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jueves, 2 de febrero de 2023

Los principales monumentos (Beaterio de San José; Ermitas de Nuestra Señora de Coronada, y de Nuestra Señora de España; e Iglesia de Nuestra Señora de Gracia) de la localidad de Calañas, en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Beaterio de San José; Ermitas de Nuestra Señora de Coronada, y de Nuestra Señora de España; e Iglesia de Nuestra Señora de Gracia) de la localidad de Calañas, en la provincia de Huelva.
Ubicación
     En la Comarca del Andévalo.
Breve reseña histórica
     Buscando cobre, oro y plata llegaron los tartesos y los romanos. El hallazgo de ánforas, lápidas y monedas nos hacen pensar en la existencia de una villa romana en <>.  Bajo la dominación musulmana fue englobado en la jurisdicción de la Cora de Niebla. En el Siglo XIII  fue concedida esta zona en señorío a don Alfonso Pérez de Guzmán, conde de Niebla y duque de Medina Sidonia como regalo del rey Enrique II.
     Durante los siglos XIV y XV se reforzó el poder señorial sobre los habitantes de la zona mediante el aumento de la fiscalidad, el arrendamiento de pastos a los ganaderos y el reparto de baldíos y tierras no sujetos a propiedad privada. La actividad principal en esta época era la ganadería con una importante cabaña ovina, caprina y porcina.
     En el siglo XIX, se reactivan las labores mineras con diferentes minas abiertas, aumentando su producción sobre todo después de la creación del ferrocarril.
     Hasta los años 60, Calañas vive un auge económico pero con el cierre progresivo de las minas y una agricultura de subsistencia, comienza la crisis de esta zona que continúa hasta la actualidad.
Patrimonio cultural y artístico
     Ermita de Nuestra Señora de la Coronada
     Ermita de Nuestra Señora de España
     Iglesia Parroquial Santa María de Gracia.
Fiestas y tradiciones
     Fiestas de la Virgen de la Coronada
     Noche de San Juan y San Pedro "Pirulitos"
     Fiesta de María Auxiliadora
     Velada de Sotiel Coronada
     Velada de La Zarza
     Velada de El Perrunal
     Fiestas de Agosto
Recursos económicos y sociales
     La agricultura es la base económica hoy en día, como lo fuera antes la minería.
Gastronomía
     El plato típico es el gurumelo, los potajes y las tortillas.  De los dulces más tradicionales destaca la esesita, elaborada para la Pascua. También se puede degustar el vino de la Virgen (mezcla de vino blanco del año con vino dulce) (Diputación Provincial de Huelva).
     Se sitúa Calañas en el centro de la comarca del Andévalo, en medio de una penillanura uniforme, delimitada por los ríos Oraque y Odiel y rodeada de algunas pequeñas elevaciones de escasa altitud, como la Sierra del Águila, Sierra Blanca o el Cabezo Morante. Su término municipal, de los más extensos de la provincia, presenta numerosas explotaciones mineras, base principal de la economía local, asociadas a las cuales discurren diversas líneas de ferrocarril, algunas hoy abandonadas, que han dejado huella en el folklore local.
     Los principales yacimientos arqueológicos de su territorio, datan de época romana y están asociados a las citadas explotaciones mineras. De «Sotiel» procede una plancha de cobre, conservada hoy en Inglaterra, con un texto alusivo al empleo de esclavos en las minas, actividad que desapareció durante la Edad Media. En época islámica, Calañas perteneció a la cora de Niebla y, tras la Reconquista a mediados del siglo XIII, quedó bajo jurisdicción real, pasando a principios del siglo XIV a depender de los condes de Niebla, como merced del rey Enrique II concedida a don Alfonso Pérez de Guzmán, por el apoyo prestado en las disputas con su hermano Pedro I por el trono castellano. Desde finales del siglo XV y a lo largo de todo el siglo XVI, la floreciente actividad ganadera se tradujo en un importante aumento demográfico y en la aparición de algunos ricos hacendados. Este panorama, se mantuvo hasta mediados del siglo XIX, cuando, con capital extranjero, se reanudó la actividad minera, convirtiéndose Calañas no sólo en un centro productor sino en un importante nudo de comunicaciones de la provincia.
     Al Este de la población, a unos 15 metros del casco urbano, sobre un cerro de mediana altura, se localizan los restos del Castillo de Morante, datable en el siglo XV, donde aún son visibles vestigios de una cerca y, en su interior, de una torre con función de aljibe (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Hasta fechas recientes, también la historia de ca­ lañas se ha visto relacionada con la minería. En su extenso término municipal se encuentra la mina de la Zarza, explotada ya por los fenicios. En Sotiel se halló una plancha de cobre de época romana, con un texto en el que se reflejaba la utilización de esclavos en las minas. A mediados del siglo XIX, Calañas se convirtió en importante centro de explotación minera y también en destacado nudo de comunicaciones. Hoy, Calañas vive fundamentalmente de la agricultura. Sobresale en el caserío la fábrica grandiosa de la iglesia parroquial, que se refuerza exteriormente con sólidos machones. Su construcción se inició a comienzos del siglo XVI y se terminó en el XVIII. A la primera época corresponden la portada gótica con triple arco conopial y el primer tramo de las naves laterales, que luce bóveda de crucería. La torre, inspirada en la Giralda, se terminó alrededor de 1614. Adorna el interior de grandezas catedralicias un conjunto de esculturas y retablos de factura moderna, ya que la riqueza artística del templo fue destruida durante la Guerra Civil. Se salvaron algunas cosas de interés. Entre ellas, el cuadro de la Asunción de la Virgen (siglo XVIII), fragmentos de una cajonería de madera tallada alrededor de 1760 y varias piezas de orfebrería.
     Además de un beaterio levantado en el siglo XVIII, tiene Calañas dos ermitas: la de Nuestra Señora de la Coronada, edificio de origen medieval remodelado en el siglo XVI que se levanta a orillas del Odiel; y la de Nuestra Señora de España, que ha sido muy reformada desde el medievo y luce vistosos azulejos en las gradas del presbiterio (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guíarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012). 

Beaterio de San José
     Contó Calañas con un primitivo establecimiento de monjas carmelitas que, a mediados del siglo XVIII, a causa de los efectos del Terremoto de Lisboa, quedó seriamente dañado. A partir de 1760, fue posible plantearse su renovación al recibir las monjas un importante legado económico, tras quedar como herederas universales de la señora doña Isabel Damiana Tello de Eslava, viuda de don Francisco Román Meléndez, Oidor que fue de la Real Audiencia de la ciudad de Sevilla.
     Los planos del nuevo edificio fueron proyectados por los arquitectos Tomás Botani y Félix Serrano, comenzándose los trabajos de inmediato. En 1763, se estaba construyendo la nueva iglesia y, un año después, en 1764, al visitar las obras Ambrosio de Figueroa ya se levantaban los pilares del claustro. El proceso constructivo finalizaba a comienzo de 1765.
     Tras la desamortización eclesiástica, el edificio fue usado como colegio privado y, posteriormente, como residencia de ancianos, encontrándose en la actualidad en estado de abandono (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     
Ermita de Nuestra Señora de la Coronada
     A las afueras de la población, en un escarpado paraje junto al río Odiel, se encuentra la ermi­ta de la Virgen de la Coronada, patrona de Calañas; cuya devoción se extendió a otras poblaciones del entorno, fundamentalmente entre los vecinos de Valverde del Camino, que disputaron a los calañeses el dominio y administración del santuario, cuestión que no se resolvió definitivamente hasta finales del siglo XIX.
     Se trata de un edificio de una sola nave, con cuatro tramos separados por arcos transversales apuntados, que sostienen una simple cubierta de madera a dos aguas. Un arco toral de medio punto, da paso al presbiterio abovedado, al que se adosa un pequeño camarín. En el lado derecho se sitúan la sacristía y la casa del ermitaño. Todo el conjunto está rodeado de soportales.
     Este edificio, de origen medieval como ates­tiguan los arcos apuntados de la nave, fue profundamente remodelado en la segunda mitad del siglo XVI, momento al que corresponden la portada del hastial y los pórticos de los pies y del lado derecho; todo ello construido en fábrica de ladrillo de tradición mudéjar. Ya en el siglo XX se añadió el actual camarín y en 1981, siendo hermano mayor don José María de Soto Caballero, se construyeron los pórticos del lado izquierdo.
     La Virgen de la Coronada es una imagen de candelero, realizada por Sebastián Santos Rojas en 1937, que vino a sustituir a otra anterior del siglo XVIII, en cuyo interior se conservaba la primitiva imagen medieval.
     Las contrahuellas de las gradas del presbiterio, están decoradas con un interesante conjunto de azulejos pintados en azul sobre blanco, del siglo XVIII, junto a otros polícromos de comienzos del siglo XVII.
     También cabe destacar, un capitel romano de orden corintio, tallado en mármol blanco, que sirve actualmente como pila de agua bendita (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Se trata de una capilla de una sola nave, con dos arcos torales apuntados y otro de medio punto que sostienen una cubierta de par y picadero con tablazón de madera.
     El presbiterio se cubre con una cúpula rebajada con pinturas al fresco de estilo barroco, muy deterioradas y en mal estado que presentan incluso parches de enfoscado.
     En el lado de la Epístola se encuentra la sacristía y detrás del retablo el camarín de la Virgen. Esta nave se encuentra rodeada perimetralmente por porches que se han ido construyendo a lo largo de los años.
     La cubierta, muy movida, es de teja y presenta un aspecto pintoresco (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita de Nuestra Señora de España
     Frente a la de Ntra. Señora de Coronada, ya en término de Beas, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de España, lugar donde, según la leyenda, está enterado el rey godo don Rodrigo.
     Se trata de un pequeño edificio de una sola nave, con pórtico delantero de origen medieval pero profundamente remodelado en diversos momentos hasta nuestros días.
     En su interior recibe culto la Virgen de España, imagen de candelero para vestir, obra de Anto­nio Castillo Lastrucci del año 1956 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia
     Se trata de un templo de grandes dimensiones, de planta basilical, con tres naves separa­das por pilares cruciformes de orden toscano y cubiertas a la misma altura. Realizado en buena mampostería y ladrillo, destaca por su potente volumetría, sus firmes contrafuertes y su aspecto compacto y sobrio, sin apenas elementos decorativos.
     El edificio debió comenzarse a principios del siglo XVI, época de la que datan las dos bóvedas de crucería gótica del primer tramo de las naves laterales y la portada de los pies, de ladrillo aplantillado, resaltada sobre el plano de la fachada del hastial y formadas por tres arquivoltas conopiales, de estilo gótico-mudéjar, de la época de los Reyes Católicos.
     A una etapa posterior, corresponderían las bóvedas vaídas del presbiterio y de la sacristía adjunta, la media naranja con nervios radiales del primer tramo de la nave central y la torre, inusualmente adosada a la cabecera, elementos todos que responderían a los diseños de algún maestro mayor del Arzobispado de Sevilla, de los últimos años del siglo XVI o primeros del XVII. De hecho, la media naranja es de traza similar a de la parroquia de Valverde del Camino o a la de la sevillana parroquia de San Isidoro, proyectada, ésta última, por Vermondo Resta en esos años. La torre, con su potente caña y cuerpo de campanas con vanos de medio punto entre pilastras cajeadas dobles, inspirada en la Giralda, se estaba concluyendo en 1614, año en el que se compran los azulejos negros que decoran sus pilastras y los azules de su chapitel.
     Las restantes bóvedas de aristas de las naves, corresponden a una ampliación efectuada a partir del 1672 y que concluyó en los primeros años del siglo XVIII. En este momento, también fue trasladada la citada portada isabelina al nuevo hastial.
     Finalmente, las dos portadas laterales, de ladrillo aplantillado y diseño neoclásico, debieron realizarse a comienzos del siglo XIX, constando el año de 1808 en el entablamento de la del lado izquierdo.
     Entre 1856 y 1862 el arquitecto Manuel Portillo Navarrete sustituyó los deteriorados tejados de finales del siglo XVIII, por las actuales azoteas y más recientemente, se convirtió  la antigua sacristía en capilla Sacramental, trasladándose ésta a ciertos espacios residuales anexos a la cabecera por el lado izquierdo.
     A pesar de todas estas fases constructivas, de momentos y lenguajes muy diversos, el templo mantiene una gran homogeneidad estilística; destacando especialmente por su sobria monumentalidad.
     Destruidos sus bienes muebles en la Guerra Civil, ocupa hoy su presbiterio un retablo mayor neobarroco, que reproduce las líneas de otro antiguo diseñado por Pedro Roldán Villavicencio, hijo del célebre escultor homónimo, de principios del siglo XVIII y realizado por el tallista Fernando Alguacil. Está presidido por la imagen de la Virgen de Gracia, obra de Francisco Buiza, de 1948.
     Todas las demás esculturas y el lienzo del ático son modernos, a excepción de un Niño Jesús sobre el sagrario, datable en el siglo XVII, aunque muy intervenido y repintado posterior­mente.
     En el testero del lado izquierdo, se localiza el retablo de la Inmaculada Concepción, recom­puesto con elementos del siglo XVIII. La imagen titular es una escultura en madera policromada, obra de Antonio Bidón, hecha hacia 1940. Las restantes esculturas son de escayola, procedentes de aldeas desaparecidas.
     En el testero del lado derecho, sobre la puerta de acceso a la capilla Sacramental, se sitúa un lienzo de grandes dimensiones, que representa la Asunción de la Virgen rodeada de ángeles que portan escudos con el emblema de la «esclavitud de María», datable a finales del siglo XVII o principios del XVIII.
     Adosado al primer pilar de la izquierda, se encuentra un púlpito de forja barroca, realizado en 1706 por el herrero Antonio Roldán y de los pilares siguientes cuelgan dos cuadros, uno de la Virgen Coronada, con marco neobarroco firmado por J. Contreras Fernández en 1957, y el otro de la Virgen del Rosario, obra popular del siglo XIX.
     En los pies del templo, en el lado izquierdo, está la capilla de Animas, reconstruida a costa de doña María de la Concepción Conde Vélez, entre 1910 y 1950, momento al que corresponde un zócalo de azulejos de trepa, de talleres de Castellón. Contiene un lienzo de la Virgen del Carmen y las Ánimas Benditas, firmado por A. Brunt del año 1945, además de tres imágenes procesionales de vestir, de Francisco Buiza: un Jesús Nazareno, la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores.
     En el sotocoro encontramos un relieve del Bautismo de Jesús, en madera policromada, realizado por el citado Buiza, autor también de un Cristo crucificado en madera tallada y policroma­da, situado en el testero del brazo derecho del crucero.
     En la capi­lla Bautismal sólo destacamos una pe­queña lapida funeraria en mármol blanco, con una inscripción alusiva al  padre José Tixero, provincial que fue de la orden de San Agustín, muerto y enterrado en esta capilla en el año 1808.
     Ya en la sacristía, encontramos un lienzo con una escena del Calvario, de factura popular del siglo XIX; los fragmentos de una buena cajonería en madera tallada, de estilo rococó, datable hacia 1760, aunque repintada modernamente, y varias piezas de orfebrería, entre las que destacamos dos cálices de plata sobredorada, uno de estilo renacentista, de la segunda mitad del siglo XVI, con añadidos del XVII, y otro de procedencia americana, de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia tiene planta de salón, con las naves laterales a la misma altura que la central.
     Presenta tres naves separadas por pilares cruciformes de orden toscano, divididas en cuatro tramos, con crucero en el último. Otro elemento que sobresale en la planta es la torre, cuya ubicación resulta, cuando menos, curiosa, e incluso poco ortodoxa. Se localiza en la zona central del testero, ligeramente desplazada hacia el este, tras el presbiterio, conformando un rectángulo que se introduce y sobresale de la planta de la Iglesia. La cabecera es de planta rectangular, con testero plano. La distribución de los planos es ligeramente irregular, ya que desde los pies a la cabecera las dimensiones van menguando en cada uno de los tramos hasta llegar al crucero, que se diferencia por su mayor dimensión. Los elementos sustentantes son potentes pilares cruciformes de considerable desarrollo. Respecto a la cubrición, la Iglesia posee un variado repertorio de tipos, destacando en el crucero la cúpula sobre pechinas con casetones en el tramo central, las bóvedas de crucería de los laterales y las bóvedas vaídas del presbiterio. Las demás naves se cubren por bóvedas de aristas. El espacio utilizado como capilla, la antigua sacristía, con la imagen del Sagrado Corazón, a la derecha del presbiterio, se cubre por una curiosa bóveda sobre trompas, de estilo gótico mudéjar. Una tribuna se alza sobre el primer tramo de las tres naves sobre arcos carpaneles.
     En el interior del templo, comenzando por la nave central, tras la portada principal accedemos al primer tramo, que se encuentra cubierto por una bóveda de arista formada por arcos carpaneles que soportan la tribuna, que se extiende por las tres naves del primer tramo. Los tres tramos se hayan separados entre ellos por sendos muros, por lo que el espacio central se asemeja más a un vestíbulo, que a un tramo de un templo. En cada una de las esquinas del muro de la fachada se adosan dos pequeñas pilas bautismales en piedra. En la nave central, adosado al tercer pilar del lado del Evangelio se encuentra el púlpito, obra barroca realizada en 1706 por el herrero Antonio Roldán en hierro forjado. Consta de dos cuerpos: basamento, formado por una estructura adosada al suelo y un vástago superior que se conecta con el segundo cuerpo. Ambos son de base cuadrada y están compuestos de cuatro balaustres en los ángulos y en los frentes con molduras que forman ochos y tallos estilizados que alternan con flores y hojas doradas. El segundo cuerpo se compone de una estructura de media esfera, a modo de peana que sostiene al cuerpo principal de forma octogonal dispuesto con antepecho de balaustres y la misma decoración de molduras, tallos y flores.
     El tornavoz que corona el púlpito es de época posterior. Se trata de una pieza de madera con forma octogonal, dispuesta con pináculos en sus vértices y rematado por una cruz. La capilla mayor o presbiterio es un espacio de planta rectangular cubierto por bóveda vaída. Presenta una ventana rectangular abocinada sobre la línea de imposta en el lado izquierdo, y como accesos tenemos la puerta que da paso a la sacristía, situada bajo la citada ventana y otro hueco que comunica con la Capilla del Sagrado corazón de Jesús. La zona del retablo se separa del altar mediante tres escalones.
     El retablo mayor neobarroco se encuentra inconcluso y es imitación de uno antiguo perteneciente al siglo XVIII, obra de Pedro Roldán. Aparece una verja de forja que delimita el presbiterio, del mismo material que las dos lámparas que cuelgan de los muros laterales, a media altura.
     Colindante a la capilla mayor, en la nave de la Epístola, se encuentra la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, antigua sacristía, que actualmente se ubica en el lado del Evangelio. Tiene planta cuadrada, con dos accesos, uno desde el presbiterio, y otro más amplio a la nave lateral a través de un arco de medio punto. Su altura se encuentra reducida a la mitad respecto el resto de las naves, quedando cubierta por bóveda sobre trompas, típicamente medieval, presumiblemente de lo más antiguo de la Iglesia.
     Una cancela de forja con decoración, marca la transición hacia el tramo lateral del crucero, éste de planta rectangular, se cubre mediante bóveda de crucería. El tercer tramo del lado de la Epístola está cubierto con bóveda de arista, al igual que los demás tramos hasta los pies. La portada lateral se abre tras un cancel de madera con decoración tallada de elementos geométricos. Dos pilas de agua bendita pétreas se sitúan en las esquinas de los pilares de este tramo.
     En el primer tramo del lado de la Epístola un vano de medio punto con reja metálica marca la división hacia el segundo tramo. En este habitáculo se encuentra como elemento más destacado la pila bautismal, y el acceso al coro. En el testero del lado del Evangelio se localiza el retablo de la Inmaculada Concepción, recompuesto con elementos del siglo XVIII.
     El tercer tramo es gemelo al de su lado opuesto, la portada lateral se abre tras un cancel de madera con decoración tallada de elementos geométricos y las pilas de agua bendita en los pilares. El segundo tramo acoge en el muro otro arco solio. El primer tramo lo ocupa una capilla dedicada a albergar la imaginería de la parroquia, cubierto con bóveda de arista pintada imitando sillares.
     La tribuna ocupa todo el primer tramo de las tres naves, presenta una balaustrada de piedra con pináculos decorativos.
     Todo el interior del templo está encalado en blanco, aun-que se remarcan con un tono grisáceo la línea de imposta y el basamento de los pilares y pilastras, extendiéndose en el caso del primero por todo el interior del perímetro de los muros, así como las líneas maestras de las bóvedas de crucería y de la cúpula central, remarcando su trazado de casetones. El templo se ilumina mediante ventanas rectangulares en cada tramo, en ambos lados. Además sobre la tribuna del primer tramo se abren tres óculos, uno par cada nave, ligeramente mayor en tamaño el central, y situado a mayor altura que los laterales.
     La disposición de las naves a la misma altura se traduce exteriormente en un volumen rotundo y compacto, con un marcado aspecto cúbico. Las cubiertas son planas, la notable entidad que adquieren los contrafuertes rectangulares en detrimento de los muros y el vuelo que presenta la cornisa, redundan en este aspecto volumétrico, subrayando y demarcando las líneas horizontales y verticales. De este modo el templo visto en el conjunto del caserío emerge como un gran bloque cúbico solamente animado por la torre y por la cúpula del crucero que se trasdosa al exterior. El alzado principal, el del lado oeste, donde se sitúa la portada principal, es de estructura rectangular, se divide en tres paños separados por contrafuertes de gran desarrollo, al igual que todo el perímetro del templo. Tres óculos con un ligero abocinamiento se abren en la zona alta de cada uno de los tramos, resultando algo mayor el del centro. Una cornisa de considerable vuelo remata la fachada, continuándose del mismo modo por todo el exterior del inmueble. Se disponen taludes entre los contrafuertes que contribuyen a afianzar la estructura.
     La portada principal se halla adelantada del resto de la fachada mediante una estructura acornisada en forma de alfiz en la que se aloja un arco conopial abocinado. El estilo se corresponde con el gótico final, y más concretamente al llamado estilo Reyes Católicos o Isabel. Pero lo realmente importante es la diferencia de estilo de la portada con respecto al edificio. Esta portada fue reaprovechada del primitivo templo gótico, trasladándola varios metros hasta al nuevo emplazamiento con motivo de la profunda reforma que sufrió el templo en el siglo XVII.
     El alzado sur se compone de cinco tramos, los tres primeros de igual tamaño, y los dos siguientes mayores, distinguiéndose el último por su disposición adelantada. En cada uno de los tramos se abre una ventana rectangular ligeramente abocinada, excepto en el último tramo, que son dos, dispuestos a eje.
     La portada lateral de este lado del Evangelio se sitúa en un paramento de muro del tercer tramo ligeramente adelantado del resto, pero sin llegar al nivel de los contrafuertes, bajo un arco escarzado. Se trata de una portada de tipo clasicista de elegantes proporciones que aún conserva restos de policromía que contrastan entre tonos rojizos y amarillos, según las zonas. Su vano es adintelado flanqueado por columnas toscanas de esbeltas proporciones y marcado éntasis sobre pedestal. Un entablamento decorado con placas rectangulares se adelanta hacia el espacio exterior en la continuación de las columnas, al igual que el frontón muy desarrollado, que se retrasa en la zona correspondiente a la puerta y que se decora con tiras de pequeños canes tanto interior como exteriormente. Tres pináculos moldurados completan su composición. Este alzado norte es similar al sur excepto en la cabecera, donde se sitúan las dependencias parroquiales hasta la mitad de la altura del muro, donde se abren dos pequeñas ventanas del mismo tipo que las demás. El cuarto tramo, contiguo a las dependencias parroquiales, presenta una ventana rectangular, pero más estrecha que las demás. En el tercer tramo, al igual que el lado sur, se abre la portada lateral, del mismo modo situada bajo arco escarzano. La disposición y los elementos son similares a las del lado opuesto, con ligeras diferencias como la ausencia del merlón decorativo en la clave del dintel y en el entablamento. La policromía se ha perdido casi totalmente. Ambas portadas laterales presentan sendas inscripciones, hoy difícilmente legibles.
     El aspecto de la cabecera es irregular debido al perfil escalonado en planta y a las diferentes alturas que presentan los diferentes volúmenes, así como por el particular emplazamiento de la torre.
     La torre situada tras el testero, en el ángulo que forma el presbiterio y la antigua sacristía, sobresale del perímetro del templo hacía el este. La torre consta de cuatro cuerpos. El primero bajo, a modo de basamento y más ancho que el resto, alcanza hasta la línea de cornisa del templo y presenta dos pequeñas aberturas en el flanco este, rectangulares y abocinadas. Un segundo cuerpo, que se podría denominar caña, en la que se encuentra una pequeña ventana en el mismo lado que las anteriores y el reloj hacia el norte. El cuerpo de campanas forma el tercer cuerpo, separado del anterior por una cornisa, consta de cuatro pilastras dóricas con tiras cerámicas azules dispuestas verticalmente, asimilando pilastras acanaladas que dejan tres tramos, teniendo el tramo central un hueco en forma de arco de medio punto que alberga las campanas, y en los dos tramos laterales aparecen tres rectángulos rehundidos. El último cuerpo comienza con un banco corrido por todo el perímetro, con rombos cerámicos decorados en damero blanco y azul, y rematado en las esquinas con jarrones cerámicos. El tambor es octogonal, presentando en cada una de las caras un rombo de mayor tamaño que los anteriores y de iguales características. El chapitel está recubierto por cerámica azul y blanca dispuesta en damero. Remata este cuerpo una veleta y una cruz.
     En la cabecera junto a la torre se sitúan las dependencias parroquiales, ocupando el ángulo entre la torre, la capilla mayor y el crucero, de estilo y configuración diferenciada. La altura que alcanza las dependencias parroquiales es aproximadamente la mitad que el resto de la obra y se remata por un par de cornisas. Presenta una puerta situada en alto respecto al nivel de la calle, además de dos ventanas rectangulares. Esta zona conserva restos de policromía en tono rojizo y amarillo. Desde la sacristía se accede a la sala que se ubica en la segunda planta sobre la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, espacio dedicado a las reuniones de las hermandades que desde el exterior parece un pequeño anexo que salva igual-mente el ángulo y completa el perfil irregular y achaflanado de la cabecera parroquial.
     El tipo de cubrición empleado en la Iglesia es de tipo aterrazado o plano. La cúpula central del templo está trasdosada al exterior, con cubierta de teja destacando como elemento sobresaliente. La cúpula que cubre el espacio superior a la capilla del Sagrado Corazón de Jesús también se trasdosa, aunque en menor medida que la central y sin tejas. El material utilizado en la construcción del templo es el mampuesto con ripios de diferentes tamaños y materiales que conforman la mayor parte de los paramentos, aunque también aparece de forma abundante el ladrillo, principalmente en las esquinas, a modo de refuerzo y en hiladas horizontales, que al mismo tiempo cumplen una función estética.
     La Iglesia es fruto de varias etapas constructivas que se prolongan en el tiempo durante más de tres siglos para dar lugar finalmente al templo actual. Las referencias de la parroquia de Calañas parten de la Edad Media, aunque el templo más antiguo del que tenemos noticia pertenece al gótico tardío, en torno al 1500, del que se conservan hoy día la portada de los pies, las dos bóvedas de crucería gótica del último tramo de las naves laterales y la antigua sacristía, hoy capilla del Sagrado Corazón. En el siglo XVI se apuntan intervenciones en la cúpula central y la torre. El siglo XVII supone la fase principal constructiva del templo, adquiriendo su aspecto actual en sus elementos fundamentales por medio de varias etapas constructivas, destacando la correspondiente a las dos últimas décadas del siglo XVII, momento en el que se amplía la Iglesia en una extensión de casi el doble de su anterior longitud, conservando la misma anchura de las tres naves así como la altura del crucero, dotándola de este modo de una entidad considerable. En el siglo XVIII la principal aportación al templo será la ejecución de las portadas laterales. El estilo que predomina es el barroco, en su versión de tipo clasicista, aunque se atempera con rasgos de otros momentos, como en el caso de la portada gótico-mudéjar perteneciente al templo anterior, estilo en el que debemos situar igualmente la antigua sacristía, hoy capilla del Sagrado Corazón de Jesús y las bóvedas laterales del crucero. El estilo de la cúpula central deriva de modelos renacentistas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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