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domingo, 18 de agosto de 2024

Un paseo por la calle Santa Elena

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Santa Elena, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     Hoy, 18 de agosto, en Roma, en la vía Labicana, Santa Elena, madre del emperador Constantino, que, entregada con singular empeño a ayudar a los pobres, acudía piadosamente a la iglesia mezclada entre los fieles, y habiendo peregrinado a Jerusalén para descubrir los lugares del nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección, honró el pesebre y la cruz del Señor con veneradas basílicas (c. 329) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     La calle Santa Elena es, en el Callejero Sevillano, una calle que se encuentra en el Barrio de Nervión, del Distrito Nervión; y va de la calle Luis Montoto, a la calle Rico Cejudo.
   La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
     También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. 
   Se rotula en 1949, como otras calles del mismo barrio, cuando su propietario particular las cede al Ayuntamiento, en memoria de la emperatriz Santa Elena (245-328), madre del emperador Constantino, quien, según cuenta la tradición, halló la cruz de Cristo en el Calvario. Tal denominación se relaciona con la Cruz del Campo, situada en sus proximidades, en Luis Montoto. En el proyecto inicial de formación del barrio de Nervión esta calle no figuraba trazada; sin embargo, pronto, en los años veinte, se ini­ció la parcelación en pequeños lotes de la manzana comprendida entre Cruz del Cam­po, Rico Cejudo y Beatriz de Suabia, y se abrieron en ella tres calles: Tordesillas, Juan de Oñate y Santa Elena. Esta tiene un trazado rectilíneo, está atravesada por Tordesillas y Juan de Oñate y su anchura es inferior a la habitual en este sector de Nervión. Posee calzada de asfalto en mal estado, aceras de losetas de cemento y farolas murales de báculo. Se conserva la edificación originaria. constituida por viviendas unifamiliares de dos plantas, tipo villas, en el lado de los pares, y entre medianeras en la acera opuesta; sólo en la esquina a Luis Montoto la edifica­ción primitiva ha sido sustituida por bloques, en un caso de seis y en otro de siete plantas. Su ambiente es muy tranquilo, en contraste con el de las avenidas de Luis Montoto y Cruz del Campo, y el único tráfico que registra es el residencial [Alida Carloni Franca, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993]. 
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de Santa Elena;
LEYENDA
   Madre del primer emperador cristiano, Constantino, fundador de Constantinopla, debes su popularidad sobre todo a la Invención de la Vera Cruz.
   Nació en Bitinia hacia 250 y fue convertida por Luciano de Antioquía. Se casó con Constancio Cloro a quien había conocido en Asia Menor cuando sólo era tribuno militar. Acompañó a su marido en las campañas de Serbia, donde nació Constantino, y en la de Tréveris y York.
   Pero como Elena no era de origen romano, Constancio Cloro debió repudiarla cuando fue designado gobernador de las Galias por Diocleciano, en 293. No obstante, y aunque Cloro haya tenido tres hijos de su segundo matrimonio, fue al hijo de Elena, la repudiada, a quien nombró sucesor.
   En 312 Constancio, que combatió en Italia contra el emperador Majencio, vio en el crepúsculo una cruz luminosa que se elevaba por encima del horizonte, presagio de la victoria que le abriría las puertas del imperio romano.
   Elena se reunió con él en Roma, algún tiempo después de su triunfo sobre el puente Milvio. Ella hizo construir allí la basílica de la Santa Cruz después de haber sido recibida por el papa.
   En 324 Constantino conquistó el Oriente. Elena lo siguió a Asia Menor, luego fue a Palestina para buscar allí las reliquias de Cristo. Cuando llegó a Jerusalén, en 327, sobre el emplazamiento de la gruta de Belén hizo edificar la basílica de la Natividad y sobre el Santo Sepulcro el templo de la Anastasis o Resurrección.
   Acerca de la Invención de la Santa Cruz existen muchos relatos divergentes. Según San Ambrosio, que habla de ello en un discurso pronunciado en los funerales de Teodosio el Grande, en 395, Elena encontró las tres cruces del Gólgota o Calvario en una cisterna, y reconoció la de Cristo por la inscripción trilingüe del titulus. Además, encontró los clavos de la Crucifixión; con uno de ellos hizo fundir el freno del caballo del emperador (el santo bocado) y con el otro su diadema.
   El relato de Rufino de Aquilea ofrece una versión diferente, que en la traducción de Claude Seyssel (1567), se presenta de esta manera:
   "Cuando llegó al lugar que le fuera revelado en la visión,lo hizo purificar y limpiar. Luego ordenó que cavaran, y encontró tres cruces semejantes, que estaban enterradas juntas.
   Por ello no podía conocer ni discernir cuál de las tres era la de Nuestro Señor.
   Por esta causa, al ver que los sentidos humanos no podrían conocer la mencionada Cruz, se recurrió a la gracia divina. Ocurrió que en esa ciudad había una mujer atacada de una enfermedad tan grave que casi la había matado El obispo Macario, al ver perpleja a la reina y a quienes con ella estaban, les dijo: "Aportadme esas tres cruces, espero que Nuestro Señor nos revele cuál de las tres lo sostuvo y lo llevó".
   Fue a la casa de la mujer enferma... acercó primero una de las dos cruces de los ladrones, pero no ocurrió nada, y luego la otra, y todo siguió igual. Por último, al aplicarle la de Nuestro Señor, sin poder contenerse, ella abrió los ojos y se levantó súbitamente."
   Según una tercera versión, no fue una mujer enferma que curó sino un muerto que resucitó.
   Por último, de acuerdo con una cuarta versión, popularizada por la Leyenda Dorada, el emplazamiento de la Vera Cruz fue revelado por un judío llamado Judas: puesto que un Judas había entregado a Cristo, correspondía a otro Judas reparar el daño restituyendo la Cruz del Redentor. Como se negaba a revelar su secreto, la emperatriz Elena le impuso seis días de ayuno en el fondo de un pozo. Atormentado por la sed y el hambre, Judas se decidió a confesar.
   La emperatriz murió en Tracia en 329, dos años después de la Invención de la Vera Cruz.
CULTO
Lugares de culto
   Las reliquias de Santa Elena fueron transportadas a la basílica de San Pedro de Roma. Además, se la veneraba en una capilla subterránea de la basílica de la Santa Croce in Gerusalemme, en Ascoli Piceno y en Pesaro.
   En la Alemania renana era objeto de veneración, sobre todo en Colonia (iglesia de San Gereón), en Bonn, Tréveris y Xanten.
   En Francia ha dado su nombre a la antigua ciudad episcopal de Elne en el Rosellón, que llevaba en la época galoromana el nombre Castrum Helenae. En el siglo IX, en 842, un monje benedictino de la abadía de Hautvillers, en la diócesis de Reims, se habría llevado sus restos de Roma hacia su monasterio. De esa manera Santa Elena se convirtió en una Santa de Champaña, por ello en la catedral de Reims puede verse su estatua y un altorrelieve que representa la Invención de la Vera Cruz.
   Después de la Revolución, sus reliquias se transportaron a París, a la iglesia de Saint Leu, donde se encontraba la capilla de la cofradía de la Santa Cruz.
Patronazgos
   Patrona de los Caballeros del Santo Sepulcro, también lo era de la corporación de fabricantes y vendedores de clavos, porque al mismo tiempo que la madera de la Cruz encontró los clavos de la Crucifixión. Los fieles se dirigían a ella para encontrar los objetos perdidos, y como la Cruz tenía la virtud de expulsar los demonios, se la invocaba contra los maleficios y las enfermedades que éstos inoculables, tales como el cáncer y la epilepsia.
   En Rusia se siembra el lino el día de su fiesta, para que crezca tan largo como su cabellera.
ICONOGRAFÍA
   Sus atributos son la corona y el manto imperial, pero los más característicos son los instrumentos de la Pasión: la cruz que lleva en los brazos o ante la cual está de pie, formando pareja con el emperador Constantino que lleva la corona de espinas y los tres clavos.
   En las iglesias de Moldavia y de Bucovina se acostumbra representar a la derecha de la puerta a San Constantino y a Santa Elena, simétricamente de pie a cada lado de la cruz (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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