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lunes, 13 de mayo de 2024

Un paseo por el Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico, de Sevilla, dando un paseo por él.  
     Hoy, 13 de mayo, es el aniversario del fallecimiento (13 de mayo de 1965) del Doctor Barraquer, así hoy es el mejor día, para ExplicArte el Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Macarena, delimitado por las vías paseo Rey Juan Carlos I, c/ José Díaz, c/ Doctor Marañón, avda. Doctor Fedriani, c/ San Juan de Ribera, c/ Parlamento de Andalucía, c/ Resolana, y Puente de la Barqueta.
     El Barrio Doctor Barraquer-Grupo Renfe-Policlínico lo componen las vías siguientes: c/ Adelantado, c/ Andueza, c/ Antonio Buero Vallejo, c/ Avenzoar, c/ Avicena, c/ Basílica, c/ Carranza, avda. Concejal Alberto Jiménez-Becerril, plaza Doctor Barraquer, avda. Doctor Fedriani, c/ Doctor José Manuel Puelles de los Santos, c/ Doctor Letamendi, c/ Don Fadrique, c/ Esperanza, c/ Fancelli, c/ Fernán Martínez, c/ Ferrobús, c/ Jaira, c/ José Díaz, c/ José Ropero Vicente, c/ Juan de Astorga, c/ Juan de Robles, c/ Maimónides, c/ Marcos de Cabrera, c/ Monederos, c/ Parlamento de Andalucía, c/ Perafán de Rivera, c/ Resolana, avda. Sánchez Pizjuán, c/ Taf, c/ Talgo, c/ Ter, c/ Torrijiano, y c/ Vicente Espinal.
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
Doctor Barraquer. Se rotula en 1969 en memoria del barce­lonés Ignacio Barraquer Barraquer (1884-1965), eminente oftalmólogo que continuó las investigaciones iniciadas por su padre José Antonio Barraquer (1852-1924); a ambos se atribuye la invención de un nuevo sistema de operar cataratas, así como otros originales procedimientos de instrumental quirúrgico. La barriada se conoce popularmente como Barraquer, y cuando se menciona se hace referencia indistintamente tanto a ella como a la plaza, que es el único espacio pú­blico dentro del conjunto residencial. Se levanta sobre la antigua Huerta de Entre Ven­tas y parte del Mato de Mambrú; en este es­pacio rural se encontraba en 1892 la venta de los Escalones, en la confluencia del camino de La Algaba con el camino Viejo del Cementerio. Hacia 1959 había un núcleo de chabolas denominado Tapias de Cobián, por encontrarse a lo largo del lateral de dicha fábrica, en la actual calle Antonio Buero Vallejo, a espaldas de la barriada, que desapareció en 1963. Entre 1968-69 se levanta la primera fase de la barriada, y en 1977 la segunda; se configura así una plaza alargada, de calzada de asfalto y aceras de losetas de cemento en las que hay parterres bien cuidados con especies arbóreas como na­ranjos, ficus, aligustres, catalpas y plátanos. Cuenta también con algunos espacios cubiertos de albero con juegos de niños bastante deteriorados; su mobiliario urbano se completa con farolas de báculo y bancos de tubos.
     La edificación es de bloques de seis a diez plantas, de ladrillo visto, rojos los de la primera rase, y amarillos los de la segunda; los años de diferencia en la construcción entre ambas se reflejan también en el estado de conservación de sus fachadas. En uno de sus ángulos se levanta el colegio público de enseñanza preescolar Juan de Arguijo, construido hacia 1978. La mayor parte de los bajos cuenta con comerciales dedicados a diversos negocios de alimentación, talleres de reparación de automóviles, bares... Hasta mediados de los años setenta los vecinos tuvieron que soportar las emanaciones gaseosas y los ruidos de la fundición Cobián, cuyos hornos desarrollaban su actividad principalmente por la noche. Durante el año académico sufre la avalancha de vehículos de los estudiantes de la cercana Facultad de Medicina, que invaden tanto la plaza como los espacios aledaños a la barriada, por lo que se han tenido que colocar marmolillos para defender las aceras y zonas de paso. En la primera quincena de junio celebran una velada, en la que se monta un escenario, se adorna la plaza con guirnaldas y farolillos, se hacen concursos y hay actuaciones para chicos y mayores.
Grupo Renfe. Se levanta entre 1958-59 y desde entonces se conoce por esa denominación por ser una promoción para los empleados de dicha empresa pública. Se asienta sobre terrenos de los antiguos talleres de Renfe, tiene una planta cuadrada y esta cercada por un muro de fábrica y celosía de cerámica que sólo deja dos puntos de acceso a la barriada. El nivel del conjunto se encuentra por debajo del de Perafán de Rivera tiene cuatro calles con la aceras ajardinadas y una vía perimetral  entre los bloque y la tapia está total­mente abandonada, cubierta de vegetación silvestre y con acumulación de escombros. El alumbrado es de báculos murales; en su espacios ajardinados se encuentran naranjos, limoneros, araucarias, palmeras, etc., además de otras plantas como jazmines o damas de noche. Posee bloques de cuatro plantas con fachadas encaladas. Carece de locales comerciales, por lo que es frecuente ver por la mañana, vendedores ambulantes en torno a los que se forman grupos de amas de casa. En la barriada se respira una gran tranquilidad, que sólo a veces era perturbada por el cercano trazado del ferrocarril, levantado en 1990. En 1970 se rotulan oficialmente sus calles a propuesta del director de la Tercera Zona de Renfe, con los nombres de los trenes: Ter, Tal, Talgo y Ca­rreta; pero actualmente no tienen rótulo ninguna de ellas, los vecinos no las reconocen por su denominación oficial y en su dirección postal hacer referencia a Perafán de Rivera [Joaquín Cortés José, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Biografía del Doctor Barraquer, que le da nombre al Barrio reseñado
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     Ignacio Barraquer i Barraquer, (Barcelona, 25 de marzo de 1884 – 13 de mayo de 1965). Médico, oftalmólogo.
     Hijo de José Antonio Barraquer i Roviralta, estudió física y química en el Instituto General y Técnico de Barcelona en 1901. En 1902 estudió Histología en la Facultad de Medicina de París, comenzando a su vuelta la carrera de Medicina en la Facultad de Barcelona y terminándola en 1907. La influencia de su padre le hizo decantarse rápidamente por la oftalmología, comenzando a profundizar en ella incluso antes de acabar la carrera, ya que durante el año anterior a su terminación asistió de forma voluntaria como practicante meritorio al Dispensario de Oftalmología del Hospital de la Santa Cruz. Nada más acabar fue nombrado médico auxiliar de dicho hospital, y en 1908 obtuvo el grado de doctor tras la lectura y defensa de la tesis doctoral Dacriocistitis, obteniendo la calificación de sobresaliente. Posteriormente marchó a París y Montpellier, donde trabajó en diversas áreas, como histología, anatomía patológica y embriología, considerando que profundizar sobre estas materias era muy importante para su formación.
     De nuevo en Barcelona fue nombrado profesor auxiliar de la cátedra de Oftalmología y en 1921 designado profesor encargado de dicha cátedra, en el que tras dos años renuncia a seguir al no querer presentarse a las oposiciones para cubrir la cátedra vacante.
     En 1928 obtuvo una plaza de médico numerario del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, siendo nombrado en 1933 profesor libre de Oftalmología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Durante la Guerra Civil se desplazó a Tánger (Marruecos), donde ejerció privadamente. A su vuelta a Barcelona, tras terminar ésta, fue nombrado jefe del Servicio de Oftalmología de la Cruz Roja a la vez que acomete la construcción de la que denominaría Clínica Barraquer, un modelo innovador dotado de todos los adelantos en la oftalmología y con una organización no comparable a las existentes en otras clínicas de esta especialidad.
     En 1947 fundó el Instituto Barraquer, que sería un centro de referencia de la oftalmología mundial. Se trataba de un centro modélico cuyo objetivo no era sólo la asistencia, sino también la investigación y la formación de oftalmólogos. En cuanto a lo primero fue pionero no sólo en España, sino también en el mundo en la puesta en marcha de las técnicas más avanzadas en la especialidad. Por lo que se refiere a la docencia, concedía en aquellos años un enorme número de becas, dando una calidad de formación difícil de encontrar en otro lugar del mundo. De su escuela salieron oftalmólogos de diversos países con una magnífica formación, distinguiéndose por la gran cantidad de discípulos que formó y que alcanzaron altas cotas en la especialidad. Entre otros muchos, cabe destacar a Joaquín Barraquer i Moner, José Ignacio Barraquer i Moner y Joaquín Rutllán Juliá.
     La aportación de Barraquer i Barraquer al mundo de la oftalmología no se paró sólo en la creación de este centro, sino que se complementó una serie de aportaciones que tuvieron gran repercusión en el mundo de la oftalmología. Entre ellas, muy numerosas, cabe destacar la extracción total de la catarata, que puede considerarse como su gran aportación a la oftalmología.
     Para ello era necesaria la modificación absoluta de las técnicas que se utilizaban en ese momento con las que sólo se conseguía su extracción incompleta. En 1917, después de varias pruebas, construyó una ventosa adaptada a un generador de vacío para la extracción del cristalino. Éste aparato lo denominó erisífaco y a la técnica, facoérisis. Sobre esta técnica y su erisífaco fue introduciendo modificaciones en los años siguientes hasta perfeccionarla. Esta gran contribución fue reconocida enseguida por todos los oftalmólogos como una gran aportación, solicitando el académico Manuel Menacho Peyron permiso a Barraquer para presentarlo en la Real Academia de Medicina de Barcelona.
     Durante muchos años de su vida, Barraquer ocupó prácticamente todo su tiempo a la mejora de este método que fue notificando a través de sus escritos y comunicaciones a congresos nacionales e internacionales.
     La experiencia que acumuló con su técnica de extracción completa de la catarata fue realmente extraordinaria, y en 1919 ya había operado a mil pacientes que se convirtieron en dos mil en el año 1922. Su experiencia le llevó a sistematizar las indicaciones de la intervención y las contraindicaciones entre las que se encontraban los sujetos miopes, los menores de cuarenta años, las cataratas luxadas, las traumáticas y las maduradas. El “método de Barraquer” fue aceptado y muy utilizado hasta la aparición de la crioextracción. Además de en la cirugía de la catarata, aportó muchas novedades en diversas técnicas, como en la dacricistoplastia, en la cirugía del glaucoma y la miocampsis para la cirugía del estrabismo.
     No se distinguió, sin embargo, Barraquer por ser un gran publicista, quizás más bien todo lo contrario.
       Él pensaba que sólo se debía comunicar lo realmente novedoso, aquello que podía cambiar la forma de actuar los médicos, y que otros eran los más adecuados para escribir revisiones o artículos de divulgación. Por ello, su obra escrita es corta pero muy interesante y, sobre todo, importante y productiva. Entre sus trabajos destacan todos los referidos a la extracción de la catarata y las modificaciones de la técnica que fue realizando, otros muchos sobre dacriocistitis y sobre otras técnicas quirúrgicas, como las prótesis totales en la exenteraciones orbitarias, el uso de radium en los epiteliomas o la técnica de Gogin en el desprendimiento de retina. El trabajo titulado Extracción ideal de la catarata lo publicó conjuntamente con su padre, José Antonio Barraquer i Roviralta. En 1947 fundó y dirigió los denominados Estudios e informaciones oftalmológicos, que en 1959 pasaron a llamarse Anales del Instituto Barraquer.
      Barraquer recibió innumerables distinciones, honores y reconocimientos por su gran labor y aportación a la oftalmología nacional e internacional. Entre ellos, cabe destacar la Gran Cruz Alfonso X el Sabio, la de la Legión de Honor y la Medalla Nacional al Trabajo. Fue miembro de multitud de sociedades internacionales, como la belga, la francesa y la griega, y miembro del Colegio Internacional de Cirujanos.
     Fue, asimismo, presidente de la Sociedad Oftalmológica de Barcelona y académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina.
     En 1935 fue elegido académico de número de la Real Academia de Medicina de Barcelona, no llegando a ingresar al no leer su discurso (Manuel Díaz-Rubio García, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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