Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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martes, 18 de junio de 2019

El Real Alcázar



    Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Real Alcázar, de Sevilla.  
     El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla, y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo
   Constituyen un conjunto de construcciones palaciegas que fueron levantadas desde la época de dominación islámica hasta nuestros días, determinando una ininterrumpida sucesión de estilos artísticos, bien notoria en todo el recinto.
      Traspasada la Puerta del León, que se remata por un panel de azulejos realizado en 1894 siguiendo el dibujo de José Gestoso, se encuentra a la izquierda un lienzo de muralla almohade, desde la que se accede a la Sala de la Justicia por un pequeño vano. Esta estancia es de planta cuadrada, se cubre por una armadura de madera mudéjar y presenta tres arcos en cada uno de sus lados, enmarcados por yeserías de tipo granadino. La zona superior de los muros presenta un friso con arquillos ciegos y escudos de Castilla, León y de la Orden de la Banda y otro friso con huecos reales y fingidos. La sala fue construida en el siglo XIV durante el reinado de Alfonso XI. Desde ella se accede al Patio del Yeso, edificado en época almohade, que presenta planta casi cuadrada con alberca central y galería porticada en uno de los lados mayores. El pórtico se compone de siete arcos, más amplio el del centro y apoyado en pilares, siendo lobulados y apeados en columnas con capiteles califales los arcos restantes. Sobre éstos se desarrolla una espléndida labor de sebqa calada. También ofrecen decoración de sebqa las enjutas del arco central. Detrás de este pórtico se localiza el acceso a una gran sala rectangular con alcobas en los extremos. El ingreso lo componen dos arcos de herradura apeados en una columna central de mármol.

      El Patio de la Montería lo preside la gran fachada del palacio del rey Pedro I mandó erigir en 1364. A su construcción contribuyeron artesanos locales junto a otros procedentes de Toledo y Granada, enviados estos últimos por el sultán nazarí Muhamad V. La intervención de cada uno de estos grupos es patente, advirtiéndose mano de obra sevillana en los arcos ciegos que flanquean la puerta, la granadina en el friso de yeserías situado sobre ésta y en la inscripción cúfica realizada en azulejería blanca y azul y, finalmente, la toledana en el dintel de la puerta y en el alero que remata el conjunto. Una inscripción gótica que rodea a la ya mencionada en caracteres cúficos, dice: "El muy alto et muy noble et muy poderoso et muy conqueridor don Pedro, por la gracia de Dios rey de Castilla et de León, mandó fazer estos alcázares et estos palacios et estas portadas que fue hecho en la Era de mill et quatrocientos y dos". 
      El interior del palacio presenta dos núcleos bien diferenciados, uno destinado a la vida oficial y otro a la privada. El primero gravita en torno al Patio de las Doncellas, que ofrece arcos lobulados sobre columnas de mármol pareadas, en la planta baja, y arcos de medio punto sobre columnillas jónicas en el piso alto. Esta fueron realizadas por Antonio Maria Aprile de Carona y Bernardino de Bissone, y llegaron a Sevilla en 1540. Las del piso bajo se contrataron en 1561 con los marmoleros genoveses Francisco y Juan de Lugano. Coincidiendo con estas obras de remodelación se renovaron las yeserías y se peraltaron los arcos centrales de las galerías inferiores. En las labores ejecutadas en yeso intervino el maestro Francisco Martínez, cuyo nombre aparece, junto a la fecha de 1569, en el ángulo suroeste del patio. Los techos de las cuatro galerías ya se habían renovado en tiempos de los Reyes Católicos, así como algunos zócalos alicatados que se habían realizado en el último tercio del XIV. Recientemente se ha descubierto la primitiva configuración del patio realizado en tiempos de Pedro I, consistente en una gran alberca central flanqueada por arriates rehundidos cuyos paramentos se articulan mediante arcos ciegos entrecruzados. A este patio comunican tres salones llamados del Dormitorio de los Reyes Moros, por su posible uso como dormitorio real; del Techo de Carlos V por la techumbre de casetones con medallas y escudos imperiales que posee, que se ha atribuido a Sebastián de Segovia, y de Embajadores. Estas tres grandes dependencias se cierran por espléndidas puertas de carpintería mudéjar, finalizadas por artistas toledanos en 1366. 

      La última sala mencionada es la más importante y presenta estructura cuadrada con sendas arquerías triples en cada uno de sus lados y se cubre con una bóveda semiesférica de lazo, apoyada en trompas angulares recubiertas de mocárabes. La ejecución de esta bóveda se debe al carpintero Diego Ruiz y se fecha en 1427. Tras un friso con castillos y leones se dispone una serie de pinturas que representan a los reyes de España desde Recesvinto a Felipe III, a los que en 1599 el pintor Diego de Esquivel añadió una serie de bustos de damas. Interesantes balcones de hierro forjado, realizados entre 1592 y 1597 por el rejero Francisco López, se colocan en cada uno de los cuatro frentes de la sala.
      Contiguas a este salón hay otras dos dependencias, con techumbres realizadas entre 1590 y 1598 por Martín Infante, que ofrecen en la parte superior de los muros un friso de medallones en los que las figura y escenas aparecen simplemente perfiladas y sin modelar. Se han relacionado con dos talleres mudéjares diferentes, proveniente uno de Toledo y de origen sevillano el segundo.   
      También da paso el Salón de Embajadores al denominado del Techo de Felipe II o de la Media Caña, en el que destaca la decoración de yeserías del triple arco que le sirve de ingreso. En él se han representado roleos y siluetas de pájaros, resaltando, entre todas, las correspondientes a los pavos reales, emplazadas en las enjutas, de claro origen toledano. La techumbre de esta sala se ha atribuido a Martín Infante.
      El sector del palacio dedicada a la vida privada se centra en el Patio de las Muñecas, de reducidas dimensiones y muy transformado por las restauraciones del siglo XIX. Destaca en él la espléndida colección de columnas y capiteles de mármol, de origen califal y procedentes de Madinat Al-Zahra, que soportan los arcos. La contigua Sala del Príncipe, en la que se sitúa el nacimiento en 1478 del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, presenta un ámbito central y dos alcobas laterales. La situada en el flanco izquierdo  presenta una techumbre realizada en 1543 por Juan de Simancas, que fue restaurada en 1854.
      Entre las dependencias situadas en la planta alta del palacio sobresale el Oratorio de los Reyes Católicos, en el que se encuentra un altar de azulejos realizado en 1504 por el ceramista italiano Francisco Niculoso Pisano. El resto de las habitaciones, por seguir usándose actualmente como residencia real, presenta un variado y valioso ajuar en el que existen tapices barrocos, arañas de La Granja, relojes neoclásicos, porcelanas francesas y muebles del tiempo de Isabel II, resaltando en el conjunto una interesante serie de pinturas. Entre estas últimas destacan el retrato de Isabel II y su hermana María Luisa Fernanda, firmado por Esquivel, diversas pinturas al pastel debidas a López Piquer, un retrato de la Reina Mercedes, de Manuel Cabral Bejarano y varios firmados por Vicente López. Arquitectónicamente las salas de mayor interés son las situadas sobre los lados mayores del Patio de las Doncellas, algunas de las cuales conservan su estructura y decoración primitiva de origen mudéjar, aunque alteradas por las restauraciones del pasado siglo. Entre todas estas destaca la antigua Cámara de la Reina, con espléndida armadura mudéjar de par y nudillo, y la que se abre en el lado sur, con mirador sobre los jardines, renovada en tiempos de los Reyes Católicos, razón por la que presenta pinturas murales con el yugo y las flechas y una armadura mudéjar coetánea.

      Desde el Patio de la Montería se pasa al llamado Cuarto del Almirante, en el que se sitúa la Sala de Audiencias o Capilla, cubierta con una techumbre del siglo XVI y presidida por un retablo pintado por Alejo Fernández entre 1531 y 1536, dedicado a la Virgen de los Navegantes. Las calles laterales del retablo lo ocupan cuatro pinturas sobre tabla que representan a San Juan, San Telmo, San Sebastián y Santiago. En las salas inmediatas se ha dispuesto una serie de pinturas, entre las que sobresale por sus dimensiones el lienzo que representa las Postrimerías de San Fernando, firmado por Virgilio Mattoni, en 1887. La pintura de la Toma de Loja por Fernando el Católico, fue realizada por Eusebio Valldeperas. Los retratos de Fernando VII y María Cristina de Nápoles son obra de Carlos Blanco y se fechan en el primer tercio del siglo XIX. Franz Xaver Winterhalter es el autor de los retratos de Luis Felipe de Orleáns, de su esposa María Amalia y de los duques de Montpensier. Preside la sala el lienzo de Alfonso Grosso que representa La inauguración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
      En la sala inmediata se exhibe una importante colección de abanicos, donada al Ayuntamiento de Sevilla por doña Gloria Trueba, y el interesante cuadro de proporciones apaisadas que refleja la Procesión del Santo Entierro Grande. Esta obra de mediados del siglo XIX tiene un extraordinario valor iconográfico.   
      También se accede desde el citado Patio de la Montería al Patio del Crucero, que recibe su nombre de la disposición primitiva, en forma de cruz que poseyó. Los brazos de ésta se encontraban a nivel del suelo, mientras los cuadrados que determinaban aparecían rehundidos y cubiertos de vegetación. Desde él se accede al Palacio Gótico, que está precedido por un pórtico construido por el ingeniero Sebastián van der Borcht después del terremoto de 1755. Estas salas, también denominadas Salones de Carlos V, formaron parte del Alcázar de Alfonso X, de ahí que algunas de sus bóvedas sean de nervaduras y que aparezcan torreones flanqueando el perímetro de los muros. La primera sala es la Capilla, presidida por un retablo realizado en la primera mitad del siglo XVIII por Diego de Castillejo, que aloja una pintura de la Virgen de la Antigua, copia anónima del siglo XVII de la existente en la catedral sevillana. Los muros presentan altos zócalos de azulejos realizados por Cristóbal de Augusta y una serie de pinturas de los siglos XVII y XVIII. Entre todos ellos destaca el pintado por Velázquez representando la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, recientemente instalado en una vitrina del muro norte. También es interesante el lienzo que representa a la Virgen de los Reyes entre San Hermenegildo y San Fernando, pintado en 1742 por Domingo Martínez. El Salón de Tapices recibe su nombre de los que decoran sus paredes representando la Conquista de Túnez por Carlos V. Fueron tejidos a mediados del siglo XVIII por Francisco y Cornelio Van der Gotte, copiando los realizados en Bruselas entre 1548 y 1554 por Pannemaker, a partir de los cartones de Jan Vermeyen y Pieter Coeck van Aelst. En la Sala de las bóvedas o de la Fiestas destacan los zócalos de azulejos realizados por el ceramista Cristóbal de Augusta entre 1577 y 1578, tras la remodelación efectuada en el recinto por el arquitecto Asencio de Maeda. 

      Los jardines del alcázar sevillano son parte fundamental del mismo. A lo largo de los siglos han sufrido profundas transformaciones, que han desvirtuado su trazado primitivo, pero a pesar de ello aún llaman la atención por su belleza y encanto. Los más próximos al palacio fueron realizados en época renacentista y se encuentran compartimentados por muros decorados con fuentes y portadas manieristas. El primero de ellos está formado por un gran estanque presidido por una figura de Mercurio realizada por Diego de Pesquera y fundida por Bartolomé Morel en 1576. Le sirve de fondo la Galería del Grutesco, realizada por Vermondo Resta entre 1612 y 1621. En ella se aprovechó un lienzo de muralla almohade que se decoró con labores pétreas en rústico, con pinturas y con una galería superior, desde la que se tiene una espléndida visión del conjunto. Otros jardines son el de la Danza, el de Troya, el de la Galera, el de las Flores, el del Príncipe y el de las Damas. Desde el primero se accede al llamado Baño de María de Padilla, en realidad el jardín subterráneo del Patio del Crucero, que presenta bóveda de nervaduras y un gran estanque central. El último de los jardines mencionados es un gran rectángulo distribuido en ocho compartimentos en torno a un eje reforzado por fuentes en los cruces de los andenes y delimitado por una cerca con ventanas y portadas. La fuente más monumental es la que se remata por una escultura de Hércules. La Galería del Grutesco que limita el jardín por su frente oriental presenta una monumental fuente llamada de la Fama, que originariamente contaba con un mecanismo hidráulico que hacía sonar los tubos de un órgano al paso del agua. Por medio de una de las portadas mencionadas se accede al Jardín del Laberinto Viejo, en el centro del cual se situaba un estanque rodeando el Monte Parnaso.   
      En el Jardín de la Alcoba se encuentra el pabellón de Carlos V, decorado con azulejos y yeserías en las que se unen motivos renacentistas a los mudéjares. Tiene planta cuadrada y aparece porticado en sus cuatro frentes. El interior se cubre por una bóveda semiesférica de casetones y la construcción fue llevada a cabo por Juan Hernández en 1543, nombre y fecha que aparecen en el pavimento, bordeando la fuente que ocupa el centro del pabellón. Próximo a este pabellón se encuentra el Cenador del León, pequeño edificio de mediados del siglo XVII, cuyas trazas se atribuyen al maestro Diego Martín de Orejuela. Está precedido por una fuente circular presidida por un león, cuyos surtidores arrojan agua a un estanque rectangular.

      El resto de los jardines se realizaron modernamente. Cabe destacar el Jardín del Retiro, realizado entre 1913 y 1917 por el arquitecto José Gómez Millán, y el Jardín de los Poetas construido entre 1956 y 1958 bajo las directrices de Joaquín Romero Murube. A la salida de los jardines se sitúa la llamada Puerta de Marchena, obra gótica de finales del siglo XV, procedente del palacio que los duques de Arcos poseían en la citada población sevillana.
      El Apeadero fue trazado por el arquitecto milanés Vermondo Resta en 1607, concluyéndose dos años más tarde junto a la puerta que le precede, que es el acceso al palacio desde el Patio de Bandera. La aludida portada fue remodelada en 1729 durante la estancia en el Alcázar del rey Felipe V.
      Además de los muros que rodean al Patio de Banderas, permanecen en pie en el recinto del Alcázar algunos fragmentos de la muralla que rodeaba la ciudad. Junto a la ya citada que sirve de asiento a la Galería del Grutesco, están las que rodeaban la Judería, y las que cercaban las huertas. Estas últimas presentan dos sectores, uno aislado, constituido por una torre y fragmentos de muros, defendiendo el ángulo este, junto al antiguo cauce del Tagarete, y otro paredaño con el Callejón del Agua, de mayor extensión y reformado en época almohade para permitir la entrada de agua en la ciudad (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia I. Diputación de Sevilla y Fundación José Manuel Lara, 2004).
     Está considerado el primer edificio civil de la ciudad y uno de los monumentos más complejos en cuanto a volúmenes, cronología y funcionalidad.
     Los Reales Alcázares de Sevilla se construyeron extramuros de la ciudad, en el extremo del muro meridional de la cerca urbana de la ciudad califal, situándose sobre los restos de la antigua basílica visigótica de San Vicente, arrasada tal vez por los normandos, la primera construcción, germen de lo que hoy día es este gran Alcázar palaciego.
     Desde el exterior se parecían las murallas defensivas que lo rodean, con la puerta principal a la calle San Gregorio, y lienzos de murallas unidos a torreones, puertas cegadas y casas adosadas, a la vez que debido a la reducción del mismo se conservan otras torres y casas exentas que en su día pertenecieron al conjunto palaciego. Son murallas realizadas en mampostería y sillares de piedra, rematados por merlones de capuchón. En el interior se aprecia la superposición de volúmenes en función de la época de construcción de los edificios, en el que destacan las cajas de escaleras cubiertas a cuatro aguas, así como los tejados a dos aguas.
     Por regla general es un edificio que tiende a la horizontalidad, con dos plantas bien definidas, aunque de mayor tamaño a la altura del caserío que lo rodea. También destaca la exuberante vegetación de sus jardines que se separan mediante una muralla del Paseo de Catalina de Rivera y de los Jardines de Murillo.
     El núcleo originario es el rectángulo de muros de grandes sillares de piedra que abre a la Plaza del Triunfo y a la plaza de la Alianza y que constituía el Dar al-Imara o Palacio del Gobernador en el siglo X, durante la época de Abderramán III. Esta primera construcción se realizó siguiendo la traza de Abdallah ben Sinan el siriaco en torno al 913-914. Era de planta cuadrangular similar a la coetánea Alcazaba de Mérida. La cerca de muralla de aquel periodo califal es lo que hoy se encuentra rodeando el Patio de Banderas
     Con posterioridad, ya en el periodo de Taifas del siglo XI, se construyó el Al Qasr Al Mubarak, cuyo salón de las Pléyades del rey poeta Almutamid subsiste bajo formas decorativas del Salón de Embajadores, y el palacio al-Qasr-al-Zahi. Durante el periodo Almorávide, el conjunto palatino fue ocupado, según algunos saqueado, sin que se conozcan obras de ampliación o reformas.
     En el siglo XII durante en la etapa Almohade (1147-1248) se realizaron una serie de obras ampliándose el recinto creando un nuevo espacio militar con planta triangular, delimitado por el cauce del Tagarete, creándose lo que luego sería la zona de jardines. También construyeron nuevos palacios de los que quedan vestigios como el llamado Patio del Yeso y el jardín del crucero, en el patio de un inmueble en la Plaza de la Contratación.
     Con la reconquista a mediados del siglo XIII, Alfonso X manda construir un palacio gótico de planta en U, ciñendo un antiguo patio de crucero musulmán que reconstruye con bóvedas de crucería al igual que los grandes salones que posteriormente se denominaron de Carlos V. Se componía de cuatro salas, dos paralelas al patio de Crucero Almohade y otras dos perpendiculares, situadas en los extremos, cubiertas por bóvedas de nervaduras góticas y un aterrazado que constituye la plaza de armas. Exteriormente presenta grandes contrafuertes tratados como torres almenaras y los cuatro ángulos son ocupados por otras tantas torres mayores que contienen las cajas de escaleras.
     La Sala de la Justicia, espacio cúbico recubierto de espléndidas yeserías mudéjares, corresponden a las obras efectuadas en tiempo de Alfonso XI, en la primera mitad del siglo XIV, pero será Pedro I, el Cruel o el Justiciero, su hijo, quien le confiera al Alcázar de Sevilla el carácter mudéjar que tiene hoy.
     El palacio de Don Pedro I, realizado entre 1364 y 1366, resume todas las características más significativas del arte mudéjar. Sigue el esquema de la popular casa-patio, con dos núcleos principales, uno en torno al Patio de las Doncellas, centro de la vida pública, y otro en torno al Patio de las Muñecas, centro de la vida privada.
     La fachada principal del palacio mudéjar cierra el testero de fondo del patio de la Montería. Se encuentra organizada en dos cuerpos laterales de doble altura, el inferior con arcos de medio punto enmarcados por alfices y apeados sobre pilares de sección rectangular construido en ladrillo, mientras que el superior se compone por un gran arco central de medio punto, sustentado por pilares de ladrillo adornado en sus enjutas con atauriques, flanqueado por sendos grupos de arquillos de medio punto peraltados sobre columnillas de mármol, prolongados en paños de sebka. Estas galerías altas enmarcan las ventanas de los salones principales del palacio alto, adornadas a su vez con yeserías. El cuerpo central de la fachada se encuentra dividido en tres plantas y tres partes. En ella se combina piedra labrada, cerámica, madera tallada y ladrillo unitariamente. El primer cuerpo parte de un vano central arquitrabado y dovelado, enmarcado, flanqueado por sendos arcos polilobulados en marcados por alfiz, sobre columnas de mármol, con decoración en las enjutas o albanegas y palos superiores a modo de sebka. Cuenta con una parte superior estructurada en tres partes con decoración de arcos polilobulados con frisos de yeserías mudéjares. El segundo cuerpo se estructura en torno a tres vanos centrales polilobulados sobre columnas de mármol enmarcadas por alfiz con decoración en las enjutas. Flanqueado por dos vanos formados por dos arcos simulares en todo al central.
     Sobre este cuerpo un friso de cerámica blanca y azul con motivos geométricos mudéjares sobre el que campean varios frisos superpuestos que culminan en mocárabes bajo un gran tejaroz.
     En resumen la portada cuenta con gran tejaroz, triples ventanas, inscripciones cúficas y góticas, paños de ataurique y sebka, representan una extraordinaria síntesis de elementos que evidencian la mano de obra toledana, granadina y sevillana, quedando fechada la obra en 1364.
     Durante el reinado de Juan II, el carpintero Diego Ruiz construye la cúpula lignaria de tracería mudéjar respondiendo a la tipología islámica de la Qubba de lazo sobre trompas de mocárabes que corona el Salón de Embajadores. Parte de cuatro frentes, tres de ellos configurados a partir de una triple arcada de herradura sobre columnas y capiteles califales enmarcados por alfiz, con yeserías mudéjares. Los paramentos cuentan con zócalos de alicatados, sobre los que se disponen arabescos, atauriques y epigrafía en yeserías, estableciendo un cuerpo bajo de cuatro grandes arcos ciegos que cobijan en tres de sus frentes arquerías de herraduras sobre columnas califales. En la parte superior se sitúa la galería de efigies de los reyes de Castilla desde los tiempos de los Godos hasta Felipe III.
     Junto al Salón de los Embajadores se sitúa el Patio de las Doncellas. Es de planta rectangular rodeado de galerías. La planta baja, construida en 1366, cuenta con siete arcos polilobulados en el lado mayor y cinco en el menor, siendo el central más ancho y alto que los restantes, con sus enjutas con decoración de paños de sebka rematado por arquitrabe también decorado de yeserías. Sobre la cornisa recorre el recinto un tejaroz sobre el que se dispone el segundo cuerpo. Éste, realizado durante el renacimiento concretamente en 1540, presenta un total de treinta y seis arcos de medio punto que campean en alternancia en columnas y dobles comunas, con decoración renacentista en sus enjutas y entablamento.
     Los Reyes Católicos mandaron renovar las techumbres de las galerías del Patio de las Doncellas, erigiéndose en la planta alta el precioso oratorio, cuyos azulejos se deben al ceramista italiano Niculoso Pisano y que están datados en 1504.
     La zona privada del palacio se concentra en torno al Patio de las Muñecas. Es de reducidas dimensiones, pero de gran belleza y proporción. La planta baja se corresponde con la construcción mudéjar, siendo remodelado y amplia do durante el siglo XIX.
     La boda de Carlos V e Isabel de Portugal en el Alcázar supuso una remodelación del Patio de las Doncellas cuyos pilares fueron sustituidos por columnas italianas, introduciéndose asimismo yeserías platerescas y peraltándose los arcos centrales. Se levantó el espléndido pabellón de Carlos V, obra del maestro Juan Fernández y se restauró el viejo palacio gótico.
     Entre las dependencias importantes, realizadas a partir del siglo XVI se pueden distinguir: la Sala de Audiencias, el Cuarto del Almirante. Del siglo XVII de la mano de Vermondo Resta, se construyó el nuevo zaguán, el apeadero y se levantaron las nuevas caballerizas en el callejón del Agua. Además se reordenó el Patio de la Montería y se realizaron las nuevas cocinas en el sitio conocido, posteriormente, como Cuarto del Asistente.
     A los largo del XVIII se consolidarán los espacios sobre todo tras el terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755.
     Los Jardines del Alcázar sevillano son parte fundamental del mismo, aunque a lo largo de los siglos han sufrido profundas transformaciones que han desvirtuado su trazado primitivo. Cuentan con una extensión de algo más de siete hectáreas por lo que es conveniente diferenciarlos espacial y cronológicamente. Durante los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV, se embellecieron los jardines del Alcázar, dirigiendo las obras el arquitecto Vermondo Resta. El terremoto de Lisboa de 1755 destruyó parte del Jardín del Crucero situado en el palacio gótico, procediendo a su reconstrucción Sebastián Van der Borcht, quien levantó un admirable pórtico de orden jónico que precede a los salones llamados de Carlos V.
     Los Jardines más próximos al palacio fueron realizados en época renacentista y se encuentran compartimentados por muros decorados con fuentes y portadas manieristas.
     El primero está formado por un gran estanque presidido por una figura de Mercurio realizada por Diego de Pesquera y fundida por Bartolomé Morel en 1576. Le sirve de fondo la Galería del Grutesco, decorada por labores pétreas en rústico, pinturas y una galería superior, en la que se aprovechó un antiguo lienzo de murallas.
     Otros jardines son el de la Danza, el del Príncipe, el Grande, con una fuente central de Neptuno, y el del Naranjal, en donde se sitúa la fuente del León y un templete manierista.
     Frente al jardín del naranjal se encuentra el pabellón de Carlos V, construido por Juan Hernández en 1543. Es de planta cuadrada con pórticos en sus cuatro frentes y está cubierto por una bóveda semiesférica de casetones. Se decora con azulejos y yeserías en las que se unen motivos renacentistas y mudéjares.
     El resto de los jardines son de creación moderna, apareciendo en un sector de los mismos el nombre y escudos de Alfonso XIII. A la salida de este sector se sitúa la llamada Puerta de Marchena, obra del tiempo de los Reyes Católicos que procede del palacio que los duques de Arcos poseían en esa localidad.
     La UNESCO (www.unesco.org/en/list/383), en la declaración como patrimonio mundial de la humanidad dice que, juntos (La Catedral, el Alcázar, y el Archivo de Indias), estos tres edificios forman un notable conjunto monumental en el corazón de Sevilla. La catedral y el Alcázar, que datan de la Reconquista de 1248 al siglo XVI e imbuidos de influencias musulmanas, son un testimonio excepcional de la civilización de los almohades y de la Andalucía cristiana. La Giralda (alminar) es la obra maestra de la arquitectura almohade. Se encuentra junto a la catedral con sus cinco naves; El edificio gótico más grande de Europa, alberga la tumba de Cristóbal Colón. La antigua Lonja, que se convirtió en el Archivo de Indias, contiene valiosos documentos de los archivos de las colonias en las Américas.
     Juntos, la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, forman un conjunto monumental en el corazón de Sevilla. Personifican a la perfección la "Edad de Oro" española, incorporando vestigios de la cultura islámica, siglos de poder eclesiástico, soberanía real y el poder comercial que España adquirió a través de sus colonias en el Nuevo Mundo.
     El núcleo original del Alcázar fue construido en el siglo X como el palacio del gobernador musulmán, y se usa incluso hoy en día como residencia de la familia real española en esta ciudad, conservando así el mismo propósito para el que fue originalmente diseñado: como residencia de monarcas y jefes de estado. Construido y reconstruido desde la Edad Media hasta nuestros días, está formado por un grupo de edificios palaciegos y extensos jardines. El Alcázar abarca un raro compendio de culturas donde áreas del palacio almohade original, como el "Patio del Yeso" o los "Jardines del Crucero", conviven con el Palacio de Pedro I que representa el arte mudéjar español, junto con otras construcciones que muestran Estilo cultural desde el renacimiento hasta el neoclásico.
     El Conjunto Monumental, o grupo de edificios históricos que abarca la Catedral/Giralda, el Alcázar y el Archivo de Indias, constituye un testimonio notable de las principales etapas de la historia urbana de la ciudad (islámica, cristiana y la de Sevilla con sus relaciones con el Nuevo mundo), además de simbolizar una ciudad que se convirtió en la capital comercial de las Indias durante dos siglos, una época en la que Sevilla fue el centro de la monarquía española y desempeñó un papel importante en la colonización de América Latina tras su descubrimiento por Colón.
     Cada uno de estos monumentos está asociado con el proceso de colonización. La tumba de Colón se conserva en la catedral. La Sala de los Almirantes en el Alcázar era la sede de la Casa de Contratación, desde la cual operaba el monopolio con las Indias, y donde, como sede de aprendizaje, generó parte de las Expediciones más importantes de exploración y descubrimiento de ese período. Y el Archivo de Indias, desde el siglo XVIII, alberga los documentos más valiosos e importantes que proporcionan una visión de este evento histórico.
     Entre los criterios que han primado para su declaración como patrimonio mundial, están:
     IV.- La Catedral, el Alcázar y la Lonja están unidas y relacionadas con un evento de importancia universal: el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón en 1492/1493 y la colonización de América Latina. La tumba de Cristóbal Colón se encuentra en la catedral. La planificación de varias de las exploraciones más grandes de la historia, en particular la circunnavegación del mundo por Magallanes y Sebastián Elcano (1519-1522).se hicieron en la Sala de los Almirantes. En la Lonja se conservan los documentos más preciados de los archivos de las colonias en las Américas.
     Históricamente ha sido la sede de los dignatarios y príncipes musulmanes de la Sevilla Islámica y desde 1248 hasta nuestros días de los reyes castellanos en la ciudad hispalense.
     El Alcázar de Sevilla, residencia habitual de los Reyes de España en esta ciudad, consiste en una serie de edificios palaciegos construidos y reconstruidos desde la Alta Edad Media hasta nuestros días. Debido a tener esta cualidad, residencia habitual de monarcas y jefes de estado, las rehabilitaciones del Alcázar han continuado intermitentemente hasta el siglo XX, siendo poco rigurosas las efectuadas en la época romántica en tiempos de Isabel II, y que afectaron especialmente al Patio de las Muñecas.
     Es un conjunto edilicio en el que podemos encontrar las huellas de los periodos islámico y cristiano, en forma arquitectónica o paisajística, siendo el perfil que nos ofrece el resultado de una serie de construcciones y destrucciones efectuadas a través de la historia, a modo de síntesis de lo que ha sido la evolución de la propia ciudad de Sevilla.
     Como sede de la Casa Real, los muros del Alcázar, han albergado innumerables episodios de la historia de España, entre ellos nacimientos, bodas y muertes de miembros de la monarquía. Por ejemplo el nacimiento del rey Fernando IV, el primogénito de los Reyes Católicos, la infanta María Antonieta, hija de Felipe V. La muerte de Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio y María de Padilla. Entre las bodas la de Isabel, hija de los Reyes Católicos con Alfonso de Portugal, Fernando el Católico con Úrsula Germana de Foix, la de Carlos V con Isabel de Braganza, etc.
     Por otro lado no podemos olvidar que sus dependencias fueron utilizadas para otras funciones como cuartel de tropas durante la ocupación francesa o almacén de objetos y obras de arte procedentes de las medidas desamortizadoras llevadas a cabo entre 1835 y 1836 por Mendizábal.
     Desde 1931 es propiedad municipal, por lo que es una prolongación de las Casas Consistoriales, foro cultural, aula universitaria y monumento turístico, gestionado por el Organismo autónomo municipal denominado Patronato del Real Alcázar de Sevilla (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Real Alcázar de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Horario de apertura del Real Alcázar:
     Todos los días de 09:30 a 17:00 (de Octubre a Marzo)
     Todos los días de 09:30 a 19:00 (de Abril a Septiembre)
     Cerrado los días 1 y 6 de enero, Viernes Santo y 25 de diciembre.

Página web oficial del Real Alcázar: www.alcazarsevilla.org 




El Real Alcázar en detalle:

PALACIOS, ESTANCIAS Y JARDINES

La Puerta del León
1. El Patio del León 


PALACIO DEL YESO
2. Sala de la Justicia
3. Patio del Yeso
4. Patio de la Montería
5. Fachada del Palacio del Rey Don Pedro


CASA DE LA CONTRATACIÓN
6. Cuarto del Almirante
7. Capilla de la Virgen de los Navegantes

CASA DEL ASISTENTE
8. Patio del Asistente
9. Patio de Levíes


PALACIO DEL REY DON PEDRO
10. Patio de las Doncellas
11. Alcoba Real
12. Salón de los Pasos Perdidos
13. Salón del Techo de Carlos V
14. Sala de los Infantes
15. Salón de los Embajadores
16. Salón del Techo de Felipe II
17. Sala de los Reyes Católicos
18. Patio de las Muñecas

19. Escalera al Cuarto Real Alto


CUARTO REAL ALTO
20. Dormitorio de Isabel la Católica
21. Capilla de Isabel la Católica
      Retablo de la Visitación, de Francisco Niculoso Pisano
22. Antecomedor
23. Comedor de Gala
24. Sala de Fumar
25. Mirador de los Reyes Católicos
26. Dormitorio de Pedro I
27. Antesala de Audiencias
28. Sala de Audiencias
29. Sala de Billar
30. Exposición Lozas y Azulejos de Triana. Colección Carranza


PALACIO GÓTICO
31. Patio del Crucero
32. Salón de los Tapices y Capilla
33. Sala de las Bóvedas
34. Baños de Doña María de Padilla


JARDINES
35. Jardín del Príncipe
36. Columna de Al-Mutamid
37. Fuente de Troya
38. Jardín de la Danza
39. Estanque de Mercurio
40. Galería del Grutesco
41. Fuente de la Fama
42. Fuente de Neptuno
43. Gruta de las Sultanas
44. Pabellón de Carlos V
45. Cenador del León
46. Jardín Inglés
47. Jardín del Laberinto
48. Entrada Puerta de la Alcoba
49. Jardín de los Poetas

50. Jardín Marqués de la Vega Inclán
51. Puerta de Marchena
52. Jardín de la Alcubilla

53. Apeadero
      Retablo de la Presentación de la Virgen en el Templo

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