Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala de las Bóvedas, en el Palacio Gótico, del Real Alcázar, de Sevilla.
El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En el Real Alcázar, en el Palacio Gótico, se encuentra la Sala de las Bóvedas [nº 33 en el plano oficial del Real Alcázar].
Lo que hoy conocemos como Salones de Carlos V, corresponde al emplazamiento del Palacio Gótico, reconstruido en tiempos de Don Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII y por tanto más antiguo que el Palacio Mudéjar. Se componía por cuatro salas, dos paralelas al patio y a los actuales jardines y otras perpendiculares, ubicadas en los extremos de las anteriores, siendo una de éstas la actual capilla. Se cubrían con bóvedas de nervaduras apeadas en pilares y exteriormente con un aterrazado que constituía la Plaza de Armas. Por el exterior presenta recios contrafuertes tratados como torres almenadas y los cuatro ángulos los ocupan cuatro torres mayores que en su interior ocultan escaleras de caracol que justifican el nombre de "Cuarto del Caracol " que recibió en la Edad Media.
Durante el siglo XVI se llamaron Salas de la Bóvedas o de las Fiestas porque en ellas posiblemente se celebraron los banquetes con ocasión de las bodas imperiales. En este período sufren una intensa remodelación que dulcifica su austeridad medieval, revistiéndola de elementos que proclaman la modernidad renacentista de estas intervenciones. Así sus muros se forran de altos zócalos de bellísimos azulejos ejecutados por Cristóbal de Augusta entre 1577 y 1583, donde se rinde un homenaje al Emperador y a la Emperatriz, se sustituyen pilares por ménsulas manieristas trazadas por Asensio de Maeda (1577-1578), se pintan las bóvedas de sus dos salas centrales y se realizan bellas rejas para sus ventanas, que ahora se ensanchan para dar mayor luminosidad.
En el siglo XVIII después del terremoto 1755, el Palacio se resintió grandemente, de manera que se reconstruyó de nueva planta su primera sala que era conocida corno "Sala Grande" y que es la que da al Patio.
En los últimos años se ha restaurado intensamente, realizándose nuevamente las yeserías de sus bóvedas, enmarques de puertas, solerías y zócalos de mármol. En esta pieza es donde pueden admirarse los bellísimos y monumentales tapices de la Conquista de Túnez por Carlos V, pintados por Juan de Vermayen y tejidos por Guillermo Pannemaker (1535-1554) (Ana Marín Fidalgo, El Alcázar de Sevilla. Ed. Guadalquivir, 1992).
Este recinto, que también suele conocerse como Salones de Carlos V, corresponde al edificio levantado por Alfonso X en la segunda mitad del siglo XIII y en el que se efectuaron diversas modificaciones en los siglos XVI y XVIII. Originalmente estaba constituido por cuatro salones, dos paralelos en sentido transversal, desiguales en anchura y precedidos de un pórtico, y otros tantos de menores proporciones y dispuestos longitudinalmente a los extremos de aquéllos. Todos se cubrían con bóvedas nervadas, apoyadas en pilares adosados, que se eliminaron a fines del siglo XVI para que sus muros recibieran la nueva ornamentación de azulejos. De estas salas, las centrales y mayores debieron tener uso civil, mientras que la colateral derecha se destinó a capilla, tal vez la que el monarca dedicó en 1271 a San Clemente. Las fachadas de este palacio eran enormemente sobrias, recuerdo de obras civiles y religiosas musulmanas, presentando contrafuertes almenados y torres angulares recorridas por escaleras de caracol, que dieron el nombre, "Cuarto del Caracol", al palacio. Algunos investigadores han visto en su organización ciertas relaciones con edificios góticos franceses. Entre sus muros surgiría una de las obras cumbres de aquel círculo erudito que fue la corte de Alfonso X, Las Cantigas. Profusamente ilustrada para su mejor comprensión, en ellas trabajaron diferentes miniaturistas, ocupándose unos en la factura de orlas y arquitectura, mientras otros se concentraban en las figuras animadas. Esta división del trabajo explica la gran producción de códices ricamente ilustrados salidos del scriptorium real establecido en el palacio sevillano. Entre ellos cabe citar la Crónica Real y el Libro de/ Ajedrez, Dados y Tablas.
Durante el reinado de Felipe II, el Palacio Gótico fue profundamente remodelado. Además de resanar su cubiertas aterrazadas se eliminaron los pilares que apeaban sus bóvedas, se le dio una mayor comunicación con los jardines abiertos tras él y se revistieron sus muros por altos zócalos de azulejos. Fue Asensio de Maeda, arquitecto de la catedral sevillana, quien diseñó las ménsulas que servirían para soportar las nervaduras de las bóvedas y Cristóbal de Augusta, el ceramista autor de los espléndidos paneles de azulejería.
La sala paralela, que durante el siglo XVI se llamó de las Bóvedas o de las Fiestas y que fue escenario de los festejos por el matrimonio de Carlos V e Isabel de Portugal, aún conserva sus bóvedas nervadas originales, pero no los soportes, pues se transformaron en ménsulas en 1577, al incorporarse los zócalos de azulejos de superficie plana. Autor de este extraordinario conjunto de cerámica vidriada polícroma fue Cristóbal de Augusta, quien contrató su realización dos años antes de la fecha citada.
Los zócalos están organizados a modo de tapices, presentando un friso inferior, un tablero central enmarcado por pilastras y dos frisos superiores. Unos encintados monocromos, además de verduguillos, refuerzan la compartimentación. La cenefa más baja, con animales enfrentados, se repite en todo el salón. Igual sucede con el primero de los frisos superiores que ofrece mascarones, serpientes, aves y figuras infantiles con un jarrón. El que remata el conjunto ofrece escudos con las armas de los reinos hispanos y las columnas de Hércules con la leyenda "Plus Ultra", que sostienen las virtudes de la fortaleza, justicia, templanza y prudencia, alusivas a las que practicó Carlos V. Los paneles centrales son variados y van desde los compuestos por motivos exclusivamente vegetales a los que ofrecen temas animalísticos, representaciones de la fuente de la vida y cueros recortados con bustos de Carlos V e Isabel de Portugal. Muy atractivas resultan las figuras de Hermes que sirven de separación a los tableros centrales, algunos identificados como Proteo, Mitra, Pensamiento e Imaginación, en donde aparece la firma AVGVSTA, correspondiente al ceramista, y la fechas 1577 y 1578. Dichas figuras de Hermes pertenecen al repertorio del manierismo. Los azulejos ofrecen fondo amarillo en contraste con los distintos tonos de azul empleados para dibujar y modelar los motivos, para los que también se han utilizado el verde, el blanco y el ocre (Juan Carlos Hernández Núñez, Alfredo J. Morales. El Real Alcázar de Sevilla. Scala Publishers. Londres, 1999).
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