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viernes, 3 de febrero de 2023

La Iglesia de San Blas, en El Madroño (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Blas, en El Madroño (Sevilla).  
     Hoy, 3 de febrero, San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano en tiempo del emperador Licinio, padeció el martirio en la ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia, hoy Turquía (c. 320) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia de San Blas, en El Madroño (Sevilla).
     La Iglesia de San Blas, se encuentra en la plaza de la Constitución, s/n; en El Madroño (Sevilla).
     Edificio de arcos transversales erigido en la pri­mera mitad del siglo XVI y reformado en el siglo XVIII. A la primera etapa pertenecen la estructu­ra del interior del templo, la sacristía y la portada del muro derecho y a la segunda la capilla bautismal y la portada de los pies. Consta de una sola nave rectangular de cinco tramos marcados por cuatro arcos transversales de medio punto y cabecera cuadrada que se comunica con el cuerpo de la iglesia por medio de un arco conopial casi recto que apea sobre medias columnas toscanas. El cuerpo de la nave se cubre con un simple teja­do a dos aguas, posterior a 1936, y el presbiterio con una bóveda de crucería de nervios diagonales. A la derecha del presbiterio se encuentra la sacristía, de planta casi cuadrada y cubierta por una bóveda vaída. En el muro izquierdo se abre la capilla bautismal, un pequeño recinto de planta rectangular cubierta por una bóveda de aristas. La portada del muro derecho fue trazada por Hernán Ruiz II hacia 1565. Está formada por un arco de medio punto flanqueado por medias columnas toscanas sobre altos pedestales y coronado por un entablamento corrido y liso que da paso a un frontón de triple inflexión. La portada de los pies corresponde al siglo XVIII, configurándose por medio de un vano de medio punto entre pilastras y coronado por un entablamento liso sobre el que se sitúa un frontón recto y roto. Remata la fachada una espadaña de dos cuerpos, de moderna construcción.
     Todos los retablos y esculturas del interior son modernos. No ocurre lo mismo con las pinturas, ya  que en el muro izquierdo se encuentra un lienzo con la Anunciación, de fines del XVII, y en el muro contrario otro de la Dolorosa, de la primera mitad del XIX. Entre las piezas de orfebrería con que cuenta la iglesia hay que destacar dos pequeños candelabros de plata con decoración tipo imperio que presentan los punzones de la ciudad de Sevilla y de los plateros González y García (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     De planta rectangular, se compone de una sola nave dividida en cinco tramos por arcos transversales, ligeramente apuntados. Dichos arcos, al exterior se corresponden con contrafuertes. Es una construcción mudéjar de principios del siglo XVI, siendo remodeladas en el siglo XVIII y XX. Durante la Guerra Civil fue saqueada e incendiada.
      La festividad de San Blas se celebra el fin de semana más cercano al 3 de febrero. Durante la misma el Santo sale por el pueblo en parihuelas. Al regresar al templo, el Santo se para mirando hacia los fieles que "pujan" o subastan para ver quienes son los que entran al Santo en la iglesia (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Iglesia de San Blas es una construcción de la primera mitad del siglo XVI reformada en el XVIII. Consta de una sola nave rectangular de cinco tramos separados por cuatro arcos transversales de medio punto y cabecera cuadrada, a la que se accede por un arco conopial muy rebajado. 
     La cubierta, de origen reciente, es a dos aguas salvo en el caso del presbiterio, que presenta bóveda de crucería de nervios diagonales. A los pies se abre una portada dieciochesca, compuesta por un vano de medio punto entre pilastras, rematado por un entablamento liso y un frontón recto y roto. En el muro derecho se sitúa otra portada, en este caso del XVI, formada por arco de medio punto flanqueado por medias columnas toscanas sobre altos pedestales; un entablamento corrido y liso y un frontón de triple inflexión coronan el conjunto. 
     El altar mayor está dedicado al titular del templo y patrón de la villa, San Blas, siendo esta imagen moderna, al igual que la talla de la patrona, la Virgen del Rosario. Más antiguos son dos lienzos que se muestran en los muros de la iglesia: La Anunciación, del siglo XVII, y una Dolorosa del siglo XIX (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Blas, obispo y mártir;
LEYENDA
   Santo de origen armenio que fue obispo de Sebaste (Sivas) en Armenia, y que murió en 316.
   La profesión médica que se le atribuía procede de su reputación de santo tau­maturgo y curador.
   De acuerdo con la leyenda, unos cazadores lo habrían encontrado en la selva viviendo con animales salvajes -osos, leones y tigres que había domes­ticado- como si estuviese en familia.
   Su milagro más popular es el de la espina de pescado. Una mujer le llevó un día a su hijo asfixiado por una espina de pescado que se le había clavado en la garganta. El santo tomó los dos cirios encendidos que la madre ofreciera como exvoto en la fiesta de La Candelaria, y los dispuso en forma de cruz de san Andrés, con ellos tocó la garganta del paciente que se curó de in­mediato.
   Si no se cree en los milagros, puede suponerse que el miedo que sintiera el niño, al temer quemarse, haya provocado una violenta contracción de la garganta que tuvo como efecto la expulsión de la espina malhadada. Un lobo había robado a una pobre mujer el cerdo que constituía su única riqueza. El santo obligó al lobo a devolver su presa. Para agradecer a su benefactor, la mujer le llevó en bandeja la cabeza y los pies asados del cerdo a la prisión donde estaba encerrado. 
   San Blas habría sido martirizado en tiempos de Diocleciano. Los verdugos lo suspendieron de un poste con una polea y le desgarraron las carnes con peines de hierro (pectinibus ferreis) o rastrillos, que se emplean para car­dar el cáñamo. Después lo decapitaron.
CULTO

   A pesar de su origen oriental, san Blas enseguida se volvió muy popular en Occidente gracias a la multitud de sus pretendidas reliquias, la mayoría de las cuales sin duda procedían de sus homónimos. En Francia, los cluniacenses que poseían una de sus reliquias en Paray le Monial, pusieron bajo su ad­vocación la capilla del priorato de Berzé la Ville, en Maçonnais. Su cabeza se conservaba en Montpellier. La ciudad de Pézenas, en Languedoc, donde florecía la industria del tejido, adoptó como patrón a san Blas, porque había sido martirizado con rastrillos de cardar. 
 Era el segundo patrón de la colegiata de Saint Martín de Montmorency. En Nézel (Seine et Oise), cerca de París, tiene un sitio de peregrinación en su honor.
   En Alemania es el patrón de la catedral de Brunswick y de la Casa de los Güelfos, al igual que del convento de San Blas en la Selva Negra, recons­truido en el siglo XVIII por el arquitecto francés de Ixnard.
   Está en el grupo de los Catorce Auxiliadores o Intercesores, lo cual contribuyó mucho a su popularidad. El 3 de febrero, día de su fiesta, el sacerdote daba la Bendición de san Blas (Blasiussegen), que consistía en una bendición del cuello de los fieles, acompañada de una invocación del nombre del santo curador. La fiesta de san Blas en ciertas diócesis se confundía con La Candelaria, que se celebra el día anterior, el 2 de febrero.
   En Inglaterra, san Blas era particularmente venerado en el centro de la industria lanera de Yorkshire, donde se lo creía inventor del rastrillo de cardar, y en Bradford se celebraba una fiesta en su honor.
   En Italia, tenía puesta bajo su advocación la iglesia de San Biagio, en Vicenza. Y las ciudades de Milán y Nápoles se jactaban de poseer fragmentos de sus reliquias.
   Pero el centro principal de su culto era la ciudad de Dubrovnik o Ragusa, en Dalmacia, que en 1170 se puso bajo la protección de san Blas, y le con­sagró su catedral. Esa ciudad pretende poseer su cabeza (junto  con la de Montpellier), su cuello, manos y una de sus tibias. De la misma manera que Venecia es la ciudad de san Marcos, Ragusa -o Dubrovnik- es la de san Blas.
Patronazgos de corporaciones y oficios
   A causa del instrumento de su martirio, fue adoptado como patrón por los cardadores, rastrilladores y arqueadores de lana. Los canteros también se encomiendan a su protección, porque las uñas de hierro que desgarraron a san Blas evocaban en sus espíritus la raedera dentada que empleaban para des­bastar los bloques de piedra.
   Los porquerizos le reconocen la restitución del gorrino a la pobre viuda. En las provincias alpinas (Saboya, Delfinado) es el patrón de los labriegos por­que su nombre en lengua dialectal (bla)recuerda  el del trigo (blé).
   En Alemania, a causa de un juego de palabras acerca de Blasius, que evoca la idea de soplar (blasen), es además patrón de quienes hacen sonar el cuerno, de los que tocan instrumentos de viento y de los guardianes nocturnos. El tesoro de los Güelfos, en Brunswick, poseía su trompa de marfil (Cornu sancti Blasii), olifante bizantino del siglo XI, que se usaba en reemplazo de las campanas, para llamar a los monjes a los oficios. Por la misma razón lo invocaban los molineros que tenían molinos de viento.
   En nuestros días se convirtió en patrón de los aringólogos.
Protección contra las enfermedades
   Santo curador, tenía como especialidad las enfermedades de garganta, desde las más benignas, como el hipo o la tos convulsa, hasta el garrotillo o la difteria. Se le atribuía librar a los enfermos «ab omni morbo gutturis». Antes de morir habría pedido a Dios que quien ­quiera que invocase su intercesión contra una enfermedad de la garganta fuera satisfecho sin limitaciones: «oravit ad Dominum ut quicumque per infirmitatem gutturis ejus patrocinia postularet exaudiretur et ellico liberatur». Como su fiesta se celebra al día siguiente de la Candelaria (3 de febrero), era costumbre aplicar sobre la garganta de los enfermos dos cirios cruzados, bendecidos en la ciudad. Otro remedio consistía en anudar una cinta roja del color de la sangre, previamente empapada en agua bendita, alrededor del cuello del paciente.
   En Noyon, para curar las enfermedades de garganta se empleaban los «pa­nes de san Blas».
   En Alemania se lo invocaba no sólo contra las enfermedades de la laringe sino contra las afecciones de la vejiga, que en alemán se llama Blase. Jugando con el verbo blasen (soplar), también se lo invoca contra los vientos fuertes, los huracanes.
   En Rusia, san Blas ha heredado atribuciones de su homónimo, el dios pagano Volos. El día de su fiesta los campesinos lo invocaban para que las vacas tuvieran pelaje liso y brillante. En caso de epizootias, se llevaba el ico­no de san Blas a los animales enfermos. Las iglesias puestas bajo su advocación suelen encontrarse junto a antiguos prados de pastoreo.
ICONOGRAFÍA 
 Tocado con una mitra a pesar de su origen oriental, a título de obispo de Sebaste, tiene como atributo habitual el rastrillo con que habría sido desgarrado. No obstante, con frecuencia suele estar caracterizado por dos cirios entrecruzados que aplica sobre la garganta a un enfermo, o un cirio en espiral. En España se lleva la mano al cuello. En Alemania se lo reconoce además por su corno (Blasiushorn) que se conserva en Brunswick. Suele asociárse­lo con otros intercesores, especialmente san Erasmo y san Gil (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre la localidad de El Madroño (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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