneas simples, "cazoletas" y otros signos de difícil interpretación, un ídolo, y figuras antropomorfas, alguna sedente, con presencia muy reiterada de elementos geométricos en ángulo, zig-zags, serpentiformes, cruciformes, bandas compartimentadas con círculos, armas líneas incisas o piqueteadas.
Las pinturas identificadas configuran una decoración policroma diversa, nunca antes documentada, compuestas por bases de imprimación blancas, pinturas rojas y negras. Por esto, el dolmen de Soto es uno de los monumentos megalíticos con un el mayor repertorio de figuras de la península Ibérica, y se convierte en el de mayor riqueza decorativa de Europa.
     A unos 250 metros del dolmen halló Obermaier los restos, muy destruidos, de un segundo dolmen, de los que aún pudo extraer algunos datos constructivos. Según este autor, el corredor tendría unos 8 metros de largo por 1,40 metros de anchura, y la cámara funeraria unos 6 metros de largo por 2,50 metros de anchura por término medio. También esta sepultura fue excavada por Armando Soto, quien localizó los restos óseos de entre 18 y 20 individuos, la mayoría de los cuales estarían en cuclillas y apoyados contra las paredes, como en el dolmen vecino, pero otros estaban en posición de decúbito supino y orientados verticalmente con respecto al eje del sepulcro colectivo. Los esqueletos estaban recubiertos por una capa de tierra dura mezclada con grandes guijarros.
     Del ajuar del dolmen, muy similar al vecino, se recuperaron sólo algunas piezas, entre las que se cuentan varias piezas líticas, una hoja de puñal de cobre, dos fragmentos de punzones de marfil,... y algunos fragmentos de cerámicas a mano.
     Destaca también un grabado de motivo atípico que apareció en uno de los ortostatos, que fue publicado por Obermaier.
     El carácter funerario de la zona del Zancarrón debía ser conocido desde antiguo, como prueba un acta capitular de Trigueros, con fecha del 8 de Enero de 1823, donde al referirse a una demarcación de tierras, se dice que en el Cabecillo del Zancarrón estaba enterrado Mohamad Ben Muza, a quien se le atribuía la creación de la primera obra algebraica, publicada en el siglo VIII.
     Su descubrimiento se debe al propietario de los terrenos, Armando de Soto, quien lo halló de forma accidental al abrir una zanja para la cimentación de una casa en 1823. Tras su descubrimiento, el Sr. Soto procedió a su excavación, y a ese momento se debe la pérdida de datos de gran importancia para su datación, y las primeras obras de restauración de la cubierta, que había sido parcialmente destruida en el transcurso de las obras.
     En 1824 Obermaier publica un libro en el que recoge todos los pormenores de la excavación y las características del dolmen. Desde entonces no se han vuelto a practicar excavaciones, aunque si se han realizado varios estudios sobre el sepulcro y sobre los grabados de su interior.
     En 1931 fue declarado Monumento Nacional, aunque las primeras actuaciones encaminadas a su conservación no llegarían hasta 1957, cuando la Dirección General de Bellas Artes realizó una primera actuación puntual en la entrada del dolmen.
     Posteriormente, en la década de 1940 es objeto de estudio por parte de C. Cerdán Márquez, cuyos trabajos se enriquecen con la colaboración de G. y V. Leisner. R. Cabrero, F. Piñón y P. Bueno cierran la lista de los investigadores que abordaron el análisis del dolmen onubense en la década de los 80 del siglo pasado. Entre 1981 y 1985, el arquitecto Ismael Guarnier y el arqueólogo Fernando Piñón redactaron un proyecto de excavación y restauración del que sólo llegaron a realizarse algunas de las obras propuestas como medidas de consolidación.
     En 1986 se procedió al levantamiento de un ortostato caído, y en 1987 la Junta de Andalucía adquirió los terrenos.
     Finalmente, en 1990 se realizó un proyecto de consolidación que dirigieron los arquitectos Guillermo Duclós Bautista y Juan Manuel Real Molina.
     Ya en el siglo XXI, hay que destacar una intervención arqueológica desarrollada en el año 2006, bajo la dirección de F. Nocete Calvo, cuya extensión abarcó un área de 2.500 metros cuadrados y cuyo objetivo incluía el perímetro del anillo. Se realizó un exhaustivo estudio de la secuencia estratigráfica. Finalmente, bajo la dirección de J.A. Linares se llevaron a cabo, durante los años 2012-2013, nuevas excavaciones arqueológicas y un nuevo estudio de las manifestaciones rupestres -grabados y pinturas- con analíticas de los pigmentos.
     El Dolmen de Soto, coetáneo de los grabados, fue fechado por Obermaier en el periodo Calcolítico, entre el 3.000 y el 2.500 a. C. Su datación es difícil de establecer por la escasez de su ajuar, posiblemente desaparecidos en el momento de su descubrimiento y excavados por el propietario de los terrenos.
     La construcción del domen es reflejo de una sociedad bien organizada política y económicamente, ya que hubo de existir una gran infraestructura para transportar los ortostatos desde puntos tan lejanos como Escacena, a 37 kilómetros, de donde se trajo el granito; Lucena, a 10 kilómetros, de donde se trajo la arenisca; o Niebla, a 6 kilómetros, de donde procede la caliza.
     El dolmen vecino, aunque coetáneo, debió construirse con anterioridad al denominado "de Soto", según dedujo Obermaier de sus menores dimensiones y de su mayor número de enterramientos. La aglomeración de esqueletos sería causante de la construcción del Dolmen de Soto, de dimensiones mucho mayores. La escasez de enterramientos en él podría relacionarse con el abandono definitivo del lugar como necrópolis (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de la Misericordia; Plaza del Carmen; antiguo Convento del Carmen; Círculo recreativo y cultural; antigua Capilla de la Orden de Calatrava; Capilla de la Hermandad del Rocío; Capilla de San José Obrero; antigua Fábrica de Harina; Casa- Museo Cuadri-Vides; y Dolmen de Soto) de la localidad de Trigueros (y III), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

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