Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala de la Justicia, en el Palacio del Yeso, del Real Alcázar, de Sevilla.
El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En el Real Alcázar, en el Palacio del Yeso, se encuentra la Sala de la Justicia [nº 2 en el plano oficial del Real Alcázar].
La denominada hoy como Sala de Justicia, también llamada Sala de los Consejos, constituyó el mexuar del primitivo palacio islámico. En ella se reunía el consejo de visires. Una vez recuperada la ciudad en 1248 por las huestes de Fernando III el Católico, continuó impartiéndose en ella la justicia.
Se trata de una estancia casi cuadrada, coronada por un artesonado de estilo mudéjar construido en el siglo XIV, en época de Alfonso XI, por lo que sería anterior al Palacio Mudéjar de Pedro I, y por lo tanto, la edificación mudéjar más antigua de los Reales Alcázares. La cubierta, en madera, posee lacerías como las qubbas islámicas y ha sido objeto de restauración reciente con pletinas de acero y nuevas piezas de madera que han estabilizado el conjunto alargando su vida. La decoración del techo, en forma de artesa ochavada, tiene un trazado de lazo de ocho. En su centro presenta un octógono de mocárabes.
Se trata de una estancia casi cuadrada, coronada por un artesonado de estilo mudéjar construido en el siglo XIV, en época de Alfonso XI, por lo que sería anterior al Palacio Mudéjar de Pedro I, y por lo tanto, la edificación mudéjar más antigua de los Reales Alcázares. La cubierta, en madera, posee lacerías como las qubbas islámicas y ha sido objeto de restauración reciente con pletinas de acero y nuevas piezas de madera que han estabilizado el conjunto alargando su vida. La decoración del techo, en forma de artesa ochavada, tiene un trazado de lazo de ocho. En su centro presenta un octógono de mocárabes.
En 1332 Alfonso XI fundó la Orden de la Banda, a la que pertenecieron muchos de los caballeros de su corte. Fue este monarca castellano-leonés, tras la victoria contra los benimerines en la batalla del Salado en 1340, el que dio el impulso definitivo a la decoración de la sala, colmada de yesería con motivos heráldicos relacionados con la Orden de la Banda y con castillos y leones, los símbolos de la monarquía; también destacan elementos vegetales y epigráficos, ejemplos iniciales del arte mudéjar, donde se puede leer en caracteres cúficos la palabra felicidad en más de una ocasión. Toda esta conjunción de símbolos adorna la estructura de triples arcos ciegos que poseen los muros de la sala.
En el centro de la planta de la Sala de Justicia se encuentra un pequeño surtidor o fuente marmórea comunicada con el Patio del Yeso por un canal que alcanza la alberca situada en el centro de éste. La comunicación entre ambos espacios tiene lugar por medio de un arco ricamente decorado con yeserías, especialmente su intradós. El conjunto de la sala se complementa con una bancada corrida entre la base de los arcos bajos y cubierta por azulejos con un motivo similar al que rodea a la fuente.
Se dice que en esta sala ocurrieron determinados hechos relacionados con Pedro I, hijo de Alfonso XI. Por indicar algún ejemplo, quizás pudo ser esta sala donde el rey Cruel o Justiciero, según quién emite el juicio, diera muerte a su hermanastro don Fadrique, según se dice, por mantener relaciones con su esposa, la reina Blanca de Borbón. Quizás las manchas existentes junto a la fuente correspondan a tal hecho. ¿Quién sabe? (www.alcazardesevilla.com).
Se trata de una construcción de planta cuadrada que responde al esquema de las qubbas musulmanas, es decir una estructura cúbica y cupulada. Sus paredes están parcialmente decoradas por yeserías, realizándose su cubierta mediante una armadura de madera. Algunos autores suponen que en su fábrica se aprovecharon antiguas estructuras almohades y atribuyen su actual configuración a Alfonso XI. No obstante, atendiendo a su ornamentación y a las inscripciones árabes de sus paredes, similares a las que se localizan en el Palacio del Rey Don Pedro, hay quien atribuye su fábrica a este último monarca. Las aludidas frases dicen: "Alá es el refugio", "Felicidad", "La prosperidad continuada", "Loor a Alá por sus beneficios". La laudatoria leyenda que recorre el friso superior alude tanto al monarca que patrocinó la obra, como a la majestuosidad de la misma, "La alabanza ensalce al noble señor de esta casa incomparable". Para ciertos autores en esta sala y desde un trono adosado a uno de sus muros impartía justicia el rey Pedro I, lo que explicaría su nombre. Por otra parte, la tradición sitúa en ella la muerte, por orden del monarca, del infante don Fadrique, Maestre de la Orden de Santiago y hermanastro suyo, a quien se acusó de adulterio con la reina. No obstante, parece que dicho acontecimiento realmente tuvo lugar en alguna de las desaparecidas habitaciones del antiguo Palacio del Yeso, inmediato a esta sala.
Cada uno de sus frentes ofrece una organización tripartita, con esbeltos arcos rehundidos a modo de nichos, con excepción de los que sirven de ingreso. Todos se enmarcan por paneles de yeserías con motivos de ataurique y epigrafía, destacando la ornamentación correspondiente al vano del frente oriental. La zona superior de los muros ofrece un primer friso con arquillos ciegos y escudos heráldicos y otro con huecos reales y fingidos, cerrándose aquellos por caladas celosías. Todas estas labores son de yeso. Especialmente atractivas resultan las yeserías del arco del muro de levante, cuyo intradós está recubierto por movidos temas de ataurique, mientras se disponen fingidos arcos de lambrequines sobre el dintel de la puerta. Los muros de la puerta ofrecen azulejos de arista del siglo XVI. Faltan en la sala los zócalos alicatados que enriquecen otras dependencias del alcázar, si bien la zona inferior de los muros tuvieron pinturas, de las que aún se advierten algunos restos. La armadura que cubre de la sala es del tipo llamado de limas moamares, destacando en ella las labores de lazo de las pechinas y del almizate, en el que figura, además, una piña de mocárabes.
Al centro del pavimento de mármol de la sala se dispone una fuente con surtidor que desagua mediante un canalillo en el Patio del Yeso. Éste formó parte del palacio del mismo nombre, que se edificó en época almohade. El patio tiene proporciones casi cuadradas y cuenta al centro con una amplia alberca. Su Banco sur, uno de los mayores, ofrece una galería porticada, organizada en tres módulos. El central se compone por gruesos pilares de ladrillo apeando un gran arco de lambrequines, cuyas enjutas ocupa una labor de sebqa. Los módulos laterales presentan una triple arquería apoyada en dos columnas con capiteles califales, originando sus arcos lobulados unos calados paños de sebqa. Tal fórmula compositiva y la propia situación de la galería sobre uno de los frentes largos del patio se consideran precedente de los esquemas que luego serán habituales en el arte nazarí e incluso en el mudéjar. Tras el pórtico se localiza el ingreso a una gran sala rectangular con alcobas en los extremos, en donde se conservan fragmentos de pinturas murales. Dicho ingreso lo componen dos arcos de herradura apeados en una columna central y sendas ventanas cerradas por celosías caladas. Este esquema resulta más avanzado que el seguido en el muro norte del patio, cuya triple arcada de piedras labradas o dovelas alternadas y huecos superiores de herradura, remite a un modelo habitual en Madinat al- Zahra, que se generalizó en época taifa. En origen, debió existir delante de este muro otra galería porticada similar a la descrita. La localización de estos restos del Palacio del Yeso fue realizada en 1885 por Francisco Tubino, procediéndose a su consolidación a comienzos del presente siglo por José Gómez Otero y José Gómez Millán. Fue en la década de los años ochenta, transcurrido un siglo desde su descubrimiento, cuando procedió a su definitiva restauración Rafael Manzano Marros (Juan Carlos Hernández Núñez, Alfredo J. Morales. El Real Alcázar de Sevilla. Scala Publishers. Londres, 1999).
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