Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala XIV del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
Finaliza el recorrido del Museo en esta sala, en la que figura un amplio muestrario de pinturas sevillanas de la primera mitad del siglo XX, en el que se incluyen también obras de artistas españoles de esta misma época. Entre los sevillanos se encuentra representado Juan Miguel Sánchez con el Retrato de su esposa, Alfonso Grosso con su célebre Monaguillo, Diego López con Unas sevillanas en el patio, Manuel González Santos con La santera y Santiago Martínez con un Paisaje de Ávila. De José Rico Cejudo son Las floristas en el parque de María Luisa, mientras que a Miguel Ángel del Pino corresponde el Retratro de Javier de Winthuysen. La principal obra de Gustavo Bacarisas, Sevilla en Fiestas, preside esta sala, y cierra la nómina de pintores de esta ciudad.
Conviene advertir que, aunque abiertas al público, las cuatro últimas salas se encuentran en un proceso de remodelación por parte del museo, motivo por el que cabe la posibilidad de que algunos de los artistas citados o de sus obras no se encuentren exactamente en el lugar señalado. Por otra parte, la Junta de Andalucía tiene el proyecto de ampliar el actual edificio añadiéndole el del palacio de Monsalves, anexo al mismo. Aunque no existe aún ni siquiera una fecha aproximada de la operación, no cabe duda de que esta circunstancia obligará a cambiar la actual distribución de las obras expuestas (Rafael Arjona, Lola Walls. Guía Total, Sevilla. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
En estas salas se expone una pequeña muestra de la pintura de la primera mitad del siglo XX representativa de la escuela sevillana así como de otras escuelas españolas.
SALA XIV: PINTURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
Dentro de los pintores regionalistas del sur, y perteneciente a la Escuela Granadina, destacamos a José Mª Rodríguez Acosta (Granada, 1878-1941). Se distingue por su interpretación de los gitanos, a los que trata con un "realismo veraz, serio y profundamente sentimental". La aceptación de este género por los medios oficiales, se comprueba al serle otorgada la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1908 por su obra Gitanos del Sacromonte (1908).
El pintor granadino que representa con mayor fidelidad esta escuela regionalista es Francisco Soria Aedo (Granada, 1898 - Madrid, 1965). Alumno de Muñoz Lucena y López Mezquita. Su obra la componen fundamentalmente cuadros de costumbres con múltiples figuras y retratos, así como composiciones simbolistas, el mundo pagano y árabe.
Gracias a la donación de la Marquesa de Távara el Museo ha incrementado sus fondos con un cuadro suyo titulado Joven con mantilla y toreros.
Eugenio Hermoso (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1883 - Madrid, 1963). Pertenece a la generación de pintores extremeños en el tránsito al siglo XX que, como en la mayoría de las regiones españolas, tras los lenguajes tradicionales que se sucedieron en la segunda mitad del siglo XIX, representaron las tendencias del regionalismo costumbrista ya en el siglo XX. El Museo conserva varias obras de este artista de entre las que destacamos Rosa, con la que obtuvo Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Madrid, en 1908 y Piedad aldeana (1908) ésta última procedente de la donación realizada por sus herederos en 1999. Daniel Vázquez Díaz (Nerva, Huelva, 1882 - Madrid, 1969). En 1892 se traslada a Sevilla para cursar estudios. Visita a menudo el Museo de Pinturas, donde le impactan los grandes maestros, Zurbarán y El Greco. De Zurbarán, sobre todo de sus últimos años, toma las luces plateadas, los blancos, rosas y la monumentalidad y severidad de sus figuras. De El Greco le impresiona el retrato de su hijo Jorge Manuel donde el pintor captó las posibilidades del color intenso y refinado.
También en esta ciudad toma contacto con el gran pintor vasco, Ignacio Zuloaga que por estas fechas estaba instalado en Sevilla. En estos momentos y debido a la influencia de éste se inicia en la pintura de toreros, tema preferido a lo largo de su carrera.
En 1903 se traslada a Madrid, donde conoce a Juan Gris y se presenta a las Exposiciones Nacionales. En 1906 viaja a París donde entra en contacto con Amadeo Modigliani, que llegará a ser su gran amigo. En esta ciudad le atraerá el Impresionismo, movimiento ya superado por los artistas de su entorno.
Los diez cuadros expuestos por Cezánne en el Salón de Otoño de París en 1906, son decisivos en su formación artística. El sentido del volumen, monumentalidad y sobriedad de este pintor son las características más admiradas por Vázquez Díaz.
Su faceta como retratista es de una gran calidad. Retrata a personajes ilustres de la época y a amigos suyos como Rubén Darío, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, los hermanos Baroja e incluso al Rey Alfonso XIII. Durante estos años alterna sus estancias entre París y Madrid.
En la Exposición Nacional de 1915 presenta su gran lienzo La muerte del torero también titulado Dolor. Es ésta una composición ordenada, severa y monumental, en la que alterna las tonalidades sobrias y brillantes.
A lo largo de su vida se presenta a numerosas Exposiciones Nacionales, en las que no consigue ninguna Medalla de Honor. Fue en la Exposición Nacional de 1953, cuando se le concede el ansiado galardón por su obra La cuadrilla de Juan Centeno. Es ésta una obra característica de su técnica y estilo y de una gran plasticidad, colorido y monumentalidad.
Su ideario estético es a la vez antiguo y moderno: Zurbarán y Cezánne.
La visión pesimista de la realidad española de los primeros años del siglo XX, la encarnarán en literatura la llamada "Generación del 98" y en pintura la interpretará el gran retratista vasco de éxito internacional: Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870 - Madrid, 1945). Este gran pintor, vinculado durante algunos años a Sevilla, interpreta junto a otros pintores contemporáneos, la austeridad, algo sórdida y dramática, del carácter hispano, tanto en sus retratos como en sus cuadros de toreros y tipos regionales y marginados.
En estas salas se expone el Retrato del pintor Uranga (1931). La amistad de Zuloaga con el pintor Pablo Uranga, se remonta a su juventud. Ya en París, compartirán estudio con Santiago Rusiñol y José María Jordá. Uranga vivirá intensamente muchos momentos con Zuloaga, como su primer viaje a Estados Unidos. Esta obra es un retrato tardío, puesto que tres años después fallece Uranga. Lo que le interesa a Zuloaga en estos retratos de amigos es la búsqueda de la expresión de lo esencial de la personalidad del retratado. También es de destacar el Retrato de Madame Malinowska, la Rusa (1912), pintora rusa que trabajó en París y expuso en España. El concepto de retrato de cuerpo entero se define aquí por medio de una enorme sencillez compositiva, unida a la extraordinaria capacidad de dibujante del artista. La estilización modernista de la figura y la naturalidad de la pose es de clara influencia de la pintura francesa. Ambos retratos son depósito de el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid.
Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Cercedilla, Madrid, 1923). Su vitalismo se erige como una de las opciones más renovadoras de la pintura de 1900. Sorolla es para los jóvenes pintores del momento el artista que trae un nuevo arte, que refleja un espíritu más contemporáneo. No obstante, su exaltación y modernidad a los inicios del nuevo siglo, contrasta pronto con Zuloaga, y sobre todo con el espíritu más moderno de Picasso o Isidro Nonell. Dotado de una visión rápida y una técnica enérgica, encauzó su actividad pictórica por el camino del luminismo, sobre todo en escenas de pescadores y playas. Después de unos años de dudas, en que pagó tributo a la pintura de Historia, viajó a París, donde conoció la obra de Bastien Lépage, quien abrió nuevas perspectivas a su pintura. Entre su producción destaca la serie de cuadros pintados en Jávea y el gran ciclo de pinturas de temas folclóricos regionales españoles realizados, entre 1911 y 1913, por encargo de Mr. Harcher M. Huntington para la Hispanic Society of América, en Nueva York. Esta obra de gran empeño planteada como un gran fresco síntesis de España, Visión de España, intentaba ser un reflejo de su concepto vitalista, colorista y directo de la pintura. Este conjunto resume los caracteres de la pintura española del siglo XIX y la de comienzos del XX, lo tradicional y lo nuevo. Su obra Tipo de Ávila, donada al museo por su hijo, tras el fallecimiento de su madre, debe corresponder a uno de los numerosos apuntes y trabajos preparatorios realizados para su obra Castilla. La fiesta del pan, primer panel de los quince que componían el encargo. Uno de los artistas más representativos del arte figurativo español del siglo XX es el castellano Antonio Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1883 - Buenos Aires, 1942). Pertenece a la generación de pintores nacidos en el último tercio del siglo XIX y que frente a lo académico, reivindica la vuelta a lo cotidiano. Nace así un realismo populista o costumbrista, que enlaza más con el Siglo de Oro español que con los postulados de Courbet.
Sus obras las podemos encuadrar en líneas generales dentro del Postimpresionismo, pero cada vez más vinculado al sentido decorativo del modernismo y con la audacia cromática y gestual de los fauves y los primeros expresionistas.
Pero al margen de las influencias, es un pintor independiente, con un lenguaje artístico peculiar impregnado de tradición y modernidad. Su temática variada -tipos populares, escenas domésticas, interiores, paisajes...- trasmite una imagen feliz y placentera de la existencia. Nunca trata asuntos dramáticos. Su pintura es figurativa y naturalista, pero sus tipos no son convencionales ya que están dotados de una profunda vida interior.
Su obra Interior holandés (1920), depositada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, muestra todas las características de su pintura. Lienzo realizado en la ciudad holandesa de Arnemuiden nos presenta un tipo popular de un realismo extraordinario (Ignacio Cano Rivero, María del Valme Muñoz Rubio, Rocío Izquierdo Moreno, y Virginia Marqués Ferrer. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Guía Oficial. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. Sevilla, 2009).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala XIV del Museo de Bellas Artes, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
Finaliza el recorrido del Museo en esta sala, en la que figura un amplio muestrario de pinturas sevillanas de la primera mitad del siglo XX, en el que se incluyen también obras de artistas españoles de esta misma época. Entre los sevillanos se encuentra representado Juan Miguel Sánchez con el Retrato de su esposa, Alfonso Grosso con su célebre Monaguillo, Diego López con Unas sevillanas en el patio, Manuel González Santos con La santera y Santiago Martínez con un Paisaje de Ávila. De José Rico Cejudo son Las floristas en el parque de María Luisa, mientras que a Miguel Ángel del Pino corresponde el Retratro de Javier de Winthuysen. La principal obra de Gustavo Bacarisas, Sevilla en Fiestas, preside esta sala, y cierra la nómina de pintores de esta ciudad.
Artistas españoles del siglo XX representados en esta sala son Guillermo Gómez Gil a quien corresponde una Marina. Francisco Soria Aedo autor de Una joven con mantilla y Unos toreros, mientras que a José María Rodríguez Acosta pertenece un Interior con gitanos del Sacromonte. Un pintor importante como el vasco Ignacio Zuloaga está representado aquí con un Retrato de la señora Malinowska y otro del Pintor Uranga. También el extremeño Eugenio Hermoso tiene en esta sala una obra relevante como es La campesina Ana María, al igual que Eduardo Martínez Vázquez tiene su Paisaje de las huertas de Segovia. A Martínez Díaz pertenece una Escena de familia y a Antonio Ruíz Echague un Interior holandés; finalmente, Mariano Benlliure lo es de un Patio árabe [Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia I. Diputación de Sevilla y Fundación José Manuel Lara, 2004].
Las salas XIII y XIV reúnen obras de pintores del siglo XX, tanto sevillanos como foráneos. Hay un Autorretrato de Gustavo Bacarisas, del que se conserva también Sevilla en fiestas. De Alfonso Grosso está su archifamoso Monaguillo. De José María Labrador, Gitanos. El Retrato del pintor Uranga es de Zuloaga; también el de la señorita Malinowska. Vázquez Díaz figura con Juan Centeno y su cuadrilla; José María Rodríguez Acosta con Interior con gitanos del Sacromonte; y Joaquín Sorolla con Tipo de Avilés.Conviene advertir que, aunque abiertas al público, las cuatro últimas salas se encuentran en un proceso de remodelación por parte del museo, motivo por el que cabe la posibilidad de que algunos de los artistas citados o de sus obras no se encuentren exactamente en el lugar señalado. Por otra parte, la Junta de Andalucía tiene el proyecto de ampliar el actual edificio añadiéndole el del palacio de Monsalves, anexo al mismo. Aunque no existe aún ni siquiera una fecha aproximada de la operación, no cabe duda de que esta circunstancia obligará a cambiar la actual distribución de las obras expuestas (Rafael Arjona, Lola Walls. Guía Total, Sevilla. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
En estas salas se expone una pequeña muestra de la pintura de la primera mitad del siglo XX representativa de la escuela sevillana así como de otras escuelas españolas.
SALA XIV: PINTURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
Dentro de los pintores regionalistas del sur, y perteneciente a la Escuela Granadina, destacamos a José Mª Rodríguez Acosta (Granada, 1878-1941). Se distingue por su interpretación de los gitanos, a los que trata con un "realismo veraz, serio y profundamente sentimental". La aceptación de este género por los medios oficiales, se comprueba al serle otorgada la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1908 por su obra Gitanos del Sacromonte (1908).
El pintor granadino que representa con mayor fidelidad esta escuela regionalista es Francisco Soria Aedo (Granada, 1898 - Madrid, 1965). Alumno de Muñoz Lucena y López Mezquita. Su obra la componen fundamentalmente cuadros de costumbres con múltiples figuras y retratos, así como composiciones simbolistas, el mundo pagano y árabe.
Gracias a la donación de la Marquesa de Távara el Museo ha incrementado sus fondos con un cuadro suyo titulado Joven con mantilla y toreros.
Eugenio Hermoso (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1883 - Madrid, 1963). Pertenece a la generación de pintores extremeños en el tránsito al siglo XX que, como en la mayoría de las regiones españolas, tras los lenguajes tradicionales que se sucedieron en la segunda mitad del siglo XIX, representaron las tendencias del regionalismo costumbrista ya en el siglo XX. El Museo conserva varias obras de este artista de entre las que destacamos Rosa, con la que obtuvo Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Madrid, en 1908 y Piedad aldeana (1908) ésta última procedente de la donación realizada por sus herederos en 1999. Daniel Vázquez Díaz (Nerva, Huelva, 1882 - Madrid, 1969). En 1892 se traslada a Sevilla para cursar estudios. Visita a menudo el Museo de Pinturas, donde le impactan los grandes maestros, Zurbarán y El Greco. De Zurbarán, sobre todo de sus últimos años, toma las luces plateadas, los blancos, rosas y la monumentalidad y severidad de sus figuras. De El Greco le impresiona el retrato de su hijo Jorge Manuel donde el pintor captó las posibilidades del color intenso y refinado.
También en esta ciudad toma contacto con el gran pintor vasco, Ignacio Zuloaga que por estas fechas estaba instalado en Sevilla. En estos momentos y debido a la influencia de éste se inicia en la pintura de toreros, tema preferido a lo largo de su carrera.
En 1903 se traslada a Madrid, donde conoce a Juan Gris y se presenta a las Exposiciones Nacionales. En 1906 viaja a París donde entra en contacto con Amadeo Modigliani, que llegará a ser su gran amigo. En esta ciudad le atraerá el Impresionismo, movimiento ya superado por los artistas de su entorno.
Los diez cuadros expuestos por Cezánne en el Salón de Otoño de París en 1906, son decisivos en su formación artística. El sentido del volumen, monumentalidad y sobriedad de este pintor son las características más admiradas por Vázquez Díaz.
Su faceta como retratista es de una gran calidad. Retrata a personajes ilustres de la época y a amigos suyos como Rubén Darío, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, los hermanos Baroja e incluso al Rey Alfonso XIII. Durante estos años alterna sus estancias entre París y Madrid.
En la Exposición Nacional de 1915 presenta su gran lienzo La muerte del torero también titulado Dolor. Es ésta una composición ordenada, severa y monumental, en la que alterna las tonalidades sobrias y brillantes.
A lo largo de su vida se presenta a numerosas Exposiciones Nacionales, en las que no consigue ninguna Medalla de Honor. Fue en la Exposición Nacional de 1953, cuando se le concede el ansiado galardón por su obra La cuadrilla de Juan Centeno. Es ésta una obra característica de su técnica y estilo y de una gran plasticidad, colorido y monumentalidad.
Su ideario estético es a la vez antiguo y moderno: Zurbarán y Cezánne.
La visión pesimista de la realidad española de los primeros años del siglo XX, la encarnarán en literatura la llamada "Generación del 98" y en pintura la interpretará el gran retratista vasco de éxito internacional: Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870 - Madrid, 1945). Este gran pintor, vinculado durante algunos años a Sevilla, interpreta junto a otros pintores contemporáneos, la austeridad, algo sórdida y dramática, del carácter hispano, tanto en sus retratos como en sus cuadros de toreros y tipos regionales y marginados.
En estas salas se expone el Retrato del pintor Uranga (1931). La amistad de Zuloaga con el pintor Pablo Uranga, se remonta a su juventud. Ya en París, compartirán estudio con Santiago Rusiñol y José María Jordá. Uranga vivirá intensamente muchos momentos con Zuloaga, como su primer viaje a Estados Unidos. Esta obra es un retrato tardío, puesto que tres años después fallece Uranga. Lo que le interesa a Zuloaga en estos retratos de amigos es la búsqueda de la expresión de lo esencial de la personalidad del retratado. También es de destacar el Retrato de Madame Malinowska, la Rusa (1912), pintora rusa que trabajó en París y expuso en España. El concepto de retrato de cuerpo entero se define aquí por medio de una enorme sencillez compositiva, unida a la extraordinaria capacidad de dibujante del artista. La estilización modernista de la figura y la naturalidad de la pose es de clara influencia de la pintura francesa. Ambos retratos son depósito de el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid.
Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Cercedilla, Madrid, 1923). Su vitalismo se erige como una de las opciones más renovadoras de la pintura de 1900. Sorolla es para los jóvenes pintores del momento el artista que trae un nuevo arte, que refleja un espíritu más contemporáneo. No obstante, su exaltación y modernidad a los inicios del nuevo siglo, contrasta pronto con Zuloaga, y sobre todo con el espíritu más moderno de Picasso o Isidro Nonell. Dotado de una visión rápida y una técnica enérgica, encauzó su actividad pictórica por el camino del luminismo, sobre todo en escenas de pescadores y playas. Después de unos años de dudas, en que pagó tributo a la pintura de Historia, viajó a París, donde conoció la obra de Bastien Lépage, quien abrió nuevas perspectivas a su pintura. Entre su producción destaca la serie de cuadros pintados en Jávea y el gran ciclo de pinturas de temas folclóricos regionales españoles realizados, entre 1911 y 1913, por encargo de Mr. Harcher M. Huntington para la Hispanic Society of América, en Nueva York. Esta obra de gran empeño planteada como un gran fresco síntesis de España, Visión de España, intentaba ser un reflejo de su concepto vitalista, colorista y directo de la pintura. Este conjunto resume los caracteres de la pintura española del siglo XIX y la de comienzos del XX, lo tradicional y lo nuevo. Su obra Tipo de Ávila, donada al museo por su hijo, tras el fallecimiento de su madre, debe corresponder a uno de los numerosos apuntes y trabajos preparatorios realizados para su obra Castilla. La fiesta del pan, primer panel de los quince que componían el encargo. Uno de los artistas más representativos del arte figurativo español del siglo XX es el castellano Antonio Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1883 - Buenos Aires, 1942). Pertenece a la generación de pintores nacidos en el último tercio del siglo XIX y que frente a lo académico, reivindica la vuelta a lo cotidiano. Nace así un realismo populista o costumbrista, que enlaza más con el Siglo de Oro español que con los postulados de Courbet.
Sus obras las podemos encuadrar en líneas generales dentro del Postimpresionismo, pero cada vez más vinculado al sentido decorativo del modernismo y con la audacia cromática y gestual de los fauves y los primeros expresionistas.
Pero al margen de las influencias, es un pintor independiente, con un lenguaje artístico peculiar impregnado de tradición y modernidad. Su temática variada -tipos populares, escenas domésticas, interiores, paisajes...- trasmite una imagen feliz y placentera de la existencia. Nunca trata asuntos dramáticos. Su pintura es figurativa y naturalista, pero sus tipos no son convencionales ya que están dotados de una profunda vida interior.
Su obra Interior holandés (1920), depositada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, muestra todas las características de su pintura. Lienzo realizado en la ciudad holandesa de Arnemuiden nos presenta un tipo popular de un realismo extraordinario (Ignacio Cano Rivero, María del Valme Muñoz Rubio, Rocío Izquierdo Moreno, y Virginia Marqués Ferrer. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Guía Oficial. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. Sevilla, 2009).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala XIV del Museo de Bellas Artes, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
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Escena de familia, de Rafael Martínez Díaz
Paisaje de Segovia - "Las Huertas", de Eduardo Martínez Vázquez
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