El Barrio de Pedro Salvador-Las Palmeritas-Guadaira es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Bellavista-La Palmera, delimitado por las vías ctra. Su Eminencia, avda. Manuel Siurot, c/ Dulce Chacón, c/ Bami, c/ Castillo de Cortegana, c/ Castillo de Baños de la Encina, c/ Escultor Antonio Illanes, Parque Guadaira, avda. de Jerez, y glorieta Plus Ultra
El Barrio de Pedro Salvador-Las Palmeritas-Guadaira lo componen las vías siguientes: c/ Bami, c/ Castillo de Baños de la Encina, c/ Castillo de Cortegana, c/ Castillo de Cumbres Mayores, c/ Castillo de Fregenal de la Sierra, c/ Castillo de las Aguzaderas, c/ Castillo de Marchenilla, c/ Dulce Chanón, c/ Guadalbullón, c/ Guadalema, c/ Guadalevín, c/ Guadalimar, c/ Guadalmellato, c/ Guadamanil, c/ Guadiamar, c/ Guadiel, c/ Jándula, avda. de Jerez, avda. Manuel Siurot, c/ Mary Ward, y ctra. Su Eminencia.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
La creación y crecimiento del barrio están ligados a los sucesivos trazados del Guadaira, así como a la construcción de los muros de defensa de la ciudad contra las inundaciones. En 1860 aparece la zona como fronteriza entre el término municipal de Sevilla y el de Dos Hermanas, cruzada por el río y con varios molinos, entre los que cabe destacar el del Arzobispo. A finales del siglo XIX, por su condición de periferia de Sevilla, aparece convertida en zona de ventas: la Venta de Antequera, situada a la entrada de la actual barriada, es celebrada en la literatura de la época como lugar de fiestas relacionadas con el mundo del cante y de los toros; fue trasladada en 1929 al lugar que hoy ocupa. En el plano de 1928, en la zona creada entre el primitivo cauce y la primera desviación hacia el sur, se encuentran una serie de edificaciones, entre ellas el Recreo de Santa Ana, que da nombre a la barriada, y restos de los puentes y de la presa que servía a los antiguos molinos. Posteriormente esta zona será reestructurada, y en el recreo existente se levanta la fábrica de Pedro Salvador, junto con los jardines y vivienda de su propietario. Estas edificaciones adquieren tal importancia, que en la actualidad se conoce popularmente al barrio como de Pedro Salvador. Aunque se parcela en 1942, habrá que esperar a un nuevo desvío del Guadaira para que se inicien las construcciones. Las primeras se levantan en la década de 1950; se trata de bloques de tres y cuatro plantas pintados en ocre y calamocha. Hacia 1970 se construye una nueva fase del barrio en la acera de los pares de Guadalimar, con fachadas de ladrillo visto y cinco alturas. La siguiente fase, entre 1970 y 1976, da lugar a seis bloques de doce alturas denominados núcleo residencial Las Palmeras. El caserío se completa con restos de chalets y el almacén regional de intendencia. La actividad comercial se concentra en la avenida, así como en Guadalimar. Las calles que integran el barrio se rotulan en 1960 con los nombres de afluentes del Guadalquivir [María del Carmen Medina, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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