El Patio del Asistente, en la Casa del Asistente, del Real Alcázar

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     El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.

     En el Real Alcázar, en la Casa del Asistente, se encuentra el Patio del Asistente [nº 8 en el plano oficial del Real Alcázar]. 

   Tras las ventanas de la Capilla de los Navegantes del Real Alcázar, esta estancia aparecen distintos patiecicos que reciben los nombres de Patio del Almirante, Patio de los Mareantes y Patio de los Levíes, en alusión a una bella y elegante "loggia" que lo preside procedente del Palacio de los Levíes. Todos estos patios fueron organizados modernamente sobre un solar que antaño llamábase Corral de las Piedras y en el que en el siglo XVII se construyeron las Nuevas Cocinas y Oficinas del Alcázar (1614-1615). En el XVIII todo este sector fue ocupado por la vivienda del Asistente de la ciudad, conservándose en la actualidad el nombre de Patio del Asistente para el que centraba aquella edificación, restaurado también modernamente. Aquí debemos evocar el nombre de Don Pablo de Olavide que con sus tertulias literarias celebradas en los salones de su propia casa, hizo que el Alcázar se incorporara a los nuevos aires ilustrados que venían de Francia (Ana Marín Fidalgo, El Alcázar de Sevilla. Ed. Guadalquivir, 1992).

   Tras el frente occidental del Patio de la Montería se encuentra el sector que era conocido como el Corral de las Piedras y en el que se edificarían, en el siglo XVII, las Nuevas Cocinas y Oficinas del Alcázar. El sector fue reorganizado en el siglo XVIII, al convertirse en la vivienda del Asistente de la ciudad, en donde Pablo de Olavide instituyó una de las más célebres tertulias literarias españolas de fines del setecientos, muy al gusto de las organizadas por los ilustrados franceses, ha sido profundamente restaurado en 1967, articulándose en torno a tres patios. Al Patio  del Asistente se llega por el pasillo contiguo a la caja de escalera de acceso al Palacio Alto. Configurado por una doble galería, es uno de los pocos ejemplos de patios de tradición castellana conservados en la ciudad. La inferior está formada por columnas toscanas de mármol sobre las que descansan las zapatas de madera que sostienen el piso alto. Éste, de idéntica configuración al inferior, sustituye las columnas por pies derechos ochavados. En este patio se expone una pequeña colección de azulejos de los siglos XV al XX, en los que se pueden observar desde la técnica de cuerda seca a los planos o pintados, pasando por los de arista o los del  tipo Delft, que procedentes de esta ciudad holandesa fueron adaptados y reinterpretados por los ceramistas sevillanos.

    Especial importancia tiene el azulejo atribuido a Francisco Niculoso Pisano, único testimonio conservado del retablo de la Coronación de la Virgen que fue realizado en 1504 para el palacio. Muchas de las piezas expuestas corresponden a producciones de los alfares de Triana de fines del siglo XIX y comienzos del XX, época en la que la cerámica sevillana vivió un nuevo momento de esplendor gracias a la recuperación de antiguas técnicas y a la introducción de otras modernas, labor en la que desempeñó un papel destacado el historiador José Gestoso y Pérez. Talleres importantes del período fueron los de Pickman, Mensaque, Montalbán y Ramos Rejano, en los que se mezclaron los motivos ornamentales de origen modernista con repertorios historicistas. En este último apartado debe incluirse el panel que representa la Adoración de los Reyes, realizado por Manuel Corbato en los años finales del siglo XIX y que se exhibe en una de las vitrinas (Juan Carlos Hernández Núñez, Alfredo J. Morales. El Real Alcázar de Sevilla. Scala Publishers. Londres, 1999). 

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