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domingo, 22 de junio de 2025

La Fiesta del Corpus Christi, en Brenes (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Fiesta del Corpus Christi, en Brenes (Sevilla).  
     Hoy, 22 de junio, Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, quien, con estos alimentos sagrados, ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la Resurrección [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte la Fiesta del Corpus Christi, en Brenes (Sevilla).
     El origen del Corpus puede situarse en la Edad Media como medida para contrarrestar la extensión de algunas "herejías" que negaban de la presencia real de Cristo en la hostia consagrada. El Corpus como fiesta litúrgica arranca a mediados del siglo XIII cuando el papa Urbano IV instituye la fiesta del cuerpo de Dios, fijando su celebración el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad o sesenta días después del domingo de Pascua de Resurrección. Hasta entrado el siglo XVI, no comenzó a extenderse por el orbe católico, con otras medidas propias de la Contrarreforma.
     Posiblemente en Brenes comenzara a celebrarse en estas fechas, al igual que en otras poblaciones del entorno. Sin embargo, al tratarse de una celebración esencialmente promovida por los estamentos eclesiásticos no se ha generado ningún discurso sobre su origen.
     Resulta por lo tanto muy difícil especificar el origen del modelo de celebración que tiene lugar hoy en día en Brenes.
     Tomando en conjunto el tiempo destinado a los preparativos y la propia celebración del Corpus Christi, resulta evidente que son los primeros los que concentran la mayor parte de las energías, esfuerzos y tiempo de los vecinos de Brenes.
     De forma general, las celebraciones en otras poblaciones de la comarca discurren de forma similar, por lo que la de Brenes puede ser considerada como parte de un modelo general, con la salvedad de que ha conservado a lo largo de los años el día original de su celebración; esto es, el jueves, en lugar del domingo.
     El ayuntamiento reparte, por las calles por las que discurrirá la procesión, haces de juncias y romero que los propios vecinos esparcirán para decorar el recorrido. Por su parte, éstos van disponiendo y montando los altares durante la tarde y parte de la noche del día anterior a la procesión del Corpus. Por regla general los diseños son decididos y consensuados entre un grupo de vecinos que movilizan a los demás. Estos mismos son los encargados de solicitar los ornamentos a las distintas hermandades, a la parroquia o a vecinos que se sepa que puedan tener y estar dispuestos a prestarlos. Las alfombras suelen pintarse cuando aún hay luz suficiente y posteriormente se protegen de algún modo para evitar que alguien las pise mientras se seca la pintura.
     Hasta la misma mañana de la procesión no se sacan las macetas y flores a las calles, así como los elementos decorativos más valiosos o delicados. Con respecto a las macetas, cada vecino es responsable de sacar las de su propia casa para decorar el trozo de acera que le corresponde. Muchos vecinos decoran también sus balcones o las rejas de sus ventanas con colgaduras o elementos florales.
     Durante los tres días previos a la procesión del jueves, en el altar mayor de la iglesia permanece expuesto el relicario que, durante la procesión, portará la hostia consagrada en su interior. Por las tardes tiene lugar una misa con prédica del sacerdote y rezo del rosario; dichos actos comienzan a las ocho de la tarde y duran aproximadamente una hora.
     Cada año el itinerario cambia significativamente, ya que la misa de mañana tiene lugar en alguno de los centros educativos de la población o, en el caso de que algún barrio carezca de uno, se celebra en alguna plaza cuyas dimensiones permitan acoger a todos los vecinos. Desde el lugar asignado comienza la procesión, que discurre por distintas calles cada año, por lo que elementos tales como el número de altares y quiénes los erigen, cambian anualmente.
     En 2.010, año del presente registro, la procesión partió de la propia iglesia parroquial al haberse completado el año anterior el circuito de rotaciones por barrios y centros escolares. Esta será la celebración que se describa, tomándola de ejemplo para los demás años.
     A las nueve de la mañana da comienzo una solemne misa con motivo de la celebración del Corpus, a la misma acuden todos los niños que han celebrado su primera comunión ese año vestidos para la ocasión. Al terminar la ceremonia, aproximadamente una hora después, comienzan a desfilar los niños tras la Cruz de Guía. A este grupo le siguen representaciones de las diversas hermandades de la población con sus correspondientes estandartes, a continuación un grupo de fieles -en su mayoría mujeres de edad avanzada- portando cirios. La comitiva la cierra un grupo de oficiantes entre los que destaca el sacerdote, que porta la custodia bajo un palio blanco sostenido por seis varales. Tras el cortejo, desfila la banda municipal de música.
     Las niñas de comunión van arrojando pétalos de flores a su paso, contribuyendo así a conformar una alfombra vegetal sobre la que pasará el Santísimo. Por su parte, algunos niños (aunque suele haber también alguna niña) acompañan a las distintas hermandades, sosteniendo en sus manos los borlones de los estandartes. Suele tratarse de hijos de hermanos que han hecho recientemente la Primera Comunión y son seleccionados para formar parte de la representación de su hermandad en la procesión.
     Al llegar a cada uno de los altares que se diseminan por las calles del itinerario, el palio del sacerdote se detiene. Acto seguido éste dispone la custodia sobre cada mesa de altar para, a continuación y acompañado por los fieles, rezar ante la Sagrada Forma. El sacerdote sólo entra una vez en el interior de una casa de hermandad, concretamente en la del Gran Poder, dado que los demás altares se disponen cerca de la puerta. Sin embargo, en este caso el altar está situado más hacia el interior lo que obliga a modificar la representación ritual, si bien también puede entenderse como una deferencia hacia la hermandad que organiza la procesión año tras año.
     Una vez finalizada la procesión los vecinos se acuden a las diversas comidas de hermandad o familiares que se celebran ese día en la población. No suele ser extraño que algunas hermandades abran sus casas para recibir a los vecinos e invitarlos a una copa o un aperitivo, o bien alguien, a título particular, un espacio para organizar una comida de mayores dimensiones.
     La tarde suele ser tranquila, dado que al celebrarse el Corpus en jueves, el día siguiente es laborable.
     Hasta mediados de los años sesenta del siglo XX, la procesión contó con una gran custodia de madera dorada que salía en un paso por las calles de la población, pero debido a su mal estado, dejó de emplearse y fue sustituida por la pequeña custodia de metal que actualmente lleva el sacerdote en sus manos.
     A mediados de las década de los noventa del siglo XX, el gobierno municipal eliminó el jueves de Corpus Christi como día festivo, lo cual causó malestar entre los vecinos, que se movilizaron para que se mantuviese la fecha original. También un párroco intentó modificar el calendario de celebración, moviendo las celebraciones del Corpus al domingo, pero tuvo que enfrentarse a la oposición de sus feligreses y finalmente desistió. Solamente se ha cambiado la fecha de la procesión por voluntad de los vecinos, en el año 1993 con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II, para así poder asistir a la procesión del Corpus que él presidió en Sevilla.
     Las alfombras decorativas que se pueden encontrar frente a algunos altares, originalmente eran de serrín o arena teñidos, sin embargo, desde hace unos años se vienen pintando directamente sobre el empedrado de las calles sin que los informantes aduzcan ninguna razón significativa.
     Organiza una comisión de festejos del ayuntamiento de Brenes, Hermandad Sacramental del Gran Poder y otras hermandades; asociaciones y grupos de vecinos
     Las calles de Brenes se decoran profusamente con juncias, romero, macetas y flores, así como con los altares y sus alfombras pintadas. El ambiente general es festivo, acudiendo la mayor parte de la población, lo que dota de colorido y vistosidad al recorrido. Algunos puntos concentran una mayor afluencia de público, como en el caso de algunas casas de hermandad (particularmente las del Gran Poder y la Veracruz), donde los hermanos se fotografían frente a los altares.
     Dependiendo del itinerario que la procesión vaya a realizar ese año participarán unos vecinos u otros en la confección de los altares que se montarán con ocasión de la procesión del Corpus Christi. No obstante, por regla general se trata de hermandades, asociaciones de vecinos y otras agrupaciones de carácter cívico.
     Los altares suelen disponerse en las fachadas elegidas por su belleza o majestuosidad o, en el caso de las hermandades, en el interior de la propia casa hermandad, dejando las puertas abiertas para que todo el público pueda contemplarlos. La decoración es, obviamente, de carácter religioso, abundando imágenes devocionales y cruces. Otros elementos muy comunes suelen ser el pan y el vino, que se pueden encontrar en los altares literalmente o mediante alusiones (haces de espigas de trigo y racimos de uva). De igual modo, la decoración floral también es significativa, pudiéndose encontrar una mayor profusión de flores y plantas decorativas junto a los altares que en otras zonas de las calles.
     Otro elemento singular de los altares de Brenes son las alfombras decorativas que se pueden encontrar junto a ciertos altares. 
     Estas originalmente eran de arena o serrín teñidos, pero desde hace unos años se pintan directamente en el suelo. La temática aquí es más amplia e imaginativa, pudiendo representarse desde palomas, símbolo del Espíritu Santo, hasta rosarios, custodias o referencias a una hermandad particular.
     La confección de los altares ocupa la tarde y la noche del día anterior al Corpus, si bien los diseños están consensuados por los artífices y preparados desde días antes. Los varones suelen encargarse del transporte de los materiales, en su mayoría cedidos por las hermandades, parroquia y algunos vecinos, y la construcción de las macroestructuras. En gran número de casos se aprovechan estructuras ya existentes, colgando telas, cuadros y espejos de los salientes de las fachadas, lo que facilita su montaje y desmontaje, mientras que a las mujeres corresponde la limpieza de los objetos y su disposición decorativa sobre las mesas. 
     También los niños suelen participar, pues a ellos se encomienda dar color a las alfombras decorativas que los mayores han perfilado sobre el suelo.
     Los elementos más costosos o delicados no se disponen sobre el altar hasta la misma mañana de la procesión, pero durante la noche, cuando el trabajo ya está terminado, las inmediaciones de cada altar se convierten en un lugar de encuentro para los vecinos de las calles donde se ubican, ya que con la excusa de vigilarlos, permanecen la noche en vela.
     Este es quizás uno de los aspectos más interesantes de los altares, la convivencia entre los vecinos durante la preparación y vigilancia del altar. Se constituye durante unas horas un nuevo espacio de convivencia en el que se pueden percibir ciertos elementos de identidad grupal, ya que quienes han erigido un altar no suelen participar de la convivencia de otro, salvo puntualmente, para visitarlo. Dichas identificaciones no se encuentran demasiado definidas y tampoco resultan muy evidentes, prueba de ello es que apenas existe rivalidad entre grupos a la hora de erigir un altar (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia y Leyenda de la Solemnidad del Corpus Christi;
     Un milagro eucarístico del siglo XIII fue el origen de la Fiesta del Corpus Christi, que la Iglesia celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad; aunque en algunos países las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral (en Sevilla se mantiene la festividad en el jueves). En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal. A mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal. 
      La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion. El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.
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