El Barrio Polígono Norte es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Macarena, delimitado por las vías ctra. SE-30 Ronda Urbana Norte, c/ Cazalla de la Sierra, avda. La Barzola, avda. Pueblo Palestino, y avda. Trabajadores Inmigrantes.
El Barrio Polígono Norte lo componen las vías siguientes: c/ Antonio Asenjo, c/ Arequipa, avda. La Barzola, c/ Bermúdez Plata, c/ Blasco Ibáñez, plaza Carlos Arniches, c/ Carmen Díaz, c/ Cazalla de la Sierra, c/ Enrique Morillo, c/ Fernández Ardavin, c/ Fray Serafín Madrid, c/ García Álvarez, c/ Hermano Pablo, c/ José Bermejo, plaza Linares Rivas, c/ Managua, c/ Maracaibo, plaza Martínez Sierra, c/ Meléndez Valdés, c/ Menéndez Pidal, c/ Moguer, c/ Orotava, c/ Poeta Fernando de los Ríos, avda. Pueblo Palestino, c/ Puerto Rico, plaza Río de Janeiro, avda. Trabajadores Inmigrantes, c/ Trujillo, y c/ Virgen de Escardiel.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
Se trazó sobre una zona dedicada tradicionalmente a pequeñas huertas, entre las que estaban las de la Joya, el Peligro, la Era y el Jular, algunas de ellas documentadas desde hace siglos, con alguna variación en la grafía. Se accedía a ellas por los caminos de San Lázaro o el de Cantalobos. Al quedar fuera de los muros de defensas contra riadas, sufría periódicamente sus consecuencias. El Plan General de Ordenación Urbana de 1963, una vez establecido un nuevo sistema de defensa, calificó toda la zona como edificable. En los años siguientes surgirán multitud de pequeñas barriadas. Esta del Polígono Norte fue aprobada en 1967, aunque el proyecto, de los arquitectos Rafael Arévalo y Miguel Martinez del Castillo, es anterior, siendo Dragados y Construcciones, S.A. la empresa que urbanizó y construyó las dos fases de que consta la barriada. Las obras se llevaron a cabo en la década de 1970, entregándose las primeras llaves a los vecinos en 1973. El promotor de la primera fase fue el Instituto Nacional de la Vivienda y ocupa un espacio de 15.576 m2, de los que 3.717 fueron edificados con 200 viviendas y siete locales comerciales. Estaba previsto que el acceso a las mismas fuera bien en propiedad, bien en régimen de alojamiento provisional. La segunda fase es de la Obra Sindical del Hogar y tiene una superficie de 126.704 m2, con un total de 1.800 viviendas y 49 locales comerciales.
La red viaria, en mal estado de conservación, prácticamente se limita a dos ejes, las calles Fray Serafín Madrid y Antonio Asenjo, que al cruzarse perpendicularmente dividen la barriada en cuatro zonas cuadrangulares; el resto sólo es utilizado para acceder a las viviendas y como zonas de aparcamiento, comunicándose unas con otras sólo peatonalmente y a través de los soportales sobre los que se alzan los bloques. Con respecto a la tipología de la edificación, hay que distinguir ambas fases. La primera son bloques de cuatro plantas, perfectamente alineados. La segunda, en cambio, tiene bloques pintados con franjas de color marrón; de cuatro u once plantas alzadas sobre soportales y que se distribuyen siguiendo una línea quebrada, creando espacios rectangulares inicialmente destinados a jardines y zonas de descanso y juegos infantiles, aunque hoy prácticamente han desaparecido. Quedan algunos árboles, pudiéndose diferenciar hasta una veintena de especies, predominando los brachichitones y aligustres. Esta deficiencia de zonas verdes quedará paliada, en parte,con la ejecución del futuro parque Norte, que se ubicará en terrenos del Vacie. La iluminación, procedente de farolas tipo báculo y adosadas a la pared, es deficiente; particularmente, bajo los soportales de los bloques, de donde han desaparecido las lámparas.
Los servicios de la barriada han sido tradicionalmente deficientes aunque la situación ha mejorado en los últimos diez años. Contaba con un solo colegio de enseñanza primaria que tenía que triplicar su capacidad para dar cabida a los niños de la zona. La presión de los vecinos consiguió que se edificase otro, aunque para ello hubo que sacrificar una parcela inicialmente destinada a zona verde. Ambos colegios, denominados Josefa Amor Rico y Blas Infante, son públicos y han sufrido periódicamente acciones vandálicas. Al estar juntos, la numerosa población estudiantil genera un bullicioso ambiente a la hora de entrada y salida de la clase.
Los comercios se ubican en 56 locales de una planta, distribuidos en cinco zonas. Estos sufren la competencia de la venta ambulante diaria, en muchos casos ilegal, y la del denominado "mercadillo de los domingos" que se instala en las calles José Bermejo, plaza Río de Janeiro y avenida Pedro Gual Villalbí. Con posterioridad al verano de 1986,y debido a las protestas de los vecinos por los muchos inconvenientes que producía, se ha trasladado a Poeta Femando de los Ríos.
Los equipamientos sociales son especialmente deficitarios, aunque cuenta con una parroquia, que está instalada en un bajo comercial, asociación de vecinos, asociación de padres de alumnos y grupos parroquiales. Para todos ellos se están buscando terrenos donde ubicar un centro integral de servicios sociales. La potenciación de este tipo de actividades parte del Ayuntamiento y está dirigida a combatir uno de los grandes problemas que sufre la barriada: la marginación y la delincuencia. El origen de ésta hay que buscarlo en el tipo de población que la habita, que es mayoritariamente de obreros no cualificados con una fuerte incidencia de paro, lo que se traduce en unos ingresos familiares bajos. A esta situación general es especialmente sensible la juventud. Ello es aprovechado por los traficantes de droga, quienes han instalado puntos de venta en la zona de Bermúdez Plata, Martínez Sierra y Carlos Arniches. A ellos acuden drogadictos de toda Sevilla, burlando la casi constante presencia policial. Las actividades culturales se limitan prácticamente a la organización en octubre de una velada y programas recreativos [Francisco Salgado Jiménez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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